Literatura


Infortunios de Alonso Ramírez; Carlos de Sigüenza y Góngora


El carácter religioso como artificio literario en los Infortunios de Alonso Ramírez

La Nueva España del siglo XVII enfrenta diversos tipos de problemas tanto en su exterior como en su interior. Desde que en 1565 fray Andrés de Urdaneta descubrió un tornaviaje de Manila a Acapulco; el intercambio comercial entre América, Asia y Europa transportando todo tipo de riquezas y objetos extravagantes era frecuente, como también lo era el asedio y hurto de piratas ingleses holandeses y franceses. Esto propiciaba una fuerte rivalidad marítima por países con un afán de expansión y ansia de riquezas. España -y por tanto sus colonias- “siguen aferradas a un sistema feudal y apegado a los valores cristianos,... Los discursos de viajeros jesuitas... destacan continuamente la crueldad y la pérdida de valores entre estos otros europeos a los que llaman herejes y en cuyas manos caen con frecuencia los súbditos de un imperio español en franca decadencia.” Los problemas a los que se enfrentaba la capital de la Nueva España también eran delicados: gran desigualdad, pobreza, motines del pueblo, crisis de valores y desconfianza en las instituciones. Algunas de estas situaciones sirven de marco a la narración de los Infortunios de Alonso Ramírez de Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700).

Veremos en esta parte del trabajo, de manera muy esquemática, la evolución de la crítica en la clasificación de la obra. Desde algunos que ven a los Infortunios como una singular “pre-novela”; quienes resaltan elementos en comparación o filiales a otros tipos de relatos: picaresco, histórico, crónica de viajes; para tomar como base, en un texto de David Lagmanovich en el cual se resalta el carácter fundamentalmente literario de la obra. Entonces presentaremos el tema que nos ocupa: el tema de la religiosidad de Alonso, no sólo como característico del carácter del personaje, si no como rasgo literario también.

Raimundo Lazoafirma que en el periodo colonial no hubo novelas, observa los Infortunios tan sólo con elementos “relacionables” a lo novelesco, es “un ejemplo de narración, es prosa ceñida a personajes y hechos precisos y reales, que pudo haber influido, como tipo de exposición, en ensayos del genero narrativo.”.

Por su parte Antonio Castro Leal, en su prólogo de los Infortunios reivindica la novela y su carácter narrativo, argumentando el hecho de la caracterización de Alonso como personaje, el orden de sus “recuerdos” lleva implícita la pluma de Sigüenza, por tanto “es una obra de creación” considerándola como “la primera y la mejor novela de nuestra época colonial”.

María Casas de Faunce analiza con rigor el tema picaresco en los Infortunios y en general de la picaresca hispanoamericana. Señala la dificultad de definir el género picaresco, siendo que recurrentemente se aplica a dos instancias sin distinción: una con filiación literaria y la otra de ámbito social, siendo ambas las que constituyen la esencia del relato pícaro. Para la definición de novela picaresca en su sentido clásico, Faunce toma como base el estudio de Claudio Guillén: “Toward a Definitión of the Picaresque” y la caracteriza por ocho elementos que me parece importante señalar:

“1) el pícaro, 2) la seudoautobiografía, 3) una visión parcial de la realidad, 4) un tono refléxico, 5) un ambiente materialista, 6) observaciones relacionadas con ciertas clases sociales, 7) un movimiento ascendente en el plano social o moral, 8)y falta de composición. ”

Existen otros dos rubros menores: Novela picaresca en su sentido lato; esto es, que algunas de las características que antes se mencionaron pueden variar, lo importante es que no se pierda la filosofía del pícaro como trasfondo de la estructura de la narración, ni la relación personaje-ambiente. La novela míticamente picaresca; en la cual se toma la palabra pícaro en un sentido coloquial y más como adjetivo. Lo importante de este tipo de novela es el alejamiento de la forma autobiográfica del personaje para parecerse más a lo puramente descriptivo. Después la autora analiza minuciosamente los elementos picarescos en los Infortunios, y destaca: la narración en primera persona, su edad, sus viajes, el hambre, tener distintos amos, examina la sociedad en que pertenece. Es pues que por sus virtudes, pero principalmente por sus carencias termina definiendo los Infortunios en la categoría mítica debido a que nunca la composición picaresca es el eje de la narración.

