Historia


Historia Constitucional de México


Historia Constitucional de México

“Que como la buena ley es superior a todo hombre,

las que dicte nuestro congreso deben ser tales,

que obliguen a constancia y patriotismo, moderen

la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente

el jornal del pobre, que mejore sus costumbres,

alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto.”

“Sentimientos de la Nación”. José Ma. Morelos y Pavón

Desde su origen, el hombre fue agrupándose en hordas, clanes, tribus y sociedades. En un inicio lo hizo para asegurar su supervivencia al ser capaz de defenderse, junto con otras personas, de animales salvajes e incluso de otros grupos humanos. Con el progresivo aumento de la población, la distribución cada vez más especializada del trabajo, el crecimiento del territorio y demás factores fue cada vez más imprescindible la presencia de un órgano encargado de la administración de la riqueza y la conservación de la armonía entre las clases que surgieron a raíz de la división del trabajo (que inicialmente consistió en asignar tareas diferentes a hombres y mujeres, para después basarse en la posesión o no de ganado y en la realización de oficios como los manuales y la agricultura y que se volvió mucho más específico con el crecimiento de las ciudades y su industrialización) y la acumulación de la riqueza. Por ello surgió la figura del Estado.

Para que el Estado fuera una figura sólida de autoridad, a lo largo de la historia el hombre fue probando diversos modos de organizar el aparato de gobierno y la utilización de diversos recursos para que éste fuera lo más eficiente posible. En el caso concreto de nuestro país, el mejor modo de estudiar las transformaciones progresivas de la estructura del Estado consiste en el estudio de los documentos promulgados con el fin de organizar su estructura y garantizar el bienestar de la población. O ese era su supuesta finalidad.

La historia de México está llena de caudillismo y luchas entre grupos por imponer la que, según su opinión, sería la mejor forma de gobernar el país. Los repentinos cambios de dirigentes del ejecutivo quedan clarísimos al establecer o modificar una ley según sus ideas e intereses que, como veremos más adelante, no siempre consistieron en procurar el bien común.

Conquista española y lucha por la independencia

A la llegada de los españoles a México, gran parte de la cultura de las civilizaciones precolombinas se perdió: los españoles trataron de eliminar todos los vestigios de su religión, tradiciones y organización e impusieron los suyos. Habían sido elegidos por Dios para salvar el Paraíso (América) de las manos herejes de los indios por lo que no podía quedar vestigio alguno de su existencia pagana.

Para los indígenas, tras la caída de México-Tenochtitlan en 1521, el rey, el virrey y la Santa Inquisición se volvieron las máximas autoridades, mientras que ellos como súbditos no tenían derechos algunos. Sin embargo, a lo largo de los 300 años que duró el dominio español, fue creciendo el descontento por parte de los mestizos. Y de los criollos. Gracias a la influencia de la Revolución Francesa y la Independencia de las Trece Colonias surgieron cada vez más conspiraciones que fueron sofocadas una a una por el gobierno, a pesar de lo cual la idea de desligarse de España sobrevivió. Todas las conspiraciones culminaron en la de Querétaro que, como es bien sabido por todos, fue descubierta de modo imprevisto y eso ocasionó que se adelantara el inicio de la lucha.

Habiendo comenzado la guerra de Independencia, Miguel Hidalgo y Costilla promulgó un decreto que abolía la esclavitud el 6 de diciembre de 1810, el cual no fue puesto en práctica pues en la mayor parte del país no lo conocían y porque las autoridades correspondientes (virrey, etc.) evidentemente no lo tomaron en cuenta: no les convenía renunciar a tanta mano de obra barata y a la posibilidad de que los mismos naturales de estar tierras se encargaran de explotarla en beneficio de la corona española.

En 1813, Calleja, virrey de México, proclamó en el país la llamada Constitución de Cádiz, promulgada en España el año anterior. Simultáneamente, Ignacio López Rayón propuso a Morelos, quien había quedado al mando de la lucha de independencia tras la excomunión y fusilamiento de Hidalgo, una constitución para poder organizar el país. Ambos documentos incluían división de poderes, algunas libertades individuales y deberes de los funcionarios de gobierno.

