Maestro, Especialidad de Lengua Extranjera


Filosofía del lenguaje


Examen de Filosofía del Lenguaje

DE LA INTERPRETACIÓN.

La interpretación es la única manera de entender el lenguaje o de tocar la realidad de la comunidad lingüística en la que uno vive. Toda palabra está sujeta a la interpretación, puesto que el lenguaje nunca va a ser visto de igual manera por dos personas diferentes. Sin embargo, la relación establecida entre Pensamiento, Realidad y Lenguaje ha sido vista de distintas maneras a lo largo de la historia.

Ya en la antigua Grecia aparece el pensamiento lingüístico, con Aristóteles como máximo representante, quien ve el lenguaje como el reflejo del pensamiento y así lo estudia, gramatical y lógicamente.

En los siglos XII y XIII se sostiene que la realidad estaba por un lado, nuestro pensamiento puede entenderla y cuando el pensamiento ve la realidad y la entiende utiliza el lenguaje para expresarla. El problema que plantea Hamman es que es muy difícil de creer que haya un individuo que domine su realidad, por lo que mantiene que antes de que el individuo toque las cosas por medio del lenguaje está el lenguaje, que es quien presta sus palabras al individuo para tocar la realidad. Es decir, hay que asumir un lenguaje que ya existe antes de ser utilizado por el individuo: La Palabra de Dios.

Esta postura es aceptada por los Protestantes y los Románticos, quienes defienden la libre interpretación de la Biblia (de la palabra de Dios) y sostienen que el lenguaje nos preexiste porque se apoya en Dios y en su palabra, la cual necesita de una continua interpretación. Además, afirman que el lenguaje científico no es en realidad un lenguaje, puesto que no necesita ser interpretado, al contrario que el lenguaje literario, que sí necesita una interpretación o análisis personal.

Por el contrario, los racionalistas buscaban un lugar desde el que acceder a la misma realidad, es decir, que todas las palabras significasen lo mismo, por lo que, al contrario que los Románticos, estaban a favor del DICCIONARIO.

Volviendo a Hamman, escribe una crítica al libro de Kant “La razón pura” puesto que piensa que la razón de la que habla Kant no tiene relación con los sentimientos, no los ayuda, por lo que se encontró con la necesidad de buscar un lugar donde se diera cabida a lo más particular del individuo y lo encontró en la Palabra de Dios y no en la razón. Sostiene que la Palabra de Dios (lenguaje) es capaz de hablar de lo más íntimo y personal hasta lo más general y cada individuo puede y debe interpretarla como quiera. Piensa que el lenguaje que deben hablar los hombres es un lenguaje que necesite de interpretación, es decir, en boca del emisor el lenguaje significa una cosa que luego es interpretada por el receptor y viceversa. Habla de Hermenéutica y de subjetividad, por lo que está completamente en contra de los diccionarios.

Herder añade la idea de que el lenguaje ha ido evolucionando a través de los tiempos. Considera que tenemos lenguaje por la donación de Dios, pero que éste ha ido evolucionando junto con el ser humano a lo largo de la historia. Afirma que para poder ver la objetividad de las palabras hay que retrotraerse en la historia y ver su origen en el lenguaje natural que nos dio Dios, para comprobar si tocan la realidad o no y por dónde. Se puede decir que es en este momento donde nace la FILOLOGÍA.

Humboldt presenta la lengua como un sistema de relaciones para el que no tiene sentido considerar elementos separados de la lengua como capaces de vida autónoma. También muestra la idea de una naturalidad humana de la lengua, a la que el arte o la cultura no pueden añadir nada esencial.

En el espíritu, la lengua está presente en su totalidad, es decir, cada parte está condicionada por el resto de tal manera que cada parte se encuentra relacionada con un todo que viene determinado por la suma de las experiencias y por las leyes del espíritu; o, mejor dicho, la lengua es un todo que se puede crear. Pero el desarrollo real se realiza gradualmente y se forma analógicamente con los medios ya existentes". "La lengua no se podría inventar si su tipo no existiera previamente en la mente del hombre".

