Historia
Fundaciones de Puerto Plata
Fundaciones de Puerto Plata.
1ra. Fundación.-
Cristóbal Colón se sintió poderosamente atraído a por el monte y el puerto plateado que tenía la zona norteña de la isla Española. Por la obsesión al Monte de Plata, algunos historiadores le reputan a Cristóbal Colón como el fundador de la villa porteña.
Se asegura así mismo que el propio Colón realizó el trazado por el cual se iba a construir la villa.
Realmente, no existe un asentimiento entre los historiadores dominicanos en relación a la fecha de de la fundación de la villa de Puerto Plata. Hay algunos que la sitúan en el año 1495, otros en 1496. Otros, sin embargo, aseguran que tuvo lugar en 1499, otros citan 1502 y hay quienes van más lejos, al establecerlo en 1505.
Por ejemplo, Fray Bartolomé de las Casas consigna que Cristóbal Colón “salió del puerto de la Isabela, jueves, a 10 días de marzo del año 1496, por que ya tenía noticia del Puerto de Plata, que estaba a siete u ocho leguas de la Isabela, desde el primer viaje quiso irlo a ver, y que fuese con el Adelantado y mandó a éste salir a tierra con 10 hombres para ver si allí había aguas, con intención de hacer allí una población. Hallaron dos arroyos de muy buen agua, pero los hombres dijeron que el Adelantado negó que había aguas para que no se impidiese la población de Santo Domingo”.
Por este acontecimiento es que dicen algunos historiadores de que Cristóbal Colón, que de su propia mano, trazó el plan urbanístico de Puerto Plata.
Estas afirmaciones fueron hechas entres otros historiadores por Jacinto Ginbernard, Alonzo Rodríguez Demorizi y José Augusto Puig Ortiz.
Los dos historiadores citados primero, van más lejos aún, y afirman que en tal oportunidad fue fundada la villa de Puerto Plata.
Dice Gimbernad, que en esa oportunidad, “Don Bartolomé se embarcó hasta Puerto Plata, desde entonces regresó a la Isabela por tierra luego de haber fundado una población allí”.
Don Alonzo Rodríguez Demorizi, afirma que la fecha exacta de la fundación de Puerto Plata fue en marzo 10 de 1496, cuando Colón hizo el plan de la ciudad en presencia de de Bartolomé Colón y Miguel Díaz. Bartolomé se desentendió de Puerto Plata, atraído por el oro que la mujer de Díaz descubrió.
Puig Ortiz, aunque fija para entonces el trazado del plano de la población, no comparte con Gimbernard y Alonzo Rodríguez Demorizi el que se fundara en tal oportunidad la villa de Puerto Plata. “Volvió Colón a nuestra rada el 10 de marzo de 1496, diseñando con su hermano Bartolomé el trazado de la ciudad, que en 1502, formalmente pobló el Comendador Nicolás de Ovando”.
El fraile capuchino Cipriano de Utrera, acucioso investigador de nuestra historia asegura “que habiendo (Colón) de volverse a España, dejando en su lugar y vez a su hermano Don Bartolomé Colón, quiso tener conocimiento propio de nuevo paisaje para poblar más adelante, y ordenó a su hermano que reconociera el puerto al que había dado el nombre de Puerto Plata: sino que don Bartolomé, más inclinado a que se hiciese pueblo en la costa sur, dióle informe con oposición al parecer de compañeros que porfiadamente preferirían el abandono de la Isabela cuantos antes que no esperar nuevas de los enviados a explorar el mediodía de la isla”.
Por su parte, Emilio Rodríguez Demorizi, Américo Lugo, José Augusto Puig Ortiz, entre otros, establecen que la fundación de Puerto Plata fue realizada en 1502 por el Comendador de Lares, Fray Nicolás de Ovando.
El doctor Llenas, asevera que la fundación de Puerto Plata tuvo su efecto en el 1513, en tanto que Joaquín Marino Incháustegui, considera que la misma ocurrió entre 1504 y 1505, en tanto que el Dr. Manuel Arturo Peña Batlle, expresa que la “ciudad de Puerto Plata fue fundada por el comendador de Lares en 1505”.
