Deporte, Educación Física, Juegos y Animación
Fútbol
INTRODUCION
¿ QUÉ ES EL FÚTBOL?
El fútbol es un deporte que se juega entre dos equipos de 11 jugadores cada uno. Se juega en campo de entre 90-120 m de largo por entre 45-90 m de ancho y consiste en que cada equipo, impulsando un balón con todo el cuerpo, excepto los brazos, introduzca aquél en la meta (portería) del contrario. Con antecedentes romanos (harpastrum), alcanzó cierta difusión en la edad media (Inglaterra, Italia: calcio). En 1845 se establecieron las primeras reglas (Cambridge); su difusión mundial esta relacionada con la expansión cultural del imperio británico. La federación inglesa se constituyo en 1863; la española en 1902. Las tácticas han evolucionado del fútbol de ataque a otro eminentemente defensivo y hacia concepciones más abiertas con amplia concepción estratégica, pases largos, y posiciones polivalentes.
LOS MUNDIALES, ESA GRAN CITA CUATRIENAL
Al final de la década de los años veinte ya estaban puestas las bases para que el fútbol se convirtiera en el indiscutible “rey de los deportes”. Su poder de convocatoria había impresionado a tirios y troyanos cuando en 1923 la final de la Copa inglesa disputada en Londres por el West Ham y el Bolton Wanderers congregó a ¡130.000 espectadores! Quedaba, sin embargo, un peldaño decisivo por escalar: la creación de la Copa del mundo. Los Juegos Olímpicos, con la eterna controversia amateur-profesional, no satisfacían las nuevas aspiraciones del fútbol.
La FIFA había tenido que admitir ya en 1926 que los jugadores podían percibir un salario. O se proporcionaba un “amateurismo marrón”, práctica común entonces, o había que lanzarse decididamente en busca del mejor sin cortapisas de ninguna clase. El fútbol francés Jules Rimet, que presidía el máximo organismo del fútbol mundial desde 1921, fue el apóstol e la iniciativa, nada fácil de cuajar por los problemas económicos y de organización que suponía en aquellos tiempos poner en marcha un certamen de tanta magnitud. El camino hasta lograr las normas generales que regularían la Copa del Mundo fue largo y espinoso.
El congreso de la FIFA celebrado en Barcelona en mayo de 1929 fue quien aprobó y el que designó como primera sede del campeonato a Uruguay, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1924 y de 1928, que conmemoraba precisamente en 1930 el centenario de su constitución
La I Copa del Mundo, a la que se denominó “Jules Rimet” por los denominados esfuerzos que tuvo que desplegar su impulsor para verla convertida en realidad, constituyó todo un éxito a pesar de que las deserciones de última hora dejaron reducida la participación europea a Bélgica, Rumania, Yugoslavia y Francia. Uruguay, que seguía teniendo en Scarone a su gran estrella, hizo bueno el pronóstico superando en la final a su rival más peliagudo, Argentina, por 4-2. Setenta mil gargantas rugieron en el Estadio Centenario cuando el capitán charrúa Nasazzi levanto la copa Jules Rimet, estatuilla que representaba una victoria alada, cincelada en oro macizo que costó en su día 1.800.000 francos franceses. La misma Copa que finalmente se adjudicó Brasil en propiedad en 1970 al conseguir en México su tercer título. Desde entonces, el trofeo en litigio es la Copa Mundial de la FIFA que ninguna selección podrá llevar a sus vitrinas, puesto que cada ganador sólo la tiene en custodia cuatro años hasta el siguiente mundial.
Después de esta breve introducción en lo que es el mundo del fútbol, vamos a tratar como debe enseñarse el mismo a los niños y su implantación en la sociedad actual.
ESCUELA DE INICIACION
El fútbol en la escuela tiene el importante objetivo de formar e interesar a niños de 6 a 8 años de edad en la práctica de fútbol en un periodo transcendental de su formación psico-física; siendo un complemento de actividades escolares con una finalidad eminentemente formativa y social, de acuerdo con el crecimiento sano y armónico de los niños.
