Geología, Topografía y Minas
Geología
Trabajo de Biología y Geología.
Fósil:
En geología, término usado para describir cualquier evidencia directa de un organismo con más de 10.000 años de antigüedad.
Un fósil puede consistir en una estructura original, por ejemplo un hueso, en el que las partes porosas han sido rellenadas con minerales, como carbonato de calcio o sílice, depositados por aguas subterráneas; este proceso protege al hueso de la acción del aire y le da un aspecto de piedra. Un fósil puede ser también una sustancia diferente, como la madera, cuyas moléculas han sido reemplazadas por materia mineral.
El término puede ser aplicado en un sentido más amplio a cualquier residuo de carbono que permanezca con la misma forma que el organismo original, el cual habría experimentado probablemente un proceso de destilación; este es el caso de muchos fósiles de helechos. Los moldes naturales formados tras la disolución por las aguas subterráneas de las partes duras de algunos organismos también son fósiles; las cavidades resultantes se rellenan más tarde de sedimentos endurecidos que forman réplicas del original.
Otros tipos incluyen huellas, restos intactos conservados en terrenos congelados, en lagos de asfalto y en turberas, insectos atrapados en la resina endurecida de antiguas coníferas —en la actualidad se denomina ámbar—, y excrementos fosilizados conocidos como coprolitos, que suelen contener escamas de peces y otras partes duras de animales devorados. Los estromatolitos son montículos formados por láminas de roca que contienen grandes cantidades de fósiles primitivos y los restos más antiguos de la existencia de vida en el planeta. Se consideran signos de actividad microbiana, concretamente, de sedimentos y sustancias que fueron utilizadas y transformadas por numerosos microbios.
- Trilobites fosilizados
Aunque los trilobites se extinguieron hace más de 200 millones de años, sus moldes fosilizados pueden encontrarse en muchas estructuras rocosas. Esta formación de esquisto de sílice muestra varios trilobites. Puesto que estos artrópodos primitivos fueron organismos típicos del paleozoico, un paleontólogo puede usarlos para determinar la edad relativa del estrato de roca.
Los fósiles suministran un registro del cambio evolutivo a lo largo de 3.000 millones de años en la escala de tiempos geológicos. Aunque los organismos multicelulares han podido ser abundantes en los mares que existían en el precámbrico —hace 4.600 millones de años— eran exclusivamente criaturas con cuerpos blandos, incapaces de crear fósiles. Por lo tanto, la vida precámbrica apenas ha dejado rastro. El registro fósil se enriqueció mucho más cuando aparecieron las cubiertas duras y los cuerpos con esqueleto al comienzo de la era paleozoica, hace 570 millones de años. Los geólogos del siglo XIX utilizaron esta riqueza fósil para establecer una cronología de los últimos 500 millones de años.
En la actualidad, se ha planteado la utilización de los fósiles estromatolitos como única prueba de una actividad biológica prehistórica. Según un informe publicado en octubre en la revista Nature, estos fósiles tienen una antigüedad de 3.500 millones de años, primera fecha que dan los geólogos para la existencia de vida en la Tierra. Según un artículo que acompaña al reciente informe, se han encontrado restos de los microbios actuales en los estromatolitos de 3.500 millones de años, demostrando así que existía vida en la Tierra hace tantos millones de años; sin embargo, el nuevo estudio considera algunas dudas sobre el hecho de que todos los estromatolitos contengan pruebas de esa vida.
- Columna estratigráfica
Los fósiles conservados en los estratos de roca ofrecen pistas sobre la historia de la evolución. Esta columna estratigráfica se basa en señales paleontológicas y muestra el orden en que aparecieron los organismos en el paleozoico, rico en fósiles. Cada capa representa un periodo de tiempo particular y muestra los organismos que prosperaron en él. Aunque rara vez se encuentran fósiles según este modelo ideal, sí suelen estar dispuestos, más o menos, en orden cronológico. En general, los fósiles más antiguos se sitúan en las capas inferiores, y los más recientes en las superiores, así esta disposición puede ayudar en la datación de los especímenes.
Estrato:
Capa de roca sedimentaria cuyas características dependen de los materiales que se depositaron, de las condiciones de sedimentación y de las deformaciones a las que ha sido sometida.
Los estratos presentes en una determinada sección del terreno forman una serie estratigráfica. Cada estrato limita con los adyacentes mediante superficies de estratificación. Éstas significan una interrupción en la sedimentación, un periodo de erosión o un cambio en el tipo de material depositado.
La superficie superior del estrato es el techo, y la inferior, el muro. El espesor del estrato, es decir, la distancia entre el techo y el muro, se denomina potencia. La naturaleza de los estratos es muy variada. Pueden ser detríticos si están formados por fragmentos de otras rocas preexistentes. Son calizos si se originan cuando se produce la precipitación de carbonato de calcio, o salinos, si su origen es la evaporación del agua donde estaban disueltas las sales.
La ciencia que estudia la naturaleza y disposición de los estratos es la Estratigrafía.
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Datación
En las ciencias de la tierra, métodos para determinar la edad de rocas y minerales. Aplicando la información obtenida, los geólogos pueden descifrar los 4.600 millones de años de historia de la Tierra (cronología). Los sucesos del pasado geológico (la elevación de las cordilleras montañosas, la apertura y el cierre de los mares, la inundación de zonas continentales o los cambios climáticos) quedan registrados en los estratos de la corteza terrestre.
- Desarrollo de los métodos relativos y absolutos
Con las técnicas disponibles en la época, los geólogos del siglo XIX sólo podían componer una escala de tiempo relativa. Así, la edad de la Tierra y la duración de las unidades de esta escala permanecieron desconocidas hasta principios del siglo XX. Poco después del descubrimiento de la radiactividad, se desarrollaron los métodos radiométricos de datación. Con ellos, se pudo calibrar la escala relativa de tiempo geológico creando una absoluta.
La escala relativa se confeccionó aplicando los principios de la estratigrafía. Uno de ellos es la ley de la superposición que establece que, en una sucesión no perturbada de estratos, las capas más jóvenes yacen sobre las más antiguas.
Basándose en los fósiles que contienen, se pueden poner en correlación estratos de rocas de distintos lugares. Al establecer nuevas relaciones, los geólogos empezaron a componer grandes grupos que se convirtieron en el fundamento de la división del tiempo geológico en vastos bloques. De esta forma, se dividió la historia de la Tierra en cuatro eras (precámbrico, paleozoico, mesozoico y cenozoico); éstas, a su vez, fueron fragmentadas en periodos. Esta clasificación es fundamental en el estudio de la geología.
Métodos absolutos de datación
Aunque el desarrollo de las técnicas radiométricas fue el primer y principal gran progreso en el establecimiento de la escala absoluta de tiempo, se concibieron otros métodos con aplicaciones limitadas. Los más importantes fueron la dendrocronología, el análisis de varvas y las dataciones por hidratación y por termoluminiscencia.
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Dendrocronología
Este método de datación de sucesos y condiciones del pasado reciente se basa en la cantidad, la extensión y la densidad de los anillos anuales de crecimiento de árboles longevos, lo que permite a los dendrocronólogos datar con precisión eventos y estados climáticos de los últimos 2.000 o 3.000 años.
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Análisis de varvas
Es uno de los sistemas más antiguos para la determinación absoluta de edades. Fue desarrollado por científicos suecos a principios del siglo XX. Una varva es un lecho, o una sucesión de ellos, depositado en zonas de agua tranquila a lo largo de un año. Su cuenta y correlación se ha usado para medir edades de depósitos glaciales del pleistoceno. Dividiendo la velocidad de sedimentación, en unidades por año, por el número de unidades depositadas después de un evento geológico, los geólogos pueden establecer la antigüedad del suceso en años.
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Datación por hidratación de obsidiana
Llamada también datación por el cerco de hidratación o de obsidiana. Se utiliza para calcular edades en años, determinando el grosor de las aureolas (anillos de hidratación) producidas por vapor de agua difundiéndose en superficies recién cortadas de cristales de obsidiana. Se puede aplicar a vidrios de entre 200 y 200.000 años.
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Datación por termoluminiscencia (TL)
Este método se basa en el fenómeno de la radiación ionizante natural inducida sobre los electrones libres de un mineral que pueden quedar atrapados en los defectos de la estructura cristalina. Estos electrones escapan como termoluminescencia (o TL) cuando se calientan hasta una temperatura inferior a la de incandescencia. De esta forma, registrando la TL de un mineral como el cuarzo y suponiendo un nivel constante de radiación natural, se puede datar el último drenaje de electrones atrapados en los últimos cientos de miles de años. Cuando se aplica sobre vasijas de barro, por ejemplo, la muestra se calienta hasta que brilla con una energía que ha permanecido almacenada desde que fue cocida.
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Datación radiométrica
Las técnicas radiométricas se desarrollaron después del descubrimiento de la radiactividad en 1896. Los ritmos regulares de desintegración de los elementos radiactivos inestables resultaron ser relojes virtuales en el interior de las rocas terrestres.
- Teoría básica
Los elementos radiactivos, como el uranio (U) y el torio (Th), se desintegran de forma espontánea formando distintos isótopos del mismo elemento (los isótopos son átomos de cualquier elemento que difieren con respecto a él en su masa, pero que poseen sus mismas propiedades químicas y ópticas).
