Literatura


Gustave Flaubert


Teoría de la literatura

Tres cuentos de Gustave Flaubert

Gustave Flaubert nació en Ruan, Francia, en 1821 y murió en 1880. A pesar que le vivió en un periodo de grandes cambios sobre todo socioculturales, Flaubert supo aprovechar todos y cada uno de ellos. De este modo, nos encontramos frentes a obras respaldadas de gran realismo científico y, sin dejar de lado, la fuerza que desprende el estilo romántico, que ayuda a describir minuciosamente los complejísimos personajes de sus novelas.

La obra a comentar se conoce como tres cuentos, fue escrita entre los años 1875-1877 y fue publicada en vida. Tres Cuentos está compuesta por tres cuentos que ambientan perfectamente tres grandes épocas de la historia humana; la primera es Un Alma de Dios, donde se puede apreciar grandes rasgos característicos de la burguesía de la Época Moderna, la segunda es La Leyenda de San Julián en Hospitalario, ambientada en la “voluptuosidad” de la Edad Media y finalmente Herodias, donde se recrea el mundo antiguo.

Un Alma de Dios

Es la historia de una modesta sirvienta en la Normandía del siglo XIX. Felicidad desde muy pequeña sufrió desgracias que no cesaron hasta e día de su muerte. Primero se quedó huérfana cuando todavía era muy niña, cuando era una buena moza tuvo una intensa, pero corta y fallida historia de amor y finalmente llegó a Pont-l´Eveque lugar donde residió hasta sus últimos días. Allí se encargaba no sólo del cuidado de la casa sino también de los dos niños de la Señora Aubain. El cuidado de esos dos niños era todo lo que tenía, si se puede decir que tenía “eso”. Sin embargo las desgracias no pararon. Una tarde de otoño los niños La señora y ella se fueron a dar un paseo por el prado y un toro los invistió. Felicidad llamó la atención hacia ella para que los niños pudiesen huir sin peligro. Al final nadie resultó herido, pero a la pequeña Virginia le quedó una gran afección nerviosa. Tiempo después el pequeño Pablo se fue a estudiar a un internado para formarse como todo gran caballero y poco después que terminara las clases de Catequesis, Virginia también abandonó el hogar para formarse toda una gran dama. Con la ausencia de los niños Felicidad se encontraba muy sola y pidió permiso para que su sobrino la fuera a visitar. Así los domingos solía venir Víctor, quien le narraba las historias que le habían sucedido durante sus pequeños viajes navales. Una tarde le comentó que se iba a enrolar a un viaje a América y que no volvería hasta dentro de dos años. Esto le entristeció mucho a Felicidad, pero la desgracia todavía fue mayor cuando al cabo del tiempo sin noticia alguna de su sobrino le llega una carta anunciándole que su sobrino había fallecido en el viaje. Un tiempo después regresó Virginia de la escuela. Su salud era muy débil y no puedo superar la enfermedad, murió poco después. Pablo, por otro lado, cada vez que su madre le saldaba sus numerosas deudas él contraía más, hasta el día que decidió casarse con una señorita Bourais.

Años después, La señora Aubain recibió la visita del barón Larsonniere, ex cónsul en América. Ellos tenían un loro que lo trajeron como recuerdo de América. A Felicidad le gustaba mucho y cuando los Larsonniere decidieron volver a partir se lo regalaron como muestra de afecto. Felicidad llenaba el vacío de su corazón con aquel loro. Pero como las penas nunca paraban el loro murió y Felicidad se puso tan triste que la señora Aubain decidió mandarlo a disecar.

El tiempo pasó y la señora Aubain cogió una neumonía que acabó con su vida. Felicidad lloró mucho su muerte y no entendía porque tenía que haber muerto la señora antes que ella. A los 10 días de su muerte los herederos llegaron para repartirse la herencia. Cogieron todo lo que le gusto de la casa y la pusieron en venta. Felicidad no tenía de que preocuparse ya que le había quedado una renta de 380 francos. Sin embargo estaba muy triste de tener que dejar la casa cuando alguien decidiese comprarla. Los años pasaba y la casa no se compraba ni se alquilaba y los desperfectos empezaban a hacer la casa peligrosa, pero Felicidad no pedía nada por miedo a que la echasen de allí. Ya cojeaba de una pierna, perdió muchísima vista y oído. Después de Pascua Felicidad empezó a escupir sangre, vino el médico y sólo pudo enterarse de que tenía neumonía, se alegró seguir el mismo camino que su señora. Ofreció su loro para el altar ya que quería colaborar como fuese , pero no tenía gran cosa que dar. Pocos días después murió, tuvo un final tranquilo, apacible y agradable.

