Literatura


Julio Flórez

La Libertad de pensamiento lo hizo sabio

Poeta, Julio Flórez (1867 – 1923)

Investigadora, Edda Cavarico (Contertulia de Tienes la Palabra)

La Historia de Colombia en los viejos textos, urge rectificación. La Literatura como Historia, se convirtió en la repetición de la repetidera. En la nueva versión habrá que superar los intereses institucionales y abrir paso al multi-pensamiento para presentar éticamente la revisión de los hechos que mal o bien construyeron la realidad nacional. Las huellas están en la palabra!. La dejaron –entre otros- los poetas y escritores en sus obras; en vez de clasificarlos fríamente con la medida de la vieja preceptiva literaria o, acordemente con las escuelas europeas olvidando que los americanos somos el producto del mestizaje étnico y multicultural, es importante leer en el metalenguaje, lo que consagraron entre líneas.

Además, la apertura incluyente sumará la influencia de movimientos o corrientes de pensamiento no reconocidos y/o satanizados por su condición de librepensamiento que –queramos o nó- construyó en parte a la Colombia político-partidista; un caso concreto es el de la Masonería influyente y decisiva desde la época libertaria con personajes como Miranda, Bolívar, Santander, Antonio Nariño y sus tertulias literarias de corte masónico, muchas de las cuales eran convocadas por las esposas de los próceres y las mujeres más cultas de la época que a su vez, participaban activamente en ellas y en las tareas libertarias.

Por estas razones me atrevo a mirar desde otro ángulo, al poeta Julio Flórez y su entorno. Al sacarlo de la nostalgia y meterlo en su derecho a la libertad de pensamiento para explicar los rituales que hasta ahora lo ponen como “un loco en el cementerio” o un nostálgico “sin remedio” enamorado de la muerte. No hay que olvidar que su padre fue Radical y desde niño le enseñó ideas Liberales radicales que incluían el concepto de Dios y la diferencia con las creencias religiosas y el prejuicio de llamar ateo a quien ejercía la libertad de pensamiento.

(Es de anotar que la biógrafa de Julio Flórez, Gloria Serpa-Flórez, explica la rebeldía del poeta contra el clero, al ejemplo y formación que recibió del padre. Igualmente afirma en el mismo texto como hito en la vida de Julio “su regreso hacia el ideal, hacia un idealmístico, que promete una prolongación consciente de la vida….”)

Por su temperamento alegre y musical, de fácil expresión y ánimo político partidista sembrado desde su infancia por los conflictos y persecuciones permanentes en Colombia, es posible que participara en alguno de los proyectos culturales políticos, desarrollados por las 30 Logias existentes y activistas durante la segunda mitad del siglo XIX, que además, actuaban en cadena no importándoles la división entre el Liberalismo conciliador de la Costa Atlántica y el Liberalismo radical, anticlerical de las logias de Bogotá, entre ellas la Logia Estrella del Tequendama No.11, cerrada en 1887 y reabierta en 1912, lo que da pie para investigar cómo los ideales de reforma política se difundieron en los grupos literarios retomando la experiencia de la generación patriótica, de manera aparentemente anárquica desde el punto de vista disciplinario de la institucionalidad.

La difusión del pensamiento liberal jamás de calló –en gran parte se continuó haciendo persona apersona o conformando grupos; un ejemplo de difusión y solidaridad corporativa, fue la presencia del masón José Manuel Marroquín, en la Gruta Simbólica que nació fruto de la consternación e injusticia que reinaba en 1899.

Pocos historiadores plantean como beligerante la participación de la Masonería en las revoluciones del siglo XIX, en Colombia. Alguno le adjudica a la Orden la culpabilidad de no atacar al General Mosquera en 1861, cuando estaba combatiendo en la Sabana de Bogotá, arguyendo la pertenencia, tanto del general París como su sustituto Ramón Espina, a la Masonería revolucionaria. Además, acusan a las logias de elaborar el programa político que se cumplió y de celebrar el triunfo de Mosquera con 7 discursos, 3 días después --números cabalísticos- afirmando que el movimiento fue encabezado por la Logia Estrella del Tequendama, cuya actitud –según el S.J. Rafael M. Granados (1), fue la de denigrar de la iglesia con frases como “…Destruyamos el solio pontificio, que se ostenta al lado del nuestro, empezando por expeler a su representante y a los socios de Jesús que tanto mal nos hacen…Destruyamos las órdenes monacales de uno y otro sexo; echemos por tierra sus monasterios, convirtámosles en caballerizas; …la sangre del sacerdote de Cristo sea siempre el vino de nuestras libaciones, y sus huesos confundidos acrezcan esa pirámide de nuestro testimonio, hasta el día espléndido de nuestro público triunfo…” según se lee en el texto “Historia general de Colombia”, 1978, octava edición, escrita por el sacerdote Granados.

Pero no hay consideración de los ideales que promovieron sobre la liberalización en contra del conservadurismo; solo registran –uno y otro- el mutuo rechazo de la institución en cuestión.

En la madrugada del 23 de Mayo de 1867, víspera del nacimiento de Julio Flórez en Chiquinquirá, Departamento de Boyacá, fue declarada la República en “Estado de guerra”, por parte del General Tomás Cipriano de Mosquera ( de la Logia Filantropía), a quien apresó el general Santos Acosta jefe del ejército, el mismo día. Lo detuvieron en el Observatorio Astronómico acusado de 23 cargos, recibiendo el indulto a condición de aceptar tres años de destierro.