Esta desintegración se acompaña de la emisión de radiación o partículas (rayos alfa, beta o gamma) desde el núcleo por captura nuclear o por liberación de electrones ligados. Algunos isótopos se convierten en un producto estable, o isótopo hijo, en un solo paso (el carbono 14, por ejemplo), mientras que otros necesitan varias etapas hasta estabilizarse; es el caso del uranio 235, del uranio 238 y del torio 232. Si un isótopo hijo es estable, se acumula hasta que el isótopo padre desaparece. Si es radiactivo, se alcanza el equilibrio cuando se desintegra a la misma velocidad con la que se forma.
La desintegración radiactiva puede realizarse de varias maneras. Así, si se produce por emisión alfa, el isótopo pierde dos protones y dos neutrones que juntos componen la partícula alfa; su número atómico (cantidad de protones) disminuye en dos y su masa atómica (cantidad de partículas nucleares, o nucleones) en 4. En la desintegración beta, o pérdida de un electrón, un núcleo radiactivo gana o pierde una unidad de carga eléctrica sin cambiar su número de nucleones. Hay más sustancias radiactivas emisoras de rayos beta que de rayos gamma.
Un tercer modo importante de desintegración implica la captura de un electrón que, al ser absorbido por un núcleo, se une con un protón para formar un neutrón. Así, el número atómico se reduce en uno mientras que la masa atómica no cambia. El cuarto tipo de desintegración, la radiación gamma, consiste en la emisión de ondas de energía electromagnética.
Los científicos describen la radiactividad de un elemento en función de su vida media (tiempo que tarda en perder la mitad de su actividad por desintegración). Ésta cubre un rango muy extenso de tiempo, desde los pocos microsegundos hasta miles de millones de años. Al final del periodo de vida media, la mitad de la cantidad original del elemento radiactivo ha decaído; después de otro periodo igual, lo que quedaba se reduce de nuevo a la mitad, lo que reduce a una cuarta parte el total inicial, y así sucesivamente. Cada elemento radiactivo tiene su propia vida media, por ejemplo, la del carbono 14 es de 5.730 años y la del uranio 238 de 4.500 millones de años.
Las técnicas de datación radiométrica se basan en series de desintegración con tasas constantes de decaimiento de los isótopos. Desde que una cantidad de un elemento radiactivo se incorpora a un cristal de mineral en crecimiento, ésta empieza a disminuir a un ritmo fijo, creándose un porcentaje determinado de productos derivados en cada intervalo de tiempo. Estos “relojes de las rocas” son los cronómetros de los geólogos.
- Método del carbono 14
Las técnicas de datación con radiocarbono, desarrolladas en un primer momento por el químico estadounidense Willard Frank Libby y sus colaboradores de la Universidad de Chicago en 1947, suelen ser útiles para la datación en arqueología, antropología, oceanografía, edafología, climatología y geología reciente.
Por medio de la actividad metabólica, el nivel de carbono 14 en un organismo vivo se mantiene en equilibrio la atmósfera o con el de otras partes de la reserva dinámica terrestre, como el océano. A partir de la muerte del organismo, el isótopo radiactivo empieza a desintegrarse a un ritmo conocido sin ser reemplazado por el carbono del dióxido de carbono atmosférico. Su rápida desintegración limita, en general, el periodo de datación a unos 50.000 años, aunque a veces se extienda el método hasta 70.000 años. La incertidumbre de la medida aumenta con la antigüedad de la muestra.
Aunque el método se adapta a una gran variedad de materiales orgánicos, su precisión depende del valor usado para la vida media de las variaciones en las concentraciones atmosféricas de carbono 14 y de la contaminación. En 1962, la vida media del radiocarbono fue redefinida desde 5.570 ± 30 años a 5.730 ± 40 años; por ello, algunas determinaciones anteriores requieren un ajuste, y debido a la radiactividad introducida en los últimos años en la atmósfera, las dataciones de radiocarbono se calculan desde 1950. La escala temporal del carbono 14 contiene otras fuentes de incertidumbre que pueden producir errores entre 2.000 y 5.000 años. El problema más grave es la contaminación posterior al depósito, que puede estar causada por filtración de agua subterránea, por incorporación de carbono más antiguo o más joven, y por captación de impurezas en el terreno o en el laboratorio.
- Datación con carbono 14
Todos los organismos vivos absorben carbono radiactivo, forma inestable de carbono que tiene una vida media de unos 5.730 años. Durante su vida, un organismo renueva de forma continua su provisión de radiocarbono al respirar y al comer. Tras su muerte, el organismo se convierte en un fósil y el carbono 14 decae sin ser reemplazado. Para medir la cantidad de carbono 14 restante en un fósil, los científicos incineran un fragmento pequeño para convertirlo en gas de dióxido de carbono. Se utilizan contadores de radiación para detectar los electrones emitidos por el decaimiento de carbono 14 en nitrógeno. La cantidad de carbono 14 se compara con la de carbono 12, forma estable del carbono, para determinar la cantidad de radiocarbono que se ha desintegrado y así datar el fósil.
- Método del potasio-argón
Se aprovecha la desintegración del potasio radiactivo a argón para la datación de rocas. También se produce la transformación del potasio 40 en calcio 40, pero no es útil en este caso. Los geólogos pueden datar muchas muestras con este sistema debido a la abundancia del potasio en micas, feldespatos y hornblendas. El derrame de argón es problemático si la roca ha sido expuesta a temperaturas superiores a 125 °C; en tal caso, la edad calculada será la del último calentamiento y no la de la formación original.
- Método del rubidio-estroncio
Usado en la datación de antiguas rocas terrestres ígneas y metamórficas así como de muestras lunares. Este método se basa en la desintegración beta de rubidio 87 a estroncio 87. Se suele usar para verificar fechas calculadas con potasio-argón, debido a que el estroncio derivado no se difunde tras un calentamiento suave como hace el argón.
- Métodos con torio 230
Los métodos basados en la proporción de torio se utilizan en dataciones de sedimentos oceánicos demasiado antiguos para poder utilizar las técnicas con radiocarbono. Con el tiempo, el uranio del agua del mar decae en el isótopo torio 230 (también llamado ionio) que se precipita en los sedimentos del fondo oceánico. Puesto que se ha desintegrado durante más tiempo, los científicos detectan una disminución de la concentración en niveles superiores, se puede desarrollar una escala temporal.
El torio 230, que forma parte de la serie de desintegración del uranio 238, tiene una vida media de 80.000 años. La del protactinio 231, derivado del uranio 235, es de 34.300 años. Ambos elementos precipitan con las mismas proporciones pero a velocidades diferentes. Su relación varía con el tiempo, mostrando diferencias mayores en los sedimentos más antiguos.
El método de datación del ionio-torio, aplicado a muestras del fondo marino formadas en los últimos 300.000 años, se basa en el supuesto de que el contenido inicial de ionio en los sedimentos acumulados ha permanecido constante en toda la sección estudiada y que no deriva de la desintegración de uranio. La antigüedad de la muestra depende del exceso de ionio, ya que éste decrece con el tiempo.
En el método del déficit de ionio, el cálculo de la edad de un fósil de concha o coral, entre 10.000 y 250.000 años, se basa en el aumento de ionio hacia un equilibrio con el uranio 238 y 224, que entran en el carbonato poco después de su formación o entierro. Se pueden usar relaciones de desequilibrio similares para evaluar edades de carbonatos en tierra; esta técnica es un complemento de la metodología del carbono 14.
- Métodos con plomo
La edad plomo-alfa se estima determinando, con técnicas espectrográficas, el contenido total de plomo y de radiactividad alfa (derivada de la transición uranio-torio) en concentrados de circón, monacita o xenotima. El método plomo-alfa, o de Larsen, se aplica en rocas posteriores al precámbrico. En la técnica del uranio-plomo, la antigüedad de un material geológico se calcula basándose en la velocidad conocida de la transformación radiactiva de uranio 238 en plomo 206 y de uranio 235 en plomo 207. Emparejándolo con el ritmo de desintegración de torio 232 en plomo 208, se pueden obtener tres medidas independientes de la edad de una misma muestra. La razón entre las concentraciones calculadas de plomo 206 y 207 se convierte en una edad llamada plomo-plomo. Este método se aplica mejor en materiales precámbricos. Además, se puede calcular una edad uranio-uranio, derivada de la proporción entre uranio 235 y 238, calculada como un subproducto de la técnica de datación del uranio-torio-plomo.
- Datación por trazas de fisión
Esta técnica, también conocida como método de la trazas de fisión espontánea, se sirve de los rastros de las trayectorias de partículas nucleares en un mineral por la fisión espontánea de impurezas de uranio 238. La edad se calcula determinando la razón entre las densidades de trazas de fisión espontánea y las de fisión inducida. Este método proporciona los mejores resultados en micas, tectitas y meteoritos. Se ha usado para asistir en dataciones de 40.000 a 1 millón de años, intervalo no cubierto por las técnicas del carbono 14 y del potasio-argón. Sin embargo, las rocas sometidas a altas temperaturas o a bombardeo de rayos cósmicos pueden producir fechas erróneas.
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Avances recientes
Existen nuevas técnicas utilizadas para datar depósitos de rocas determinando concentraciones de isótopos de renio y osmio.
Arcaico:
Es un periodo o sistema estratigráfico que se corresponde con el eón criptozoico en la división del tiempo geológico. Junto con el proterozoico forma la era precámbrica.
Este periodo abarca los 2.500 millones de años iniciales de la existencia de nuestro planeta. En este intervalo se formó la corteza primitiva, que estaba formada por gneis y unas lavas procedentes de la fusión de las peridotitas del manto denominadas komatiitas. La atmósfera sería diferente a la actual, con ausencia de oxígeno, pero no se ha dilucidado todavía su composición. Los terrenos formados en el arcaico se encuentran sólo en los cratones o escudos de los continentes. Las rocas más abundantes son gneis, esquistos y otras rocas metamórficas, entre las que se encuentra el granito de anatexia. En este periodo aparecieron los primeros seres vivos. Así lo demuestran los fósiles de bacterias que se han encontrado en rocas arcaicas.