La lengua es una actividad en la que un pueblo se manifiesta como tal y en ella participa toda la comunidad. La lengua es el órgano creador del pensamiento: las ideas llegan a ser, mediante su expresión, elementos objetivos y como tales retornan a nuestro cerebro, donde son empleados para la formación de nuevas ideas.

Humboldt, después de establecer la existencia de los dos elementos de la lengua, la forma interior y los sonidos, a los que denomina materia, los analiza detalladamente para llegar a la conclusión de que la forma exterior tiene una significación infinitamente más reducida que la interior.

Sin embargo, teniendo en cuenta la gran semejanza que las lenguas presentan en lo que se refiere a su forma interior, los sonidos desempeñan un papel muy importante, porque mediante ellos se diferencia una lengua de otra. Según Humboldt el sonido socializa y socializa en un idioma.

Humboldt cree que en la evolución de las lenguas hay dos fases: "una, cuando el impulso creador de los sonidos de la lengua se encuentra todavía en crecimiento y actividad viva;  otra, en que, tras la constitución de la forma lingüística exterior, se produce una pausa aparente y luego sigue una disminución evidente de aquella fuerza física creadora. Pero también en una época de la decadencia pueden aparecer nuevos principios vitales y la realización de nuevas transformaciones lingüísticas"." En la formación de los sonidos participan dos elementos: uno, puramente orgánico o físico, que es  producto de los órganos vocales y de su colaboración, elemento dependiente de la facilidad o dificultad de la pronunciación y, por eso, sometidos a las normas de la afinidad natural de los sonidos; el otro, psíquico, que impide a los órganos obedecer tan sólo a sus inclinaciones o a su ociosidad".

Sostiene que el lenguaje es lo más característico del hombre y que el hombre es hombre porque utiliza el lenguaje. Para él no hay hombre sin lenguaje, ya que el hombre toca la realidad con el lenguaje. Quiere decir que las palabras remiten no a algo distinto de ellas, sino que no hay una realidad más allá del signo, es decir, no hay una relación arbitraria entre el signo y el referente. No existe una realidad que tenga existencia más allá del lenguaje, por lo que mientras no haya una palabra no hay una realidad existente, es decir no hay pensamiento sin lenguaje.

Se pregunta cómo se producen los conceptos “palabra” y llega a la conclusión de que cuando uno tiene sensaciones o contacto con un objeto no se tiene contacto con todo el objeto en completo (mesa), pero se van teniendo una serie de sensaciones (cuatro patas, plana, …) y cuando la tocamos sacamos otras (rígida, dura, resistente, …), con lo que al reunir todo ello se llega al concepto y hasta que no se tiene el sonido-concepto “mesa” no aparece la “mesa” como tal. Por lo tanto, sin un lenguaje hablado en un idioma determinado no hay pensamiento.

También afirma que no existe el lenguaje si no hay diálogo e intersubjetividad. Según él la palabra crea un proceso comunicativo que sirve para unir Yo(s) y Tu(s).

Humboldt también opina que no hay un significado cerrado de las palabras, por ello la única forma de entender un lenguaje o tocar la realidad es la INTERPRETACIÓN.

Por lo tanto, la lengua no sirve para explicar la realidad, sino para descubrirla y abrirnos a ella y si la lengua está en perpetua formación, es porque se trata de un proceso histórico y en continua evolución. Por esto la lengua sólo se puede estudiar genéticamente (filológicamente). Sólo el que habla sabe realmente lo que quiere decir, por lo que toda palabra está sujeta a la interpretación, por lo que según Humboldt siempre queda un hueco que no se puede conocer en la palabra.

Derrida, sin embargo opina que si la interpretación nunca para puede que no haya nada que interpretar. Con esta afirmación rompe con el pacto que había hasta ahora entre lenguaje y mundo, ya que mantiene que hay una serie de significados ya pre-establecidos (pre-interpretados) de la realidad, por lo que afirma que el significado de las cosas ya no lo da la realidad, sino el DICCIONARIO, aunque, a diferencia de Saussure, afirma que el significado de las cosas no sólo tiene que ver con el signo lingüístico (diccionario), sino que también interviene el contexto lingüístico.