Los profesores de la Escuela deben preparar las actividades de forma que sean dentro de un ambiente agradable y familiar, divertidas y eficaces desde el punto de vista de aprendizaje. Si ellos no logran dar a los niños en estas horas, la instrucción adecuada para que puedan afrontar en el futuro las decisiones importantes, estos están destinados a convertirse en ciudadanos poco formados en aspecto moral y profesional (en todos los ámbitos).
Desafortunadamente, la mayoría de las Escuelas están lejos de crear en sus sesiones una sólida base para obtener en el futuro jugadores de un gran porvenir. Hacen que jóvenes despiertos animados y llenos de energía y entusiasmo se conviertan frecuentemente en seres desanimados y apáticos por culpa de los métodos que siguen estando profundamente enraizados en los métodos educativos. A menudo se hace más hincapié en ocupar al niño en ocupar al niño durante los entrenamientos en vez de formarlo, con lo que algunos padres desilusionados del trabajo de iniciación, suelen llamar a las escuelas “guarderías”. Sólo se suele enseñar “cómo hacer” en vez de considerar igualmente el “cuando hacer” y “por qué actuar de una forma u otra forma.
Todavía se intenta adaptar al niño al fútbol en lugar de adaptar el juego al niño.
En resumen, la triste realidad es que la monotonía y el aburrimiento en los entrenamientos infantiles y también en competir durante años en la misma competición, no sólo constriñen la mente hasta tal punto, que el niño es cada vez menos capaz de afrontar en el campo problemas que exigen un esfuerzo físico e intelectual superior sino que, también causa el abandono prematuro frecuentemente observado en las escuelas de iniciación.
CONDICIONES PREVIAS NECESARIAS PARA INCIRASE EN LA ESCUELA DE FUTBOL
Las condiciones previas, deseadas pero no imprescindibles, para afrontar con aspiraciones el proceso de formación propuesto se basan en los hechos de que el niño que se interesa en jugar al fútbol, entre otras cosas disponga ya de un bagaje motriz amplio y de capacidades de percepción, memoria y decisión normales. Por no ser así, por culpa de una deficiente educación física de base en el colegio o una vida cotidiana con pocos estímulos de movimiento y juego, la institución en le cual el niño de 6 hasta 8 años se inicia en el fútbol, debería darle suficientes oportunidades para ganar un aceptable nivel en las capacidades motrices, considerando:
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que los niños de esta edad generalmente disponen de más tiempo libre que los de edades superiores, siendo el tiempo frecuentemente no bien aprovechado.
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Que demuestran un gran interés para las actividades deportivas, nutridas diariamente por la presencia del fútbol en la televisión.
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Que tienen una especial motivación por la pelota, a la cual consideran como su mejor juguete y que jamás les cansa porque obedece a su voluntad.
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Que los niños de esta edad se encuentran hasta el inicio de la pubertad cerca de los 12 años en el punto culminante del aprendizaje motriz. Entonces vale aprovechar al máximo posible estos años para la adquisición y perfeccionamiento tanto de las habilidades básicas y futbolísticas como de las capacidades coordinativas y condicionales, creándose así una base psicomotriz óptima, imprescindible para permitir en fase posteriores un alto nivel de progreso en la capacidad de juego.
Para el alumno principiante, su principal deseo es establecer una estrecha relación con el balón. Para satisfacer este placer, intentará por todos los medios con muy frecuentes contactos domarlo y mejorar su dominio hasta que él mismo obedezca. Esta relación amistosa jugador-balón es a la vez fuente de placer cuando el balón está controlado, y fuente de frustración cuando necesariamente hay que separarle de ello o cuando un adversario lo conquista.
Estas aseveraciones sirven de base a tres objetivos de nuestro proceso de enseñanza-aprendizaje:
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Ofrecer al niño situaciones ricas y variadas de contacto con el balón.
