Historia
Historia contemporánea
EXAMEN 3º. LA RESTAURACIÓN.
1ª.- RÉGIMEN POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN Y SUS FUNDAMENTOS SOCIALES.
*
Causas: Incapacidad de la República para resolver los 3 conflictos bélicos (Cuba, el Carlismo y el Cantonalismo)
No hubo prácticamente ninguna clase opuesta a la Restauración.
* Los campesinos no consiguieron que la República cambiara el sistema de propiedad de la tierra.
* Los industriales catalanes eran contrarios al librecambismo de la República.
* La clase alta burguesa quería una mayor protección del Estado.
* Los grandes propietarios de las tierras estaban en contra de la desamortización.
* El ejército estaba cansado de la inestabilidad política.
* El vaticano quería poner fin al anticlenclarismo.
LOS INICIOS DEL RÉGIMEN.
La puesta en marcha del régimen fue obra de un Monisterio-Regencia presidido por Cánovas:
* Preparó la llegada del rey Alfonso XII.
* Revisó la política del Sexenio Democrático. Crearon la Constitución Libre de Enseñanza.
* Puso fin a los conflictos bélicos abiertos. La guerra carlista concluyó. La abolición de los fueros, con el establecimiento del concierto económico. La guerra de Cuba concluyó con el convenio de Zanjón.
-
Realizó un nuevo texto constitucional.
MANIFIESTO DE SANDHURST.
El manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas del Castillo, recogía los siguientes aspectos:
* El principio monárquico se defendía en virtud de la legitimidad histórica.
* Se defendía de una monarquía constitucional.
-
Se proclamaba un sentimiento patriótico, católico y liberal.
LA CONSTITUCIÓN DE 1876.
La más duradera de la historia de España.
Aspectos esenciales de est constitución:
* Monarquía liberal: pieza esencial del sistema político. El rey amplió sus poderes. El senado estaba compuesto por senadores por derecho propio (grandes de España, altos cargos de ejército e iglesia), unos elegidos por la Corona y otros por sufragios renovables cada cinco años.
* Se adoptaba la soberanía compartida entre las Cortes y el Rey.
* Se establecían unas Cortes bicamerales, compuestas por un Congreso, elegido, y un Senado.
-
Se acordó la tolerancia religiosa.
En 1878 se aceptó el sufragio censitario. En 1890, se volvió al sufragio universal masculino.
EL TURNISMO.
PACTO DEL PARDO
Conservadores y liberales establecen un sistema de rotación en el poder. Plenitud de la alternancia pacífica en el poder. Los consevadores ceden el poder a loS liberales que Crean una importante tarea de modernización del Estado, a travé de importantes reformas:
* Código de Comercio y Código Civil, regularon las relaciones privadas.
* Ley de Jurados y Ley de Asociaciones, legalizó la formación de partidos políticos y sindicatos obreros.
-
Ley de Sufragio, implantó el sufragio universal masculino.
Funcionaiento del turno dos condiciones pactadas: implicación de la Corona como árbitro entre los partidos y falseamiento electoral, capaz de crear las mayoría parlamentarias.
Manipulación de elecciones mediante pucherazo y encasillado.
Encasillado fuerzas políticas negociaban y se repartían distritos electorales entre políticos dinásticos.
Pucherazo fraude electora cuando el acuerdo entre partidos no funsionase.
1875-1881 conservadores retienen el gobierno de forma continuada. Diseñan la base institucional del sistema (Constitución de 1876 y Ley electoral de 1878).
1881 progresistas llegan al gobierno. Antiguos progresistas llamados por la Corona a formar gobierno sin utilizar la fuerza. La brevedad del gobierno liberal impide a Sagasta el desarrollo de una política de reformas.
EL CACIQUISMO.
Voluntad de los electores sometida a procesos de manipulación y fraude.
El caciquismo era la relación político-social establecida entre el cacique y sus clientes.
EL CACIQUE.
Se definía por los siguientes rasgos:
Jefe local de un partido político
Poder basado en el control de la administración del Estado
Uso no legal de las instancias estatales.
Actuaba a nivel local y comarcal.
Intermediario entre el Estado y su comunidad.
