Sociología y Trabajo Social
Fenómeno urbano en el Reino de Chile
INDICE TEMATICO
Capítulos Contenidos Páginas
Introducción 3
1 Bajo el signo de la ilustración
y la monarquía absoluta 5
1.1 La ilustración 5
1.2 Concepción del gobierno monárquico 5
1.3 La monarquía española 5
1.3.1 Política internacional 6
1.3.2 Cambio dinástico en España 6
1.3.3 Adopción de los principios ilustrados 6
1.4 El gobierno de las indias 6
2 Procesos y fenómenos estructurales
en América del siglo XVIII 7
2.1 Procesos paralelos. El entorno americano
y el caso del reino de Chile 8
3 Procesos urbanos en el reino de Chile
del siglo XVIII: factores y elementos 11
3.1 Continuidad de la herencia conquistadora
3.2 La transición al siglo XVIII
3.2.1 La política fundacional borbónica
3.2.2 Urbanismo y urbanización
3.3 La función del cabildo
4 Estructura urbana: los componentes de la dinámica
del medio urbano para el siglo XVIII
4.1 Caracterización locacional
4.2 Caracterización estructural
4.3 La población en la estructura urbana
5 Descripción del caso La Serena
en el corregimiento de Coquimbo
5.1 La población en el corregimiento de Coquimbo
5.2 Cronología de hitos importantes
Conclusión
Bibliografía
INTRODUCCIÓN
( "LA CIUDAD ES UN FENÓMENO EMINENTEMENTE HISTÓRICO"
Lewis Mumford “La Cultura de las Ciudades”, 1945 ).
El estudio del mundo urbano, que se presenta con una dinámica particular, similar a un órgano viviente, lo mismo que el hombre, recorre diversas etapas de desarrollo. Desde simple asentamiento aldeano, va logrando sucesivamente las formas de pueblo, villa, y/o ciudad; éstas a su vez, encuentran su fundamento preclaro en los movimientos procesales y coyunturales, que a distintos niveles: político (interno), que establecidos en ciclos regulares estabilizan la estructura social. No sería falso afirmar también que dicha estabilidad interna repercute con su huella indeleble sobre los intercambios de orden económico externo, que dicha estructura u órgano social mantiene con su entorno, hinterland, dirían los economistas modernos.
Tal planteamiento se puede percibir a través del tiempo desde las antiguas sociedades del Oriente - Mesopotamia: Asiria, Babilonia; Egipto- como en los centros de Eurasia - Grecia, Roma-, las que caracterizadas a nivel "macro-estructural", pueden vincularse con nuestros recientes desarrollos, en casi todos los campos.
En todo caso, salve la acotación de que son primero los síntomas sociales los que aparecen y, producen luego una reacción a nivel de gobierno político; empero el efecto es recíproco, es decir, que se establece un ciclo de desarrollo urbano.
En lo que respecta a nuestra ocupación, existen variadas maneras de referirse al tema enunciado, como ya lo ha señalado Patricio Randle (1972), pero se ha preferido el modo de la Historia, ya por la exigencia de la cátedra y también por ser ésta perspectiva la más abarcativa en cuanto a interpretación y crítica posible, pues de ella se desprende la característica de ser también inclusiva de conocimiento humano en toda su dimensión.
El objetivo primigenio del presente trabajo de investigación fue, en primer lugar, el tratar de ordenar y reconstruir una visión del conjunto del fenómeno urbano durante el siglo XVIII, en el Reino de Chile. Sin embargo, el proceso de búsqueda que parecía concluido, halló que esto se había ya intentado en la obra de Santiago Lorenzo Sch. ( “Origen de las ciudades chilenas: Las Fundaciones del Siglo XVIII”: 1986), y en los trabajos de Gabriel Guarda, O.S.B. ( “Historia urbana del Reino de Chile”:1978. “La ciudad Chilena del siglo XVIII”, y otras ), de Jorge Enrique Hardoy (“El proceso de urbanización en América, desde sus orígenes hasta nuestros días”: 1969), entre otros y cada uno de los cuales aportaba su particular enfoque respecto al tema seleccionado aquí.
Luego, nuestra atención se centró en los procesos análogos y simultáneos en las colonias americanas - de dominio español -, y que en nuestro espacio territorial tuvieron su expresión específica en los diversos marcos regionales creados por la política de gobierno en el curso del siglo XVIII, donde se percibe la gran transformación de las “Estructura social de Chile” (Hernán Godoy Urzúa:1971 ). Esto es lo que tratará nuestra investigación en su desarrollo principal.
Siguiendo la idea señalada más arriba, podríamos inducir que los procesos políticos y económicos están en mutua interrelación con el resto de las expresiones del quehacer de los hombres -concepciones filosóficas, culturales, artísticas, fluctuaciones del balance demográfico, su estructura social.
Es de sumo complejo - se ha podido comprobar durante la investigación - abarcar todos y cada uno de los procesos que se viven en el medio urbano, tanto en su génesis como en su desarrollo; tal parece que no hay excepciones a este principio.
Los trabajos u obras consultadas sobre el tema, entre los más importantes, corresponden a Santiago Lorenzo ( ob.cit.:1986; “Concepto y Funciones de las Villas Chilenas del Siglo XVIII”: 1987, “La política de poblaciones en Chile durante el siglo XVIII:1978; “Los privilegios vecinales. Su aplicación en Chile en el siglo XVIII”: 1984 ), quien ha intentado con relativo éxito la visión de conjunto acerca de la génesis y desarrollo de la política fundacional llevada a cabo durante el siglo XVIII, y su impacto en el entorno geopolítico y social del Reino de Chile. Apuntando hacia los fenómenos de ruralización de la población, y su concentración en - lo que denominan los geógrafos- “asentamientos-clave”, más la descripción urbano-arquitectónica la asume someramente. Esta la detalla Gabriel Guarda ( ob. cit: 1978; y en : “La ciudad del siglo XVIII” ), quien establece unos parámetros para la planificación urbana y que son comunes para la sociedad hispana de aquella época, no obstante, no ahonda demasiado en los por qué de dicho desarrollo, prefiriendo hacer alarde de una extensa cita bibliográfica que apoya su descripción del urbanismo chileno y, sólo adscritos a él, los elementos humanos derivados y asociados al entorno en cuestión; se circunscribe a un orden de casos ordenados temporal y geográficamente; cabe señalar aquí la formación de arquitecto de éste clérigo investiagdor.
Una obra del mayor interés, y a pesar de no constituir una novedad reciente, es la de Hernán Godoy ( ob. Cit:1971 ) que por asumir el concepto de estructura en torno a ser un modelo explicativo de los hechos y relaciones sociales, aplicado a una sociedad global multidimensional, además, utiliza el criterio periodificador urbano, ya que - según explica- “el proceso de urbanización es un fenómenos social muy inclusivo” que afecta a ésta sociedad global, a nivel transversal de variables consideradas. Fue ésta una excelente guía para exponer los temas desarrollados en el presente trabajo, en la medida que ésta obra ayudaba a caracterizar determinados ciclos y períodos históricos; claro está que él apuntaba a un tema de orden sociológico de configuración de nuestra sociedad chilena, avanzando una caracterización general hasta nuestros días, y sin profundizar en los casos regionales en forma extensa, y de no ser por la criteriosa selección de obras complementarias para cada uno de los períodos o ciclos de la historia chilena, nos parece no habría sido considerada.
Una serie de artículos que forman parte de la revista “Cultura” ( vol. VIII, núm. 24c, 1986 ), editada por el Banco Central del Ecuador, así como los artículos de Jacques Simard (1997), Pedro Bracamonte (1994), y Juan Javier Pescador (1992), nos han señalado el conjunto de procesos históricos que se gestan y desarrollan durante el período en cuestión y son análogos a todo el espacio colonial español, a nivel social, económico, y político, y también nos ofrecen categorías de análisis de índole geográfico -en lo que respecta a la organización y categorización del espacio urbano. En torno a dichas obras y otras que se explicitarán, se ha construido una correlación de procesos, que reconstruidos como ha continuación se detalla, logra cierta perspectiva global.
