Filosofía y Ciencia


Filosofía kantiana


Historia de la Filosofía y de la Ciencia

Prof.: 2º BN

1. INTRODUCCIÓN

Immanuel Kant es considerado por muchos especialistas el filósofo más influyente de la Edad Moderna.

Nació en la ciudad de Königsberg, en la Prusia Oriental (actual región rusa de Kaliningrado) en 1724, hijo de un sillero y el cuarto de once hermanos. En la Universidad recibe una formación racionalista influenciada por Wolf y Newton, y tras licenciarse da clases particulares de ciencias para ganarse la vida. En 1755 se presenta a oposiciones para la Universidad en la que estudió, y tras ocupar cargos menores consiguió la cátedra de Lógica y Metafísica en 1770, llegando a ser decano de la Facultad de Filosofía y rector de la Universidad en diversas ocasiones. A partir de esta fecha (1770) comienza su fase crítica, y escribe sus obras más relevantes. A pesar de no haber salido nunca de su ciudad de Königsberg, su labor tuvo pronto fama en los círculos universitarios, y se carteó con otros intelectuales de la Europa del siglo XVIII. Muere en 1804 a los ochenta años.

Los problemas fundamentales que plantea su filosofía son

  • El conocimiento (en particular el conocimiento científico): ¿Qué puedo saber?

  • La ética: ¿Qué debo hacer? Y ¿Qué puedo esperar después?

Su pensamiento supone la cumbre de la Ilustración, ya que consiguió eliminar las contradicciones entre las teorías empiristas y racionalistas, y reunirlas bajo una misma visión del conocimiento humano.

Esa teoría epistemológica es probablemente su logro más importante. Lo desarrolló en su famosa obra Crítica de la razón pura, que algunos consideran, aunque parezca una exageración, el libro más complicado jamás escrito. Kant tuvo que reeditarlo varias veces debido a lo farragoso del contenido, y aún publicó una versión sencilla y divulgativa llamada Prolegómenos para toda metafísica futura. Gran admirador y difusor de la obra de Newton, la existencia de la Física y de las Matemáticas como hecho de la razón pura servirá a Kant como base del estudio del conocimiento. Paralelamente trata de descubrir por qué las Ciencias Naturales han dado con una serie de leyes universales, que no ha sido capaz de encontrar la Metafísica La historia de la Metafísica es la de filósofos contradiciéndose y desmintiéndose unos a otros, que en vez de avanzar hacia el progreso parece como si cada uno fuese por derroteros diferentes. Eso a pesar de que es la disciplina más antigua y que, según Kant “seguiría existiendo aunque todas las demás hubiesen sido olvidadas por el hombre”.

La otra gran obra de Kant es Crítica de la razón práctica, que dedica al estudio de la ética y la espiritualidad, cuestiones de las que él piensa que tienen más importancia para el ser humano que la ciencia. En este libro investiga la moral humana partiendo de una ley moral universal que a cada individuo le es dictada por la razón, y que constituye el hecho de la razón práctica, punto de partida de su disertación moral, de la misma manera que el hecho de la razón pura lo era para la disertación sobre el conocimiento. De su investigación sobre la razón práctica extrae tres postulados: la libertad del ser humano, la inmortalidad de su alma y la idea de Dios.

También he incluido unos párrafos sobre una obra corta de filosofía política publicada por Kant 1795 y titulada la Paz perpetua. En ella propone que es posible mejorar la situación política internacional por medio de organismos supranacionales que regulen el uso de la guerra y que integren a todos los seres humanos, persiguiendo el ideal de un mundo que viviese perpetuamente en paz.

2. DESARROLLO

Influencias recibidas por Kant

En la época de Kant, existen en Europa diferentes corrientes ideológicas y filosóficas, algunas diametralmente opuestas a otras. Se trata del empirismo británico, representado por Locke y Hume, que defendía que la experiencia es la verdadera fuente de conocimiento. Por el contrario, el racionalismo nacido en la Europa continental de Descartes o Leibniz señalaba a la razón como única fuente de conocimiento verdadero.

En su fase precrítica (hasta 1861), Kant recibió las enseñanzas racionalistas del filósofo Wolf, y el ideario de la Ilustración. Pero al conocer la obra de Rousseau, toma conciencia de que el progreso de las artes y las ciencias (defendida por los ilustrados como Voltaire) no significaban ningún progreso moral para los hombres. Por último, Hume le saca de su sueño dogmático racionalista, y le induce una nueva línea de pensamiento que va a originar su filosofía crítica.

