Psicología
Homosexualidad
Greenhouse School
Temuco
Trabajo de Filosofía
“La Homosexualidad”
Bibliografía
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Microsoft Encarta 2002
Introducción
Hablar de homosexualidad es algo muy controversial hoy en día, ya sea por una tendencia que ha surgido en el último timepo, o simplemente por un mayor destape de esta minoria social que quiere reivindicarse como ser humano.
La homosexualidad es una práctica conocida desde la antigüedad, que a sido perseguida, tolerada o incluso reconocida, como ha pasado en la actualidad con la legalización de matrimonios gays en paises europeos. Pero pese a esta abertura de mente y tolerancia que ha surgido con el tiempo, el tema sigue siendo controversial cada vez que sale al tapete, ya que muchas sociedades aún muestran un cierto rechazo hacia las prácticas gays.
La palabra homosexualidad no deriva del prefijo latin “homos” como muchos piensan, sino que del griego “homois” que se traduce como igual o semejante. Debido a esto, etimológicamente, homosexual sería quien tiene afinidad sexual por personas de su mismo sexo.
Es por esto que en este trabajo tratamos de abordar los temas más interesantes y que nos explicaran el por qué lo controversial de este tema. Es por esto que investigamos las teoría de su surgimiento, las enfermedades que ésta conducta trae consigo, algunos mitos que durante décadas se han sostenido, entre otras.
¿Qué es la homosexualidad?
Se conoce como homosexualidad al hecho de tener una orientación sexual, ya sea exitación erógena y/o atracción afectiva hacia individuos del mismo sexo, es decir, una atracción sexual erótica, romántica y afectiva. La palabra puede ser usada tanto para la orientación entre hombres como mujeres, es así como se conoce hoy en día a los gays y a las lesbianas respectivamente.
Según la teoría psicoanalítica, la homosexualidad se debe a una detención en el desarrollo psicosexual o a una regresión.
Pese a que en la actualidad nos referimos a la homosexualidad masculina como gays, este sustantivo se refiere a personas de ambos sexos. Generalmente es usado para denominar al hombre homosexual que reconoce su género biológico y que reconoce los modismos culturales que le proporciona su género dependiendo del lugar en que se encuentre. Es por esto que no debemos confundir la homosexualidad con el transformismo, el travesti, y la transexualidad, en los cuales no se aceptan estos modismo y se tratan de adoptar el de género opuesto.
Así como la homosexualidad masculina recibe un nombre, también lo hace la femenina, por lo que se conoce como lesbianismo. Este término hace referencia a la isla de Lesbos, lo que hoy en día es Mitilene. Esta asociación surge debido a que es en este lugar donde residía la poetisa Safo, quien se caracterizó poor sus poemas apasionados hacia otras mujeres y vivir rodiada de ellas, dandole así reputación de homosexual.
Se ha discutido bastante si es que la homosexualidad se puede considerar una enfermedad, lo que ha generado grandes controversias, debido a que uno puede ser homosexual neurótico, psicótico, psicopático o normal al igual que los heterosexuales. Es por esto que la oraganización mundial de la salud retiró de la lista de enfermedades a esta condición sexual, así como la asociación noerteamericana de psiquiatría se ha declarado en contra de las terapiuas correctivas, las cuales pretenden corregir o impedir la homosexualidad.
Existe una diferenciación dentro de la homosexualidad, las que se conocen como:
- Egodistónica: en ésta la persona tiene conflictos con su tendencia homosexual, por lo que sufre.
- Egosintónica: Es en la cual la persona lo toma como una lección y goza con ella, sin sentir algun tipo de padecimiento.
Debido a lo anterior podemos decir que un homosexual, como se les conoce a las personas que poseen esta orientación sexual, no es más que una persona con una orientación sexual distinta a los demás y que llevan a cabo sus convicciones al igual que los heterosexuales a través de pololeos, matrimonios o simplemente aventuras.
¿Cómo surge?
Pese a muchas investigaciones no se han logrado conocer las causas de la orientación sexual de una persona, pero si se han logrado deducir algunos aspectos referentes al tema.
