Arte


Goya


Goya: OBRA:

Goya fue un artista polifacético que se interesó por la pintura y el dibujo y por las técnicas que permitían una difusión generalizada de sus trabajos, como era el gravado sobre plancha de metal o sobre piedra.

Goya no sólo destaca por su dominio de las técnicas pictóricas disponibles en su momento, sino por la variedad de géneros y temas que exploró. Alcanzó la excelencia en la pintura religioso, el retrato, la sátira social y política y la captación decorativa de escenas de la vida cotidiana; e investigó temas tan diversos como la brujería, el reportaje de actualidad o los efectos de la guerra.

Goya, sin perjuicio de su genialidad, desarrolló su estilo a partir de fuentes bien identificadas, que inspiraron tanto su manera de pintar como los temas que abordó. El estudio de su etapa aragonesa es imprescindible para comprender el origen y evolución de su obra. Inversamente, su influencia en la historia de la pintura y el grabado ha sido enorme, a pesar de que tuvo escasos discípulos directos.

TÉCNICAS:

Goya demostró su capacidad técnica como pintor de óleos, dibujante y grabador. Su interés por la investigación artística le llevó, ya siendo anciano, a embarcarse en la recién descubierta técnica de la litografía, una nueva forma de grabar. También experimentaría al final de sus días con las miniaturas sobre marfil.

Sin embargo, para comprender su obra, es también necesario profundizar en técnicas que él nunca practicó, aunque trabajó para los artesanos que las realizaban. En particular, la confección de tapices.

PINTURA RELIGIOSA:

La pintura religiosa es una importantes faceta de la obra de Goya. Fue la primera que desarrolló y, después, sería frecuente a lo largo de su producción, si bien disminuyó de forma notoria a partir de 1790. Goya pasó de plasmar una religiosidad convencional y popular a una religiosidad "ilustrada", más intimista y con imágenes de marcada emotividad, nada artificiosa y afectada.

De joven, hasta 1775, hizo Goya pequeños cuadros de devoción, destinados a una religiosidad popular, dentro de una estética tardobarroca y rococó, pero también decoró grandes conjuntos murales que revelan sus dotes artísticas y compositivas; así, el fresco de la “Adoración al nombre de Dios” (1771-1772), en la bóveda del Coreto del Pilar, o las escenas de la Vida de la Virgen en la iglesia de la cartuja del Sula Dei (1772-1774), todo ello en Zaragoza.

La decoración de la cúpula “Regina Martyrum” (1780-1781) de la basílica del Pilar consagró ya a Goya como gran pintor. La culminación de su producción religioso-decorativa fue la pintura (1798) de la cúpula de la ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid, que representa un milagro del santo franciscano, en el que las gentes, tipos populares, se presentan conformando una unidad escénica y expresiva.

Siguió el neoclasicismo, pero con gran personalidad, en lienzos como el “Cristo Crucificado” (1780), que le valió el nombramiento de académico de San Fernando, o en los tres que pintó (1787) para la iglesia del monasterio de Santa Ana (Valladolid). Pronto lo abandonó, por ser estética contraria a su temperamento y a su concepción de la pintura y el arte.

Tras la Guerra de la Independencia abordó de nuevo el tema religioso, con cuadros sobresalientes de gran formato, como el de las “Santas Justa y Rufina” (1817) de la catedral de Sevilla, o la emotiva y sobrecogedora “Última comunión de San José de Calasanz” (1819), obra cumbre de la pintura religiosa de los siglos XIX y XX.

RETRATO:

Goya fue muy apreciado en su tiempo como retratista. El retrato ocupa la mayor parte de su producción y fue su principal fuente de ingresos del pintor (cobraba entre 10.000 y 15.000 reales por retrato hacia 1800). La satisfacción del cliente traía nuevos encargos o compras de otras obras, como fue el caso de los Duques de Osuna. Goya cautiva a su clientela por la profundidad psicológica de sus retratos, rápidos pero bien trabajados por el estudio del natural, sin dudar en utilizar la cuadrícula. Su pincelada ha profundizado en la "estrategia de la ilusión" aprendida de Velázquez. Goya asumió cuanta innovación vio en las ricas colecciones reales, en sus viajes o en los gabinetes de sus amigos y lo puso al servicio de su arte. Su longevidad y su ansia de aprender permitieron el signo cambiante y proteico de su estilo.

El Infante Carlos María Isidro de Borbón.