Nos encontramos con una gran obra. Podemos obtener una idea general de cómo era la burguesía del siglo XIX. La hipocresía, mediocridad y egoísmo de esta clase social -por ejemplo: cuando Víctor murió, la señora Aubain no tuvo ningún gesto de cariño con Felicidad-. Pero la grandeza de esta obra nos la encontramos en el personaje principal, Felicidad, un alma cándida, llena de ternura, muy compasiva que intenta siempre ayudar a los demás. La dulzura y amabilidad de Felicidad contrasta con la dureza de la burguesía- cuando Felicidad veló aquellas noches el cuerpo inerte de Virginia-, la sinceridad con la que se expresa Felicidad frente el sarcasmo debelador con que se expresa la burguesía.

* Podemos observar una gran similitud a la hora de la muerte de Felicidad con la muerte de Madame Bovary. Ambas murieron con “grandeza”, su muerte no tiene ningún aspecto trágico y mucho menos elemento alguno que mengüe la riqueza de estas mujeres.

La leyenda de San Julián el Hospitalario

Recrea minuciosamente la vida en la Europa medieval. Julián hijo de una familia noble tuvo un nacimiento muy deseado y bendecido. La madre tuvo una aparición que le comunicó que su hijo sería Santo, el padre vio aparecer entre la niebla un mendigo que le dijo: “tu hijo mucha sangre... mucha gloria... siempre bienaventurado...” ambos guardaron en secreto aquellas revelaciones. Cuando éste cumplió los 7 años fue instruido en el canto, las sagradas Escrituras, numeración árabe, letras latinas, al caballo... Durante una misa Julián percibió un ratoncillo blanco y que hacia unos domingos que repetía su visita. Un domingo sin decir nada le asestó un golpe que acabó con él, limpió la sangre, lo tiró y no dijo nada a nadie. A partir de aquel día no paró da matar animalillos. Una noche el padre le anunció que ya era hora que empezase a instruirse en todo lo que se refiere a la montería. Le regaló un libro y cuando lo hubo memorizado le formó una jauría y empezó a salir de caza. Julián prefería ir solo. Su instinto asesino le llevaba a cazar sin tregua, de un modo muy salvaje y cruel, sin ninguna clase de piedad. Un día vio una camada de ciervos. La ira se apoderó de él. Mató a toda la manada, pero uno de ellos no conseguía hacerle caer, seguía caminando hacia él. En ese momento Julián experimentó el temor. De repente, se paró y le dijo: “... ¡Maldito, maldito, maldito! ¡Un día, corazón feroz, asesinarás a tu padre y madre!...”- estas palabras se escucharon mientras de fondo se escuchaban las campanadas-.Acto seguido dobló las rodillas, cerró las párpados y murió. Cuando Julián volvió a casa decidió no volver a coger las armas por miedo que se cumpliera lo dicho por el ciervo. Un atardecer de verano divisó dos alas y creyendo que se trataba de una cigüeña lanzó su venablo. Se oyó un grito desgarrador que surgía de la boca de su madre. En ese momento Julián huyó.

Julián se enroló en una partida de aventureros que iban de paso. Como era tan fuerte y valiente no tardaron en encomendarle el mando de una mesnada. Después de numerosas victorias fue a socorre al emperador de Occitania que había sido encerrado en un calabozo por el califa de Córdoba. Julián destruyó al ejercito, mató al califa y restauró el trono al emperador quien le ofreció a su hija y un castillo como recompensa. Desde entonces Julián no volvió a luchar. Una noche, mientras estaba de rodillas para decir su oración, escuchó a un zorro, no aguantó más la tentación y fue a cazarlo. Salió a cazarlo, pero no lo pudo hacer. Todos loa animales que en un tiempo él había cazado le iban apareciendo y no podía hacer nada, no conseguía cazar ni un simple pajarillo todos le acechaban y el miedo se apoderaba de él. Decidió volver a casa. Mientras Julián estaba en el bosque, entraron el la habitación de su esposa dos viejos ancianos. Eran los padres de Julia que hacia años que vagaban con el fin de encontrarlo. La mujer les dio de comer y les ofreció su lecho para que descansaran. Cuando Julián regresó notó la presencia de un hombre que dormía en su lecho con la que creía que era su mujer y sin dudarlo empezó a apuñalar a ambos. En ese momento escuchó el bramido que enseguida reconoció, era el de aquel ciervo que le anunció el terrible final de sus padres. Paró y levantó las sabanas. Allí encontró los cuerpos sin vida de sus padres, que en ningún momento pusieron resistencia alguna y es más sus rostros mostraban dulzura majestuosa.

Julián ordenó a su mujer que ejecutara todas sus ordenes sin que replicase nada y acto seguido se marchó. Mendigó por muchos países hasta que topó con un río que tenía una corriente muy fuerte. Allí encontró una barca la cual reparó y con ella ayudaba a la gente a pasar de un lado a otro del río. Una noche oyó una voz que le llamaba. Salió y era un viejo leproso. Le ayudó a cruzar el río, le dio de comer, de beber y como tenía frío se puso encima de él para darle calor corporal, pues no disponía de otro recurso. En ese momento el leproso le abrazó y de él surgieron delicioso olores. Voló el techo de la cabaña y Julián ascendió a los espacios azules con Nuestro Señor Jesucristo que le llevaba al cielo.