Aníbal González impugna el pretendido afán totalizador de Faunce y aclara que tanto la picaresca como las crónicas de conquista son tradiciones que retoma la obra y propone objetivamente analizarlo como texto solamente, atendiendo el contexto cultural de su época, se retoman solamente, más no es su fin último. Además de que hace notar el artificio del desdoblamiento por parte del autor para combinar su lenguaje culto, cuando habla de geografía y cartografía; en contraste con el estilo llano de Alonso. Pero menciona que aunque a veces la diferencia es notoria, los dos grados de enunciación son inseparables.

Por último David Lagmanovich, conociendo varios de los antecedentes expuestos, aborda el tema del carácter esencialmente literario de los Infortunios. Funda su artículo en las singulares líneas finales, donde Sigüenza se introduce en el relato: “Mandóme... fuese a visitar a don Carlos de Sigüenza y Góngora, cosmógrafo y catedrático de matemáticas del rey nuestro señor en la Academia mexicana... ”

A través del desdoblamiento del autor y el sutil convenio que se ha establecido para el relato, existe una complicidad entre el <yo> de Alonso y un <él> que resulta ser del autor ficcionalizado. Define el ser literario de los Infortunios en tres aspectos principales. El realismo que el llama naturalista: él llama “artes guerreras de la pobreza” a las penurias con las que se defienden de los ingleses; o la antropofagia de los ingleses y observa como el mundo de Alonso siempre estará marcado de un “descarnado realismo” que afecta a cualquier lector que aborde la obra. En segundo lugar tenemos la visión de los lugares: Argumenta que aunque viaja por todo el mundo la descripción de los ambientes americanos es mayor. La naturaleza se presenta muchas veces como adversa Alonso; despeñaderos, tormentas, islas difíciles, tempestades, insectos, escasez de agua, son presentados dramatizando la narración. Un tercer rasgo nos habla de la dificultosa clasificación formal del libro. “Lejos de constituir un defecto, ese rasgo apunta a una característica permanente de gran parte de la mejor literatura que han producido los países de la América Hispánica su atipicidad o,... su hibridismo. El libro único, el libro que es su propio género”. Un último elemento señala la ambigua relación de Alonso con los ingleses, contrastando su barbarie con sus festejos dominicales. Veremos después, como algunos elementos “literarios” funcionan en la caracterización religiosa de Alonso.

Ya mencionada la tesis anterior, partimos de la idea de que los Infortunios, es una obra en esencia literaria. Es verdad que la narración esta ceñida a hechos históricos que es casi seguro que hallan pasado; que Alonso Ramírez haya sido un personaje histórico, que sus hazañas fueron verdaderas. Por consiguiente sería fácil pensar en que Sigüenza nos resulta sólo un medio entre el relato y Alonso. Pero casi inmediatamente intuimos que esto no es tan sencillo. Sigüenza, primero en el proceso de abstracción del relato de Alonso, y posteriormente en su reelaboración; constituye un filtro por el cual quita, añade o modifica situaciones; ya sea por mero gusto, por situaciones muy específicas como la restricción de escribir en América relatos de ficción, o por inclinaciones ideológicas propias, como puede ser su vocación religiosa. En estos rasgos también se nos revela el autor. Si bien, este proceso por sí sólo no tiene valor literario:

“Para que exista verdadera novela exige la literatura, cuando menos, los requisitos siguientes: formalmente, que la obra cause placer estético por medio de la descripción o pintura de lances interesantes […] y que la narración sea en lenguaje adaptado a la naturaleza del asunto […]; substancialmente que la acción sea fingida en todo o en parte […] y que la obra sea moral.