Se ha establecido una forma de trabajo tal que, éste se ordena desde la macroestructura de gobierno metropolitano ( España ), pasando luego a describir el nivel colonial americano. En los siguientes capítulos se expone comparativamente los estudios de caso, interpolando sus principios axiomáticos al territorio del Reino de Chile, y que se cristalizan en dicho período bajo diversas manifestaciones.
Esperando que nuestro esfuerzo no resulte vano, creemos añadir también la importante profundidad que logra la acotación transversal de los temas tratados en pos del logro del objetivo de nuestra investigación. Esperanzados en obtener una mayor comprensión y significado de lo que percibimos cotidianamente como un común aspecto físico, el urbe; veámos lo que él trabajo investigativo nos produjo.
Fig. 1: Antigüo mapa del Mar del Sur
CAP. 1: BAJO EL SIGNO DE LA ILUSTRACIÓN Y LA MONARQUÍA ABSOLUTA:
EL DESPOTISMO ILUSTRADO DEL SIGLO XVIII
(O EL MARCO HISTÓRICO DEL URBANISMO EN IBEROAMÉRICA Y CHILE).
A modo de posibilitar el entendimiento del trasfondo histórico del accionar de los monarcas y su séquito burocrático, se han identificado los siguiente elementos descriptivos:
La Ilustración: Convencionalmente se denomina Ilustración al movimiento intelectual que exalta el primado de la razón como herramienta principal para penetrar en las “cosas” de la Naturaleza, descubriendo a la vez, a la sociedad un futuro luminoso de felicidad y de perfección siempre en aumento ( progreso ), postura que plantea también como concepción histórica, bajo los auspicios de un próspero Racionalismo.
Los historiadores que se han podido consultar, remontan su origen remoto en el Renacimiento que, según Vicens-Vives, caduca los sistemas medievales antes entronizados, y de los cuales sólo perviven algunos de sus elementos -, cuando se desmoronan los antiguos modelos. Tras la confusión intelectual acaecida, solamente en le siglo XVII se obtienen planteamientos claros, con Francis Bacon (filosofía de Empirisimo) y René Descartes (filosofía del Racionalismo) entre otros. Su consolidación se cristaliza en el siglo XVIII, sobre uno de los elementos que la caracteriza el revisionismo crítico, el cual es previo a cualquiera de las decisiones - cuando es adoptado por las monarquías -, de cambio y/o transformación de las instituciones gubernamentales.
Su preocupación por el bien común o “felicidad pública” se demuestra en la suficiencia de los medios con que cuentan los hombres “sin la ayuda de Dios”. Fomentan las obras públicas, urbanas fundamentalmente, y áreas de transporte y comunicación, edificios de gobierno y esparcimiento, economía agrícola y educación. Bravo Lira señala que este factor “es el que comprenda el ideal político de la Ilustración derivando hacia la política y sus instituciones, produciendo un cambio en ellas” .
Tratada en términos concretos, ella toma los calificativos de Católica y Nacional, ya que según anota un investigador citando a Mario Góngora, es una “tendencia que sucede a la cultura barroca eclesiástica, tiene su origen en Francia y logra imponerse en las altas esperas de la iglesia de los países católicos en Francia y logra imponerse en las altas esferas de la iglesia de los países católicos del despotismo ilustrado. Esta ilustración católica contribuye a sustituir la escolástica por el eclecticismo filosófico y por la nueva ciencia, opone al barroquismo del culto de los santos la pureza de las costumbres, marcando un ideal de santidad ilustrado. Según Góngora, el iluminismo católico fue liturgista y hostil a las devociones populares, crítico de la historiografía eclesiástica, entusiasta de la parroquia y reticente frente a las órdenes, favorable al poder de los obispos y concilios en menoscabo del papado; adicta en fin a las autoridades seculares y su intervención en la disciplina interna de la iglesia”.
1.2. Concepción del Gobierno Monárquico: La Filosofía política cuyo sustento lo comienza a obtener gradualmente de las ideas ilustradas, sublima y elabora más claramente el rol del Estado; se institucionaliza la sentencia de Luis XIV “ L' Ectàt çes moi ”.
El poder de la monarquía absoluta se transforma en un despotismo ilustrado, denominación que se alinea dentro de la orientación general de las monarquías europeas, que desde la segunda mitad del siglo XVIII, se define como un reformismo fundamentalmente crítico y, que propendía a una “ revolución desde arriba ” en pro de una racionalización de las estructuras políticas, sociales y económicas y hábitos culturales.
Lo que caracteriza al absolutismo ilustrado es la formación del concepto de los fines permanentes del Estado sobre la base de los antiguos deberes del monarca y el de la prosperidad pública. Proyecta ahora la monarquía la imagen de un gobierno eficiente y realizador, en el siglo XVIII, ideal de los Borbones en España y en Indias.
1.3. La Monarquía española en el siglo XVIII: Evitando una extensión demasiado tediosa, se ha considerado un desglose de procesos y sucesos con que se inicia el periodo, y se desarrollan a lo largo del mismo.
1.3.1. Política Internacional: Marcada por la “Guerra de Sucesión Española” a principios del siglo (1701-1713/1714) entre dos bloques o alianzas, Francia-España versus Inglaterra-Austria y sus aliados respectivos, es lo que podría denominarse una “primera fase”.
Luego de un interfaz de dos o tres décadas sobreviene lo que Grimberg denomina inversión de alianzas, con la que luego de un segundo conflicto bélico importante, “La Guerra de los Siete Años” (1756-1763), se consolida la posición inglesa, comienza la recuperación hispana y lusitana, y se estanca el liderazgo internacional de Francia; surgen nuevas potencias -Prusia, Austria, Rusia. Se inicia una “segunda fase”.
1.3.2. Cambio dinástico en España: Luego de superarse la Guerra de Sucesión, se sanciona la sustitución dinástica de los Habsburgo por los Borbones, que tras la firma de los Tratados de Utrecht y Rastadt (1713 y 1714), se entroniza a Felipe Anjou - nieto de Luis XIV- con el nombre de Felipe V en el solio hispano.
1.3.3. Adopción de los Principios ilustrados por la nueva monarquía: Las cuales toman cuerpo a través de una transformación transversal de la política, de la economía, y en fin de la sociedad. El alcance de ésta afectará, asimismo, a las colonias americanas y, subsecuentemente, al Reino de Chile, desde Felipe V hasta su máximo exponente, Carlos III (1759-1788).
1.4. El Gobierno de las Indias: De reacción tardía, dada la lenta recuperación interna de España a raíz de la citada Guerra de Sucesión, las reformas borbónicas - que acentúan el absolutismo centrípeto, es decir, conduce al despotismo- se manifiestan en una ordenación territorial más prolija, dejando en manos de los virreyes una región menos extensa y más controlable. Se pone en marcha la creación de dos más jurisdicciones virreinales: Nueva Granada, desprendida del virreinato peruano en 1739; y Río de La Plata, desgajada del virreinato en 1776.
A su vez, se concreta la transferencia del sistema de intendencias hacia América que, con Carlos III, vendría a mejorar el anterior sistema de veedores y superintendentes que se remontaban, junto al nuevo sistema, a un origen comisarial extraordinario y con carácter de permanente, en las Cortes de Toledo en 1480, contando de este modo el monarca con servidores más directos y leales en las ramas de finanzas y milicia - principalmente -, y las justicias civiles y administración pública en general; a Chile llega en 1786.
Encauzando nuestro enfoque, nótese además que el crecimiento demográfico recupera parte de la población diezmada en los períodos anteriores, a través de un aumento tanto vegetativo, principalmente, como por efecto de la inmigración desde Europa hacia las colonias americanas. Esto lleva aparejado a la vez el desarrollo económico derivado de un resurgimiento de las actividades mineras y agropecuarias, por el implante de nuevas técnicas y hallar un excedente que propende al mismo tiempo coayudar al crecimiento de los efectivos demográficos. Este crecimiento vegetativo, se ve descrito también por el alto volùmen de nacimientos sobre las defunciones, dado el proceso de relativa estabilidad bélica - como el caso de Chile, salvo algunos levantamientos que no tienen la magnitud devastadora como el de Curalaba (1598-1602)- y las mejoras de salubridad y alimentación de la población.