Como consecuencia de esta encrucijada de teorías y diferentes visiones de la realidad surgirán los problemas que Kant trate de resolver en sus Críticas.

El conocimiento (Crítica de la razón pura)

Además de la pregunta de ¿Qué puedo saber?, Kant tiene otras inquietudes más particulares, como descubrir por qué la Metafísica no dispone de unas leyes universales semejantes a las de Newton para la física, o tan siquiera si es posible descubrirlas. No duda en declarar que la validez de la ciencia newtoniana es un hecho indiscutible, que llama el hecho de la razón pura.

Ahora bien, para justificar la validez de la ciencia no sirven por sí solas ni la teoría racionalista ni la empirista, y lo demuestra definiendo dos tipos diferentes de juicios:

  • Juicios analíticos, o a priori, son aquellos en los que el predicado está incluido en el sujeto. Tienen forma de definición: “la velocidad es la medida espacio por unidad de tiempo”. Estos juicios son universales y necesarios, es decir independientes de la experiencia.

  • Juicios sintéticos, o a posteriori, son los que unen el concepto de sujeto con un predicado que no está incluido en el mismo sujeto. Tienen forma de descripción: “El vidrio está compuesto por átomos de sílice en forma amorfa”. Estos juicios son particulares y contingentes, ya que su validez depende de la experiencia sensible.

El racionalismo de Leibniz sostenía que el discurso científico estaba compuesto de juicios analíticos (razón). Sin embargo Kant contesta que de ser así, la ciencia no sería un conjunto de tautologías, porque un juicio analítico no es más que una tautología, y no aporta ninguna información ni utilidad nueva.

Por otra parte, el empirismo de Hume afirmaba que la ciencia se fundamentaba en los juicios sintéticos (experiencia). A lo que Kant contesta que en ese caso no se tratarían más que simples costumbres o apreciaciones sin ningún carácter necesario ni universal, que es lo que persigue la ciencia.

Por lo tanto el hecho de la razón pura no se constituye de ninguno de estos tipos de juicios, sino por un tercer tipo de juicios que sean universales y necesarios y al mismo tiempo interrelacionen unos conceptos con otros, aumentando el conocimiento. Para reunir estos atributos, estos nuevos razonamientos deben ser originados por la experiencia y también por la razón. A este tipo de juicios los llama Kant juicios sintéticos a priori.

El conocimiento sensible

Para resolver la aparente contradicción que suponen los juicios sintéticos a priori, Kant comienza analizando la Estética, que es la parte de la Filosofía que estudia el conocimiento sensible.

Siguiendo a Hume, Kant afirma que el principio de todo conocimiento son las intuiciones empíricas. Éstas constan de dos componentes:

  • Un conjunto caótico de sensaciones que el individuo recibe de la realidad exterior.

  • La propia sensibilidad del receptor.

El conjunto de sensaciones que constituyen el elemento exterior o experimental de la intuición empírica, Kant lo denomina noúmeno (en contraposición al fenómeno que luego explicaremos).

En cuanto al componente aportado por el sujeto (la sensibilidad) no es otra cosa que la capacidad del individuo para asimilar y organizar el caos de sensaciones enviadas por el noúmeno. Los elementos de la sensibilidad se llaman intuiciones puras, ya que están presentes en la mente de forma necesaria y con anterioridad a las sensaciones externas, y por lo tanto pueden ser llamadas también formas a priori de la sensibilidad.

La intuición empírica sólo se conforma a través de la sensibilidad (elemento aportado por el individuo), de manera que el objeto real u objeto “en sí” no puede ser conocido, es incognoscible. Sólo se puede conocer el objeto “para mí”, una vez procesado por la sensibilidad.

Explicándolo de otra manera diríamos que el noúmeno envía un torrente de información en forma de sensaciones, que el individuo recibe a través de los sentidos y que examina por medio de las formas a priori de la sensibilidad.

Una vez superado este primer proceso, quedan conformadas las intuiciones empíricas, que son la imagen que todos tenemos de las situaciones que nos rodean, y que determinan los verdaderos objetos de conocimiento, que Kant llama fenómenos sensibles.

Kant afirma que los elementos a priori de la sensibilidad son el espacio y el tiempo. Los considera como parte de la sensibilidad, en vez de reconocerlos como datos procedentes del noúmeno, porque carecen de definición propia. El espacio y el tiempo (las cuatro dimensiones de la sensibilidad) no pueden ser percibidas sin una referencia exterior sobre la que proyectarse. Esta teoría explica el hecho de que si a una persona se le priva de cualquier referencia temporal, perderá la noción del tiempo. Otro tanto sucedería si pudiéramos privar a alguien de referencias espaciales.