El Médico, General Santos Acosta derogó la Ley de Inspección de cultos e impulso la campaña en contra de los “mosqueristas” que disfrutaron los breves mandatos de Tomás Cipriano de Mosquera que de acuerdo con su pensamiento exigía la separación de poderes entre la Iglesia católica y el Estado, más la libertad de cultos.

Una de las actitudes más criticada en la Historia escrita por religiosos fue la expedición de los Decretos de desamortización de bienes de manos muertas, ordenando que las propiedades de comunidades religiosas pasaran a la Nación, ante lo cual el clero trazó su estrategia: para que algunos edificios o tierras no los encontraran solos, abandonados, sin uso ni servicio, enviaban a miembros de las comunidades a ocuparlos temporalmente y así evitar la posesión estatal. Dos de los cambios de uso fueron: Santa Clara, pasó a ser cuartel y después escuela; Santo Domingo pasó a ser asilo de indigentes y refugio de enajenados.

La lucha ideológica le debió estimular el pensamiento a Julio Flórez cuando a sus 19años, en1876, porque nadie que no fuera Masón entendía qué era la “guerra de religión” desatada por el gobernador César Conto (masón) en contra de los católicos del Estado del Cauca, actitud con la que violentó los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad de la Masonería Universal, tratando de restaurar los Derechos desconocidos por los conservadores. En conclusión, apenas fue otra guerra civil bipartidista; solo en una de las batallas, la de “Los Chancos”, durante 7 horas de combate murieron 1.270 hombres, de ellos 770 conservadores.

Es de anotar que en el desorden archivista de la historia de las Logias, no pude establecer la cercanía de Julio Flórez con la masonería, pero es posible que a más de su formación de hogar, su vinculación o familiaridad con algunos masones literatos y activistas, explique en gran parte, el injusto trato intolerante que recibió, so pretexto de que era Liberal revolucionario como muchos otros menos ultrajados.

Fue tildado de sacrílego, blasfemo y apóstata, epítetos nada políticos; más bien, salidos de la concepción católica y correspondientes al politizado pontificado sostenido por el clero que ciegamente obedecía la aplicación de la excomunión a quienes pertenecieran a la Masonería, siguiendo la Primera Bula expedida en 1751 por Clemente XII en la que los condenaba a la pena de las galeras, que fue reconfirmada y aumentada con la excomunión por Benedicto XV, vuelta a reconfirmar en 1884 por el Papa León XIII y más adelante por Juan XXIII, conservándose vigente hasta la fecha.

También fueron masones de la Logia Estrella del Tequendama, fundada por los político- revolucionarios y poetas: Jorge Isaacs (además fundador de la Logia Aurora, en el Cauca y peleó en contra del General Mosquera), José Ma. Samper, José Manuel Marroquín, José Ma. Vergara y Vergara, José Ma. Vargas Vila, Tomás Carrasquilla, Vargas Tejada y Diego Fallon, según el historiador de la masonería el jurista colombiano y Venerable Gran Maestro de la Gran Logia de Colombia, grado 33, Cesáreo Rocha quien además, habla en su libro de la Logia Luz del Tolima fundada en 1864 y me atrevo a pensar que como revolucionaria que fue, impulso las guerras en esa zona. En otros textos masónicos reseñan a Rafael Pombo como masón. Un dato curioso es que el grupo exaltado de “los Gólgotas” (Liberales), era popularmente así llamado porque su orador José Ma. Samper en todos sus discursos políticos –por impactar al pueblo- hablaba del Mártir del Gólgota.

Cabe aquí tener en cuenta que la difusión de las ideas liberales revolucionarias de cambio social se difundieron a través de las llamadas “culebras” que eran organizaciones políticas de composición popular que surgieron en 1850, proliferaron y se sostuvieron hasta 1880, pasando tristemente a la Historia la “Pico de oro”, en Bucaramanga, que en 1879 arremetió contra la vida de varios comerciantes.

La “adolorida” y “sentimental” poesía popular de Flórez puede ser fruto de la situación de injusticia y descalificación clerical que lo acompañó desde el nacimiento y que, ocasionó la huída y persecución de su familia paterna. Como también es posible que sea la razón de su sensibilidad a “flor de piel” el estimulo y convicción de la Declaración de los Derechos del Hombre (creados y promovidos por la Masonería francesa), difundidos en las tenidas masónicas, en los periódicos de la época y en las charlas informales.

En 1882,otra víctima del clero, José Ma. Vargas Vila, se dedicó a la publicación panfletaria en Bogotá, más anticlerical que partidista. Otro masón fue Rafael Pombo quien injustamente es calificado de ateo cuando él en sus poemas se refería al Arquitecto del Universo, un dios filosófico.

En1883, un hermano del poeta Flórez es herido en un mitin político y fallece cuatro años después, cuando otras luchas gobiernistas y antigobiernistas al fin lograron la Constitución de 1886, por parte de Rafael Núñez, abriendo posibilidades a la educación en Ingeniería y Medicina, además de inaugurarse el tranvía en Bogotá.

En 1889destinaron 800 mil pesos para la construcción del Teatro Cristóbal Colón, mediante la Ley del 25 de octubre, en contraste con el descuido que ocasionó el incendio de la Plaza de Bolívar en 1900, en el costado occidental, y la destrucción del archivo municipal guardado desde la Colonia. En 1891 otro de sus hermanos es llevado a prisión, seguramente victima de las revueltas politiqueras.

Un año antes de que Bogotá tuviera luz eléctrica, las discrepancias partidistas, los intereses personales y la ambición de poder, continuaban siendo personajes que en la sombra alumbraban el ansia guerrerista. En ese desordenamiento surgió la Gruta Simbólica, en 1899 -que es posible recibiera tardíamente la influencia de las llamadas “Tardes masónicas de la aldea”. El nombre se lo dio el masón contertulio Luis Mora y siempre fue liderada por Julio Flórez.