Proterozoico
unidad de la división del tiempo geológico que se corresponde con el periodo algónquico y que junto con el periodo arcaico forma la era precámbrica.
Comenzó hace 2.500 millones de años, y terminó al comenzar el fanerozoico, hace 570 millones de años. Los terrenos proterozoicos están formados, sobre todo, por rocas metamórficas, como el gneis y el esquisto. También aparecen rocas intrusivas, como el granito, y eruptivas, como el basalto. Durante este periodo se produjo la evolución de los organismos primitivos que aparecieron en el arcaico. Surgieron algas cianofíceas, algunas de las cuales formaron estromatolitos. Los animales propios de este periodo son celentéreos, gusanos, esponjas y también seres extraños que no tienen parecido con ninguno actual. El límite entre los materiales del proterozoico y el cámbrico no suele ser preciso, porque series de ambos periodos han sido plegadas y metamorfoseadas juntas.
Paleozoico
En geología, una de las cuatro divisiones principales del tiempo geológico, precedida por el precámbrico y anterior al mesozoico. Se divide en el cámbrico, el ordovícico, el silúrico, el devónico, el carbonífero y el pérmico. El paleozoico empezó hace unos 570 millones de años y terminó hace unos 225 millones de años. La evolución de la vida, desde formas primitivas multicelulares que circulaban libremente por el mar hasta las especies terrestres superiores, puede investigarse gracias a los restos fósiles encontrados en los estratos de roca. A comienzos del paleozoico, los continentes se asentaban principalmente al sur del ecuador y fueron afectados por las glaciaciones.
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Precámbrico
En geología, la más antigua de las divisiones de la escala de tiempos geológicos para las que se reconocen estratos rocosos. La era incluye todo el intervalo comprendido entre la formación de la corteza sólida de la Tierra, hace más de 4.000 millones de años, y el comienzo y rápida evolución de la vida en los mares, hace 570 millones de años. En el transcurso de estos miles de millones de años, la superficie terrestre experimentó multitud de cambios importantes. En alguna fase temprana del precámbrico, la corteza se diferenció en las rocas 'simáticas' (sílice y magnesio), oscuras y pesadas, que revisten las gigantescas fosas en las que comenzaron a formarse los primeros océanos, y las rocas 'siálicas' (sílice y aluminio) que flotan sobre el sima y forman los continentes. Al mismo tiempo, la corteza se dividió en placas tectónicas, y dio lugar a la deriva continental. Los primeros océanos se convirtieron en el hogar de las bacterias y algas aerobias de reciente aparición. Se cree que estas formas tempranas de vida marina fueron las responsables de la generación de oxígeno, vertiendo el gas a la atmósfera primitiva durante millones de años y preparando el camino para la evolución de criaturas marinas dependientes del oxígeno durante el cámbrico, periodo del paleozoico.
Las rocas del precámbrico consisten en general en 1) una extensa serie de estratos ígneos y sedimentarios metamórficos, como gneis, esquistos, pizarras, cuarcitas y calizas cristalinas; 2) rocas ígneas, ligeramente alteradas y 3) rocas sedimentarias que contienen fósiles de vida marina primitiva uni y pluricelular, como algas, trazas de vida más primitiva, como bacterias y en las rocas precámbricas más jóvenes la fauna ediacarana, un conjunto de invertebrados marinos complejos de cuerpo blando, que no evolucionaron. Las rocas del precámbrico son ricas en menas y otros minerales: la mena de hierro de la región del lago Superior; oro, níquel y cobre, y canteras de piedra empleadas en la construcción como el granito y el mármol. Otros minerales de importancia económica presentes en las rocas del precámbrico incluyen el grafito, el granate, la apatita, el talco, el esmeril y el feldespato.
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Cámbrico
Es la primera división del paleozoico de la escala de tiempos geológicos, que abarca un intervalo de unos 70 millones de años, transcurridos de 570 a 500 millones de años atrás. El nombre fue acuñado en 1835 por el geólogo inglés Adam Sedgwick y procede de `Cambria', nombre que los antiguos romanos daban a las rocas sedimentarias de Gales.
Durante el inicio de la era paleozoica, el creciente contenido en oxígeno de la atmósfera y los océanos habían hecho posible que el medio marino sustentara nuevas formas de vida. Así, por primera vez en la historia de la Tierra, aparecieron criaturas capaces de obtener energía mediante la respiración.
Los primeros de estos nuevos organismos eran invertebrados marinos relativamente grandes y complejos. Gracias a sus caparazones quitinosos o calizos, estas criaturas tenían muchas más posibilidades de conservarse en el registro fósil que los organismos de cuerpo blando del precámbrico.
Con su riqueza mayor o menor en fósiles, las rocas sedimentarias del cámbrico son los estratos más antiguos entre los que se prestan a una correlación estratigráfica extensiva. Por este motivo, al intentar trazar una imagen de la Tierra, tal y como era en el remoto pasado geológico, los científicos han tenido mucho más éxito con el cámbrico y los periodos posteriores que con el precámbrico, mucho más antiguo y de mayor duración.
El cámbrico es un periodo geológico para el que la ciencia dispone de pruebas convincentes sobre la existencia de placas tectónicas, pruebas que pueden servir para delinearlas. Las múltiples colisiones entre ellas dieron lugar, a lo largo de este periodo, a una gigantesca masa de tierra o supercontinente. Conocido por los científicos con el nombre de Gondwana, incorporaba el germen de los cuatro continentes australes de nuestros días: América del Sur, África, Antártida y Australia occidental. Incluía también India, regiones de México, Florida, Europa del sur y, tal vez China.
Como es fácil suponer, la distribución de los continentes durante el cámbrico era muy diferente a la actual. La mayoría de las masas terrestres se encontraban en los trópicos o en el hemisferio sur. La evidencia en favor de que la Norteamérica y la Europa del norte ancestrales ocupaban áreas tropicales procede de los depósitos salinos encontrados en las rocas cámbricas de ambas masas terrestres. Gondwana, que cubría un área mucho más extensa que las masas continentales del norte, se extendía desde los trópicos y la zona templada del sur hasta casi el polo sur.
Aunque la vida no había invadido aún la tierra ni el aire, los mares del cámbrico bullían con gran variedad de invertebrados marinos, como esponjas, gusanos, briozoos (ectoproctos), hidrozoos, braquiópodos, moluscos (entre ellos los gasterópodos y los antecesores del nautilo), artrópodos primitivos como el trilobites, y unas cuantas especies de equinodermos pedunculados (similares a los erizos de mar). La única vida vegetal del periodo fueron las algas marinas.
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Ordovícico
En geología, segunda división del paleozoico en la escala del tiempo geológico, que comenzó hace unos 500 millones de años y finalizó hace unos 430 millones de años. Su nombre procede del de una antigua tribu galesa, ya que las rocas de esta edad se estudiaron por vez primera de forma sistemática en Gales.
Norteamérica y Europa, separadas por las aguas durante el precedente periodo cámbrico, colisionaron durante el ordovícico, comprimiendo entre ambas un gran espesor de sedimentos acumulados en la geosinclinal de los Apalaches y levantando esas rocas para formar una cordillera montañosa, la Taconic, cuyos restos son aún visibles hoy en el este del estado de Nueva York (EEUU). Los mares poco profundos que cubrían buena parte de Norteamérica al comienzo del periodo se retiraron y dejaron atrás grandes depósitos calizos. Cuando regresaron más adelante dentro del mismo periodo, los mares depositaron espesas capas de cuarzo y más caliza.
Según la teoría de la tectónica de placas, Europa y Asia estaban separadas por un mar largo y estrecho, en el que se acumularon los sedimentos de la geosinclinal de los Urales. La propia Asia estaba fragmentada: Siberia y China estaban separadas por aguas marinas. En el hemisferio sur, el supercontinente de Gondwana, rodeado por un cinturón de geosinclinales, abarcaba Sudamérica, Antártida, África, India y Australia, así como porciones de corteza continental —México y Florida— que no se unieron a Norteamérica hasta el carbonífero.
El clima del ordovícico era cálido y húmedo en buena parte de lo que hoy son Norteamérica y Eurasia, pero más frío en los continentes meridionales, dado que el polo sur de aquel entonces se encontraba en lo que hoy es Argelia. Los estudios de paleontología han demostrado que los invertebrados marinos seguían siendo la forma de vida predominante. En tierra aparecieron unas pocas formas de vida primitiva: plantas e invertebrados excavadores similares a miriápodos. Los mares daban ya cobijo a los primeros vertebrados, peces primitivos acorazados con placas óseas. Los graptolites (organismos coloniales extintos), los corales, los crinoideos, los briozoos y los bivalvos aparecieron durante este periodo.
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Silúrico
Es la tercera división del paleozoico en la escala geológica de tiempos. Cubre un intervalo de 35 millones de años, desde hace unos 430 millones de años hasta hace unos 395 millones de años. El geólogo inglés sir Roderick Impey Murchison la denominó así por una tribu británica antigua, los silures, que vivieron en la región oeste de Inglaterra y Gales, donde se estudiaron de forma sistemática por primera vez las rocas sedimentarias de este periodo.