Morelos proclamó algunos de los principios contenidos en el proyecto de constitución presentado por López Rayón y decretó en Oaxaca la abolición de la esclavitud y la elección de representantes para hacer un congreso. Habiéndose creado el Congreso e instalado en Chilpancingo el 14 de septiembre de 1813, éste nombró a Morelos cabeza del poder ejecutivo. Morelos, por su parte, leyó ante él el documento conocido como Sentimientos de la Nación, que decía que la "América es libre e independiente de España y de cualquier otra nación, gobierno o monarquía". También proclamaba la religión católica como única y la aplicación de la ley a todos los mexicanos por igual, prohibía la tortura, y declaraba obligatoria la celebración nacional del 12 de diciembre (día de la Virgen de Guadalupe). Siendo Morelos religioso, resulta comprensible que estableciera la católica como religión única y el festejo del 12 de diciembre. Como se verá más adelante, no fue sino hasta muchos años después que surgió el concepto de “libertad de culto” que permite a los mexicanos profesar la religión que más les guste.

Tras la presentación ante el Congreso de Chilpancingo de los Sentimientos de la Nación, este documento fue tomado como base para la creación de la primera constitución verdadera de nuestro país. La Constitución de Apatzingán, promulgada el 6 de noviembre de 1813, tenía por objetivo regir el país mientras México se liberaba de los españoles y podía crear otro documento mejor elaborado. Contiene ideas sobre igualdad, soberanía, seguridad, propiedad y libertad. Divide el poder en tres y establece la elección popular de los funcionarios y la religión católica como única. Es esos mismos días, Fernando VII, rey de España, abolió la Constitución de Cádiz y el virrey Calleja lo secundó, reforzando la persecución de los insurgentes y ocasionando la disolución del Congreso de Chilpancingo, que trajo como consecuencia que no entrara el vigor la Constitución de Apatzingán. Se volvió a imponer en México una monarquía absoluta, hasta 1820, cuando el rey y el virrey volvieron a jurar la Constitución de Cádiz.

El 24 de febrero de 1821, Vicente Guerrero, último caudillo insurgente, y Agustín de Iturbide, enviado por los españoles para detenerlo, se aliaron y proclamaron el Plan de Iguala que reconocía a Fernando VII como rey, pedía la reunión de un congreso o cortes nacionales (a la usanza española) para redactar una constitución, que estaría sujeta a los preceptos de la Constitución española en cuanto a administración de justicia, y proclamaba el respeto hacia todas las personas y sus propiedades y la igualdad de oportunidad de todos los ciudadanos para obtener un empelo público.

Resulta curioso cómo hay “chismes históricos” que a uno no le cuentan cuando está en la primaria. En ningún libro de la SEP viene, por ejemplo, que Hidalgo, al dar el famoso grito de Dolores, gritó “¡Viva Fernando VII !”. Es básico conocer la historia tal cual es para dejar de caer en un maniqueísmo que no hace más que impedir que los estudiantes alcancen a comprender que la historia es mucho más que la lucha entre “los buenos” y “los malos”. Pero, bueno, sigamos con la historia de las constituciones de nuestro país.

México independiente

El 24 de agosto de 1821, los insurgentes firmaron con el virrey Juan O'Donojú los Tratados de Córdoba que proclamaban la independencia de México y tenían algunas modificaciones con respecto a lo propuesto por el Plan de Iguala: las cortes escogerían al monarca en caso de que Fernando VII y los miembros de su familia rechazaran gobernar nuestro país, se establecería una junta provisional gubernativa que, además de ejercer el poder legislativo mientras se reunían las cortes, nombraría a tres individuos que ejercerían el poder ejecutivo mientras llegaba un gobernante de España. El 28 de septiembre se instaló la Junta que convocó un mes después a elecciones para las cortes o congreso constituyente.

El 24 de febrero de 1822 se instaló el Congreso, que proclamó la división de poderes y la igualdad entre todos los mexicanos. Sin embargo, la noche de 18 de mayo, el ejército proclamó emperador a Iturbide sin tener facultades o autoridad para hacerlo. El Congreso, viéndose presionado por este hecho, proclamó emperador a Iturbide (Agustín I), quién juró la Constitución de Cádiz (1812). A pesar de ello, el 31 de octubre Iturbide deshizo el Congreso y lo sustituyó con una Junta Instituyente que estaba formada por gente que él mismo había nombrado. Inevitablemente, varios jefes militares desconocieron la autoridad de Iturbide. La revolución iniciada el 5 de diciembre de 1822 por Antonio López de Santa Anna en Veracruz culminó en el destronamiento de Agustín I (establecido esto en el Plan de Casa Mata) y la reinstalación del Congreso Constituyente, quien convocó a elecciones para formar otro congreso (Segundo Congreso Constituyente).

