Literatura


Hijo de ladrón; Manuel Rojas


“Hijo de ladrón”, Manuel Rojas.

Introducción

Indagar en la obra de Manuel Rojas es encontrarse con datos de su propio ser, ese ente ficticio, esa prolongación de vida, esa eternidad de la existencia, que se plasma en la prosa, hábil y sencilla.

Este sentido autobiográfico presenta una variedad de recursos, ahondando más en la psicología del personaje, una excursión de su conciencia, donde ya no solo se encuentra una descripción de hechos sucesivos, que no entregan nada al lector, una lectura ociosa. Manuel Rojas renueva este viejo viaje prosaico, presentando un nexo; entre las obras criollistas al cuento más elaborado, donde el lector ya no es un ente pasivo, un ermitaño de la obra, sino un personaje más. pero más que eso es la vigencia que consta ese tipo de prosa, que es de aquí, con olor a América, transforma toda esa literatura sin importancia, crónica, que más que alimentar el espíritu lo transforma en una masa informe, que solo transmuta una realidad a nuestros cerebros que presentados de aquella forma, solo consigue; dependiendo de la experiencia, algo: si uno es pobre, proletario, es obvio que se va a identificar con subterra, o el chiflón del diablo, de Baldomero Lillo, para otro es sólo un cuento bonito, un poco trágico, quizás tildado de romántico, desvirtuando todo el sentido de una prosa protestante, ambigua, poco trabajada y anti-estética.

El progreso de la literatura chilena, durante el siglo XX es de significativa importancia, su evolución es en comparación al mundo Europeo, vertiginoso, desde poetas románticos, surrealistas; la suavidad de la Gabriela, la concisión de Neruda, la ironía de Parra, la metafórica forma de prosa de Teillier y el surrealismo denigrante de Enrique Lihn. Estos son literatos de vanguardia, si los comparamos con los cronistas, y además del corto transcurso de los años ( 300 años ) es un gran logro.

En la época que nos situamos, respecto a hijo de ladrón ( mediados del siglo XX ), es quizá la más conflictiva, donde el hombre ya no gasta el tiempo en sobrevivir, sino en existir, notamos una falta de protagonismo en las necesidades básicas, por ejemplo; el hambre, tema muy utilizado por el autor, en todas sus obras, de alguna forma aparece.

Con respecto a nuestro estudio lo fragmentaremos en caracteres diferentes, para que el entendimiento sea claro y conciso.

Existencialismo

La novela existencialista, en esta época, no es una moda, sino el fiel reflejo del espíritu, que grita desesperado por la lucha que enfrenta a cada momento, el no poder vivir.

Kafka que se destaca por este genero es el característico; existencialismo como tal, el de país desarrollado, el Europeo. Este se presenta de la siguiente manera;

(...) Era un largo pasillo al que se abrían algunas puertas toscamente construidas que daban paso a las oficinas instaladas en el piso. Aunque en el pasillo no había ventanas por donde entrara directamente la luz, no estaba completamente a oscuras, porque algunas oficinas, en lugar de presentar un tabique que las separara del corredor, tenían enrejados de madera que llegaban hasta el techo, a través de los cuales se filtraba un poco de luz, y podía verse a unos cuantos funcionarios, que escribían sentados a una mesa o que, de pie junto al enrejado, miraban por sus intersticios a la gente que pasaba por el corredor. En el pasillo no se veía a muchas personas a causa, seguramente, de que era domingo. Todas tenían un aspecto muy decente y estaban sentadas a intervalos a lo largo de una fila de bancos de madera dispuestos a ambos lados del corredor. Había dejadez en el vestir de aquellos hombres, aunque a juzgar por su fisonomía, sus maneras, su corte de barba y otros pequeños detalles imponderables, pertenecían obviamente a las clases mas altas de la sociedad. Como en el corredor no existían perchas, habían dejado sus sombreros sobre los bancos, siguiendo posiblemente cada uno de ellos el ejemplo de los otros. Cuando los que estaban sentados cerca de la puerta vieron venir a K. y al ujier, se pusieron de pié cortésmente, visto lo cual sus vecinos se creyeron obligados a imitarles, de modo que todos se levantaban a medida que pasaban los dos hombres. Pero ninguno de ellos se ponía derecho del todo, pues quedaban con las espaldas inclinadas y las rodillas dobladas dando la sensación de ser mendigos callejeros.1

Este ejemplo nos muestra la prosa de corte europeo, donde se presentan problemas morales, ya que estos son los que afectan la existencia de aquellos entes.