El silúrico se produce entre dos sucesos mayores de formación de montañas: la orogenia tacónica, del precedente ordovícico, y la orogenia acádica, en el devónico posterior. La convergencia de las placas tectónicas, iniciada durante el ordovícico, plegó las rocas sedimentarias que se habían acumulado en el geosinclinal caledoniano del noroeste de Europa. Estas rocas, que habían sufrido metamorfismo y presentaban intrusiones de rocas ígneas, están ahora expuestas en zonas tan alejadas entre sí como Groenlandia, Inglaterra o Noruega. Los continentes de la época estaban agrupados en varias extensiones de tierra. Las del sur formaban el supercontinente de Gondwana y las del norte se dividían entre las grandes extensiones de tierra norteamericana, europea y asiática.
El clima distaba mucho de ser uniforme. Las regiones situadas a más de 65° de latitud N y S del ecuador estaban cubiertas de hielo glaciar; sin embargo Groenlandia y parte de Norteamérica ahora en el círculo polar ártico, estaban, en el silúrico, a unos 15° de latitud N. Las rocas sedimentarias silúricas encontradas en estos lugares suministran pruebas típicas de sedimentación en un entorno tropical. A menos de 40° de latitud N y S del ecuador los arrecifes de coral crecían en aguas marinas cálidas; en los terrenos calientes y áridos, se formaron las dunas de arena, y las evaporitas —como la sal y el yeso— se precipitaron de las aguas interiores antiguas.
Las rocas del silúrico suministran los primeros restos indiscutibles de vegetación terrestre: fósiles de un grupo de plantas vasculares primitivas, sin hojas y extinguidas llamadas psilofitas, caracterizadas por un tallo horizontal que crecía bajo el suelo con raíces verticales cortas. La vida animal, en especial invertebrada y marina, incluía el primer pez con mandíbula así como los primeros insectos terrestres.
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Devónico
Es la cuarta división del paleozoico de la escala de tiempos geológicos que comenzó hace unos 395 millones de años y finalizó hace 345 millones de años. Su nombre deriva de Devon, Inglaterra, donde se estudiaron por primera vez las rocas sedimentarias del período en la década de 1830.
El principal acontecimiento geológico del devónico fue la colisión a tres bandas entre antiguas masas continentales: las antecesoras de Norteamérica y Eurasia por una parte, y Gondwana, el hipotético supercontinente que dio origen a todos los continentes actuales del sur del planeta. Las fuerzas de compresión generadas por esta colisión plegaron y convirtieron en montañas grandes secciones de rocas sedimentarias, que se habían acumulado en zonas similares a fosas y que correspondían a zonas de debilidad de la corteza llamadas geosinclinales. Este episodio de orogénesis recibe el nombre de plegamiento orogénico acadiano en Norteamérica y el de plegamiento orogénico caledoniano en Gran Bretaña y Noruega. Las bases erosionadas de las montañas producidas por el primero forman la sección norte de los Apalaches de nuestros días, y se extienden desde Nueva Inglaterra hacia el norte hasta Terranova. La erosión de las laderas de las nuevas montañas caledonianas produjo enormes cantidades de arena gruesa roja y grava que se depositaron en la plataforma estable del interior del continente, inundada de forma intermitente por mares cálidos y poco profundos en los que crecían esponjas y arrecifes de coral. Estos antiguos depósitos aluviales reciben en Gran Bretaña el nombre de arenisca roja, y pueden verse en Torbay, Devon.
En Norteamérica se acumularon grandes espesores de arena roja en el vasto delta de Catskill, que enterró y preservó los primeros bosques del planeta: árboles de tronco escamoso, altos y esbeltos; árboles frondosos primitivos de hoja perenne y helechos. El óxido de hierro que cementaba los granos de arena y les daba su color rojo, formando la arenisca roja en las islas británicas y los lechos rojos de Catskill, en el sureste de Nueva York, es prueba de que el clima era cálido y húmedo, al igual que los exuberantes bosques y los arrecifes coralinos.
Durante este periodo, tanto Norteamérica como Europa estaban centradas sobre el ecuador, mientras que las porciones africana y sudamericana de Gondwana estaban centradas sobre el polo sur. En estas condiciones climáticas, y con la reciente formación de una capa atmosférica de ozono que protegía al planeta de la letal radiación ultravioleta, aparecieron en tierra firme los primeros artrópodos que respiraban aire, arañas y ácaros. En los mares, unos moluscos helicoidales llamados ammonoideos (parientes remotos de los calamares modernos) eran la forma principal de vida invertebrada. Los peces del devónico, evolucionados a partir de los tipos acorazados del periodo precedente, el ordovícico, presentaban ya aletas y escamas, además de mandíbulas. Un grupo de ellos dio lugar a los primeros vertebrados de respiración aérea, los anfibios, que invadieron la Tierra a finales del devónico y sentaron las bases del advenimiento de los reptiles en el periodo posterior denominado carbonífero.
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Carbonífero
Es la quinta división del paleozoico, una de las eras de la escala de tiempos geológicos, que comenzó hace unos 345 millones de años y finalizó hace unos 280 millones de años. El nombre tuvo su origen en Gran Bretaña, donde se aplicó por vez primera en 1822 a los estratos portadores de carbón (del latín carbo, 'carbón' y ferre, 'portar') de Inglaterra y Gales.
El carbonífero comenzó con la deposición de sedimentos calizos, lo que dio lugar a la aparición de rocas calizas del carbonífero. A mediados del periodo, la mayor parte de la sedimentación se depositaba en los deltas fluviales. Grandes superficies de lo que habría de convertirse en el este de Norteamérica y el norte de Europa estaban cubiertas por ciénagas, y en sus sedimentos se formó turba. Estas áreas, situadas por aquel entonces en los trópicos, al norte del Ecuador, tenían un clima cálido y húmedo sin variaciones. Tales condiciones favorecieron el desarrollo de la vegetación y los organismos marinos, a partir de los cuales se formarían no sólo turba y carbón, sino también gas y petróleo.
De las antiguas masas terrestres, sólo el protocontinente de Siberia se encontraba al norte de los trópicos, llegando casi hasta el polo norte. El supercontinente de Gondwana, que comprendía lo que llegaría a ser Sudamérica, África, India, Australia y Antártida, se encontraba en su totalidad en el hemisferio sur; abarcaba una vasta superficie centrada en las inmediaciones del polo sur.
Gondwana y los diversos protocontinentes llevaban derivando los unos hacia los otros desde comienzos del paleozoico. Cuando el carbonífero se aproximaba a su fin, los movimientos de la corteza habían empezado a culminar en una colisión a cuatro bandas, de modo que cuando comenzó el pérmico, el choque entre las placas de la corteza terrestre habían fusionado todas las masas de tierra del planeta en un único supercontinente gigantesco llamado Pangea.
Una de las principales consecuencias de esta redistribución de las superficies terrestre y marina fue el cambio climático a nivel global. El clima, cálido y húmedo a comienzos del carbonífero, fue volviéndose más fresco y seco según el periodo se aproximaba a su fin. En la placa de Gondwana, sobrevino a continuación un largo intervalo de glaciaciones, el periodo glacial llamado permo-carbonífero.
- Flora y fauna
Los restos de plantas y animales procedentes del carbonífero son abundantes y, en multitud de casos, están bien preservados. Se observa gran uniformidad en el carácter de la vida vegetal, con los mismos géneros e incluso las mismas especies presentes en regiones muy distantes entre sí. Se conocen más de 2.000 especies pertenecientes a este periodo, que en su mayor parte son plantas sin flor que se reproducían por medio de esporas. Eran comunes los licopodios, los equisetos y los árboles (Cordaites) primitivos, así como numerosos helechos. La fauna terrestre de la época dejó pocas trazas de su presencia, pero la de los mares y lagunas está mucho mejor representada. Empezaron a aparecer los primeros reptiles verdaderos, que evolucionaron a partir de anfibios anteriores a ellos. Abundaban los corales, los crinoideos y los foraminíferos diminutos. Era posible encontrar unos cuantos trilobites y euriptéridos. Estaban muy extendidos los caracoles y otros moluscos, incluyendo los cefalópodos y los nautiloideos. Abundaban los insectos, en particular una forma gigante de libélula. También eran comunes los polizoos o briozoos y braquiópodos, así como los tiburones y los peces primitivos de escamas duras, que estaban bien representados.
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Pérmico
En geología, última división del paleozoico, era de la escala de tiempos geológicos. Abarca un intervalo de 55 millones de años, se inició hace 280 millones de años y finalizó hace 225 millones de años. El periodo fue denominado así en 1841 por el geólogo inglés Roderick Impey Murchison en honor a Perm, una aldea del este de Rusia en la que se correlacionaron estratos sedimentarios de esta época, sobre la base de su contenido en fósiles, con estratos situados en Alemania, más al Oeste. En todo el mundo las rocas del pérmico son ricas en depósitos de carbón, petróleo y gas.
La parte final del paleozoico fue un periodo de agitación generalizada de la corteza terrestre. Según la teoría de la tectónica de placas, emergieron continentes de debajo de los mares poco profundos del carbonífero precedente. Los depósitos acumulados en fosas geosinclinales fueron sometidos a presión y elevados en forma de sistemas de montañas: los Apalaches del centro y del sur en Norteamérica, y los Urales en Rusia. Europa y Asia se unieron—Siberia con Rusia y China con Siberia— mientras que al oeste una colisión entre placas continentales unía Norteamérica con el continente ancestral de Gondwana. De este modo, todas las masas continentales de la tierra se reunieron en una sola, llamada Pangea, nombre que le fue dado por Alfred Wegener. Las regiones del sur de América y África estaban, al parecer, unidas en las inmediaciones del polo sur, junto con la Antártida, Australia e India. Norteamérica y la parte más occidental de Europa, que estaban a ambos lados del ecuador durante el pérmico, eran regiones cálidas y secas, como indican los grandes depósitos de evaporitas —como la sal y el yeso— que debieron precipitarse de las aguas de mares cerrados.
