Psicología
Hablar en público
COMO HABLAR BIEN EN PÚBLICO
Taller de Comunicación I
Principios básicos para hablar eficazmente
La adquisición de los conocimientos básicos
“Cuando me invitan a hablar ante un grupo de personas, me siento tan cohibido y asustado que no puedo pensar claramente, ni concentrarme, ni recordar lo que pensaba decir”. Quiero ganar aplomo y confianza en mí mismo. Quiero lograr que mis pensamientos fluyan en un orden lógico y ser capaz de hablar clara y convincentemente ante un grupo social o comercial”.
Cualquier persona que lo desee puede lograr su objetivo si sigue las normas e indicaciones que comentaremos en esta exposición.
1.- Aproveche la experiencia ajena.
Las personas en algún momento necesitan hablar eficazmente en público. Con el paso del tiempo aumenta el número de personas que son capaces hacerlo y transmitir sus experiencias a todas las personas interesadas en el tema. Basta seguir sus consejos para comenzar a seguir sus pasos. Debemos guiarnos por los que ya conocen las técnicas para hablar eficazmente para hacer exposiciones distinguidas.
2.- Tenga siempre presente su objetivo.
Seguir todas las normas y por sobre todo querer hacerlas porque se quiere ser un gran orador es un requisito base para lograr nuestro objetivo “Ser un gran Orador”. Si nos preocupamos por alcanzar un objetivo triunfaremos sin lugar a dudas. Si queremos ser buenos seremos buenos y si queremos aprender, aprenderemos.
Hay que proyectarse en el futuro y trabajar con el propósito de convertir esa proyección en realidad. Tenemos que concentrar nuestra atención en las ventajas que nos reportaría poseer confianza en sí mismo y hablar con mayor eficiencia. Lograríamos mucho en el plano de las relaciones sociales por ejemplo en la conquista de amigos. La habilidad de hablar frente a un auditorio puede llevarnos a obtener grandes logros.
“La facultad de comunicarse con los demás de un modo eficiente y obtener así su cooperación es un capital que poseen los triunfadores.”
Una vez más para darle la importancia que merece recordamos que las cosas se deben desear realmente y desearlas exclusivamente, sin desear otras cosas incompatibles.
3.- Predisponga su mente para el éxito.
“Los pensamientos tienen una extraordinaria importancia”
Las ideas hacen a las personas. Si cambiamos nuestros pensamientos podremos cambiar nuestras vidas.
Pensamientos como:
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Conquistaremos la confianza en nosotros mismos y comunicaremos efectivamente.
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Pensaremos positivamente en el éxito de nuestra empresa
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Tenemos un alegre optimismo sobre el resultado de nuestro esfuerzo
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Pondremos el sello de nuestra firme determinación en cada acto que ejecutemos y en cada palabra que pronunciemos.
Diariamente hasta que este en nuestro subconsciente y sea un pensamiento común como la necesidad de respirar repetiremos este tipo de frases que nos guiarán al éxito.
Frustraciones que hayamos tenido en el pasado debemos olvidarlas. Debemos proponernos ganarle a estas poniéndonos el firme propósito de alcanzar el éxito. Esto es un factor fundamental en el proceso de aprender a hablar en público.
Para alcanzar el éxito en esta labor se necesitan las mismas cualidades que son esenciales en cualquier otro esfuerzo. Un deseo creciente hasta llegar al entusiasmo, una perseverancia capaz de desgastar montañas y el convencimiento de que triunfaremos. No miraremos el pasado sino que nos enfocaremos en alcanzar y conquistar.
Para hablar eficazmente en público debemos emprender la batalla contra el miedo a la gente. Atacaremos cualquier pensamiento negativo y cualquier tipo de temor que existió en el pasado, porque ya no existe, lo olvidaremos.
4.- Aproveche toda oportunidad de practicar.
Por ejemplo:
- En clases cuando se nos presente una duda no titubeemos en preguntar.
