Juan, un niño, vivía con su familia. Una familia respetada y noble. Cierto día los padres decidieron que su prima Jacinta de edades parecidas fuera a vivir con ellos. Y así lo hicieron. Luego desde pequeños Juan -conocido también como Delfín, que así se conocía a su padre igualmente- y Jacinta convivieron juntos.
Sus padres tenían pensados casarlos de mayor. E intentar de este modo calmar la golfería de Delfín al cual le gustaba en exceso salir de fiesta por la noche. Hecho poco extraño en la sociedad de esa época. La idea la hicieron conocer a los jóvenes que no pusieron pega alguna.
Pero Delfín se encontraba, o eso hacía parecer, enamorado de otra mujer: Fortunata, bellísima ella aunque de familia algo pobre.
Delfín y Jacinta se unieron en matrimonio. Mas surgió un problema. Jacinta era estéril por lo que no podía tener hijos. Hecho que apeno mucho a la familia, pues impedía la posibilidad de algún descendiente que quedara con la herencia.
Juan mientras seguía a lo suyo. Es que éste se veía a escondidas con Fortunata cosa que Jacinta intuía. Juan dejó embarazada a Fortunata. La cual hizo saberlo a Delfín, quien creyó, o quiso creer que era una farsa para quedarse con su dinero. Y Fortunata al ver que no iba en busca de su hijo y tras ver como moría su hasta de momento única descendencia decidió abandonar la ciudad.
Los primos, que ahora eran marido y mujer, pudieron vivir tranquilos una temporada por la ausencia de Fortunata. A la que Juan parecía haber olvidado. Pero después de un largo periodo de tiempo Fortunata regresó a la ciudad a manos de un rico y noble catalán.
De esto se enteró Delfín que sin dudarlo un momento busco a Fortunata a la cual encontró hecha toda una señorita. Bien vestida y con clase. Los dos volvieron a encontrarse a escondidas. Y esta vez también debían vigilar la presencia del catalán. El cual no tardó en enterarse, y por éste motivo propino una buena paliza a Fortunata y la dejo “con lo puesto”.
Fortunata volvió a desaparecer una temporada y volvió con la intención de cambiar de vida. Conoció a Maximiliano, dueño de una farmacia y de familia noble. El cual se enamoró platónicamente de ella. Y propuso matrimonió. Pero la familia que había oído hablar de ella, y muy mal. Se negó rotundamente. Mas al final consintieron la boda con la condición de que marchase al convento de las Micaelas para curarse en conciencia. Así lo hizo y la boda se llevo a cabo.
La vida seguía y Delfín y Fortunata se encontraron de nuevo. Lo que hizo morir de celos a Maximiliano. Que como antes había dicho estaba muy enamorado de ella. Maximiliano se volvió loco y Fortunata se marcho de su casa.
Tras muchos encuentros entre Fortunata y Delfín ésta quedó de nuevo embarazada.
La familia de Jacinta que ya conocía todas las aventuras de Juan con la mujer. Presiono para que ésta accediera a dejar su hijo en manos de la familia. A lo que al final en lecho de muerte accedió.