Sesionó en la casa No. 203, acera occidental, carrera 5 entre calles 16 y 17.Se dice que fue llamada “simbólica” por la presencia del simbolismo como movimiento literario, pero igualmente se puede pensar que la presencia masónica de José Manuel Marroquín y otros, influyera en la adopción de esa palabra propia de la masonería (Masonería simbólica, que señala o distingue su presencia en cualquier lugar sin distingo de grados, en donde las lecciones y consignas son comunicaciones por medio de símbolos; igualmente se practica la lectura y la escritura simbólica). Un referente que da pie para pensar en cómo diferenciaba a los participantes masones de los asistentes profanos (no masones), es el denominarlos “hijos de la noche”, en contraste con su título simbólico institucional de “hijos de la luz, hermanos poetas”.

Consultando la hemeroteca, en la colección de Credencial, un escrito de Juana Salamanca Uribe, sobre la Masonería y la Gruta Simbólica, en la descripción del salón dice: “ocupa el lugar más importante” una serpiente que lo rodea y abre las fauces en determinado momento. Consultando la Enciclopedia de la Masonería, se encuentra la explicación del simbolismo de la “serpiente” como elemento propio de las iniciaciones en las religiones antiguas y masónicamente correspondiente al grado 25, Caballero de la Serpiente, del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, convirtiéndose en otro elemento demostrativo de que la cultura masónica estuvo presente en la Gruta; además, recordemos que “culebras” eran los que difundían puerta a puerta los principios libertarios masónicos. Otros historiadores afirman que en el grupo literario, como en toda la sociedad, “influyó la Masonería en el pensamiento político con los líderes del Olimpo Radical,

Anoto que la periodista Salamanca Uribe afirma que la Gruta Simbólica correspondía a la concepción burlesca de la Masonería, propia de sus integrantes, olvidándose del momento de las persecuciones política y religiosa y, de los momentos revolucionarios guerreristas; además, podría ejercer secretamente como logia dado que la Masonería cayó en 1886 y las logias solo reiniciaron labores en 1912.

En otro artículo de la misma autora, reseña que Luis Mora afirmó que los poetas de la Gruta rechazaban el simbolismo literario. Igualmente registra la entrega del grado Noctívago No. 33, en sesiones especiales, parodiando los grados de la hermandad, desconociendo que cada Mason busca una especie de seudónimo y esa podría ser una forma camuflada porque el 33 es el mayor grado en la masonería escocesa que regía en esa época en Colombia.

Pero lo más grave fue el ataque de un obispo de Bogotá -registrado en la Historia de la Logia Estrella del Tequendama- que empleo como arma la difamación de los poetas de la Gruta, afirmando que se reunían en el sótano de la casa donde sesionaban para beber sangre de niño sacrificado, como parte del ritual masónico.

Al quedar las logias en tinieblas o cerradas, la investidura no lo perdían sus miembros; por eso, presento la lista de Gobernaciones de Estado ejercidas por masones durante esa época: Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander y Tolima, como prueba del poder que continuaban ostentando.

La Gruta se desintegró en 1903, un año después de la instalación del servicio telefónico en la ciudad, casuístico con el cambio político.

Sin embargo, con otra dinámica conducida por el Jetón Ferro continuó existiendo unos cuantos años más, con el culto que le rindió en la “Isla del Santuario” ubicada en medio de la Laguna de Fúquene, (Departamento de Boyacá), hoy vigilada por el Instituto Agustín Codassi por ser el único punto del planeta que carece de minerales y permite tomas mediciones necesarias para la navegación aérea y marítima. El lugar, en los años pre-Guerra de los Mil días, era propiedad de Epaminondas Sánchez; pronto pasó a manos Danilo Parra; el Jetón allí instalado continuo el trazo y apertura de caminos-avenida o senderos que terminan en pequeñas estancias bautizadas con el nombre de algún integrante de la Gruta Simbólica; una de ellos fue bautizado “Julio Flórez”, como lo constatamos las contertulias de Tienes la Palabra en visita al lugar.

Para sus biógrafos fue importante la amistad que Flórez entabló en la Gruta con el flautista y pianista, Emilio Murillo, compositor de la llamada música nacionalista de carácter popular, quien fue su compañero de presidio en el Panóptico; seguramente no solo se complementaban como poeta y musicalizador , sino por la importancia del tiple en la vida bohemia de la Gruta y del poeta.

Por orden del General Aristides Fernández, es encarcelado Julio Flórez junto con su amigo Emilio Murillo en el Panóptico de Bogotá cuya compra de terreno data de 1872 y hoy es el Museo Nacional sin que tengan en cuenta su paso por allí dos años antes de que terminara la Revolución de los Mil días (1899-1902) tal vez la más deprimente guerra civil sufrida hasta esa fecha. Sin embargo, en el imaginario nacional, solo fue una más de las registradas en la Historia de Colombia que es coincidente con la Historia Militar por la permanencia del conflicto político-armado justificado con la inconformidad revolucionaria del Liberalismo, con la pérdida del poder y con el reclamo de la reforma constitucional de 1886, calificada de “monárquica” hasta por el mismo grupo político presidencial. Los dos bandos enfrentados fueron: Conservadores y Liberales revolucionarios. Entre los poetas que dejaron su huella en esa guerra están: Ismael Enrique Arciniegas (Intendente del Ejército en la Batalla de Enciso), que debió llevar a lomo de mula y en petacas, la plata para pagar el costo del conflicto; los escritores José Joaquín Casas y Pombo quienes le dedicaron versos a la guerra.