Grimberg (1985) afirma que el flujo migratorio compensa la pérdida de efectivos indígenas bajo una doble modalidad:1) la que impulsaba y controlaba la Casa de Contratación y,2) la forma ilegal que era igual a un 25-50% de las cifras oficiales.
La dinámica de crecimiento económico se manifiesta en la intensificación de la producción agrícola (grano-ceralística, en Chile Central principalmente), que sustenta una economía minera (oro, plata, cobre, y en menor escala azogue, en el Norte Chico de Chile), es decir, existe una economía complementaria a una de mayor importancia, la minera.
Siendo éstas dos actividades la fuente de riqueza, los metales contaban con una demanda segura desde la metrópoli, que se veía más acrecentada por distintos fenómenos, o lo que es igual a decir, que la afectaba un problema multifactorial: contrabando, guerras en Europa, corrupción burocrática, y las reticencias de la aristocracia criolla a pagar determinados impuestos. Este conjunto de elementos producían un escape de metal -amonedado o semi elaborado- del circuito comercial metropolitano que producía un efecto de distorsión sobre el resto de las relaciones comerciales. Sólo a partir del segundo tercio del siglo XVIII se impondrán más estrictos controles sobre este ámbito.
Podríamos pues, inferir la existencia de situaciones geopolíticas diversas, el agotamiento de los antiguos centros de producción y la alteración de los circuitos de comercialización del imperio español en América, los cuales determinan modificaciones de relación de las áreas centrales y periféricas en el siglo XVIII. Regiones marginales se incorporaron como mercados potenciales, y otras, antes desiertas, serán ahora territorios ocupados por la evangelización o la producción económica, se acentúa la estructura económica de exportación de materias primas.
CAP. 2 : PROCESOS Y FENÓMENOS ESTRUCTURALES
EN EL ESPACIO DE LA AMÉRICA HISPANA, SIGLO XVIII
Como desarrollo urbano podemos entender un proceso programado de adecuación y ordenamiento del medio urbano, sea físico, económico o social, concebido y forma integral de un desarrollo regional o territorial. Es así como la nueva política fundacional del siglo XVIII, en el Reino de Chile, adquiere un carácter funcional y para el cual se describen ciertos caracteres a considerar:
a) A diferencia de lo que había sucedido en la época de la Conquista en el siglo XVI, cuyo fin, el dominio político de los territorios en forma expansiva creciente - o lo que se ha denominado “modelo cortesiano”- , el proceso de fundación de ciudades y villas en el siglo XVIII tiene el objetivo de “recuperar” y/o “consolidar” los territorios en estado de beligerancia con aquellos adyacentes de los indígenas;
b) Tal como lo ha sugerido Santiago Lorenzo (1986,1987), el crecimiento demográfico de la población del Reino de Chile, tanto por una tasa vegetativa - lo que da cuenta del alto grado del proceso de mestizaje a que se ha llegado-, como por los flujos migratorios, o los factores aleatorios respecto a la calidad de vida de los individuos y niveles estamentarios, trae consigo la necesidad de reagrupar una población dispersa o “ruralizada”, en las unidades agropecuarios o mineras;
c) De lo anterior se desprende el concepto de funcionalización económica de las estructuras sociales; hacen su aparición nuevos grupos humanos tales como los marginados, el tipo humano mestizo-blanco, verbigracia. Consecuente con éste postulado surgen diversas denominaciones para la mano de obra agropecuaria y minera; se quiebra el sistema de encomiendas, por la disminución o estancamiento de la población indígena y aumento de la masa demográfica mestiza-blanca y de color;
d) Es inevitable no enunciar la herencia cultural, que en el proceso urbano y fundacional, como también en su desarrollo interno, juega un importante rol, según varios estudiosos del tema. Tanto es así que ésta abarca desde lo arquitectónico-urbanístico propiamente tal, en el trazado y en la forma del núcleo urbano como en su estética. Inclusive, el concepto y funciones -elaboradas, ensayadas y sintetizadas- de larga data, como lo son sus roles civilizador, económico, estratégico-militar, centro ceremonial o espiritual-religioso, y principalmente político.
Seguramente, se escapa alguna otra particularidad, que debido a la poca claridad de su desarrollo, no se ha descrito aquí. Se pueden empero, adelantar de esto los trabajo presentados y explayados en la publicación de la Universidad de La Serena "Geo-espacios".
Por otro parte De Ramón Folch en uno de sus trabajos ha dado las siguientes consideraciones:
a) La influencia de las fundaciones de ciudades: espacial-territorialmente, tanto como culturalmente,es un hecho que en las percepciones más evidentes que se pueden abstraer.
b) La relación entre dominación y urbanización: donde predomina el concepto de geopolítica estratégica, en el sentido económico y militar.
c) Gradualidad del proceso fundacional, es decir, por fases: el imaginario creador trae consigo una herencia de planificación urbana derivada de los tratadistas renacentistas, fundamentalmente; asimismo, el espacio político objeto de dominación, requería una sistematización del avance, como pudieron comprobar luego con la resistencia indígena; y también un pensar la defensa de los puntos de incursión corsaria.
d) Los centros urbanos como eslabones esenciales de los mecanismos que mantienen el flujo de riquezas hacia la metrópoli.
No obstante, ser su trabajo referido al período de 1535-1625, es posible extrapolarlo hacia el periodo del siglo XVIII salvando las proporciones, haciendo un análisis comparativo con las ideas de Lorenzo (1987).
Por otro lado, queda en pie como regla general, que los modelos urbanos, producto del imaginario urbano-español, pretenden imponerse un proyecto de sociedad cuya expresión en las colonias americanas y el Reino de Chile, son el resultado de un sincretismo con el medio donde se establecen.
2.1. Procesos Paralelos. El entorno americano y el caso del Reino de Chile: Redundando en lo expuesto más arriba, dentro de la sociedad de la América española las reformas borbónicas y el resurgimiento de las actividades, observado a partir del segundo tercio del siglo XVIII, que favorece al crecimiento de la población - la cual comienza a ser sometido a censos regulares -, presenta ésta en Nueva España en 1740 en volumen demográfico de tres millones de individuos, llegando en el año 1800 a un alza de seis millones; Chile entre 1760 y 1785 aumentó un 2.3% anual.
La misma fuente anterior coincide con otros autores en señalar, respecto de la población, que sólo un pequeño volumen vive en ciudades, en tanto que en las regiones interiores se fundan en este período muchas villas y pueblos, sobre todo en las últimas tres o dos décadas del siglo XVIII. Asimismo, se señala la importancia que tiene el que antiguos pueblos de indios se transformen en pueblos de mestizos o de despoblaban, opinión que nuevamente es semejante a la expresada tanto por Carmagnani como por otros autores. El flujo migratorio se dirigía a asentarse en ranchos y haciendas ganaderas, o en torno a las minas y ciudades.
Dicha fuente asume a la vez, que la agricultura se incrementa a la para que se fomenta el aumento de la población rural que se debe a la necesidad de mano de obra en las actividades de minería y agricultura. Parece ser que cae en una inexactitud al unir ambos procesos, ya que si la agricultura incrementa sus excedentes, estos son consumidos por el volumen demográfico en progreso. Por una parte, la disminución de la masa indígena encomendada provoca su traslado a las cercanías o al interior de las unidades de producción agropecuarias y mineras en busca de una mayor eficiencia de la mano de obra, por parte de los empresarios; por otro, el aumento corresponda a un tipo humano nuevo, el marginado -huído o libre-. Podemos inferir que las políticas de gobierno durante la época no buscaban sino, la concentración de dicha población rural en áreas más organizadas funcionalmente, en los centros urbanos.
