Historia


Francisco Franco


0. INTRODUCCIÓN Y ACLARACIONES PREVIAS

En este curso académico 2002/2003 he cursado la asignatura Historia España Actual. Para redondear los conocimientos adquiridos con el estudio de esta materia, el profesor de esta asignatura me propuso la realización de un trabajo de síntesis bibliográfico sobre un tema de mi elección relacionado con dicha asignatura. La duda inicial partía de cómo escoger un tema particular pero que a la vez sirviera para tener una visión de perspectiva general sobre este período de la Historia reciente de España y que abarca dos tercios de siglo.

Finalmente me decidí por realizar una síntesis bibliográfica sobre la Biografía Política del General Franco. Y ahora, tras el trabajo realizado, acierto a ver que la opción fue buena. Primero porque considero que ocuparse de la biografía política de este personaje de la Historia de España cubre bastante más que el espacio dilatado en el tiempo que duró su régimen. Esto de por sí ya es muy importante puesto que el período de la Dictadura Franquista suponen casi cuarenta años sin los cuáles no se entiende la evolución actual de la sociedad española. Pero, por supuesto, las ventajas son mucho mayores que la de una observación en perspectiva de tiempo largo.

La biografía política de Franco da mucho más de sí. Siguiendo el punto de vista del profesor Tusell, el tratamiento de este tema nos podrá servir para aclarar la propia naturaleza del Régimen Franquista. Cuando se trata de definir un sistema político acotándolo al marco de unos conceptos claros uno de los procedimientos a emplear es el análisis del estilo de gobierno de aquella figura que desempeña el papel decisivo: su forma de ver su propio régimen, de justificar su poder, de encontrar elementos que sustente su obra política, etc... Cuando el sistema político es una dictadura este procedimiento cobra una importancia meridianamente más clara.

Durante todo el trabajo he tenido en mente un objetivo que ha estado orientando los pasos que he ido dando. El objetivo es el análisis de la figura política del general Franco por su papel desempeñado durante la dictadura que gobernó España de 1939 a 1975. Lo interesante es analizar a Franco con respecto a la labor que realizó dentro de su Régimen. Por tanto, no cabe recoger de ningún modo datos personales pormenorizados, ni detenernos en hacer análisis sobre la personalidad del general Franco. Todos los datos de su biografía general interesan en tanto en cuanto afecten a su forma de ver la política y de hacerla.


Aclarada esta cuestión y justificado ya el objetivo general de mi trabajo creo necesario explicitar el esquema de análisis que voy a seguir. Como ya he señalado más arriba la exposición aquí realizada es una síntesis realizada a partir de una lectura profunda de una bibliografía recomendada. La bibliografía, de gran interés, que ha hecho grandes contribuciones a la comprensión de nuestra historia y que será analizada más adelante, me ha dado tanto la base material en la que apoyar mis conclusiones como la orientación en mi trabajo para llegar a éstas. Es decir, me ha dado el saber “qué quiero decir” y el “cómo lo digo”, o lo que es lo mismo: una base material y argumental del estudio y una epistemología. Sin embargo, a la hora de la exposición me he encontrado con el problema del “cómo lo hago”. Finalmente lo he resuelto inclinándome por realizar la exposición siguiendo un esquema con conceptos que definan su trayectoria vital y política. Creo que de este modo la exposición de argumentos e ideas quedaba mucho más clara, permitiéndome también la comodidad de ir apoyando cada paso de mi reflexión con la base fiable que da la sucesión de hechos en el tiempo (sin que con esto haya en mi ánimos de seguir una corriente positivista, ni mucho menos; más bien es por parecerme el método más accesible y pedagógico para un novato como yo).

La comprensión del recorrido vital del general Francisco Franco, tanto en la gestación de sus ideas e interpretación política como en el proceso que lo acabó llevando a la jefatura del Estado y a forjarlo en “caudillo” de su régimen autoritario, permite comprender la dinámica histórica de la sociedad española del siglo XX. Para llegar a esta afirmación hay que penetrar con sentido crítico en el personaje que el Régimen y el propio general Franco gestaron. Hay que ir más allá de su personalidad contradictoria y de los vaivenes se sus opciones y decisiones. Hay que desentrañar la naturaleza de su Régimen mismo, en la cual hay mucho de su persona. Para esto hay que intentar comprender su táctica, aquello que Paul Preston señalaba como la virtud que lo mantuvo en el poder frente al recio oleaje que tantas veces acosó la nave de su régimen. Es su gran éxito: la habilidad para evitar la definición concreta.

Espero con estas páginas ser capaz de lograrlo.


1. FRANCISCO FRANCO: formación, carrera militar y pensamiento político.

Francisco Franco Bahamonde (El Ferrol, 1892 - Madrid, 1975) nació en el seno de una familia de clase media vinculada con la Marina. No es aquí el lugar para hacer un análisis pormenorizado de las circunstancias familiares del “protagonista”, pero no se debe perder de vista el hecho de que ese ambiente hizo que su salida profesional, de él y del resto de sus hermanos, se dirigiera hacia el mundo naval o de la milicia.

Esto es muy importante ya que lo que se va a tratar de poner de manifiesto en los siguientes epígrafes es que la formación del general Franco como un oficial del Ejército español de principios del siglo XX, así como el ambiente militar en el que se desenvolvió y el desarrollo de su carrera hasta llegar a las más altas esferas de la cúpula militar forjaron, en gran parte, su pensamiento político.

1.1 Un militar de su tiempo.

Franco entrará en 1907 en el Ejército como cadete en la Academia Militar de Toledo. Aquí realizará sus estudios de oficial basados en un programa educativo poco vanguardista en el que la táctica y el estudio de los métodos de la guerra moderna ocupaban un segundo lugar dentro de los conocimientos que habían de impartirse ya que se consideraban más importantes valores como la disciplina, el patriotismo y una moral basada en el deber. En un primer plano del pensamiento militar del general Franco siempre estuvo la disciplina, la moral intachable, los valores ideológicos patrióticos que, unidos a estas otras virtudes permitirían a un ejército vencer siempre, incluso ante enemigos mayores y técnicamente mejor pertrechados.

Esta formación conservadora que daba el Ejército a sus futuros oficiales no era más que una consecuencia de la situación general en la que se hallaba el Ejército español de principios del siglo XX. La excesiva macrocefalia agotaba las posibilidades económicas de una renovación tecnológica; esto hacía que el ejército nacional viviera anquilosado en el tipo de guerra decimonónica con sus viejas tácticas. Además, el único banco de pruebas era la guerra de guerrillas que se libraba en el protectorado de Marruecos y este lugar no permitía poner a prueba las tácticas innovadoras de los nuevos ejércitos europeos.


Este ambiente rancio favorecía el inmovilismo y el conservadurismo político. El Ejército español de inicios del siglo XX había guardado la tradición del XIX de un Ejército guardián de la esencia de la Nación e intervencionista cuando ésta se hallaba en peligro. Sin embargo, la vertiente liberal estaba en retirada mientras un antiparlamentarismo ultra-conservador (que ni mucho menos era exclusivo del Ejército; que de hecho cobraba vigor en la sociedad española y antes en otras sociedades europeas) ganaba fuerzas en la mentalidad de la oficialidad del Ejército.

El ambiente en el Ejército estaba emponzoñado por la derrota de 1898. Dentro de la milicia se culpaba a los políticos de haber cometido una felonía patriótica en este asunto. Y en esos momentos se podía palpar otra “incapacidad” de los políticos parlamentarios en la cuestión marroquí, territorio en el que de hecho algunos tenían intereses económicos. El abandonismo y el antibelicismo de los políticos, junto con el pacifismo y las protestas de revolucionarios y gentes de izquierda (no hay que olvidar la Semana Trágica de Barcelona de 1909) iban forjando un cada vez más fuerte pensamiento antiliberal en el seno del Ejército. Franco se formará en este ambiente antiliberal y antiparlamentario. Será un militar como los de su tiempo, ni más ni menos que un producto histórico de la reciente historia de España (interpretada de una manera determinada): 1898, regeneracionismo, choque entre las derechas y las izquierdas, antiparlamentarismo, crisis de las democracias europeas.

Sus estudios para adquirir el rango de oficial, con cargo de Alférez, los realiza con medianía. Saldrá como el número 251 de los 312 oficiales que acabaron en su promoción. Sin embargo su carrera militar posterior fue meteórica; fue el primero de su promoción en llegar a general, lo cual conseguiría con treinta y tres años, convirtiéndose así en el general más joven de España y de Europa. Esta carrera fulgurante se gestará por méritos de guerra. Franco ganó sus ascensos contando con buenas dosis de audacia, estrategia y fortuna por partes iguales en la Guerra de Marruecos.