Lo más grave de la detención de Flórez es que era una cárcel tan antihigiénica o más que las de ahora. Allí sufrió una infección molar que el Ministro General Aristides Fernández, impidió que le fuera tratada médica u odontológicamente, teniendo como consecuencia la invasión infecciosa de la glándula parótida izquierda . Pero el resentimiento y espíritu combativo de Julio Flórez lo llevó a que, en vez de que pasara el militar a la historia oscura de la violación de los Derechos en Colombia, quedara consagrado en el Literatura con su poema “El chacal”.

Al año siguiente de la detención de Julio Flórez, murió otro de sus hermanos, en 1891.

Terminó la guerra y continuaron el odio, la venganza y la ambición….Por consiguiente, las persecuciones. A la fecha se ignora la verdadera razón de la “venta” del Canal de Panamá en 1903, a los Estados Unidos de América. Se arguye que el país agonizaba en la máxima pobreza, lógicamente, consecuencia de la reciente guerra y las anteriores. La soberanía no la supieron ejercer los gobernantes. Y, en 1903 fue elegido Presidente el General Rafael Reyes, ejerciendo el cargo hasta parte del 1909. Hombre de viajes y conocedor del ser humano con criterio de estadista, quedó en la memoria de Panamá como quien presentó a nombre de su patria un Memorial de agravios contra la actitud que calificó de iniquidad internacional. Como militar se caracterizó por las rápidas marchas en las campañas que desconcertaban al enemigo. En 1905 suspendió el Consejo de Estado, estableció la representación de las minorías, y creó hasta 34 departamentos en el territorio nacional.

En ese ambiente de cambio el General Reyes le brindó a Flórez la oportunidad de prestar servicio público en la Diplomacia; él no encontró reparo porque su situación, lo sabía, se debía más a la persecución ideológica del clero, que a la campaña partidista mezclada en todas las acciones. Lo irónico es que el Presidente, a su vez, fue desprestigiado por la ignorancia de los politiqueros que lo acusaban y denigraban por no ser poeta. A su regreso, en 1909, Flórez encontró en el poder al General Jorge Holguín

Registran los biógrafos que el primer país que visitó Flórez en su exilio, en una especie de gira centroamericana fue Nicaragua, donde residía su amigo y hermano masón Rubén Darío, iniciado el año del nacimiento de Flórez, 1867, en Matagalpa.

Aquí cabe otro referente: algunos biógrafos afirman que el autor preferido de Flórez fue Víctor Hugo, también Masón, identificándose en el pensamiento sobre la justicia social y la preservación de los Derechos, característica de la poesía social del autor de “La araña” y las obras del Francés.

Con relación a su vínculo con Méjico (hacia 1907), con Porfirio Díaz, la condición del poeta reconocido y la plena confianza del mandatario Masón en las calidades de Flórez, plantea la duda de si lo vio como su “hermano” en la fraternidad. Lo particular es que Díaz fundó la Logia Cristo No. 1, en Oaxaca, en 1911, tiempo después de ser iniciado.

En cuanto a la versión del poeta dada al entonces periodista Luis Enrique Osorio, en la que con sencillez y naturalidad aceptó que tenía un cráneo humano en su alcoba y que bebió en este y en alguno otro, acota el entrevistador la afirmación del poeta:“en el cementerio se sentía como en su casa”, es de anotar otra coincidencia con la Masonería que tiene criterios diferentes sobre la muerte; no se muere, se transforma. Y, en el ritual de iniciación el aspirante renuncia a las vanidades y es enterrado en una fosa para resucitar en la búsqueda de la comprensión de los misterios; además, en las ceremonias fúnebres el salón es decorado con calaveras y canillas (tibia, hueso entre la rodilla y el pie))

En la cultura ritual masónica, el cráneo o la calavera y las canillas hacen parte de la misma. Igualmente son coincidente con esa cultura sus versos a Silva, que denuncian su criterio sobre la muerte y el reclamo contra la iglesia católica por rechazar al suicida; dicen: “Allí no van los monjes vanos y oscuros / allí no van los miopes del pensamiento / ni menos los miedosos ni los impuros”…Para Flores, acota uno de sus biógrafos, se convirtieron en la reclamación permanente y la recitación cotidiana de protesta, entre otras cosas, por la amonestación que recibió del Obispo cuando los leyó en la ceremonia del entierro de su amigo.

El ultimo escenario en el que vivió el poeta fue Usiacurí, lugar contaminado con el olor a azufre.

Este año, 2013, decidí viajar e indagar sobre el terreno y percibir en la leyenda, qué era esa población nunca definida por los biógrafos de Flórez. Encontré la explicación cuando abordando el pueblo por la única calle que tiene, como si estuviera desenrollando una serpentina, ni la iglesia que corona el cerro de 90mts de altura, ni las casas, correspondían a un proceso de desarrollo urbanístico con rastros de ayer, solo con la presencia del hoy. Percibí que era un pueblo prefabricado!, como en sí lo es. La iglesia de 400 años de construcción recibió “restauración” y votaron el altar mayor original.

La población se siente trasplantada!...Son costeños del interior, pero sin raíces, sin pertenencia; sencillamente lo habitan!...Al fin descubrí a una descendiente mokana,Ketty Zapata quien me tradujo la palabra Usiacurí: usia = nombre de cacique (o gente) / curi= tótem (culebra). Es lengua Wha, en proceso de recuperación junto con la tradición oral de hábitos y costumbres.