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Dar al principiante la posibilidad de expresarse, cualquiera que sea su nivel de práctica, a través de una gama muy variada de juegos que respetan a su estado mental y física.
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Motivar a los principiantes tanto por la frecuencia de contactos con el balón como por el número de goles que es capaz de marcar en cualquiera de los juegos simplificados.
EL MONITOR-EDUCADOR.
El monitor el nexo de unión entre el niño y el juego de fútbol. Como profesor recién formado adapta generalmente un perfil cercano a la camaradería, para luego, con la experiencia ir desplazándose hacia la autoridad, para finalmente al alcanzar la madurez; volver al acercamiento; asegurando con su estilo de enseñanza un aprendizaje recíproco en el cual tanto él mismo cómo alumno da y recibe. En vez de explicar y demostrar se convierte con los años en creador, planificador y observador.
El monitor-educador debe asumir responsabilidades deportivas, sociales y pedagógicas. Su papel en lo deportivo es muy importante, sabiendo que los errores que comete con sus discípulos durante los años de iniciación en el fútbol influyen negativamente en los sucesivos niveles de formación.
El monitor, impuesto por la sociedad como líder y educador de un grupo de niños, debería saber que los niños le aceptan generalmente por su nivel de conocimientos, por su capacidad de motivar y organizar por su personalidad, estabilidad emocional, coherencia temperamental, puntualidad y entusiasmo.
Se espera de él:
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No hable mucho.
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Ofrezca una gran variedad de actividades, tanto lúdicas como formativas.
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No favorezca a ningún jugador en particular.
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Sepa motivarlos con frecuentes elogios, criticando sólo en casos excepcionales.
Tanto los maestros de los colegios como los monitores deben procurar no tender a introducir demasiado pronto el juego 11:11, ya sea por ceder a las pretensiones de los mismos benjamines o alevines, o por pensar demasiado en el próximo partido del campeonato. Al actuar así se olvidan de que la finalidad de la enseñanza no es otra que aprender y que la mejor y más eficaz manera de conseguirlo es enfrentando a equipos con un reducido número de jugadores.
No es sólo el monitor quien suele imitar totalmente el mundo del fútbol profesional, también son las demás personas que rodean los benjamines, alevines, infantiles y cadetes. Exigen de los niños única y primordialmente la victoria. Este error, largamente repetido, es una de las causas directas de la inmadurez que muestran tantas y tantos jugadores en las categorías de adultos.
ELECCION DEL CAMPO DE JUEGO
La puesta en práctica de los “juegos de las habilidades y capacidades básicas” no exige las dimensiones de un campo reglamentario, sino las de uno de 20 (30) x 40 m.
Cuando el monitor organiza un juego entre dos equipos debe procurar que cuanto menos hábiles y capaces sean los jugadores, más amplios y profundos deberían de ser las dimensiones del campo con el fin de conseguir un aceptable nivel de juego. Desafortunadamente, la gran mayoría de los técnicos del fútbol base no respetan éste importante consejo, con lo cual, se dificulta el aprendizaje técnico-táctico de sus alumnos.
En cuanto al factor tiempo, en un campo más pequeño tendrán que jugar con mucha más rapidez y también más atención. Por lo tanto, la elección de las óptimas dimensiones del campo, considerando el nivel técnico, físico y mental del principiante, es muy importante para conseguir un buen aprendizaje y no hay que dejarla al azar.
Si el espacio del que se dispone es restringido, como frecuentemente es el caso, es preciso reducir el número de jugadores con el fin de compensar parcialmente las dificultades que surgen como consecuencia de ésta falta de espacio.
COMPETICONES PARA LOS NIÑOS
Cuando un niño domina ciertas habilidades y capacidades básicas del fútbol, quiere compararse con otros de su edad buscando competir. Si un niño se encuentra en esta situación pero en desventaja, respecto al resto; ellos mismos suelen redefinir el reglamento del juego para mantener el juego vivo e interesante. De ésta forma, tanto el considerado fuerte como el débil juegan, disfrutan y luchan intentando cada una dar lo mejor de sí mismo sin tomar la competición demasiado “en serio”.
