Literatura


Fuenteovejuna; Lope de Vega


LOPE DE VEGA (1562-1635)

Nació el Fénix de los Ingenios, como en su tiempo le llamaban, el 25 de noviembre de 1562, en la villa de Madrid.


     Fue lo que se llama un niño precoz, pues cuentan que de pequeño tenía gran facilidad para versificar, lo que sus amigos apreciaban hasta el extremo de que le cambiaban versos por juguetes.

A los doce años ya había pasado los cursos de Humildades, donde demostró que era muy bueno; y, gracias a sus grandes padres, tenía la mejor educación, y sabía danzar, tocar música y practicar esgrima.

Pero su suerte cambió, pues a los pocos años se vio huérfano v sin protección ni amparo, por lo que se acogió a la hospitalidad que le daba la casa de don Jerónimo Manrique, obispo de Ávila, y aun después trabajó en casa del duque de Alba, a quien sirvió de secretario durante algún tiempo.

Dos veces se casó, y dos veces se quedo viudo, por lo cual, al ocurrir este último triste suceso, tomó hábitos religiosos y se inscribió en la Congregación de sacerdotes naturales de Madrid.

Hasta aquel entonces su vida había sido algo accidentada, pues vivía de lo que le daban sus comedias y otros escritos; con el estado eclesiástico, otras rentas venían a sumarse a las que le producían sus obras, y pudo llevar una vida sosegada y tranquila, en la cual podía producir mejor. Entonces fue cuando comenzó a gozar de la popularidad que sólo con la muerte había de acabarse, y que es la mayor que en los anales de la literatura universal se registra. Ni la popularidad que de que Víctor Hugo gozó se puede comparar con la de Fray Lope Félix de la Vega Carpio, que llegó hasta el punto de que se tenía por favor de Dios sus prestigiosas dotes, la facilidad asombrosa con que producía, y se le tenía por santo: por lo cual cuando iba por las calles era objeto de toda suerte de manifestaciones de respeto y simpatía, y como preciosa reliquia se le pedía un pedazo de su sotana. Sólo para verle venía mucha gente a Madrid, y el mejor elogio que de algo se podía hacer, era decir que era como de Lope.

El mismo papa, que por aquel entonces era Urbano VIII, hubo de escribirle una carta de su puño y letra, en la cual le confería el grado de doctor en Teología y le concedía el hábito de la orden de san Juan, en agradecimiento del poema La Corona Trágica, que le había enviado con sentida dedicatoria.


     Su fecundidad era tal, que decía, hablando de sus propias obras:

y más de ciento en horas veinte y cuatro,
pasaban de las musas al teatro.

     También se le atribuye otra expresión, que algunos tienen por apócrifa, pero que parece auténtica, y que se refiere a lo que los autores han de hacer mal de su grado por agradar a la cazuela :

Y pues las paga el vulgo, es justo
hablarle necio para darle gusto.

     El número de sus comedias, según varios de sus contemporáneos, alcanzó al de dos mil; claro está que las hoy conocidas son en mucho menor número, pero las suficientes para que aun hoy sea motivo de elogio.

Sus riquezas corrían parejas con su fama, y vivía en Madrid con un fasto principesco, en la misma calle en que vivía el olvidado y casi desconocido Miguel de Cervantes Saavedra.

Pero la posteridad ha hecho justicia, y mientras el Quijote se fue haciendo más famoso, si es posible, Lope de Vega es colocado en su puesto: los restos del fetichismo que por él se tuvo desaparecen, la sana y serena crítica halla que en nuestro teatro castellano hay un Calderón, un Moreto, un Riojas, un Tirso de Molina que en ingenio y donosura no le van a la zaga, al par que han hecho obras maestras en géneros teatrales para los cuales Lope de Vega se hallaba completamente falto de cualidades, como la tragedia, que Calderón de la Barca supo tratar tan bien como Shakespeare, o cualesquiera grandes autores del Renacimiento Italiano.


     Lope de Vega murió en 1635, a los 73 años de edad, y sus funerales fueron celebrados a costa del duque de Sesa, que fue su heredero.

JORDI PÉREZ RODRÍGUEZ

FUENTEOVEJUNA

JORNADA PRIMERA

En la plaza de Fuente Obejuna, LAURENCIA y PASCUALA hablan de los desmanes del COMENDADOR FERNÁN-GÓMEZ, señor de la villa. LAURENCIA cuenta a PASCUALA que, desde hace varios días, el COMENDADOR pretende lograr sus favores, pero que ella sabía resistirle. Se acercan a ellas FRONDOSO, BARRILDO y MENGO, mozos del lugar, que discuten sobre el amor. Llega FLORES, criado del COMENDADOR y anuncia la llegada de Fernán Gómez, que es recibido por los alcaldes y el pueblo de Fuente Obejuna, con gran pompa, haciéndole, entrega de numerosos presentes.