Menciona el doctor Llenas que “los primeros colonos enviados por Ovando con el propósito de fundar en 1502 fueron pocos afortunados por que al pasar por la isla Saona, desembarcaron en la costa vecina y los indios del cacique Cotubanamá los sorprendieron y les dieron muerte. Ovando despachó otra expedición; y la nueva villa se encontró establecida, quizás por Rodrigo de Mejía, el mismo que fundó el Puerto Real, en la bahía de Caracol”.
Citando al padre Charlevoix, don Américo Lugo indica que en “la mente de Ovando, Puerto Plata venía a ser la sustituta de la abandonada Isabela”.
“Era la extrema consecuencia - dice Charlevoix -, que hubiese en esta costa (norte) un puerto capaz de servir de abrigo en caso de necesidad; y aun tenia Puerto Plata otras ventajas muy considerables sobre Santo Domingo; abreviaba mucho la ruta de los navíos, que estaban mas seguros de encontrar allí todas suerte de refresco. No quedaba sino a diez o doce leguas lo más, de las minas del Cibao, mirada siempre como las más abundantes de todas y como aquella cuyo oro era más puro. Santiago no esta mucho más lejos: la Concepción de la Vega no esta sino a diez leguas y puede servir de escalas a estas dos villas”.
Asegura el historiador Antonio del Monte y Tejada que a Ovando le pareció “que aquel puerto debiera de servir de deposito a las transacciones ulteriores entre el comercio interior y exterior que comenzaba a desarrollarse”.
El Comendador de Lares visitó “personalmente donde se había fundado la ciudad de Puerto Plata”, ordenando de inmediato habilitar su puerto, con la finalidad de “recuperar para el desenvolvimiento de la colonia su litoral norte”.
Dispuso entonces Oviedo, que se construyera entre las poblaciones de Puerto de Plata, Santiago y La Vega, “un hermoso camino que hizo practicable por medio de las lomas y serranías de Monte Cristo. Para estos trabajos, además de los indios que se emplearon, se valió de negros africanos que continuaba introduciéndose con Real Licencia”.
En una Real Cédula, fechada en Segovia el 15 de septiembre de 1505, se habla del envío de esclavos negros y acémilas; camino de Puerto de Plata”.
Gastó Ovando en la composición de dicho camino, más de dos mil pesos de la arcas reales, y dícese que algo más de su peculio, lo que atrajo sobre el Comendador de Lares, las críticas de las restantes autoridades de la Colonia.
El fenómeno de la despoblación y posterior devastación de Puerto Plata
Para el año 1600, cuando ascendió al trono de España Felipe III, la alarma ocasionado por el contrabando (negocio ilegal de importación y exportación de mercancías) en la zona del norte había encontrado sus exponentes en Jerónimo de Torres y Fray Nicolás Ramos, quien para el 1594 habían denunciado la situación en el Puerto Plata y zonas aledañas. En carta al rey planteaba el asunto en término de fe, calificándolo de “heréticas” las operaciones que realizaban los colonos con los contrabandistas, los cuales, los cuales, a su juicio, venían a la isla a mofarse de la autoridad real y del Papa. La denuncia del Arzobispo Ramos señalaba lo siguiente: “Esta ysla va por la posta a perderse assi en la cristiandad de las obras como en lo que toca a la de fe de Cristo, por que en los seis y siete puertos que ay en ella acuden de ordinario yngleses o franceses erejes y los vecinos de aquellos puertos y aun muchos de esta ciudad tratan con ellos, compran y venden y hartas veces comen carne con ellos en días vedados, estando lo unos y los otros en sus borracheras y los erejes mofando de la abtoridad del papa y escarneciendo de los sacramentos de la Santa Madre iglesia y diciendo muchos males del rey de España y de Indias”. Para el arzobispo, el contrabando revestía más un problema espiritual que económico y político.
