Educación y Pedagogía
Filosofía y pensamiento en el aula
TEMA 10. “FILOSOFÍA Y PENSAMIENTO EN EL AULA”
RECONSTRUIR LOS FUNDAMENTOS.
Contra la opinión convencional.
Si la filosofía está encontrando un lugar en las escuelas primarias y secundarias, es porque algunos educadores han descubierto que los niños disfrutan con ella, y que eso contribuye a la mejora de su educación, incluso en el área de las habilidades básicas, como la lectura y las matemáticas.
Las habilidades de razonamiento que la filosofía proporciona se encuentran en la escuela. Todas las asignaturas parecen más fáciles de aprender cuando su enseñanza está llena del espíritu abierto y reflexivo y el rigor característico de la filosofía, y, además, en todos los cursos se está enseñando filosofía como una disciplina autónoma, de forma que los alumnos y los profesores nunca dejan de verlo como un modelo creativo.
Dewey fue quien en los tiempos modernos, previó que la educación tendría que ser redefinida como el fomento de la capacidad de pensar, en vez de ser una transmisión de conocimientos. Dewey comprendió que los alumnos piensan pero pueden pensar mejor.
Implicaciones para las asignaturas.
Las acosadas humanidades podrían fijarse mejor en lo que está sucediendo con la filosofía: habría mucho que aprender de la forma en que una asignatura que antes estaba circunscrita a los claustros de la universidad ha empezado a instalarse en la educación elemental a la que otras humanidades han tenido un acceso limitado.
En consecuencia, la conversión de la filosofía tradicional en filosofía para niños ha exigido secuenciar los materiales de lógica de forma que los alumnos pudieran entender intuitivamente cada nuevo paso y cómo se deriva del anterior.
Las tareas pendientes
No se puede enseñar lógica a los niños si no se les enseña al mismo tiempo a pensar lógicamente. Del mismo modo, el objetivo de la enseñanza de la historia es lograr que el alumno piense históricamente y en el caso de las matemáticas, que razone de forma matemática. Porque aprender cualquier lenguaje es aprender a pensar en esa lengua. Si la educación tiene como meta lograr estudiantes razonables, deben ser aquellos que puedan al mismo tiempo pensar y reflexionar sobre las asignaturas de su instrucción.
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*Resumen realizado tomando para esto el siguiente texto:
Lipman, M. y otros (2002), Filosofía en el Aula. España: Editorial de la Torre. (2da edición).
El paso inicial debería traer consigo, para las tareas pendientes, la revisión de los currícula. Habría que sustituir los textos didácticos por materiales que demostraran e hicieran comprender qué significa pensar en una disciplina. La asignatura debería presentarse a los alumnos como algo que se acoge con alegría, como algo que uno mismo debe descubrir y apropiarse, no como algo ajeno e intimidatorio. Habría que sacar a la luz y cultivar en cada materia las habilidades de razonamiento. Y dentro del aula deberían dedicarse a razonar, investigar, autoevaluarse, hasta convertirse en una comunidad que explora.
LA PRÁCTICA FILOSÓFICA Y EL CAMBIO.
La filosofía se convirtió en lo que a la larga ha continuado siendo, una disciplina académica, cuyo acceso estaba limitado a los estudiantes universitarios. En su mayor parte, los niveles más altos de educación han aprendido filosofía más que a filosofar. Estudian la historia de los sistemas filosóficos.
En los últimos siglos se ha divulgado una nueva opinión, sugiriendo que la filosofía tiene aplicaciones prácticas insospechadas por los académicos, y por todas partes hay gente que se admira.
Aplicar la filosofía no es lo mismo que hacerla. El modelo para hacer filosofía es la gran figura solitaria de Sócrates, para quien la filosofía no era una adquisición, ni una profesión, sino una forma de vida. Lo que Sócrates nos enseña no es a saber filosofía, ni a aplicarla, sino a practicarla.
A otros, la filosofía les parecía demasiado difícil para los niños, demasiado frívola o árida; otros pensaban, que era demasiado peligrosa (Platón y Aristóteles).
Sócrates no establece en ninguna parte que no se pueda filosofar con gente de diferentes edades, porque hacer filosofía no es un asunto de edad, sino de capacidad para reflexionar sobre lo que a uno le parece importante.