Este nuevo congreso promulgó el 3 de febrero de 1824 una constitución provisional llamada Acta Constitutiva de la Federación, que decía que la soberanía residía en el pueblo, establecía la división del poder en 3 (quedando prohibido que 2 poderes quedaran representados por la misma persona o grupo de personas, asegurando con ello un mayor equilibrio en la distribución de poderes, a diferencia de lo que sucedió por 300 años de dominación española), garantizaba a los mexicanos la impartición imparcial de justicia y la libertad de escribir y publicar sus ideas políticas sin que ningún miembro del gobierno tuviera que dar su aprobación para que ellos sucediera e instituía un sistema federal de gobierno.

El 4 de octubre de 1824 se promulgó la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, que, además de los dicho en el Acta Constitutiva, establecía la religión católica como única. La elección del presidente de la república se haría a través de la legislaturas de los estados, lo cual implicaba que los aspirantes a ella podrían ejercer influencia más fácilmente sobre un número reducido de personas y que la voluntad del pueblo no sería tomada en cuenta. Los miembros de la Corte Suprema de Justicia sería elegidos por el presidente, con lo que el poder judicial quedaba claramente subordinado al ejecutivo. Seguirían conservándose fueros a favor del clero y la milicia. Además, quedaba prohibido modificar la Constitución antes de 1830 y jamás podrían cambiarse los artículos que establecían la independencia, la forma de gobierno y la división de poderes (el ejecutivo estaría a cargo de un presidente y un vicepresidente), la religión católica como única y la libre imprenta. Además, establecía una república representativa popular y federal.

Tras la destitución de Iturbide, surgieron dos grupos que intentaban llegar al poder y establecer la forma de gobierno que les parecía la mejor: centralistas (monarquistas, conservadores) y federalistas (republicanos, liberales). Con ellos inició un período bastante inestable en la vida política, social y económica de nuestro país. El periodo presidencial de Guadalupe Victoria, que terminó en 1828, estuvo marcado por conflictos militares entre ambos grupos. Hubo inestabilidad política en el país: en el período de abril de 1828 a mayo de 1834 en el que sólo debían haber gobernado dos presidentes, once personas estuvieron al mando del ejecutivo.

Después de Guadalupe Victoria, subió al poder Vicente Guerrero y, tras el golpe de estado por parte del vicepresidente en turno Anastasio Bustamante y los gobiernos de Melchor Múzquiz y Manuel Gómez Pedraza, el 30 de marzo de 1833 Santa Anna ocupó por primera vez a la presidencia, nombrando vicepresidente a Valentín Gómez Farías, quien, el mismo año, promulgó las leyes de Reforma de 1833 que establecían la igualdad entre todos los mexicanos, la libertad de expresión, la supresión de los fueros de la Iglesia y el ejército, la asistencia social a los indígenas y las clases desprotegidas y la organización de la Biblioteca Nacional, entre otras cosas. Sólo estuvieron vigentes por dos años, durante los cuales hubo obviamente protestas por parte de los grupos afectados a los que no les pareció perder privilegios que poseían desde muchos años atrás de la noche a la mañana.

Las Siete Leyes

Siendo presidente, Antonio López de Santa Anna disolvió el 5° Congreso Constitucional (31 de mayo de 1834), instaló uno nuevo y se declaró autorizado para reformar la constitución de 1824. En diciembre de 1835 se promulgó la ley de bases para la constitución y el 30 de diciembre de 1836, las Siete Leyes Constitucionales que cambiarían el sistema federal de gobierno a uno centralista (ejemplo de esto es que todos los juicios más o menos importantes de cualquier parte del país tenían que llevarse a cabo en la capital ante la Corte Suprema de Justicia, obligando a los involucrados a desplazarse hacia la capital).

En ellas se declaraba, entre otras cosas, la división del país en departamentos, divididos en distritos y éstos en partidos. Estableció periodos presidenciales de ocho años y se creo un Supremo Poder Conservador que “sólo es responsable ante Dios” de sus actos y podía declarar la nulidad de una ley o decreto, declarar la incapacidad, física o moral, del presidente y declarar la clausura del Congreso.

