Historia


Historia de México del siglo XIX


Leyes de Reforma

El presidente Juárez, presionado por las difíciles circunstancias, decide decretar una serie de leyes en las que radicaliza aún más su política en perjuicio de sus adversarios.

Por medio de esas leyes se establece la separación de la Iglesia y el Estado. Se suprimen las corporaciones de los regulares masculinos y de los sacerdotes secularizados. Se extinguen las cofradías y las archicofradías y todas las corporaciones religiosas. Se clausuran los noviciados de los conventos, pero se conservan los antiguos con capitales y dotes. Se expropian en favor de la Nación todos los bienes administrados por el clero secular y regular, La remuneración que hacen los fieles al sacerdote por concepto de la administración de los sacramentos, así como de los demás servicios religiosos, es materia de un convenio libre entre las partes, y la autoridad civil no puede intervenir en ello.

Se decreta la ley del Registro y del Matrimonio Civil.

Como puede advertirse, Juárez y su gobierno se habían propuesto liquidar al adversario, por medio de la creación de un nuevo Estado y una relación entre la sociedad y el gobierno.

La guerra se prolongaba y los conservadores requerían ayuda del exterior, así que tienen que recurrir a sus agentes, y uno de ellos era Juan Nepomuceno Almonte, hijo natural del prócer José María Morelos.

El Tratado Mon-Almonte

Juan Nepomuceno Almonte, quien había fijado su residencia en Francia, funge como representante del presidente Zuloaga. En septiembre de 1859, firma con Alejandro Mon, ministro de España, un convenio mediante el cual el gobierno conservador se compromete

a reconocer y a pagar todas las deudas atrasadas y a resarcir los daños causados a los españoles que habían sido agredidos y asesinados, a cambio de que el gobierno español otorgue su reconocimiento a los conservadores.

En efecto, el gobierno español brinda todo su apoyo a la facción conservadora.

Por su parte el gobierno de Juárez, cuyos recursos eran casi nulos, busca el apoyo del

gobierno de los Estados Unidos, y para ello firma con este país un peligroso tratado.

Segunda intervención francesa

El Estado mexicano hasta estos momentos no había podido organizar ni la economía ni las finanzas del país. En el ámbito agrario, la producción agropecuaria seguía siendo insuficiente, la industria y el comercio continuaban desorganizados y, en consecuencia, las arcas de la Nación estaban vacías, así que la hacienda pública carecía de los recursos para solventar sus deudas internas y externas y sus gastos. En resumen, era un Estado pobre con una clase baja en la miseria, que contrastaba con una alta sociedad en la opulencia. Era, en fin, una situación muy semejante a la actual.

En cuestiones de política interna el país se debatía en medio de graves problemas, ya que no había tenido un momento de paz y se hundía en el caos.

El poder temporal, material, económico y político de la Iglesia ha estado por encima del poder del Estado, como se ha podido observar a lo largo de la historia, por ello, cuando se ha sentido amenazada, ha defendido sus intereses en todas las formas: persiguiendo, encarcelando, fusilando, torturando y matando a sus adversarios. Nuestro país ha sido testigo de esta política.

En el ámbito externo es posible observar el imperialismo en acción. Los países industrializados buscan por todos los medios mercados que les provean de materias primas o de consumidores para sus productos finales.

Así, en los años 50 del siglo pasado y los años posteriores, el imperialismo se deja sentir con gran intensidad. Inglaterra, Francia, Rusia, Alemania, Estados Unidos, Italia, tienen una poderosa presencia militar, económica y diplomática en todo el mundo.

En el caso de México, esto se manifiesta en la guerra de Texas, la primera guerra contra Francia, la guerra contra Estados Unidos y la Intervención Francesa y un Imperio.

En los primeros días de 1861, el presidente Juárez se reelige. Como consecuencia de ello se inconforman Melchor Ocampo y Jesús González y se separan del centro del poder.

Los conservadores, aunque vencidos, continúan en actitud de rebeldía atacando poblaciones. Miguel Miramón y Leonardo Márquez con el lema Religión y fueros incitan al pueblo a unirse a su causa.