Para reafirmar de cierto modo esta idea, el investigador Pedro Bracamonte (1994) establece una serie de elementos para el caso de los pueblos indígenas de México y derivadas de los cambios impuestos desde el exterior están vinculados a su dinámica interior:
a) Asumiendo un macroperíodo que comprende desde 1750-1880, en el cual se expande el “gran capital, lo que trajo consigo una serie de reclamos mayas”.
b) En conjunto, el historiador apela al significado de la constitución social del peonaje por endeudamiento, un asunto tratado como se ha visto por Mario Góngora y Marcello Carmagnani hace ya varias décadas.
c) De lo cual se desprende el proceso de transformación de los indígenas tributarios en sirvientes de campo, o peones de las haciendas, y sus resultados en la diferenciación de la etnia maya.
Este autor agrega cómo estas comunidades son sometidas a la “república de blancos”, y sufren los cambios iniciados con las reformas borbónicas que pretendían integrar la población maya al desarrollo de la agricultura comercial y la ganadería.
Comparativamente, a mediados del siglo XVIII en México, se puede afirmar una recuperación de la población maya y la no indígena, lo cual produjo una mayor demanda de productos agropecuarios que estimuló la creación de haciendas ganaderas y ranchos de cultivos; así se establece otro proceso común a las colonias americanas, guardando, repetimos, las debidas proporciones en cada caso específico.
Fig. 2: Mestizos.
Según modernos estudios para los casos de Cuenca (Audiencia de Quito) y Quito, respectivamente, señalan la jerarquización del espacio urbano hacia los inicios del siglo XVIII así como un proceso de mestizaje y “cholificación” - que se hace más claro a partir de la segunda mitad del siglo-, para el primer caso. En tanto que en el segundo caso, se advierte, a la vez que aumenta la construcción de edificios públicos y aristocráticos, a la vez que no se observan cambios importantes en la configuración espacial y crecimiento urbano.
No obstante, otro investigador sugiere para el caso de Quito que, “la estructura social sometida a un rígido sistema de castas, se asegura la reproducción de la misma... la propia población urbana se halla sujeta de una u otra forma, al complicado sistema generado por esas “relaciones de base” -la servidumbre-. El carácter estamental de la sociedad se reproduce en el espacio de la ciudad, “en la superposición de conglomerados topográficamente configurados”. En el centro, personas de distinción ocupan casas grandes de dos pisos mientras hacia los arrabales se ubican las casas de tierra, de un solo piso y techo de paja.
Más apartados de la ciudad están los asentamientos indígenas; estos abastecen a Quito de mano de obra, sus pobladores (funcionalizados laboralmente) paulatinamente serán arrancados de esos asentamientos de vida rural e incorporados a la ciudad”. Esto es similar a los establecido en su “Tercera Fase” de Cuenca por J. Simard (1997), cuando afirma la Existencia y desarrollo durante el siglo XVIII “de cuatro sectores socio-étnicos” de donde distingue, desde el centro hacia afuera:
1. El espacio prestigioso. 2. Los sectores pluriétnicos.
3. De mayoría indígena. 4.Periferia indígena.
Para este autor, el cambio mayor lo observa en la cuidad del siglo XVIII- en la extensión de los “Barrios pluriétnicos”, es decir, el desarrollo de los barrios mestizos; se reafirma el principio de recuperación y crecimiento de la población, extensiva a todo el orbe colonial. Según Bodini C-C (1985), el Reino de Chile no fue ajeno a estos fenómenos, ya que, según dice, la población -constituida en mayoría de mestizos con una pequeña elite de peninsulares y un importante grupo de indígenas incorporados a las labores de menor importancia, se distribuirá más o menos en forma homogénea en diversos barrios, como en Santiago y Concepción.
Fig. 3: Tipos de mestizos.
CAP.3 : PROCESOS URBANOS EN EL REINO DE CHILE
DEL SIGLO XVIII: FACTORES Y ELEMENTOS
Un estudio sociológico de Godoy Urzúa (1971) donde analiza la “estructura social de Chile”, ha puesto de manifiesto la importancia del proceso urbano.
Fig.
Para él, “el proceso de urbanización, por constituir un fenómeno social muy inclusivo, afecta a la sociedad global y se expresa en las diversas variables consideradas”.
Para ser más reafirmativos y explícitos, éste abarca en sí las variables demográficas, económicas, políticas y sociológicas, quedando en evidencia la “complejidad multifactorial” que se desarrolla en las ciudades.
De entre las fases o “ciclos de transformación de la estructura social chilena”, de Godoy Urzúa, consideremos:
a. El ciclo rural centrado en la hacienda (1600-1750), y
b. El ciclo de transición rural-urbano (1750-1850).
“El mundo español, por su parte, estuvo vinculado a las ciudades y villas. La vida de éstas giraba en torno a la plaza mayor, la iglesia y el cabildo y fue un fiel reflejo de la vida urbana europea. Las calles fueron diseñadas de acuerdo al sistema damero, que dividía a la ciudad en manzanas cuadradas imitando un tablero de ajedrez.
El grupo "blanco", conformado por españoles y criollos, habitaba en el centro de la ciudad. Las tierras adyacentes a las localidades españolas fueron paulatinamente ocupadas por los estratos sociales más bajos, dando origen a miserables cinturones de pobreza alrededor de las urbes.
Las marcadas diferencias sociales se expresaban en las ocupaciones de cada grupo. Amparados en la propiedad de la tierra o en altos cargos públicos, el sector privilegiado vivía sin mayores sobresaltos en un ambiente austero. La tendencia era establecer familias extensas y unirlas, a través de matrimonios, con sus iguales. Gracias a ello una minoría controló las esferas provinciales y locales del poder”.
( Fuente: http://www.puc.cl/sw_educ/historia/america/html/2_2.html, extraido el 20 de noviembre de2000 )
Por presentar la caracterización establecida más arriba, o sea, se perciben los procesos de intenso mestizaje, organización económica de logro -hasta la primera mitad del siglo XVIII., aumento de los núcleos urbanos y volumen de población que habita en ellos- verificado en el plano demográfico y ecológico, conservando los rasgos tradicionales del aspecto sociocultural -; se acentúa la dependencia agrícola de las ciudades, en el marco del periodo de la Ilustración.
Repasemos algunos de éstos aspectos.
3.1. Continuidad de la herencia conquistadora: En el imaginario español la ciudad y su cabildo, se caracterizan desde el siglo XVI por ser uno de los principales “poderes inferiores”; los “poderes supremos” son los órganos estatal y eclesiástico; este poder inferior se describe como:
a. Una continuidad o república política; un organismo autoregulable políticamente a través del cabildo-, y se manifiesta en el gobierno municipal que tiene su propia estructura; distingue del morador del estante como ciudadanos políticos, vb.
Sobre esto Bravo Lira (1991), ha establecido que el funcionamiento de la "Comunidad Política y la representación del pueblo de Chile"; en la primera mitad del siglo XVIII, las formas de actuación política- la representación-, según el rol cumplido, se podrían señalar en función de su diversidad y mutabilidad en tiempo y lugar.
El autor afirma que hasta bien entrado el siglo XVIII, la diversidad,- según el punto de vista ofrecido por las Siete Partidas-, o sea, un conjunto ordenado y compuesto de mayores, medianos y menores, con el influjo del racionalismo y la ilustración se abre paso a otra noción del pueblo, que lleva del concepto de comunidad al de sociedad política, y que es "residual" resultante de la contraposición entre minoría ilustrada y el resto de la población.