Para finalizar, me gustaría comentar que en los once años que llevo estudiando lenguas extranjeras (seis años inglés y cinco francés) mis profesores siempre me han dicho que cuando lea un texto no “eche mano del diccionario”, sino que interprete lo que la frase o el párrafo quiere decir en su conjunto. ¿Quiere esto decir que el aprendizaje de segundas y terceras lenguas también está relacionado con la interpretación o por el contrario con la traducción? Según mis profesores, la primera idea sería la correcta.

Por otro lado, también se me ha planteado una duda, ¿el lenguaje de los sordomudos se puede considerar un lenguaje, como su nombre indica? Y a raíz de esto ¿una persona sordomuda que no conoce el lenguaje de los signos no piensa?, ya que según los autores anteriores si no hay lenguaje no hay interpretación y por lo tanto no hay pensamiento.

¿por qué un lenguaje ideal?

Los antiguos griegos, ya tenían inquietudes acerca del leguaje ideal, tal es el caso de Platón y Aristóteles quienes mantenían que la realidad es racional, por lo tanto el pensamiento y el lenguaje se acomodan a ella y son capaces de expresarla adecuadamente. Esta fusión (gramatical y lógica) es un rasgo constante en el pensamiento clásico. Dentro de este pensamiento clásico se evitó el problema de la variedad de lenguas naturales. Creían que estudiando el griego, podrían aplicarse sus reglas al resto de lenguas. De ahí que los romanos adopten las reglas griegas al latín y que casi no las modifiquen. Se universalizaron las categorías gramaticales.

Con los alejandrinos, la gramática pasa a ser el conocimiento de la lengua "pura", es decir, literaria. A lo largo de la historia esto irá cambiando, dándole más importancia, en cada momento, a ciertos aspectos del lenguaje.

Herder propone una relativización de la idea de humanidad. Es el exaltador de la antigüedad germánica, el traductor de romances españoles, el rehabilitador del gótico. Herder es el primero en romper con el pensamiento neoclásico. Es el primer gran iniciador de estudios románicos; es el primer "director" de generaciones sucesivas de filólogos y de folkloristas. Fue el que guió en su camino a cuantos se sirvieron luego de métodos rigurosos.

Schlegel contribuyó al nacimiento de la lingüística histórica, al estudio de la Edad Media románica, y a la consolidación de una nueva perspectiva metodológica general. Para Schlegel la poesía antigua es desinteresada, perfecta en la forma, pura en sus géneros; la moderna es artificial, es decir, interesante, amanerada, no respetuosa de los géneros, o bien culminante en un sólo género mixto, la "novela". Progresivamente, Schlegel se alejó de la teoría de los géneros literarios.

Considera que las lenguas humanas se pueden subdividir en dos tipos fundamentales según su constitución: lenguas flexivas (aquellas en que aparece la modificación de la raíz) y lenguas aislantes. Generalmente, esta bipartición se desarrolló en una distinción triple: lenguas flexivas, aglutinantes y aislantes. Esta reinterpretación es de August Wilhelm (hermano de Schlegel), seguido luego por Schleicher.

Schlegel observó que en un extremo está el antiguo indio (sánscrito), con una formación gramatical casi perfectamente flexiva, seguido, de forma menos perfecta, por otras lenguas, como el griego, persa, latín, germánico y, de modo más reducido, lenguas eslavas, el armenio y el céltico. Siguen al latín y al germánico, de manera más imperfecta, las lenguas románicas y germánicas modernas. Todas estas lenguas están vinculadas genealógicamente.

Frege nos habla de tres nociones: función, referencia y sentido.

Al resolver las funciones matemáticas observa que una función es algo que tiene que ser rellenado o saturado con argumentos para llegar a la solución y obtener un valor. Según él si así hablan las matemáticas, la lógica también puede ser así y por lo tanto nosotros hablar del mismo modo.

Pero al preguntarse por la noción de igualdad se encuentra con el inconveniente de la “paradoja de la identidad”. Para solucionar este problema dice que todo signo designa una referencia o realidad externa a ella y la expresa de forma diferente.

Como consecuencia toda referencia implica un sentido, pero puede haber nombres que no tienen referencia con la realidad, pero sí tienen al menos un sentido.

Según Frege, el lenguaje ideal es lógico.