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Participar en debates estudiantiles. Actualmente existen grupos de debates a los que debemos pertenecer no solo por el hecho de exponer nuestras ideas sino que para perfeccionar nuestra expresión oral.
La importancia de esto es que nadie aprende a hablar en público sin hablar en público del mismo modo que no se aprende a nadar si nonos metemos en el agua.
El desarrollo de la confianza
“La timidez perjudica más a los hombres que ninguna otra cosa en la tierra”
Nuestra capacidad de ejecutivo crecerá sin límites si adquirimos confianza en nosotros.
1.- Comprenda bien las circunstancias relacionadas con el temor a hablar en público.
Tener muy presente lo siguiente:
Usted no es el único en sentir miedo de hablar en público.
Un poco de temor al auditorio es conveniente:
Al enfrentarnos al público estamos preparándonos para enfrentar el medio. El sentir nuestro pulso más rápido es simplemente que nuestro cuerpo se está preparando a recibir estímulos externos.
Saber que muchos oradores profesionales nunca pierden el temor al auditorio. Ocurre casi siempre cuando se comienza a hablar.
La causa principal de nuestro miedo es que no estamos acostumbrados a hacerlo:
Para mucha gente, hablar en público es una incógnita, algo cargado de ansiedad y de miedo. Para el que se inicia constituye una compleja serie de situaciones extrañas.
Uno de los más seguros medios para desterrar el miedo es acumular una serie de experiencias.
Se debe esperar cierto grado de temor como complemento natural de su deseo de hablar en público y debe aprender a confiar en esa relativa sensación de miedo al auditorio que ayudará para que su discurso sea más brillante.
2.- Prepararse en forma adecuada.
Nunca aprender un discurso palabra por palabra:
¿Hay que aprender de memoria un discurso?
No, ya que producto de factores como el nerviosismo, desconcentración, pánico escénico, etc. Se puede caer en una laguna mental, quedando completamente en blanco.
Por esto, no hay que aprender de memoria, sino que hay que tomar notas, entender bien la idea y hablar espontáneamente, como se hace diariamente, las palabras tienen que salir en forma natural.
Al dictar un discurso sin aprendérselo de memoria, tal vez se pueda olvidar algún punto del tema, pero es preferible eso y hablar en forma natural, que quedar totalmente en blanco o hablar mecanizadamente.
Reúna y ordene sus ideas de antemano:
Entonces, ¿Cuál es el método adecuado para preparar un discurso?
El verdadero método es reflexionar acerca del tema, reuniendo pensamientos, ideas y convicciones que hayan surgido de la experiencia.
Ensayar el discurso con amigos:
Es un método muy sencillo y efectivo. La idea de este método es utilizar las ideas que se han seleccionado para el discurso en la conversación diaria con los amigos.
La idea de esto es poder expresar los pensamientos sobre el tema, así se logrará un tipo de retroalimentación, ya que el intercambio de palabras es muy importante, se pueden ver errores sobre las interpretaciones, se puede redondear la idea principal, etc. en el fondo sirve como apoyo.
3.- Predisponga su mente para el éxito.
Sumergirse en el tema:
Hay que convencerse de la importancia del tema, buscando en si mismo el modo más adecuado para que el discurso ayude a los oyentes a ser mejores después de lo que hayan escuchado.
Apartar la atención de todos los estímulos negativos:
Como por ejemplo pensar que puede cometer errores gramaticales, o detenerse en medio del discurso sin razón alguna. Hay que concentrarse solamente en el discurso, si hay alguien hablando antes, hay que concentrarse en lo que dice, tomándole toda la atención posible.
Darse a si mismo una charla de ánimo:
Cuando le espíritu negativo se está apoderándose de uno (¿será o no el asunto elegido el mejor?), es el momento en que se deberá hablar con uno mismo, con entusiasmo.
En el fondo, la motivación basada en la autosugestión constituye uno de los más poderosos incentivos para un rápido aprendizaje.
4.- Actúe con confianza.
Para lograr confianza frente a un auditorio, hay que actuar como si ya se tuviera la confianza necesaria.