Así el pueblo, la mayoría propiamente tal, se define como gente ruda e inculta, incapaz de comprender y compartir los ideales de progreso de la minoría ilustrada; es un elemento amorfo, pasivo y retardatorio en la vida de la sociedad.
b. Un ente "sociológico inclusivo" (utilizando el término de Godoy Urzúa) de los procesos civilizadores, misional- evangelizadores, económicos y estratégicos-militar entre otros.- Punto de vista que comparten otros investigadores como Gabriel Guarda, Hardoy; y otros.
c. De las características arriba mencionadas (b), no se puede dejar pasar la "influencia militar en las ciudades del Reino de Chile" señalada por Gabriel Guarda, desarrollada bajo una doble contextualización: La ubicación geográfica del territorio de Chile como punto vulnerable a una ocupación o salto de potencia (s) extranjeras enemigas de España; y el medio social que significaba la convivencia con el pueblo Araucano en los inicios de la consolidación del proceso conquistador. Según este autor, "fue la guerra interna la que más influyó en el aparejo de los poblados chilenos y en el bosquejo de su fisonomía verdaderamente campamental" para lo cual se basa en un cálculo acerca de las fundaciones españolas: de un número de 104, 52 son fortificadas y según observa prácticamente todas pertenecen al período de los siglos XVI y XVII.
d. En el transcurso del siglo XVII, afirma Godoy Urzúa, la función dinámica y centrífuga de incorporación política y organización económica del territorio, de las ciudades, junto al predominio agrario de la sociedad- hasta principios del siglo XVIII-, conlleva a su vez una disminución de la importancia del cabildo- consecuencia de la diversificación de las instituciones públicas- lo que a su vez hace declinar el poder de las autoridades urbanas en favor del creciente sector hacendado.
e. En su aspecto físico o urbano- arquitectónico no es ajena a la fuerza de la tradición por cuanto, como lo ha establecido Guarda (1978). El plano de cuadrícula o damero junto a otros elementos de tradición medieval se conjugan en el diseño de las ciudades.- Más la influencia de las Siete partidas; Veggecio; del teólogo Tomás de Aquino; Eximenio; del obispo Sánchez de Arévalo, no se ven alterados por los esquemas renacentistas y será más fuerte la costumbre localista al iniciarse la "era de la civilización urbana" en nuestro territorio, hispanoamericano y reino de Chile
3.2. La transición al siglo XVIII : Tras la contracción de la estructura urbana del siglo XVII- originada por la caída de siete ciudades sureñas, en 1598 por el desastre de Curalaba, más ricas y pobladas del territorio: Santa Cruz o Valdivia (1599), La Imperial (1600), Los Confines (1600), Villarrica (1602), Osorno (1600), Fuerte Santísima Trinidad (1604)-, por lo tanto un estancamiento a principios del siglo XVIII, y acentuadamente al pasar a la segunda mitad del mismo.
Cabría decir, por una parte, que cuando el modelo de trazado urbano americano hubo de ser sancionado por Felipe II (1573) en sus "Ordenanzas de población", éste habría demostrado su vitalidad al sujetar en el territorio conquistado a una constelación orgánica de Ciudades- territorios, luego, la reorganización de la administración borbónica en la península y el crecimiento económico y poblacional en América determinaron renovadas campañas de urbanización en las áreas marginales de cada virreinato, tal como sucedió en la Capitanía del Reino de Chile. En relación a esto, interesa el planteamiento según el cual el principio fundacional de "defender poblando en los bordes limítrofes, tiene la necesidad de estabilizar las fronteras "calientes" con el indígena".
El dominio del territorio a través del nuevo poblamiento será la base de una experiencia que encerrada, además, en el pensamiento de la Ilustración, la formación de una Sociedad ideal campesina , algo similar a lo que Campomanes podrá concebir entonces como alternativa para el desarrollo económico social americano.
El urbanismo así planteado, dentro de un programa pensado en forma integral, se somete en la mayoría de los casos, a un barroco que evoluciona al estilo neoclásico (rococó) a fines del siglo XVIII, bajo el amparo de estructuras de tipo castrense, que condicionan el trazado del asentamiento puebleril.
El período considerado bajo una perspectiva de gobierno político, del siglo XVIII, que rescata la conceptualización de Godoy Urzúa (1971, ob. Cit.) antes mencionados respecto a los ciclos urbanos, y tal como Eyzaguirre ha esbozado, inicia el tránsito de la vida rural a la urbana que tiene su primer estímulo en la "orden real de 1903", que disponía que los españoles de Chile, que habitaban en ranchos, haciendas y chacras se agrupaban en ciudades con autoridades administrativas y eclesiásticas. Los principios que se manejaban eran : acelerar el proceso civilizador de los pobladores, infundirles las prácticas de convivencia social, posibilitar el desarrollo de la instrucción y la mejor administración de justicia, a lo cual podemos agregar el deseo de realizar y con estos medios, el logro de una mayor eficiencia y efectividad de las instituciones y estructuras sociales y económicas, es decir, integrar a todos los grupos sociales hacia un fin común mediante la funcionalización de sus "estatus", inclusive "a los marginados sociales". Como se ha acotado parcialmente antes, durante este período el de la ilustración se observa un esfuerzo de urbanización, para limitar la creciente ruralización del país, con su secuela de vagabundaje, cuatrerismo, aislamiento de las haciendas. Es un período en el cual la sociedad modifica, debilita o intensifica sus rasgos desde lo rural a lo urbano.
La tendencia reorganizadora características de los borbones, se manifiesta, entre otras providencias en una clara política fundacional aplicada a todas las regiones de América. Señalemos que sólo aquí en el reino de Chile, existió ruptura fundacional durante el siglo XVII, y que en todas las otras colonias hubo continuidad como en centro América y en Perú, en cuato significa la construcción en sí un progreso para el medio urbano.
3.2.1 La política fundacional borbónica: Varios autores (historiadores, sociológos, arquitectos, científicos en general) han notado el proceso de crecimiento demográfico que se vivió a fines del siglo XVII, principios del siglo XVIII y se acentúa hacia la mitad del mismo siglo. Junto a éste, otro proceso estudiado por S. Lorenzo (1986, ob. cit.; 1987, ob. cit), el de ruralización a causa de la escasa disponibilidad de ciudades - y todo lo que ellas incluyen. Otros como Carmagnani (1963, ob. cit.) ó Góngora (1960, ob. cit.) han percibido que el intenso proceso de mestización, al interior de la sociedad “Hispana-indígena”, originó tipos humanos nuevos y distintos según su “cuna” y “color”, los cuales por no ser reconocidos por el sistema jurídico quedarán como marginados sociales, siendo su volumen tal que tras varias medidas represivas -y repulsivas a ellos- se considera- por falta o escasez de mano de obra en los sectores agropecuarios y minero- el funcionalizarlos económicamente, y para ellos condensarlos en lugares específicos.
Estos tipos humanos responden a denominaciones tales como: peón o gañan, inquilino, el vagabundo, mendigos.
Los datos que ha ofrecido la historiografía nacional señalan que la política fundacional se gestaría, incluso, hacia la última década del siglo XVII bajo el gobierno de Tomás Marín De Poveda, como ha apuntado Lorenzo (1986, ob. cit.). Son también los obispos Francisco de la Puebla González (1699) y Luis F. Romero (1708), quienes advierten las necesidades y ventajas del establecimiento de pueblos de españoles e indios. A pesar de todo, no sería hasta el gobierno de José Antonio Manso de Velasco (1737-1745), su sucesor Domingo Ortiz de Rozas (1745-1755) y aún Ambrosio O'Higgins (1788-1796) cuando se establezca y desarrolle con resultados prácticos con la organización de la “Junta de poblaciones”. El florecimiento urbano de la segunda mitad del siglo XVIII, obteniendo por la política fundacional, fue facilitado por la densidad demográfica que habían alcanzado las haciendas del Valle Central, a partir de la segunda mitad del siglo XVII y por la organización misional.
Existen tres tipos de fundaciones.