El COMENDADOR despide a la gente y procura quedarse con LAURENCIA y PASCUALA, a las que invita a entrar a la casa de la Encomienda. Ante la negativa de ellas, encarga a sus criados FLORES y ORTUÑO que las lleven a su presencia. LAURENCIA y PASCUALA se defienden y huyen de los criados, lamentando estos el fracaso de su empeño.

En el campo, cerca del río, donde LAURENCIA ha ido a lavar, FRONDOSO declara su amor, que ella contesta con fingidos desdenes. Oyen llegar al COMENDADOR, que anda de cacería por aquellas tierras. LAURENCIA hace que FRONDOSO se oculte detrás de unas ramas. El COMENDADOR requiere de amores a LAURENCIA y, para abrazarla, deja en el suelo la ballesta que traía en las manos. Sale FRONDOSO y toma la ballesta del COMENDADOR, al que obliga a dejar a LAURENCIA, la cual huye. El COMENDADOR ha de rendirse a FRONDOSO, que escapa, llevándose la ballesta, y jura tomar venganza del agravio.

En, la plaza de Fuente Obejuna, JUAN ROJO y una LABRADORA se quejan de los abusos del COMENDADOR. El COMENDADOR habla con ESTEBAN, y el REGIDOR llega al atrevimiento de reprochar a ESTEBAN el que su hija LAURENCIA se niegue a acceder a sus deseos. El REGIDOR le contesta que no es justo que trate de quitar el honor a las gentes de Fuente Obejuna. El COMENDADOR se burla del honor de los villanos, a los que hace salir de la plaza. Queda con FLORES, ORTUÑO y el CAPITÁN. Se queja de que FRONDOSO se le haya escapado y ande escondido, sin que pueda darle caza. Habla con sus criados de las mujeres de la villa a las que pretende, poniendo más empeño en aquéllas que, como LAURENCIA y PASCUALA, se le resisten. Llega CIMBRANOS, soldado, que viene a dar cuenta al COMENDADOR de que el MAESTRE DE CALATRAVA está cercado en Ciudad Real por las tropas de los Reyes Católicos. El COMENDADOR dispone sus tropas para acudir en auxilio de las armas de Calatrava.

En el campo, LAURENCIA y PASCUALA, acompañadas de MENGO, procuran escapar de la persecución del COMENDADOR. Sale JACINTA, otra moza de Fuente Obejuna que viene perseguida por FLORES, ORTUÑO y el CAPITÁN, con el propósito de llevarla a la Casa de la Encomienda. Se van LAURENCIA y PASCUALA, por temor de que quieran apresarlas también a ellas. NENGO se dispone a defender a JACINTA. Aparecen FLORES, ORTUÑO y el CAPITÁN. MENGO amenaza a los criados con su honda. Llega el COMENDADOR, que hace azotar a MENGO por haberse opuesto a sus deseos. JACINTA suplica en vano al COMENDADOR, el cual la entrega al bagaje de la tropa.

Plaza de Fuente Obejuna. FRONDOSO, que ha visto salir al COMENDADOR con sus huestes, se atreve a entrar en la villa para buscar a LAURENCIA y pedirle que acepte su amor y sea su esposa. LAURENCIA acepta, y ambos hablan con ESTEBAN, y con el REGIDOR, tío de FRONDOSO. La villa está alborotada con el atropello cometido con JACINTA y el castigo impuesto a MENGO por haberse atrevido a defenderla. Se quejan de los desmanes del COMENDADOR y cuentan con que los Reyes ganen la batalla de Ciudad Real contra la Orden de Calatrava e impongan su ley frente a la tiranía del COMENDADOR.

FRONDOSO llega a pedir a ESTEBAN a LAURENCIA en matrimonio. ESTEBAN pregunta a LAURENCIA si quiere a FRONDOSO, LAURENCIA responde que sí y se concierta la boda.

En las inmediaciones de Ciudad Real, el MAESTRE DE CALATRAVA, joven de diecisiete años, y el COMENDADOR huyen, perdida la batalla contra los Reyes Católicos. El COMENDADOR se vuelve a sus tierras de Fuente Obejuna, mientras el MAESTRE decide si continuará la guerra o se rendirá a los Reyes.

En la plaza de Fuente Obejuna se celebra la boda de LAURENCIA y FRONDOSO. Hay gran alegría, se cantan coplas y se baila en honor de los recién desposados. Interrumpe la fiesta la llegada del COMENDADOR, seguido de sus criados y algunos fieles soldados. Manda prender a FRONDOSO por la ofensa que le hizo de amenazarle con su propia ballesta, y anuncia que será castigado. ESTEBAN se atreve a defender al esposo de su hija. El COMENDADOR ordena quitar a ESTEBAN la vara de alcalde y le golpea con ella, ante la contenida indignación del pueblo.