Algunas teorías dicen que la orientación sexual es innata, está en nosotros en el momento de nacer, aunque aún no se conoce el papel que tiene la herencia genética, la experiencias durante el desarrollo, la relación con los padres y familia, entre otras, en la inclinación sexual.
Algunos estudios científicos hechos por el doctor Alfred C. Kinsey constatan que al analizar el comportamiento de la población como identidad, la mayoría parece tener por lo menos alguna tendencia bisexual, aunque se prefiere un sexo u otro. Kinsey concluyó que solo entre el 5 y 10 % es completamente heterosexual u homosexual, así como también solo una minoría más pequeña pude considerarse bisexual. Pese a una serie de estudios hechos con posterioridad que tratan de mostrar la exageración de Kinsey, este último sigue teniendo una gran aceptación.
Otro estudio hecho por el famoso el francés Michel Foucault, menciona que las identidades sexuales (homosexualidad, heterosexualidad o bisexualidad) no tienen una existencia objetiva, proponiendo que son construcciones sociales. Esto se conoce como la teoría Queer, la cual tiene como argumento que la homosexualidad premoderna era distinta a la moderna. Sin embargo los críticos contestan que esto no es relevante como lo es la existencia perpetua del fenómeno, decartando así la creación de ésta por la sociedad actual.
Sin embargo también se puede encontrar un origen social. Hay ocasiones en que las personas comienzan relaciones homosexuales porque los heterosexuales no son accesibles, porque se encuentran solas o aburridas, o simplemente por rebeldía. También aparecen en muchos adolescentes como una liberación a sus impulsos sexuales en una sociedad que las prohíbe, o simplemente por seguimiento de ídolos a través de la moda. Es por esto que podemos distinguir 7 factores influyentes en esta inclinación, los cuales corresponden a dificultades internas por acción, en su mayoria, de la sociedad. Estas son:
- Soledad y Tristeza
- Profundos sentimientos de ser inadecuado y la falta de auto aceptación
- La desconfianza y el miedo
- El narcismo
- Excesivo sentido de responsabilidad
- Maltrato sexual en la infancia
- Enfado excesivo.
Durante periodos de tensión, estas dificultades se activa, lo que puede hacer surgir tentaciones homosexuales con el solo fin de encontrar alivio o un escape al dolor emocional o psicológico inconsciente. Éste acto de superación emocional que puede llevar a la homosexualidad normalmente se revela al principio de la adolescencia.
Historia
Gracias a estudios antropológicos se puede afirmar que la homosexualidad es una constante universal de la cultura. Se ha observado tanto en pueblos primitivos como en otros altamente desarrollados, en sociedades en decadencia tanto como en aquellas que estaban en su apogeo, y no depende de los valores religiosos de una civilización específica. Un ejemplo de esto son los griegos, que habían alcanzado altísimos niveles culturales y políticos y que se reconocen como cultores del amor homosexual, pese a que eran partidarios de un pansexualismo, es decir un culto al amor y al erotismo. No solían ser homosexuales exclusivos y amaban la virilidad total. Esto se apoyaba en una verdadera aversión o desprecio por las mujeres (misoginia), a quienes consideraban inferiores. Es en esta cultura donde encontramos la famosa “pareja” de la Iliada, Patroclo y Aquiles.
Al igual que los griegos, los romanos continuaron en cierta manera con este tipo de amor y junto a sus mujeres poblaban sus lechos de bellos efebos y favoritos. En esto los griegos y los romanos instauran un tipo de relación maestro discípulo, en la que también interviene el erotismo de los cuerpos.
Otro punto que ha variado a lo largo de distintas épocas y grupos culturales es la actitud hacia la homosexualidad, moviendose entre la aceptación (en la antigua Grecia), la tolerancia (en el Imperio Romano) y la condena absoluta (en muchas sociedades occidentales y orientales). Sin embargo, gran parte de la incomprensión y de los prejuicios existentes contra la homosexualidad proceden de su clasificación como enfermedad en el siglo XIX. El neuropsicólogo alemán Richard von Krafft-Ebing la consideró una "degeneración neuropática hereditaria" que, según dijo, se agravaba por una excesiva masturbación. El psiquiatra austriaco Sigmund Freud postuló la existencia de una predisposición constitutiva, aunque también destacó el efecto determinante de experiencias durante la infancia (como, por ejemplo, la falta de un progenitor del mismo sexo con el cual poder identificarse) y la frecuencia de experiencias homosexuales masculinas durante la adolescencia, que consideró como desviación sexual.