Comparemos con la prosa existencialista de Rojas: esta es de un corte de país subdesarrollado, donde el problema no lo impone la organización estricta, sino que la sociedad en su desorganización, se muestra a la familia, característica influyente de las latinas ( italianas ) y españolas, que arraigan este concepto, con sinónimo de bienestar, se busca por siempre la compañía.

(...)¿Cómo y por qué llegué hasta allí? Por los mismos motivos por los que he llegado a tantas partes. Es una historia larga y, lo que es peor, confusa. La culpa es mía: nunca he podido pensar como pudiera hacerlo un metro, línea tras línea, centímetro tras centímetro, hasta llegar a ciento o a mil; y mi memoria no es mucho mejor: salta de un hecho a otro y toma a veces los que aparecen primero, volviendo sobre sus pasos sólo cuando los otros, más perezosos o más densos, empiezan a surgir a su vez desde el fondo de la vida pasada. Creo que, primero o después, estuve preso. Nada importante, por supuesto: asalto a una joyería, a una joyería cuya existencia y situación ignoraba e ignoro aún.(...)

(...)¿Escribir? ¿A quién? Menos absurdo era proponerse encontrar un camello pasando por el ojo de la aguja que un pariente mío en alguna de las ciudades del Atlántico sur, preferidas por ellos. Mis parientes eran seres nómadas, no nómadas esteparios, apacentadores de renos o de asnos, sino nómadas urbanos, errantes de ciudad en ciudad y de república en república. Pertenecían a las tribus que prefirieron los ganados a las hortalizas y el mar a las banquetas del artesanado y cuyos individuos se resisten aún, con variada fortuna, a la jornada de ocho horas, a la racionalización en el trabajo y a los reglamentos de tránsito internacional, escogiendo oficios -sencillos unos, complicados o peligrosos otros- que les permiten conservar su costumbre de vagar por sobre los trescientos sesenta grados de la rosa, peregrinos seres, generalmente despreciados y no pocas veces maldecidos, a quienes el mundo, envidioso de su libertad, va cerrando poco a poco los caminos... Nuestros padres, sin embargo, en tanto sus hijos crecieron, llevaron vida sedentaria, si vida sedentaria puede llamarse la de personas que durante la infancia y la adolescencia de un hijo cambian de residencia casi tantas veces como de zapatos.(...)2

En simples líneas se demuestra un burdo pero profundo existencialismo, en ambos fragmentos, la idea general es la que indaga en una conciencia, el trato de Rojas es de un carácter de el por qué, a dónde he llegado, quién soy; existencialismo puro, Kafka trabaja con lasutil metáfora, de la burla a esa “supuesta organización” de hombres ricos que no entienden nada de los seres, sino como cosas, las cuales son tramitados, impedidos y frustrados a tener la vida que ellos quieran, se presenta el problema de la enfermedad humana:

La desesperación es «la enfermedad mortal»

Esta idea de «enfermedad mortal» debe tomarse en un sentido especial.

Literalmente, significa un mal cuyo término, cuya salida es la muerte, y entonces sirve de sinónimo de una enfermedad por la cual se muere, pero no es en este sentido que se puede llamar así a la desesperación; pues, para el cristiano, la muerte misma es una pasaje a la vida. De este modo, ningún mal físico es para él «enfermedad mortal». La muerte termina con las enfermedades, pero no es en sí misma un término. Pero una «enfermedad mortal», en sentido estricto, quiere decir un mal que termina en la muerte, sin nada más después de ella. Y esto a la desesperación.3

La desesperación que de alguna forma presentan; Aniceto y el señor K, no es de tanta exacerbación, porque seres como estos se acostumbran al tipo de vida que se les presenta, no su determinismo, sino su cuestión esencial, el por qué de todo.

Una de las características de las novelas existencialistas, es la de el eterno proceso, nunca se sabe la realidad última del personaje, incluso la muerte se presenta como interrogante, concluyendo en la nada.

Si hacemos un paralelo de la novela existencialista, concluiremos en un principio el desarrollo alternativos de nuestros dos focos de estudio; Hispanoamérica y Europa como tal.