[…] otra cosa hubiera sido si Sigüenza da la verídica relación porque entonces su obra sería una mera biografía”

Con los dos supuestos anteriores veremos como la religiosidad de Alonso Ramírez, es un artificio que funciona en los Infortunios como rasgo del personaje de Alonso y también con fines específicos a Sigüenza.

Un elemento del análisis de David Lagmanovich es la ambigua relación entre Alonso y los ingleses; esta ambigüedad también se da en el plano religioso. Alonso, al ser católico, crea una separación casi fundamental con los ingleses, de ahí que los considere de bárbaros, crueles, asesinos y por lo tanto herejes.

Raúl Castagnino señala al respecto: “Alonso cae en manos de piratas ingleses. La perversidad de estos se presenta como propia de los enemigos de la fe: ningún acto bondadoso ni de humanidad; torturan, apelan, ultrajan, matan; sacan delaciones por la violencia…”

Por otra parte también existe una identificación con algunos de los ingleses que Alonso se explica por la afinidad religiosa que él cree que comparten:

“Debo advertir, antes de expresar lo que toleré y sufrí de trabajos y penalidades en tantos años, el que sólo en el condestable Nipcat y en Dick, quartamaestre del capitán Bel, hallé alguna conmiseración y consuelo en mis continuas fatigas, así socorriéndome, sin que sus compañeros los viesen, en casi extremas necesidades, como en buenas palabras con que me exhortaban a la paciencia. Persuádome a que era el condestable católico, sin duda alguna”.

Otro rasgo literario que Lagmanovich ha propuesto es la descripción de lugares y en concreto, de cómo la naturaleza se le presenta a Alonso como elemento hostil en sus aventuras; como por ejemplo el mar, los peñascos, la selva. Alonso y sus compañeros están en el navío que peligra debido a los fuertes vientos del mar, encuentran una costa y se lanzan al mar para nadar hacia a ella. Ya en tierra firme tres días tarda el viento en calmarse y Alonso determina nadar hasta el navío para ir por agua y provisiones: “Estando todos muertos de sed y no habiendo agua dulce en cuanto se pudo reconocer en algún espacio, posponiendo mi riesgo al alivio y conveniencia de aquellos míseros, determiné ir a bordo, y encomendándome con todo afecto a María Santísima de Guadalupe, me arrojé al mar y llegué al navío…”

Pero estas encomiendas no fueron suficientes para estar a salvo, porque al poco tiempo se les acaba el agua, razón por la cual se ven obligados a beber de unos charcos insalubres. Alonso, que había ido a recorrer la costa, encuentra a su regreso a sus amigos hinchados por beber de los charcos. Ya con tres días sin agua para beber piden un milagro a la Virgen:

“A la noche del quinto día, postrados todos en tierra y más con los afectos que con las voces, por sernos imposible el articularlas, le pedimos a la Santísima Virgen de Guadalupe el que, […] compadeciéndose de los que ya casi agonizábamos con la muerte, como a hijos, protestando no apartar jamás de nuestra memoria, para agradecérselo, beneficio tanto. […] Antes que se acabase la súplica, viniendo por el Sueste la turbonada, cayó una aguacero tan copioso sobre nosotros que, refrigerando los cuerpos […] nos dio vidas”

En este ejemplo observamos que el espacio y la influencia de la naturaleza en las adversidades de de Alonso, siendo una característica que David Lagmanovich nos señala sobre la “literaturidad” de los Infortunios, es trastocada por la pluma de don Carlos, introduciendo un elemento que a él le interesa hacer fama: la Virgen de Guadalupe.

Sigüenza ha reconstruido la situación de manera literaria, pero para fines específicos. Este recurso lo utiliza de manera muy acertada también cuando al final del relato se mete él mismo en la narración. Es de hacerse notar como don Carlos utiliza un recurso literario, pero busca también un fin específico: en este caso reclamar la poca remuneración de sus trabajos.

Una tercera mención Guadalupana se realiza cuando los ingleses dejan libres a Alonso y algunos prisioneros más. Alonso señala fervientemente: “Creo hubiera sido imposible mi libertad si continuamente no hubiera ocupado la memoria y afectos en María de Guadalupe de México, de quien siempre protesto, viviré esclavo por lo que le debo.”.

