Historia


Imperio azteca


ANTROPOLOGÍA SOCIAL.

IMPERIO AZTECA

En general lo que se describe es la vida de los mexicanos hace dos o tres milenios antes de nuestra era, cuando cientos de acontecimientos importantes ocurrían en todas partes del mundo. Tenemos que comenzar por hablar sobre la fabulosa Tula, dueña de las pirámides de Teotihuacan, que es en donde se desencadena todo. Quetzalcoatl, su emperador, y el pueblo en general habían sido los primeros en llevar a cabo las artes del arquitecto, el escultor, el tallista, entre otros y en adquirir los conocimientos que disfrutaban ahora los mexicas. Desgraciadamente no tardaría en llegar Tezcatlipoca y causar la caída de Tula, sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo, ya que Quetzalcoatl había sido desterrado y se dirigía a tierras lejanas.

En este momento (siglo XII) comienza un vasto movimiento migratorio de todas las tribus nómadas, pueblos cazadores y guerreros, del norte hacia el sur, en donde fundan sus ciudades y aldeas y asimilan algunas costumbres de sus predecesores. “La lengua náhuatl que hablaban los mexicanos triunfa sobre los dialectos que hablaban los invasores” (Joustelle, 1992, pp 11), donde a mi forma de ver se comienza a notar la esencia dominante de los mexicas, que a pesar de que en ese momento la situación que vivían no era la mejor.

Los mexicas, un pueblo nómada en busca del signo prometido de su Dios, por fin fundan su capital en un lugar rodeada de pantanos sin tierra cultivable, ni bosques, ni piedra para sus construcciones, en sí queda formada por chozas alrededor del templo de Huitzilopochtli; en realidad no les importa el lugar sino que han encontrado un águila encima de un nopal devorando una serpiente, como ya se había mencionado signo prometido de su dios,, lo cual es suficiente para transformarse en un pueblo sedentario dispuesto a salir adelante a como de lugar, por supuesto que su organización y la designación de su primer soberano tardo 50 años después de su llegada y un siglo después se independizaran de Azcapotzalco, pueblo que pedía tributo a los mexicas por el uso de la tierra, y aquí yo me niego a aceptar la situación porque la tierra por la que pagaban tributo no tenía nada que ofrecer, así que no debían pagar por algo que no retribuía en ese momento.

Finalmente a principios del siglo XVI México - Tenochtitlan surge orgullosamente sobre las aguas, por lo cual hasta el mismo gobernante, Moctezuma, es esplendor y poder entre 20 pueblos distintos porque nunca antes de Tula se habían contemplado tantas maravillas.

En el siglo XV el imperio inicio bajo la forma de un triple alianza que agrupaban el estado de México, Texcoco y Tlacopan, la cual se había formado como consecuencia de las guerras de Azcapotzalco. Pero la naturaleza de la triple alianza se alteró rápida y fácilmente, ya que a principios del siglo XVI aunque los gobernantes de Texcoco y Tlacopan seguían teóricamente asociados con el gobernante mexicano, era este último prácticamente quien dirigía a todos y todo, un ejemplo es cuando Hernán Cortés entró a México fue recibido por Moctezuma al que rodeaban los dos gobernantes, era obvio que los aztecas eran quienes controlaban. De hecho en cada capital residía un calpixqui que era el encargado de recaudar el impuesto destinado a la triple alianza, que supuestamente se dividía equitativamente, aunque se cree que Moctezuma tomaba aún más de lo que le correspondía para beneficio de su pueblo. El imperio ya estaba conformado por 38 provincias tributarias que conservaban su autonomía administrativa y política, con la sola reserva de pagar su tributo, otras solo se sujetaban a enviar regalos más o menos obligatorios al emperador, o a suministrar alojamiento y provisiones a las tropas o a los funcionarios que estaban de paso.