La publicación de dos estudios sobre el comportamiento sexual en hombres y mujeres, que llevó a cabo Kinsey, rebatió la hipótesis de la enfermedad ya que algunas pruebas psicológicas realizadas a homosexuales y a heterosexuales mostraron que entre ellos no había aspectos patológicos diferenciadores. Aunque existen algunas evidencias —en estudios de gemelos y mellizos— que sugieren que los genes pueden ser un factor en la orientación sexual, otras teorías afirman que es más probable que los factores determinantes sean las experiencias vividas durante la infancia. Como dijimos anteriormente, en 1973, la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales y, en 1980, lo hizo del DSM (Manual de Clasificación de las Enfermedades Mentales de la OMS).
Características de un homosexual
Así como todas las personas tiene características, tratamos de buscar características exclusivas de esta minoría social. Para esto es necesario diferenciar entre las características que la gente ve en ellos y las que de verdad poseen como individuos.
Para ver las características que la población asocia a la gente homosexual vamos a exponer datos obtenidos de una encuesta hecha en Montevideo a 60 personas de dicha ciudad. Según esta encuesta la población tiene una concepción de la homosexualidad notoriamente negativa, pese a que las opiniones fueron dados desde varios puntos de vista.
Dentro de las características negativas, la descripción más frecuente es el “intergénero”, ya que esto produce un cierto sentimiento de agresión en el heterosexual al ver que una persona asuma características y actitudes de los dos géneros a la vez. Esto se ve reflejado en una de las respuestas obtenidas: "…creo que el homosexual tiene una lucha interior entre dos sentimientos, de hombre y de mujer…" y "te das cuenta porque se parecen a una mujer." Para los encuestados los homosexuales son hombres que asumen características femeninas, por lo tanto está "degradando" el rol del género masculino, nada menos que pareciéndose a una mujer, lo que en una sociedad netamente machista, como la de nuestro país genera un rechazo instantáneo.
La segunda opinión más repetida dentro de las características negativas fue que se considera a la homosexualidad como una patología o un problema psicológico, lo que para un grupo de gente sin conocimientos es totalmente verdadero, pero que sin embargo la medicina ha descartado totalmente este punto.
Con el porcentaje más bajo sigue la categoría de “corrupción” y “degeneración”, la cual tiene un origen netamente religioso. Esta característica era asociada a la homosexualidad a través de un enfoque demoníaco, el cual consistía en que la persona actuaba gracias al demonio como corrupto.; se consideraba como una persona “poseída”. Sin embargo el peso de este enfoque ha disminuido a favor de el de ser una enfermedad, aunque esta también sea discriminatoria.
Dentro de las pocas características positivas encontradas por la población de Montevideo podemos afirmar que son muchas veces más sensibles que los heterosexuales, como también más limpios, lo que se debe principalmente para disminuir la discriminación que tiene la población hacia ellos. Otras características nombradas que fueron nombradas son: buenos amigos y buenos para escuchar. Es necesario mencionar que como esta inclinación sexual es tan negativa para la población en general, a los encuestados les costó encontrar aspectos positivos de ellos.
Después de las características que nosotros mismos le asociamos a esta minoría de nuestra población, podemos asegurar que no son “anormales” o distintos en términos de personalidad, por lo que no se pueden ver características comunes como un grupo específico, si no que cada homosexual tiene sus propias características al igual que cada heterosexual.
Visión religiosa.
Quisimos abordar este punto de vista debido a que nuestro grupo posee un profundo acercamiento a la iglesia católica y a su ideal de vida cristiana.