Hay que pararse frente al auditorio, mirar de frente y comenzar a hablar con seguridad, sin miedo. Cuando se aprende a perder este miedo, uno se siente más seguro, no solo en el discurso, sino en la vida, frente a cualquier situación.
III) Hablar eficazmente de una manera más fácil y rápida
1.- hablar sobre algo que uno se haya ganado el derecho de hablar, ya sea por estudio o por propia experiencia:
Cuando uno habla acerca de algo que se ha vivido, llega más al fondo de los oyentes. Este relato se torna más interesante y entretenido. Al hablar de experiencias pasadas, el relato resulta mucho más fluido, la gente generalmente lo oye con atención, comparándolo con experiencias propias.
Cuente lo que ha aprendido de la vida:
Es una buena manera de atraer la atención de los oyentes. Es interesante escuchar relatos de este tipo, ya que a través de las experiencias de otros, uno puede mejorar su vivir.
Buscar los temas de la propia experiencia:
Uno siempre va a tener dominio sobre experiencias pasadas, por lo que juntar los temas con la experiencia propia es muy positivo.
Hablar sobre obstáculos pasados de la vida sirve mucho para los oyentes. Pues, a la mayoría de nosotros nos interesa saber que obstáculos encontraron otras personas y cómo los vencieron en el medio ambiente en que se desarrollo.
2.- Asegurarse de que se sienta entusiasmado por el tema:
No todos los temas sobre los cuales uno se ha ganado le derecho a hablar nos producen entusiasmo.
Uno se puede dar cuenta si está entusiasmado o no con el tema; cuando alguien está totalmente en desacuerdo con respecto a la idea, si esta persona se para del publico y rebate tajantemente la idea ¿Te sentirías impulsado a defender como sea el tema?
Si defiendes el tema con pasión, este es adecuado para la disertación, si no se defiende el tema, mejor busca algo que te agrade.
3.- Este ansioso por compartir su discurso con los oyentes.
IV) GANAR EL DERECHO A HABLAR
Ganar el derecho a hablar es el proceso de atraer y mantener la atención, el cual constituye la primera finalidad de todo orador.
Para que una charla, discurso o disertación sea realmente bien acogida por la audiencia, debe contener algo esencial, esto es: concisión. ¿Por qué razón?, porque es difícil para la audiencia prestar atención a un discurso vago o muy general. Se debe entonces poseer un lenguaje concreto y pintoresco, utilizando palabras de uso cotidiano. El lenguaje debe contener fuerza y frescura el cual de a la charla un tono muy instructivo y entretenido.
Existen cuatro caminos para organizar el contenido del discurso de modo que aseguremos la atención del auditorio.
1.- Limite su tema: Una vez seleccionado el tema a disertar lo primero que se debe hacer es determinar la amplitud del mismo y ajustarse estrictamente a los límites marcados. No se debe cometer el error de intentar un paso más allá. Comúnmente se comete el error de abarcar un gran número de aspectos del mismo tema, lo cual lleva al fracaso ya que es imposible para la mente prestar atención continua a una monótona serie de detalles.
2.- Desarrolle su poder de reserva: Este paso consiste en hacerse preguntas que darán mayor profundidad a sus conocimientos y lo capacitarán para exponer el tema que usted haya escogido. “¿ Por qué creo yo en esto?, ¿Cómo sucedió exactamente?”. Preguntas como las anteriores traerán consigo respuestas que le otorgarán la capacidad de hacer que el público preste atención y se interese.
3.- Llene su discurso con ilustraciones y ejemplos: El método ideal de estructurar el material para una charla consiste en elaborarlo sobre la base de ilustraciones y ejemplos. Un ejemplo convincente es una de las mejores formas que existe para hacer que una idea sea clara, interesante y persuasiva.
Existen cinco medios para lograr esta técnica.
Humanice su discurso: Para sostener la atención del público es necesario que el orador incluya historias personales, así logrará mantener un gran interés en lo que se dice.