El presidente Juárez responde a la actitud desafiante de la Iglesia expulsando al Nuncio Apostólico Luis Clementi y también a los diplomáticos que se entrometen en los asuntos del país, como Francisco Pacheco, embajador de España en México, Felipe Neri, ministro de Guatemala, y Pelagio Antonio Labastida y Dávalos, arzobispo de México.

En 1861 el país pierde a cuatro liberales distinguidos, Miguel Lerdo de Tejada, Melchor Ocampo, Santos Degollado y Leandro Valle, los tres últimos fueron asesinados por los conservadores.

El 17 de julio el gobierno juarista decide suspender durante dos años el pago de la deuda pública debido a que la crisis económica es aguda y el Estado no tiene posibilidades para solventar los compromisos contraídos. Esta disposición afecta los intereses de España, Inglaterra y Francia, países con los que México tenía adeudos pendientes.

El destierro de los personajes mencionados y la suspensión de pagos provocan escándalo en Europa, y se hacen circular indicios de una próxima intervención en México para hacer que en este país se establezca el orden.

Tiempo atrás en Inglaterra se habían hecho planes para establecer en México una monarquía, pero nunca se puso en marcha este proyecto.

No así en Francia, gobernada por Luis Napoleón Bonaparte, más conocido por Napoleón III, quien es sobrino del gran corso Napoleón Bonaparte y quien aspiraba a imitar las glorias de su tío. Napoleón III se dio a la tarea de crear un imperio en México y para ello contó con los oficios y servicios de José Manuel Hidalgo, José María Gutiérrez Estrada, Juan Nepomuceno AImonte, hijo natural de Morelos, Teodosio Lares y otros conservadores más.

El tiempo es propicio para dar cumplimiento a estos planes. En Estados Unidos se había iniciado un conflicto interno, la Guerra de Secesión, y por tanto ese país no podía intervenir en contra de estos proyectos. Es así como las tres potencias molestas con la política de Juárez se disponen a unir sus fuerzas para presentar sus reclamaciones contra México.

El 31 de octubre de 1861, la reina Victoria de Inglaterra, Isabel II de España y Napoleón III, emperador de los franceses, firman un convenio que es conocido como la Convención de Londres.

En Inglaterra se había preparado un ambiente favorable a la intervención con el argumento de que México había entregado a España rentas por varios millones de dólares, y por esa razón ahora era un país insolvente en el que la anarquía había hecho ascender la deuda a $200 000 000.00 de pesos y sólo se podría salvar con una intervención extranjera.

Presionado por los acreedores, el gobierno de Juárez levanta el decreto de suspensión de pagos y declara que buscará arreglos con esos países, pero aún así las tres potencias se disponen a enviar sus fuerzas armadas.

Francia reclama el pago de $57 000 000.00 de pesos. Inglaterra reclama la cantidad de $70 000 000.00 de pesos, y España $ 9 500 000.00 pesos; en total a México se le reclamaban $163 500 000.00 pesos.

Inglaterra envía como su representante a Charles Wycke, Francia al conde Dubois de Saligny, y España al general Juan Prim, conde de Reus, marqués de los Castillejos.

El 8 de diciembre de 1861 llega a Veracruz la flota española, y en los primeros días de 1862 la de Inglaterra y la de Francia. El general Prim es designado comandante de las fuerzas intervencionistas. Por parte de Inglaterra más tarde llega Hugh Dunlop, y por Francia Jurien de la Graviere.

El 10 de enero de 1862 las fuerzas extranjeras lanzan una proclama al pueblo mexicano expresando que no llegan en son de conquista, sino para cobrar las deudas y brindar ayuda al pueblo.

Entre el 10 y el 13 de enero, se envían notas y además un ultimátum al gobierno de Juárez exigiendo el pago de las deudas, notificando que la armada francesa ocuparía los puertos para garantizar los pagos. España, por su parte, requiere el cumplimiento del tratado Mon-Almonte. El gobierno mexicano rechaza todas estas exigencias.

