Literatura
Grupo Poético del 27
EL GRUPO POÉTICO DEL 27
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CONTEXTO HISTÓRICO-LITERARIO:
El contexto histórico del grupo poético del 27 se corresponde con la generación del 98 en lo referente a la realidad política, el ambiente cultural, etc. Existe una diferencia fundamental. Hacia los años 20 los autores de la generación del 98 son los maestros reconocidos de la literatura española. Sus escritos presentan una honda preocupación política y social y los temas dominantes eran los de la realidad española, la situación política de la época...
En cambio los del grupo del 27 son más jóvenes, se forman en la euforia de la postguerra y en el clima de la fiebre creativa de los “ismos”. Sus escritos se caracterizan por una despreocupación social y política, escriben sobre la realidad de las cosas, las frustraciones psíquicas de las personas o los temas del amor y desamor, siempre en un tono más analítico que personal. A partir de los años 30 se produce un giro en la literatura de la época, consecuencia d e la situación política y el advenimiento de la república. Algunos autores como Alberti adoptan posturas personales más comprometidas.
Las obras del grupo están influenciadas por una serie de sucesos culturales como:
Generación del 14. (ensayistas)
Los “ismos”. (surrealismo)
La ILE (La Institución Libre de Enseñanza).
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CARACTERÍSTICAS:
GRUPO O GENERACIÓN? :
Los rasgos comunes a todos los autores de la generación del 27 son la formación universitaria, el origen familiar acomodado, las actitudes liberales y progresistas en el aspecto político y el deseo de modernizar la poesía española. La generación del 27, como movimiento literario, cumple los requisitos generacionales:
Nacimiento en fechas próximas: 11 años de diferencia.
Formación intelectual semejante: estudios universitarios (menos Alberti).
Mantenimiento de relaciones personales entre ellos: el centro aglutinador era la Residencia de Estudiantes de Madrid, creada por la ILE.
Participación en actos colectivos, celebraciones y revistas: el primer acto público del grupo es un recital de poesía en homenaje a Góngora (estaban atraídos por la poesía gongorina).
Existencia de un acontecimiento generacional que los aglutine: el 27 surge en parte gracias al auge económico que se produce en torno a la Primera Guerra Mundial.
Presencia de un guía ideológico con quien identificarse: Juan Ramón Jiménez y Ortega y Gasset.
Inquietudes y experiencia similares: al proceder de familias acomodadas tenían una buena educación.
Existencia de un lenguaje generacional: importancia del lenguaje y el cultivo de la metáfora y preferencia por los factores estéticos.
Anquilosamiento de la generación anterior: la propuesta noventayochista no responde al deseo de modernidad que quieren implantar en España.
Los críticos que prefieren hablar de grupo dentro de una generación histórica argumentan que faltan varios de los requisitos exigidos:
- No es cierto que el centenario de Góngora los uniera: casi todos se hallaban ya muy unidos antes.
- Guía no lo hubo (no lo fue Juan Ramón Jiménez, pese a sus influencias)
- Tampoco hay comunidad de técnica o de inspiración (si bien les anima la misma ansia de renovar el lenguaje poético)
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Este grupo poético no se alza contra nada (respeta la tradición y las grandes figuras precedentes).
AFINIDADES ESTÉTICAS:
Si no un estilo común cabe observar en ellos gustos y afirmaciones estéticas comunes. Los poetas del 27 parecen compartir cierta “tendencia al equilibrio”.
Entre lo intelectual y lo sentimental.
Entre una concepción cuasi-mística de la poesía y una lucidez rigurosa en la elaboración del poema: equilibrio pues, entre una concepción romántica y una concepción clásica de la creación poética.
Entre pureza estética y autenticidad humana: son evidentes las ansias de belleza en todos ellos. Pero con los años, la preocupación por la autenticidad humana irá en aumento, aunque no se abandonará la exigencia estética.
Entre lo minoritario y la “inmensa mayoría”. En sus trayectorias alternan hermetismo y claridad.
Entre lo universal y lo español: aunque abierta a influjos exteriores está profundamente arraigada en la tradición española.
Equilibrio entre la tradición y la renovación: están, como hemos dicho, a tono con los movimientos de vanguardia, sin embargo tienden a frenar las estridencias. Su labor renovadora es evidente pero no son “iconoclastas”.
Jorge Guillén dijo: “una generación tan innovadora no necesitó negar a sus antepasados remotos para afirmarse”.
Junto a su estética cultísima, hay entre ellos una honda veneración por las formas populares: el romancero, el cancionero tradicional, etc...
ETAPAS:
Se han señalado varias fases en la evolución del grupo, advirtiendo que no todos los poetas las cumplen a en la misma medida ni en el mismo tiempo:
1ª Etapa: hasta 1927, aprox.
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Entre los tanteos iniciales, se nota la presencia de tonos becquerianos y postmodernistas.
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Pronto se dejará sentir el influjo de las primeras vanguardias.
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El manifiesto de Juan Ramón Jiménez se orienta hacia la poesía pura. Anhelo de depurar el poema de “Anécdota Humana”, de toda emoción que no fuera estrictamente artística. El gran instrumento de este arte “puro” es la metáfora. Se les tildó de “herméticos, “fríos”, “deshumanizados”.
