2ª PRÁCTICA. LA GLOBALIZACIÓN DE LAS TELECOMUNICACIONES
La nueva base de la economía capitalista es la empresa. Ésta, desde su nacimiento que más o menos lo podríamos fijar a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, ha ido adoptando diversas “formas” de acuerdo con las necesidades económicas y comerciales. Si hacemos un pequeño análisis de la Historia económica, observamos la existencia de una potencia económica, que no es otra que Estados Unidos, a la que la Historia parece que le ha tenido una especial “predilección” para su desarrollo económico. La sociedad norteamericana ha buscado basar su potencial económico en las inversiones extranjeras. Es un país que por definición siempre se ha mostrado partidario del librecambismo, del libre comercio. Durante las dos Guerras Mundiales, los Estados Unidos era la potencia que facilitaba los créditos a las potencias europeas para que hicieran sus inversiones en material bélico. Visto desde otra óptica, EE.UU. se estaba enriqueciendo a costa de los europeos. Acabadas las Guerras Mundiales, Estados Unidos “propone” un plan de reconstrucción económico y social a la “manera“ americana. Con el Plan Marshall Estados Unidos busca reconstruir las viejas potencias europeas devastadas por la guerra a fin de poder ampliar en un futuro sus fronteras comerciales. Durante este proceso la economía europea aprehende el sistema económico, político, social y cultural norteamericano. Este fenómeno propició el desarrollo europeo. Pero Estados Unidos quería ampliar aún más sus competencias comerciales. América Latina y África fueron y son el destino de sus inversiones. África hasta finales de los años 50 y sucesivos no consiguió emanciparse del colonialismo europeo, francés e inglés principalmente. Estados Unidos veía con buenos ojos la descolonización africana, pues aquello supondría la posible ampliación de sus fronteras comerciales. En efecto, el gobierno americano ayudó a que los países coloniales consiguieran su independencia (Guerra de Corea, Guerra de Manchuria, etc.) aunque también declaró la guerra a los países que no querían “adaptarse" al sistema comercial americano (Guerra del Vietnam). Pero eso ya es otra cuestión. En América Latina ya había establecido las primeras empresas para la explotación de los recursos naturales (carbón, petróleo, azúcar, etc.). Cada vez más la economía capitalista irá apoderándose del comercio sudamericano.
En todo este proceso histórico advertimos la presencia de una potencia económica como es Estados Unidos, la cual va “vendiendo” su programa capitalista y librecambista a todas las economías mundiales. Y después de unos años de adaptación ha empezado a dar sus resultados. La economía capitalista echó sus raíces de una forma casi ya irreversible para las economías mundiales.
También en el ámbito de la comunicación el sistema económico americano está presente. Uno de los ejemplos más claros es el de Internet. Esta red empezó a funcionar en el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Esta red sólo era utilizada por los servicios de la CIA del Pentágono. Con el uso de esta red se dieron cuenta de que la expansión de Internet a nivel estatal sería un buen avance tecnológico y una buena inversión económica, por supuesto. Con el “boom” informático la Red se extendió a Europa y de allí a todo el mundo. Lo que al principio era un sistema de comunicación a nivel nacional acabó siendo uno de los pilares de la comunicación internacional. Podríamos decir que el sistema de medios de comunicación internacional está “americanizado”. Estados Unidos tiene una doctrina económica que se reduce al librecambismo o capitalismo, y todo aquel sistema económico (de medios de comunicación en este caso) que no se atenga a las condiciones del capitalismo está destinado al fracaso o a la marginalidad. Hemos visto con la lectura del libro que todas las estructuras comunicativas no-americanas que aparecieron durante el siglo XX (Phillips, por poner un ejemplo) han sido absorbidas por las grandes compañías americanas o bien han sido reducidas a la marginalidad. Ante seta situación podríamos plantearnos si de verdad puede existir una estructura comunicativa estable que sea alternativa al sistema americano. Yo personalmente pienso que sí puede surgir una estructura comunicativa alternativa al modelo americano, pero estaría den todo caso abocada al fracaso o a la marginación, como he indicado anteriormente. El sistema capitalista fue en su momento una alternativa que actualmente ya ha arraigado en la cultura occidental y va camino de consolidarse en la cultura asiática (en Japón ya lo ha hecho) y en la africana, donde ha puesto ya sus primeras semillas. Estos grupos culturales son los únicos que podrían presentar una alternativa al sistema americano, pero sería una cosa muy difícil si consideramos que carecen de medios económicos como para presentar una opción fuerte que pudiera competir con la americana. En el mejor de los casos, como he apuntado antes, quedaría reducida a la marginalidad mientras que más de medio mundo estaría inmerso en el sistema capitalista americano.