Hay por tanto un argumento y otro más amplio a favor de la filosofía para niños. El primero consiste en el hecho que realiza una sana contribución al currículum actual y al aula. Pero la mayor justificación consistiría en que representa paradigmáticamente la educación del futuro como una forma de vida que aún no ha sido puesto en práctica y como una clase de praxis.
Convertir las aulas en comunidades de investigación.
Hay una buena razón para pensar que el modelo de las aulas es la comunidad de investigación. Por investigación entendemos constancia en la exploración autocorrectiva de temas concebidos como algo problemático e importante. No queremos decir que la investigación ponga mayor interés en el descubrimiento que en la invención, o en actividades gobernadas por las reglas que en actividades improvisadas.
Si comenzamos con la práctica en el aula, la práctica de convertirla en una comunidad reflexiva que piense en las disciplinas que existen sobre el mundo y en el pensamiento sobre el mundo, pronto llegaremos a darnos cuenta de que puede haber comunidades dentro de otras más amplias, y estas dentro de otras mayores aún, si todas mantienen igual fidelidad a los mismos procedimientos de investigación: cada vez más amplias, las comunidades van abarcándose unas a otras, todas ellas formadas por individuos comprometidos con la exploración autocorrectiva y la creatividad.
El profesor tiene la responsabilidad de garantizar que sus alumnos disponen de los medios, a lo largo de la discusión filosófica, para defenderse a sí mismos. Cuando se anima a los niños a pensar filosóficamente, el aula se convierte en una comunidad de investigación.
Consideraciones que no deben dejarse de tomar en cuenta en Filosofía para Niños:
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Asimilar la cultura
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Adquirir las herramientas conceptuales.
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Racionalización del currículum.
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La transición al texto.
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Primacía de la discusión.
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Eliminar la fragmentación del currículum.
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Superar la dicotomía conceptos-habilidades.
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Reconocer la importancia de la metacognición.
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Educar a los educadores.
Debemos estar preparados para oír repetidamente que la meta de la educación es crear alumnos reflexivos y razonables, y que esto puede lograrse enseñando habilidades de pensamiento.
EL PENSAMIENTO Y EL CURRÍCULUM ESCOLAR
El anhelo de sentido de los niños
Los niños sentados en sus pupitres, inundados por una gran cantidad de información que parece embrollada, irrelevante y desconectada de su vida tiene una experiencia directa de la falta de significado de su experiencia. Los niños que viven esa falta de significado buscan algunas claves que les ofrezcan algún tipo de orientación. Los adultos que tienen la misma situación, en su desesperación se dirigen frecuentemente a la astrología y a otras rápidas y fáciles panaceas. Pero los niños no saben a dónde dirigirse. Y como la escuela es obligatoria, muchos niños se encuentran atrapados en una pesadilla.
Si la experiencia escolar fuera tan rica y tan significativa como de hecho puede ser, no veríamos niños detestando su vida escolar, como de hecho hacen tantos.
Las escuelas que consideran que la educación es su misión y objetivo, son escuelas que se dedican a ayudar a los niños a encontrar significados apropiados para sus vidas.
Debemos hacer algo para capacitar a los niños para que conciban alcanzar el sentido por sí mismos. No conseguirán dicho sentido aprendiendo los contenidos del conocimiento de los adultos. Debemos enseñarles a pensar, y en concreto, a pensar por sí mismos. Pensar es la habilidad por excelencia que nos capacita para lograr significados.
Pensar con habilidad.
Pensar es natural, pero también es posible considerarlo como una habilidad susceptible de perfeccionamiento. Se podría pensar en este momento que estamos sugiriendo que los niños aprendan lógica para poder pensar con mayor eficacia. Pero no es así. Los niños aprenden lógica al mismo tiempo que aprenden el lenguaje. Las reglas de la lógica, como las reglas de la gramática se adquieren cuando los niños aprenden a hablar. Si a una niña muy pequeña le decimos: Si haces esto, te castigaré, damos por supuesto que la niña entiende: Si no quiero ser castigada, no debo hacerlo. Normalmente es correcto suponer eso. Aunque se trata de un ejemplo de razonamiento muy sofisticado. Los niños son capaces de hacerlo en una etapa muy temprana de su vida.