La vida marina invertebrada del comienzo del periodo era excepcionalmente rica, y floreció en los cálidos y poco profundos mares interiores. Hacia finales del pérmico, una oleada de extinciones en masa —la mayor que se haya producido en la historia del planeta— puso fin a grandes grupos de corales, briozoos, equinodermos y otros invertebrados. En tierra firme, a los helechos con semilla se sumaron coníferas y gingkos. Los anfibios iban decreciendo en número, pero los reptiles, que habían hecho su aparición en el periodo precedente, estaban experimentando un desarrollo evolutivo espectacular de formas carnívoras y herbívoras similares a las de los mamíferos. Durante el pérmico aparecieron también los antecesores de los dinosaurios.
Mesozoico:
Una de las grandes divisiones de la historia geológica, posterior al paleozoico y anterior al cenozoico. Duró desde hace unos 225 millones de años hasta hace 65 millones de años, y cabe caracterizarla como la era de los reptiles gigantes, ya que su apogeo se produjo en ella. Las primeras aves y mamíferos, así como las primeras plantas con flor, aparecieron también durante esta era, a menudo considerada la más interesante para el estudio de la geología y la paleontología. El principal cambio en el movimiento continental fue la disgregación del supercontinente Pangea; América del Norte se separó de África, y ésta, América del Sur y la India se separaron de la Antártida. Buena parte de Europa siguió desplazándose hacia el norte. El mesozoico se divide en tres periodos: triásico, jurásico y cretácico.
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Triásico
En geología, primera de las tres divisiones del periodo mesozoico de la escala de tiempos geológicos, que abarca un intervalo de 30 millones de años, que se inició hace 225 millones de años y finalizó hace 195 millones de años.
Durante el triásico, el supercontinente Pangea empezó a desmembrarse. Se desarrollaron grietas entre Norteamérica y la parte africana de Gondwana. Al ir estirándose la corteza terrestre, se hundieron grandes bloques, creando cuencas fisiográficas en las que se depositaron gruesos lechos de arenisca, rocas sedimentarias y esquistos teñidos de rojo. Estas rocas sedimentarias experimentaron la intrusión de basalto ígneo de color oscuro.
Los fósiles propios de los estratos del triásico indican que, por aquel entonces, el clima en general era cálido. En tierra dominaban los árboles perennifolios, en su mayor parte coníferas, y ginkgos. Las cicadáceas que constituían la flora más prominente del periodo precedente existían aún, pero no eran tan numerosas ni variadas como los árboles de hoja perenne.
Los animales más importantes que aparecieron en el triásico fueron los dinosaurios. Los primeros miembros de este grupo no alcanzaban las enormes dimensiones de los dinosaurios del mesozoico más tardío, y en su mayoría no sobrepasaban los 3 a 4,5 m de longitud. Otros reptiles importantes del triásico fueron los ictiosaurios, reptiles marinos con largo hocico y cuerpo de forma similar al de los delfines actuales. Otros reptiles marinos de este periodo, los plesiosaurios, tenían el cuerpo ancho, similar al de una tortuga, cuello y cola largos y grandes aletas.
Para muchos paleontólogos, el triásico marca la aparición de los primeros mamíferos verdaderos, pero poco se sabe acerca de su fisiología. Entre los invertebrados, en el triásico los insectos estaban representados por la primera especie en experimentar una metamorfosis completa, atravesando las fases de larva, pupa y adulto. En los mares del triásico, en los que había belemnites similares a calamares, amonites y crustáceos, el 75% de las especies de invertebrados desaparecieron al extinguirse en masa.
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Jurásico
Es la segunda división del mesozoico en la escala geológica de tiempo. Abarca desde unos 195 hasta unos 136 millones de años atrás. Toma su nombre de los estratos de roca de la cordillera del Jura.
Al principio del jurásico, la Tierra tenía dos supercontinentes —Gondwana en el Sur y Laurasia (Asia, Europa y Norteamérica) en el norte— divididos por el mar de Tetis cuya parte occidental se localizaba en el lugar que ocupa ahora el Mediterráneo. Italia, Grecia, Turquía e Irán seguían ligados a la porción norteafricana de Gondwana —que, según la teoría de la tectónica de placas, había empezado a romperse en el triásico. La Antártida y Australia, ya separadas de Gondwana en el inicio del jurásico, permanecieron unidas, mientras que la India se desplazaba hacia el norte en una trayectoria de colisión con Laurasia, el supercontinente del norte.
Norteamérica, todavía unida a Groenlandia y a Europa occidental en los comienzos del jurásico, empezó a separarse de Gondwana y a derivar hacia el oeste. Esto tuvo dos efectos: primero, se abrió el golfo de México, en cuyas aguas se depositaron gruesos lechos de sal; segundo, mientras que Norteamérica empezaba la subducción del suelo del Pacífico, el inicio del volcanismo y la intrusión de batolitos (grandes cuerpos subterráneos de roca ígnea granítica), en el oeste prepararon la formación de los sistemas montañosos que, más tarde, culminarían en la emergencia de la cordillera Norteamericana —las montañas Rocosas y sierra Nevada.
Entre tanto, en el hemisferio sur, Sudamérica y África empezaron a separarse, creando una vía marina larga y estrecha entre los dos continentes. Con el tiempo, esta vía se unió al gran mar ecuatorial de Tetis. Mientras que estos mares crecían y se unían, zonas de agua marina poco profundas y cálidas se extendieron por gran parte de Europa y de otras masas de tierra que bordeaban el mar de Tetis. Hacia el final del jurásico, estos mares bajos empezaron a vaciarse, dejando depósitos gruesos de caliza en donde se formaron algunas de las más ricas acumulaciones de petróleo y de gas.
Una prueba de que el clima jurásico era cálido y húmedo es la existencia de arrecifes de coral muy difundidos y de bosques templados y subtropicales compuestos en su mayoría por gimnospermas (cicadíneas y coníferas), ginkgos y helechos con semilla. Las angiospermas (plantas con flor) aparecieron por primera vez a mediados del jurásico.
Hoy sabemos que los reptiles eran la forma de vida animal dominante. Algunos se habían adaptado a la vida marina (los ictiosaurios y los plesiosaurios) y a la aérea (los pterosaurios) tanto como a la terrestre, donde se desarrolló una gran variedad de formas —algunas de ellas alcanzaron tamaños gigantes, como el alosaurio, carnívoro, y el apatosaurio, herbívoro. En 1822, se encontraron los huesos del Iguanodon, uno de los primeros dinosaurios descubiertos, en estratos jurásicos de Sussex. También se hallaron restos del pájaro más antiguo conocido, el Archaeopteryx dentado, en rocas de la edad jurásica. Los mamíferos, aparecidos al final del triásico (periodo anterior), continuaron siendo roedores pequeños durante el tiempo en el que los dinosaurios prosperaban —esto es, durante todo el jurásico.
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Cretácico
En el ámbito de la geología, último periodo del mesozoico, que comenzó hace unos 136 millones de años y finalizó hace unos 65 millones de años. El nombre alude a la abundancia de estratos de creta depositados durante el final del periodo en Inglaterra y Francia, hoy expuestos en lugares como Dover. En Europa y Norteamérica, los geólogos dividen el periodo en cretácico temprano y cretácico tardío.
Al comenzar el mesozoico, todos los continentes estaban unidos en una masa continental única, Pangea. La división de Pangea durante el mesozoico temprano dio lugar a dos supercontinentes: Laurasia, formado por lo que hoy son los continentes del norte, y Gondwana, formado por los del sur. Entre ambos había un enorme mar, el Tetis, del que el Mediterráneo de nuestros días no es más que un vestigio. Durante el cretácico, la placa continental africana, al desprenderse de Gondwana y derivar hacia el norte, sometió a los sedimentos del mar de Tetis a poderosas fuerzas de compresión, creando las raíces de los Alpes europeos. La placa africana se hundió bajo la de Laurasia, desencadenando la actividad volcánica que hoy persiste en la península italiana y Sicilia. Mientras tanto, el recién formado océano Atlántico se ensanchó debido a la expansión del suelo oceánico a lo largo de la dorsal medioatlántica, lo que aumentó la distancia entre África y América del Sur. Más al este, India se había separado de Gondwana y, en su deriva hacia el norte, había empezado a plegar los sedimentos del Tetis oriental formando riscos alargados, predecesores de lo que sería el Himalaya. La Antártida y Australia, aún unidas, derivaban hacia el sur y el este.
El ininterrumpido movimiento hacia el oeste de Norteamérica generó fuerzas orogénicas que dieron lugar a la elevación de las montañas Rocosas, y lo mismo ocurrió en América del sur, donde comenzó el plegamiento alpino que dio lugar en la siguiente era a la cordillera de los Andes. La aparición de las montañas Rocosas bloqueó el drenaje hacia el oeste del pujante mar del cretácico tardío, convirtiendo buena parte del interior de la zona oeste de Norteamérica en una gigantesca ciénaga. Al este, los sedimentos producidos por la erosión de los Apalaches formaron la planicie costera atlántica.
