INDICE

INTRODUCCION

La inteligencia emocional es un término ambiguo y poco científico. Presente desde hace 500 millones de años sobre la tierra. Desde los organismos más simples hasta el más complejo, que somos nosotros, tienen todos esa inteligencia inconsciente. Las aves cruzan el mar analizando los microseísmos que producen las olas, tienen la capacidad de oírlos. Las abejas con su maestría comunicacional dan todos los datos del lugar donde se encuentran las flores: todos y cada uno de los organismos vivientes tienen sistemas de análisis del entorno geniales: eso es la inteligencia emocional.

El problema del ser humano es que tiene un cerebro que es un resumen de todo la evolución y que no poseemos demasiada capacidad para utilizar esa genialidad de nuestra herencia millonaria. La inteligencia emocional es inconsciente, porque la anatomía cerebral demuestra que las conexiones que comunican los mecanismos emocionales con la corteza cerebral (donde se suponía que estaba la inteligencia) son mucho más numerosas y más fuertes que al revés. Lo dice un científico de la neurociencia. Entresaco de su libro El cerebro emocional: «Sin un buen funcionamiento de la corteza cerebral, los animales y las personas reaccionan emocionalmente ante cosas insignificantes, no pueden inhibir la ira; y al revés, el daño en el hipotálamo produce reacciones emocionales parciales, sin concretar y sin sentido global a lo que le ocurre a ese organismo...

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LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

 Pero el hecho de poseer una elevada inteligencia emocional, no garantiza que la persona haya aprendido las competencias emocionales que más importan en el mundo laboral sino tan sólo que está dotada de un excelente potencial para desarrollarlas.

Las conclusiones de un estudio realizado en Harvard exponen que las personas pueden experimentar intuitivamente, en los primeros treinta segundos de un encuentro, la impresión básica que tendrán a los quince minutos…o al cabo de medio año.

La intuición y las sensaciones viscerales constituyen un índice de nuestra capacidad para captar los mensajes procedentes del almacen interno de recuerdos emocionales, nuestro patrimonio personal de sabiduría y sensatez

 Pero el hecho de poseer una elevada inteligencia emocional, no garantiza que la persona haya aprendido las competencias emocionales que más importan en el mundo laboral sino tan sólo que está dotada de un excelente potencial para desarrollarlas.

Las conclusiones de un estudio realizado en Harvard exponen que las personas pueden experimentar intuitivamente, en los primeros treinta segundos de un encuentro, la impresión básica que tendrán a los quince minutos…o al cabo de medio año.

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La intuición y las sensaciones viscerales constituyen un índice de nuestra capacidad para captar los mensajes procedentes del almacen interno de recuerdos emocionales, nuestro patrimonio personal de sabiduría y sensatez

Emociones Primarias

Ira: La sangre fluye a las manos, y así resulta más fácil tomar un arma o golpear un enemigo; el ritmo cardíaco se eleva, lo mismo que el nivel de adrenalina, lo que garantiza que se podrá cumplir cualquier acción vigorosa.

Miedo: La sangre va a los músculos esqueléticos, en especial a los de las piernas, para facilitar la huida. El organismo se pone en un estado de alerta general y la atención se fija en la amenaza cercana.

Felicidad: Aumenta la actividad de los centros cerebrales que inhiben los sentimientos negativos y pensamientos inquietantes. El organismo está mejor preparado para encarar cualquier tarea, con buena disposición y estado de descanso general.

Amor: Se trata del opuesto fisiológico al estado de "lucha o huye" que comparten la ira y el miedo. Las reacciones parasimpáticas generan un estado de calma y satisfacción que facilita la cooperación.

Sorpresa: El levantar las cejas permite un mayor alcance visual y mayor iluminación en la retina, lo que ofrece más información ante un suceso inesperado.

Disgusto: La expresión facial de disgusto es igual en todo el mundo (el labio superior torcido y la nariz fruncida) y se trataría de un intento primordial por bloquear las fosas nasales para evitar un olor nocivo o escupir un alimento perjudicial.

Tristeza: El descenso de energía tiene como objeto contribuir a adaptarse a una pérdida significativa (resignación)

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EMPATIA

La capacidad para reconocer las emociones de los demás, saber qué quieren y qué necesitan es la habilidad fundamental para establecer relaciones sociales y vínculos personales.

Lo humano, la conquista del cerebro humano, es descubrir que el otro tienen emociones, sentimientos que podemos dañar o potenciar. Las personas neuróticas suelen tener dos caras y ser un poco traicioneras, porque son adultos por un lado e infantiles y poco desarrollados por otro y están disociados. Lo que hablan como niños no lo pueden mantener como adultos responsables. Lo que se suele denominar, el tener dos caras.

Se puede ser positivo cuando se cultiva la autocrítica, si no será una de tantas fórmulas infantiles que andan en el mercado.

