Comentario de una parte de “Fuenteovejuna” de Lope de Vega.
Por: Manuel Bueno
Introducción.
Laurencia vuelve después de ser violada por el Comendador y conseguir escapar. Vuelve golpeada, humillada, vejada por el abusivo Comendador. Vuelve cubierta de moratones, despeinada, pero por encima de esto vuelve furiosa.
Es su rabia la que la agiganta ante los hombres indecisos y les obliga a tomar una decisión. Es su tremenda fuerza, su estampa poderosa y su voz que no tiembla la que hace arrebolar a los cultos pastores lopescos y es ella la revolucionaria que los hace levantarse contra el tirano con peligro de sus vidas. Ella les grita, les insulta, recupera el aire y les sigue atormentando la conciencia.
Por debajo de todas las figuras estilísticas y un sencillo esquema subyace una inmensa fuerza que termina de dibujar a la persona de Laurencia, queda claro que es una persona modelada con escarpias. Laurencia clama venganza y sus ardor y pasión hacen que el pueblo se levante como uno clamando no venganza, si no justicia.
Plano de contenido
Tema: La justicia no se da, se toma.
Resumen: Laurencia consigue escapar de las garras del Comendador y viendo vacilar a los hombres del pueblo los ataca con fuerza.
Estructura: Hay cuatro partes. La primera (Llevóme... a mis cabellos) tiene un ritmo lento y ascendente. Este ritmo alcanza su plenitud en la segunda parte (¿No se ven... pues sois tigres...!) en la cual mantiene la velocidad y la furia. En la tercera parte hay una distensión leve (Tigres no, ... no españoles) en los que Laurencia recobra el aliento. Aliento que deja escapar en la cuarta parte (¡Gallinas... solimanes y colores!) donde increpa virulentamente a los hombres, insultándolos sin medias tintas.
Plano de estructura
Estas palabras de Laurencia constituyen el único soneto de la obra. Es el momento que pudiera llamarse cumbre en la obra de Fuenteovejuna. Tiene una rima asonante en los versos pares (curiosamente a lo largo de todo el soneto no cambia las vocales que riman sin perder un ápice de espontaneidad lo cual demuestra la genialidad del autor) y es octosilábica.
En la primera parte (del esquema utilizado en el plano de contenido) hay en el primer verso una sinécdoque de parte por el todo utilizado para acrecentar la expresividad (“Llevóme de vuestros ojos”). El verbo “Llevóme” es además el único pretérito perfecto simple del soneto, puesto ahí con una razón evidente. Metáforas puras hay muchas en esta primera parte (“La oveja al lobo dejáis”, “¿Qué dagas no vi en mi pecho?”) Estas metáforas además de servir una de ella como pregunta retórica - algo que utiliza Laurencia con frecuencia después - dan cierta lentitud expectante al texto que no tarda en eclosionar. Hay al final de esta parte una sinestesia (“apetitos torpes”) con la que se concluye su exclamación retórica. En el último verso hay una personificación de los cabellos.
En esta primera parte se sirve Lope de presentes del indicativo, algo que continuará a lo largo del soneto entero (aunque en las partes finales se combinarán con el presente del subjuntivo). El presente del indicativo será utilizado para dar una idea de perpetuidad mientras que el del subjuntivo se empleará en hipótesis o acusaciones generales sin centrarse en una única persona. Al igual que pide a todos en general que se alcen también acusa a todos en general de cobardes.
En la segunda parte la relativa suavidad de sustantivos y verbos se ve rota por abundantes preguntas retóricas encadenadas velozmente con una anáfora (“¿Vosotros sois..? ¿Vosotros...? ¿Vosotros...?”). Una hipérbole (“¿...os rompen las entrañas de dolor?”) y hace un juego de palabras con el significado de ovejas y el nombre del pueblo amargándolo con la ironía. Aparte de utilizar el presente hay un imperativo poderoso (“Dadme”) y a continuación un polisíndeton final (“pues..., pues...”).
Durante la distensión no cabe resaltar ninguna figura estilística. Son más que nada unos versos de enlace en donde se introduce el presente de subjuntivo (“entren, arrojen”) que no roba protagonismo al del indicativo. Es en cierto sentido un momento también para que el público recupere el aire después de el aluvión de sustantivos y verbos anteriores.
Y como colofón al soneto exclamativas e interrogativas furibundas con un imperativo y presentes de los dos modos, con una promesa (“¡Vive Dios..!”) y un paralelismo (“¡Y que os han..! ¡Y que mañana!”) que enlaza un insulto y una predicción (en el subjuntivo, claro).
No es muy extenso el soneto pero pleno de sentimientos y fuerza que plasma muy bien el sentimiento que ocupa el alma de Laurencia.
Conclusión.
La obra de Lope de Vega “Fuenteovejuna” fue un éxito más en la dilatada vida de este escritor. Se ha dicho que es la favorita de los críticos por su significación democrática.
Desde mi punto de vista es una obra que dibuja los sentimiento de unos pastores cultos y refinados sin mojarse en ningún tema especialmente peligroso. Ensalza el honor y está mojado por una especie de salsa de ilusión que debía elevar a las nubes a los que veían la obra. Es una obra como todas las de Lope, con algo de sustancia pero evitando o matizando los temas más controvertidos. Por eso todos aplaudían al final de sus obras.
Lope conoce a la gente que mete en su obra, mueve a la perfección los hilos del diálogo... Lope lo hace todo en una obra excepto involucrarse consigo mismo y su consciencia de escritor.
Nunca busca soluciones, busca la fiesta.
Aún así y con todo Fuente ovejuna destila un vago romanticismo conservador que hace suspirar al lector casi sin quererlo con heroicidades sin cuento.