Durante el cretácico tardío, el nivel del mar subió en todo el mundo, inundando casi un tercio de la superficie terrestre actual. Así, el calor del sol pudo distribuirse más hacia el norte gracias a las corrientes marinas, dando lugar a un clima global cálido y suave, con polos sin casquete de hielo y una temperatura en las aguas del Ártico de 14 ºC o más. En un clima así, los reptiles de sangre fría podían proliferar incluso en latitudes boreales, mientras que los fósiles de helechos y cicas encontrados en rocas del cretácico a latitudes árticas son similares a las plantas de hoy en los bosques húmedos subtropicales. A finales del cretácico, la flora había adoptado ya una apariencia moderna e incluía muchos de los géneros actuales de árboles, como el roble, la haya y el arce.
A pesar de la benignidad de las condiciones ambientales a finales del periodo se produjeron varias extinciones en masa. Se extinguieron cinco grandes grupos de reptiles —dinosaurios, pterosaurios, ictiosaurios, plesiosaurios y mosasaurios— que hasta entonces habían sido dominantes. Una teoría reciente señala que su extinción se debió a la colisión de la Tierra con un cometa o un pequeño asteroide hace 65 millones de años, que lanzó polvo a la atmósfera como para bloquear parte de la radiación solar incidente y reducir la temperatura en todo el mundo, produciendo efectos devastadores sobre las algas, la vegetación y los pequeños animales de los que dependían los grandes reptiles para alimentarse.
Cenozoico:
Es la última de las cinco grandes eras del tiempo geológico, que comenzó hace unos 65 millones de años y llega hasta nuestros días. Es posterior al periodo cretácico del mesozoico, y se subdivide en terciario y cuaternario. Al describir las características del terciario se emplean los nombres de los periodos más cortos (épocas) en los que se subdivide éste: paleoceno, eoceno, oligoceno, mioceno y plioceno, por orden de antigüedad.
El cenozoico, la más corta de las eras geológicas, es la era en la que vio la luz el mundo moderno, con sus rasgos geográficos característicos y sus animales y plantas.
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Terciario
En geología, intervalo de tiempos geológicos incluido en el cenozoico, que se extiende desde hace unos 66 millones de años hasta unos 2,5 millones de años atrás, desde el final del cretácico en el mesozoico hasta el principio del cuaternario en el cenozoico. El terciario se divide en 5 partes: el paleoceno, el eoceno, el oligoceno, el mioceno y el plioceno. Fue una época de grandes fluctuaciones térmicas, desde el eoceno tropical hasta los periodos glaciales del pleistoceno. Los vertebrados dominantes eran los mamíferos, que se encontraban en fase de diversificación creciente.
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Paleoceno
En geología, primera y más corta de las cinco divisiones del terciario dentro del cenozoico en la escala geológica; abarca un intervalo entre 65 y 54 millones de años atrás, y definida, como las épocas posteriores, según la proporción de especies modernas de moluscos encontradas en los registros fósiles.
El paleoceno marca el paso final en la desmembración del supercontinente ancestral Pangea que empezó a separarse en los comienzos del mesozoico temprano. Los movimientos de la tectónica de placas separaron finalmente la Antártida de Australia; en el hemisferio norte, el fondo marino en expansión del Atlántico norte ensanchado alejó Norteamérica de Groenlandia. Al haber desaparecido los dinosaurios al final del cretácico precedente, la vida mamífera empezó a dominar en la Tierra. Los principales mamíferos que aparecieron fueron los marsupiales, los insectívoros, los lemures, los creodontes (ancestro carnívoro común de todos los gatos y perros) y animales ungulados primitivos desde los que fueron evolucionando diversos grupos (como los caballos, los rinocerontes, los cerdos y los camellos).
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Eoceno
Es la segunda división del cenozoico, era de la escala de tiempos geológicos, que comenzó hace unos 54 millones de años y finalizó hace unos 40 millones de años. Al igual que el paleoceno, que le precedió, y el oligoceno, que le siguió, el eoceno (en griego eos 'alba' y kainos 'vida') fue definido en el siglo XIX por el geólogo británico Charles Lyell sobre la base del porcentaje de especies modernas de moluscos y crustáceos presentes en los estratos rocosos del cenozoico.
En el hemisferio occidental, el eoceno marcó la última fase de la orogénesis de las cordilleras, el episodio de alzamiento de las grandes cadenas montañosas que se extienden hacia el norte y el sur en el oeste de las Américas. En el noroeste, los sedimentos arcillosos depositados en los vastos lagos del eoceno se compactaron para formar valiosos depósitos de esquistos petroleros. Al mismo tiempo, el supercontinente de Laurasia siguió desgajándose, la expansión de los suelos marinos comenzó en serio en la sección más septentrional de la dorsal medioatlántica, impulsando a Groenlandia hacia el oeste, alejándola del norte de Europa, y desencadenando la erupción de grandes flujos basálticos, cuyos restos pueden apreciarse en Irlanda, Escocia, Islandia y Groenlandia.
Las fuerzas generadas por las colisiones continentales que habían comenzado al comienzo de la era precedente, el mesozoico, condujeron al alzamiento del sistema montañoso alpino-himalayo. Mientras tanto, sobre las llanuras del noreste de la India corrieron ingentes cantidades de basalto fundido al unirse este subcontinente recién formado, desgajado de África durante el cretácico, a Asia. En el hemisferio sur, la Antártida y Australia, que habían estado unidas después de separarse de Gondwana en el mesozoico, se separaron a su vez y se alejaron la una de la otra.
El clima del eoceno era subtropical y húmedo en todo América del Norte. En latitudes altas de Groenlandia y Siberia, en los bosques templados húmedos, dominaban las secoyas gigantes y los árboles de hoja caduca como el haya, el castaño y el olmo. En el clima cálido de Alaska, durante el eoceno, florecieron las higueras, las magnolias y las cicadáceas.
La rápida evolución de nuevos órdenes de mamíferos, iniciada en el paleoceno, siguió adelante. En Europa y Norteamérica aparecieron al mismo tiempo formas ancestrales del caballo, el rinoceronte, el camello y otros grupos modernos, como los murciélagos, los primates y roedores similares a las ardillas. Muchos de ellos eran muy pequeños en comparación con las formas actuales. El caballo más primitivo medía unos 30 cm de altura y tenía tres dedos en las patas traseras y cuatro en las delanteras. Los carnívoros de aquel entonces, llamados creodontes, fueron el tronco del que evolucionarían los perros y gatos modernos. El final de esta época fue testigo de la primera adaptación de los mamíferos a la vida marina. En el norte de México, Egipto y Europa se han encontrado restos fósiles de un animal similar a la ballena pertenecientes al eoceno. El más grande de estos animales medía más de 15 m, pero aún así era presa de los tiburones de entonces, algunas de cuyas especies tenían mandíbulas de hasta 1,8 m de ancho.
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Ligoceno
Es la tercera división del periodo terciario del cenozoico, que se inició hace unos 40 millones de años y finalizó hace unos 25 millones de años. Al igual que el eoceno, que le precedió, y que el mioceno, que vino a continuación, el oligoceno (del griego, 'poca vida') fue definido en función del porcentaje de especies modernas de moluscos y crustáceos (10-15%) presentes en los estratos correspondientes a esta era.
- Geología
Según la teoría de la tectónica de placas, las colisiones entre las placas de la corteza terrestre continuaron sin pausa desde el eoceno. En el hemisferio oriental, los restos afroárabes e indios del anterior supercontinente de Gondwana chocaron con Eurasia al norte, cerrando el extremo oriental del mar de Tetis y dejando en su lugar un residuo muy mermado, el Mediterráneo. Las fuerzas de compresión generadas por la colisión contribuyeron a elevar un extenso sistema de cadenas de montañas, desde los Alpes en el Oeste hasta el Himalaya en el Este. Mientras tanto, la placa australiana chocaba contra la indonesia, y la norteamericana había empezado a solaparse sobre la del Pacífico.
Como resultado, el proceso de expansión de suelo marino originado en la dorsal del este del Pacífico se desvió a una dirección perpendicular al eje de la dorsal. Se produjo una gran falla —la famosa falla de San Andrés, en San Francisco, generadora de terremotos— para compensar este cambio en el movimiento entre placas. El clima siguió siendo subtropical y húmedo en toda Norteamérica y Europa, pero había comenzado una tendencia al enfriamiento global a largo plazo, que culminaría en los periodos glaciales del pleistoceno.
- Vida
Los mamíferos estaban ya establecidos en el oligoceno como forma de vida terrestre dominante. El caballo siguió evolucionando en Norteamérica. Tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo vivían tres grupos de rinocerontes; uno de ellos, hoy extinto, incluía el Baluchitherium de Asia central, de 5,5 m de alzada y 7,6 m de longitud —el mamífero terrestre más grande de todos los tiempos—. Otra tribu de mamíferos extintos, los titanoterios, similares a rinocerontes, incluía al Brontotherium, el animal terrestre más grande de Norteamérica durante aquel periodo. Medía 2,4 m a la altura de la cruz. El grupo extinto de los calicoterios, propio de Norteamérica y Asia, se caracterizaba por tener el cráneo similar al de un caballo, el cuerpo parecido al de un camello y garras largas y estrechas.
Los camellos del oligoceno, que tenían por aquel entonces el tamaño de ovejas, se extinguieron en Norteamérica, pero algunos emigraron a Sudamérica junto con los pecarís y los tapires. Mientras tanto, grandes rebaños de oreodontos (primos del camello, similares a cerdos) pastaban en las llanuras de Norteamérica al igual que los de entelodontos (cerdos gigantes con número par de dedos), nativos también del mismo continente; ambos grupos se extinguieron en el mioceno. Los primeros elefantes —formas cortas, semiacuáticas, carentes tanto de colmillos como de trompa— dieron lugar, en África, a los mastodontes, que no medían aún más que 1,5 m de altura. Los creodontos se habían diferenciado ya para dar lugar a perros y gatos; estos últimos comprendían dos grupos; de uno de ellos surgió el tigre dientes de sable. Los roedores estaban ya muy extendidos, y entre los primates se encontraban el tarsero y el lémur. Por último, de los estratos del oligoceno se han extraído huesos de los primeros monos del Viejo Mundo, así como los de una única especie de gran simio.