Evidentemente el Supremo Poder Conservador tenía la posibilidad de hacer lo que quisiera al sólo rendirle cuentas a Dios. Estaba formado por cinco personas que duraban 10 años en su cargo; cada dos años se renovaba uno, para lo cual cada junta departamental proponía uno, la cámara de diputados elegía tres de ellos y la de senadores escogía a quien reemplazaría el miembro que sería renovado. Para poder ser miembro del Supremo Poder Conservador, tenías que haber sido presidente o vicepresidente, senador, diputado o ministro de la Corte de Justicia y contar con una renta (ingreso) anual de mínimo $3,000.

Durante los ocho años que estuvieron en vigor hubo enfrentamientos entre liberales y conservadores; ambos grupos querían llegar o conservar el poder para que quedara establecido de modo formal el tipo de gobierno y organización que proponían. Vino la separación de Texas, el intento de independencia de Yucatán y una posible invasión extranjera. Ante tantos problemas, en 1842, Mariano Otero propuso un proyecto para una nueva Constitución que implicaba un gobierno republicano, representativo, popular y federal, así como un sistema de representación de las minorías. Evidentemente no fue tomado en cuenta: era un proyecto demasiado liberal en tiempos de supremacía conservadora.

Se matuvieron privilegios a favor del clero y la milicia. El pueblo sólo podía participar en la elección de diputados (uno por cada 150,000 habitantes). Sin embargo, quedaban excluidos del derecho de votar, entre otros: las mujeres, los sirvientes domésticos, los deudores a alguno de los fondos públicos, los vagos y “mal entretenidos”, los que no tuvieran “industria o modo de vivir”, los que no fueran católicos y los que no tuvieran una renta anual de $100 mínimo.

Cada 150,000 mexicanos de los pocos que cumplían con todos estos requisitos, debían elegir un “compromisario” por cada 1,000 - 2,000 habitantes. Cada uno de los 75 - 150 compromisarios debía escoger a un “elector” por cada 10,000 de los 150,000 habitantes, quedando así 15 electores en promedio. Estos electores escogían cada uno a un diputado y nombraban a 7 personas que formarían la Junta Departamental, que tenía algunas facultades municipales y una intervención mínima en el orden político del país. La cámara de senadores, que debía “calificar” la elección de los diputados por parte de los electores, constaba de 24 personas que eran elegidas por las juntas departamentales de entre tres personas propuestas para cada lugar de los 24 por parte de la Cámara de Senadores, la Corte Suprema de Justicia y una junta de ministros del gobierno.

La Corte Suprema de Justicia estaba formada de personas elegidas por las juntas departamentales, según la terna propuesta por la cámara de diputados. Ésta, para formar la terna, debía elegir entre nueve individuos propuestos en bloques de tres por el presidente, la cámara de senadores y la Corte de Justicia.

Además de todo este relajo, nadie podía ser electo para desempeñar algún cargo público a menos que tuviera una renta de $4,000 pesos anuales.

Para rematar, la Constitución no podía reformarse sino hasta pasados seis años de su promulgación y cualquier modificación debía ser aprobada por el Supremo Poder Conservador o, a falta de ello, aprobada por dos tercios de la cámara de diputados, dos tercios de la de senadores y la mayoría de las juntas departamentales. Es decir, era prácticamente imposible hacerle algún cambio a las Siete Leyes.

Constituciones de 1843 y 1857

En 1837, Anastasio Bustamante subió al poder de nuevo con modificaciones a la constitución pero fue derrocado en 1841 por Santa Anna y Paredes, quienes, en el Plan de Guadalajara, establecían que Santa Anna volviera a ser presidente y convocara un congreso que reformaría la constitución.