Personalice su discurso utilizando nombres: Por todos los medios, cuando relate anécdotas referidas a otros, utilice nombres ya sean estos reales o ficticios. Así el relato será mucho más descriptivo que “Este hombre” o “Una persona”.
Sea específico llene su discurso de detalles: Para asegurar lograr esto se aplican cinco interrogantes; ¿Cuándo?, ¿Dónde?, ¿Quién?, ¿Qué? y ¿Por qué?. Así los ejemplos tendrán vida y color.
Dramatice su discurso mediante el uso del diálogo: El uso del diálogo da vida a una situación determinada, este otorga al discurso el timbre auténtico de la conversación cotidiana.
Visualice demostrando el tema de su charla: Uno de los mejores medios de enriquecer un discurso es incorporar al mismo demostraciones visuales.
4.- Use términos familiares y concisos que creen imágenes: Esto se refiere al proceso de utilizar palabras que produzcan imágenes. El orador a quién nos resulta fácil escuchar es aquel que pone imágenes ante nuestra vista. Quién emplea símbolos confusos, faltos de colorido, lugares comunes, es el que hace dormir a los auditores.
Todo lo expuesto anteriormente sobre el uso de los detalles en un discurso se aplica a la conversación corriente. Es el detalle lo que da brillo a la conversación. Toda persona que quiera convertirse en hábil conversador debe estar atento y aplicar cada uno de los puntos anteriores.
V ) COMO VITALIZAR EL DISCURSO
Para lograr vitalizar el discurso es necesario estar muy comprometido con el tema, poner vida y espíritu en lo que se está diciendo, poseer convicción, irradiar fervor y confianza. Vitalidad, energía, entusiasmo, son las cualidades esenciales para un orador.
Existen tres recursos que le ayudarán a poner más entusiasmo y calor en su discurso.
1.- Elija temas por los que se sienta convencido: Es necesario sentirse inclinado emocionalmente hacia el tema elegido para su disertación, de lo contrario no podrá esperar que el auditorio crea en lo que se está exponiendo. Mientras más se se sabe de un tema en particular mayor será el convencimiento y entusiasmo hacia ellos.
2.- Reanime los sentimientos que le despierta su tema
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El uso de la tercera persona no causa impresión en el auditorio.
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La gente quiere saber qué sintió usted exactamente.
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Así se involucrarán más con el discurso.
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Se debe transmitir entusiasmo e interés al auditorio, mostrando su propio entusiasmo en el discurso.
3.- Actúe con seguridad
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Debe dirigirse hacia el frente decidido.
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Esto será muy beneficioso para la primera impresión.
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Mantenga la cabeza erguida y la barbilla firme.
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Piense en el poder que posee y transmítalo.
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Hable fuerte, esto le otorgará seguridad.
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Sobre todo actúe con sinceridad.
VI ) Comparta su discurso con el auditorio
Hablaremos de la famosa conferencia de Rossell Conwell “Campos de Diamantes “, que fue pronunciada cerca de seis mil veces.
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El público debe sentir que el discurso fue creado para ellos.
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Hacer que el discurso sea una parte del público y para el público.
A continuación veremos cinco reglas para la buena comunicación con los oyentes.
1.- Hable en términos que interesen a sus oyentes.
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Hacer ejemplos y aluciones locales en el discurso.
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Las palabras se deben relacionar con ellos, sus intereses y problemas.
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Si el discurso no contiene lo que ellos anhelan escuchar, se impacientarán.
2.- Demuestre aprecio honrado y sincero.
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Muestre simpatía por obras realizadas por los oyentes, y obtendrá un lugar en sus corazones.
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Dígales algo de sí mismos, que ellos no pueden imaginar que usted conoce.
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Sea absolutamente sincero.
3.- Identifíquese con el auditorio.
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Al empezar indique alguna relación directa con el grupo al cual se esta dirigiendo.
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Otra técnica es nombrar a personajes que están dentro del público, así la gente tendrá más interés.
4.- Haga participar al público en su discurso.
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Escoger miembros del público para ayudarlo hará captar la atención del público.