Russell coincide con Frege en cuanto a las nociones de referencia y sentido, pero tiene un problema con la noción de sentido, puesto que hay muchas referencias lingüísticas que no tienen sentido. Por lo tanto, según él y al contrario que Frege, la noción importante es la de Referencia, pero no a la de Sentido. El lenguaje ideal es aquel incapaz de decir cosas que no tengan referencia y además, tiene que estar bien construido sintácticamente (todos los términos, que hacen referencia a algo que existe, deben de estar bien ordenados).

Russell distinguió los siguientes elementos, tanto del lenguaje como de la realidad:

- En el lenguaje hay nombres propios que designan objetos individuales. El significado de los nombres es el objeto al cual se refieren (el significado de Pedro es Pedro). Esta afirmación de que el significado de un nombre es el objeto al cual se refiere fue sostenida por Wittgenstein en el Tractatus.

- Estos objetos individuales poseen cualidades (Pedro es ambicioso) y entran en relación con otros objetos particulares (Juan ama a Pilar). Se tratan de hechos y los hechos se expresan en proposiciones.

- Las proposiciones pueden ser atómicas o moleculares (proposiciones atómicas unidas mediante conectivas lógicas: Pedro es ambicioso y Juan ama a Pilar).

El análisis formal llevó a Russell a establecer como últimos tipos de proposiciones y hechos los siguientes: atómicos (esto es amarillo), moleculares (esto es o verde o amarillo), existenciales (hay cosas amarillas), generales (todos los limones son amarillos), completamente generales (proposiciones de la lógica y las matemáticas) y negativos (Felipe II no era italiano).

Hasta ahora, los autores anteriores piensan que la búsqueda de un lenguaje ideal era necesaria puesto que el lenguaje ordinario es imperfecto, sin embargo, Wittgenstein opina que el lenguaje ya es ideal, pero que es necesario buscar su lógica interna. Escribe un libro (Tractatus) con siete proposiciones para buscar esa lógica interna del lenguaje.

1.- Parte de la idea de que el mundo es todo lo que acaece (hechos), por lo que podemos decir que el último dato del mundo son los hechos.

2.- ¿Cómo se nombran los hechos? Nos hacemos imágenes, dibujos, representaciones del lenguaje. No está intentando referir cada palabra a un elemento de la realidad como hacía Russell. Cada proposición del lenguaje es ya un hecho, es “algo”, y hay unas ciertas relaciones entre lo figurado y la figura. Para nombrar los hechos se hacen figuras de ellos.

3.- La Isomorfía Semántica se estructura en una relación de isomorfía o de representación, lo que supone que la relación de isomorfía ya no es simétrica entre dos conjuntos iguales, sino que es una relación de forma, de figuración. Si esto es así, entre lo representado y la representación hay un mínimo lógico. Esta forma mínima es inalterable ! FORMA LÓGICA. Todo el mundo es lógico (incluido el lenguaje). Por ello no hace falta crear un lenguaje ideal porque éste ya es lógico de por sí.

4.- Russell dice que el lenguaje no es ideal porque hay cosas que no tienen referencia, pero Wittgenstein no habla de referencia. Cuando una oración es falsa, si tiene sentido no debe rechazarse porque pinta algo de un mundo posible.

5.- Wittgenstein opina que pensamiento (hablar en voz baja), lenguaje y realidad son la misma cosa.

6.- En la realidad y el lenguaje se distinguen cinco niveles:

  • NIVEL DE LOS OBJETOS: Aquellos que nombramos con los nombres, éstos pueden formar parte de un estado de cosas.

  • NIVEL DE LOS ESTADOS DE COSAS: Composición mínima de objetos que queda nombrada por la función o proposición.

  • NIVEL DEL HECHO: El conjunto de todos los hechos componen el mundo.

  • NIVEL DEL MUNDO: Queda nombrado por todas la proposiciones verdaderas.

  • NIVEL DE LA REALIDAD: Conjunto de todos los mundos posibles (incluyendo el que verdaderamente existe).

  • 7.- Hay cuatro tipos de oraciones, podemos hablar de cuatro maneras distintas de dibujar la realidad:

    1.- Lenguaje representativo, declarativo, descriptivo, lenguaje de la ciencia que da información.