En julio de 1842 se instaló el Congreso, que comenzó a trabajar en noviembre. Por esas fechas, 29 vecinos de Huejotzingo, Puebla protestaron, desconociendo al Congreso y pidiendo que el Presidente nombrara una junta para reformar la constitución. Santa Anna, ni tardo ni perezoso, hizo caso a las demandas de ese porcentaje tan grande de la población que eran las 29 personas y nombró una junta tras disolver el congreso anterior. La junta expidió el 12 de junio de 1843 las llamadas Bases de organización política de la República Mexicana donde todos los poderes fueron absorbidos por el Supremo Poder Conservador. Esta constitución le hizo grandes mejoras a la de 1836 a favor de los mexicanos: permitió al pueblo elegir un diputado por cada 70,000 habitantes y ya no por 150,000 (¡Grandioso avance!), permitió que la reformaran en cualquier momento siempre y cuando lo aprobaran dos terceras partes de las cámaras de diputados y senadores, se restringió la libertad de imprenta, se instauró la pena de muerte y se aseguró que el país protegía y profesaba la religión católica (la profesaba de un modo tan ferviente que se instauró la pena de muerte; bonito modo de ser católico).

Estas Bases estuvieron en vigor sólo tres años; fueron anuladas en plena guerra con EUA por medio de la promulgación del Acta Constitutiva y de Reformas el 21 de mayo de 1847 por parte del Congreso (establecido en diciembre de 1846). El Acta Constitutiva declaraba la vigencia de la Constitución de 1824, con algunas modificaciones. México regresó al sistema federal y los poderes quedaron estrictamente regidos por la Constitución: no podían hacer más que lo que estaba en ella establecido. Garantizaba la protección de libertades y para ser ciudadano sólo era necesario tener 20 años y un modo honesto de vivir. La figura del vicepresidente fue eliminada, lo cual fue un movimiento acertado pues, como bien queda ejemplificado con el golpe de estado por parte de Bustamante hacia Guerrero, evitó conflictos graves que trajeran como consecuencia un cambio repentino de presidente, como venía sucediendo anteriormente. La elección de diputados, senadores y miembros de la Suprema Corte fue por fin directa. El Congreso obtuvo la facultad de anular las leyes que emanaran de los estados y que fueran en contra del pacto federal, asegurando con esto la supremacía de la Carta Magna, misma que incluyó los derechos de petición, veto y amparo.

El Acta Constitutiva estuvo vigente hasta 1853, cuando Santa Anna otra vez subió al poder. En mayo de 1854 dio inicio la Revolución de Ayutla (en el estado de Guerrero), en la que participaron Juan Álvarez, Banito Juárez, Melchor Ocampo y Guillermo Prieto, entre otros. Su objetivo era quitar del poder a Santa Anna y nombrar a un presidente interino que convocaría elecciones 15 días después de asumir el cargo para establecer un congreso extraordinario que constituiría a México bajo una forma de gobierno republicana, representativa y popular.

El 18 de febrero de 1856 se estableció el Congreso Constituyente, que tenía que crear una constitución en un lapso no mayor a un año tras su creación. El 5 de febrero de 1857 fue promulgada la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, primera Constitución tal cual (fue la primera en ser promulgada bajo el nombre de “constitución”).

Sin embargo, antes de hablar de la Constitución, es importante mencionar la Ley Juárez, expedida en 1855 tras el derrocamiento de Santa Anna que suprime parcialmente los fueros de la milicia y el clero: les prohíbe la adquisición de terrenos para poder repartir la tierra de un modo más equitativo. Esta ley fue incluida posteriormente en la Constitución de 1857.

A pesar de que el Congreso presentó la Constitución desde febrero, el presidente Comonfort tardó en sancionarla y más tarde (en el mes de diciembre) terminó por desconocerla, alegando que no era 100% liberal ya que el congreso que la había hecho estaba compuesto tanto por liberales como por conservadores, y dando origen con ello a la Guerra de los Tres Años o de Reforma (1858 - 1860). Comonfort renunció a la presidencia por lo que Juárez, presidente de la Suprema Corte de Justicia, subió al poder de manera interina; no pudo convocar elecciones debido al conflicto que había entre liberales y conservadores por todo el país.

La Constitución de 1857 establecía cosas muy parecidas a las de la promulgada en 1824. Mantenía el federalismo, lo cual implicaba que los liberales habían logrado imponer su tipo de gobierno. Los primeros 28 artículos hablan específicamente de garantías individuales, incluyendo la abolición de la esclavitud y las libertades de trabajo (siempre y cuando éste sea útil; aunque no indica a juicio de quién debe serlo), expresión, imprenta, asociación, petición y comercio. Los ciudadanos varones casados de 18 años y solteros de 21 tenían derecho al voto. Además, decía que "Los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales", lo cual implicaba que los derechos humanos de todos los habitantes iban a ser defendidos a más no poder incluso por medio de la creación de instituciones sociales. Dejaba clara la separación entre el Estado y la iglesia. Los fueron militares y eclesiásticos quedaron eliminados salvo cuando los militares necesitaran reprimir alguna amenaza contra la seguridad. En cuanto a la elección de funcionarios, cada 40,000 habitantes tenían un representante en el Congreso.