El problema pedagógico es transformar al niño que ya está pensando en un niño que piense bien. Un programa fiable de habilidades de pensamiento haría algo más que capacitar a los niños para tratar de forma eficaz tareas cognitivas inmediatas, como resolver problemas o tomar decisiones. El fin de un programa de habilidades del pensamiento no es convertir a los niños en filósofos o en personas que toman decisiones, sino ayudarles a pensar más, a ser unos individuos más reflexivos, más razonables.
La integración de las habilidades de pensamiento en todos los aspectos del currículo agudizaría la capacidad de los niños para establecer conexiones y hacer distinciones, para definir y clarificar, para valorar la información empírica de forma crítica y objetiva, para tratar reflexivamente las reflexiones entre los hechos y los valores y para distinguir sus creencias y lo que es verdadero de su comprensión de lo que es lógicamente posible. Estas habilidades ayudan a los niños a escuchar mejor, a estudiar mejor, a aprender mejor y a expresarse mejor.
Un programa de habilidades de pensamiento debe ayudar a los niños a pensar tanto de una manera más lógica como de una forma más significativa. Lo que significa una afirmación consiste en las inferencias que se pueden sacar lógicamente de ella, la capacidad de extraer inferencias correctamente tiene importancia si se trata de dotar de sentido a las actividades en las que están metidos los niños tanto fuera como dentro de la escuela.
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Leer para conseguir significados
¿Pero qué tipos de significados buscan los niños? El sentido que ellos anhelan encontrar es aquél que puede ser pertinente para su vida y pueda iluminarla. Muchos niños estarán interesados en participar en una discusión en la que se pudieran plantear problemas parecidos a los suyos. Por ejemplo, muchas veces, los hermanos de una familia que no se llevan bien, serán incapaces de discutir sus conflictos entre ellos. Pero les gustará mucho leer historias que toquen estos temas.
Por tanto, si los niños tienen que desarrollar un interés duradero por la lectura, esta debe ser significativamente adecuada a sus preocupaciones fundamentales, a las cosas que más les importan en sus vidas. Lo que cuenta no es sólo aprender a ver las palabras y pronunciarlas, sino aprender a captar los significados de las palabras, las frases, las oraciones en los contextos en que aparecen.
- El razonamiento como habilidad primordial.
Una razón por la que los niños no saben leer mejor de lo que lo hacen es porque no les enseñamos a razonar. Y sin pensar no pueden descubrir lo que están leyendo.
¿Pero cómo se enseña el razonamiento? El hecho de que Ana sume, reste, multiplique y divida y pueda leer de corrido libros de comics no significa que pueda razonar con claridad. No significa que esté desarrollando los hábitos de un pensamiento eficaz, o que esté llegando a formarse juicios independientes. Se necesita algo más. A continuación se menciona el siguiente ejemplo:
Le dice un hijo a su padre:
Me han dicho que uno de cada cinco niños que nacen en el mundo es chino; tengo cuatro hermanos, por lo que supongo que el próximo hijo que tengan mis padres parecerá un oriental.
Los niños pueden aprender a detectar los fallos de ejemplos como estos, pero necesitan discutir qué es lo que está mal a través de la mediación de un profesor para poder distinguir entre un pensamiento eficaz y un confuso. Debemos ayudarles a ver cómo el razonar sobre cuestiones que a ellos les importan puede ser una experiencia beneficiosa. Deben aprender a pensar bien.
Pensar bien sobre cuestiones interesantes.
La filosofía es una disciplina que incluye la lógica y que está interesada en introducir criterios de excelencia en el proceso de pensamiento, de tal forma que los estudiantes puedan pasar de simplemente pensar a pensar bien. La tradición filosófica que se remonta al siglo VI a. C., se ha enfrentado con conceptos que se han considerado importantes para la vida humana y para el conocimiento humano. Ejemplo de estos serían la justicia, la verdad, la bondad, la belleza, la identidad, la personalidad, el tiempo, la libertad y la comunidad. La filosofía trata las formas en que esos conceptos regulan nuestra comprensión de las cosas que hacemos en nuestra vida.
Existe una noción equivocada de que los niños no tienen interés por las nociones filosóficas. Con demasiada frecuencia, los adultos asumen que éstos sólo sienten curiosidad cuando se trata de adquirir una información específica más que de comprender las razones por las cuales las cosas son como son.
Desgraciadamente se ha reservado la filosofía tradicionalmente para los adultos. Ciertamente, una de las cosas que es tan maravillosa en esta disciplina es que personas de cualquier edad pueden reflexionar sobre los temas filosóficos y discutirlos de una manera provechosa.
