La generación del 98 es el nombre con el que se agrupan tradicionalmente a autores, ensayistas y poetas españoles que sufrieron la crisis política, social y moral que acarreaba España tras la pérdida de sus últimas colonias (Puerto Rico, Cuba y Filipinas) en 1898 tras un conflicto bélico con Estados Unidos. Todos nacieron entre 1864 y 1875 y se inspiraban en una corriente denominada Regeneracionismo.
Son hombres doblemente engañados ya que vieron el fracaso de dos estructuras políticas contradictorias (Revolución y restauración) Y buscaron con urgencia zonas de pensamiento y actividades ajenas a la política para rescatar a España de su progresiva catalepsia.
Contexto literario
El término “Generación del 98” fue acuñado en 1913 por Francisco Martínez Ruiz, más conocido como Azorín en una serie de artículos. En esta lista de autores generacional se encuentran: Unamuno, Baroja, los hermanos Machado, Juan Ramón Jiménez, Azorín.
Características
El rasgo que más define a los noventayochistas es la preocupación por los problemas y realidades de España. Tienen en común los siguientes puntos:
Preocupación por la identidad de lo español.
Rompen y renuevan los moldes clásicos de los géneros literarios y crean nuevas formas de todos ellos.
Rechazan la estética del Realismo y su estilo, prefiriendo un lenguaje más cercano a la lengua de la calle, con sintaxis más cortas y de carácter impresionista. Recuperaron palabras tradicionales y castizas campesinas.
Intentaron aclimatar en España las corrientes filosóficas de Irracionalismo.
Entre ellos predominaba el pesimismo
Compartían las tesis del Regeneracionismo
Ideología política del grupo del 98.
Los noventayochistas desde su juventud tenían ideas muy avanzadas, como el Anarquismo y Socialismo. Más tarde todos moderaron sus posturas. Incluso algunos llegaron a adherirse a la derecha tradicionalista. Otros partiendo de posiciones esteticistas y no comprometidas se pasaron a posiciones progresistas.
Rechazaban lo caduco, la corrupción, el atraso del país y el sistema político que lo sustentaba. Muestran sus intereses por los paisajes, la nación y la vida en los pueblos pero enfocado con tintes subjetivos de tal manera que reflectaban en la realidad española sus angustias personales.
La historia era importante. Pero a ellos no les importaba la historia de los reyes y los políticos sino la de los hombres de la calle sino la de los hombres de la calle que eran los verdaderos portores de España.
Rechazaban el estilo grandilocuente y prosaico del Realismo y potenciaron un estilo sencillo preciso y de tiempos breves.