JORNADA SEGUNDA

Plaza de Fuente Obejuna. Las gentes de la villa, presididas por sus alcaldes, se reúnen para comentar la prisión de FRONDOSO y el peligro que corre LAURENCIA, a la que el COMENDADOR ha hecho llevar por la fuerza a la Casa de la Encomienda. Todos los presentes se hallan heridos en su honra, como lo está la villa entera. Deliberan sobre lo que es preciso hacer y se propone enviar emisarios a los Reyes Católicos, victoriosos en Ciudad Real, para ponerse bajo su protección.

Interrumpe el debate la llegada de LAURENCIA, desmelenada, con las ropas rasgadas, la cual muestra las señales de los golpes y heridas que ha sufrido por defenderse del COMENDADOR, que ha abusado de ella. Increpa a los reunidos y les niega su cualidad de hombres, pues no saben defender la honra de sus mujeres. Las palabras de LAURENCIA encienden la ira del pueblo y la sed de venganza. Los hombres se disponen a dar muerte al COMENDADOR, y LAURENCIA se pone al frente de las mujeres, que no deben dejar solos a los hombres en el momento de vengar unos agravios que son ellas las que más han sufrido.

Cuando el COMENDADOR, con sus criados, se dispone a ahorcar a FRONDOSO, llega el rumor del levantamiento, al grito de " ¡Vivan Fernando e Isabel y mueran lo tiranos¡".

Temeroso, el COMENDADOR pone en libertad a FRONDOSO y le pide que calme a los revoltosos. FRONDOSO se une al pueblo y el COMENDADOR se dispone con los suyos a la defensa, cerrando las estancias interiores de la Casa de la Encomienda.

Llegan los sublevados, y el COMENDADOR sale a un balcón para decir al pueblo que se detenga, que él se ofrece a pagar los errores cometidos. El pueblo no le reconoce ya por su señor y aclama a los Reyes Católicos.

Gentes del pueblo derriban la puerta, entran en la Encomienda y en el mismo balcón da muerte al COMENDADOR, ante la vista de la muchedumbre enloquecida. Alzan el cadáver y lo arrojan desde el balcón sobre las lanzas de los vencedores.

En su tienda de campaña, en el campo de Ciudad Real, los REYES CATÓLICOS disponen lo que ha de hacerse después de la batalla contra la Orden de Calatrava, dando órdenes a MANRIQUE. Llega FLORES, herido, a dar cuenta a los Reyes de que los vecinos de la villa de Fuente Obejuna han dado muerte al COMENDADOR y se han levantado en armas. El Rey envía un JUEZ que haga averiguación de lo sucedido y castigue a los culpables.

En la plaza de Fuente Obejuna, ESTEBAN dirige la palabra al pueblo y les pide que, si se hace averiguación del caso, se concierten en responder a una que fue Fuente Obejuna quien lo hizo. Todos lo prometen así y se hace una prueba con MENGO de lo que se ha de contestar cuando el pesquisidor aplique el tormento y pregunte quién mató al COMENDADOR. MENGO, entre el alborozo de todos, grita: " ¡Fuente Ovejuna¡ ".

El REGIDOR advierte la llegada del JUEZ; y todos salen, decididos a cumplir lo que se ha acordado. Queda sola LAURENCIA, que teme por FRONDOSO. Llega éste, y LAURENCIA le pide que huya, pues corre peligro de ser nuevamente preso. FRONDOSO dice que no puede alejarse para salvarse cuando todos están igualmente amenazados.

Escuchan los dos, y comentan, las voces con que el JUEZ interroga a las gentes del pueblo, a los que da tormento para que confiesen. Sufren el potro ESTEBAN, un NIÑO, PASCUALA y MENGO. Todos contestan lo mismo, sin que el JUEZ logre arrancarles otra palabra que " Fuente Obejuna".

Maravillado de aquel pueblo que se burla del dolor sin confesar quienes fueron los culpables de la muerte del COMENDADOR, ordena suspender los tormentos.

Ante los Reyes se presenta el MAESTRE DE CALATRAVA, que viene a pedir perdón, confesando que fue engañado, y pide servir con sus hombres en las guerras que se preparan contra Granada. El REY perdona al MAESTRE. MANRIQUE presenta a los Reyes al JUEZ que hizo la pesquisa en Fuente Obejuna. Este da cuenta de que atormentó a más de trescientas personas, hasta niños y ancianos, sin obtener más que una contestación a sus preguntas: " Fuente Ovejuna". No ve más solución que perdonar o matar a todos los habitantes de la villa.

El pueblo de Fuente Obejuna ante los Reyes, presidido por los alcaldes, ESTEBAN y FRONDOSO dan cuenta a los Reyes de los insultos y agravios sufridos durante la tiranía del COMENDADOR. El REY concede el perdón y acoge para la corona la villa de Fuente Obejuna, que aclama a sus nuevos señores.




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Enviado por:Thuler
Idioma: castellano
País: España

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