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Paralelamente, la sed de perfección formal lleva hacia los clásicos, de ahí el fervor que sentían por Góngora del que seducían especialmente sus deslumbrantes metáforas.
2ª Etapa: 1927 - guerra civil.
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Comienza a notarse cierto cansancio del puro formalismo. Se inicia así el proceso de rehumanización.
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Ello coincide con la irrupción del surrealismo, también radicalmente opuesto a la “poesía pura”. Van a pasar a 1º término los más hondos sentimientos humanos: el amor, el ansia de plenitud, las frustraciones, las inquietudes existenciales o sociales.
3ª Etapa: después de la guerra.
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El grupo se dispersa, pero ninguno abandonará ya los caminos de una poesía humana. La mayoría de sus componentes ha de exiliarse; otros se quedan en España; y otros son víctimas de la intolerancia: Federico García Lorca.
NÓMINA DEL 27:
Entre los miembros indiscutibles de la generación del 27 se suele citar a Pedro Salinas, Jorge Guillén, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Luis Cernuda y Vicente Aleixandre. A esta lista suelen añadirse unos nombres más: Dámaso Alonso, Juan José Domenchina, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre y Miguel Hernández.
Los límites de tiempo exigen que fijemos nuestra atención en tres poetas: Pedro Salinas, Jorge Guillén y Federico García Lorca.
Dámaso Alonso: es considerado el crítico de la generación. La contribución más importante de Dámaso Alonso se encuentra en el momento en que se forma el grupo del 27, en que revaloriza magistralmente la figura de Góngora y descubre a los jóvenes autores el contenido mitológico y estético de la obra del poeta cordobés. Su obra cumbre “Hijos de la Ira” pertenece a la poesía desarraigada de los años cuarenta y cincuenta. Hijos de la Ira es un grito de rebeldía contra la situación del hombre y el mundo.
Además de su actividad poética desarrolló una intensa labor crítica y filológica.
Juan José Domenchina: En sus primeros libros, escritos en España se observa la influencia de Juan Ramón y Guillén. Tras el exilio sus poemas adquieren un gran dramatismo.
Emilio Prados: Sus primeros poemarios “Tiempo”, “Veinte Poemas en Verso” y “Canciones del Farero” se inscriben dentro del neopopularismo andaluz, mientras que “Seis Estampas para un Rompecabezas” y “Llanto Subterráneo” pertenecen al surrealismo. La guerra le lleva a componer poemas sociales y combativos, recogidos en “Romances” y “Cancionero Menor para los Combatientes”.
Manuel Altolaguirre: Es posiblemente el poeta más espiritual e intimista de la generación del 27.
Miguel Hernández: A Miguel Hernández se le considera el último miembro de esta generación. Se le incluye en ella por su relación con los componentes del 27 y por su peculiar amalgama de lo neogongorino y lo popular. No obstante, algunos críticos estiman que, por la fecha de su nacimiento y por su evolución poética hacia la poesía de combate, se le debe incluir en la nómina de la generación del 36.
Pedro Salinas: Obtuvo la cátedra de Literatura Española en la Universidad de Sevilla. Ante el conflicto civil español fijó su residencia en Estados Unidos.
Poesía amorosa: Salinas ha sido siempre considerado el poeta de amor por excelencia. En sus composiciones trata este tema en todas sus variantes: amor doloroso, confidencial, íntimo, reflexivo, triunfante, etc. Etapas de la obra poética:
Etapa inicial (1923-31): Está marcada por la influencia de la poesía pura de Juan Ramón. La idea de depuración y perfección poéticas y el protagonismo que van cobrando en ella los temas amorosos perfilan lo que será su etapa de plenitud. Pertenecen a esta etapa “Presagios”, “Seguro Azar” y “Fábula y Signo”.
En esta primera etapa también se aprecia alguna influencia futurista, en especial en los temas relacionados con el progreso (bombilla eléctrica).
Etapa de plenitud: Esta etapa está formada por la trilogía amorosa:
“La Voz a ti debida”: La voz del amor surge porque la amada existe. Ella es origen de su poesía y la fuente de su amor. La obre presenta la historia de una pasión amorosa, desde su nacimiento hasta el final.
“Razón de Amor”: Examina lo que queda del amor cuando éste se acaba. La intensa pasión y el dolor de la separación son los temas centrales del libro.
“Largo Lamento”: Continúa la línea marcada en las obras anteriores
Etapa de exilio (1940-51).
Jorge Guillén:
Poesía pura:
“Cántico”: En esta magna obra exalta el goce de existir, la armonía del cosmos, la luminosidad, la plenitud del ser y la integración del poeta en un universo perfecto donde muchas veces se funden amada y paisaje.
“Clamor”: En esta obra, Guillén toma conciencia de la temporalidad y da entrada a los elementos negativos de la historia. No obstante, no es un libro angustioso o pesimista.
En él domina su deseo de vivir y de superar las fuerzas del mal.
“Homenaje”: Fue publicado en 1967. Como indica su título, Guillén exalta a personas destacadas del mundo de las artes y las ciencias.