El caciquismo no fue exclusivo de este período ni tampoco un fenómeno peculiar de España.
LOS CLIENTES.
Los caciques intercambiaban con sus clientes votos por favores.
Los caciques ejercían un patronazgo político en el que los electores se comportaban como clientes, a los que protegían y defendían.
Las relaciones entre el cacique y el cliente se basaban en la relación personal y en el interés político mutuo.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Partido Liberal-Conservador.
Partido Liberal-Fusionista.
PARTIDO LIBERAL-CONSERVADOR.
Líder Antonio Cánovas del Castillo (hasta su asesinato en 1897).
Formación de los conservadores a partir de la integración de los antiguos moderados, los unionistas, alguna facción del progresismo y un sector católico.
Ideología liberalismo conservador.
Bases sociales grandes propietarios agrarios y la alta burguesía y financiera.
PARTIDO LIBERAL-FUSIONISTA.
Figura central Sagasta (hasta 1903).
Progresismo de Sagasta de orden.
Durante la Restauración abandonó la defensa de la soberanía nacional y aceptó la dinastía borbónica. No renunció a la incorporación del sufragio universal.
Formación de los fusionistas progresistas, algún unionista y políticos descontentos con Cánovas. Se añadieron algunos republicanos entre el alto funcionariado y entre las clases medias.
REGIONALISMOS Y NACIONALISMOS. MOVIMIENTO OBRERO.
REGIONALISMOS GALLEGO.
Apoyado por propietarios agrarios y comerciantes.
Integró dos tendencias:
Tendencia tradicionalista, representada por Alfredo Brañas, con planteamientos antiliberales que mitificaban la sociedad tradicional gallega.
-
Tendencia liberal-democrática, encabezada por Manuel Martínez Murguía, responsable de la defensa en clave racial de Galicia como ente nacional.
Años 90 primeros intentos organizativos limitados por las divisiones internas y la escasa base social.
REGIONALISMO VALENCIANO.
Fenómeno tardío y minoritario.
Su punto de partida se encuentra en el renacimiento cultural de los años 70, que impulsó la creación, en 1878, de la sociedad Lo Rat Penat, núcleo del valencianismo cultural hasta bien entrado el siglo XX.
NACIONALISMO CATALÁN
En el pasado encontró argumentos para respaldar sus reclamaciones políticas ya que a lo largo de la época medieval y hasta f. del s. XV Cataluña era una entidad independiente y soberana, con lengua, leyes y gobierno propios. Hasta mediados del s. XIX no reaparecieron los sentimientos nacionalistas. Entre 1875 y 1900, Cataluña fue la región más desarrollada e industrializada de España.
Desde los años 30 del s. XIX se inició en Cataluña el movimiento literario cultural (Renaixenca), de carácter burgués y antipolítico. El objetivo era recuperar la lengua y costumbres populares catalanas.
El catalanismo, como movimiento político, no surgió hasta la Restauración.
Almirall, antiguo republicano federalista, creó el Centre Catalá, organización política que pedía la Autonomía para Cataluña. Denunció la corrupción de los caciques y terminó por abandonar el movimiento nacionalista para integrarse en el Partido Radical de Lerroux.
Al llegar la crisis del 98, el Nacionalismo tomó un carácter Regeneracionista defendido por Almirall y Cambó que consideraban que era el momento de catalanizar España.
Prat de la Riba, miembro de la burguesía católica e industrial que aspiraba a la Autonomía para Cataluña, fue el más activo ideólogo y organizador del catalanismo. Participó en la fundación de una nueva organización autonimista, llamada Unió Catalanista. Su programa (BASMS DE MANRESA), redactado por él mismo, reclamaba un amplio autogobierno para Cataluña dentro de la monarquía española y proponía un reparto de funciones entre el poder central y el poder regional autonómico.
En 1901 nació la Liga Regionalista, que aspiraba a la autonomía para Cataluña, como resultado de la fusión de otras organizaciones anteriores. Era un partido conservador. Su base social estaba en amplios sectores de las clases medias y altas. Su líder fue Cambó y el ideólogo Prat de la Riba. Su objetivo era defender los intereses económicos de Cataluña, además de la autonomía, reclamando una mayor protección para la industria catalana.