Leyendo la versión de Padilla Jiménez (no nativo ni heredero de tradiciones), encontré diferente la traducción del vocablo Usiacurí, correspondiente a la lógica de una versión españolizada; Usia= tratamiento español de cortesía / curí= cacique, que plantea la duda de si la palabra es nativa no puede leerse desde la cultura impuesta por los españoles. Allí mismo encontré una corrección a la escritura del vocablo: la forma correcta es washakury. El dilema hace parte del trabajo de reconstrucción nativa que adelantaron los descendientes Mokana desde 1955, en gran parte liderado por Ketty Zapata, con el fin recibir el reconocimiento de la ONIC, logrado en 1998; sin embrago, el movimiento de reafirmación continua con la activa participación de los ancianos relatores de la tradición oral; inclusive tratan de restaurar la música y la danza ancestrales. A la fecha cuenta con 55 vocablos recuperados.

Los Mokana descienden de los Caribes centroamericanos; en Venezuela construyeron los asentamientos de Maracapana y Caracas; otros llegaron a la Sierra Nevada; se distribuyeron en el hoy Departamento del Atlántico y se asentaron en Tubará, como epicentro, para avanzar a Galapa, Puerto-colombia, Malambo, Piajo, Baranoha y Usiacurí. Los restos de esa cultura que confirmen su existencia y comuniquen sus costumbres, están en Tubará, cuyo rastro es un petroglifo de gran tamaño que según dicen, es prehispánico. Otros pobladores comentan que en el barrio Granada, encontraron pedazos de tiestos y algunos entierros, pero hasta la fecha no se ha designado una comisión antropológica y/o arqueológica se ocupa de la investigación.

El destino medicinal de Usiacurí, parece utilizado desde épocas remotas por los chamanes. Es zona de aguas, según la tradición oral, unas marinas y otras de agua dulce, que son objeto de leyendas de curación. Dice la tradición que Shacanita, sobrina del cacique, sufría de enrojecimiento y ardor de los ojos; tan de malas que le cayó leche de un fruto arbóreo y la encegueció; entonces, le ordenaron bañarse con el agua de los pozos y poco a poco recuperó la vista. Con el paso del tiempo la investigación científica comprobó el beneficio de los manantiales naturales subterráneos que contienen minerales; tienen valor terapéutico y son bacteriológicamente sanas; las recomiendan para rebajar o extinguir tumores, quistes, curas oftálmicas, adenocarcinoma papilar,etc.

Actualmente, dos pozos están dentro del perímetro demarcado como punto de residencia de Julio Flórez; seguramente de ellos tomaba el agua para mejorar su dispepsia. Los otros 4, están a pocos metros de distancia; sirvieron y todavía sirven de acueducto para algunas personas que diariamente llenan sus baldes.

Como es fácil en Colombia, a la leyenda se la come el tiempo y pasa a la Historia ocupando el último renglón en la educación escolar, con el riesgo de que sufra alteración grave de la tradición cuando la trascriben a los textos. Usicurí, no es la excepción; si bien, el logro de construir la biblioteca es trascendental, no hay documentos sobre la localidad; allí hasta la Historia es nueva!. El único relato que casi manuscritamente compila la investigación sobre cómo se formó el pueblo, es el trabajo que reposa en uno de los estantes elaborado por el maestro Ismael Padilla Jiménez. Inclusive, en la “Casa Museo Flórez” la información es deficiente; reúne algunos objetos que lo acompañaron, algunos libros que formaban su biblioteca y algunas publicaciones de su poesía. Pero información profunda no hay. Más aún, la conmemoración de su muerte hace 90 años, se hizo en un recinto cerrado en Bogotá, sin pena y sin gloria; fue casi confidencial. En la 26ª Feria del Libro, en Bogotá, hubo dos horas dedicadas a su memoria tituladas “Homenaje al poeta Julio Flórez”, convocadas por Idartes, dependencia de la Secretaria de Cultura de Bogotá.

Pero centrándome en Usiacurí, para desgracia de la población indígena y enriquecimiento de las generaciones mestizas sobre los Derechos de los nativos, la historia pos-invación española, parte del abuso que sufrió la población nativa dueña y señora de la zona; el resguardo fue “descubierto” en 1533 y convertido en aldea por Francisco Cesar; parece que eran solo 10 bohíos construidos en bareque y madera con techo de paja, que también fue visitado por el invasor Pedro de Heredia. Con la trayectoria de la usurpación y sometimiento, en 1545 fue erigido a Corregimiento por el gobierno de Cartagena, haciendo parte del Estado Soberano de Bolívar.

El asentamiento también llamó la atención de los gobernantes mestizos; en el siglo XIX fue sacado Usiacurí a subasta como consecuencia de la demanda impuesta por Rafael Palacio Vargas, con la coincidencia de que el único postor fue su hermano Manuel quien se beneficio; el juez era el tercer hermano en la acomodación del negociado. Lo lamentable es que la ambición está corroyendo a quienes llegan allí asegurando que hay petróleo y que es urgente la explotación; por eso, la carretera que a 20 minutos conduce al mar, ya se logró. Pero si entran a perforar, se desmorona; es una elevación arenisca.

Sin más rodeos, regreso a mi consulta en la biblioteca de la población; cuando la terminé ya tenía la explicación a mi pregunta: Qué llevó a Flórez a esa lejanía, cuando en otros lugares más cercanos a Bogotá podía tomar baños termales y consumir agua mineralizada?......