Desde el punto de vista moral se distingue entre la tendencia, la atracción y la práctica. La sola tendencia o atracción no es pecado mientras se luche de corazón para evitar sus influencias y vivir la castidad. Se trata de una de las muchas desviaciones que sufre la naturaleza humana herida por el pecado original y que deben ser controladas con la ayuda de la gracia, en cambio la práctica de la homosexualidad es objetivamente pecado grave. Según la enseñanza de la Iglesia, los hombres y mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza, y evitar toda discriminación hacia ellos, debido a que, como los demás cristianos, están llamados a vivir la castidad. Pero la inclinación homosexual es «objetivamente desordenada», y las prácticas homosexuales son pecados gravemente contrarios a la castidad.
Uno de los argumentos más comunes que tiene la iglesia contra la homosexualidad, es que ésta aparee condenada en la Biblia, siendo vistos de forma negativa los actos homosexuales, tanto en el nuevo como en el antiguo testamento. Sin embargo aquellos que quieren justificar su conducta homosexual critican a los textos bíblicos como no pertinentes a nuestros tiempos actuales o los interpretan como sodomía promiscua, a pesar de que la iglesia se ha manifestado variadas veces sobre el tema
Finalmente podemos decir que la iglesia reconoce la existencia de la homosexualidad en medio de nuestra sociedad, pero se muestra contrario tanto al amor como a la sexualidad de éstos.
Para corroborar que se puede vivir una homosexualidad en castidad y como la heterosexualidad no está totalmente perdida en estas personas, adjuntamos a continuación un testimnonio de una mujer que encontró su solución en Dios.
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Testimonio: “Mi compromiso a una vida de castidad”
<< “Es sólo una fase” decíamos mi madre, mis dos hermanas mayores y yo, durante mi primer año de escuela secundaria. Estaba enamorada de la chica más bonita y más popular de la escuela. Poco sabíamos que esa era la primera de muchas veces en mi adolescencia que comencé a experimentar sentimientos homosexuales.
Durante mi año final de la secundaria no lo podía soportar más. Sentía como que un día esos sentimientos homosexuales estarían a punto de estallar incontrolablemente fuera de mí. Asumí que mi familia no entendería así que escribí una nota anónima al club “gay & lesbian” de la escuela pidiendo ayuda. Entonces me di cuenta que una profesora de la que estaba enamorada era bisexual. Arreglé una cita para almorzar con ella y terminó comprándome una novela lesbiana de ficción para ayudarme a “emerger”.
Pronto me enteré sobre grupos “emergiendo” (“ontes out”) en la ciudad y comencé a asistir a ellos regularmente. Empecé a ver a una consejera lesbiana. Ella no hizo mucho sino confirmar mis sentimientos. Después empecé a ver a una psicóloga, a quien me refirieron, que enseñaba en mi escuela. Ella trató de empujarme dentro del estilo de vida lesbiano. Sus palabras exactas fueron “¿Cuándo dejarás de vivir tu vida en el limbo?”. El “proceso” estaba alargándose tanto conmigo porque muy dentro de mí sabía que algo andaba mal. Sabía cómo se sentía mi familia. Asistí a la Iglesia regularmente y oraba para saber el camino correcto a tomar, a pesar de eso continuaba buscando ayuda en todos los lugares equivocados.
En medio de todo esto en realidad conocí a un hombre en el que me interesé. Él era todo lo que yo podría haber buscado en un novio, pero tuve que terminar con él después de tres meses porque los sentimientos homosexuales continuaban trepando sobre mí. Esto me empujó aún más dentro del estilo de vida lesbiano.
Cuando mi mamá trajo a colación la religión yo me desahogaba diciendo que no había tal cosa como el infierno. Yo estaba recitando todas las mentiras de Satanás. Justificaba mi estilo de vida a mi hermana diciéndole que yo podía tener toda la diversión que quería y no preocuparme del control natal o de quedar embarazada. Incluso encontré una monja que me aseguró que a Dios no le importaba si yo perseguía relaciones lesbianas. Cuando mi conciencia me incomodaba hablaba a esta monja quien me afirmaba en el camino que estaba tomando.