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Hacer participar al público a través de preguntas y respuestas los mantendrá involucrados en el discurso.
5.- Demuestre humildad.
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Uno de los principales medios para que un orador conquiste al público es descender hacia ellos.
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No ser altanero ni soberbio, el público se sentirá molesto.
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Debemos expresar humildad, confianza, buena voluntad, y seguridad en lo que estamos haciendo.
COMO PREPARABAN SUS DISCURSOS ALGUNOS ORADORES FAMOSOS
El tener poco dominio de uno mismo como orador, hace que un hombre no tenga las ideas en orden, cuantas mas ideas este tenga, mayor será su confusión, entonces se debe preparar un discurso redactando siquiera un bosquejo o programa.
Un discurso es un viaje que tiene su meta, y antes de partir se debe fijar el itinerario en el mapa. El hombre que no parte de ningún lugar, generalmente no llega a ningún lugar.
El pensamiento de Napoleón se debería escribir con letras de oro, “el arte de la guerra es una ciencia en la que nada sale bien si previamente no se lo calcula y medita”. Esto es tan cierto del arte de tirar tiros como del arte de hablar en publico. Pero los oradores no actúan de acuerdo a ese principio, muchos discursos hay que no tienen mas orden ni concierto que la torre de babel. La disposición mas eficaz para una cierta cantidad de ideas es que esta sea ordenada, pero no se pueden dar reglas infalibles.
Se quiere decir con disposición ordenada, es ver la estructura que tenga el discurso, como logra los efectos, por ejemplo comienza, va al grano del asunto, no se anda por las ramas, no pierde tiempo. Muchos oradores noveles suelen dejar un punto a medio terminar, pasan a otro, y luego, cuando ya estábamos olvidados de aquel, vuelven y agregan alguna cosa. Esto revela impericia. En vez de desarrollar sus puntos en orden, digamos de 1,2,3,4, etc., lo desarrollan 27, 34, 27, 19, 2, 34, 19, etcétera. Son arroyuelos tortuosos, no un torrente impetuoso y recto como otros discursos.
No hay como se dice antes ninguna regla infalible para solucionar el problema de la disposición. No hay planes o formulas que se adapten a todo o siquiera a una mayoría de los discursos. Pero se dan algunos consejos generales que resultaran útiles en muchos casos. El primero es la reseña de una conferencia pronunciada en Buenos Aires por el ilustre sociólogo Francés André Siegfried, de la academia Francesa. Se titulaba la conferencia: A la búsqueda de un método de trabajo intelectual, y consistía en once consejos:
Sacudir la pereza mental.
Observar antes de discutir. Respetar el hecho, observarlo tal como es. No creer lo que se desea creer.
Masticación y digestión. (Para esto es necesario buena dentadura y mejor estomago).
Medir y pesar las cosas, comparándolas con aquellas que tienen afinidad con ellas.
Situar el asunto.
Administrar bien la memoria. Recordar los hechos importantes y olvidar los otros.
Proceder como un general en la guerra. Reclutamiento de hechos e ideas. Concentración en lugares de combate.
tener siempre presente el motivo esencial que hace actuar a los hombres en la vida (factor psicológico).
“La verdad esta siempre en la oposición” decía Paul Valery. No debemos creer nada porque nos lo digan. La verdad debe instalarse en nuestro espíritu merced a nuestro propio esfuerzo.
Saber presentar el problema; determinar un eje al asunto, y no apartarse de este eje; y si es necesario apartarse, no perderlo de vista. El hombre justo es aquel que tiene los pies sobre el suelo. El hombre inteligente, pero no justo, puede razonar brillantemente, pero sus razonamientos de nada sirven, porque tiene los pies en el aire. Un problema bien presentado es un problema resuelto.