Las respuestas que me di, fueron: Primero, que venía del exilio y en el país todo había empeorado: las garantías no existían y las persecuciones continuaban. Entonces, sus amigos barranquilleros como el masón Gabriel Arango Valencia y los panameños, posiblemente también vinculados a las logias regidas por el Supremo Consejo Neogranadino de Cartagena, por esa misma condición solidaria le abrieron las puertas, lo recibieron y le ofrecieron pleno apoyo. Lo acompañaron en el automóvil que siempre le prestaba Belisario Porras, masón iniciado en Panamá, que los llevaba hasta donde había carreteable para continuar el viaje a caballo. Segundo, que el sufrimiento de 20 años lo acongojaba al padecer fuertes dolores estomacales que calmaba con bicarbonato; y, que ya sabía que ni en Estados Unidos de América, ni en Panamá, ni en Bogotá, se los podían curar. La única esperanza eran los baños en las aguas minerales de los pozos y el consumo de la misma. Pero el viejo problema de la glándula parótida infectada durante su encarcelamiento, creció mientras vivía en Usiacurí, naciendo las células cancerosas que le desfiguraron la cara y le produjeron la muerte en medio del sufrimiento físico, así las aguas fueran recomendadas para tumores, pero no para todos los tumores.

El sino es perverso!.

Pueblo chiquito, infierno grande, dice la tradición popular. Pues eso era parte de la angustia y depresión que sufrió Flórez. Tan vilipendiado fue el poeta, que se hizo voz popular el repetir que“ su enfermedad era un castigo divino por haber besado a una muerta durante las reuniones exóticas que celebraba con sus amigos en el Cementerio Central de Bogotá durante la existencia de la Gruta Simbólica”. Por lo mismo, no creo en los críticos y biógrafos que lo califican de “romántico”; creo en un hombre que confiaba en las libertades, las ejerció y se labró su valentía, su dignidad y su camino espiritual con la masonería donde encontró con quienes hablar abiertamente del poder absoluto y torpe de la iglesia católica, ejercido con la misma ignorancia y el poder de la Edad Media, inquisidora y guerrera, que lo victimizó para incrementar con miedo infernal sus propios intereses.

De todas esas experiencias, más bien creo que su poesía obedece al carácter político y de justicia social, con pinceladas reivindicatorias, similares a las que le dieron a sus composiciones Jorge Isaacs, Rafael Pombo, Marroquín y José Ma. Vargas Vila, masones que ejercían la razón filosófica que reemplazara el concepto católico de un Dios castigador y guerrero a favor de unos y en contra de otros, porque en Colombia se llaga hasta bendecir los fusiles.

Uno de los integrantes de la Gruta simbólica, describió la actitud poética de Flórez así: “…le refería al pueblo sus pesares, o maldecía con él a los que consideraba sus tiranos, o anunciaba el advenimiento de la justicia. Era como un árbol que a la menor sacudida dejaba caer la flor de sus estrofas…” es decir, su sensibilidad hacia la justicia social, lo identificó con el pueblo que sufría la pobreza por el abuso de las administraciones gubernamentales, la guerra y las persecuciones tanto políticas como eclesiásticas y militares.

En 1910 para apoyar la labor humanitaria de la Cruz Roja, Flórez ofreció un recital en el teatro Colón, dentro de las celebraciones del Centenario de la Independencia. Al año siguiente 1911, se fundó el periódico El Tiempo, que años después manipuló la información política nacional y fue copartícipe, casi co-governante en distintos momentos históricos bipartidistas. Es de anotar que la pertenencia del propietario-Director del diario, Eduardo Santos, a la Logia Estrella del Tequendama, restaurado el acallamiento de la Orden en Colombia, no es fácil de documentar.

Se presta, también, para suspicacia, el regreso de Flórez a Bogotá en 1912, cuando otro masón, Rafael Uribe Uribe, que estaba al mando de las fuerzas Liberales Radicales todavía en conflicto con los Conservadores. Flórez aprovecho la circunstancia y le vendió por 125 pesos oro, al Genera, 500 ejemplares de su folleto, publicado en Cartagena, “Flecha roja”; la compra fue acusada en carta de Uribe con la afirmación que todos los copartidarios leían sus versos ávidamente; dice: “…Cuando solo pensar era un delito y era virtud la delación, y era / la altivez un crimen, oír la oscura esfera, desgarrando la noche, cruzó un grito…”

Ni morir pudo en paz!.

Con la duda de si fue o nó Masón, se logra establecer que actuó como tal, por lo menos en lo anticlerical y en lo alejado de la religiosidad católica, respetando la excomunión papal. Vivió en Usiacurí tal y como el Gran Arquitecto del Universo (el Dios filosófico de los masones) exige: en paz consigo mismo, cumpliendo con sus deberes de ser humano y las responsabilidades para consigo mismo y su familia. Solo me queda la duda sobre su convivencia con una niña de 14 años que en esa época, posiblemente, no alcanzaba al desarrollo pleno de la pubertad; lo pienso porque no deja, por cualquier lado que se le mire, de ser un abuso con una menor, claro está visto en el hoy; en esa época y después de los abusos de los opresores, era común y corriente.

Vuelvo a la reseña sobre la confesión de culpas que le obligaron hacer a Julio Flórez quien actuaba de la misma manera que un Masón, accediendo por presión social y miedo al repudio de que podrían ser victimas sus hijos.

El Padre Casalins, después de la visita que recibiera el poeta del Obispo de Tunja, Monseñor Maldonado, para reconciliar su alma con la iglesia, se propuso conquistarlo para su salvación religiosa como Cura de Baranoa, población cercana a Usiacurí.

La trascripción que la biógrafa hace de la versión dada por el sacerdote, quien narra cómo el poeta envió a un amigo para solicitarle el favor de presenciar su matrimonio, afirma que después de saludarlos (a la familia y a doña Petrona), “el poeta me manifestó su deseo de legitimar sus hijos por medio del matrimonio eclesiástico. Lo gratulé por su laudable resolución insinuándole al mismo tiempo, la conveniencia de la confesión….”