    2.- Oraciones de la lógica, estúpidas, porque son evidentes y no dicen nada, ej: a = a (tienen sentido, pero no dicen nada).

    3.- Oraciones sin sentido, oraciones típicas de la filosofía, que parecen que dibujan algo pero no, ni siquiera en un mundo posible. Este tipo de oraciones no deben utilizarse y deben ser rechazadas.

    4.- Oraciones que sirven sólo para saber cómo funciona el lenguaje, porque cuando lo sabes ya no sirven para nada. (Éste tipo no lo dijo Wittgenstein, fueron los críticos del Tractatus que escribió).

    Según Wittgenstein, en su Tractatus logico-philosophicus:

    • Filosofía no es una teoría, sino una actividad.

    • Una obra filosófica consiste esencialmente en elucidaciones.

    • El resultado de la filosofía no son “proposiciones filosóficas, sino el esclarecerse de las proposiciones”.

    • La filosofía debe esclarecer y delimitar con precisión los pensamientos que de otro modo serían, por así decirlo, opacos y confusos.

    Es curioso saber que el denominado neopositivismo ha sido prácticamente abandonado, sin embargo no ocurre lo mismo con la filosofía analítica, también corriente del movimiento analítico, que continúa en vigor en importantes áreas culturales del mundo occidental. Tanto es así, que el mismo Wittgenstein abandona el primero y con sus “Investigaciones filosóficas” crea esta segunda corriente, pudiendo hablar incluso de Wittgenstein I y Wittgenstein II.

    Finalmente, y como respuesta a la pregunta inicial la razón de estos filósofos para encontrar el lenguaje ideal, es la necesidad que surge debido a que el lenguaje ordinario crea una serie de perturbaciones en el entendimiento humano, que para ser evitadas debe de ser sustituido por un lenguaje ideal (formal).

    NO PIENSES, MIRA.

    Es prácticamente imposible que alguien adopte en el curso de su vida dos filosofías del lenguaje lo suficientemente incompatibles entre sí como para cambiar sus posturas teóricas sobre la posibilidad o imposibilidad de la traducción. Quizás el único caso de relieve en que un mismo filósofo haya acuñado dos filosofías del lenguaje originales y sumamente difíciles de reconciliar entre sí sea el de Ludwig Wittgenstein, con su inicial teoría figurativa del lenguaje y su posterior teoría de los juegos del lenguaje.

    Es precisamente en esta segunda donde podríamos encajar el título de la tercera pregunta del examen, ya que cuando Wittgenstein dice “No pienses, mira” se refiere a que no se debe reflexionar ni proponer un lenguaje ideal, sino observar cómo se utiliza éste. Añade que no hay nada en común a todos los términos lingüísticos que permita crear una Teoría General del Lenguaje, sino del Significado.

    Según Wittgenstein los términos lingüísticos están relacionados entre sí, pero no todos con todos ni de igual manera.

    Argumenta que no hay que preguntarse por el significado de una palabra porque no hay una teoría general, lo que sí hay que preguntarse es ¿cuáles son los ejemplos de una palabra?

    También asevera que no hay definiciones, sólo se pueden dar ejemplos. Al dar ejemplos indico cuándo y cómo se usa una palabra, por lo que la noción que importa es la de USO. Wittgenstein dice que cuando un niño aprende a usar los términos lingüísticos, no lo hace con un diccionario, no sabe que está aprendiendo lenguaje, sino que simplemente lo usa. El niño aprende viviendo, usando el lenguaje y viendo que éste le sirve para hacer cosas. Se sustituye el uso por el significado. Y realmente el uso es el significado. Aprender una palabra mediante su uso supone un dominio del lenguaje y una utilización correcta.

    Cuando Wittgenstein habla de los JUEGOS DE LENGUAJE se refiere a que hay que aprender las palabras viviéndolas. El cómo se aprende no importa, lo que importa es que se hace un USO (“ensayo-error”). Lenguaje y vida, por tanto, van unidas, y es que lenguaje es una herramienta que sirve para hacer cosas en la vida.