No obstante, las formas a priori de la sensibilidad no son subjetivas, a pesar de que existan en la mente del sujeto, sino que son iguales para todos los individuos. Al no ser elementos objetivos ni subjetivos, Kant les aplica una nueva calificación: son formas trascendentales. La prueba de que las formas a priori de la sensibilidad son comunes a todas las mentes, es que las Matemáticas (cuya validez como ciencias es innegable) se basan en las medidas del espacio y el tiempo, y tienen el mismo significado para todos los individuos y todas las culturas.

De esta forma queda resuelta la incógnita de por qué son posibles las Matemáticas como ciencia universal. En el siguiente apartado, Kant investigará sobre la naturaleza de la Física.

El conocimiento intelectual

Una vez que ya ha estudiado la Estética trascendental, que explicaba la manera en que se forman los fenómenos sensibles, Kant comienza a investigar la Analítica, que es la parte de la filosofía que estudia el conocimiento intelectual o inteligible.

Partiendo de las conclusiones del capítulo anterior, los objetos de todo conocimiento son los fenómenos sensibles. Pero éstos no sirven para la ciencia formal, ya que no tienen valor universal ni necesario como la ciencia, y en concreto la Física, requiere. Por lo tanto la Física se vale de otros conocimientos básicos que sí son universales y necesarios, y que por eso mismo deben proceder (aunque en parte) de la razón.

Estos elementos son los conceptos empíricos, y su definición está basada en el concepto clásico de idea. Los conceptos empíricos están compuestos a su vez por las intuiciones empíricas, pero ordenadas de nuevo por la razón. En concreto, la parte de la razón que ordena y sintetiza las impresiones empíricas es el entendimiento. Por lo tanto son necesarias unas nuevas formas a priori, que estén presentes en la mente con independencia de la experiencia. Estas formas son las categorías, que interrelacionan unas impresiones empíricas con otras configurando los conceptos empíricos. Las diferentes categorías están basadas en los diversos tipos de juicios enunciados por Aristóteles, aunque con algunas novedades.

JUICIOS

CATEGORÍAS

Cantidad

Universal

Particular

Singular

Unidad

Pluralidad

Totalidad

Cualidad

Afirmativo

Negativo

Indeterminado

Unidad

Pluralidad

Totalidad

Relación

Categórico

Hipotético

Disyuntivo

Sustancia-accidente

Causalidad (causa-efecto)

Comunidad (agente-paciente)

Modalidad

Problemático

Asertórico

Apodíctico

Posibilidad-imposibilidad

Existencia-inexistencia

Necesidad-contingencia

Se aprecia que las categorías están organizadas en ternas, y que la tercera de cada terna es como una combinación de las otras dos (Ej.: la pluralidad tomada como una unidad es la totalidad).

Las categorías, por lo tanto, pertenecen a la razón y no a la experiencia. Ni la cantidad, ni la pluralidad, ni la causalidad, etc. existen en los noúmeno, sino que son los mecanismos mentales del entendimiento.

Como son formas a priori, al igual que el espacio y el tiempo, las categorías no son subjetivas porque no dependen del sujeto. Son trascendentales: están presentes en la mente de todos los seres humanos de forma universal. La demostración es que la Física, que utiliza conceptos puros (categorías), es posible como ciencia universal y necesaria.

La Metafísica

Una vez analizado el mecanismo del conocimiento científico, Kant concluye que la Metafísica no es una ciencia. Las razones que da son las siguientes:

Los tres conceptos básicos en que se fundamenta la Metafísica son el Yo (psicología), el Mundo (cosmología) y Dios (teología natural). Para alcanzar un conocimiento sistemático y universal de estas ideas sería necesario que atravesasen el proceso empírico experiencia sensibilidad entendimiento, pero no es posible reducir esas ideas a impresiones empíricas, y por lo tanto no forman fenómenos sensibles y nunca han podido ser objeto de conocimiento científico. Aunque concretamente Dios volverá a ser tratado desde otro punto de vista. Estas tres ideas metafísicas están presentes de manera universal en todas las mentes, pero no pertenecen a ningún grupo de elementos estudiados hasta ahora. Kant los bautiza como ideas trascendentales.