1. Las villas cabeceras de partido;
2. Villas sufragáneas.
3. Villas fronterizas del Bío-Bío.
Fuente: http://www.puc.cl/sw_educ/historia/america/html/2_2_2.html
Esta tipología está en función al motivo que da pie para su creación. Mientras aquellas de “primera categoría”, que según Manso de Velasco se ubicarán de una villa de partido, en las palabras de la política de poblaciones además de la concentración de la población rural, se desea “actualizar el sistema de articular en torno a los núcleos urbanos la administración, la justicia y la iglesia”. Además cuentan con los mayores recursos para su desarrollo, en tanto, las de “segunda categoría” obedecen a un patrón de comportamiento recio a allegarse a las villas cabeceras, o por la falta de un plan adecuadamente organizado -tanto en lo material como en sus fundamentos de orden mental-intelectual -, por parte de los potenciales pobladores como de aquellos cooperadores de dicha política. Tienen un funcionamiento autónomo, existen en un número indeterminado hasta que se oficializa su fundación, y llevan una vida en condiciones sumamente precarias. Se tiene pues, dos fases, que dentro del gobierno de Manso de Velasco se desarrollan, una formal y otra informal de constitución de nuevos poblados o asentamientos “urbanos”. No obstante, merece su atención la “tercera categoría”, dentro de esta el motivo estratégico - militar juega un rol muy importante, ya señalado anteriormente en la configuración urbana de las ciudades del sur. Su génesis no esta en manos de la junta de poblaciones, sino del gobernador del territorio; más, su fin en el espacio fronterizo según el clérigo Joaquín Villarreal, es el medio más fácil y cierto, y el menos costoso de contener a los indios. Respecto a esto será Manuel de Amat y Juliet (1755 - 1762) quien desarrolle este plan, a la par que ubica los puntos estratégicos para sus fundaciones, reconstruye los fuertes, este proceso, nota Lorenzo, forma parte de un plan global de defensa del reino, hecho comprobable con el texto de guarda acerca de la “influencia militar en las ciudades chilenas”.
Estos dos investigadores y otros autores han coincidido claramente también en señalar la presencia de “pueblos de españoles” y “pueblos de indios”, un aspecto que ya hemos indicado en un capítulo anterior.
En Chile, solo a partir del gobierno de Manso de Velasco (1744) se hará saber que la corona anteriormente sólo había legislado para los dichos pueblos de españoles; en adelante hará posible la formación de los pueblos de indios y mestizos con rasgos de indios, como lo demuestra en interés y no llega a buen puerto debido a las dificultades que se presentan en los gobiernos de Marín Poveda, Francisco Ibañez y Andrés de Ustáriz. Es de suma importancia, la preocupación que sobre el asentamiento de los indios, entre 1740 y 1752 coincide con a reiniciación de la fundación de villas españolas, suspendida en 1717. El proceso de matricular los indios, que por entonces se adelanta, no hace sino conformar el problema denunciado a comienzos del siglo, sobre la encomienda como suministro de mano de obra a las faenas campesinas, y así mismo a la actividad minera que vuelve a ser rehabilitada.
3.2.2. Urbanismo y urbanización : Anteriormente se estableció una perspectiva de lo que habría sido la urbanización en el siglo XVIII para el caso del reino de Chile. Allí se señalaba como entre la variable de concentración demográfica y, los cambios sociales y económicos catalizados por la influencia - digamos -“industrial capitalista” . Si reemplazamos este último concepto por el “explotación intensiva de las unidades agrícolas” y “extensión de producción minera”, se comprenderá mucho mejor las circunstancias en las que se desarrolla “el nuevo urbanismo dieciochesco”.
Entendemos, por lo tanto, urbanismo como una forma de vida asociada con la residencia en un área urbana
Según una postura de Wirth (1938), la relación entre los comportamientos morales y los problemas sociales urbanos, se enmarca en la identificación de la “urbanización” con un proceso abocado a la erosión del orden moral por la caída de la “comunidad”. Al margen de lo que este explica, y lo que su tesis pueda significar hoy en día, podríamos intentar extrapolar temporalmente esta última proposición en una pregunta : si entre los fines de la política de poblaciones o fundacional, en suma - fue la incorporación de la población dispersa en el asentamiento-clave urbanos, para con ello transformar la sociedad y la economía, gracias al rol de la ciudad en el proceso “desruralizador” del reino de otras como el de civilizar a “la gente viciosa y libertina... que alude vivir la vida a la vista de los jueces” , ¿qué objeto tiene llevar a cabo dicho programa, si los resultados podrían ser los opuestos a lo planificado, según expuesto por Wirth? O dicho de otro modo ¿Cómo puede suceder la “degeneración” enunciada por Wirth, si como lo ha expuesto Santiago Lorenzo ( 1987, ob.cit. pág. 91 - 92), las villas fundadas en el siglo XVIII han sido calificadas por algunos investigadores y contemporáneos como seudovillas -pequeños núcleos urbanos- con un patrón de aldea rural, tanto por su escasa población como por la calidad rústica de las viviendas?
Ciertamente, no sería difícil caer con esto en una contradicción con lo que ya establecido en las tesis de ambos investigadores. Para responder la interrogante, primero, pondremos la afirmación de Wirth, ya que su estudio claramente se enfoca sobre estructuras urbana - sociales que necesariamente reflejan las circunstancias de una sociedad industrial y capitalisya de Europa o E.E.U.U., vb., de la cual es contemporáneo, mientras el desarrollo urbano del reino de Chile en el siglo XVIII aún esta en ciernes de implementar una industria tal, que influya tan decisivamente en la estructura social, más los modos de producción se orientan a una orden solo de materias primas orientan a un orden solo de materias primas exportables, incluso si existe elaboración, esta no tiene el grado artesanal de competitividad que aquellos que se importan de mercado exterior.
Por otro lado, consecuente con el espíritu ilustrado, se busca en nuestro medio la funcionalización - especialización - de un volumen demográfico con escasa preparación técnica y que se enrola temporalmente en labores agrarias o mineras (los peones) y poco a poco, gradualmente, logra estabilidad al tomar conciencia, por decir, de ser un estamento con características comunes.
También esta funcionalización se apareja a una concentración de población, no obstante, en pequeños núcleos como ha afirmado Lorenzo ( 1987, ob. Cit.)más arriba, pues existía una clara imposibilidad de crear mayores asociaciones por el temor a deshabitar las unidades de producción de haciendas y minas, por la distancia que se creará entre estas y el pueblo por establecer .
Desde el punto de vista diferente, quizás el vicio estaría, en el mundo urbano, en la posibilidad que brindaba a estos trabajadores de usufructuar en desmedida de ciertos desvaríos como son: el consumo de alcohol; la prostitución; las prácticas de violencia dado el carácter rebelado de esta nueva “casta” social (no hay identidad) como lo han señalados otros autores no olvidemos, sin embargo, que unas condiciones del medio pueden precipitar un tipo de conducta latente en el consciente colectivo.
Podemos inferir por ahora, que el entorno urbano posee sus dinámicas propias e internas. Conforme a esto, diríamos que existe un impacto a nivel psíquico de aquellos de origen rural que se incorporan a un sistema totalmente distinto en el tipo de interacciones entre sus iguales, o entre estos y las estructuras en que se desempeñan, social, económico, o político.
3.3. La función del Cabildo : La gran autoridad de las ciudades era el Cabildo, justicia y regimiento, pero, por la acumulación de funciones de era heredero, y su competencia desbordada con creces el marco de acción meramente edilicio, hasta llegar a desempeñar las más elevadas funciones políticas tal como en la época de la conquista, no obstante las tendencias del siglo XVIII indican una disminución de este poder, es decir, la contracción del poder urbano.
El gobierno urbano empero, era detentado fundamentalmente por el cabildo, entidad cuya importancia ha sido suficientemente valorada y que en lo que atañe al desarrollo de las ciudades, es decisiva.
El cabildo no solo vela por el cumplimiento de las disposiciones edilicias relativas a la construcción de casas y edificios, mantención de los servicios comunes, ornato y aseo y progreso de las ciudades, sino por el bien espiritual de la población, la salud, el bienestar de la tierra y su buen gobierno, defensa, en fin atención de los pobres y forasteros. Su importancia política es tal que, así como en el siglo XVI la audiencia de Lima delega en ellos la plenitud del gobierno del reino, en la década de 1810 serán origen del movimiento emancipador y de los gobiernos independientes.