Uno de los mayores problemas de la educación en la actualidad es la falta de unidad en la experiencia educativa. Lo que se encuentra un niño es una serie de presentaciones especializadas sin conexión. Cuando tiene una clase de lenguaje después de otra de matemáticas, el alumno puede no ver ninguna relación entre ellas.
La parcelación del día escolar refleja la fragmentación general de la experiencia. El resultado es que cada asignatura se convierte en algo autosuficiente y aislado, perdiendo la pista a sus relaciones con la totalidad del conocimiento humano.
Es posible que el profesorado no haya recibido una formación que le permita ser consciente de las semejanzas formales entre la gramática, las matemáticas y la lógica; o de la continuidad metodológica que establece una conexión entre las ciencias físicas y las sociales.
Lo que necesitan tanto los alumnos como el profesorado es una orientación en el currículum que les indique cómo establecer las conexiones que están buscando.
La filosofía anima los recursos intelectuales y la flexibilidad que pueden capacitar tanto a los alumnos como a los profesores para enfrentarse a las discontinuidades y fragmentaciones de los currícula vigentes. Su tradicional interés por la ética, por la naturaleza del conocimiento y por la naturaleza de la realidad es un interés que trasciende las disciplinas existentes y al mismo tiempo está referido a las materias que tratan las ya reconocidas.
De acuerdo con la división aceptada del conocimiento humano en materias académicas como física, ciencias de la naturaleza, matemáticas, historia, y otras parecidas, es posible animar a los niños a plantear preguntas como ¿Qué es el colonialismo? ¿Qué es la gravedad? ¿Qué es la división?
Toda área temática tiene una dimensión estética, epistemológica y metafísica. La profesora de matemáticas puede insistir en que los niños empiecen aprendiendo operaciones matemáticas, pero los niños pueden hacer dudar a su profesora preguntándole qué es un número, una pregunta metafísica sumamente profunda. Los profesores que insisten en que los alumnos deben atenerse a los hechos deberían estar dispuestos a entrar en la discusión cuando una niña les pregunta: pero, ¿qué es un hecho? ¿cómo empezó el mundo? ¿de qué está hecho todo? ¿qué es la bondad? Cada vez que un estudiante pone en cuestión las presuposiciones fundamentales de la materia que están estudiando, esta planteando cuestiones metafísicas. Cada vez que quieren saber cómo pueden estar seguros de algo, están planteando cuestiones epistemológicas. Cada vez que quieren saber por qué sus profesores les recomiendan leer, están planteando una cuestión estética.
Las preguntas representan la búsqueda infantil de globalidad y completo acabamiento, su sano desprecio de las categorías artificiales y de los impedimentos para la comprensión. El que no animemos y promovamos esta búsqueda infantil de la comprensión, significa que les obligamos a aceptar la aridez de una visión superespecializada del conocimiento tal y como en estos momentos se presenta en las escuelas, en lugar de una perspectiva filosófica rica, sinóptica y comprensiva, que es la que sus preguntas parecen preferir.
El enfoque de Filosofía para Niños implica que las preguntas de los alumnos tienden a poseer un alcance y una grandeza extraordinariamente amplios. El hecho de que estos puedan plantear semejantes preguntas indica que empiezan con un ansia de explicaciones holísticas. El que no intentemos ayudarles a desarrollar conceptos de la misma generalidad que las preguntas que hacen, significa, que les tratamos con una condescendencia algo arrogante. La profesora que reconoce y respeta el sentido de totalidad que piden los niños, se esforzará por ayudarles a desarrollar la flexibilidad intelectual y los recursos más grandes posibles. Los niños respetarán al profesor que se toma en serio sus preguntas, incluso si esto no significa nada más que responder un cuestionamiento con otra pregunta. De este modo si un alumno pregunta ¿qué es la muerte? La profesora puede preguntarle ¿qué es la vida? Esto sitúa al profesor en el papel de alguien que busca e indaga igual que el alumno. Cada pregunta que implica una visión unilateral, parcial, de las cosas exige una respuesta que sea más exhaustiva y que nos obligue a analizar la cuestión con un juego de perspectivas más rico y más variado.