Sólo a partir del momento en que se introduce la mentalidad competitiva de los adultos en el juego infantil, el niño, en vez de buscar en primer lugar su diversión y aprendizaje intenta satisfacer de los adultos. Así, su competición se convierte en algo demasiado importante con efectos negativos como pueden ser: una presión por parte de los padres, entrenadores o compañeros de la misma edad, un desprecio social o la exclusión del equipo. De esta forma, la competición del niño se transforma en una actividad que se fija primordialmente en las consecuencias que produzcan la victoria o la derrota. Si se asocia demasiado pronto la victoria con el éxito y la derrota con el fracaso, habrá que prever efectos negativos.
Sin embargo sería poco correcto prohibir las competiciones para los niños entre 7 y 9 años, ya que se eliminaría la motivación para entrenarse. Debemos saber que a partir de 8 años el niño casi provoca la competición porque le sirve para poder valorarse en su grupo de amigos.
Niveles de formación de un jugador de fútbol:
La obligación de celebrar para los Benjamines y Alevines regularmente competiciones de liga, crea más problemas de los que elimina. En vez de obligar a los niños entre 8 y 11 años durante un largo periodo casi cada fin de semana a disputar un partido de liga con cada resultado influyendo toda la temporada en la clasificación oficial, es más recomendable organizar periódicamente una competición en forma de torneo o festivales.
Así se puede seleccionar las fechas de los torneos, sin estar obligado a cumplir todos los fines de semana para jugar una competición de liga que generalmente no gusta a los padres de los niños que, a menudo, quieren desplazarse en estos días en familia. Además se puede participar en la confección del reglamento considerado, por otro lado, las expectativas de los niños y por otro, también su nivel. Equipos que todavía no están listos o preparados para una determinada competición no se inscriben.
Sólo a partir de la categoría infantil se debería elaborar un calendario regular con varias competiciones distintas en forma de liga que tuvieran una duración de no más de 3 meses. Después del primer campeonato se debería ofrecer un segundo y un tercero cambiando casi cada 3 meses la modalidad.
Las distintas competiciones del fútbol base constituyen el mejor test de valoración de la capacidad del juego; por lo que, forman parte importante de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje del niño.
LA PREPARACION DE UNA SESION DE ENTRENAMIENTO CON PRINCIPIANTES
No sólo la calidad y cantidad, sino también la variedad de las actividades propuestas determina el éxito y la aceptación del contenido del entrenamiento por parte de los niños; siendo la selección de las actividades deber del monitor.
De igual forma que uno pide en un restaurante un apetecible y variado menú, así el monitor-educador de los principiantes debe programar correctamente el entrenamiento de 90 minutos, eligiendo entre los “Juegos de habilidades y capacidades básicas”.
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Un aperitivo, es decir un juego simplificado entre equipos formados por sólo 2 jugadores.
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Un primer plato, esto es un juego de conducción y persecución con una variante o un ejercicio correctivo.
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Un segundo plato, es decir un juego polivalente con una variante o un juego en el laberinto.
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Un acompañamiento, como un juego de entrada con variante o un juego de pases, de control o tiro a portería.
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Un postre, es decir, una prueba del Decatlón o un juego preferido por el monitor-entrenador.
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Un café, a modo de juego polivalente o un juego simplificado 2:2.
Es obvio que el monitor alternará juegos de gran intensidad con juegos que cansen físicamente menos al niño. Es además importante componer grupos equilibrados de práctica.
Cuanto más variado, interesante y lúdico es el programa en el primer nivel de formación, más posibilidades hay de que los principiantes empiecen a apreciar y a querer el fútbol.