Como las ideas trascendentales no pueden ser objeto de conocimiento científico, la Metafísica no puede ser considerada una ciencia. Históricamente, los filósofos que han intentado elaborar leyes científicas universales basándose en el Yo, el Mundo o el Dios han caído respectivamente en paralogismos, antinomias y argumentos ilógicos, como el de S. Anselmo de Canterbury. Esa es la razón por la cual los filósofos, en vez de avanzar sistemáticamente por el camino señalado por sus maestros, hayan seguido razonamientos divergentes, discordantes e inconcluyentes. La razón de que la Metafísica haya sido considerada una ciencia se debe al afán de la razón pura por sintetizar más allá de lo sintetizable, más allá de lo empírico.

La moral (Crítica de la razón práctica)

Una vez contestada la pregunta ¿Qué puedo saber?, quedan en el aire los otros dos principales problemas que Kant se había propuesto ¿Qué debo hacer? y ¿Qué me cabe esperar?

Para él estas cuestiones son incluso más importantes que la anterior (aquí está influido por Rousseau). La razón pura o teórica (la ciencia) no debe dejarse libre, porque puede producir tantas mejoras en la Humanidad como inconvenientes. El ejemplo más claro en este sentido es la industria bélica. Es la razón práctica (la ética) la que debe prevalecer sobre la ciencia, dirigiendo el progreso en la dirección adecuada.

Pero ¿quién decide lo que es éticamente correcto o no? ¿Qué es la razón práctica? Kant afirma que en la mente de todos los seres humanos existe la razón en sus dos vertientes: la pura o teórica y la práctica. La razón pura ya la hemos estudiado. La razón práctica dicta a cada persona unas normas de conducta de acuerdo con una ley moral universal que es la expresión de la propia razón. Kant da por hecho la existencia de esta ley como un hecho, el hecho de la razón práctica, de la misma manera que la ciencia era el hecho de la razón pura.

La ley moral universal constituye el elemento a priori de los juicios morales, pero en última instancia es la voluntad la que hace de juez. Por tanto una buena conducta consiste en el grado en que la voluntad sigue los mandatos de la razón práctica.

La ley moral universal tiene, además, carácter de imperativo categórico. Para explicar este concepto tan abstracto hay que hacerlo por contraposición de los dos tipos de imperativos:

  • Los imperativos hipotéticos son aquellas órdenes que es preciso cumplir si se quiere conseguir un fin concreto. Ej.: “Para ser feliz tienes que…”

  • Los imperativos categóricos son aquellos que han de ser cumplidos sin una finalidad exterior, sino por sí mismos.

Éste último tipo de imperativos son en los que se enuncia la ley moral universal. Un imperativo categórico no debe ser cumplido con un fin concreto (ni siquiera paz ni felicidad) porque entonces se convertiría un imperativo hipotético. Debe ser cumplido por sí mismo, porque es la expresión de lo que la propia mente humana (considerada como un todo universal) juzga como bueno o malo. Y es por eso precisamente por lo que la ley moral universal es imperativo categórico: por su carácter universal y sin excepciones.

O dicho de otra manera: hay que cumplir el deber porque para eso es el deber, y no pensando en que con ello vayamos a encontrar la felicidad ni cualquier otro fin.

Kant da varias formulaciones de imperativo categórico, pero todas abundan en el mismo esquema: “Obra según una máxima que te permita al mismo tiempo creer que esa máxima pueda ser una ley universal”.

Debido a la condición de juicio a priori que tiene el imperativo categórico, de él no se pueden deducir todos los juicios posibles. Es la propia ley moral universal la que se aplica en cada caso práctico y mediante ella se juzga la bondad de las acciones.

La moral formal

Desde el punto de vista de la acción, obrar bien o mal depende de la intención de la voluntad. Si el sujeto actúa siguiendo la ley moral universal, pero con un fin externo, como por ejemplo la felicidad, su acción no será totalmente buena, porque el imperativo categórico exige que se cumpla el deber por el deber.

Esta forma de entender la moral se llama moral formal, porque no atiende a lo que el sujeto hace, sino a la forma, la intención por la que lo hace.

La moral formal es además autónoma, porque proviene de la mente humana y su fin es guiar a la propia Humanidad. No ha venido ordenada por ningún poder divino ni impuesta por ningún gobierno humano.