En el siglo XVIII, se halla integrado por representantes de diversos estamentos, diríamos superiores de modo fundamental, en fin vecinos, moradores, mercaderes y soldados, todos tienen parte en su composición. No obstante, el de los comerciantes, rango en rápido ascenso a raíz de la migración vascongada.
Por último, el número de integrantes varía entre las distintas ciudades entre doce, cuatro, seis según su importancia, como Santiago y La Serena; establece la medida “Padrón” espacial, de pesos y precios; establece los términos de la ciudad, o la jurisdicción de la misma a los que se extiende su competencia, referidas a consecuencia de la ordenanza de intendencias.
Según un dato ofrecido por Eyzaguirre, señala que por la falta de interés del vecindario en desempeño de cargos que distraían la atención, o por la falta de interés del vecindario en el desempeño de cargos que distarían la atención de los propios negocios, esto desemboca en que pocas personas se presentaban a postular a las vacantes. Por esto el gobernador Amat ordenó que a partir de 1758 todos los regidores santiaguinos fueron perpetuos y fijó un monto prudente para la compra de varas.
Este paso, encaminado a activar la vida de la corporación no logró, al contrario, su objetivo. Sus miembros solicitaban frecuentemente, licencias para atender sus negocios agrícolas o pretextaban enfermedad para liberarse de concurrir a las secciones. Ellas se distanciaban, a menudo, en meses; el de Santiago en el año 1763 se reunió solo cuatro veces.
Su verdadera importancia, aunque menguada respecto de las épocas anteriores, se observa en el interés público como las fundaciones es de la Casa de Moneda y de la Universidad de San Felipe El Real o en la implementación del canal de Maipo, asimismo en la cuenta pública exigida a determinados funcionarios, gobernadores o auxiliares. En 1776, se solicita al gobernador Jáuregui la cesación de abusivas contribuciones decretadas por el contados Gregorio González Blanco.
4. ESTRUCTURA URBANA : LOS COMPONENTES DE LA DINAMICA DEL MEDIO URBANO PARA EL SIGLO XVIII.
Los procesos de evolución histórica para el caso de Chile, señalados someramente. En capítulos anteriores, puede decirse que se diferencian del respeto de las colonias de América por cuanto poseen características propias, más si son de urbanización. De este interesan las condiciones de distribución y de evolución espacial.
El concepto que se mejora para este período, en cuanto este proceso, es el que refiere que el poblamiento y ordenamiento espacial de ciudades, como elementos de un sistema regional o sea, como el lugares de concentración de población y actividades que influyen en el espacio que sirven.
Otro fenómeno, es de crecimiento y evolución interna del centro, al aumentar el volumen demográfico y las actividades, hasta adquirir una cierta calidad de vida urbana, es decir, una complejidad de actividades sociales, económicos y culturales en la que el rol de los servicios es más importante que simple producción de los bienes primarios o el intercambio económico elemental; es lo que se puede percibir a partir de la segunda mitad del siglo XVIII en Chile.
Según hemos visto, existieron varios fenómenos y procesos que desarrollan durante el período en cuestión, no queriendo decir, además, que no se excluya alguno, más bien debe considerarse la complejidad macroestructural que presenta el entorno urbano.
Ahora bien, si vemos en el un germen de transformación y cambio que se refleja en la sociedad chilena, no perdamos de vista lo siguiente:
Caracterización Locacional : El proceso de urbanización, en el siglo XVIII, visto a través de una descripción estática, presenta dos características principales sobre la distribución de las fundaciones del primer período de la historia de Chile.
Una notable regularidad en la distribución de centros poblados recién creados, junto a la habilidad de sus fundadores para localizarlos de modo de asegurar un cubrimiento general del territorio.
La existencia de variaciones en el patrón de poblamiento, a medida que el enfrentamiento con los aborígenes va aconsejando nuevas formas de asentamiento.
Sobre ambos aspectos el profesor Hugo Bodini (1985) ha señalado, primero, que las características naturales de la geografía chilena, por presentar un territorio enmarcado entre cordillera y mar, con una serie de ríos que cruzan a intervalos más o menos regulares, ofrecía pocas alternativas como fuera fundar las ciudades en línea norte - sur aprovechando para los emplazamientos los cursos medios de los ríos, donde la topografía se presentaba más plana y regular y, por tanto, más favorable.
La necesidad de disponer de buen abastecimiento de agua y de fácil comunicación aconsejó probablemente tal disposición de los centros. En todo caso, no se puede desconocer la rapidez con que se creó en el territorio una red de asentamiento que cubría todo el espacio aprovechable entre Copiapó y el Canal de Chacao.
Respecto al segundo punto, se advierten tres elementos como son:
La idea primera del conquistador es la fundacional (desde Pedro de Valdivia). Observando con cuidado la distribución espacial de las ciudades que fundó o mando fundar, se advierte claramente que en el actual territorio chileno el centro de las fundaciones uno correspondía a Santiago, sino que se encontraba mucho más al sur, probablemente entre Concepción y Valdivia. A su vez, el rigor y la riqueza con que se desarrollaron las grandes ciudades del sur superó fácilmente el desarrollo e Santiago en el siglo XVI, lo que hace presumir un patrón de poblamiento destinado a ocupar preferentemente ese sector y aún probablemente a fijar allí la capital de la colonia, según lo ha expresado Guarda (1978). Este desarrollo urbano prematuro en el país, se vió súbitamente destruido por las sublevaciones indígenas de fines del siglo XVI y comienzos del XVII; en este período Concepción, Sta. Cruz, Los confines, La imperial, La Rica (Villarrica) , Valdivia, Osorno, y Castro, fueron atacadas y reducidas a cenizas.
Pasaron muchos años antes que nuevos vecinos refundarán y recuperaran el desarrollo urbano de tales centros y aún así, medios de ellos llegaron hasta hoy sin sobrepasar límites de los modestos centros poblados.
Un segundo elemento, es el efecto general producido sobre la red de poblados a causa de las sublevaciones de fines del siglo XVI, que se traduce en fuerte migración de los vecinos mejor dotados hacia los poblados de más al norte, particularmente Santiago. Desde allí, solicitaron e influyeron en la fundación de nuevas villas en el “Valle Central”, entre Santiago y Concepción, área que había quedado hasta entonces como un espacio de colonización.
Las nuevas villas se desarrollaron sobre bases agrícolas y las formas características de los núcleos ubicados en esa área presentan hasta hoy esta condición de centros fundamentalmente de vida rural.
Tercer concepto; la importancia que significa el impacto de la lucha indo hispana y produjo en red urbana colonial surgida el Estado de Arauco entre Bio Bio y Toltén y todo el proceso de poblamiento se realiza en función a la guerra
Caracterización Estructural: la estructura interna de la ciudad colonial posee elementos homogéneos si se comparan las trazas urbanas del país, como por ejemplo:
La regularidad en el diseño de calles, plazas y paseos, lo cual parece ser la norma imperante, según la tradición y principios urbanos vigentes al momento de su función. Prácticamente todos los planos hasta hoy, coinciden en una cuadrícula que cubre la zona original del poblado; pero con dimensiones diversas, según cada fundador. Escasos son los casos de tramas irregulares, por influencia de la topografía, como Valparaíso. El centro geométrico es la Plaza Mayor destinada a actividades públicas: no tiene árboles o elementos decorativos muy densos, lo que permite apreciar mejor las fachadas de edificios principales de allí, sirve de lugar de reunión o mercado para el abastecimiento de la población.
A medida que avanza el período se observa cada vez más el interés de los gobernantes por dotar a la ciudad de sitios de descanso y paseo, tales como: Plazoletas , jardines y cañadas; los cuales son un importante elemento estructural, ya que mantiene mas vías de transporte y comunicación más anchas que, además son utilizadas como paseo y descanso en la vida urbana.
Respecto a las avenidas que aprovechan los causes de ríos secos, con árboles y jardines, corresponden a un lugar de encuentro para los habitantes. Ejemplos de ello son el Llano de Subercaseaux, o la Avenida Portales en Santiago y La Serena se continúa la evolución natural de estos elementos urbanos de ornato.