1.2 Un militar africanista.

En efecto, Franco ganó todos sus ascensos a partir del rango de oficial por méritos de guerra. Franco, joven oficial, comprendió pronto que para labrarse un futuro tenía que renunciar a la comodidad de una vida acuartelada en la península y marchar a la Guerra de Marruecos para jugarse el tipo y así medrar. África fue su opción, y el mismo dirá más tarde que “sin África no podía explicarse a sí mismo”. Ni Franco mismo, ni su ideal se entienden sin el paso por África. Franco forjará en Marruecos su carrera militar a la vez que una mentalidad política antiparlamentaria, anti-izquierdista, paternalista y por ende partidaria del intervencionismo en política del Ejército como arbitro supremo del destino de la Nación.


Del hecho de que Franco fuera un militar africanista se deducen muchos aspectos de su biografía política posterior y por ello es bueno profundizar en la explicación. Franco vivió la polvareda levantada en España por aquella guerra del lado africano, estando él en Marruecos en primera línea del frente y exponiendo su vida. Con esta experiencia gestó su opinión, por supuesto adversa, sobre los partidos políticos del Parlamentarismo Liberal. Se debe recordar que en el seno de la sociedad española se produjo un debate político sobre la legitimidad de esta guerra. Debate éste sumamente necesario y saludable pero que estuvo teñido de no poca manipulación y demagogia que en el seno del Ejército Africanista se vivió como una muestra de deslealtad a la patria y traición. El propio Franco, ya oficial de alta graduación, tuvo ocasión de vivir la situación causada en el frente y las confrontaciones con Primo de Rivera por las tesis abandonistas de éste.

Franco se unía en el sentir al Ejército de África y sentía como una traición la postura de los partidos políticos de la Restauración. Los errores de la política del parlamentarismo liberal y las traiciones al ejército habían sido causas anteriormente de la pérdida del Imperio Colonial español y por tanto también de la Gloria Nacional. Ahora estaba sucediendo un hecho parecido.

Su juicio, duro hacia el parlamentarismo, no era único en España ni mucho menos en Europa. Y si condenaba con dureza a los partidos del sistema con más vehemencia comenzará Franco a contemplar a los grupos comunistas y anarquistas, por su posición anti-sistema y por su antibelicismo. Tras una etapa de calma en Madrid, donde Franco -ya general- llevará una vida tranquila y acomodada, en 1927 inicia su periplo como Director de la Academia General de Zaragoza, una institución hecha para regenerar al Ejército desde la formación. En Zaragoza comienza a leer el “Bulletin de L'Entente Internationale contre la Troisième Internationale”, revista marcadamente antibolchevista que elogiaba a los baluartes contra el comunismo, en esencia fascismo y dictaduras militares.

Para concluir, diremos que Franco contemplaba un valor superior: la Patria. Ésta tenía un destino glorioso y estaba por encima de cualquier régimen que gobernara la Nación. El Ejército era el depositario de su esencia, su principal servidor y guardián. Por esta razón el Ejército podría intervenir en política si un régimen estaba minando el destino glorioso de la Nación. Ésta era la justificación del intervencionismo militar en política de Franco y de buena parte del Ejército español. Y al valor supremo de Patria le añadía Franco el Catolicismo. Era una creencia que para él era fe sincera a la vez que tabla de salvación y vía de escape a no pocas supersticiones; era también el valor superior y el crisol en el que se había forjado la nacionalidad española. Esto lo tenía Franco asumido ya siendo director de la Academia Militar de Zaragoza.

1.3 En el Régimen de la República.

Franco llega al inicio de la República (1931) como un general monárquico convencido y de pensamiento político conservador. Tanto Fusi como Preston coinciden en que Franco nunca se identificaría con el régimen republicano si bien lo acataría. Franco no era simpatizante del nuevo sistema si bien en 1931 se somete al nuevo régimen para mantenerse fiel a la Patria. Franco se somete al nuevo sistema si bien su lealtad siempre fue para la Monarquía. Pero el general Franco no era un enemigo declarado de la República desde un comienzo y tampoco luchó desde un principio para derrocarla.


Podemos hablar de un primer período republicano, de 1931 a 1933, en el que el Régimen de la II República y Franco tuvieron una relación de mutuo y respetuoso recelo. Franco jamás se identificaría con la República pero acataría la fórmula estatal. Por su parte el Régimen Republicano lo consideraría desafecto si bien lo respetó. Franco no se rebela contra la República hasta 1936 si bien el propio Azaña lo consideró peligroso ya desde 1932. Igualmente Azaña, en conciencia, actuaba con Franco con respeto a su rango, pero Franco percibió que estaba siendo relegado; de hecho, cuando en junio de 1931 se cierra la Academia General de Zaragoza, Franco lo interpreta como un ataque al Ejército y a su persona, y declara su velada enemistad. Según Preston, lo que Azaña hacía era un paso más en su plan de modernización del Ejército y había de comenzar por aquella institución.

Lo que está bien claro es que Franco se manejó con habilidad en el terreno pantanoso de las relaciones con la II República. Encontró la fórmula compatible con el mantenimiento de sus aspiraciones en el Régimen Republicano a la vez que mantenía su cercanía a la monarquía; la clave estaba en esa fidelidad a la Patria por encima del Régimen en que se manejase.

Pero Franco no podía adherirse a la II República. La dinámica de ésta cada vez le parecería menos acorde con lo que él esperaba para España. Y la relación de tensión soterrada entre el general y el Régimen Republicano acabaría dando lugar a una ruptura. ¿Por qué esta lejanía? El profesor Fusi recoge en su biografía política del general unas razones acertadas que a continuación paso a sintetizar:

a) Franco considera que la Corona era el baluarte en el que descansaba con seguridad el ideal de la Patria. El propio Fusi recoge el testimonio del general Franco en una entrevista que concedió al periódico ABC.

b) Para Franco el Régimen de la República no era más que la forma más radical en la que se plasma el liberalismo parlamentario, la causa de todos los males de España. En 1934 Franco dirige la represión de la revolución que había estallado en Asturias; no fue una defensa de la República, de hecho Franco nunca lo sintió así, sino que fue la extinción del fuego comunista en España.

c) Franco verá que la República es el régimen que abre la puerta al Comunismo. Desde 1927 sabemos que venía estando suscrito a la Entente Internationale Anticommuniste. Las teorías leídas en los pasquines de la organización parecían hacerse verdad cuando en 1936 gana las elecciones el Frente Popular, coalición donde entraba el PCE. Franco se preocupó por la conexión de todo esto con la URSS y el marxismo y su voluntad de expandir la Revolución.

Como se puede observar esta concepción de Franco, estas razones, se mantendrá en todo el tiempo que dure la República. Pero la llegada al poder tras las elecciones de 1933 de las derechas (dando lugar a un segundo período republicano: el llamado bienio negro o radical-cedista) hace que su situación de postración termine. El gobierno radical-cedista lo tuvo en consideración, teniéndolo como asesor militar, nombrándolo Jefe del Estado Mayor. Desde 1934 Franco era ya, por trayectoria, por prestigio, el general favorito de la derecha española (y más desde la intervención en Oviedo). Y Franco, beneficiario de la polarización de la política, se dejaba querer por esa derecha española. Una derecha que veía en la República al régimen que estaba acabando con su posición y privilegios. No era la primera vez que surgían alianzas con el ejército para llevar a cabo conspiraciones, como la de Sanjurjo en1932. Franco por su parte veía como la conciencia nacional y la Patria estaban siendo puestas en peligro. Intereses de las derechas y el bien de la Patria estaban muy ligados.


Todo esto lo conocía el Gobierno Republicano y así en febrero de 1936, con el Frente Popular en el poder, Franco es destinado -desterrado- a las Islas Canarias. Don Indalecio Prieto elevó su voz profética para señalar el potencial de Franco. Luego los hechos le dieron la razón: el 18 de julio de 1936 Franco se alza contra el Régimen Republicano; él mismo dirá que el Ejército no actúa porque un partido o Constitución no le gusten sino porque la Patria y la conciencia nacional están en peligro de muerte.

Aun Franco no había sido alzado de entre sus compañeros de armas como Generalísimo del bando rebelde, pero su prestigio era evidente, su posición en África le daba una buena situación y el hecho de que él se sumara al levantamiento fue un golpe de moral para los rebelados.

*** CONCLUSIONES ***

En este primer apartado hemos podido dilucidar a un Franco que forja su pensamiento político antiliberal, antiparlamentario y españolista en el ambiente del Ejército español de principios de siglo XX. Esta mentalidad no era algo aislado sino que era una dinámica común entre los sectores conservadores de la sociedad española ante el discurrir de la Historia de España. La llegada de la II República, una solución constitucional que podía aparecer razonable y mesurada, fue fríamente acogida por estos sectores. Durante la etapa de vigencia de este régimen, de 1931 a 1936, la tensión política creció entre los bloques de las derechas y las izquierdas; una tensión política con bases económicas y sociales que podrían haberse solucionado. Sin embargo, tanto de un lado como del otro, se acabó optando por la confrontación y la escalada de tensión culminó con la ruptura de la legitimidad que supuso el Levantamiento del 18 de julio.