Y es además universal: Tiene ese carácter que los clásicos atribuían a las ideas inteligibles. Todos los seres humanos cuerdos tenemos una mente racional y por lo tanto una razón, que puede usarse en su sentido teórico (ciencia) o en su sentido práctico (moral). Esa razón nos impone una ley moral universal, que los individuos cumplen más o menos debido a que la voluntad está condicionada también por el otro factor, que es la intención.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, Kant describe cómo podría ser el bien supremo: La primera condición es cumplir la ley moral universal, y a un cumplimiento perfecto lo llama virtud. Pero para llegar al bien supremo hay alcanzar primero ese “estado del ser en el que todo sucede según su voluntad”: hay que alcanzar la felicidad. Ahora bien, la felicidad no debe ser una condición de la virtud (que no tiene condiciones) sino una consecuencia posterior.

Los postulados de la razón práctica

De su estudio del hecho de la razón práctica, Kant deduce una serie de postulados, es decir, condiciones que deben existir para que tenga sentido la ley moral universal. Dado que la razón práctica existe y es universal, como hemos visto, y como no podría existir sin sus postulados, Kant afirma que éstos deben existir también. Con ellos quedaría contestada la cuestión ¿Qué puedo esperar? Los postulados de la razón práctica son:

  • La libertad: Si el ser humano no fuese libre de sus actos, no podría ejecutar el imperativo categórico: Como éste (por definición) existe para ser cumplido, no tendría sentido si los seres humanos no fuesen libres.

  • La inmortalidad: Para explicar este postulado tenemos que retomar el concepto del bien supremo. Éste dependía en primer lugar de la virtud, definida como cumplimiento perfecto de la ley moral universal, como consecuencia sobrevenía la virtud. Pero ocurre que en la vida real (sensible) esto no suele ocurrir. Es más: casi podemos decir que no ocurre nunca, salvo contadísimos casos. Sólo podría darse en el caso de que el alma fuera inmortal.

  • La virtud puede definirse también como una concordia entre la voluntad y la ley moral universal. Pero esta concordancia absoluta es la santidad, un estado al que el alma aspira pero que es muy difícil alcanzar en el breve transcurso de la vida. Por lo tanto, como el alcance de la virtud es un proceso casi infinito, la razón debe ser inmortal.

  • Dios. Su demostración también parte del concepto de bien supremo. Dado que el bien supremo existe (existen la virtud la felicidad), pero que es casi imposible de alcanzar, debe existir un ser superior, omnipotente y omnisciente que garantice a los individuos la posibilidad de alcanzar la felicidad por medio de la virtud. Como los demás postulados, su existencia es necesaria para sustentar la teoría de la razón pura, ya que si la felicidad y el bien supremo no estuviesen garantizados la ley moral universal no tendría razón de ser.

  • A pesar de haber sido deducidos categóricamente, estos postulados no tienen soporte empírico, y por tanto no pueden ser estudiados por la razón pura, al igual que les pasaba a las ideas trascendentales de la Metafísica. Su existencia para la mente humana permanece en el campo de la fe.

    La paz perpetua

    Entre las obras menores de Kant se encuentra uno de los cuadernos sobre política y sociología que escribió en torno al año 1795. En él proponía una serie de propuestas para conseguir una situación duradera de paz entre las Estados. Kant manifiesta pacifismo realista al afirmar que esta ansiada situación internacional no se producirá por un cambio de conciencia de los seres humanos ni por intervención divina, sino que habría de ser el esfuerzo por parte de los legisladores y gobernantes lo que crease un marco jurídico y legal favorable. Esas propuestas se pueden resumir en las siguientes:

    • Ningún Estado debe inmiscuirse en asuntos relativos a otro, lo que incluye ocupación militar, anexión por herencia dinástica o cualquier otra circunstancia. Aunque un Estado sufriese revueltas internas o separatistas, la intromisión de un Estado ajeno causaría aún más problemas en lo referente a la soberanía de los territorios ocupados y las libertades individuales.

    • Una Autoridad supranacional sería la encargada de resolver los conflictos entre Estados para evitar la situación de guerra constante a la que se tiende por desidia. Ésta únicamente estaría autorizada a permitir la intervención en la política de un Estado en el caso de que éste se hallase en una situación de secesión, en la que varios Estados nuevos, que representasen partes distintas del país, reclamasen la soberanía del Estado antiguo en su totalidad.

    • Esta Autoridad supranacional estaría constituida por la civitas gentium, un organismo mundial en el que estuvieran representados todos los pueblos del mundo a través de un proceso federativo. De esta forma, cualquier enfrentamiento entre Estados pasaría a ser un problema global, que todo el resto de cosmopolitas estaría interesado en solucionar.