Sin embargo, se plantearon soluciones como las que dieron el Obispo Dávila y Padilla, sucesor de Fray Nicolás Ramos, y Baltasar López de Castro, burócrata al servicio de los intereses reales y sevillanos. A dos puntos se reducían las recomendaciones del Obispo: 1ro. que la corona intensificara el comercio colonial a base de operar con los puertos de la parte norteña; 2do. Concederle a esta zona comercio libre con naciones extranjeras. Por su parte, López veía la necesidad de trasladar todos los vecinos y ganados de la parte norteña a los alrededores de Santo Domingo para así quitarle el cuero que venían a buscar los contrabandistas. Fue esta la opinión que encontró acogida en el consulado de Sevilla, que era el organismo que asociaba a los comerciantes de esa localidad; y fue la opinión que respaldó el Consejo de Guerra, creado en el año 1600 para atender los asuntos de carácter militar y ocuparse de la defensa de los territorios ultramarinos. En 1603, dicho Consejo sugirió a Felipe III la despoblación de Puerto Plata y zonas aledañas. Aprobada por el rey, se ordenó su ejecución en 1604 al gobernador Antonio Osorio.
La despoblación no sólo debía ser un traslado de personas, ganados, esclavos y otros bienes, sino también el perdón general para todos los colonos que por mucho tiempo se habían dedicado al contrabando. Esta decisión real produjo reacciones en contra. Los pobladores de Puerto Plata, Montecristi, Yaguana y Bayajá se opusieron, pero el gobernador Osorio salió a cumplir la orden de despoblación en 1065, a lo cual se produjo un levantamiento armado el cual llevó a Osorio a convertir la despoblación en devastación. Toda la zona fue desolada a fuerza de incendios de bohíos, iglesias, almacenes y del ahorcamientos de casi un centenar de los colonos que habían participados en la rebelión. Las consecuencias que arrojó la devastación fueron numerosas. Con los pueblos del norte se crearon núcleos poblacionales cercanos a Santo Domingo. De Montecristi y Puerto Plata surgió la Villa de Monte Plata. Con Yaguana y Bayajá se formó el poblado de Bayaguana. La zona norteña quedó completamente desolada, pues se había prohibido, bajo penas severas pisar las tierras norteñas.
2da. Fundación.-
La villa de Puerto Plata permaneció sumida en un letargo todo el transcurso del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII, quedando en el olvido. En el 1716, la comarca de Puerto Plata apenas contaba con 360 cabezas de familia. “Por los años de 1730, bajo el gobierno de Don Fernando Rubio y Peñaranda fue que logró la nueva población de Monte Cristo su real indulto de comercio libre con todas las naciones por 10 años… Bajo del propio gobierno se volvió a poblar Puerto Plata”, contribuyendo a repoblarla y su puesto consiguió los mismos privilegios, comenzando de nuevo el desarrollo de su comercio.
Pedro E. Curiel y Luna, en un acto notarial de 1885, hace saber: “que en febrero de 1755 se encontraba en Puerto Plata Don Manuel de Arredondo, Alcalde Mayor de Santiago y abogado de la Real Audiencia, ocupado en entregar los solares y tierras a los vecinos”.
Puerto Plata fue fundada por segunda vez el 22 de julio de 1736, según el historiador Emilio Rodríguez Demorizi, y según Frank Moya Pons, el 26 de julio de 1737 “con el nombre de Nuestra Señora de la Candelaria y el paraje San Felipe repoblado”. Comenzó lentamente a ser una villa floreciente, creciendo su población, ayudada por la llegada a su suelo de 40 familias de las islas Canarias, mandada por el Consejo de las Indias en 1762. Se vivía pacíficamente en Puerto Plata, dedicados los pocos pobladores a la ganadería, llevando una vida cómoda.
En 1821, nuevas ideas de emancipación se habían gestado por todo el país, y el patriota Núñez de Cáceres se proponía hacer de nosotros un Estado libre, pero un grupo de 30 individuos pronunció a Santiago a favor de Haití, por eso es importante destacar que en el año 1822, luego de la declaración de la Independencia, pronunciada por Núñez de Cáceres, las autoridades edilicias de Puerto Plata le negaron el apoyo y se aliaron al movimiento a favor de la unión de la colonia con Haití. Al siguiente año, la ciudad de San Felipe de Puerto Plata fue ocupada por tropas haitianas, al mando del general Jacques Simón, quien la gobernó hasta el 1842. Fue sustituido por el general Cadet Antoine en 1844. En este año ocurrió un terremoto que afectó a la región norte, pero San Felipe no sufrió daños materiales.