El general Francisco Franco, pieza clave de ese levantamiento y posterior líder, no es más que el producto histórico de esta dinámica de la Historia de España. Él, como general más brillante de su generación, estaba en disposición de simpatizar con las derechas descontentas y liderar un levantamiento de carácter antiliberal que acabara con el régimen parlamentario.


2. GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-1939): Caudillo de España.

En este apartado se tratará de dilucidar el papel de Franco en la contienda: las circunstancias que hacen que se sume al Alzamiento, su ascensión al liderazgo del bando rebelde y el concepto de su caudillaje.

Como referencia de partida tenemos que tener en cuenta que durante la Guerra Civil, en un escenario de conflicto, en el lado rebelde o de los “nacionales” se está gestando un poder político y un Estado. Trataremos de definir este poder político que se gesta, del que desde ya se puede señalar que es el poder unipersonal que ejerce el general Franco, y de la naturaleza de ese Estado que va a ir surgiendo del bando de los militares rebeldes sabiendo que ambos son conceptos historiográficos producto de una dinámica histórica desarrollada en el escenario de la Guerra Civil española.

2.1 El papel de Franco en el Alzamiento del 18 de julio de 1936.

En 1936 será el general Mola quién desde Pamplona dirija los planteamientos de la conspiración. A él se sumaran varios generales y otros oficiales de diversa graduación previendo que el golpe lo lideraría el general Sanjurjo.

Para mediados de mayo el general Franco aun no estaba comprometido. Sabía de los planes y estaba completamente enterado de la conspiración pero no quería vincularse pues, según revela Preston, Franco quería mantener las espaldas cubiertas hasta no estar seguro del todo. Se quedará del lado más óptimo, en esos momentos todavía la República. Franco sabía lo que se jugaba pues conocía el fin que esperaba a los militares rebeldes.

La política española se precipitaba en una espiral de confrontación. El punto de no retorno se alcanzó cuando el 13 de julio fue asesinado José Calvo Sotelo, líder derechista-monárquico, en represalia por la muerte de otro político de izquierdas. Esto fue lo que finalmente animó a Franco a tomar postura por el bando rebelde.Su anuncio no pudo menos que alegrar y dar seguridad al resto de conspiradores, si bien estos estaban muy en guardia ante Franco, en especial el propio Sanjurjo y Queipo de Llano, con los que ya tenía una relación de mutuo recelo. Por su parte Franco esperaba compensaciones militares y políticas; aspiraba a un Alto Comisariado en Marruecos.

En el inicio, Franco, se hallaba muy lejos de alcanzar un papel primordial. El jefe indiscutible era ya el general Sanjurjo. El general Mola, de prestigio similar a Franco, había sido la mente conspiradora que había movilizado al resto. Goded, que estaba en Barcelona, tenía una posición similar a la de Franco y mantenía aspiraciones al ser él quien habría de rebelarse en esta gran ciudad. Fanjul era otro militar que esperaba compensaciones. Y tenemos que recordar que para un futuro políticos civiles como Primo de Rivera y Calvo Sotelo habrían de jugar un papel importante.


Y sin embargo, Franco será el que coja el liderazgo, de una forma clara desde octubre de ese año. Su prestigio y contar con el ejército de África sumaron muchos puntos a su favor pero la fortuna, que en su carrera militar tantas veces le acompañó, jugó un papel nada desdeñable. Calvo Sotelo, el político con más arrestos de la derecha, caía eliminado antes de comenzar. Y Sanjurjo encontró la muerte en el avión que había de trasladarlo desde Portugal a España. Goded, otro que tendría posibilidades quedó eliminado al no lograr sus objetivos en Barcelona. Primo de Rivera, el líder de Falange, partido de ultraderecha hasta entonces marginal, estaba encarcelado en una prisión alicantina y finalmente sería fusilado sin que Franco hiciera nada para evitarlo.

2.2 Su ascenso a la Jefatura del Estado.

En el liderazgo de Franco van a ser vitales dos hechos:

- Su contacto con Alemania e Italia. Su control sobre las tropas de Marruecos le concedían la mejor carta de presentación. De hecho, las dos potencias fascistas sólo aceptaban negociar con Franco y sólo a éste le concedieron ayuda pues él les ofrecía garantías. Él que desde el exterior se viera a Franco como líder de la rebelión, que él fuera el que dirigiera el abastecimiento y manejara los suministros le dio un liderazgo tácito, y le permitió colocarse por delante de Mola.

- Cuando consigue trasladar al Ejército de África, su avance militar es imparable, siendo el general con mayor éxito en sus objetivos y con una mejor consolidación en su zona de control.

La clave táctica de Franco, según Preston, fue el uso de la superioridad local y el terror como táctica (Franco no dudó en utilizar cualquier táctica a la hora de ganar. Su versión parcial del patriotismo no le impedía utilizar tropas marroquíes, al fin y al cabo tropas extranjeras a las que se les autorizaba el saqueo, entre las regulares contra la población civil).

El hecho en esencia será que Franco es reconocido líder por sus compañeros de armas. El 26 de septiembre de 1936 es nombrado Generalísimo del Bando Nacional y Jefe de Gobierno del Estado español en la Capitanía General de Burgos por el órgano colegiado de máxima autoridad en el bando rebelde: la Junta de Defensa Nacional (presidida por Cabanellas). La trayectoria de la Guerra finalmente aupó a Franco y en ese momento tiene el poder militar y político del bando rebelde. Preston hace hincapié en el hecho de que el resto de generales del “Ejército Nacional” confiaron a Franco la máxima autoridad para dirigir lo que ellos entendían como el Mando Único, es decir la centralización de todo el esfuerzo bélico tanto en el frente como en la retaguardia de todo el bando nacional.

Sin embargo, Franco dio un hábil golpe de mano y en el decreto de 1 de octubre aparecía como Jefe del Estado español. Franco se colocaba por encima de sus compañeros de la Junta, dejaba de ser un primus inter pares y pasaba a tener un poder absoluto.

2.3 El caudillaje de Franco y el concepto de Movimiento Nacional.


Franco a inicios de 1937 tenía sus posiciones muy cerca de Madrid; sin embargo va a optar por detenerse en Toledo. Preston analiza este rodeo cuidadosa-mente llegando a la conclusión de que Franco sabía muy bien lo que estaba haciendo. Tomar Madrid era objetivo fundamental previsto desde el inicio del Alzamiento. Los primeros avances habían sido imparables, pero ahora la República se estaba organizando y el enemigo ya no eran los milicianos sin adiestramiento y mal armados de hasta entonces. Ahora sí tenía a un ejército frente a él. La guerra sería más larga de lo previsto y en esas circunstancias Franco prefirió fortalecer su liderazgo en el seno del bando rebelde. Toledo y el Alcázar como lugar emblemático y simbólico se convertirían en el gesto que consolidaría de forma definitiva su primacía política. A partir de este momento en los documentos se habla de Franco como de “El Caudillo”.

Tanto el profesor Fusi como Preston coinciden en que Franco, desde su investidura como Jefe del Estado, va a proyectar un Estado totalitario para España. Pero como ahora veremos, para nada existe una definición en cuanto a la manera de materializarse. Desde los primeros discursos y arengas el Generalísimo ya aparece el concepto Movimiento Nacional. Este concepto es vital a la hora de cuestionarse sobre la naturaleza del Régimen franquista, sobre todo en torno a si era o no un régimen fascista. Pero Juan Pablo Fusi encuentra que, en primer lugar, la mayoría de apariciones de este concepto es en el contexto de arengas militares, tanto al ejército como a la población. Aquí cobraría un sentido de Cruzada Patria, de reacción. No hay un modelo político definido; nada parecido al Estado Novo de Salazar o la Dictadura de Primo de Rivera con su Unión Patriótica (que por cierto era el colmo de la indefinición).

En la alocución que hizo el general Franco el 1 de octubre Fusi encuentra una declaración de principios políticos. En efecto hay un programa político, pero nada ha de esperarse en torno a una definición de la concepción formal del Estado ni del funcionamiento del Gobierno. En la alocución se apuntan varias cosas:

1.- Estado constituido dentro de un amplio “concepto totalitario”. No se define en su forma de materializarse. Desde luego esta aseveración ha de interpretarse como una clara referencia a un ordenamiento totalmente opuesto al del sistema republicano-liberal y en consonancia con el del fascismo italiano y alemán, regímenes ambos que habían pretendido invertir la situación a la que se había llegado en esos países durante la Europa de Entreguerras.

2.- Severo principio de autoridad. Toda la conducción de la política y del planteamiento militar quedaban en manos del Caudillo, que había sido puesto para tan trascendental tarea con el fin de conducir al éxito al bando nacional. De este aspecto disciplinario ya se encargaba la estrategia marcada por el propio Franco, tanto en la retaguardia como de cara al enemigo.