A medida que el joven organismo crece y se desarrolla se produce una variedad de cambios fisiológicos, cognitivos y sociales que afectan directamente a la adquisición de habilidades y capacidades coordinativas y condicionales. Consecuentemente, la enseñanza del fútbol a la edad del niño debe basarse (como demuestra este nuevo modelo para la formación del joven futbolista) en una metodología y didáctica específica que considere, en cada fase de la evolución del joven, su cambiante estado físico y mental durante el crecimiento.
IMPORTANCIA DE LOS JUEGOS SIMPLIFICADOS EN LA ENSEÑANZA DEL FUTBOL BASE
¿QUE SON LOS JUEGOS SIMPLIFICADOS?
Se les llama así por:
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El número reducido de los jugadores que intervienen en ellos.
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Las reducidas dimensiones de sus campos de juego.
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Las reglas simplificadas, flexibles y siempre adaptables a las condiciones existentes.
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La simplicidad de los problemas que el jugador debe resolver por si mismo.
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La fácil evaluación del rendimiento de cada jugador por el entrenador, pues la observación del juego, su análisis y la posterior corrección de la jugada se desarrollan sin dificultades
10 RAZONES PARA QUE LOS JUEGOS SIMPLIFICADOS DEBAN SER LA BASE DEL ENTRENAMIENTO DEL FUTBOL BASE.
1. Todos los juegos simplificados se adaptan con su estructura específica al estado físico, mental e intelectual del niño. Llevan al niño, sin grandes problemas, de la repetitiva práctica de un gesto técnico a la correcta aplicación del mismo en una situación del juego.
Por el hecho de que el gesto técnico o una capacidad táctica que el niño acaba de entrenar de forma aislada, aparece en el juego simplificado de forma muy similar, el niño consigue realizarla con un elevado porcentaje de éxito. Lo que le motiva esforzarse más.
2. Los juegos simplificados son un puente entre él, hasta ahora, dominante entrenamiento analítico de aspectos técnico-tácticos y el complicado juego reglamentario. Su amplia consideración en el proceso de enseñanza-aprendizaje de fútbol base, evitará los frecuentes fracasos de los jóvenes a la hora de competir 11 vs. 11.
3. Los juegos simplificados facilitan una correcta ejecución de las habilidades y capacidades a causa del número limitado de jugadores que intervienen en ellos. Los pocos compañeros y contrarios le dan suficiente tiempo y espacio para poder resolver sin prisa los problemas.
4. Para llegar a un alto nivel de juego, el jugador debe saber percibir y asimilar las múltiples informaciones que recibe constantemente del juego, como por ejemplo el lugar y e movimiento de los compañeros, contrarios, balón y de los elementos que no se mueven, como son las porterías y las líneas del campo. La puesta en práctica de las distintas progresiones de los juegos simplificados desarrolla paulatinamente la capacidad perceptiva del joven así como su aptitud en tomar decisiones correctas.
5. La repetitiva aparición de las mismas situaciones básicas en un juego simplificado permite al jugador fijarse en ellas, probar distintas soluciones a los problemas poco complejos hasta después de varios errores y aciertos resolver la situación satisfactoriamente, sin recibir contantemente ayuda de su técnico.
Progresando así en el programa de los juegos simplificados, el joven futbolista gana en todas las situaciones básicas de juego, valiosa experiencia. Cuando más tarde disputa la competición debe sólo reconocer o identificar esta situaciones básicas y aplicar los conocimientos adquiridos durante la práctica de los juegos.
6. El número reducido de jugadores en los juegos simplificados obliga, también, a los menos hábiles, a participar intensamente en el juego. Además, formar al joven jugador físicamente y le exigen en cada momento buena capacidad de atención.
7. Los juegos simplificados pone un especial énfasis en la enseñanza de comunicación y cooperación entre los jugadores, un aspecto generalmente subestimado en el fútbol base.
8. Todos los jugadores tienen el fuerte deseo de jugar el balón lo más a menudo posible. Desgraciadamente las competiciones tradicionales no pueden cumplir ese deseo. Para evitar la aglomeración de futbolistas alrededor del balón y con esto situaciones confusas de presión, los técnicos suelen poner orden y apartan algunos niños del juego, obligándoles a permanecer en su demarcación donde deben esperar hasta que el balón les llegue.