En proletariado jamás simpatizó con el catalanismo. Durante las dos primeras décadas del s. XX fue el principal partido de la vida política catalana.
Al mismo tiempo se desarrollaron corrientes nacionalistas más radicales que desembocaron en el separatismo de Maciá.
El Nacionalismo catalán fue colaborador y entró en el juego de la constitución.
NACIONALISMO VASCO.
El nacionalismo vasco no tenía su origen en la recuperación y defensa de una cultura y una lengua propia ya que el euskera carecía por completo de tradición literaria.
Su aparición en el último cuarto de siglo se debió a:
La rápida industrialización de Vizcaya, a finales de siglo, que estaba transformando radicalmente la economía, la sociedad y la cultura tradicional por la llegada de inmigrantes no vascos.
La abolición de sus fueros históricos tras la última guerra C.
A partir de una idealización de su pasado y de la sociedad tradicional vasca, el nacionalismo vasco rechazó la “españolización”, traída por los trabajadores procedentes de fuera.
El Partido Nacionalista Vasco (“PNV”) fue fundado en Bilbao por Sabino Arana, quien poseía antecedentes personales y familiares en el carlismo. Creó todos los símbolos nacionalistas y formuló los fundamentos ideológicos del PNV:
Defensa de la separación de España y creación de un Estado Vasco Independiente.
Agresivo radical antiespañol, ya que los enemigos españoles (maketos y moros) habían invadido la patria vasca.
Exaltación racista y xenófoba de la etnia vasca. Los españoles, la raza más vil de Europa- rechazo a matrimonios entre vascos y españoles. Oposición a la llegada de inmigrantes del sur de la Península.
Demandaba un Estado vasco casi teocrático donde se establecería una subordinación del Estado a la Iglesia.
Promoción de la lengua vasca y recuperación de las tradicionales culturas propias.
Apología del tradicional mundo rural vasco.
Durante la primera década del s. XX el PNV encontró escaso apoyo social vasco ya que, la mayoría de la población, no se identificaba con las ideas de Arana por su carácter rural, antimoderno y separatista. Fue mejor acogido entre la pequeña burguesía urbana y en los medios rurales de Vizcaya y Guipúzcoa. Por ello evolucionó desde principios del XX hacia posturas más moderadas para extender su influencia sobre la población vasca.
A partir de 1903, Angel Zabala, sucesor de Arana, se volcó más en esfuerzos organizativos.
En 1907 el nacionalista Ibarreche fue elegido alcalde de Bilbao.
A partir de 1915 contaron con representación parlamentaria y crearon su propio sindicato (“Solidaridad de trabajadores vascos”.)
MOVIMIENTO OBRERO.
La situación de los trabajadores asalariados españoles no mejoró demasiado durante el último cuarto del s. XIX. Los precios de los alimentos subieron muy por encima de los salarios.
En los suburbios de mayores ciudades crecieron las barriadas obreras sin iluminación ni alcantarillado y con unas viviendas míseras.
El movimiento obrero está condicionado por la situación de las clases obreras: paro, alto grado de analfabetismo, y fuertes desigualdades salariales entre el obrero industrial y el agrícola.
A consecuencia del Régimen establecido por el Sexenio Revolucionario de 1869, llegó a España Farelli, enviado por Bakunin para organizar la Asociación General de Trabajadores (AIT).
En 1871 llegó Lafarque, yerno de Marx, con el fin de aglutinar las tendencias socialistas. Al año siguiente se produce la ruptura entre Bakunistas, Anarquistas y Marxistas. En la segunda Internacional, los españoles, en su mayoría, siguen a Bakunin.
En 1874, durante el gobierno de Cánovas, se declararon ilegales las asociaciones obreras ligadas a la AIT. Se realizaron numerosas detenciones.
Los anarquistas, ahora en la clandestinidad, se dividen en 2 tendencias:
El sector anarco-sindicalista que no defendían una actuación obrera colectiva, propagandística y reivindicativa, dentro de la legalidad y centrada en la lucha por la obtención de mejores laborales.