3.- Rechazo de la vía parlamentaria y de la participación democrática. La voluntad nacional encontraría su cauce a través de corporaciones y órganos técnicos.

4.- Rechazo del sindicalismo de clase; respeto a las medidas sociales conquistadas junto con un apoyo al campesinado. (Referencia al campesinado tradicional y católico del centro y norte de España). Franco propugnaba ya por una retórica falangista más paternalista que social y más retórica que otra cosa: “ningún hogar sin lumbre y ningún español sin pan”.

5.- Rechazo de la no confesionalidad del Estado y de la relación con la Rusia comunista. Queda clara que la reserva ideológica y política del régimen estará en la Iglesia Católica.


Franco a mediados de 1937 ya veía, por su aplastante superioridad la Guerra ganada. El 7 de junio se estrella en accidente aéreo el general Mola. Desaparece así uno de los generales más críticos con su caudillaje. Su camino como Generalísimo y Caudillo quedaba expedito.

Su objetivo primordial era ya el control de Madrid, si bien esto no fue óbice para que se tuviera clarividencia en la estrategia y se realizaran operaciones de control del Norte, vital por su industria pesada, sus materias primas y sus puertos marítimos, y de la Marcha hacia el Mediterráneo. Pese a contratiempos como el de Teruel, Franco tenía ya más de dos tercios del territorio del Estado español bajo su control total (asegurado por la feroz represión). Lanzó a fines de 1938 una ofensiva de desgaste sobre el levante que no sólo abrió brecha hacia el Mediterráneo sino que acabó por acosar definitivamente a un Gobierno Republicano abandonado del apoyo internacional, cuarteado en cuanto a las fuerzas que apoyaban a la República y cuya única baza era el genio militar del general Vicente Rojo.

El 1 de abril de 1939 Franco daba el último parte de Guerra. La Guerra Civil había terminado.

*** CONCLUSIONES ***

Franco, antes de comenzar la Guerra Civil, ya era el general favorito de las derechas. Sin embargo su liderazgo en el seno de los generales rebeldes no estaba claro desde un principio puesto que Franco no apostó por la maniobra desde el inicio.

Pero Franco, para el 1 de octubre, ya estaba a la cabeza; los rivales que no habían cometido errores tácticos habían sido eliminados de una u otra manera. Y la ayuda y el reconocimiento exterior a Franco fue vital. Para ese mismo día 1 de octubre de 1936 Franco comenzaba a estudiar cómo sería su futuro Estado. Nada tenía aún definido pero sabía que tendría que recoger a las fuerzas que lo habían apoyado (las unirá en la FET y de las JONS) y que el sistema político tendría que estar distanciado del sistema liberal contra el que se había alzado. La gran ayuda alemana e italiana -sobre todo italiana- prestada en la Guerra predisponían a Franco hacia una solución totalitaria.


3. LA II GUERRA MUNDIAL: ENTRE LA GLORIA IMPERIAL Y LA CONSERVACIÓN DEL PODER.

El Caudillo concebía la política, teniendo en cuenta que se refería a la política democrática, como algo totalmente detestable. Pero el Caudillo Victorioso de la Guerra Civil se veía obligado a hacer política, a poner en funcionamiento la maquinaria de un Estado. En su caso, optó en un primer momento por implicarse en una política autoritaria.

En este apartado vamos a analizar varias cuestiones claves: la fascistización del Régimen, el posicionamiento de España durante la II Guerra Mundial y la actitud de Franco en las negociaciones con Hitler y Mussolini; además tendremos que analizar la redefinición que Franco tendrá que hacer de su Régimen al producirse la victoria Aliada.

3.1 El carácter fascista del Régimen:

Hoy día las características de fascistización del Régimen es tema de debate entre historiadores. En la bibliografía analizada encontramos unos intentos de definición tanto de Fusi, de Preston como de Tusell. Los tres se mueven en una misma línea que puede quedar resumida de la siguiente forma: en Europa desde finales del XIX se va a venir dando un proceso histórico de base similar para países como Francia, Alemania, Italia y también España. Este proceso va a ser la unión de intereses de las derechas para mantener el orden que privilegiaba su situación a costa de sacrificar las libertades conquistadas.

En Francia se encuentra una salida democrática, siendo desplazados los partidos de ultraderecha. Por contra, en Italia y en Alemania, las derechas entregarán el poder a partidos fascistas que se harán con el control del Estado. En España existirán también partidos fascistas: Falange. Pero no pasarán de ser partidos marginales; la solución será recurrir al Ejército para que acabe con el Régimen de la República.

En Franco, desde un principio y a partir de entonces, no hay la aplicación de una ideología o de una doctrina a una política coherente. Franco no era fascista porque carecía de ideología fascista. En efecto, Franco se acabará acercando hacia el fascismo, pero esto se debe sólo y exclusivamente a una razón directriz de su política: la adaptación de su política a las coyunturas con el único objetivo de sobrevivir.


Franco en 1939 opta por el acercamiento a Falange porque había que canalizar a un grupo político muy fuerte dentro del gran componente político-social que había apoyado a su bando; pero la Falange nunca será el partido que controle el Estado sino que será un instrumento al servicio del Estado franquista. Y si Franco se acerca del lado del Eje Roma-Berlín es con el objetivo de obtener algún beneficio del bando que se auguraba vencedor. Ganarse a la Falange era para Franco la garantía de cercanía al Eje.

El gran estratega y director político de la España franquista en estos momentos es Serrano Súñer, el Cuñadísimo del Caudillo. Éste, que se declaraba italófilo por tendencia y germanófilo por convencimiento, dirigió la política exterior del Régimen con la plena confianza de Franco. Su peso en el seno del Gobierno no dejó de crecer en los primeros compases de la contienda mundial.

3.2 Política exterior de Franco en la II Guerra Mundial.

La II Guerra Mundial empezó tomando un sentido favorable al Eje. Los cambios en el Gobierno del general Franco dejan claro la fuerza de la Falange. Franco optará por una política exterior de Attentisme: esperar el devenir de la situación internacional en la Guerra, permanecer atentos y aguardar hasta que la situación se aclare y entonces subirse al carro del vencedor.

Franco sabía que debía moverse con cautela: Francia y Gran Bretaña habían reconocido su régimen y mantenían abastecimientos de grano y combustible. Pero sus simpatías hacia el Eje eran claras y sus esperanzas de retomar la viejas glorias imperiales pasaban por una victoria de las potencias totalitarias. Decir que Franco actuó con cautela no significa que Franco actuara de la manera responsable que la versión oficial del Régimen luego ofrecerá. Lejos de ser un líder maduro Franco hizo un análisis frívolo de la situación.

En primer lugar sus posturas ambiguas, neutralidad-no beligerancia, serán pruebas en su contra para un futuro. De cara a los Aliados Franco estaba siendo un beligerante apoyo logístico en los planes de Hitler. Sus contactos con el Eje eran para dar ventajas económicas, comerciales y geo-estratégicas a este bloque.

En segundo lugar, con respecto al Eje el entendimiento distaba mucho de ser total. Alemania tenía claro lo que esperaba de España: un aliado de segunda fila que prestara un mero apoyo logístico. Italia por su parte pedía un compromiso total de España; puesto que los intereses de Italia y de España en el Mediterráneo eran incompatibles, Mussolini se negaba a repartir su parte del pastel con un país que llegaba a prestar su ayuda cuando todo estaba ganado.

En 1940 hay que decir que había más entusiasmo en Madrid por la entrada de España en el conflicto que en Berlín. Alemania sabía que España no era un aliado seguro y por eso, cuando Hitler y Franco se entrevistaron en Hendaya el 23 de octubre, las condiciones puestas a España para la alianza eran de un alto precio: cesión de bases en España durante la Guerra, reconocimiento de la deuda por la ayuda prestada durante la Guerra Civil y pago en materias primas (fundamentalmente wolframio), cesión de industrias y explotaciones británicas y francesas en suelo español a compañías alemanas, limitación de la producción española a materias primas y a “industrias propias”, cesiones territoriales en el Golfo de Guinea, etc...

Hitler y Franco sencillamente no se entendieron ya que hablaban en diferentes ondas. Mientras Franco buscaba subirse al caballo ganador Hitler sabía que España no era una ayuda con garantías y sólo deseaba su apoyo estratégico.


En esta situación, Gran Bretaña apostaba fuerte por mantener a España neutral. El ministerio de Exteriores jugaba entre la neutralidad y la no beligerancia esperando que la Guerra inclinase definitivamente la balanza. Y efectivamente la guerra tomó un sentido definitivo. Era distinto al que se hubiera previsto antes: en 1942 los Aliados comienzan a llevar la delantera. El Régimen, en especial Franco, mantuvo cierta lealtad al Führer y al Duce pero se intentaba virar la postura ante el rumbo de la Guerra. El cambio en Asuntos Exteriores de Jordana por Serrano convencía difícilmente.