Los alumnos necesitan globalidad y sentido de la perspectiva. Pero sólo pueden desarrollarlos si el proceso educativo desafía su imaginación y da vuelos a sus procesos intelectuales mientras que les proporciona al mismo tiempo las líneas que permiten que las diversas materias del currículum se integren mutuamente. Estas son dos exigencias esenciales para un programa general de educación y de este programa. Siguiendo esta línea de pensamiento, se proporciona a los niños los instrumentos intelectuales e imaginativos que necesitan y les proporciona el modo de pasar de una materia a otra, estableciendo un puente y una conexión entre las diversas disciplinas que sigue un niño a lo largo de su jornada escolar.
4. LA FILOSOFÍA: LA DIMENSIÓN PERDIDA DE LA EDUCACIÓN
La filosofía surge del asombro.
Los adultos ya no se preguntan por qué las cosas son como son. Se ha llegado a aceptar partes de la vida como confusas y enigmáticas porque siempre han sido así. Como resultado han dejado de cuestionar y buscar los significados de su experiencia y, al final, se convierten en ejemplos de aceptación pasiva que los niños aceptan como modelos para su propia conducta.
Las cosas asombran cuando se les puede encontrar una explicación. Cuando el mundo parece asombroso es porque la persona se enfrenta no con problemas solucionables, sino con verdaderos misterios.
¿De dónde vino el mundo? ¿Cómo llego a ser como es? Este tipo de preguntas se les ocurren a los niños constantemente, porque ellos se asombran y se preguntan no solamente sobre sí mismos, sino sobre todo lo que les rodea. Los niños miran sus uñas y se preguntan de dónde vinieron. ¿Cómo es posible que algo así crezca en el cuerpo? Todo lo concerniente al cuerpo les parece fascinante.
Ahora bien, hay tres maneras en las que los niños tratan de dilucidar las maravillas o misterios que los rodean. La primera es mediante una explicación científica. La segunda es a través de un cuento o una historia que ofrezca una interpretación útil a nivel simbólico. La tercera es formulando el asunto filosóficamente en forma de pregunta.
La perspectiva científica generalmente tranquiliza al niño, pero si la explicación es sólo parcial, el apetito de comprensión de éste no será satisfecho. La curiosidad de un niño puede matarse por exceso de respuestas. Se trata de ayudar al niño a descubrir tanto como él necesite saber sobre el problema que se le presenta, sin dañar su curiosidad diciéndole más de lo que quieren saber.
Algunas veces los niños quieren algo más. Quieren interpretaciones simbólicas y no sólo literales. Por ello se vuelven hacia la fantasía, el juego, los cuentos de hadas, el folklore, los innumerables niveles de la invención artística. Los cuentos de hadas escritos por literatos pueden ser sustituidos por libros infantiles escritos por maestros y niños, incorporando la imaginación, la intuición y la comprensión que los niños han adquirido en cada etapa de su desarrollo. Es importante que los niños sean alentados a pensar y a crear por sí mismos en lugar de que el mundo adulto siga creando y pensando por ellos, mientras promueva esto, lo que se puede hacer es escribir libros que promuevan su creatividad en vez de disminuirla.
Hay muchos tipos de preguntas de carácter filosófico que pueden hacer los niños. Las preguntas filosóficas que los niños hacen con más frecuencia son de carácter metafísico: ¿Qué es la mente? Preguntas lógicas, estas preguntas son las que tienen que ver con el razonamiento. Ellos realizan preguntas lógicas como ¿Y eso qué? ¿Qué se sigue de aquí? Se usa la lógica cuando afirman <<los mastines ladran>> se sigue de: <<los perros ladran>> y de <<los mastines son perros>>. Preguntas éticas ¿Qué es el bien?, se preguntan los niños ¿Qué es lo justo? ¿Qué es lo correcto? Tal vez no le hagan esas preguntas, tal vez ni siquiera se las preguntan a sus compañeros pero sí se preguntan a sí mismos. Si participas en una discusión filosófica con ellos te darás cuenta que están interesados en la moralidad. Quieren saber qué importa y qué no y qué es lo que vale la pena conseguir.
Preparar al profesorado para enseñar a pensar.
La enseñanza de la filosofía exige profesores que estén dispuestos a examinar ideas, a investigar a través del diálogo y a respetar la forma de pensar de los niños que están aprendiendo.