El sector anarco-comunistas rechazaban éstas tácticas, mostrando sus preferencias por el terrorismo individual, la lucha clandestina y el uso de la violencia con el objetivo de impulsar una revolución inmediata, lo que se denomina “política de hecho”.
En 1881, estando Sagasta en el poder, se creó la FTRE (Federación Trabajadora Región Española) que decidió seguir una táctica sindical bastante moderada, pacífica y respetuosa con la legalidad.
En 1883 la policía descubrió una sociedad secreta, la Mano Negar que, supuestamente, había tramado una plan para destruir a los terratenientes. Los grupos anarquistas desmintieron cualquier relación con este grupo. En realidad no se sabe si esta organización existió, aunque si es cierto que se produjeron asesinatos y quemas de coches. La policía realizó detenciones y el anarquismo rural fue desartimulado. La FTRE se hundió a causa de la represión desatada contra los anarquistas que comenzó a actuar en las clandestinidad.
Con el gobierno de Sagasta comenzó un período de gran actividad propagandística con asambleas, creación de periódicos, etc. se publica en Cataluña el periódico “Solidaridad obrera”, que fue uno de los protagonistas de la semana trágica de Barcelona:
En 1909, la protesta de los obreros portuarios, debido al reclutamiento de jóvenes soldados y sobre todo de reservistas, debido a la guerra de Marruecos, que derivo en una huelga general. En la búsqueda de responsabilidades, el gobierno acusó a Francisco Ferrer, maestro anarquista, creador de la Escuela Moderna (alternativa a la enseñanza religiosa predominante). En un simulacro de proceso se le declaró culpable y fue ejecutado. Esto dio lugar a una oleada de protestas fuera y dentro de España y fue una de las causas de las caídas de Maura.
Dentro del anarquismo existen dos tendencias:
ANARCOSINDICALISMO que propugnaba una actuación obrera colectiva y reivindicativa dentro de la legalidad y centrada en la lucha por la obtención de mejoras laborales.
ANARCOCOMUNISMO rechazaban estas prudentes tácticas, mostrando su preferencia por el terrorismo individual (asesinato de Cánovas, asesinato de Canalejas o la bomba lanzada por Mateo Morral al paso de la carroza de Alfonso XIII y María Victoria Eugenia en el día de su boda, que produjo 26 muertos), la lucha clandestina y el uso de la violencia con el objetivo de impulsar una revolución inmediata.
Los principales rasgos ideológicos del anarquismo son:
Rechazo a cualquier autoridad impuesta y abolición del Estado con todas sus instituciones.
Supresión del dinero y abolición de la propiedad privada.
Defensa de la revolución violenta y del recurso a huelgas generales.
Rechazo a participar en las elecciones.
Anticlericalismo porque favorecían la resignación y sumisión pasiva de los trabajadores.
Condenaban la institución familiar y el matrimonio porque se basaba en el autoritarismo paterno y sumisión femenina.
EL SOCIALISMO.
La corriente marxista del movimiento obrero se organizó alrededor de un pequeño núcleo de trabajadores de imprenta madrileñas que decidieron seguir las doctrinas de Marx y Engels y crearon, en 1879, el PSOE, un partido de la clase obrera para actuar en el plano político.
Poco después, formaron el sindicato UGT y Pablo Iglesias fue el líder de ambas organizaciones hasta su muerte.
Continúa en 1921 un grupo de socialistas desgajado del PSOE que forman el PCE, seguidores de la doctrina de Lennin, pero tuvo escasa influencia hasta la Guerra Civil Española.
La iglesia católica española también promovió algunas organizaciones sindicales que, en ocasiones llegaron a ser financiadas por los mismos patrones. El objetivo consistía en superar los enfrentamientos entre empresarios y el proletariado para intervenir el avance de los sindicatos revolucionarios. Su impulsor fue el jesuita Antonio Vicent.
Estas organizaciones que sólo admitían a trabajadores católicos solicitaron a los propietarios que evitaran los abusos y concedieran salarios justos a sus empleados.
El sindicalismo católico tuvo escasa influencia en los medios industriales urbanos y mayor arraigo entre el campesinado de las zonas rurales de Castilla, Navarra, Andalucía y Extremadura.