Y previendo una agresión contra el país, el 25 de enero de 1862 se expide una ley en la que se declara que incurre en la pena de muerte quien apoye o favorezca la intervención, pues esto se considerará como un delito contra la independencia y soberanía del país, y por tanto, en el caso de que algún mexicano la apoye, incurrirá en el delito de traición a la patria.

Juárez, al enterarse de que los conservadores fraguaban la creación de una monarquía con el apoyo de estas potencias extranjeras, decreta esta ley. Y así, por la vía legal, se prepara para hacer frente a esta agresión.

En lo que se refiere a las reclamaciones monetarias, Juárez se dispone a negociar las que sean justas, para ello designa como su representante al general Manuel Doblado.

El 19 de febrero de 1862 se realiza una serie de convenios que son conocidos como Los Convenios Preliminares de la Soledad. En ellos se reconoce al gobierno de Juárez como legítimo, y que México tiene la fuerza suficiente para sofocar sin ayuda toda rebelión. Los aliados presentan sus reclamaciones a nombre de sus países, declarando que no intentan socavar la soberanía e independencia de México, y acuerdan hacer negociaciones en Orizaba, donde concurrirán los representantes del gobierno mexicano. Durante las negociaciones los ejércitos de las potencias ocuparán Córdoba, Orizaba y Tehuacán. Los aliados tendrán el paso libre a las fortificaciones en poder del ejército mexicano. Y si por desgracia se rompían las negociaciones, las fuerzas extranjeras desocuparán las poblaciones citadas y retrocederán hacia las fortificaciones en camino a Veracruz. Los hospitales de los aliados estarán al cuidado del gobierno mexicano. Y la bandera nacional será enarbolada tanto en el puerto de Veracruz como en San Juan de ülúa.

España e Inglaterra aprueban casi todas las cláusulas de los Convenios de la Soledad, no así los representantes de Francia, que inclusive desconocen al gobierno de Juárez.

Más tarde hacen su arribo, Almonte, Antonio Haro y Tamariz y otros conservadores amparados por el ejército francés. Juárez requiere el destierro de éstos y ante este reclamo se inician las hostilidades con los franceses. El general Prim y Wycke no apoyan a la representación francesa y se disponen a romper con la Triple Alianza y, a fines de abril de 1862, se reembarcan a sus países de origen.

A fines de marzo de 1862, Francia había enviado una mayor cantidad de efectivos al mando del general Laurencez, quien sustituye a Jurien de la Graviere, pues éste había sido acusado de cometer falta al firmar los Convenios de la Soledad.

Algunas consideraciones en torno de los proyectos de intervención.

Antes de emprender el estudio de los sucesos y el proceso de la Intervención Francesa en México, conviene tener en consideración lo siguiente. Entre Francia e Inglaterra había intereses que aparentemente eran comunes. Veamos. Francia observa con alegría los acontecimientos que ocurrían en Estados Unidos. Este país estaba envuelto en un peligroso conflicto interno, la Guerra de Secesión, la cual podía traer como consecuencia su desmoronamiento. Y esta posibilidad facilitaba sus planes para implantar en México una monarquía encabezada por Maximiliano de Habsburgo. Napoleón III, en octubre de 1861, hizo saber este plan al gobierno inglés que al principio secundó el proyecto, pues Inglaterra deseaba el derrocamiento del gobierno de Juárez. Por tanto, es posible deducir que los ingleses sabían de antemano los planes de Napoleón III.

Inglaterra, por otra parte, planea su estrategia, pero en otro sentido y de acuerdo con sus intereses. Así, los ingleses advierten que Francia se va a involucrar en los asuntos internos de México y esta intromisión va a debilitarla, porque la guerra va a ser prolongada. De esa manera Inglaterra va a tener libertad para ampliar su presencia tanto en Asia como en

Europa.

En el aspecto financiero, los ingleses dan por hecho que el imperio mexicano va a satisfacer las exigencias de los acreedores pagando las deudas contraídas, pues estaban seguros de que no se atreverían a desafiar los intereses británicos.