“Aire nuestro”: Con este nombre tituló la compilación de su obra hasta 1968.
Gerardo Diego: Vanguardista. Afianzó las bases del creacionismo y el surrealismo en España, y desarrolló una intensa labor en torno al nuevo arte europeo.
Representó la idea del 27 al alternar con maestría a lo largo de su vida la poesía tradicional y vanguardista.
Poesía tradicional: comprende los poemas de corte tradicional y clasicista. Los temas son muy variados.
Poesía vanguardista: SU inclinación por el nuevo arte de vanguardias le lleva a inclinarse primero por el ultraísmo y, más tarde, por el creacionismo.
Vicente Aleixandre: Vanguardista. Profundizó en el conocimiento humano a través de las imágenes surrealistas.
Su obra está consagrada desde el principio a la indagación trascendental del conocimiento. La trayectoria poética de Aleixandre suele dividirse en tres etapas: una primera etapa en la que predomina la poesía pura, una segunda etapa marcada por el surrealismo, y una tercera etapa caracterizada por la indagación del ser humano.
Luis Cernuda: Vanguardista. Halló en el arte e vanguardia la expresión idónea para explicar su homosexualidad y liberar sus “placeres prohibidos”. Toda su poesía se halla reunida en un volumen titulado “La Realidad y el Deseo”, donde el autor condensa el sentimiento de desencanto de la vida, la tristeza, el pesimismo y la eterna oposición entre la realidad y el deseo, provocada, en parte, por su condición de homosexual.
Federico García Lorca: En él aúna la tradición, el popularismo y la fuerza trágica, tanto en poesía como en teatro. Fue uno de los autores más marcados por el drama de la guerra. Lorca fue fusilado en 1936 junto a Fuente Grande (Granada). Lorca ha sido siempre considerado el más internacional de los autores de la generación del 27. El carácter llano de algunas composiciones y la pasión dramática de sus poemas y obras teatrales lo han convertido en una de las figuras cumbre de la literatura española que mejor ha llegado a las masas populares.
La obra poética de Lorca sigue una clara evolución, que va de la sencillez de sus primeros poemas juveniles a la fuerza del romancero y al atrevimiento vanguardista de “Poeta en Nueva York”. En “Libro de Poemas” perfila los temas y los géneros de su obra posterior.
Los dos caracteres más marcados de su arte son la musicalidad y la nota infantil.
En “Poema de Cante Jondo”, Lorca recrea la poesía popular del cancionero y da entrada al folclore andaluz. En “Romancero Gitano” mezcla lo popular y lo culto, lo espontáneo y lo reflexivo. Consta de 18 romances que giran en torno al mundo gitano.
“Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” muestra un largo lamento por la muerte de su amigo y compañero el torero Sánchez Mejías. Está dividido en cuatro partes: “La cogida y la muerte”, relato del momento preciso en que ocurrió la tragedia; “La sangre derramada”, evocación de la figura del torero a partir de la sangre en la arena; “Cuerpo presente”, contemplación del cadáver de su amigo, y “Alma ausente”, exaltación final del valor y la figura del torero.
“Poeta en Nueva York” fue una obra publicada póstumamente. Comprende los poemas surrealistas de denuncia social escritos durante su estancia en Nueva York. Agobiado por la gran ciudad americana, protesta y se revela contra la civilización materialista y mecanizada, la esclavitud y la injusticia.
Rafael Alberti: En él aúna la tradición, el popularismo y la fuerza trágica, tanto en poesía como en teatro. Fue uno de los autores más marcados por el drama de la guerra. Alberti nació en Puerto de Santa María (Cádiz). En la capital reafirmó su vocación de pintor, lo que le hizo abandonar incluso los estudios de bachillerato. La amplia obra de Alberti comprende poesía, teatro y prosa. Su gusto por el clasicismo, la novedad vanguardista y su posterior compromiso político, por razones históricas, marcan la línea de pensamiento y la estética del poeta gaditano. La obra poética suele dividirse en cinco apartados:
Poesía neopopularista: Los primeros libros de Alberti intentan revalorizar la poesía popular española. “Marinero en Tierra” obtuvo el Premio Nacional de Literatura. En 63 canciones se desarrolla el conflicto interior del poeta, que se debate entre el mar y la tierra adentro.
Poesía neogongorista y vanguardista: Alberti intervino activamente en los actos de celebración en memoria de Góngora. El afán neogongorino que irrumpió en torno a 1927 influyó directamente en el poeta gaditano. Su corolario fue el clasicismo, el hermetismo y la belleza formal.
Poesía surrealista: Dos hechos explican el cambio radical que experimenta su poesía: la adhesión al surrealismo y una profunda crisis personal. En este contexto aparece “Sobre los Ángeles”.
Poesía civil y política: Temas civiles y políticos.
Poesía nostálgica: En el exilio, continúa la poesía cívica y política iniciada en España, al tiempo que escribe nuevos poemas marcados por la evocación de la niñez, la juventud y el paisaje.
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Enviado por: | Javier Torío Caño |
Idioma: | castellano |
País: | España |