Durante la Guerra de Reforma, Juárez trasladó a Veracruz los poderes por razones de seguridad. En Veracruz fueron promulgadas las llamadas Leyes de Reforma, a pesar del intento frustrado de Miramón por impedirlo, que fueron incorporadas a la Constitución de 1857 en 1872. Nos recuerdan a las leyes promulgadas por Gómez Farías en 1833. La Ley Lerdo o de desamortización consiste en que los bienes a los que no se les da uso alguno (bienes de manos muertas) puedan ser adquiridos por quien tenga el dinero y que puedas comprar el inmueble que rentas. Esto trajo consecuencias negativas también pues muchos campesinos perdieron sus tierras al no tener títulos de propiedad. La Ley de nacionalización de bienes eclesiásticos corrigió algunas irregularidades de la anterior al rescatar para el Estado algunas propiedades de la iglesia y establecer que parte del dinero que la iglesia recibiera por las propiedades vendidas tenía que ir a dar a manos del Estado. La Ley del registro civil dio origen a la institución indicada en su mismo nombre, cuya función era registrar matrimonios, nacimientos, defunciones, etc. lo cual facilitó trámites como la herencia y la posesión de propiedades pues el Estado sabía el nombre y origen de los habitantes. La Ley del matrimonio civil, relacionada con el origen del registro civil, establecía que, además de casarse ante la iglesia, las parejas debían hacerlo ante el Estado. Esto se hizo con el fin de evitar la bigamia y proteger a la mujer e hijos en caso de ser abandonados por el esposo. La Ley de secularización de cementerios creó panteones públicos para evitar que la gente tuviera que enterrar a los muertos en su patio o en el atrio de las iglesias (servicio por el cual la iglesia cobraba bastante dinero) y así evitar que se convirtieran en focos de infección y que los restos de alguna persona se exhumaran después de un tiempo sin autorización de los familiares. Al crear lugares específicos para enterrar gente, se reguló todo y evitaron conflictos. La Ley de libertad de cultos marcó la total separación entre el Estado y la iglesia y estableció la libertad de cultos. Esto recuerda mucho la famosa frase: ”Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” que, si bien fue enunciada por Jesucristo por causas muy distintas, es de todos modos aplicable.

Al finalizar la Guerra de Reforma con la victoria para los liberales, Juárez regresó a la capital y fue elegido presidente por votación y tuvo que soportar presiones y asesinatos por parte de los conservadores, quienes no se quedaron con los brazos cruzados tras su derrota en la guerra.

Constitución de 1917

Tras el gobierno de Juárez, Lerdo de Tejada asumió el poder y de intentó reelegir, lo cual hizo que Porfirio Díaz se rebelara contra él, logrando quitarlo del poder. Díaz asumió la presidencia en más de una ocasión, hasta que en 1911 el Plan de Ayala dio inicio a la Revolución Mexicana, que desembocó en el destierro de Díaz y la subida de Francisco I. Madero al poder. Tras unos cuantos conflictos, el 1 de mayo de 1917 Carranza ocupó la presidencia.

El gobierno de Carranza se caracterizó por la represión de opositores (incluso mandó matar a Zapara en 1919). Trató de imponer a Ignacio Bonillas como sucesor a raíz de lo cual Adolfo de la Huerta proclamó en Plan de Agua Prieta, causando la destitución de Carranza y su posterior asesinato.

A pesar de todo esto, lo que tiene relevancia del gobierno de Carranza en cuanto a la historia de las constituciones de México, es la promulgación de la Carta Magna que nos rige hasta la fecha, con algunas modificaciones, por supuesto.