Al ocurrir lo anterior, Francia quedaría sola enfrascada en su conflicto con México, e Inglaterra obtendría importantes beneficios con el sacrificio ajeno, es decir, de los franceses.

España observa que un príncipe oriundo de su país nunca tendría éxito en México, y Napoleón III no estaría dispuesto a tolerarlo, así que tiene que ceder y aceptar al emperador propuesto por los franceses.

El Imperio de Maximiliano de Habsburgo, 1864-1867

El 11 de junio de 1864 los emperadores hacen su arribo a la ciudad de México. Fiestas, música, misas, homenajes reciben los nuevos gobernantes. Pero muy pronto se enfrentarían a la realidad.

Aspectos político y económico

En el ámbito político Maximiliano se había comprometido con Napoleón III a aplicar una política de corte liberal, así que aplica las leyes reformistas entre ellas la desamortización de los bienes del clero y la libertad de cultos. Los conservadores se inconforman y Maximiliano rompe sus nexos con ellos, los excluye de su corte y llama a su lado a los liberales moderados para que apoyen a su gobierno, entre ellos a José Fernando Ramírez, escritor e historiador, y al poeta Juan de Dios Peza.

La política de Maximiliano provoca las protestas del Vaticano y el clero local, y para someterlos el emperador planea atacar sus intereses. Personalmente reprende a los prelados por no cumplir con su deber. El clero protesta y Maximiliano radicaliza aún más su posición. Presenta ante el Nuncio Apostólico su proyecto de Concordato en el que establece: La libertad de cultos, el que la Iglesia sea controlada y pase a manos del Estado, que los servicios religiosos sean gratuitos, que el Patronato Regio declare medidas para evitar los abusos del clero, para lo que el emperador y el Papa dictaron medidas, que se hicieran efectivas: el registro civil, que los cementerios fueran secularizados, y que el fuero eclesiástico fuera suprimido.

El clero replica y exige un cambio en la política, exige que continúe vigente la intolerancia religiosa, que se restablezcan las órdenes monásticas, que la enseñanza pública y privada estén bajo la tutela de la Iglesia, y que la autoridad civil no tenga influencia en asuntos eclesiásticos. Maximiliano no cede ante estos requerimientos y se rompen las relaciones entre la Santa Sede y el Imperio.

En lo concerniente a las relaciones con el ejército, el emperador tiene dificultades con el mariscal Aquiles Bazaine, a quien disputa el mando del ejército, pues no hay que olvidar que toda la responsabilidad militar estaba bajo el control de Francia. Sin embargo, las armas Francesas nunca pueden estar en paz porque la resistencia republicana en forma constante causa bajas a los invasores, ya que a base de guerra de guerrillas no dan un momento de reposo ni de tregua. Para acabar con esta situación, el 5 de octubre de 1865, Maximiliano decreta que todos los republicanos que ataquen a las fuerzas del imperio serán fusilados como forajidos pues, según Bazaine, el gobierno de Juárez había desaparecido y ya no había causa legal que defender.

En lo que toca a la economía y a las finanzas del imperio, Napoleón III dispone que los consejeros franceses se hagan cargo de la conducción de las finanzas, y se exige a Maximiliano que reduzca sus gastos, pues Francia debe tener beneficios y no únicamente gastos.

En lo que corresponde a la política exterior, a partir de 1865 Maximiliano y Napoleón III reciben amenazas del gobierno de Estados Unidos, país que hasta entonces guardaba silencio y esperaba, debido a que durante cinco años había sufrido en su territorio una Guerra Civil o de Secesión que concluía ese año, por tanto interviene enseguida enviando soldados a la frontera y navios de guerra a las costas mexicanas en clara actitud de desafío contra el Imperio.

El emperador hace planes para recibir colonos del sur de Estados Unidos y con ello fundar poblaciones esclavistas en México.

Napoleón III empieza a ser presionado por los graves incidentes que se producen en Europa y que ponen en peligro la seguridad de Francia. En su frontera con el Rin, Rusia es una verdadera amenaza, ya que en 1866 derrota a Austria en la batalla de Sadowa y así el poderío prusiano se deja sentir en el mapa europeo. Y en América, los Estados Unidos empiezan a amagar al Imperio.