Por lo tanto, es más conveniente reflexionar y cambiar la estructura de las competiciones formativas para los más jóvenes y prepararlos principalmente con la repetitiva práctica de los juegos simplificados para equipos formados por 2, 3 y 4 jugadores y con competiciones más formativas que permiten a cada uno tocar el balón lo más frecuentemente posible.
9. Los juegos simplificados están caracterizados por una ininterrumpida serie de sensaciones, tanto de éxitos como de fracasos, lo que da al juego su dinámica, su estímulo y aliciente. Consecuentemente, desarrolla mucho mejor la importante capacidad del jugador de asimilar de una forma positiva todas las emociones en su juego, para que él mismo sea en sus acciones psíquicamente más estable.
10. Los objetivos de cada juego simplificado están claramente definidos, tanto en ataque como en defensa, con el fin de orientar y ayudar al entrenador de fútbol base a enfocar en sus enseñanzas con la debida atención los aspectos más fundamentales de cada uno de los juegos.
Cuando el niño aprende a aplicar en un juego simplificado un gesto técnico o una capacidad táctica nueva o cuando consolida o perfecciona una jugada que ya practicó muchas veces, el factor crucial de todos para determinar su grado de progreso es el conocimiento inmediato del resultado de cada una de sus actuaciones. Practicando un juego simplificado, el niño no tiene ninguna dificultad para analizar y conocer de forma inmediata el resultado de su esfuerzo, lo que resulta en una autoeducación.
CONCLUSION
TODAVIA EN LA EDAD MEDIA
En el año olímpico 1992 Neil Postman, Catedrático de Sociología de la Universidad de New York, afirmó en su célebre libro “La desaparición de la infancia” que la sociedad moderna no diferencia los gustos del niño de los adultos: “Comen la misma comida, ven diariamente los mismos programas de televisión, cometen los mismos crímenes, toman alcohol y droga etc. También el mundo laboral se está alterando. Niñas de doce o trece años están entre los modelos mejor pagadas y hay niños actores y cantantes que a los 8 años son multimillonarios. Es imposible que estas personas se comporten como un niño debe comportarse... “.
Vivimos en una época en la cual la sociedad moderna no distingue claramente entre el mundo del niño y el del adulto, y esto, según Postman, es muy peligroso. Dice “El niño debe descubrir los misterios de la vida adulta muy lentamente y de un modo psicológicamente aceptable. Si se da cuenta demasiado pronto que sus padres no son perfectos, que sus profesores no lo saben todo y que en el mundo hay ser humanos que matan o roban frecuentemente, el niño crece para convertirse en adulto débil”.
Hoy el entorno, que es el espacio natural donde se mueve el niño, está sufriendo por las crecientes urbanizaciones y la “hormigonización” del paisaje unas limitaciones que obligan al niño a aprender a moverse “en contra de su naturaleza” (por ej. Cruzar la calle por el paso de peatones o andar cogido por la mano de un adulto). A medida que se va perdiendo el espacio natural, los niños han de inventar o nosotros debemos ofrecerlos otras formas de movimientos. Por ello la importancia del deporte escolar y asociativo.
Algo parecido ocurre también en el mundo dl fútbol. En vez de practicar en calle o cualquier espacio natural, el creciente tráfico y urbanismo no permiten a la gran mayoría de los jóvenes disfrutar de la infancia que vivían sus abuelos. Desde la edad de benjamín están hoy en día, expuestos a unos rígidos métodos de entrenamiento y ligas con competiciones que no respetan las leyes de la naturaleza ni las capacidades mentales y físicas de sus jóvenes practicantes.