    Por todo ello rechaza la idea de que haya una Teoría General del Lenguaje ni un lenguaje universal porque no existe una esencia unitaria del lenguaje. Sólo se domina/usa bien el lenguaje en un determinado CONTEXTO. El lenguaje supone un lenguaje contextual, pero no siempre todos los contextos son válidos.

    Wittgenstein afirma que entendemos las palabras viendo cómo se utilizan. La vida cotidiana es la que puede decir si un término lingüístico está bien empleado o no. El lenguaje es la herramienta que nos sirve para vivir la vida. El lenguaje se une a la vida porque el lenguaje es la única herramienta que sirve para vivir.

    Wittgenstein habla también de la noción de REGLA. Lo que constituye realmente un juego son sus reglas, que tienen dos características:

    • hacer público el juego: hay que saber las reglas, que explicitan todo lo que hay que saber de ese juego.

    • hacerlo universal: las reglas siempre valen dentro de un determinado juego, no se alteran, y si lo hacen ya hablamos de otro juego distinto.

    Wittgenstein esboza intuiciones básicas sobre el lenguaje, que realmente viene a ser una: no hay significado, sino que hay uso. Según esto es lógico no inventar lenguajes ideales, sino el describir el lenguaje ordinario.

    Cada norma es un juego, de ahí la importancia de la regla, puesto que los hablantes serán los que determinen si es correcta la forma de habla.

    Para él es erróneo decir que en filosofía se considera el lenguaje ideal como opuesto al nuestro lenguaje ordinario. Según Wittgenstein el lenguaje ordinario está perfectamente y añade que cuando se elaboran “lenguajes ideales” no es para que remplacen a nuestro lenguaje ordinario, sino para eliminar alguna dificultad causada en la mente de alguien al pensar que ha comprendido el uso exacto de una palabra común.

    Esa es la razón por la que su método no consiste simplemente en enumerar los usos actuales de las palabras, sino en inventar otros nuevos de modo deliberado, algunos de ellos a causa de su apariencia absurda.

    Austin pretende dar un encuadre a los pensamientos de Wittgenstein II. Habla también del análisis del lenguaje común utilizando como método de investigación la observación directa del USO (realizaba seminarios en los que la gente hablaba mientras él observaba el uso de las palabras). Al igual que Wittgenstein II tampoco está de acuerdo con la idea de un lenguaje ideal, pues según él los lenguajes ideales tienen una realización muy pobre.

    Según Austin no hay diferencia entre hablar y actuar, por lo que debo recurrir a mi lenguaje no para descubrir qué hay detrás de él (significado), sino para ver qué quiero hacer con él.

    También afirma que el lenguaje depende de condiciones contextuales extralingüísticas (Pragmática).

    Searle añade la idea de que no es suficiente fijarse sólo en los verbos, sino que también hay que fijarse en los ACTOS DEL HABLA. La finalidad, según él, será la comprensión del lenguaje.

    Searle sienta las bases de la Pragmática como ciencia y señala tres criterios desde los cuales se pueden estudiar los actos:

    • Dirección de ajuste: Si el acto se ajusta al mundo.

    • Propósito: Lo que uno pretende hacer con el acto.

    • Sinceridad: Si el acto expresa sinceramente lo que dice el hablante.

    Para finalizar, me gustaría comentar que es cierto que no nos paramos a observar nuestro entorno. Quiero decir que generalmente todo el mundo va absorto en sus pensamientos y no miramos. En mi familia se usa mucho una frase que es: “Es que no ves, sólo miras” y yo personalmente creo que en general no hacemos ni lo uno ni lo otro. No sólo hay que ver, mirar, observar, sino también tocar, oler, sentir…, y luego pensar, reflexionar.

    También he podido comprobar que lo que dicen estos autores es cierto. Tengo un hijo de seis años y a través de este tiempo he visto como ha evolucionado en su uso del lenguaje. Por ejemplo, cuando era bebé, para pedir agua señalaba la taza, más adelante decía “guagua”, después “agua”, así hasta que ahora pide por favor que le de un vaso de agua. En realidad en todos los casos quería lo mismo y se comunicaba, sólo que su uso del lenguaje ha ido evolucionando.




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    Enviado por:Verobelin
    Idioma: castellano
    País: España

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