    • Dado que los ciudadanos de cada Estado son los principales perjudicados en caso de guerra, La mejor forma de que un Estado sea pacífico es que su forma de gobierno sea republicana (Kant se refiere a democrática), es decir, gobernado por el pueblo. Con un gobierno autoritario o monárquico, el gobierno estaría en manos de quienes no comparten los beneficios de la paz.

    • Los ejércitos regulares deberían desaparecer con el tiempo, ya que su sola existencia es una amenaza de guerra constante. Además, de acuerdo con la ley moral universal, los soldados no dejan de ser individuos, que no tienen el deber de cumplir más órdenes que las de la propia razón práctica, por lo que la jerarquía militar no tiene aprobación moral.

    Estas ideas sobre la Autoridad supranacional, el pacifismo democrático, y el antimilitarismo son muy adelantadas a su tiempo. Hay que tener en cuenta que Kant vivió toda su vida en la Prusia oriental, perteneciente a una de las naciones más absolutistas de Europa durante los siglos XVIII y XIX. Algunas de sus propuestas han ido confirmándose, como la expansión de los modelos democráticos de diverso talante, o la realización de instituciones internacionales como la ONU.

    3. CONCLUSIÓN

    Kant es uno de los filósofos más influyentes de la Historia de la Filosofía, y su obra cierra la Ilustración y la Edad Moderna. Sus problemas fundamentales son: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me cabe esperar?

    • El conocimiento, del que afirma que no depende íntegramente de la experiencia ni de la razón, sino que se desarrolla a través de un proceso en el que participan tanto elementos racionales (a priori) como experimentales (a posteriori). En este campo introduce muchos conceptos nuevos como conceptos empíricos, categorías, formas trascendentales o noúmenos. El proceso es el siguiente: El sujeto percibe del exterior una serie de datos inconexos que organiza mediante las formas a priori de la sensibilidad (el espacio y el tiempo), formando fenómenos sensibles. Los fenómenos sensibles son sintetizados e interrelacionados por medio de las formas a priori del entendimiento (las categorías), formando conceptos empíricos, que son los objetos que estudia la ciencia. La sensibilidad y el entendimiento son las funciones de la razón pura. Los objetos en sí nunca son conocidos por el individuo, sino a través del proceso empírico. Su teoría rompe con las divergencias que existían entre empiristas y racionalistas, explicando la naturaleza de las ciencias exactas y sus consecuencias filosóficas. Además excluye a la Metafísica del conjunto de las ciencias, porque sus objetos de estudio (Yo, el Mundo y Dios) no pueden ser reducidos a datos empíricos ni racionales.

    • La moral, de la que formula su ley universal, la cual procede de la propia razón humana en su uso práctico, y que debe ser cumplida por su carácter de imperativo categórico: hay que cumplirla porque es el deber, y el deber hay que cumplirlo porque es la expresión nuestra razón y para eso existe. No hay que actuar persiguiendo fines como la felicidad o la paz, ni ningún otro fin fuera del propio deber. El imperativo categórico de la ley moral universal se puede expresar así: “Obra según una máxima que te permita al mismo tiempo creer que esa máxima pueda ser una ley universal”. Esta ley tiene tres características principales: es formal (no importa lo que hagas sino que lo hagas de acuerdo a la ley), es universal, y es autónoma (del ser humano y para él). A partir de aquí deduce los postulados de la razón práctica, que deben existir para que exista la ley moral universal: la libertad (para poder obrar sin impedimentos), la inmortalidad (para llegar a alcanzar la virtud y la felicidad), y Dios (para garantizar la confluencia entre la virtud y la felicidad).

    Personalmente creo que he aprendido mucho haciendo este trabajo (buscando información, consultando referencias, organizando los datos). Y pienso que, al poder elegir entre los distintos filósofos que figuran en los objetivos de la Selectividad (Platón, Aristóteles, Descartes, Hume, Kant o Marx), el trabajo nos sirve de apoyo para comprender y estudiar las diversas teorías filosóficas que tenemos que aprender.

    4. BIBLIOGRAFÍA

    Historia de la Filosofía y de la Ciencia. Ed. Laberinto

    Frederick Copleston Historia de la Filosofía 6 De Wolff a Kant. Ed. Ariel

    Biblioteca de Consulta Encarta 2003 Microsoft

    Rodrigo Argüelles Señas La filosofía kantiana

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    Enviado por:Rodrigo
    Idioma: castellano
    País: España

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