Las competiciones en vez de adaptarse con sus reglas perfectamente al benjamín, alevín, infantil o cadete, les obligan a adaptarse a ellas. La prisa a acercar a las jóvenes promesas al juego de los adultos ha resultado con frecuencia en la adquisición de numerosos hábitos incorrectos que limitarán en el futuro y ya hoy en su rendimiento de muchos profesionales.
Poco se gana, pero mucho se pierde, cuando se organizan ligas de benjamines que les obligan a competir en una competición (7:7 ó 11:11) por las cuales no están todavía listos o preparados, ni del punto de vista de la fisiología o biomecánica ni del punto de vista cognoscitivo.
Tenemos que saber que una competición determinada en alto grado los objetivos, contenidos y los métodos del proceso de enteranmiento-aprendizaje. Eso vale también para los niños. Cuando una competición no respeta el momentáneo nivel de habilidades y capacidades del niño, ¿cómo se puede esperar que los monitores realicen los entrenamientos “a su medida”, teniendo en cuenta sus intereses, expectativas, habilidades de los jóvenes?.
La experiencia ha enseñado que los monitores sólo estarán bien considerados por los padres y oficiales del club, cuando cosechan éxitos con sus alumnos. Pero para poder lograrlo deben orientarse constantemente a la competición de los niños y preparar sus entrenamientos con los contenidos lo más similares a ella, porque eso facilita al alumno el “transfer” (entrenamiento-competición ).
Aparte de eso, si un sistema de competiciones exige del benjamín y alevín cada sábado o domingo la práctica exclusiva del fútbol (como ocurre hoy en todo el mundo), los monitores en busca del éxito rápido eligen para sus entrenamientos sobre todo contenidos de la técnica y táctica del fútbol.
Cuanto antes se organice para los niños competiciones que exigen sólo habilidades y capacidades futbolísticas, más pronto los técnicos tienden a ofrecer en el proceso de enseñanza-aprendizaje exclusivamente contenidos específicos, del fútbol. Así los entrenadores potencian una prematura especialización del niño, sin asegurar que el mismo reciba en los primeros años la práctica del fútbol una amplia formación polifacética con gran diversidad de estímulos y experiencias motrices, lo que los científicos del deporte consideran imprescindible para lograr éxitos en futuro.
En vez de ponerse a la par de la naturaleza y desarrollar de forma natural la innata capacidad creativa y de imaginación mediante competiciones formativas a su medida, se les obliga a los niños de 8 y 9 años de edad a obedecer ya en las competiciones actuales, las rígidas reglas de comportamiento del mundo de los adultos. Sólo su aceptación y aplicación por parte del niño hace posible un desarrollo ordenado de esta competición. El excesivo número de jugadores en el campo, crea frecuentemente situaciones confusas o no solubles (existen una presión natural porque todos los niños quieren jugar el balón) a las cuales los “futbolistas de baja estatura” suelen responder con un gran porcentaje de errores y además con juego destructivo.
Modificando las palabras de Postman podemos afirmar:
“Al permitirles el acceso a la fruta prohibida de la información (competición) adulta, los niños (benjamines del fútbol) fueron expulsados del jardín de infancia”.
Parece que hoy en día se piensa en ciertos recintos del mundo del fútbol todavía como en la edad media. ¿Por qué?. En esa época la sociedad sólo conocía bebés y adultos. A los seis o siete años se consideraba una persona como un adulto, porque participaba en todas las actividades de estos: trabajaba con ellos, comía como los adultos, se vestía y se comportaba como uno de ellos.
¿Por cuánto tiempo todavía se permite que la ignorancia de unos pocos continúe obstaculizando la óptima formación de la próxima generación de jugadores de fútbol?.
BIBLIOGRAFIA
-
GRIJALBO, DICCIONARIO ENCICLOPEDICO, EDICION 1988.
-
HORST WEIN, TUTBOL A LA MEDIDA DEL NIÑO, EDICION D 1995.
-
MARIANO MORENO, I FUTBOL BASE I PRIMERAS JORNADAS INETRNACIONALES, EDICION 1995
-
ENCICLOPEDIA DEL DEPORTE
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