Napoleón III no tiene alternativa y decide retirar a sus ejércitos de suelo mexicano.

Sucesos importantes

Entre los hechos importantes destacan los problemas de Maximiliano con los conservadores, y el final de la Guerra de Secesión en Estados Unidos y su postura ante la Intervención y el Imperio, de manera que amenaza recordándoles la Doctrina Monroe.

También la victoria prusiana a costa de Austria y el hecho de que una nueva potencia en Europa está latente.

El hecho de que Napoleón III ordena el retiro de sus fuerzas, olvidando sus compromisos con el Imperio. Ante esta actitud del gobierno francés Maximiliano piensa en abdicar, pero su madre y Almonte lo obligan a permanecer en México.

Ahora Maximiliano debe de organizar a su Imperio, sin el apoyo de Francia, que empieza a retirar a sus hombres.

Carlota viaja a París y exige a Napoleón III que cumpla con los compromisos firmados en Miramar, y éste se niega a ello. Pío IX da la espalda a Carlota y ella enloquece.

Maximiliano no tiene alternativa, o regresa a Europa o recibe a su lado a los conservadores: Tomás Mejía, Miguel Miramón y Leonardo Márquez. Mientras el ejército francés abandona suelo mexicano.

El gobierno de Juárez retorna y ocupa Zacatecas. Las armas de la República derrotan a los imperialistas en Miahuatlán y la Carbonera y se dirigen a Puebla.

Maximiliano y sus conservadores se refugian en Querétaro, en marzo de 1867. Los republicanos inician el sitio a ese lugar. Mariano Escobedo y Ramón Corona circundan la ciudad.

Gobierno de Benito Juárez

1867-1872.

El presidente Juárez había instalado su gobierno en la ciudad de México en julio de 1867. El sistema republicano se había consolidado y ahora al incipiente burguesía liberal se propone conquistar el poder. La nacionalidad representada por esta clase social.

En el aspecto económico y el financiero, el país se encuentra en la ruina y se hace necesario ordenar la administración pública y a la economía; para ello se toman, entre otras medidas, la de reducir el ejército federal a 30 000 efectivos, pero bien disciplinados.

En el aspecto político, Juárez había dirigido al país con facultades extraordinarias debido a la Guerra de Reforma, la Intervención y el Imperio, y ahora busca regularizar su situación política para lo que convoca a elecciones presidenciales y para diputados.

En cierta medida sus facultades extraordinarias habían excedido los límites del poder y con ellas podía vetar las decisiones de los otros poderes, lo que significaba que hasta ahora tenía amplias facultades con un verdadero carácter dictatorial y anticonstitucional, por lo que es criticado duramente por los mismos liberales. Este hecho es una de las causas de rebeliones en varios estados.

En resumen, Juárez había sentado un precedente, también había transgredido la legitimidad, y como todos los políticos ansiaba el poder, el dominio, y por ello lucha para conservarlo.

Por otra parte, los comuneros y los campesinos son expulsados de las tierras que habitaban desde tiempo atrás en forma de comunidades. Terratenientes y militares son los ejecutores de estas arbitrariedades. Estos despojos van a provocar rebeliones a las que el gobierno califica como movimientos clericales, y los reprime en forma sangrienta.

En cuanto a la filosofía que predomina en México, ésta es el positivismo que se vincula con la vida nacional. La filosofía de Augusto Comte y de otros ideólogos franceses viene a México y se adopta en el campo educativo y en la política. Gabino Barreda, discípulo de Comte, a solicitud del presidente, crea en 1867 la Escuela Nacional Preparatoria. Esta institución educativa y la educación en general va a tener una fuerte influencia positivista en sus programas, modelos educativos, métodos, etc.

El positivismo en la política alcanzaría su punto culminante en el régimen del general Díaz.