Mi familia me dio un ultimátum: deja la escena “gay” o múdate. Dispuse mi mente para mudarme con mi “novia”. Pero el Espíritu Santo tenía otros planes. Me enteré que justo el día siguiente una de mis hermanas mayores quería verme y hablar conmigo. “Muy bien”, pensé, “ahora podré realmente darle a ella cada pieza de mi mente.” En lo profundo yo estaba temerosa e infeliz por lo que estaba haciéndole a mi familia, pero a pesar de todo fui a ver a mi hermana, armada de todos mis libros pro-gay y preparada para refutar lo que sea que tuviera que decirme. Yo estaba lista para la batalla.
Las cosas no ocurrieron como yo lo había planeado. Mi corazón se abrió cuando mi hermana amorosamente habló acerca del corazón y la voluntad de Dios y cómo ella y el resto de la familia realmente me amaban. Ella estaba dispuesta a trabajar conmigo y me pidió que por lo menos le diera seis meses para tratar. Dijo que yo tenía que cortar de inmediato mis amistades lesbianas. Dijo que tenía que confiar en ella. Sorpresivamente me encontré a mí misma diciéndole “Sí”. Realmente estaba diciéndole “Sí” al Espíritu Santo.
Lloré todo ese día. Estaba helado y lluvioso. Me encontraba en un desorden emocional y sabía que tenía un camino difícil por delante. A pesar de ello nunca había sentido el amor derramarse sobre mí como esa vez. Estaba experimentando una lucha interior entre el Espíritu Santo y la esclavitud de Satanás. Más tarde me enteré que mi hermana había estado orando por mí desde su corazón y que ella ni siquiera sabía lo que estuvo diciendo. Con la ayuda de Dios puse fin a mis ataduras lesbianas dentro de los siguientes dos días.
Los siguientes seis meses ciertamente no fueron fáciles, pero un completo nuevo mundo estaba abierto para mí. Mi literatura “gay” fue reemplazada por literatura religiosa. Empecé a asistir regularmente a reuniones de oración y estudios de Biblia. Decidí escuchar la radio cristiana y a ver televisión católica. También empecé a asistir a grupos de apoyo espiritual diseñados para ayudar a personas como yo.
Hubieron muchas noches en que extrañé a mi “novia” y estuve tentada de ceder y llamarla. Doy gracias al Señor que me salvó en el momento perfecto, antes de que ella se volviera mi “amante”. Él ciertamente sabe cuánto sufrimiento necesitamos para volvernos maduros y completos, cuánto podemos soportar. No me ayudó el que ella dejara un mensaje en mi máquina ontestadota diciéndome que me extrañaba terriblemente. Hubieron días y noches que lloré y lloré. Una noche fui al patio trasero, miré al cielo y estaba alegando con Dios para que me dijera por qué. Mi hermana siempre estuvo ahí para mí. Aprendí cómo encargarme de la tentación. Cada momento de debilidad me hizo más fuerte. Cada evento era un cambio radical. Vivía apoyándome en citas de la Biblia. Jesús con certeza me tenía agarrada.
Mayores aspectos de mi sanación tomaron lugar cuando comencé a rezar el rosario diariamente, ir a Misa diaria y pasar tiempo con Jesús en el Santísimo Sacramento tan a menudo como era posible. Mis tentaciones homosexuales declinaron.
Aún soy amiga del hombre que conocí hace más de tres años. Le hablé sobre mi pasado y de mi decisión de dejar al mismo atrás. Él estaba muy orgulloso de mí. Sentimientos heterosexuales están gradualmente comenzando a surgir hacia él y quizás un día Dios nos una en matrimonio, si Él piensa que estoy lista para ello. Es algo por lo que ahora estoy orando.
Lo importante es mi compromiso a una vida de castidad en unión con Cristo. Aún tengo tentaciones ocasionalmente pero no las dejo molestarme o que interfieran con mi vida porque creo que “¡Él que ha comenzado Su buena obra en mí, la continuará hasta el día de Jesucristo!” >>
Mitos sobre la homosexualidad
Dentro de nuestra sociedad han surgido diferentes opiniones que se han ido “inflando” con el tiempo, así han surgido los siguientes mitos:
* En las relaciones homosexuales uno hace el papel de hombres y el otro de mujer.