CRONOLOGÍA:

1746_ Nace en Zaragoza.

1751-1759_ Estudia la enseñanza obligatoria.

1759-1763_ Realiza su formación pictórica en el taller de José Luzán y en la Academia de Dibujo de Zaragoza.

1770-1771_ Se instala en Italia donde participa en el concurso de pintura de la Academia de Parma.

1773_ Se casa con Josefa Bayeu y se instala de nuevo en Zaragoza.

1775_ Se traslada a Madrid para trabajar como cartones en la Real Fábrica de Tapices de Sta. Bárbara.

1780_ Es nombrado Académico de Mérito de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

1781_ Se hacen críticas de su forma de pintar. Se siente maltratado y dolido pero esto no le vence del todo y parte para Madrid, donde, siete meses después muere su padre.

1783_ Nace su hijo Francisco Javier.

1785_ Es nombrado teniente-director de la Real Academia de San Fernando.

1786_ Nombrado pintor del Rey.

1792_ Cae enfermo de saturnismo y no se recupera hasta abril de 1793.

1795_Gana la plaza de Director de pintura de la Academia de San Fernando, que fuera de Francisco Bayeu, fallecido el 4 de agosto.

1797_De regreso a Madrid, dimite como Director de pintura de la Academia.

1799_Es nombrado Primer Pintor de Cámara.

1812_Muere su esposa, Josefa Bayeu.

1816_Publica la serie de grabados sobre La Tauromaquia (1815-1816).

1824_Se instala en Burdeos.

1826_Vuelve a España para solicitar su jubilación.

1828_Muere de madrugada en Burdeos, tras corta enfermedad. Al día siguiente es enterrado en el cementerio de La Chartreuse.

VIDA:

Gaya nace en Zaragoza en 1746. Inicia su carrera artística a los catorce años (en 1760) cuando ingresa en el taller de José Luzán. Allí aprende pintura y dibujo copiando estampas.

Intenta ganar una beca de estudios en Madrid, donde Goya ejecuta encargos de tema religioso para los jesuitas, hospitalarios y algunos nobles aragoneses.

Viajo a Italia sobre 1771 y allí ejecuto ejercicios de tema mitológico o convencional y de aire clasicista.

Cuando regresó de Italia, Goya pinta en Zaragoza y emprende asuntos de tema religioso en iglesias y palacios.

Sus pinturas más representativas de esta época son “La Cartuja de Aula Dei” y “Coreto de la Basílica del Pilar”, las dos en Zaragoza.

Goya
Se casa en 1773 con la hermana de Francisco Bayen,con la ayuda del cuál y gracias a sus obras mencionadas se le abren las puertas de la corte de Madrid. Un año más tarde es destinado al equipo de pintores que diseñaban los “cartones” de la Real Fábrica de Tapices de Sta. Bárbara.

Más tarde Goya pinta 63 cartones con destino a los palacios reales del Escorial y El Prado. En la corte conoce la obra de Velázquez, al cuál estudia y gracias al que aprende el secreto del retrato, género en el que llegará a ser consumado artista.

En 1780 ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de S. Fernando con la obra “Un cristo en la cruz”.

Gracias a su cuñado pinta una cúpula y sus pechinas en la Basílica del Pilar, un honor que solo alcanzaban los grandes pintores de la época.

En esta obra Goya rompe con las convenciones del neoclasicismo y consolida su original visión de la pintura.

Vuelve a Madrid donde inicia su carrera a la fama y hace de retratista, decorador y pintor religioso.

Sobre 1792 Goya se queda sordo y acusa el enrarecimiento del clima socio-político, con todo esto extrema sus posiciones críticas.

Sus retratos ganan en vigor y autenticidad hacia 1774, cuando marca una nueva etapa pictórica.

La obra religiosa de Goya se ve afectada por el cambio en su modo de pintar.

Goya empieza a apuntar a temas románticos, las escenas de brujería, el papel político del pueblo y la fascinación a principios del S. XIX.

En 1819 una grave enfermedad produce un nuevo giro en el artista y Goya extrema su esquematismo e inmediatez en torno a temas alucinados.

En la represión desatada por Fernando VII es obligado a abandonar España y se asienta en Francia, donde pintaba excelentes retratos y pinturas taurinas.

El retrato “La lechera de Burdeos” cierra el ciclo pictórico de Goya que sigue fiel a su lema: “Aún aprendo”, ya en las puertas de la muerte.