Ya fuera por el tributo o por el comercio todo y todas las provincias afluían a México y fue de esta manera que el lujo del vestido y del ornato, en la alimentación, en la vivienda y el mobiliario nació en México.

En el imperio progresivamente se fue haciendo necesario que el ciudadano mexicano dejara de ser campesino soldado para convertirse en militar profesional siempre en campaña, porque no faltaba que alguna ciudad quisiera reconquistar su soberanía y se negaba a pagar el tributo y asesinaban al calpixqui y a sus ayudantes, era entonces cuando entraba el ejército a poner orden.

Y con respecto a creencias y costumbres, era algo a lo que se estaba abierto porque era inevitable los pueblos diversos con los que tenía contacto no influyeran en la tribu dominante. Y así continuo hasta que los españoles vinieron a interrumpir su curso en 1507, el proceso histórico y social que había llevado a los mexicanos a ser ciudad - estado dominante. Desafortunadamente a los españoles no les interesaba eso, estaban cegados por las riquezas, por dominar, cambiar estilos de vida, religión, etc, llevándonos a la ruina tanto de las costumbres y creencias como de todas las riquezas existentes en ese entonces refiriéndome al arte de la arquitectura, escultura, entre otros.

La estructura social no exigía diferenciación de las funciones sociales, ni la aparición de un poder organizado. El nivel de vida de los aztecas era el mismo para todos, la frase entre ellos era igualdad.

Los sacerdotes de Huitzilopochtli formaban el centro del núcleo del poder, finalmente ellos formaban la fe del pueblo que desde un inicio los había llevado a la formación de un Imperio, por medio de la esperanza. Cuando los mexicanos trataron de proclamar un superior o como lo llamaban ellos un “Monarca”, fracasan en el intento. Cuando fundaron su ciudad, la estructura social y política no era diferente de la que habían conocido durante su larga peregrinación.

La palabra Tecuhtli que quiere decir dignatario o señor, designaba a la capa superior de la clase dirigente en el orden militar, administrativo o judicial.

Solo llegaba a ser Tecuhtli por la elección o designación de un miembro de la familia. A éste personaje lo llamaron cacique los conquistadores. Cada barrio o Calpulli tenía su jefe llamado Calpullec que debía ser capaz de proteger y defender a los que vivían en su aldea. Otra de sus tareas era tener en orden y al día el registro de las tierras que pertenecían a toda la comunidad y podían hacer uso de ellas por lapsos de tiempo que eran definidos por el mismo Calpullec.

Otra de sus creencias era que el varón estaba destinado desde su nacimiento a la guerra. El cordón umbilical (evidentemente del recién nacido) se enterraba junto con un escudo y flechas pequeños, por increíble que parezca a cada niño que nacía se le dirigía un discurso en el que se le anunciaba que el había venido a éste mundo a combatir o pelear en la guerra.

Había varones que desde el nacimiento no podían estar, en cuanto a jerarquía, por debajo de un tecuhtli y esto era por que eran hijos de un Techuhtli, a estos niños se les llamaba “pilli”.

Estos jóvenes eran tratados de manera especial aunque no tenía el poder de legarle a sus hijos lo mismo que le legaron a él, como lo dice el autor “...se estaba creando una nobleza si nuevos esfuerzos venían a reanimarlo...todo joven pilli tenía desde su infancia oportunidad de conocer de cerca la orden sacerdotal, puesto que se educaba en un calmecac, monasterio-colegio, compartiendo la vida y la austeridad de los sacerdotes. Los hijos de los comerciantes podían igualmente ser admitidos en el calmecac, pero sólo a título, por decirlo así, de supernumerarios. Parecería, pues, que el sacerdocio sólo estaba abierto a los miembros de la clase dirigente o a duras penas a los de la clase de los comerciantes y sin embargo Sahagún insiste en que los sacerdotes más venerados provenían a veces de las familias más humildes...” (Joustelle, 1992, pp 48) entonces es evidente que el pilli tenía un trato especial, ¿no lo creen?