FALSO. En las relaciones homosexuales deben dominarse terrenos que conciernen tanto al propio sexo como al sexo opuesto. Esto no implica que uno desempeñe en papel del sexo opuesto.
* A los homosexuales les obsesiona el sexo más que a los heterosexuales.
FALSO. El sexo ocupa un lugar más destacado en las relaciones del hombre que en las relaciones de la mujer. Esto se hace aún más evidente en el caso de los hombres gay. Las diferencias en la sexualidad entre hombres y mujeres son entonces mayores que las diferencias de sexualidad entre homosexuales y heterosexuales.
* Los hombres homosexuales son pedófilos que abusan de los niños.
FALSO. Proporcionalmente son menos los hombres homosexuales que los heterosexuales que abusan de los niños.
* La homosexualidad se debe a una perturbación en la infancia.
FALSO. No sabemos nada del por qué algunos “se vuelven” homosexuales. Existen muchas y variadas teorías con respecto a la herencia o el medio. La mayoría de los homosexuales no han tenido mayores dificultades en la infancia.
* Los hijos de homosexuales también se vuelven homosexuales.
FALSO. Las investigaciones científicas que se han efectuado, demuestran que éstos niños no tienden a volverse homosexuales en mayor medida que los hijos de heterosexuales.
* Los homosexuales se excitan con todos los que son de su mismo sexo.
FALSO. No basta con que la persona sea del mismo sexo. Los homosexuales exigen tanto a su pareja como los heterosexuales.
* Se es homosexual debido a que no se puede entablar contacto con el sexo opuesto.
FALSO. La homosexualidad no tiene nada que ver con la capacidad de atraer al sexo opuesto, sino se trata sencillamente de que uno se interesa por personas de su propio sexo.
¿ Se debe evitar o aceptar la homosexualidad ?
Evitar la homosexualidad antes de que aparezca es la ``prevención´´. Cuando el sujeto es ya homosexual significa tratamiento. Sin embargo, ni prevención ni tratamiento pueden aplicarse a la homosexualidad, ya que no es ningún trastorno psiquiátrico.
El tema de la prevención genera una gran irritación entre los líderes homosexuales, ya que da a entender que es algo que se debe evitar, mientras q lo único que ellos quieren es ser aceptados. Aunque esto puede ser comprensible y compartido por algunas personas, mientras las costumbres sexuales no acepten la homosexualidad en la misma medida en la que se acepta la heterosexualidad, la prevención puede ser estimada como legítima. Parece ser que la mayoría de los patrones homosexuales son más adquiridos que innatos, y la infancia y el periodo prepuberal son las mejores épocas para evitar tal adquisición. Una vez que ha emergido de un modo claro la predilección homosexual, el hacer un adecuado tratamiento es algo que debe decidir el sujeto en función de su motivaciones. Los psiquiatras son presionados por padres que intentan tratar la tendencia homosexual recién descubierta en su hijo o su hija, pero, a menos, que el adolescente desee cambiar, poco puede hacerse en este sentido y resulta más constructivo intentar ayudar a los padres a tolerar y comprender mejor el tema.
Debido a esto, como grupo pensamos que no sacamos nada con evitar la homosexualidad, ya que es algo que está en medio de nuestro entorno de todos los días y que si hacemos como si no existiera, no estaríamos aportando nada para nuestros tiempos ni para el futuro. Es por eso que no debemos evitar la homosexualidad, sino que aceptarla, aceptar su existencia y tratar de guiarla hacia una vida de valores y de conciencia moral, sin que esta inclinación sexual se transforme en el centro de nuestras vidas ni que comience a considerarse natural, ya que no lo es. Como cristianos debemos aceptar y reconocer su presencia, pero no aceptar las conductas que los homosexuales llevan a cabo, ya que no iría con el plan divino de Dios de procrear y dar vida al mundo, debemos tratar de integrarlos como individuos para que logren tener una vida sin rechazo y llena de comodidad como los heterosexuales, ya que no es una enfermedad, solo una condición distinta.
