Se dice que hay dos hechos supremos en la Historia: El primero es como una aldea perdida en el centro de Italia consiguió conquistar el mundo, el segundo es cómo ese formidable imperio se desintegró.
Jamás en la historia una ciudad sola llegó tan alto. Una ciudad que conquistó primero Italia para lanzarse después a la conquista de todo el mundo conocido llegando a dominar tierras en tres continentes.
LOS ORIGENES
En el año 753 a.C. Rómulo fundó Roma. La pequeña ciudad creció con irresistible fuerza hasta convertirse en la más poderosa de la historia. La ciudad que conquistó el mundo conocido y dio la cultura que hoy disfrutamos. Fue la más grande de toda la historia.
EL IMPERIO
El imperio Romano fue la genial idea de julio Cesar que su sobrino y heredero Augusto convirtió en realidad tras la guerra civil contra los asesinos de César.
Los emperadores Trajano y Adriano, a principios del siglo II d.C. consiguen las más altas cotas de esplendor de Roma con la máxima expansión territorial y el mayor apogeo cultural.
UNA ROMA VIOLENTA
Se dice que Roma ha sido la civilización más violenta de toda la historia, y es cierto, pero, aunque parezca un contrasentido, no fue la más imperialista, ni mucho menos. Los romanos comenzaron su andadura histórica con sangre propia, ya que al fundar la ciudad de Roma su fundador Rómulo mató a Remo, su hermano, y esta es la clave para entender este proceso que llevó a una aldea de barro y paja a convertirse en la más poderosa de la historia.
¿CÓMO ERAN LOS ROMANOS?
La estatura media de los romanos debía rondar, aproximadamente, el metro setenta. Los objetos encontrados, tanto armas como enseres domésticos así lo atestiguan.
Los hombres iban con la barba afeitada por influjo griego. Las mujeres recogido en trenzas que formaban moños. Los romanos prestaban mucha atención a la higiene personal y procuraban darse un largo y meticuloso baño siempre que podían.
La mujer en Roma tenía más libertad que la mujer griega y podía divorciarse de su marido conforme a las leyes, recuperando incluso su dote. No es que fuera una situación ideal la suya, ni mucho menos, porque la mujer hasta hace bien pocos años ha estado oprimida en Occidente y aún está esclavizada en muchos países donde incluso es mutilada ritualmente, pero en Roma su situación era de las mejores, sin duda por la influencia etrusca.
Sus ocupaciones consistían en el gobierno de la casa, las labores del hogar y el cuidado de los hijos. Generalmente los matrimonios de los nobles romanos se concertaban cuando los futuros contrayentes eran aún niños para evitar así que un plebeyo entrara en la familia. Julia, la tía de César, se casó con cayo Mario, que era plebeyo, con lo que este pudo emparentar con la nobleza. Este matrimonio también tuvo su parte de conveniencia porque cayo Mario era rico, pero también tuvo su parte romántica porque Mario y Julia se amaron apasionadamente.
César se casó cuatro veces y tuvo una hija, Julia, que se casó con Pompeyo y murió joven cuando iba a tener un hijo. César recibió la noticia cuando desembarcaba de su segunda expedición a Bretaña. Al escucharla dio las últimas órdenes a sus hombres para el desembarco y subió sólo a un cerro donde pasó toda la tarde. No quería que sus hombres le vieran llorar.
La prematura muerte de su padre hizo que César creciera bajo la tutela de su madre Aurelia, una fantástica mujer de gran fortaleza que protegió a su hijo de los abatieres de la guerra civil y se ocupó de que su hijo tuviera la mejor educación que ella podía pagar. César nació en el barrio popular de Roma, el Suburra. Y allí en la ínsula o bloque de viviendas alquiladas propiedad de su madre, aprendió varios idiomas y bastantes cosas más que no se aprenden en un pedagogo. La influencia de la austera Aurelia en César era muy grande, sin duda alguna fue ella la que inculcó el valor de la