Willebaldo Bazarte trata de explicar el porqué del énfasis guadalupano de don Carlos, argumentando que la censura eclesiástica era tal, que Sigüenza tuvo que hacer una obra que encajara con el pensamiento religioso de los censores para facilitar su publicación.

Nos resulta más atinada la idea de que el énfasis y fervor guadalupano de don Carlos responde más a un sentido de identificación y unidad que una colonia como la Nueva España era necesario. Sigüenza ve en la imagen de la Virgen de Guadalupe un símbolo que ha nacido propio y genuino, y por tanto dará un sentido de propiedad y de identidad. A mí parecer Don Carlos de Sigüenza previo y promovió esa fuerza que posteriormente tendría la imagen de la Virgen, esa que después la portaría el cura Miguel Hidalgo para proclamar nuestra independencia.

Bibliografía

Bazarte Cerdán, Willebaldo, “La primera Novela Mexicana” en Humanismo, (1958), pp.3-22

Brushwood Jonh, México en su novela. Una nación en busca de identidad, FCE, México, 1992.

Casas de Faunce, María, La novela picaresca latinoamericana, Madrid, Cupsa, 1977.

Castro Leal, Antonio, La novela del México colonial, Aguilar, México, 1972.

González, Aníbal, “Los Infortunios de Alonso Ramírez: picaresca e historia”, Hispanic Review, University of Pennsylvania, Philadelphia, vol. 51 num.1 (1983), pp.189-204.

H. Castagnino, Raúl, “Carlos de Sigüenza y Góngora o la picaresca a la inversa” en Razón y Fábula, 25, 1971, pp.27-34.

Lagmanovich, David, “Para una caracterización de Infortunios de Alonso Ramírez”, en Cedomil Goïc, Historia y Crítica de la Literatura Hispanoamericana, Tomo I, Época Colonial, Barcelona, Crítica, 1998, pp. 411-416.

Lazo, Raimundo, Historia de la literatura Hispanoamericana. El periodo colonial (1492-1780), Porrúa, México, 1965.

Sigüenza y Góngora Carlos de, Infortunios de Alonso Ramírez, clásicos mexicanos, ed. Alfaguara, México, 2003.

El contexto de la época es tomado del estudio crítico realizado por María José Rodilla en su edición de: Sigüenza y Góngora Carlos de, Infortunios de Alonso Ramírez, clásicos mexicanos, ed. Alfaguara, pp.95-100.

ibídem, p.97.

Lagmanovich, David, “Para una caracterización de Infortunios de Alonso Ramírez”, en Cedomil Goïc, Historia y Crítica de la Literatura Hispanoamericana, Tomo I, Época Colonial, Barcelona, Crítica, 1998, pp. 411-416.

Historia de la literatura Hispanoamericana. El periodo colonial (1492-1780), Porrúa, México, 1965

ibídem, p.199.

La novela del México colonial, Aguilar, México, 1972.

ibídem, p. 52.

La novela picaresca latinoamericana, Madrid, Cupsa, 1977.

Ibídem, p.13.

“Los Infortunios de Alonso Ramírez: picaresca e historia”, Hispanic Review, University of Pennsylvania, Philadelphia, vol. 51 num.1 (1983), pp.189-204

Lagmanovich op. cit.

Sigüenza op.cit p.89.

Lagmanovich op. cit.p.413

Bazarte Cerdán, Willebaldo, “La primera Novela Mexicana” en Humanismo, (1958), p. 105

H. Castagnino, Raúl, “Carlos de Sigüenza y Góngora o la picaresca a la inversa” en Razón y Fábula.25, 1971, p.31

Sigüenza op.cit p.51

Ídem, p.69

Ídem, p.71

Ídem, p.53

Bazarte op.cit p.103

Tomada de la clase ud. que dio de los Infortunios, para que no piense que se la quiero fusilar profe.




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Enviado por:Agripinina
Idioma: castellano
País: México

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