En 1944 el Régimen del general Franco atraviesa las mayores dificultades en el panorama de la II Guerra Mundial. A esto se une que en el interior el sector Monárquico, una de las familias políticas con mayor fuerza en el bloque del consorcio que sostiene el apoyo social y económico del Régimen, empieza a evidenciar su descontento con el Caudillo al demostrarse que a corto o medio plazo sus esperanzas de ver instalado el régimen de la monarquía van a verse frustradas. Don Juan ( hijo del depuesto Alfonso XIII y jefe de la Casa Real española), desde el exilio, comienza una táctica de acercamiento a la izquierda menos radical y a plantear su opción como liberal moderada.

3.3 La redefinición del Régimen:

Preston da al capítulo 19 de su obra el sugerente título de “el héroe como camaleón”. Desde enero de 1943, todo el año 1944 y con el final de la Guerra Mundial Franco tiene que desdecirse y aparentar lo que hasta entonces no había sido. Para ello comenzará por definir la diplomacia de su Régimen. Dirá que su postura es dual como dual es la Guerra. Esa diplomacia dual obedecería a una neutralidad hacia los países occidentales y una beligerancia hacia la potencia comunista.

Pero al finalizar la II Guerra Mundial se encuentra con un panorama internacional muy en su contra. Franco buscará dulcificar la imagen de su Régimen, una tarea nada fácil pues su pasado inmediato y la fuerte presencia de la Falange no le ayudan en nada. Le servirán de parapeto, en primer lugar, la Iglesia que ya había hecho el papel de ideóloga y legitimadora del Régimen. Habrá un “toma y daca” entre el Régimen y la Santa Sede en este sentido. En segundo lugar, y conviene no engañarse, el componente económico hizo que muchas potencias que de cara a su opinión pública condenaban a España luego la amparaban en organismos internacionales económicos.

La ley de Referéndum de 1945, una de las siete leyes fundamentales del Estado franquista, vino a ser el intento por ofrecer esa imagen democrática que tanto necesitaba el Régimen. Venía a ser el complemento del edificio legal construido por el Régimen intentando demostrar que la voluntad del Pueblo encontraba en las instituciones vías para expresar su opinión. En la misma línea, el 14 de mayo de 1946 Franco intenta el lavado de imagen de cara a la galería: en un discurso ante las Cortes dirá que España es una Democracia Católica y Orgánica “lo cual era una solución inédita, social, católica y española”. También, en la misma operación camaleónica, colocará como ministro de Asuntos Exteriores al católico Martín Artajo quién, convencido él mismo de que los cambios dentro del Régimen se darían, resultaba aun más convincente y por tanto más útil a Franco.

La aprobación en Referéndum de la Ley de Sucesión el seis de julio de 1947 era plasmación práctica de que el Estado franquista funcionaba de ese modo. Desde luego la victoria del “Sí” fue total; no así las condiciones de garantía democrática de aquel refrendo.


Si embargo, la ONU dará su sentencia el 12 de Diciembre de 1946. Su resolución será que en España se ha instalado un régimen fascista, organizado e implantado merced a la ayuda nazi y fascista; y esto es así tanto por su origen, naturaleza, estructura y comportamiento general.

Franco estará en serios apuros, aunque no por mucho tiempo. La táctica a emplear la precisará muy gráficamente en un informe un fiel secretario de Estado por entonces todavía poco conocido, Luis Carrero Blanco: “orden, unidad y aguantar”.

*** CONCLUSIONES ***

El período entre 1939 y 1945 lo define muy bien Javier Tusell con la frase lapidaria de “la tentación fascista e imperial”. Franco más que un convencimiento tuvo una tentación de unirse al bando fascista con el objetivo de obtener ventajas particulares. Su ideología era más nacionalista que fascista. Su acercamiento a Alemania fue más que ideológico por simpatía política.

Franco no tuvo una posición respecto de la política exterior inteligente. España estaba incapacitada para entrar en la Guerra; las potencias del Eje recelaban de las pocas garantías que ofrecía España frente a las elevadas demandas de Franco. Franco no pudo conectar sus exigencias con los objetivos del Eje. Y por otro lado, tampoco fue el líder maduro que, como pretendía la versión oficial, se mantuvo firme ante el coqueteo de Hitler para velar por una España deshecha. Franco fue miope políticamente hablando y creyó en la victoria del Eje hasta bien entrado el año 1943.

Supo cambiar de piel a tiempo. Motivos económicos e intereses acercados favorecieron que los líderes de las potencias del bloque Aliado toleraran a Franco. Pero en su contra tenía la falta de legitimidad democrática y su ayuda al Eje, severo handicap para convencer a la opinión pública. Franco no tuvo reparo alguno en cambiar el rumbo de su política y en olvidar sus ansias imperialistas. Como vamos viendo la única razón de ser del propio Régimen franquista era su propia supervivencia. Y para ello no duda en adaptarse.


4. EL CENTINELA DE OCCIDENTE.

El año de 1946 fue quizás el más difícil de abordar de todos los que Franco estuvo en el poder. La República en el exilio, liderada por José Giral, estaba moviendo su cancillería y la opción monárquica de don Juan cobraba peso desde el extranjero. La condena de la ONU había animado a una alianza táctica entre monárquicos y socialistas Sin embargo, la bonne chance de Franco salió a relucir en esta difícil situación. Franco sorteará la situación en el interior y en el exterior hábilmente.

4.1 La política interior.

Ya hemos podido comprobar que Franco hizo un remozado de cara en su Gobierno y en su Régimen de cara a la galería. Los cambios en el gobierno dando fuerza a los católicos por encima de la Falange, que hasta entonces había dominado, dieron una nueva fisonomía al rostro del gabinete. Un cambio de piel, pues la línea seguía siendo la misma.

También de cara al exterior Franco promovió la Ley de Referéndum y el referéndum de aprobación de la ley de Sucesión de 1947 intentando dar una muestra de apertura hacia la democracia. Pero en el interior estas leyes supusieron un hábil golpe de mano de Franco. Con la ley de Sucesión Franco conseguía contentar a todas las familias políticas sin decantarse por nadie. Franco declaraba que España se constituía en Reino; era una monarquía católica, social y representativa (contentaba así a católicos y a falangistas). A la vez mantenía la Jefatura del Estado y se reservaba la potestad de elegir sucesor, en calidad de Rey o en calidad de regente (Otra vez Franco juega con la ambigüedad para mantener las esperanzas de monárquicos y de falangistas). Franco establecía la continuidad del Régimen; no habría nunca una restauración monárquica (así destapó su carta ante don Juan en el yate Azor), sino una instauración. Sería una monarquía de nuevo cuño; esto daba también esperanzas a los carlistas y a los tradicionalistas. Franco sabía manejarse como nadie en el juego de control de las “familias políticas”.

Franco entrará en la década de los 50 con la situación interior dominada, tanto entre las familias políticas como en la oposición interior. Las últimas leyes fundamentales aprobadas permitían a su propaganda emitir al exterior un mensaje de unas instituciones del Estado que servían de vías para que el Pueblo expresase su voluntad. Más efecto tuvieron sin embargo las noticias sobre cómo Franco contenía y reprimía las huelgas, caso de las de Barcelona de inicios de los 50. Entre los lobbys anticomunistas de EEUU Franco consiguió prensa de anticomunista. En EEUU y Gran Bretaña había muchos que estaban dispuesto a creer esto.

4.2 Política exterior.


Hacia 1950 la situación parece despejarse para Franco y su Régimen en el terreno internacional. Occidente se encuentra en la década de los 50 una coyuntura internacional que obliga al líder del bloque, EEUU, a tomar posiciones con movimientos estratégicos. Se hace referencia por tanto a la coyuntura de Guerra Fría.

España empezaba ahora a aparecer en la lista de posibles “amigos”.

El mundo de Posguerra era un mundo dividido en dos bloques. Para el Bloque Occidental el principal enemigo no es el fascismo sino otro tipo de totalitarismo: el comunismo. Entre el bloque Occidental y el bloque Comunista se configura a partir de entonces una situación de tensión muy peligrosa.

EEUU a partir de ese momento no va a dudar en anteponer sus necesidades por causa de la Guerra Fría a otros criterios ideológicos. Es en este momento cuando la sociología americana está tratando de definir la política internacional y la variedad de regímenes sobre la faz de la Tierra. Los discípulos del sociólogo Linz encontraban una división tripartita de los regímenes: los totalitarismos de izquierda y derecha, totalmente deleznables; al otro lado encontraríamos las democracias. En un término medio estarían aquellos regímenes autoritarios o de excepción pero tolerantes con la diversidad de opiniones y en camino hacia la apertura democrática. Franco encontraría un hueco en la política internacional demostrando que España no era un totalitarismo.