El indicio existencial en Europa, se presenta hace bastantes años, Hölderlin era un poeta de gran espectacularidad, hacía un muy buen uso de la metafísica en su prosa, característico del romanticismo, el problema existencial se ve presente


 


El Joven A Sus Juiciosos Consejeros

¿Pretendéis que me apacigüe? ¿Que domine
este amor ardiente y gozoso, este impulso
hacia la verdad suprema? ¿Que cante
mi canto del cisne al borde del sepulcro
donde os complacéis en encerrarnos vivos?
¡Perdonadme!, mas no obstante el poderoso impulso que lo arrastra el oleaje surgente de la vida hierve impaciente en su angosto lecho
hasta el día en que descansar en su mar natal.

La viña desdeña los frescos valles,
los afortunados jardines de la Hesperia
sólo dan frutos de oro bajo el ardor del relámpago que penetra como flecha el corazón de la tierra.
¿Por qué moderar el fuego de mi alma
que se abrasa bajo el yugo de esta edad de bronce? ¿Por qué, débiles corazones, querer sacarme mi elemento de fuego, a mí que sólo puedo vivir en el combate?

La vida no está dedicada a la muerte, ni al letargo el dios que nos inflama.
El sublime genio que nos llega del Éterno nació para el yugo.
Baja hacia nosotros, se sumerge, se baña
en el torrente del siglo; y dichosa, la náyade
arrastra por un momento al nadador,
que muy pronto se sumerge, su cabeza ceñida de luces.

¡Renunciad al placer de rebajar lo grande!
¡No habléis de vuestra felicidad!
¡No plantéis el cedro en vuestros potes de arcilla!
¡No toméis al Espíritu por vuestro siervo!
¡No intentéis detener los corceles del sol
y dejad que las estrellas prosigan su trayecto!
¡Y a mí, no me aconsejéis que me someta,
no pretendáis que sirva a los esclavos!

Y si no podéis soportar la hermosura,
hacedle una guerra abierta, eficaz.
Antaño se clavaba en la cruz al inspirado,
hoy lo asesinan con juiciosos e insinuantes consejos.
¡Cuántos habéis logrado someter
al imperio de la necesidad! ¡Cuántas veces
retuvisteis al arriesgado juerguista en la playa
cuando iba a embarcarse lleno de esperanza
para las iluminadas orillas del Oriente!

Es inútil: esta época estéril no me retendrá.
Mi siglo es para mí un azote.
Yo aspiro a los campos verdes de la vida
y al cielo del entusiasmo.
Enterrad, oh muertos, a vuestros muertos,
celebrad la labor del hombre, e insultadme.
Pero en mí madura, tal como mi corazón lo quiere,
la bella, la vida Naturaleza


Esta disyuntiva que se presenta, no es más que su conciencia o alter ego.

Durante los siglos siguientes una serie de filosofos y poetas enfrentaran este genero: Schopenhauer, Nietzsche, Rilke, Doitoviesky y Kafka. Heidegger y Sartre durante el siglo XX presentaran el existencialismo como tal, estructurado en su filosofía.

El paralelismo que se desprende, en cuanto la literatura llegando esta a niveles demasiado elevados de conciencia, en el caso de la filosofía, Hispanoamérica representa un centro cultural de literatos, que de alguna forma se subrogan a éstos próceres de la literatura,

Daremos por hecho, y motivo del estudio a Hijo de Ladrón como punto estratégico de cambio en la literatura latinoamericana, desligándola de España; por el caso de “Niebla” de Miguel de Unamuno.

Después de la novela de Rojas presentamos otro hito, el de “El túnel” de Ernesto Sábato, la cual se reafirma en los conceptos de la novela Europea, se representa el problema del ser con su existencia y no la del ser con su subsistencia.

Sociológico y Psicológico

La forma en que Rojas trata a los personajes, es de una sutileza impecable humaniza al ser, la imagen del ladrón no puede ser la misma si se lee esta novela.

Se presenta al hombre con sus necesidades, iguales a las de todos, se muestra a éste en su degeneramiento debido a la presión que ejerce la sociedad, al dar patrones de comportamiento; ladrón = mala persona, canalla, maldito, escoria, etc., canonizándolo en una situación a veces indebida. Un ejemplo de ello es la recapacitación de Victoriano, el inspector, que al conocer al ladrón como persona, lo termina dejándolo ser, y robando a descaro;

«Y nadie supo, ni en ese tiempo ni después, qué más dijo el rata ni qué historia contó ni qué propuso al inspector. Lo cierto es que desde ese día en adelante se robó en la estación de Victoriano y en todas las estaciones de la ciudad como si se estuviera en despoblado; las carteras y hasta los maletines desaparecían como si sus dueños durmieran y como si los agentes no fuesen pagados para impedir que aquello sucediera. El jefe llamó a Victoriano: ¿qué pasa? Nada, señor. ¿Y todos esos robos? Se encogió de hombros. Vigilo, pero no veo a nadie; ¿qué quiere que haga? Vigilar un poco más».