Enfermedades asociadas
Pese a que el sida se puede presentar en todas las personas sin importar su condición sexual, es un hecho que dentro del mundo homosexual este virus avanza más rápido y con más fuerza. Las practicas homosexuales fueron las primeras en llevar el sida a todo el mundo. Fue en San Francisco, conocida como la ciudad del mundo gay, donde comenzó este dañino virus, y el primer caso conocido en España, fue un homosexual. Esto se debe a que la posibilidad de transmisión de sida por actos homosexuales es grandísima.
Pese a que este grupo no quiere aceptar sus resposabilidades, la revista “Roling Stone” de enero del 2002 afirmó que 1 de cada 4 infecciones de VIH en los gays estadounidenses sería premeditada, debido a la pérdida del miedo a este virus y la exitación sexual que provoca el riesgo de poder contagiarlo. Así se conoce a los “buscadores del bicho” y a los “proveedores del regalo” siendo los primeros aquellos que quieren contagiarse el virus, y los segundos aquellos que deliberadamente lo transmiten.
Esta idea de la revista se ve respaldada por el aumento de gays involucrados en conductas sexuales de altísimo riesgo y la confirmación del aumento de infecciones sexuales de este segmento de la población. Pese a los desesperados intentos por detener esta plaga, el aumento de las estadísticas no motivan para que se genere una mayor precaución.
Es por esto que muchas personas rechazan a la población homosexual refiriéndose a la homosexualidad como un “estilo de muerte”. Sin embargo esto no está tan desorientado, ya que con los estudios médicos conocidos sabemos que el estilo de viada homosexual daña a toda la población. La naturaleza del sexo anal y su frecuencia en homosexuales da la explicaión fisiológica de porque el VIH y otros virus se transmiten tan rápido en este tipo de relaciones.
La fisiología humana deja claro que el cuerpo humano no fue diseñado para acomodar esta actividad. El recto es significativamente distinto a la vagina en lo que respecta a la adecuación para la penetración del pene. La vagina tiene lubricantes y el apoyo de una red de músculos. Está compuesta por una membrana mocosa con un epitelio estratificado en varias capas que permite aguantar la fricción sin daño y resistir las acciones inmunológicas causadas por el semen y el esperma. En cambio, el ano es un delicado mecanismo de músculos pequeños que forman un pasaje de "sólo salida". Repitiendo trauma, fricción y estiramiento, el esfínter pierde su tensión y habilidad para mantener un cierre firme. Consecuentemente, la penetración anal conduce al escape de material fecal que fácilmente puede llegar a ser crónico. El potencial de daño se ve aumentado por el hecho de que el intestino tiene sólo una única capa de células separándolo de tejido altamente vascular, es decir, sangre. Por lo tanto, cualquier organismo que se introduzca por el recto tiene mucha mayor facilidad para establecer un punto de inicio para la infección de lo que tendría en una vagina. Más aún, la eyaculación tiene componentes que son inmunosupresores. En el curso de la fisiología reproductiva normal, esto permite al esperma evitar las inmunodefensas de la mujer. El resultado final es que la fragilidad del ano y el recto, junto con el efecto inmunosupresor de la eyaculación, hacen de la relación ano-genital una manera muy eficaz de transmitir el VIH y otras infecciones. La lista de enfermedades encontradas con extraordinaria frecuencia entre varones que practican la homosexualidad, como resultado de las relaciones anales, es alarmante: cáncer anal, Chlamydya trachomatis, cryptosporidium, giardia lamblia, herpes simples virus, el VIH, el virus del papiloma humano, isospora belli, microsporidia, gonorrea, hepatitis viral tipo B y C, y sífilis.
Pero además de la razón fisiológica, otro punto relacionado es la frecuencia del sexo anal y el número de parejas, muy superior en las personas de práctica homosexual.
Otra de las enfermedades que afecta a la población homosexual es el alcoholismo, afectando entre el 20% y el 30% de la población homosexual. El 35% de las lesbianas tiene un historial de exceso de bebida, compárese con el 5% de mujeres heterosexuales. Además, aproximadamente un 30% de homosexuales y lesbianas son adictos a las drogas.