Las ideas de los socialistas son:
Emancipación total para los trabajadores.
Transformación de la propiedad individual en propiedad social.
Posesión del poder político por la clase proletaria.
Rechazo del terrorismo.
Oposición a la expansión colonial y a la guerra.
Destrucción del capitalismo. Este sistema económico esclavizaba a la clase trabajadora.
La defensa de la revolución.
El objetivo de los socialistas era la revolución, pero hasta que llegara el momento los obreros debían concentrar sus esfuerzos en la creación de sindicatos y partidos para intervenir pacífica y legalmente en la vida política.
La afiliación al PSOE y al UGT fue lenta, en 1877 salió Pablo Iglesias como diputado.
3ª.- CRISIS DEL 98 EN ESPAÑA. CAUSAS Y CONSECUENCIAS.
Es la era del Imperialismo y se pone de manifiesto el atraso de España con respecto a los países más desarrollados
LA CRISIS DE 1898.
Precedente los conflictos cubanos, que se habían iniciado en el reinado de Isabel II.
A fines del siglo XIX, el régimen establecido por Cánovas se vio sacudido por una fuerte crisis, provocada por la guerra colonial y la pérdida de los últimos restos del imperio ultramarino.
LA POLÍTICA EXTERIOR.
El régimen de Cánovas concentró todos los esfuerzos políticos en las cuestiones internas.
Practicó lo que se denominó política del “recogimiento”, que consistía en mantenerse al margen de las grandes alianzas diplomáticas internacionales.
Los políticos españoles partían de la idea de la decadencia de España y de los países latinos frente a la superioridad de las potencias germanas y anglosajonas.
LA POLÍTICA COLONIAL.
Se pensaba que había que mantener la soberanía española sobre los territorios de ultramar e intervenir en el norte de África.
ÁFRICA Y MICRONESIA.
Derechos en el norte de África mantenidos y reconocidos en la Conferencia Internacional de Madrid sobre Marruecos de 1880.
Las pretensiones españolas de soberanía chocaron con la expansión de Gran Bretaña y Alemania.
Incidente más grave el de las Carolinas en 1885, cuando se produjo el enfrentamiento entre comerciantes de diversas nacionalidades.
Alemania y España pretendían hacer efectiva su autoridad. El conflicto se resolvió mediante le arbitraje del papa León XIII que otorgó a España la soberanía, pero concedió al káiser alemán ventajas económicas.
CUBA Y FILIPINAS.
Mantener la soberanía de Cuba y Filipinas fue la gran preocupación de los gobiernos de la Restauración.
La paz de Zanjón, entre insurrectos y Martínez Campos, en 1878 puso fin a la guerra “larga”, pero sólo aplazó el problema cubano. El tratado prometía nuevas condiciones políticas y administrativas, el fin de la esclavitud y una amnistía.
Estando Sagasta en el poder, Maura propuso una autonomía para Cuba, sin llegar a una ruptura con la metrópoli, pero esto creó un grave altercado entre conservadores que se saldaría con su salida del gabinete.
Desde 1878 los círculos independentistas cubanos obtuvieron apoyo de ciertos sectores cubanos y de Estados Unidos, que tenían fuertes intereses económicos en la isla y la considerada un lugar estratégico para controlar el Caribe y el estrecho de Panamá.
LA GUERRA COLONIAL.
La guerra de Cuba estalló en 1895, con el “grito de Baire”, durante las celebraciones del carnaval. El conflicto surgía en un ambiente popular y con un amplio apoyo de la población negra y mulata.
El movimiento independentista siguió bajo el mano de Máximo Gómez al morir Martí durante las primeras batallas bélicas.
LOS EFECTIVOS MILITARES
La respuesta española, dirigida por militares como Martínez Campos y Valeriano Weyler (con él la guerra se volvió más cruel) trató de combatir la insurrección, basada en la táctica de las guerrillas, con un contingente militar.
Los insurrectos contaban con gran apoyo popular y estaban mejor adaptados al terreno. Los efectos del clima fueron demoledores sobre los soldados españoles.
EL APOYO A LA GUERRA.