OBRA:

Goya fue un artista polifacético que se interesó por la pintura y el dibujo y por las técnicas que permitían una difusión generalizada de sus trabajos, como era el gravado sobre plancha de metal o sobre piedra.

Goya no sólo destaca por su dominio de las técnicas pictóricas disponibles en su momento, sino por la variedad de géneros y temas que exploró. Alcanzó la excelencia en la pintura religioso, el retrato, la sátira social y política y la captación decorativa de escenas de la vida cotidiana; e investigó temas tan diversos como la brujería, el reportaje de actualidad o los efectos de la guerra.

Goya, sin perjuicio de su genialidad, desarrolló su estilo a partir de fuentes bien identificadas, que inspiraron tanto su manera de pintar como los temas que abordó. El estudio de su etapa aragonesa es imprescindible para comprender el origen y evolución de su obra. Inversamente, su influencia en la historia de la pintura y el grabado ha sido enorme, a pesar de que tuvo escasos discípulos directos.

TÉCNICAS:

Goya demostró su capacidad técnica como pintor de óleos, dibujante y grabador. Su interés por la investigación artística le llevó, ya siendo anciano, a embarcarse en la recién descubierta técnica de la litografía, una nueva forma de grabar. También experimentaría al final de sus días con las miniaturas sobre marfil.

Sin embargo, para comprender su obra, es también necesario profundizar en técnicas que él nunca practicó, aunque trabajó para los artesanos que las realizaban. En particular, la confección de tapices.

PINTURA RELIGIOSA:

La pintura religiosa es una importantes faceta de la obra de Goya. Fue la primera que desarrolló y, después, sería frecuente a lo largo de su producción, si bien disminuyó de forma notoria a partir de 1790. Goya pasó de plasmar una religiosidad convencional y popular a una religiosidad "ilustrada", más intimista y con imágenes de marcada emotividad, nada artificiosa y afectada.

Goya
De joven, hasta 1775, hizo Goya pequeños cuadros de devoción, destinados a una religiosidad popular, dentro de una estética tardobarroca y rococó, pero también decoró grandes conjuntos murales que revelan sus dotes artísticas y compositivas; así, el fresco de la “Adoración al nombre de Dios” (1771-1772), en la bóveda del Coreto del Pilar, o las escenas de la Vida de la Virgen en la iglesia de la cartuja del Sula Dei (1772-1774), todo ello en Zaragoza.

La decoración de la cúpula “Regina Martyrum” (1780-1781) de la basílica del Pilar consagró ya a Goya como gran pintor. La culminación de su producción religioso-decorativa fue la pintura (1798) de la cúpula de la ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid, que representa un milagro del santo franciscano, en el que las gentes, tipos populares, se presentan conformando una unidad escénica y expresiva.

Siguió el neoclasicismo, pero con gran personalidad, en lienzos como el “Cristo Crucificado” (1780), que le valió el nombramiento de académico de San Fernando, o en los tres que pintó (1787) para la iglesia del monasterio de Santa Ana (Valladolid). Pronto lo abandonó, por ser estética contraria a su temperamento y a su concepción de la pintura y el arte.

Tras la Guerra de la Independencia abordó de nuevo el tema religioso, con cuadros sobresalientes de gran formato, como el de las “Santas Justa y Rufina” (1817) de la catedral de Sevilla, o la emotiva y sobrecogedora “Última comunión de San José de Calasanz” (1819), obra cumbre de la pintura religiosa de los siglos XIX y XX.

RETRATO:

Goya fue muy apreciado en su tiempo como retratista. El retrato ocupa la mayor parte de su producción y fue su principal fuente de ingresos del pintor (cobraba entre 10.000 y 15.000 reales por retrato hacia 1800). La satisfacción del cliente traía nuevos encargos o compras de otras obras, como fue el caso de los Duques de Osuna. Goya cautiva a su clientela por la profundidad psicológica de sus retratos, rápidos pero bien trabajados por el estudio del natural, sin dudar en utilizar la cuadrícula. Su pincelada ha profundizado en la "estrategia de la ilusión" aprendida de Velázquez. Goya asumió cuanta innovación vio en las ricas colecciones reales, en sus viajes o en los gabinetes de sus amigos y lo puso al servicio de su arte. Su longevidad y su ansia de aprender permitieron el signo cambiante y proteico de su estilo.

El Infante Carlos María Isidro de Borbón.

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Enviado por:Mimo
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