Además, los archivos de General Psychiatry nos demuestran que la gente homosexual esta en un riesgo sustancialmente mayor ante algunas formas de problemas emocionales, incluyendo suicidios, depresión grave, desorden de ansiedad, desorden de conducta y dependencia de la nicotina, debido a la discriminación o rechazo social y lo que ésto trae consigo. Un ejemplo de esto es en 1999, cuando la revista Clinical Psychology Review revisó 19 estudios sobre violencia doméstica homosexual: el 28% de las parejas homosexuales de ambos sexos registraron violencia física. En concreto se registró violencia en el 48% de las parejas lesbianas y en el 38% de las parejas de varones. En un estudio sólo de parejas lesbianas, se registraban maltratos psicológicos entre un 73% y un 90% de las parejas. Más de un 30% de las lesbianas habían estado en una relación donde al menos había sucedido una agresión física.
Otro punto importante es el abuso infantil que se asocia a los homosexuales en su propia infancia. El Archives of Sexual Behavior (2001)demostró que el 46% de los hombres homosexuales y el 22% de las mujeres homosexuales fueron sexualmente molestadas en su infancia por una persona del mismo sexo. En cambio, entre la población heterosexual sólo un 7% de los hombres y un 1% de las mujeres sufrió acoso o abusos sexuales en su infancia por una persona del mismo sexo.
Homosexualidad en la actualidad
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El rechazo social de la homosexualidad viene dado no sólo por la moralidad sexual dominante, que en muchos casos la sociedad misma ha ignorado, sino también por la serie de tópicos que sobre los homosexuales han existido y siguen teniendo fuerza hoy día. La represión a la que éstos han sido sometidos no sólo ha afectado a los propios homosexuales, ya que tal represión ha servido también para acentuar la ignorancia del resto de la sociedad en relación con los problemas que este colectivo vive, y para abonar una visión deformada y malvada de los homosexuales. Así, habitualmente se establece una relación entre homosexualidad y pederastia, prácticas sadomasoquistas, fiestas orgiásticas; en suma, una visión del homosexual como un hombre gris y siniestro. Todo ello ha servido para impulsar de manera inevitable el rechazo social frente a este colectivo.
Interesante es, por otro lado, observar cómo todos estos estereotipos se relacionan de forma casi exclusiva con la homosexualidad masculina, y de hecho en muchos países, se ha penado únicamente la homosexualidad masculina, siendo la femenina ignorada históricamente, tal vez como consecuencia del poco interés que en general la sexualidad femenina ha suscitado tradicionalmente. Este hecho, que hasta hace poco era beneficioso para las lesbianas porque así podían desarrollar su vida a salvo de la persecución policial y el rechazo social, se presenta hoy, sin embargo, como un obstáculo al reconocimiento de los problemas propios del lesbianismo, y del conocimiento social del mismo, tan importante para la aceptación por parte de la sociedad de las parejas homosexuales y lesbianas.
Conclusión
Gracias a este trabajo pudimos profundizar más sobre este tema tan controversial en estos tiempos, un tema que está en la moda de nuestra juventud, con la Britney Spears y la Madonna, con la musica, y diferentes destapes de famosos, muchas veces idolos para la juventud.
Con nuestra investigación descubrimos que muchas veces la homosexualidad surge por nuestra culpa, por nuestra falta de tolerancia hacia personas que creen no tener otra opción, pero que sin embargo pueden sañlir adelante como seres humanos si nosotros ponemos de nuestra parte. También aprendimos que las enfermedades que popularmente son asociadas a los homosexuales son totalmente verdaderas, y que pese a que la población lo trata de negar, hay hechos científicos que lo constatan.
Por otro lado conocimos que este repentino surgimiento de la homosexualidad es solo un simple destape de nuestros tiempos y que esta conducta a existido desde tiempos remotos, como en grecia con protagonistas de historias legendarias.
Y finalmente pudimos concluir que no debemos evitarlos, sino que aceptarlos y acogerlos, haciendo que sus vidas sean más placenteras y evitando la perpetua discriminación que han enfrentado durante toda su existencia.
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Enviado por: | Constanza Villegas |
Idioma: | castellano |
País: | Chile |