Los niveles de vida estaban simbolizados, por ejemplo, el rico estaba simbolizado en el Códice Telleriano-Remensis por un cofre de petate, lleno de piedras verdes. Las tierras eran lo mas valioso aunque no pertenecían a nadie, eran colectivas (calpulli).

El jefe del calpulli vigila que cada familia sea dotada de la parcela que necesita. Ellos tenían la idea de que no existe tierra sin dueño, toda jefe de familia tenía el derecho de poseer una parcela y cultivarla desde el momento de su matrimonio y nadie puede quitársela.

Todos los habitantes y poseedores de tierras pagaban un impuesto con excepción de los dignatarios, los sacerdotes, los pilli, los niños, los huérfanos y los indigentes, y por supuesto los esclavos. El tributo o impuesto variaba según las circunstancias en las cuales hubiesen sido incorporadas al imperio según las posibilidades locales.

Las ciudades del valle de México estaban sujetas aun modo peculiar de tributo, debían asegurar el sostenimiento de los palacios de los tres soberanos asociados, suministrar el servicio doméstico y los productos alimenticios.

La vida de todo mexicano estaba regida por la religión y el nivel jerárquico en que se encontraba. Así un ser celestial o no banal le decía qué debía hacer, regía su tiempo, le hacía ver un universo tal vez inexistente y le auguraba el destino.

Al iniciar el día, todos los mexicanos se levantan con los primeros rayos del sol, las mujeres se dedican desde temprano a moler el maíz con el metate para hacer las tortillas, los hombres se levantan y se alistan para ir a trabajar las tierras, regularmente llevan su itacate que previamente fue preparado por la mujer de la casa. Las casas eran austeras y sin muebles, las camas son esteras o petates que sirven como camas por la noche y asientos por el día. Duermen casi desnudos, únicamente se cubren con un taparrabos y se cubren del frío con su manta o algún cobertor, al despertar solo se amarran su manta al cuello y salen a las labores del día. Las mujeres mientras los hombres trabajan se dedicaban a tejer las ropas y a cuidar a los niños que juguetean por la pradera.

Después del aseo, los hombres salían a trabajar en la siembra, la caza o pesca, todo esto se lleva a cabo con diferentes estilos.

En la comida el mexicano, al igual que en nuestros días, es monótono, siempre se alimenta de lo mismo, basa su dieta en tortilla, atole, tamales, frijoles, etc. Las clases superiores gozan de alimentos más variados y finos. El primer alimento se toma alrededor de las diez de la mañana después de haber trabajado unas horas y regularmente es una taza de atole para las clases bajas y cacao para las clases altas ya que es un producto importado de tierras donde hace calor.

La hora de la comida fuerte es al mediodía cuando hace más calor, esta para la clase trabajadora es frugal y se toma en casa y en cuclillas bajo la sombra, después siempre que sea posible se toma una siesta para reponer el cansancio, cuando el hombre sale por cuestiones de trabajo y no puede comer en casa utilizan el itacate que preparó la mujer desde temprano antes de salir de casa.

“Para Moctezuma se preparaban, cada día, más de trescientos platos, y mil más para las gentes del palacio. El emperador, antes de comer, escogía lo que le apetecía entre los manjares del día: pavos, faisanes, perdices, cornejas, patos domésticos o salvajes, venado, jabalí, pichón, liebres, conejos. Después se sentaba, solo, en un tepalli y se colocaba delante de él una mesa baja con un mantel y servilletas blancas.” (Joustelle, 1992, pp 63) Con esto vemos las diferencias que existen según la clase social de la que se hable.

El baile y el juego participan de forma importante en la vida del mexicano ya que les gusta escuchar poemas acompañados de música y danzar al terminar el festín, los nobles acostumbran a cazar por distracción.




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Enviado por:Pamela Ivonne López Gómez
Idioma: castellano
País: España

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