Debemos destacar la evolución anunciada de Julián, de un cazador compulsivo y parricida a un santo altruista, arrepentido de sus hechos. Cada detalle es importantísimo para la comprensión y referencias de los hechos pasados- así cuando el ciervo dicta la sentencia de muerte de los padres de Julián se escuchan de fondo las campanas, las campanadas de muerte del ciervo y de la muerte futura de sus padre; cuando Julián está matando a sus padres sin ser consciente en ese momento escucha el bramido del ciervo como anuncio de que la profecía, que le había hecho antes de morir, se ha cumplido finalmente-.

* Podemos encontrar un gran paralelismo con la tragedia de Sófocles Edipo Rey. También fue anunciado el parricidio y a pesar que quiso evitarlo acabó cumpliéndose.

Herodias

La siguiente historia acontece en la ciudad de Maqueronte, en el Oriente, al este del mar Muerto. Allí habitaba el tetrarca Herodas Antipas con su esposa Herodias. Esta había sido, anteriormente, esposa de su hermano, con él que había tenido una hija que había sido repudiada. En ese momento estaba Herodias con Antipas, rodeada de riquezas en Maqueronte y sola.

Antipas esperaba refuerzos de Roma ya que últimamente habían muchas revueltas. No se veía a nadie por los caminos. De repente se oyó una voz que hizo palidecer el tetrarca: “Manaey, Manaey”. El tetrarca preguntó a Manaey sobre Jaocanan, llamando por los latinos san Juan Bautista. Jaocanan estaba echo preso por Antipas y escondido en un calabozo, muy poca gente sabía de él. Antipas estaba muy confuso conque hacer con Jaocanan. Herodias quería verlo muerto ya que la había amenazado- ya que cometía adulterio- pero todos los intentos de asesinato que se habían hecho hasta el momento habían resultado fallidos. Mientras Antipas y Herodias discutían el tetrarca advirtió la presencia de una muchacha que vestía como las romanas, pero no sabía de quien se trataba. Fanuel por su parte insistía que Jaocanan fuese liberado, ya que él Jaocanan era enviado por el Altísimo y si se oprimía sería castigado. Antipas estaba muy desconcertado y no sabía que hacer.

De repente un rumor invadió el castillo. Vitelio había entrada en palacio. Vitelio insistió en visitar las habitaciones subterráneas de palacio. Descubrió una gran sala llena de armas u otra donde se encontraban los mejores caballos de la ciudad. Pero eso no fueron los únicos descubrimientos. Mientras iban por el patio descubrió la habitación falsa donde se encontraba Jaocanan aislado.

Con el pretexto de celebrar su cumpleaños, aquella noche, había invitado a muchos jefes de sus tropas, administradores y a los principales de Galilea a un banquete. Durante el festín apareció Salomé, hija de Herodias, que con su danza maravillo a todos los presentes. El tetrarca quedó tan extasiado que le dijo que pidiese lo que quisiera y ella respondió que quería la cabeza de Jaocanan. El tetrarca no se pudo negar y envió a Manaey a que ejecutase el deseo de la niña. Un rato después aparecía Manaey con la cabeza de Jaocanan en una bandeja y se exhibió a todos los presentes. Antipas no estaba a gusto con lo que había hecho pero Fanuel finalmente le dijo: “... Consuélate ha descendido al reino de los muertos a anunciar a Cristo... es necesario que él mengüe para que él crezca...”

Esta obra se podría seguir con gran parecido en el evangelio de San Mateo. Esta obra es una gran muestra del mundo oriental y nos da una visión “ bíblica” del mundo antiguo y lo difícil que es a veces tomar decisiones y la gran manipulación de la voluntad de las personas cuando de se juega con deseos carnales.

Esta obra compuesta por tres cuentos donde una voz externa nos relata lo que acontece de un modo omnipresente se expresa de un modo muy trabajado. Cada palabra hace referencia a hechos pasados o se remite a otros hechos que se dan por conocidos. Los personajes están muy bien trabados sobre todo desde su interior. Trabaja mucho las emociones, reacciones... juega con los sentimientos. Son obras que a nadie les pasan desapercibidas, remueven las entrañas. Personalmente en los dos primeros cuentos encuentro los personajes más atractivos- cada uno de ellos me provocan sentimientos diferentes-, tiene una gran fuerza, en cambio, el último es un personaje más bien manipulado por todos los demás. Le falta fuerza de decisión, es un personaje débil- el deseo carnal puede con él, eso le rebaja bastante, cosa que no sucede en absoluto con Felicidad, a pesar que ella muera-.




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Idioma: castellano
País: España

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