Al proclamarse la Independencia en 1844, los habitantes de Puerto Plata se abstuvieron de participar en dichas luchas y sólo lo hicieron, cuando la provincia en Santiago se pronunció. Ramón Matías Mella, delegado de la Junta Central Gubernativa en el Cibao, visitó a San Felipe, provocando que don Antonio López de Villanueva encabezara a un grupo de moradores e hiciera capitular al comandante haitiano Cadet Antoine, entregándole la plaza a Mella, quien procedió a enarbolar la bandera dominicana.
A fines de diciembre de 1845, el general haitiano Cadet Antoine incursionó en las costas de Puerto Plata con 150 hombres en tres goletas, pero la neblina y la oscuridad fueron factores que contribuyeron al fracaso de este intento expedicionario. Antoine y sus hombres, varados en las piedras de Maluis, se vieron compelidos a rendirse en la escasa guarnición que se hallaba prestando servicias en la ciudad de Puerto Plata.
En los primeros años de la República, la ciudad de Puerto Plata vio el incremento de la producción agrícola y el comercio, aparte de que su puerto se convirtió en el de mayor movimiento y comercialización de la gran producción de la región del Cibao.
En este periodo se gestó la anexión de nuestro país a España. Santana dio forma a su proyecto antinacional logrando en 1861 la anexión del país.
El Pronunciamiento de Puerto Plata a favor de la anexión se realizó el 26 de marzo de 1861; luego consumada la anexión de la República a España, Puerto Plata fue el último punto de la República donde se arrió la bandera dominicana. La resistencia allí contra las tropas españolas involucró a casi la totalidad de la población. Durante el régimen de la anexión, 1861-1865, al hacerse la división territorial del país, quedó Puerto Plata como Tenencia del gobierno político y militar de Santiago en 1861.
Puerto Plata permaneció casi ausente de la vida nacional, prácticamente hasta la salida de las tropas haitianas, despertando a raíz del “Grito de Capotillo”, que da inicio a la Guerra de la Restauración, en que los puertoplateños tomaron parte muy activa. En ningún pueblo de la República se combatió tan largamente en la Guerra de la Restauración, como en Puerto Plata. Pues los españoles incendiaron la ciudad y luego de esto se refugiaron el fuerte San Felipe hasta el final a de la contienda pro restauradora.
Pero el 4 de julio de 1863, como holocausto patriótico en la guerra contra la anexión a España, dejándola totalmente en ruinas, alto precio que pagó por su participación en esta gesta.
3ra. Fundación.-
A partir de 1865, siendo capital provincial con asiento de la presidencia de Gregorio Luperón, se inicia la tercera fundación de Puerto Plata, que se efectúa al concluir la Guerra de la Restauración. Se reiniciaron las construcciones, levantándose la ciudad con más pujanza que nunca, incrementándose su producción agrícola y su comercio, al tiempo que su puerto se convirtió en el más activo de la región del Cibao.
En la Constitución promulgada el 14 de noviembre de 1865, en su artículo 3, se elevó a Puerto Plata a distrito marítimo, al establecer:
“El territorio de la República Dominicana se dividirá en cinco provincias y dos distritos marítimos, que se dividirán en comunes cuyo número, distribución y límite arreglará la ley. Las provincias son Santo Domingo de Guzmán, Compostela de Azua, Santa Cruz del Seybo, Santiago de lo Caballeros y Concepción de La Vega y los distritos marítimos Puerto Plata y Samaná”.
Puerto Plata debió pasar 20 años como común de Santiago de los Caballeros antes de llegar a ser distrito marítimo con sus comunes y el puesto de cantonal de Altamira. En 1867 fue cabecera de distrito independiente, contando con una Gobernación política, Comandancia de Armas, Ayuntamiento, Juzgado de Primera Instancia, administraciones populares de Hacienda y Correos, Aduana, Capitanía de Puerto y Oficial Civil.
Los años de 1870 a 1874 fueron de bienestar para la ciudad, debido en gran parte, a la buena administración como Gobernador del Distrito del general Ignacio María González. Las circunstancias eran favorables, por la numerosa y rica inmigración cubana.
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Enviado por: | Joel |
Idioma: | castellano |
País: | República Dominicana |