Ya hemos visto las maniobras de Franco en el interior. Pero el interés era mutuo. Franco ya sabía de la necesidad de alianzas de EEUU y sabía que él sería uno de los cortejados por la buena posición estratégica que ofrecía España junto a otras ventajas. Franco supo esperar mientras que encargaba a Lequerica la creación en EEUU de un lobby partidario de España por medio de sobornos. Pronto llegaron los resultados. Entre 1947 y 1948 los senadores y asesores militares Kennan y Sherman ofrecían las razones económicas favorables para que España se convirtiera sin más tardanza en socio de los EEUU. En 1948 España se quedará fuera del Plan Marshall, sin embargo la llegada de Truman a la presidencia de los EEUU y la formulación de su Doctrina sobre la Guerra Fría dio pie a que diversos movimientos de la clase política estadounidense promovieran la aprobación, en agosto de 1950 por el Congreso, de la concesión de un crédito cuantioso a España. En 1950 se levanta la condena de la ONU a España; se da luz verde a un tratado entre EEUU y España. En 1953 llega el ansiado concordato con la Santa Sede y el 26 de septiembre del mismo año se firman los Acuerdos con EEUU.

La España de Franco da un paso muy importante de cara a una apertura exterior pero negoció en un nivel de total desigualdad ante la potencia norteamericana. Hay que decir en efecto que el paso importante fue para la España de Franco, porque el Régimen y en concreto Franco fueron los que sacaron tajada de unos pactos que sólo eran militares y económicos con una exigencia alta de pérdida de autonomía y soberanía. Fue el precio a pagar por la apertura del exterior: el 15 de diciembre de 1855 entra en la ONU. En 1959 Franco recibe el espaldarazo definitivo con la recepción en España del presidente de los EEUU Eisenhower.


Franco tenía abiertas de par en par las puertas de Occidente, esa civilización por la que él velaba a juicio de sí mismo y de su hagiógrafo, Luís de Galinsoga quién en 1956 escribirá una biografía titulada Centinela de Occidente.

*** CONCLUSIONES ***

El Régimen conseguirá pervivir. Más que eso, saldrá fortalecido de la peor crisis exterior que afrontó. El éxito que Franco se anotó en el exterior, gracias a la coyuntura internacional, estuvo apoyado en el interior con toda una serie de acciones políticas hábiles e inteligentes pero sin más nervio político que el que emanaba de la única directriz de su política: la permanencia de su Régimen. La baza esencial está en saber navegar en el oleaje de la política internacional.

Sin embargo, la apertura al exterior y la entrada de nuevos fondos significaría el fin de las políticas autárquicas del Régimen. Sin quererlo Franco había dado luz verde a la dinamización de la economía y la sociedad española. Esta sociedad no será ya la misma que la que él comenzó a gobernar en 1939; la economía se revelará como un terreno para el que el propio Franco, su Régimen y la Autarquía de la Falange resultaban anacrónicos.

Quizás esta metáfora evoque lo que quiero decir: la montaña de tierra que Franco se quitaba de encima fue el inicio de la tumba de su Régimen.


5. EL “APOGEO” DEL RÉGIMEN DEL GENERAL FRANCO.

La década de los 50 según Javier Tusell se pueden entender como la etapa de máximo apogeo del Régimen de Franco ya que consigue el total reconocimiento internacional. Por otro lado la presión interior también parece anulada. Sin embargo una serie de cambios se empiezan a incubar y acabarán estallando para inicios de la siguiente década. Los problemas que encontró el Régimen en los inicios se solucionan pero ahora se producen nuevos problemas derivados de la nueva situación.

Cuando las dificultades internacionales parecían despejarse y el equilibrio interno posible, la realidad de un sistema con numerosos fallos se hace palpable. Si bien las trabas exteriores a la importación terminan, la industria que se desarrolla acaba revelando a una industria incapaz; cuando la oposición exterior parece derrotada y la interior esquilmada, surge dentro de la sociedad española una generación que no había combatido en la Guerra Civil y que comienza a reivindicar apertura. El Régimen necesita una nueva adecuación para salvar la situación. Franco acabará por sortear la situación, sin embargo cada vez comprende menos las nuevas rutas de la política y por ello dará no pocos pasos en falso.

5.1 El fin del proyecto coherente.

Si el franquismo tuvo un proyecto político coherente éste fue su proyecto económico de base autárquica. Son varios los autores que junto a Fusi toman postura sobre la Autarquía refutando la teoría oficial de que fue un sistema producto de la coyuntura internacional. La Falange habría abordado esta política económica como base de un proyecto imperialista mayor basado en una economía estatal fuerte.

El que se tomara la opción autárquica no era una decisión meramente utópica como tampoco era inocua. Había toda una serie de sectores que se beneficiaban de ello. Lo que ocurrió fue que la proyección prevista fue errónea y los éxitos esperados nunca se produjeron.

Franco nunca lo reconoció, pero el régimen autárquico fracasó estrepitosamente. Y para probarlo estaban los desórdenes sociales (aunque el Régimen no cesaba de repetir que había instalado una paz social segura), el fiasco del sistema vertical del nacional-sindicalismo (rechazado hasta por la patronal que prefería negociar con los auténticos representantes de los trabajadores) y los índices terriblemente bajos de la Bolsa.


Franco necesitó severos aldabonazos para comprender que tenía que cambiar de rumbo. Así lo hizo; nunca reconocería tal cosa pues según la versión oficial todo obedecía a un plan preestablecido en el que de una fase autárquica se iba a pasar a otra de estabilización -nunca diría liberalismo- y desarrollo.

5.2 Aldabonazo y cambio.

El aldabonazo que hizo despertar al general Franco surgió desde dentro de su gobierno. Él en 1956 había abierto una crisis de gobierno construyendo un nuevo gabinete donde entrega el poder a la Falange y da carta blanca a José Luís de Arrese para que elabore un plan que reconstruya al Régimen sobre una estructura falangista.

El subdesarrollo industrial, técnico y productivo agrario de España era cada vez más insostenible. El sistema del nacional-sindicalismo había fracasado. El fiel colaborador Carrero Blanco avisa a Franco de que era hora de impulsar la economía en base a la nueva coyuntura internacional, dejando esto en manos de técnicos expertos. Los aldabonazos que acaban despertando a Franco son los de la independencia de Marruecos y los enfrentamientos entre Falange y el estudiantado.

Franco da marcha a tras en 1957 y encarga a Carrero Blanco la Ley de Principios del Movimiento (1958) que vuelve a colocar a Falange como una fuerza más dentro de lo que Franco definió como comunión de las diversas fuerzas políticas. Arrese queda como ministro de la Vivienda donde podrá foguear sus vehementes reivindicaciones. A partir de ese momento la Falange quedaba totalmente domesticada y desideologizada. La famosa “revolución pendiente” quedó liquidada en un discurso de Franco para siempre y nadie se atrevió a levantar la voz.

El gobierno de 1957 es ya de signo tecnócrata. Este gobierno aborda el problema económico en base a su preparación técnica en gestión de la economía. Los primeros tecnócratas en llegar lo hacen dentro de los ministerios de Comercio y Hacienda, para luego pasar a tener más poder dentro del Gabinete franquista. Son un grupo de hombres del Régimen, desideologizados y hechos a la medida del Caudillo y con la mejor formación para unas políticas de exclusiva gestión. No plasmaban explícitamente una ideología política en sus prácticas de gobierno, sin embargo si que tenían una teoría política implícita: liberalismo exclusivamente económico.

Sus directrices (estabilización de la peseta, liberalización económica y libre concurrencia, limitación del gasto público, etc...) para la estabilización tuvieron un coste social inicial bastante alto pero a largo plazo tuvieron unos resultados sobresalientes. Franco presentó el desarrollo conseguido en su línea de paternalismo social.

*** CONCLUSIONES ***


Franco se esforzaba por repetir que el Movimiento Nacional era el que había posibilitado la paz social y el desarrollo económico. Sin embargo, fueron las soluciones capitalistas las que posibilitaron el milagro económico español. Lejos de la coherencia que Franco quería presentar en su planificación del Movimiento Nacional tenemos que no sólo el Movimiento Nacional se define en 1958 justificando el cambio hacia la tecnocracia (sus padres son Carrero Blanco y López Rodó) y el abandono de las ideas falangistas, sino que el único proyecto coherente de ese movimiento nacional, el sistema económico autárquico, quedaba abandonado.

La ley de Principios del Movimiento dejaba claro que el Régimen de España era un sistema alejado de los sistemas liberales en el que la voluntad popular estaba aunada por el Movimiento Nacional. El Régimen se definía como una Monarquía Tradicional, Social y Representativa. Pero lo más importante era que se hacía explícito la significación del Movimiento y su lucha como la “trascendencia histórica del Movimiento respaldada por las victorias económicas y los avances sociales obtenidos”. Esto conecta directamente con lo que se viene señalando y también con la idea que Franco tenía de su Régimen y de sí mismo como líder: el Régimen no es ni un paréntesis ni una dictadura entre dos tiempos.