Puesto que hay que hacer un auténtico esfuerzo para enseñar a pensar, es poco probable que las técnicas pedagógicas que tuvieron poco éxito cuando lo importante era la memorización tengan ahora más con este cambio en los objetivos educativos. Lograr una educación reflexiva requerirá no sólo tiempo, sino mayor atención y un uso más frecuente del porqué.
Presupuestos educativos de Filosofía para Niños
Se puede esperar que Filosofía para Niños florezca en un aula heterogénea, donde los estudiantes hablen de una variedad de experiencias y estilos de vida, donde se expliciten diferentes creencias y donde se consideren valiosos en vez de censurables una pluralidad de estilos de pensamiento. En el aula de Filosofía para Niños se acepta al pensador lento de argumentos sólidos con no menos respeto que a los niños que presentan su punto de vista rápido y claro. Se admite lo mismo al estudiante que llega a opiniones analíticamente, que al que las alcanza de forma intuitiva o especulativa. De este modo la variedad de estilos de pensamiento en el aula pueden contribuir de forma importante a crear una comunidad de investigación.
EL CURRÍCULUM DE FILOSOFÍA PARA NIÑOS
Descripción del programa de Filosofía para niños.
Preescolar- 7 años. Adquisición del lenguaje, con especial atención a las formas de razonamiento que están implícitas en la conversación diaria de los niños.
8-9 años. Énfasis en la etapa anterior; introducción al razonamiento formal de la etapa siguiente. Atención en las estructuras semánticas y sintácticas y nociones filosóficas abstractas como la causalidad, el espacio, el número, la persona, la clase y el grupo.
10-11 años. Adquisición de la lógica formal e informal. Empezar a comprender los fundamentos del razonamiento lógico. Respetar el valor de la indagación y el razonamiento, estimular el desarrollo de modos alternativos de pensamiento e imaginación y ser consciente que los niños son capaces de aprender unos de otros.
11 años. Explorar los supuestos subyacentes en la investigación científica. La discusión de premisas pueden llegar a reconocer los fines y beneficios de los que es capaz la ciencia. Los estudiantes con oportunidad de discutir conceptos como los de objetividad, predicción, verificación, medida, explicación, descripción y causalidad estarán mejor preparados para tratar el contenido de las asignaturas de ciencias y estarán más motivados para embarcarse en una investigación científica.
12-14 años. Se centra en los temas éticos y sociales como la justicia, la mentira, la veracidad, la naturaleza de las reglas y normas sociales; derechos de los niños, las discriminaciones laborales y sexuales, los derechos de los animales y relaciones entre la lógica y la moral.
14-16 años. Temas sociales como la función de la ley, la naturaleza de la burocracia, el papel del crimen en las sociedades, la libertad individual y concepciones de justicia.
17-18 años. Temas de ética, epistemología, metafísica, estética y lógica. Cada uno de ellos reforzaría las habilidades del pensamiento y las técnicas para aplicar las habilidades que se han desarrollado en los niveles anteriores del programa de Filosofía para Niños.
Fines y objetivos de Filosofía para Niños
El objetivo central del programa de Filosofía para Niños es ayudar a los niños a aprender a pensar por sí mismos. ¿Pero cómo se consigue la realización del currículum? A través de:
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Mejora de la capacidad de razonar Orígenes del razonamiento, razonar en la infancia, razonamiento e inferencia.
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Desarrollo de la creatividad.
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Crecimiento personal e interpersonal.
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Desarrollo de la comprensión ética.
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Desarrollo de la capacidad para encontrar sentido en la experiencia (descubrir alternativas, la imparcialidad, coherencia, capacidad de ofrecer razones a favor de las creencias, descubrir la globalidad, situaciones y descubrir las relaciones parte-todo).
Tarea No. 10 para realizar en casa.
¿Para usted qué es la filosofía y qué importancia tiene en su aula de trabajo?
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¿Describa un momento de su actividad docente en el que haya tenido la oportunidad de permitirse y permitirle a sus alumnos utilizar el razonamiento con relación al contenido que se imparte?
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Desarrolle una planeación de clase en la que sea evidente la utilización de las estrategias aprendidas en el presente módulo.
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Ejecute la planeación dentro de su aula de clase. Posteriormente reporte los resultados a través de un registro de “Diario de Campo”.
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Enviado por: | Julian Betancourt Morejon |
Idioma: | castellano |
País: | México |