En 1871, Juárez finaliza su periodo de gobierno y busca su reelección. En el proceso electoral participan juaristas y porfiristas. La elección se efectúa en diciembre de 1871 y el triunfo es para Juárez, pero su victoria electoral está empañada pues se argumenta el fraude.

Sebastián Lerdo de Tejada, ministro de la Suprema Corte de Justicia se separa de Juárez. Porfirio Díaz se pronuncia con el Plan de la Noria, con el principio de la No Reelección, y exige el respeto a la Constitución de 1857.

El 18 de julio de 1872, en medio de estas manifestaciones de descontento, se produce la muerte del presidente de la República.

Virtudes y defectos son parte de su personalidad. Su tenacidad, su heroísmo, su fortaleza ante la adversidad, su entrega completa a sus deberes, pero también su ambición de poder que lo instala al lado de los dictadores. No obstante, había representado al poder civil en medio de caudillos con pretensiones pretorianas.

Gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada, 1872-1876

El nuevo presidente es hombre de grandes virtudes, inteligencia, cultura, fuerte personalidad, pero también tiene grandes defectos, es déspota y carece de tacto para conducir a la Nación. Su antipatía le produce dificultades durante su gestión al frente del país.

Continúa con la obra de Juárez, Incorpora las Leyes de Reforma a la constitución de 1857. Con este hecho radicaliza el Código Fundamental y por tanto, a su gobierno. En relación con la Iglesia adopta una postura intransigente y decreta la expulsión de los jesuítas con la consecuente protesta del clero.

En 1874 modlívc-a. la. constitución y crea. al Senado de la República, para complementar las funciones del Poder Legislativo con la Cámara de Diputados.

Con el objeto de pacificar al país, expide una ley de amnistía para todos aquellos que se encuentren en rebeldía contra el gobierno, pero al mismo tiempo recurre al uso de facultades extraordinarias para hacer frente a la oposición.

En Tepic, Manuel Lozada se levanta en armas contra el gobierno, exigiendo una política progresista, pero adoptando una posición contradictoria requiere concesiones en favor de la Iglesia y de los conservadores. El 14 de julio de 1873, Lozada es capturado, sometido a proceso, y ejecutado, con lo que concluye esta rebelión.

Los conservadores siguen reclamando "Religión y fueros" y provocando sublevaciones. Mariano Escobedo sale a combatirlos, pero fracasa en el intento.

En el renglón económico, el gobierno pretende solucionar los problemas administrativos y económicos del país, aunque la agricultura está prácticamente paralizada, no hay producción en el campo, hay desempleo y los peones y los campesinos venden sus tierras para poder sobrevivir.

Sin embargo, en el ramo industrial hay algunos avances, se introduce la mecanización en la planta industrial, principalmente en la rama textil.

En las comunicaciones se logra la terminación de la línea férrea entre la ciudad dexico y el puerto de Veracruz, obra iniciada durante el gobierno de Comonfort.

En el aspecto social se producen cambios en la población rural, pues con la venta de terrenos baldíos los campesinos sin tierra emigran a la ciudad. Los despojos que sufre la gente del campo y el desempleo en el área rural, causan malestar y emigración masiva. Y esta situación se acentúa durante el gobierno de Díaz.

El proletariado urbano crece debido a la Industrialización, y se organiza en uniones de obreros como el Círculo de Obreros Libres y Sociedades Mutualistas. Todo ello es muestra de madurez en el proletariado mexicano.

En el aspecto cultural y científico surgen insignes figuras como Manuel Payno, Manuel José Othón, Ignacio Manuel Altamirano, José María Vigil, Justo Sierra, Manuel Acuña, Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto, Manuel M. Flores, Juventino Rosas, Rafael Lucio, José J. Sánchez.

En el campo de la filosofía destaca el maestro Gabino Barreda, discípulo de Augusto Comte, que trae el positivismo y ejerce poderosa influencia en el país. Así quedan planteados principios como el de Orden y Progreso, ya que según esta filosofia son indispensables para el éxito en la conducción de los asuntos del Estado y el Magíster Dixit, en el terreno educativo.




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Enviado por:El Soplón
Idioma: castellano
País: México

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