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Mioceno
Es cuarta división del periodo terciario del cenozoico, que comenzó hace 26 millones de años y finalizó hace 12 millones de años.
La elevación de las grandes cordilleras montañosas que había comenzado como resultado de la colisión entre placas tectónicas durante el oligoceno, siguió adelante. Entre estas cordilleras, las principales fueron los Alpes en Europa, el Himalaya en Asia y las cadenas montañosas del continente americano. Los sedimentos producidos por la erosión de estos sistemas se depositaron en cuencas marinas poco profundas, para terminar convirtiéndose en la localización de ricos depósitos petrolíferos en California, Rumania y la costa oeste del mar Caspio.
El clima del mioceno era más fresco que el de la época precedente. En el hemisferio sur se había establecido ya un sistema circumplanetario de corrientes oceánicas, que aislaba a la Antártida de las corrientes más cálidas del resto del mundo. Esto favoreció la aparición de un gran casquete de hielo antártico. En el hemisferio norte, grandes áreas antes cubiertas por espesos bosques se convirtieron en grandes praderas. La fauna del mioceno incluía una serie de mamíferos, entre ellos el rinoceronte, el camello, el gato y el caballo. El mastodonte hizo también su aparición, al igual que el mapache y la comadreja. Durante esta época, los grandes simios, relacionados con el orangután, vivían en Asia y en la parte sur de Europa; estos simios del mioceno son los parientes más próximos de los simios humanoides que aparecieron en el plioceno.
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Plioceno
En geología, quinta y última división del terciario en el cenozoico dentro de la escala de tiempos geológicos: se extiende desde hace 12 millones de años hasta 2 millones de años atrás. Como el mioceno precedente, el plioceno fue denominado y definido por el geólogo británico Charles Lyell basándose en el porcentaje de moluscos encontrados en los registros fósiles.
Durate el plioceno, en el oeste de Norteamérica, la subducción de la placa tectónica del Pacífico contribuyó a la elevación de sierra Nevada y de la Cordillera volcánica de las Cascadas. En Europa, los Alpes continuaron su ascensión apoyados por el movimiento de la tectónica de placas que empujaba y combaba la corteza en una región amplia de este continente. El clima se hizo más frío y seco con la aproximación de los periodos glaciales del pleistoceno. Los mamíferos se habían establecido desde hacía tiempo como la forma de vida terrestre dominante y la evolución rápida de un grupo, los primates, produjo especies consideradas antepasados directos del Homo sapiens.
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Cuaternario
En geología, división de tiempos geológicos del cenozoico, posterior al terciario. Comenzó al final del periodo terciario, hace unos 2,5 millones de años, y comprende hasta nuestros días. El cuaternario se divide en pleistoceno, que incluye los periodos glaciales, que es la primera y más larga parte del periodo, y época reciente o postglacial, también llamada holoceno, que llega hasta nuestros días.
El pleistoceno, así llamado por el geólogo británico Charles Lyell en 1839, viene inmediatamente después del plioceno en la escala de tiempos geológicos, y se extiende desde comienzos del cuaternario hasta hace unos 10.000 años. Fue definido en función de la proporción de especies de moluscos y crustáceos aún vivos y extintos presentes en el registro fósil. Los estratos que contenían entre un 90 y un 100% de especies vivas fueron asignados a este periodo. Los sistemas montañosos alcanzaron su altura y configuración aproximadas por acción de la erosión durante el pleistoceno tardío.
El pleistoceno se caracterizó por la extensión del hielo en forma de glaciares sobre más de una cuarta parte de la superficie terrestre del planeta. Un sistema glacial europeo estaba centrado sobre Escandinavia, y se extendía al sur y al este a través del norte de Alemania y el oeste de Rusia, y hacia el suroeste sobre las islas Británicas. El segundo gran sistema glacial del hemisferio norte cubría la mayor parte de Siberia. En Norteamérica, un sistema glacial cubrió Canadá y se extendió al sur hasta Estados Unidos. En el este de Estados Unidos, la glaciación se extendió hasta Pensilvania al sur, y desde el océano Atlántico hacia el oeste hasta el río Missouri; otra sábana de hielo fluía de las faldas de las montañas Rocosas y otras cordilleras experimentaron la glaciación, llegando incluso hasta Nuevo México y Arizona. Las regiones ártica y antártica estaban también cubiertas de hielo, al igual que la mayoría de los picos de las montañas altas de todo el mundo. Los efectos topográficos de la acción de los glaciares durante el pleistoceno son perceptibles en buena parte del mundo.
El pleistoceno es llamado a veces la era del Hombre porque se cree que los primeros seres humanos evolucionaron en ella. La flora y fauna dominantes en esta época, que existía en las regiones libres de hielo, eran esencialmente las mismas que las del plioceno. A finales del pleistoceno, no obstante, en Norteamérica se habían extinguido muchas especies de mamíferos, incluyendo la llama, el camello, el tapir, el caballo y el yak. Otros grandes mamíferos, como el mastodonte, el tigre de dientes de sable y el perezoso terrestre, se extinguieron en todo el mundo. Mientras se acumulaba hielo y nieve en latitudes altas, en las latitudes más bajas aumentaban las lluvias, lo que permitió que la vida vegetal y animal floreciera en áreas del norte y el este de África que hoy son yermas y áridas. Se han descubierto pruebas de que el Sahara estuvo ocupado por cazadores nómadas, así como por jirafas y otros rumiantes durante el pleistoceno tardío.
Durante la época reciente, que comenzó hace unos 10.000 años, el deshielo hizo que el nivel del mar subiera treinta o más metros, inundando grandes superficies de tierra y ensanchando la plataforma continental del oeste de Europa y el este de Norteamérica.
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Biología y Geología, Trabajo (Historia de la Tierra)
Dinosaurio:
grupo de 350 reptiles que aparecieron por primera vez a finales del periodo triásico medio o a principios del triásico superior, hace unos 200 millones de años. La mayoría de los dinosaurios se clasifican en dos tipos: los del orden Ornitisquios (cadera de ave), por ejemplo el Iguanodon y el Triceratops , y los del orden Saurisquios (cadera de reptil), por ejemplo el Apatosaurus y el Tyrannosaurus. Los primeros dinosaurios conocidos, tales como el Staurikosaurus y el Herrerasaurus de Sudamérica, son demasiado primitivos para clasificarse en ninguno de los dos órdenes. Los dinosaurios desaparecieron hace unos 65 millones de años.
Los primeros dinosaurios eran pequeños, de estructura liviana, bípedos (sostenidos sobre dos patas), carnívoros u omnívoros. Es probable que fueran más rápidos y ágiles que los posteriores, la mayoría de los cuales se extinguieron hacia el final del triásico, hace unos 208 millones de años. Durante los periodos siguientes, jurásico y cretácico, los dinosaurios evolucionaron hacia una gran variedad de tipos adaptativos, muchos de los cuales alcanzaron un tamaño colosal.
Los primeros restos de dinosaurios se descubrieron en Inglaterra en 1820. En 1840 ya eran conocidos algunos de estos grupos y el gran anatomista comparativo Richard Owen les dio el nombre de Dinosauria (en griego `lagartos terribles'). De esta manera los reconocía como un grupo de reptiles de gran tamaño, de hábitos terrestres, de postura erguida y que tenían, al menos, cinco vértebras en sus caderas óseas. Sin embargo, hasta 1880, con la exploración del oeste de los Estados Unidos y la recuperación de esqueletos fósiles completos, no se reconoció que los dinosaurios habían sido casi todos bípedos. Esta postura, tan inusual para un reptil, provocó numerosas opiniones acerca de su locomoción, comportamiento y fisiología.
En 1880, H. G. Seeley manifestó que los dinosaurios podían dividirse en dos grupos en base a la forma de sus caderas óseas. Los ornitisquios tenían unos huesos púbicos con cierto parecido a los de las aves. Los saurisquios más convencionales los tenían parecidos a los de los reptiles existentes. Resulta irónico que las aves evolucionaran a partir de los saurisquios, en concreto a partir de dinosaurios carnívoros de pequeño tamaño emparentados con el Deinonychus y Compsognathus.
Los dinosaurios se distinguían por su postura erecta en la que los miembros estaban situados, más o menos, bajo el cuerpo, a la manera de las aves y los mamíferos, en vez de extendidos hacia los lados como en los cocodrilos, lagartos y tortugas. Comparten esta característica con los pterosaurios, sus parientes más cercanos, y con sus descendientes las aves. Sus huellas muestran que los dinosaurios bípedos caminaban como éstas, poniendo un pie delante del otro y con las puntas ligeramente hacia el interior. Sus manos eran prensiles, con los dedos pulgares algo opuestos a los demás. En general, sus cerebros tenían un tamaño mayor que la media para los reptiles, sobre todo en los dinosaurios carnívoros y los hadrosaurios con pico de pato.