Muchos estudiantes encuentran útil y estimulante este plan:
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Mostrar algo que esta mal
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Mostrar como se le puede remediar
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Pedir cooperación
O diciéndolo de otro modo:
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He aquí una situación que debería ser remediada
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Deberíamos hacer tal y tal cosa
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Ustedes deberían ayudar por tales y tales razones
En pocas palabras el bosquejo debería ser así:
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Atraigamos la atención y el interés del publico
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Ganémonos la confianza del auditorio
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Digamos lo que tenemos que decir, eduquemos a la gente respecto del merito de nuestra proposición
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Toquemos los resortes que hacen actuar a los hombres
¿Como armaba el esqueleto Woodrow Wilson?
Cuando a Woodrow Wilson le pidieron que explicase su método, este dijo, yo comienzo con una lista de los temas de que quiero hablar, disponiéndolos mentalmente en sus relaciones naturales; es decir, armo el esqueleto del tema; luego lo escribo en taquigrafía, que ahorra mucho tiempo. Hecho esto, lo copio a maquina, cambiando frases, corrigiendo periodos y agregando material a medida que avanzo.
Roosevelt preparaba sus discursos en su manera característica: conseguía cuantos datos podía, los revela, los pesaba, los juzgaba y criticaba, y llegaba a sus conclusiones; llegaba a sus conclusiones con una sensación inconmovible de seguridad.
Entonces, con un taco de notas delante, comenzaba a dictar, y dictaba rápidamente para que su discurso tuviera impetuosidad y espontaneidad y halo de vida. Luego releía esta copia dactilográfica, la revisaba, quitaba, borraba, agregaba y la apostillaba, para por fin dictar de nuevo. El nunca logro nada sino por ardua labor y mediante el empleo de sus mejores talentos y cuidadoso planteamiento y trabajo con mucha antelación.
El a menudo llamaba a críticos para que lo escucharan mientras dictaba o leía su discurso. Se rehusaba a hablar con ellos sobre el espíritu de lo que había dicho, quería que le dijesen no que decir, sino como decirlo. Una y otra vez revisaba las copias dactilográficas, quitando, corrigiendo, mejorando. Ese era el discurso que los diarios publicaban. Desde luego no lo aprendía de coro. Hablaba improvisadamente. Por esto, el discurso pronunciado difería generalmente del otro, mas pulido, que los diarios publicaban. Pero la tarea de dictar y revisar constituye una excelente preparación. Lo familiarizaba con el material, con el orden de los puntos. Le daba una suavidad y seguridad y lustre que difícilmente podría obtener de otro modo.
Muchos estudiantes de este curso han hallado que resulta de sumo provecho el dictar los discursos a un dictáfono y luego escucharse a si mismo. Es un ejercicio que puede ser desilusionados y enmendador también. Esta practica de escribir lo que vamos a decir nos obliga a pensar. Aclara nuestras ideas. Las fijara en la memoria. Reducirá la ociosidad mental al mínimo. Mejora la dicción.
La historia clásica de Benjamín Franklin
Este nos cuenta como mejoro su dicción, como desarrollo la facilidad de usar palabras y como se auto adiestro en la ordenación de los pensamientos.
“Este cuenta que compro un libro, el cual nunca había visto, era el tercer volumen del Espectador, lo leyó, lo releyó y quedo complacido, el estilo le pareció excelente, y decidió, de serle posible imitarlo. Tomo algunos de los artículos, y luego de escribir sucintas anotaciones inspiradas en cada frase, las guardo por unos días, luego, sin consultar el libro, trato de rehacer los artículos nuevamente, desarrollando completamente cada anotación, luego comparo su Espectador con el original, descubrió algunas de sus faltas y las corrigió. Pero hallo una porción de palabras, y tal facilidad para emplearlas, que pensó que las podría haber adquirido antes si hubiera continuado escribiendo poesías.
Comparando su trabajo con el original este descubría muchas faltas, que corregía diligentemente; pero a veces tenia el regocijo de imaginarse que , en ciertos párrafos de poca importancia había sido suficientemente afortunado para mejorar el método de lenguaje, y esto lo animo a pensar que podía llegar con el tiempo a ser un buen escritor ingles, de lo cual era extremadamente ambicioso.