6. LA DÉCADA DE LOS 60.

La década de los 60 va a tener mucho de época dorada pero ahora es cuando comienzan a recogerse las tensiones de los cambios económicos y sociales que se habían puesto en marcha. Franco afrontará las situaciones que se planteen pero se nota a un dictador superado por los temas a los que se tiene que enfrentar y ciertamente desestabilizado.

6.1 La oposición política.

El Régimen de Franco va a encontrarse con una oposición en varias bandas. En primer lugar se encontraban los estudiantes. Éste era un grupo con gran inquietud social, formado en la Universidad del Régimen pero con una apertura científica y social amplia. Era un grupo heterogéneo que sin embargo era capaz de demostrar su descontento en diversas ocasiones forzando crisis de gobierno como la que le costó el puesto a Ruiz-Giménez.

En segundo lugar tenemos a la oposición regional. Cataluña tenía la existencia de un sentimiento extendido y mantenido por la vía cultural, bastante arraigado y difundido. Por su parte el País Vasco era una región con división en cuanto al nacionalismo. Eso sí, mantenía una conciencia más radical aunque mucho menos extendida que Cataluña.

También tenemos a la Iglesia, que desde el ascenso de Juan XXIII al solio pontificio venía estando agitada por varios cambios. Podemos hablar de un alejamiento entre la Iglesia Católica y el Régimen. Hay varios hitos que merecen la pena ser citados: 1960, carta de los curas vascos. La entrevista de Aureli Escarré, abad de la abadía de Montserrat. Las críticas de los Obispos a la OSE y en favor de los movimientos católicos, que ya estaban desarrollando una competencia dentro del sistema. A Franco le costaba entender sobre todo las críticas de la Iglesia pues su catolicismo era convencido y estaba plenamente seguro de su misión divinal.

Esta oposición era a la que temía y a la que no sabía como se silenciaría en el marco de libertad de prensa que Fraga le presentó en 1966 con la Ley de Prensa.

6.2 La Ley Orgánica del Estado y la continuidad del Régimen.

La Ley Orgánica del Estado (1966) trae la regulación orgánica del Régimen. Según Fusi es poco más que una operación de cosmética política. En el referéndum para su aprobación participó el 89% del electorado; la victoria que ni decir tiene que fue por un abultado porcentaje (95% del total escrutado). Las condiciones democráticas de aquel refrendo fueron de nula garantía, si bien el Régimen hubiera ganado con amplio margen de haberse dado libertad. Lo más interesante es que hubo un índice nada desdeñable de abstención en las capitales industriales.

La LOE dejaba sentado que España era una Monarquía. Franco tardará tres años más en designar sucesor hasta que en 1969 nombra sucesor a don Juan Carlos a título de Rey.


La Falange abogaba por una tesis presidencialista pero Franco impuso su opción sabiendo que ésta haría lo que él dijera. El resto de los grupos dentro del Régimen hubo de asentir ante el gran peso de los monárquicos en el gabinete y en la economía. La oposición más severa venía de don Juan quién se descartaba como el valedor de una monarquía liberal. Sin embargo Franco sabía que don Juan sería incapaz de plantear públicamente la ruptura con su hijo.

Franco dejó bien claro que en Juan Carlos legaba una Monarquía continuadora del Movimiento Nacional. No era una restauración monárquica puesto que el Movimiento significaba ruptura con lo anterior. Se instauraba una Monarquía fiel a los principios del Movimiento, que don Juan Carlos hubo de jurar. Así la democracia orgánica y la monarquía de la LOE tendrían su materialización en la Monarquía continuísta de don Juan Carlos I, un sistema que dejaba poco resquicio para la llegada de un libre juego democrático puesto que todo quedaba atado y bien atado por el Caudillo.

6.3 Crisis interna.

En efecto, todo quedaba atado y bien atado por el Generalísimo. El Estado creado a partir del espíritu del 18 de julio de 1936 y forjado a lo largo de tres décadas parecía estabilizado. Pero la sociedad española estaba en continuo cambio; el propio crecimiento del Régimen había engendrado la fuerza para su propia destrucción. El desarrollo económico había dado lugar a un dinamismo social que estaba modificando las bases mismas de la sociedad española. Se establecían criterios, se tomaban nuevas vías que ya no eran compatibles con los valores del viejo general Franco.

El Régimen notaba con gravosa pesadumbre este cambio social, pero su capacidad para la reacción estaba mermada. En el seno del propio Régimen se vive esta situación y el resultado es la creación de dos posturas:

- Los inmovilistas: aquellos que ante la imposibilidad de ofrecer una solución creativa apuestan por la pasividad en política y la mano dura en la gestión. Se aferran al líder del Régimen para asegurar su permanencia. Este grupo irá reduciéndose y radicalizándose cada vez más; será denominado el “búnker”.

- Los aperturistas: en este conjunto tiene cabida un amplio abanico de posturas y concepciones políticas. El más distinguido es Fraga que irá evolucionando con criterios firmes hacia la idea de un necesario cambio democrático. Sin embargo, una gran mayoría sólo se inclina del lado de cambios muy moderados.

Franco mantendrá el equilibrio entre ambos grupos manteniendo un aperturismo coyuntural que en nada alterase lo fundamental. En el Gobierno mantiene la línea conservadora-tecnócrata. Su teoría era el ejercicio de una buena gestión, ante todo y sobre todo económica. Abanderado del grupo, como ya es sabido, era el almirante Luís Carrero Blanco, persona de plena confianza de Franco y que en 1966 en la LOE ya preveía la separación de cargos entre las figuras del jefe de Gobierno y jefe del Estado. Oficialmente accede al cargo de Presidente del Gobierno a partir de 1973, aunque nominalmente ya lo era desde 1966. Su mayor baza era Laureano López Rodó que dirigía la gestión política del aparato del Régimen.

A finales de la década hay una crisis de Gobierno por cuestión de la corrupción que desata las veleidades entre ministros azules y tecnócratas. Ambos sectores recelaban mutuamente sin embargo ninguno de los dos aporta soluciones para el Régimen. Y es que el Régimen era el problema.


*** CONCLUSIONES ***

La España de finales de la década de los sesenta e inicios de los años setenta presenta un panorama en el que los cambios se empiezan a atisbar. La sociedad española es en estos momentos una sociedad dinámica que tiende al consumismo, la permisividad y el acomodo. Esta sociedad era muy distinta de la que había gobernado el Régimen 30 años a tras.

El Régimen, con la designación de sucesor daba el último paso en su acción institucionalizadora. El Régimen tenía claro que continuaría más allá de sí mismo. Sin embargo cada vez es más palpable la inadecuación del Régimen a la sociedad y sus exigencias, a los derroteros económicos y a la política internacional donde se está gestando una Europa a la que España debe pertenecer, así lo exigen los grandes empresarios españoles, y a la que no se adecua por tener unos valores muy distintos.


7. TARDOFRANQUISMO.

En la periodización de Tusell aparece esta denominación para la etapa de descomposición en la que entró el Régimen en la recta final de la vida del Caudillo. En estos momentos Franco va a sufrir una anulación debido a su enfermedad, estando dominado por camarillas de allegados al Pardo. La constante de este período será la parálisis decisoria y la incertidumbre dentro del propio Régimen.

7. 1 Últimos coletazos.

Hablamos de los últimos coletazos de un Régimen en descomposición. Porque van a ser los últimos éxitos de las doctrinas de López Rodó: gestión económica sobresaliente y gestión administrativa despolitizada.

López Bravo consiguió renovar unas relaciones exteriores que estaban muy paralizadas con el anterior ministro Castiella. El primero consiguió que las relaciones con la Comunidad Económica Europea se convirtiera en preferenciales dándoles un nuevo rumbo que, por supuesto, no llegaría a más por la naturaleza dictatorial del mismo Régimen. Consiguió renovar y replantear los acuerdos con EEUU en una situación de mayor igualdad para España, puesto que los firmados anteriormente se habían gestado en las circunstancias ya conocidas. Hubo una notable labor diplomática en los países árabes y en el este asiático. Esto sirvió para frenar al rey marroquí Hassan II por unos años en sus proyectos expansionistas sobre el Sahara.

Esto quizás es lo más brillante del gabinete de Carrero Blanco, vicepresidente del Gobierno aunque presidente de facto (señala Preston que no tomó la batuta oficialmente antes de 1973 por no sentirse con autoridad para domeñar al Consejo de Ministros) desde 1966.