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Dinosaurios ornitisquios
Los primeros ornitisquios incluyen los pisanosaurios, grupo de dinosaurios poco conocido del periodo triásico de Sudamérica, y grupos del periodo jurásico inferior, tales como los heterodontosaurios y los escutelosaurios. Ya en este periodo, los ornitisquios se habían dividido en varios linajes principales. El que suele llamarse tireóforos, incluye los estegosaurios con placas y los anquilosaurios con armadura y, que se extienden desde el jurásico inferior hasta el cretácico superior. Un segundo grupo, los ornitópodos, incluye tanto los hadrosaurios con pico de pato y sus parientes los iguanodontes, como los ceratópsidos y los cercanos paquicefalosáuridos. Este grupo también vivió desde el jurásico inferior hasta el cretácico superior.
Los dinosaurios ornitisquios se distinguían por su “cadera de ave” y por la presencia de un hueso, el “predentario”, en el extremo de la mandíbula inferior. Todos eran herbívoros; el hueso predentario parece haber servido para recolectar la vegetación, como lo hacen los camellos y caballos. También conectaba las dos mitades de la mandíbula inferior, permitiendo la transmisión y amortiguación de la fuerza durante la masticación del animal. En los dinosaurios con pico de pato y ceratópsidos, las mandíbulas sostenían docenas de dientes dispuestos de forma apretada para formar un único conjunto biselado como superficie de masticación. Como en todos los demás vertebrados, excepto en los mamíferos, los dientes eran reemplazados a lo largo de la vida del animal; las raíces antiguas se reabsorbían y se desarrollaban coronas nuevas.
- Orígenes de los dinosaurios
Los reptiles que comúnmente se conocen como dinosaurios, dominaron la Tierra desde el final del triásico, hace unos 210 millones de años, hasta el final del cretácico, hace unos 65 millones de años. Sólo existen cuatro órdenes de reptiles descendientes de los dinosaurios: el orden Escamosos, que incluye a los lagartos y a las serpientes; el orden Quelonios, que incluye a las tortugas marinas y terrestres; el orden Crocodilios, que incluye a los cocodrilos, aligatores, caimanes y gaviales; y la tuátara, un fósil viviente que es el único miembro existente del orden Rincocéfalos.
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Dinosaurios saurisquios
Los saurisquios incluyen dos grupos principales: (1) los sauropodomorfos herbívoros, que comprenden los saurópodos gigantes de cuello largo, como el Diplodocus y el Apatosaurus; y los prosaurópodos, menos conocidos y que incluyen el Plateosaurus; (2) los terópodos carnívoros, que incluyen todos los carnívoros de tamaño grande o pequeño, desde el Coelophysis, el Compsognathus o el Deinonychus; pasando por los carnívoros gigantes como el Allosaurus y el Tyrannosaurus; hasta sus descendientes las aves. Los saurópodos más grandes y voluminosos llamados supersaurios y ultrasaurios se han encontrado en Colorado, Estados Unidos, y algunos expertos piensan que podrían ser Brachiosaurus o Diplodocus.
Los saurisquios tenían el cuello largo y unas garras de gran tamaño en los primeros dedos de sus manos y pies. Los dedos cuarto y quinto de la mano se habían reducido o estaban ausentes (como en las aves, que sólo conservan los tres primeros dedos). Los saurópodos llegaron a alcanzar un gran tamaño; eran cuadrúpedos (caminaban sobre las cuatro patas) y desarrollaron algunas adaptaciones fisiológicas interesantes para alimentarse de la vegetación alta. Por ejemplo, en el Diplodocus, el cuello y la cola eran muy largos. Los arcos inferiores (hemales) de las vértebras de la cola, en el punto donde ésta les alcanzaba, tenían forma de canoa y no de lengua. Esto parece haber favorecido el uso de la cola como apoyo para las patas traseras en una postura trípode, cuando el animal se alimentaba de la vegetación de altura con las extremidades delanteras levantadas del suelo. En contraste, el Brachiosaurus tenía el cuello muy largo pero la cola corta, de modo que no era posible una postura trípode. Sin embargo, éste tenía las patas delanteras más largas que las traseras y esto, junto a su cuello largo, le capacitaba para alcanzar las plantas de porte elevado.
Los grandes terópodos carnívoros, tales como el Tyrannosaurus, tenían unas cabezas muy grandes con unas mandíbulas poderosas ocupadas por unos dientes doblemente aserrados que se curvaban hacia atrás. Sus patas delanteras se habían reducido, pero sus caderas y patas traseras eran enormes y el depredador no tenía más que atrapar a su presa entre sus mandíbulas y, estabilizando su cuerpo, desgarrar su carne. Los terópodos pequeños, como el Deinonychus deben haber sido cazadores más ágiles y persistentes. Estos perseguían a sus presas y, atacándolas en manada, las desgarraban con garras y dientes. Sin embargo, algunos tipos de terópodos de pequeño tamaño, como el Struthiomimus y sus parientes, no tenían dientes y podrían haber sido omnívoros. También las aves actuales carecen de dientes, pero no ocurría así con las primeras como el Archaeopteryx y el Hesperornis.
- Heterodontosaurus
El Heterodontosaurus, que tenía 1 metro de alto, se piensa que fue el más rápido de todos los dinosaurios. Su velocidad era, lo más probable, un mecanismo de defensa contra los depredadores. Aunque tenía varios tipos diferentes de dientes, era un herbívoro.
Como la mayoría de los reptiles y aves vivientes, muchos dinosaurios construían nidos y ponían huevos. En Montana, Estados Unidos, se han encontrado restos que contienen tanto huevos como crías recién salidas del cascarón. Las capas de nidos superpuestas sugieren que los dinosaurios volvían, año tras año, a los mismos lugares de anidamiento.
En Lourinha (al norte de Lisboa, Portugal), un grupo de paleontólogos descubrieron en junio de 1997 un nido de carnívoros bípedos del jurásico superior que conserva más de 100 huevos de estos animales, algunos de ellos con los esqueletos de sus embriones. También, en ese mismo mes se descubrió la cría de ave más primitiva del mundo en los Pirineos, concretamente en la sierra del Montsec, en Lleida (España). Se trata de un fósil que vivió hace 120 millones de años, durante el cretácico. El nuevo pájaro ha proporcionado información a los científicos españoles para confirmar la teoría de que los pájaros modernos son descendientes con plumas y de cola corta de los dinosaurios terópodos.
Así mismo, en mayo de 1997 un grupo de paleontólogos argentinos informaban sobre el hallazgo de los restos fósiles del dinosaurio más parecido a un ave que se haya descubierto hasta la fecha. El descubrimiento ocurrió en la región de la Patagonia argentina y le han dado el nombre de Unenlagia cornahuensis, que significa `medio pájaro del noroeste de la Patagonia' en el idioma de los mapuche. Este descubrimiento es una importante prueba que apoya la teoría, admitida ya por la mayoría de los paleontólogos, de que las aves actuales evolucionaron a partir de unos dinosaurios carnívoros y bípedos, los terópodos.
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De sangre fría
¿Fueron los dinosaurios animales de sangre caliente? Las pruebas son mixtas. Como las aves y los mamíferos, los dinosaurios tenían tasas de crecimiento rápidas. Parece que no se inclinaron sobre el suelo, como la mayoría de los reptiles vivientes, y su postura por lo general erecta implicaba un gasto continuo de energía metabólica. Sus extremidades largas y sus huellas muestran que eran capaces de alcanzar velocidades altas. Tal vez no hubiera un mecanismo único de regulación térmica para todos los dinosaurios. Los mamíferos, tales como murciélagos, gatos, elefantes o ballenas, controlan la temperatura corporal de modo diferente y es posible que los mecanismos de regulación térmica de los dinosaurios fueran también variados.
- Tuojiangosaurus
El estegosaurio de China, o Tuojiangosaurus, fue un enorme herbívoro, con uno de los cerebros más pequeños de todos los dinosaurios. Aunque sus grandes placas, dispuestas en hileras a lo largo de su dorso, parecen una defensa contra los depredadores; su función era, más bien, ayudar a disipar el calor y enfriar al animal.
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Extinción
Se han dado docenas de explicaciones sobre la extinción de los dinosaurios, la mayoría fantásticas o al margen de la constatación con pruebas. Hasta hace poco tiempo se pensaba que los dinosaurios habían desaparecido gradualmente a lo largo del periodo cretácico superior. Los recientes descubrimientos que indican el impacto de un gran asteroide o cometa en el límite entre el periodo cretácico y la era terciaria, hace unos 65 millones de años, fomentó la hipótesis de que tal impacto podía haber desencadenado cambios climáticos que acabaran con el reino de los dinosaurios. Aunque tales hechos, comunes en la historia geológica de la Tierra, podrían haber tenido consecuencias en el medio ambiente, la gran mayoría de los dinosaurios ya se habían extinguido por ese tiempo. Además, otros organismos como tortugas, cocodrilos, peces, aves y anfibios, que también tendrían que haber sufrido el cataclismo, sobrevivieron con pérdidas de menor importancia. Se sabe que a lo largo del cretácico superior el clima se fue volviendo más inestable y estacional, y
que tanto la vida terrestre como la marina se vieron afectadas por olas de desaparición. Aunque no pueden descartarse los efectos de un impacto extraterrestre, éstos no explican los datos que se tienen de extinción y supervivencia al final del periodo cretácico.
- Triceratops:
El primer Triceratops que aparece en el registro fósil tiene unos 72 millones de años. Era un herbívoro que cortaba las plantas con su afilado pico, mientras que con sus dientes inferiores cortaba con facilidad las hojas tiernas. El Triceratops y otros dinosaurios cornudos viajaban y pastaban, lo más probable, en manada. Como la mayoría de los dinosaurios y de otros organismos prehistóricos, se extinguió hacia el final del cretácico, hace unos 65 millones de años.
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Enviado por: | Luismi |
Idioma: | castellano |
País: | España |