La opinión pública española fue inicialmente partidaria de la guerra, con la excepción de los federalistas, socialistas, anarquistas y de algunos intelectuales políticos como Unamuno y Sabino Arana. El apoyo popular fue disminuyendo a medida que se hacían visibles los costes de la contienda. Los jóvenes adinerados llamados a filas compraban la redención de su servicio de armas, por lo que sólo aquellos pertenecientes a las clases populares embarcaban hacia Cuba.
Los republicanos se mostraron claramente belicistas y nacionalistas, y dirigieron sus críticas contra la Corona.
Todos los de la oposición estaban en contra de esta guerra.
LA INTERVENCIÓN DE ESTADOS UNIDOS.
La voladura del buque Maine en la Habana aceleró la intervención estadounidense, que se consumó en mayo de 1898. El desenlace fue rápido por las diferencias armamentísticas.
La guerra interesaba a todos por diferentes razones: al imperalismo de Estados Unidos; a los independentistas cubanos; y al gobierno de Sagasta, que consideró que la derrota era un mal menor si con ello se salvaba la monarquía.
Las derrotas militares en Cavite y Santiago de Cuba llevaron al gobierno español a negociar, mientras Estados Unidos desembarcaba en Puerto Rico y Manila, en Filipinas, capitulaba. El tratado de Paz de París entre España y Estados Unidos puso fin al imperio español. Cuba quedaba bajo dominio político-económico de Estados Unidos.
LA GUERRA DE FILIPINAS.
En 1896 se abrió un nuevo frente para España: la insurrección de Filipinas, donde la presencia española estaba estrechamente vinculada a la iglesia católica.
La respuesta de la metrópoli, dirigida por el general Polavieja, fue tremendamente represora. El líder histórico del movimiento, José Rizal, fue fusilado sin que se demostrara que realmente había participado en la insurrección.
El curso posterior de la guerra fue favorable a España. Pero el rumbo de los acontecimientos cambió en 1898 con la entrada de Estados Unidos en el conflicto.
En Puerto Rico el movimiento con más partidarios fue el autonómico consiguiendo la autonomía en 1896, pero fue ocupada en 1898 por Estados Unidos.
CONSECUENCIAS DEL “DESASTRE”.
La pérdida del imperio de ultramar fue considerada un desastre tanto militar como diplomático, sobre todo, porque desde la prensa y los púlpitos se había propagado desmedidamente la creencia en la superioridad militar española. A pesar de ello, la derrota no provocó ningún cambio político. La crisis del 98 fue más bien de índole intelectual que propiamente política.
Una de las primeras consecuencias de la pérdida del imperio ultramarino fue la formación de una corriente de opinión muy amplia a favor de la Regeneración de España. Una Regeneración que habría de acometerse en todos los órdenes, desde el político al social, pasando por el económico y el intelectual. Los intelectuales criticaban el sistema de la Restauración y se iban apartando de los partidos dinásticos.
La consecuencias del desastre a medio plazo fueron relevantes:
La vieja presencia en ultramar se trató de sustituir con una mayor atención al norte de África. El control del reino de Marruecos se convirtió en una de las obsesiones de la época de Alfonso XIII. El africanismo sustituyó al colonialismo ultramarino.
Se abrió un gran debate sobre los defectos que padecía la nación española y las medidas que había que adoptar para remediarlos. Este era el mensaje del Regeneracionismo.
Esta corriente alentó dos procesos contrarios: el refuerzo de la identidad nacional española y , a la vez, la aparición de proyectos nacionalistas alternativos (catalán y vasco).
La economía española, especialmente la catalana, perdieron un excelente mercado, lo que favoreció el viraje hacia el proteccionismo económico y la defensa del mercado interior.
El sacrificio de los jóvenes llamados a quintas y que lucharon en las colonias, cuestiona el sistema de reclutamiento de tropas.
El ejército exigía la necesidad de modernizar el armamento.
En conclusión, la crisis del 98 planteó la necesidad de importantes cambios:
Conocer y mejorar las condiciones de vida del pueblo (la España real).
Modernizar la sociedad y la economía.
Reformar el sistema político.
Recuperar el prestigio perdido del 98.
Descargar
Enviado por: | Aylen |
Idioma: | castellano |
País: | España |