Juguemos al solitario con las notas
Siempre se aconseja que se tome notas, una vez escritas en pedazos de papel las varias ideas y ejemplos que se nos hayan ocurrido, juguemos al solitario con ellas; separémoslas en grupos afines. Subdividamos estos grupos en otros mas pequeños. Vayamos quitando las ahechaduras hasta que solo quede trigo de primera calidad. Nadie, si procede como debe, es capaz de usar mas que una parte del material reunido.
Este proceso de revisión debe continuarse ininterrumpidamente hasta después de pronunciado el discurso. Aun entonces pueden ocurrídsele al orador pormenores, mejoras y aficiones que hubiera podido aplicar.
Un buen orador generalmente encuentra, después de pronunciar un discurso, que se han fraguado cuatro versiones del mismo: la que preparo, la que dijo, la que los periódicos dicen y la que, de regreso a casa, desearía haber dicho.
¿ Debemos emplear notas mientras hablamos ?
Aunque excelente improvisador, Lincoln, desde que estuvo en la Casa Blanca, no pronuncio nunca un discurso sin haberlo escrito antes cuidadosamente. Desde luego estaba obligado a leer el mensaje inaugural. La fraseología exacta de discursos de estado que deben pasar a la historia es demasiado importante para confiarla a la improvisación. Pero cuando estaba en Illinois, Lincoln no usaba ni siquiera notas para hablar, “tiende a cansar y aburrir al oyente” decía.
Hagamos notas repito, durante la preparación. Notas circunstanciales; notas en profusión. Quizás parezca provechoso consultarlas mientras ensayamos el discurso a solas. Quizás nos sintamos mas cómodos si las tenemos en el bolsillo, ya frente a frente con el auditorio solo para ser usada en caso de emergencia.
Si hemos de usar notas que sean muy breves, y escritas con letras grandes, en una hoja también grande. Démosle un vistazo cuando tengamos necesidad, pero tratemos de ocultar nuestra debilidad al auditorio.
Sin embargo de todo lo dicho, hay ocasiones en que el empleo de notas no revela mas que prudencia. Por ejemplo, algunas personas en los dos o tres primeros discursos que pronuncian se vuelven tan nerviosos y turbados que se les hace imposible recordar los discursos que han preparado.
No aprendamos los discurso al pie de la letra
No leamos ni tratemos de aprender los discursos palabra por palabra. Esto lleva tiempo e invita al desastre. A pesar de esta advertencia, algunos de los que lean esto probaran a hacerlo. Cuando se levanten a hablar estarán pensando o tratando de recordar la fraseología exacta. Estarán pensando hacia atrás, no hacia delante, invistiendo el proceso normal de la mente humana. La exposición será dura, fría, insípida, inhumana.
Lo que tiene que hacer, es grabar bien en la mente los conceptos principales. Acaso hagamos algunas notas y revisemos algunos antecedentes. “mencionare tal y tal cosa” - nos proponemos, “le diré que se debe hacer tal cosa por tales razones”, luego nos enumeramos las razones y las aclaramos con ejemplos concretos.
Luego que hemos fijado firmemente las ideas, ensayamos el discurso desde el principio hasta el final. Hagámosle en silencio, mentalmente, mientras vamos por la calle, mientras esperamos que llegue un tranvía o un ascensor. Encerrémonos solos en un cuarto y repitámoslo a voz normal, gesticulando, poniendo en ello todo nuestro calor y nuestra energía.
Mientras ensayamos, imaginemos que tenemos un auditorio real delante de nosotros. Imaginémoslo con tanto vigor, que cuando nos hallemos frente a frente con el auditorio nos parezca una experiencia ya vieja. Esta es la razón por la que tantos criminales son capaces de subir al cadalso blasonando de tan valientes; han subido tantas miles de veces en su imaginación, que no le temen. Cuando se realiza la ejecución real, les parece que es algo que ya han experimentado anteriormente.
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Enviado por: | Rapboy |
Idioma: | castellano |
País: | Chile |