El respondió:- Voy a hacer esto como un acto social, pero yo no creo en estas cosas.

-Y la señora que va a ser su esposa, tiene usted inconveniente en que ella se confiese?

-Ah! No, yo respeto mucho la libertad ajena. Si ella quiere, bien puede hacerlo.

Las respuestas corresponden a la libertaria, respetuosa y tolerante cultura masónica.

Anota anecdóticamente la versión del religioso que, le pidió al Sagrado Corazón que le ayudara en la confesión de Julio Flórez y deja entrever que así fue. Ante la insistencia, en cada visita del Cura Maldonado, un día, el poeta, accedió así:

-Padre, yo a usted no lo contrarío.

Flórez ante la mujer,es un punto que me preocupa. Amaba a la mujer, genéricamente hablando? O, en un momento sintió que abuso de ella?.....Creo que son muchos los poemas suyos referentes al amor; algunos todavía poco divulgados; pero, considero que siendo un hombre festivo, reconocido socialmente, hubiera podido escribir a distintas mujeres en diferentes relaciones no necesariamente pasionales. Por eso, me llama la atención que en su poema “Mi retiro del monte”, escribiera:…”Cerré todas las puertas a lo vicios, / abandoné las broncas bacanales / y huí de los inmensos precipicios / lanzándome a regiones inmortales….” Más adelante testimonia el respeto a sí mismo y el desamor que lo acompaña cuando dice:…”“Ni falso amigo ni mujer liviana / cerca de mi; la azul enredadera / y el roble rico de vejez lozana / son y serán mi amigo y compañera…”

En la biografía publicada por Editorial Planeta, escrita por Serpa-Flórez, está transcrita una entrevista que concedió al entonces periodista Luis Enrique Osorio, el autor de obras de teatro y director, que publicó en El Tiempo. Con relación al amor y la mujer dijo el poeta: “Yo sostengo que el amor a la mujer, con excepción del muy platónico, que por ser puro merece igualarse al de la naturaleza, es deprimente para el hombre…Es lo que enloda nuestro espíritu! Lo que nos hace arrastrar por la tierra!...Lo digo porque lo he experimentado. Además opino que el tema de la mujer no sirve para cantarlo. Las mujeres las que debían ahora cantar al hombre. El poeta qué más puede decirle?, es un género que debería abandonar por completo”…En un texto en prosa escribió “Las mujeres siempre son tan débiles, los hombres tan canallas….”

Con la madurez emocional que cree el poeta que encontró, no es fácil explicase un analista la personalidad de Flórez, la actitud de enamoramiento pasional de una adolescente de 14 años (para otros de 16), seguramente con la aprobación de la familia por mala costumbre social de servir al superior y hasta de sentirse honrado con ello. A éste propósito es curioso el concepto que registra la biógrafa Gloria Serpa, endilgado a un crítico español, refiriéndose al poeta, que dice: “…El erotismo de Flórez es agudo, triste, casi morboso, imprime a su poesía un sello lúgubre, semi-elegíaco que a mí se me figura de puro sabor hispanoamericano, pues nadie ignora que en esas hirvientes latitudes el deseo se enciende con rabia febril, y la saciedad deja en el espíritu la abrumadora tristeza de las ilusiones muertas…”

Flórez murió como sus flores negras

Anoto,para terminar mi Ensayo, que en el Museo Nacional de Colombia solo hay dos piezas referentes al poeta; un bastón japonés y un retrato sobre una paleta de pintura. Que en la casa-museo de Usiacurí registran como abuelos a: Jacinto Flórez y Gertrudis Rodríguez; y, a Dionisio Roa y Jacinta Pinillos, dato ausente en las biografías; solamente hacen mención del padre como médico y funcionario público, pero poca o ninguna valoración trascendental hacen de su sentido anticlerical y su vinculación con los Liberales Radicales mayormente masones, actitud que captó el Dr. infundió en el poeta hijo; tampoco encontré poesía de él.

Por curiosidad, reseño los siguiente: En la Gran Enciclopedia de Colombia, Biografías, Abad-Lemaitre, refiriéndose al poeta afirman que fue el fundador de la Gruta Simbólica junto con cinco amigos y se reunían 70 miembros. Agrega: “por el amordazamiento y censura, determinaron reuniéndose en cofradía o hermandades pacíficas que los protegían de la avidez del presente”

Una curiosidad sobre la vida alternativa de Flórez, la registra Aurelio Martínez Mutis en la biografía “Su vida y su obra”, publicada por el Instituto Caro y Cuervo en 1973. Se trata de la afirmación de que contando con algún dinero compró la casa de paja en Usiacurí y otras cercanas que le proporcionaban renta, a la vez que conformó un hato con 100 cabezas de ganado lechero, vacas, que también le proporcionaban las ganancias propias de la lechería que organizó para vender el producto en Barranquilla. Así que, cuando pintan a Julio Flórez como un pobre bohemio durmiendo, tirado, en una chichería para ganarse unas monedas, surge la duda. Era de temperamento emprendedor e independiente.

La Lira nueva”

La mala y generalizada costumbre colombiana de reconocer dificultosamente la labor del otro, se presentó en 1886 con la publicación de Rivas Groot “La lira nueva”, cuyo objetivo era buscar y promover la novedad poética; ese mismo año, Julio Añez editó, en dos tomos, el “Parnaso colombiano”. Los presuntos críticos, por no decir criticones, a ambas le encontraron “grandes” defectos siendo que, la política de selección fue similar; pero lo anecdótico es que Rivas Groot prologó ambas ediciones.