Siendo Carranza el jefe del Ejército Constitucionalista que luchaba contra Díaz en la Revolución y más tarde presidente, en diciembre de 1916 convocó a un congreso (formado por gente de todo el país con diferentes profesiones) que debería reformar la Constitución de 1857, el cual promulgó el nuevo documento el 5 de febrero de 1917 en el Teatro de la República en Querétaro. La Constitución conserva las garantías individuales y la forma de gobierno (republicana, representativa, democrática y federal), prohíbe la reelección (lo cual era un tanto lógico al estar a mitad de un conflicto derivado de ella), ratifica la supresión de la figura del vicepresidente, da más autonomía a los estados al dejarlos tener su propia constitución (subordinadas, desde luego, a la Constitución federal) y decreta (por fin) la libertad de culto, la educación laica y gratuita, regulación sobre la posesión de tierras, la jornada laboral de ocho horas máximo y derechos de expresión y asociación para los trabajadores.

En cuanto a las reformas significativas que sufrió la Constitución, están la de 1953 en la que se le otorgó el derecho a las mujeres de votar, la de 1969 en la que se declaró ciudadano a todos los mexicanos mayores de 18 años (que llevaran un modo honesto de vivir, por supuesto) y las de 1977, 1986, 1990, 1993, 1994 y 1996 que tienen que ver con reformas electorales (el voto ahora es universal, directo, secreto y libre y contamos con el IFE para regular que las elecciones sean limpias e imparciales).

La Constitución de 1917 está pronta a cumplir 100 años de vigencia. Es cada vez más evidente que el documento que algún día estuvo entre los más modernos a nivel mundial, actualmente cada día está más y más rezagado. Es necesario que se haga una reforma que permita actualizar la Constitución a las necesidades de la sociedad mexicana.

Nuestra Constitución actual y muchas otras están formadas por dos partes:

  • Dogmática: En ella se declaran y garantizan los derechos individuales de los ciudadanos a los que rige la constitución.

  • Orgánica: En ella se expone la forma de gobierno, la estructura y la división de poderes y todo lo relacionado con los órganos de poder, incluyendo la elección de sus miembros, la creación o modificación de leyes,

A modo de conclusión

Cuando estudiamos historia a lo largo de nuestra educación, evidentemente tenemos conocimiento de los diferentes documentos que han regido la vida del país, sin embargo, quizá en parte debido a la falta de profundidad con que se manejan los temas (a pesar de que vemos lo mismo cada 2 años, lo cual me parece una falla enorme del sistema educativo) no se dedica mucho tiempo al análisis detallado de algo tan importante como las modificaciones de la Constitución a lo largo de la historia del país.

Es más que obvio y sin embargo, yo no estaba 100% consciente de lo mucho que refleja una Constitución de cualquier país el estado en que éste se encuentra. En el caso de la de nuestro país, queda clarísima la lucha entre liberales y conservadores, la fuerza que tenían ciertos grupos (como el clero y la milicia) y la maduración progresiva de México.

La historia de las Constituciones ha sido turbulenta como la de México mismo. Es importante conocerla, como toda la historia, para entender cómo es que las cosas terminaron desembocando en lo que vivimos ahora e intentar hacer algo por frenar al menos un poco la caída del país por el precipicio, misma que cada vez parece más inevitable. Además, es también fundamental conocer las características de documentos anteriores para saber qué cosas funcionaron y cuáles no y con base en eso poder hacerle mejoras a la Carta Magna que actualmente nos rige. Como en bien sabido, el fin del estudio de la historia es comprender los cambios y evitar conocer los mismos errores que tuvieron lugar en tiempos previos.

Fuentes

- Rodríguez, R. Derecho Constitucional (1978) México: UNAM.

- Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (1994) México: Sista.

- Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (2004) México: Delma.

- Engels, F. (2001) El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. México: Colofón.

- Enciclopedia Microsoft Encarta 2005, “Santa Anna, Antonio López de”, “Bustamante, Anastasio”.

- Enciclopedia de México (1993) Tomo III, “Constituciones” pp. 1740-1799.

- http://www.yucatan.com.mx/especiales/constitucion/historia.asp

- http://constitucion.presidencia.gob.mx/index.php?idseccion=210

- http://www.tamu.edu/ccbn/dewitt/constit1824.htm

http://www.mexicodesconocido.com.mx/espanol/historia/personajes/detalle.cfm?idpag=2287&idsec=5&idsub=0




Descargar
Enviado por:El remitente no desea revelar su nombre
Idioma: castellano
País: México

Te va a interesar