El 20 de diciembre de 1973 muere asesinado el Almirante Carrero. Fue víctima de un atentado de la banda terrorista ETA, que venía ejerciendo como método de vindicación la violencia desde la década de los sesenta. Así la eminencia gris del Régimen desapareció dejando un vacío muy sincero en el viejo Caudillo, quien encontró en él a un leal servidor muy adepto a su persona. El Régimen quedó literalmente herido de muerte pues se abría una nueva crisis de gobierno para encontrar un sustituto en la presidencia del Gobierno. Este sucesor encontraría un gabinete de Gobierno lleno de tensiones. La situación la describe muy bien Tusell señalando que en el seno de aquel Gobierno, mientras el sector azul se sentía amenazado dentro de su particular “búnker” el grupo aperturista se veía atenazado por un Gobierno del que los mismos ministros pensaban que era retrógrado.

La Iglesia denunciaba al Régimen, las huelgas se sucedían a miles estando prohibidas y dentro del Régimen se buscaban “parches” democráticos para subsanar las roturas del Estado autoritario. De poco sirvió el Espíritu del 12 de febrero que Arias, el nuevo presidente de Gobierno, sacó de la manga para alentar la ilusión de renovación el día de su investidura.


Arias Navarro presentaría un programa político muy detallado, tanto en promesas y plazos concretos de actuación. Sus palabras parecían traer una auténtica apertura: “del consenso nacional manifestado en forma de adhesión al Caudillo había de pasarse a una manifestación de éste por medio de la participación política”. Pero lo que entendían unos aperturistas como un camino hacia una apertura democrática, otros se perdían en la indefinición de nuevas medidas para el maquillaje político. A su vez el Búnker sentía como se traicionaba al Régimen, a Franco y a ellos mismos, vencedores de la Guerra Civil. Mientras tanto la sociedad hervía en un clima político que hasta entonces no se había vivido.

En este clima se vivió la apertura del ministro de Información Cabanillas, la apertura cultural del Director General De la Cierva,... pero a la vez se daban las represiones de las huelgas, los últimos fusilamientos, la resistencia a la desesperada del búnker, etc... Arias tuvo que dar un golpe de timón y desdecirse; la renovación nunca seria nada contrario ni esencialmente distinto al Régimen ni al Movimiento Nacional.

Entre todo esto se producía Franco estuvo crónicamente enfermo. Sufría una severa tromboflebitis que se agravaba con la enfermedad de Parkison que padecía desde hacía años. Franco, muy demacrado y limitado debido a su más que respetable edad, mucho menos podía actuar a la altura de su cargo en una situación en la que debía hacer frente, la mayor parte del día, a tratamientos y cuidados derivados de su grave enfermedad. De hecho tuvo que ceder temporalmente las funciones de Jefe de Estado a don Juan Carlos.

7.2 Testamento político del general Franco.

Franco murió finalmente el 20 de noviembre de 1975. El parte médico evidenciaba la carnicería médica a la que se le sometió. Murió por un paro cardiaco provocado por la peritonitis que venía padeciendo desde las últimas semanas. Sin embargo la muerte la causó un colapso total en la que el cuerpo del dictador dijo basta: Parkinson, infarto de miocardio, hemorragias masivas debido a úlceras en todo el aparato digestivo, fracaso renal agudo, bronconeumonía, la tromboflebitis que venía aquejándole desde hacía un año, un shock endotóxico, etc...

La España que Franco gobernara durante casi cuarenta años - recoge Fusi - se ilustra en la habitación de enfermo del propio caudillo: la más moderna tecnología para el tratamiento al lado del manto de la Virgen del Pilar y el brazo incorrupto de Santa Teresa. Un país moderno y desarrollado dirigido por un Estado tradicional-católico.

Arias Navarro comunicó a los españoles el fallecimiento del dictador. Leyó su testamento, fiel reflejo de la ideología de aquel hombre:

- Autenticidad de sus creencias: catolicismo sincero.

- Su patriotismo: servicio a España hasta el final.

- Autoritarismo paternalista, deseando que todos los españoles apliquen la justicia y la solidaridad para mantener la paz y la unidad y que a todos les llegue la justicia social y la cultura.

- Por supuesto sus obsesiones políticas de siempre no quedaban olvidadas: los enemigos de España siempre alerta y con nombres y apellidos.

*** CONCLUSIONES ***


Franco estableció una dictadura personal; la más larga del XIX y XX en España y sin par en este último siglo en Europa. La existencia de esta dictadura causó el rechazo de la conciencia liberal y democrática de su tiempo. Mientras esta conciencia impregne nuestra visión de las cosas, Franco, que se declaró responsable ante Dios y ante la Historia, tendrá, el juicio mayoritariamente adverso de ésta última, más allá de que la función de la Historia sea analizar muchos más patrones. Yo también me uno a la declaración de Tusell de que la democracia es el mejor régimen posible no por que sea el menos malo sino porque en sus principios cuenta la libertad humana como base del funcionamiento del sistema.

PRESTON, Paul, Franco, “Caudillo de España”, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1994. Desde la página 19 a la 25 hace el autor un recorrido por las circunstancias personales y familiares en la niñez del general Franco, así como la influencia posterior en su carácter. Conocer la identificación con su madre, de moral de clase media pro - vinciana, conservadora y católica y el rechazo por el carácter bohemio de su padre, librepensador, bon viveur y cercano a la masonería, nos permite comprender la mentalidad de partida del propio Franco.

Para analizar la cuestión de estudios y el ambiente general del Ejército español de la etapa en que Francisco Franco tenía su formación inicial me baso en el análisis de PRESTON, P., op. cit. Lo confronto con FUSI, J. P., Franco, autoritarismo y poder personal, Ed. El País, Madrid, 1985. Capítulo 1 de esta obra.

TUSELL, J., La Dictadura de Franco, Alianza Editorial, Madrid, 1988, p. 114.

PRESTON, P., Franco ... op. cit., pág. 166. “ El general Franco, por su juventud, sus dotes, por la red de sus contactos en el ejército, es hombre que, en un momento determinado, puede acaudillar con el máximo de probabilidades - todas las que se derivan de su prestigio personal - un movimiento de este género.

Ya en época de Marrueco, el enemigo sentía gran respeto por Franco pues lo creían favorecido con la bendición: Baraka. No será la última vez que hablemos de golpes de fortuna respecto del general Franco. Es sin embargo curioso que en la obra BENNASAR, B., Franco, Ed. EDAF, Madrid, 1996, haya un capítulo, el nº 10, página 251, con el título “La Baraka”. Se plantea como Franco supo forzar la suerte y cómo supo aprovechar las condiciones favorables de las circunstancias.

Toda la ayuda alemana e italiana el Levantamiento se encauzó por Franco. A nombre de Franco estaba la compañía alemana HISMA de avituallamiento de combustible y energía. Franco contaba con ese apoyo internacional. En PRESTON, P., op. cit., pág. 204.

PRESTON va a dedicar a la cuestión desde la página 429 a la 664. Son doscientas treinta y cinco páginas de un total de más de mil las que Preston utiliza para analizar esta cuestión. En PRESTON, P., Franco ... op.cit., capítulos del 14 al 21.

Síntesis de las lecturas de PRESTON, P, op. cit., pp.441-463, FUSI, J.P., op. cit., capítulo 3 íntegro; TUSELL, J., Franco... op. cit., pp. 86-105.

PRESTON, P., op. cit., pp. 469-491

DOMÍNGUEZ ORTIZ, A. España, tres milenios de Historia, Ed. Marcial Pons, Madrid, 2000, p. 343. Señala que a Franco lo caracteriza su bonne chance: en su excelente carrera militar ganada en vanguardia, en su conquista del poder absoluto en la Guerra Civil y por supuesto en cuanto a su continuidad en él.

TUSELL, La dictadura de ... op.cit., p.89.

PRESTON, P., op. cit., pág. 733 y ss.

Ibidem, p. 781. Con Preston podemos decir que con los Pactos Bilaterales el gran beneficiado fue Franco. Quizás sin los pactos, que no alianza, con EEUU Franco hubiera sobrevivido, pero ahora se hacían las cosas más fáciles para él y su supervivencia en el poder.

TUSELL, J., op. cit., pp.255-257.

Así lo recogen Ángel Bahamonde y Jesús A. Martínez; Bahamonde, Á., Martínez, J.A., La España de la Autarquía, en AA.VV., Historia de España siglo XX, Ed. Cátedra, Madrid, 1999, pp.50-59.

Geólogos falangistas habían hablado a Franco en 1939 del descubrimiento de yacimientos de oro en Extremadura. El Caudillo confiaba en la recién descubierta fuente de riqueza para crear una potente industria como base del impulso nacional. El engaño se acabaría descubriendo. PRESTON, P., op. cit., p. 434.

PRESTON, P., op. cit., pp. 817-848, síntesis para toda la cuestión del cambio de los proyectos de Arrese por la Tecnocracia que presentaba Carrero Blanco.

Síntesis en base a FUSI, J. P., op. cit., capítulos 6 y 7.

TUSELL, J., op. cit., pp. 261-264. Este apartado es síntesis del último capítulo de la obra de Preston contrastado con el capítulo que dedica Fusi al mismo asunto.




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Enviado por:Jean De Montignac
Idioma: castellano
País: España

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