La de Añez, fue calificada como informativa del lector común y dato curioso, incluyó mujeres poetas. La de Rivas Groot incluyó a Julio Flórezquien en ese momento era menor de 30 años de edad, es decir no estaba consagrado; era joven en la poesía.

En 1993 el Instituto Caro y Cuervo publicó en facsímil la “Lira nueva” que fue prologado por Fernando Charry Lara con el título “La lira nueva y la poética de su tiempo”; en él afirma: “Rivas buscó nuevos caminos de la poesía” y, a él lo califica como “pensador profundo y artista perfecto”.

Según los analistas de ese momento histórico poético, “los jóvenes conformaban una reacción al romanticismo que comenzó –apara algunos- en 1860, aseverando que la poesía americana fue una escuela facilitada por la exuberancia de la naturaleza. Y, también señalan el nacimiento del simbolismo en 1886, acorde con la famosa frase francesa “las cosas no se nombran, se sugieren”.

Uno de los poetas de la Lira, Ismael Enrique Arciniegas, escribió al respecto: “…es un intento sin jactancia para ver si se descubría un camino nuevo, porque creíamos que el que llevaba la poesía entre nosotros, no correspondía ya a distintos modos de sentir y a distintas maneras más elegantes de expresión….”

El resumen de la discordia antológica se advierte en un fragmento del soneto de Rivas Groot que dice:

Solloza tu laúd, mi lira canta

Tu eres la ancianidad que se derrumba

yo soy la juventud que se levanta.

En algunos comentarios literarios se encuentra reseñada la “Lira nueva” como la primera antología publicada hasta esa fecha. Para otros es la segunda, siendo la primera el “Parnaso colombiano”. Y, alguien registra que entre 1848 y 1886, publicaron 33 antologías.

Qué dijeron?

  • No obstante estar reseñado El Clarín, en la Historia del Periodismo colombiano como fundado en 1898 y anotar que las oficinas estaban ubicadas en el Parque Santander y que contó con colaboradores como Jorge Isaacs, Julio de Francisco y Vargas Vila, que trataban temas políticos, literarios y de interés general, algún historiador de la literatura anota el comentario que ese diario publicó sobre La lira nueva: “…no solo faltan allí cosas….también hay mucho mediano y muchísimo malo y no poco absurdo…”

  • Rafael Pombo, quien no fue incluido porque a esa fecha ya era famoso, refiriéndose a la Lira, escribió: “considerable parte no corresponde al programa; antes parece ser su censura adelantada como que no faltan allí intimidades, vaguedades sin contorno y filósofos de Calígula…” (emperador romano)

  • Y, no faltó el crítico que calificara la generación de la Lira como “altamente influenciada por Zorrilla”.

  • Unos afirman que la Lira nueva incluyó 35 poetas y otros que solamente 33. La verdad es que no incluyó mujeres.

Concluyo:

Que la vida privada de Flórez quedó sepultada con su cuerpo.

No pude comprobar su calidad de iniciado en la Masonería, aunque sí su vinculación y su hermandad con muchos de ellos en Colombia y en los países que visitó en su gira (nunca fue un exilio).

Además, tampoco creo que la influencia religiosa colegial lo llevara al punto casi de ser misógino o visitante asiduo de los prostíbulos, por prejuicio de hombría. Más bien anoto que entre las cualidades de la Masonería está el respeto, la consideración y la protección a la mujer; sin embargo, Flórez deja traslucir en su poesía alguna mala experiencia o alguna parte prostituida de su vida, o más aún, la incógnita –repito-de su conflicto de personalidad, habiendo adorado y venerado a su madre.

Me duele saberlo –como lo describen en su leyenda- en medio de su angustia subido desde el amanecer en un árbol (palo) de trupillo, escopeta en mano esperando matar algún golero, como desahogo de su impedimento de hablar en medio de los robles rojos, amarillos y rosados, criaturas que seguramente le daban valor y le comunicaban vida.

***

NOTA ACLARATORIA:

1-Rafael Manuel Granados. S.J.- Nació en Chitaraque, Departamento de Boyacá, en 1897 y falleció a los 91 años de edad. Su recorrido como docente de Historia duró 66 años y afirman el registro jesuítico que “…se adentró en la teología de la historia alimentando las juventudes….” En 1913 ingresó a la Compañía de Jesús “en el Noviciado de Chapinero…. Recibiendo la unción sacerdotal el 29 de Julio de 1928…..Con mucho esmero preparaba las ediciones de sus textos, procurando actualizarlos en las numerosas ediciones….Condecorado con la Medalla Simón Bolívar, por el Ministerio de Educación en 1985 y el Mérito cívico, Ciudad de Bogotá en 1984…”

Bibliografía:

  • Historia general de Colombia. Granados Rafael S.J.- Talleres de la Imprenta departamental Antonio Nariño. Noviembre 22 de 1978.

  • Todo nos llega tarde, Julio Flórez. Serpa-Flórez Gloria. Planeta. 1995

  • La Masonería en la Independencia de América. Carnicelli Américo. 1970

  • Enciclopedia de la Masonería

  • Enciclopedia de la francmasonería.

  • Consulta Internet de escritores masones sobre la Masonería, entre ellos Cesáreo Rocha, ex Venerable Gran Maestro de la Gran Logia de Colombia, grado 33.

*La francmasonería en Bogotá

*Tardes masónicas

*Logia del supremo Consejo neogranadino de Cartagena




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Enviado por:Edda
Idioma: castellano
País: Colombia

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