Esta representación del ladrón, de ser humano crítica un problema que no han sabido entregar a las sociedades latinoamericanas, la concepción de un estado oligárquico, que solo beneficia a éstos mismos.

Es obvio que con el tiempo este tipo de ladrón, el respetuoso, a modo de “el gallego”, o “el camisero”, que son ladrones educados, pasará a los animales enfermos que roban en la actualidad, en la obra es representado casi como un arte. Esta degeneración, según Fukuyama, sería el abuso del capital social, este consiste en la utilización de valores morales en nuestra vida cotidiana, la poca importancia a este recurso, degenera la sociedad a tal punto que la moralidad colectiva no existe, independiente a que esta sea subjetiva. el problema de recursos, y la desesperación humana conllevara o ha conllevado a la muerte del yo moral, haciendo la imposible para satisfacer los caprichos del espíritu, que en estos animales, llamados humanos, por serlo, se nombra así.

De esto se deriva la provocación determinista, en la cual el ente es oprimido a ser lo que el medio le indique, presentándose un gran problema de decisión y cuestionamiento del ser.

El viaje para el hombre siempre ha sido un camino a la libertad, también la búsqueda de un horizonte va ligado a esto, un ejemplo claro es el término del vaso de leche, en el cual el protagonista mira hacia el horizonte valorando su libertad. Ejemplo es el de la deseo de ir a Chile, como si escondiese algo, Teillier lo llamaría la vuelta a la aldea interior, Freud la vuelta al útero, el reencuentro con este ente, es la utopía del ser, de sentirse acompañado, de tener un fundamento.

La búsqueda de este fundamento, va muy arraigado al problema del hambre, que se presenta en las obras de Rojas. El autor en su vida a pasado por etapas de hambre, no ha robado, ni nada presentado en la novela, aunque sea autobiográfica, esta hambre es un problema metafísico bastante trascendente; refleja esa necesidad eterna del ser por establecerse en la realidad, que nunca se va situar, más que en simples proyecciones, no hablamos del entendimiento, ni de la naturaleza, ni nada que sea intrínsicamente real, nos referimos al problema metafísico, que carece de materia, pero es real, que afecta al entorno y al ser reflexionador.

El personaje siempre se va a mostrar como una víctima de la opresión de algún cuerpo a su ser, eso es el existencialismo, el inentendimiento de lo lógico, subjetivando todo llevándolo a problemas de orden suprasensible, confundiéndolo. Es como confundir una dolencia física con la pena, en nuestra concepción se encuentran en el mismo lugar, en nuestros cerebros. Claramente este no es el problema, es mucho más profundo y entenderlo es muy difícil, y si se expresa es una genialidad poder entender realmente lo dicho.

Aniceto Hevia es un personaje totalmente cíclico, es parte de una trilogía, incluso es el alter ego en “El vaso de leche”; sería el alter ego del alter ego.

“Mejor que el vino” es la primera, sigue “Hijo de ladrón” y concluye con “Sombras contra el muro”, su protagonista es como el “macondo” de García Márquez , quien al igual que este nos presenta una realidad del ser, Márquez muestra la realidad del espacio, juntos darían con la identidad latinoamericana.

El ambiente en el que se desarrolla el personaje es siempre marginal, pero esta se presenta como bella y poco importante para el autor; nuevamente expresión de existencialismo, compacto, ya que presenta los detalles estéticos.

“DETENTE, BELLO INSTANTE” . W. Goethe.

Aunque Rojas nos muestra la realidad marginal del personaje que deambula por ahí, quien al darnos a conocer, que por más que más feo sea todo, hay algo de belleza, hasta en lo que no es bello; entes subjetivos, no dejamos percibir las esencias, nos guiamos por una estética capital, la cual nos hace felices sólo por momento, pero ésta nunca encontrará la paz del ser.

1 Fragmento de El proceso, Franz Kafka

2 Fragmento de Hijo de ladrón, Manuel Rojas.

3 Tesis sobre “la enfermedad mortal”, Sören Kierkeegard.

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Enviado por:Tata
Idioma: castellano
País: Chile

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