Cuanto más hábiles seamos para interpretar las señales emocionales de los demás, mejor controlaremos las que nosotros mismos transmitimos. Inteligencia quiere decir empatía. Es tratar de comprender para después poder exigir el ser comprendido. Los emocionalmente desarrollados son capaces de mostrar credibilidad, dar confianza, aglutinar a un colectivo, entusiasmar por un proyecto; entre otras cosas porque no tienen rasgos perversos. Y ésta es la madera de un buen directivo —cada vez más—, puesto que nuestro mundo actual va a una velocidad de cambio nunca vista y a la vez los humanos quizá van para atrás en muchos aspectos; y, sobre todo, creo que cada vez se tiene menos capacidad de pensar. Pensar es acabar en una acción que cambie las cosas tanto dentro de nosotros

Como fuera.

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AUTOMOTIVACIÓN

Las personas que saben controlar la impulsividad y esperar para obtener su recompensa cumplen con sus objetivos y están conformes con sus logros.

La fuente de la motivación es emocional y se origina en el hipotálamo, que ahora es capaz de hacer síntesis globales del mundo, pero desde el punto de vista emocional. Lo importante es la diferencia entre el placer de cualquier animal y de los humanos. Los animales no tienen como recompensa valores, ni conductas, tampoco el bien consciente para los demás miembros de su especie. Por tanto, motivación tiene que ver con cerebros humanos, con valores y con proyectos compartidos. La motivación positiva es la capacidad de reunir entusiasmo, diligencia y confianza, porque nos centramos en la tarea, tenemos objetivos de mejora continuada, nos alimentamos de vínculos sanos y no perseguimos objetivos infiltrados de adocenamiento y comodidad. Esto es fundamental para alcanzar el éxito.

Para motivarse es necesario tener objetivos claros y una actitud optimista. Los objetivos claros se consiguen después de vencer las resistencias personales al cambio, de admitir aquello que tanto interés tenemos en negar de nosotros mismos, de depurar las tendencias ególatras y de ver con tanta sospechosa facilidad los defectos de los demás. Se puede ser positivo cuando se cultiva la autocrítica. Ser positivo, poner en positivo, es amar lo que hacemos, trabajar, vivir sanamente, tener objetivos buenos para uno y para los demás, tomar conciencia de lo que recibimos y otras muchas cosas que implican trabajo, responsabilidad y capacidad de reconocer desaciertos. Motivarse siempre para perseverar. Ray Kroc, fundador de McDonald's dio buen ejemplo de ello: «Persevere. Nada en el mundo puede reemplazar a la perseverancia. El talento no lo hará; nada es más común que los fracasados con talento. El genio tampoco lo hará. La educación no lo hará; el mundo está lleno de ruinas humanas instruidas. Perseverancia y determinación son las únicas virtudes omnipotentes». Quien fracasa no lo ha intentado bastante. Como reza aquel dicho: «Lo imposible, muchas veces, es lo que nunca se ha intentado».

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AUTORREGULACIÓN

La capacidad de modular y controlar las propias acciones en una forma apropiada a su edad; la sensación de control interno.

El buen y el mal humor cuando los elaboramos ayudan a forjar el carácter. El secreto está en saber equilibrarlos, controlar su duración y el impacto que nos producen, pero sin negar esta dualidad. Pocas veces está en nuestras manos decidir en qué momento dejarnos llevar por una u otra emoción, entre otras cosas porque hay personas que terminan sus resúmenes, sus comentarios o sus informaciones dejando siempre un remanente negativo, una apreciación o un gesto desagradable. Ese remate negativo denota incapacidad para meditar lo global, para percibirlo. Cuando comunica esas anécdotas o versiones parciales no lo hace para dar información, si no para arrastrar al otro a una situación emocional: es desinformar. Es un ataque al conocimiento de lo complejo y, más allá, a la convivencia dentro de las organizaciones, que se fragua mediante los vínculos positivos y las soluciones positivas, y cuando se tiene una visión global las anécdotas tienden a destruirla.

La autorregulación, como decía Baltasar Gracián, consiste en que uno debería ser tan dueño de sí que ni en la mayor prosperidad ni adversidad debemos perder la prudencia.

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ENTROPIA

Es una medida de desorden en un sistema y aplicando este concepto a la información

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CONCLUSION

Para mi este trabajo fue muy interesante, el libro de Daniel Goleman es un gran libro que dan ganas de leerlo entero, pero por falta de tiempo no lo alcance a hacer, es un libro muy útil y describe las emociones y distintas manifestaciones del hombre...

Como todo trabajo me ha dejado mucho que pensar respecto a mis emociones y como debo expresarme y a veces controlarme, a entender a los demás y ponerme en su lugar, este trabajo fue muy enriquecedor y divertido puesto que me gusta este tipo de temas he leído muchos libros de superación personal y todos dejan una moraleja y algo que nos va a servir para el resto de nuestras vidas, este trabajo también lo será para mi un muy buen apoyo para mi camino tanto profesional como de persona...

¡¡Gracias por todo profesor!!

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BIBLIOGRAFIA

En internet:

http://www.terra.es/personal/rsotillo/iemo.htm

En libros:

DANIEL GOLEMAN “La Inteligencia Emocional” Javier Vargas Editor s.a Buenos Aires Argentina 1996