Los elementos naturales, ríos y cerros, se constituyen en el paseo y refugio para la población de menores recursos.
Las calles son un elemento de unión entre los lugares públicos y los privados. Las fachadas son continuas y de adobe rematadas en tejos, lo que da una imagen ordenada y pulcra, con líneas simples y armoniosas
Los edificios públicos, conventos y casas particulares poseen primeros patios que se incorporan a la vida pública; ya se permite el acceso a la población y jardines y comercio allí establecidos.
La ciudad colonial logró armonía entre los elementos naturales y culturales, entre lo público y lo privado.
4.3 La población en la estructura urbana : La población está constituida en este período, en su mayoría por mestizos, con una pequeña elite de peninsulares y un importante grupo de indígenas incorporados a labores de menor importancia, se distribuía más o menos en forma homogénea en diversos barrios.
En Santiago y Concepción se presentan segregaciones especiales, generalmente favorecidas por barreras naturales. En el siglo XVIII, el cobre adquiere relevancia y la agricultura se vuelve más intensiva, el trigo se transforma en el producto más importante de exportación agrícola seguido del sebo.
Esta tendencia a la recuperación de las actividades económicas, afecta a la vida urbana, ya que la estructura económica de exportación de materias primas es paralela a la organización social, caracterizada por una minoría culta y emprendedora de criollos y peninsulares que trataba de organizar la vida social y económica según principios europeos, y sus efectos se aprecian en el diseño de nuevas villas y edificios y paseos de los principales ciudades del país.
De modo antiguo, Manso de Velasco, estimó la población del territorio hacia 1740 en unos 120.000 habitantes, mientras Agustín de Jauregui dirigió un censo de población en el año 1777 hasta el río Maule, y sus resultados se aproximan a unos 200.000 efectivos. Ya en 1791, Ambrosio O´Higgins, a nivel eclesiástico, dio un total de 203.732 en el obispado de Santiago, y 105.114 en el de Concepción, con un total para eñ territorio de 308.846 personas. Se excluye la provincia de Chiloé dependiente del virreinato del Perú, y que según las estadísticas de 1783, cuenta 23.447. Además, se sumaron unos 95.504 efectivos, en territorio araucano, y encargado por el mismo O´Higgins.
Por último, según señala Gutierrez (1983), que las experiencias urbanas transferibles desde la península no fueran homogéneas y también a su vez fueran contradictorias, estructuralmente planificadas sobre “Castrum” romanos de desarrollo medieval y con traza morisca- andaluz, en América se sintetizan, se incorporan, se descartan y crean modelos ordenadores capaces de dar unidad formal y estructural a la ocupación territorial.
También confluyen modelos renacentistas, que a pesar de no tener una influencia decisiva en el medio americano, en su praxis se reelaboran y luego se transfieren a normativa, el conjunto del imaginario colonial.
CAP. 5: DESCRIPCION DEL CASO LA SERENA EN EL CORREGIMIENTO DE COQUIMBO.
Aún cuando los esfuerzos por mantener la capacidad exportadora de trigo hacia el Perú fueron enormes y se logró elevar la región a la categoría de ser la mejor cultivada de Chile en el siglo XVIII. Los propósitos no fueron alcanzados y, la agricultura experimentó un trascendente giro productivo: el cultivo de viñas sustituye al del trigo, de lo cual se deriva la producción de vinos y aguardientes que eran de calidad y también eran exportados hacia el Perú. Dicha transformación que afecta a la ganadería vacuna, reemplazada por la caprina, comprometió el abastecimiento de la ciudad y sus dominios por las regiones del sur.
A su vez el fenómeno compensatorio de la minería y el agro, coayudan al sobrellevar la deprimida economía, sobretodo la primera que se reinicia y desarrolla en forma continua hasta fines del siglo.
Como ya se ha planteado, la población en le siglo XVIII registra una franca recuperación que tiene su base, principalmente, en la producción agraria, la que a pesar de las crisis, se sostiene.
En la estructura social, va ganando importancia el grupo vinculado a la actividad comercial; mientras el mestizaje produce una clara recuperación general de la población, la de los indios de servicio o encomendados disminuyen. Este crecimiento vegetativo se acentúa por los flujos de origen del Valle Central, pues las actividades mineras redituan más atractivo económico que las labores agrícolas.
En tanto la nueva institucionalidad borbónica agiliza estos procesos, mediante una estructura comunicacional que los mantendría informados. El año 1773, el ingeniero real M. Frezier describía con las siguientes palabras esta provincia:
“esta situada en el bajo valle de Coquimbo a un cuarto de legua del mar sobre una pequeña eminencia de cuatro a cinco toesas e altura. Las manzanas que forman son también de la misma medida, cada una con su, pero los pocos habitantes que hay, la incomodidad de las calles sin pavimento, la pobreza de las casas edificadas de barro; las calles avenidas de jardines pues, están orladas de ligueras, divos, naranjos, palmas, etc. que les dan agradables follaje”.
Esta imagen mediocre de la ciudad se compara a la del juez oficial real Joseph Fernández de Campino en 1744.
“ La Situación y vista de la ciudad esta en planta hermosa y de la figura quadrilonga ubicada en una meseta que predomina al piso común de las demás tierra en la altura de 30 grados; cuasi circumbalada por una varranca natural que la hace foso; por el lado de el norte se la forma un río nombrado Delque,lleno de arrayanes que riega y veneficia su vallecito, y con una toma general que sacan, reparten a los solares copiosas azequias con las que dan agua...Se compone de treynta y siette quadras de a ciento quarenta y cuatro varas cada una por cada vanda de su quadro; sin algunos sitios que tiene formados en formas de rancherías en algunos parajes. Sus calles son de doze varas de ancho; su materia es generalmente de adobes; con techumbres de paja y tortas de barro; porque de tejas tiene muy pocos edificios aunque ahora regularmente, los que fabrican las hermosean y perfeccionan con ello y hacen más sólidas y costosas”.
Relación del Obispado de Santiago
Una opinión muy similar en lo que se refiere a los materiales y las formas de casas y edificios que al igual que el gobernador Ambrosio O´Higgins, opina que la ciudad a fines del siglo:
“Desde la primera visita que di a esta ciudad, no pude reconocer sin administración, que siendo la más antigua después de la capital del reino se halle tan atrasada en vecindad y edificios, queno se encuentren sino muy pocas casas regularmente construidas, y las demás incluso las de la plaza, enteramente caídas y de solares sin tapiar, ni siendo menos reparables que muchas del centro del pueblo y por lo común todas las de los extremos, tienen las cercas y hasta las quinchas de sus ranchos sólo de paja, de totora tan expuestas a incendios”.
Estas condiciones son debidas a los ataques de piratas como Bartolo mé Sharp a fines del siglo XVII siendo muy lenta la reconstrucción.
En este siglo se configura el barrio de San Miguel de La Chimba, como también el amurallamiento de la ciudad, a principios del siglo, por el lado sur de la ciudad que poseía cinco balvartes, San Francisco, San Fernando, San Carlos, San Miguel y San José.
5.1.- La población del corregimiento de Coquimbo : Según los datos de 1778, el padrón ofrecía unos 193853 habitantes de los cuales 8.325 fueron tachados de españoles, 5.467 a mestizos, 2.598 a indio y 3.463 a negro y mulatos sin embargo, la misma fuente consultada cita otro patrón para ofrecernos un total de 16.121 efectivos, lo que según esto, infiere una población para La Serena compuesta de 1817 españoles, 59 mestizos, 65 indios, 22 negros y 197 mulatos, o sea unos 2160 individuos. A su vez, entrega el dato de la obra de Carvallo y Goyeneche, unos 2.519 en total.
Asume que fue el desarrollo minero y comercial como político la causa que justifica el aumento demográfico, no obstante, la mediocridad de la construcción urbana de las más antiguas del reino, según el intendente Manuel López de Sotomayor en el año 1798 y los cronistas de la época.
Y a pesar de todo su Cabildo trataba de promover el desarrollo interno, cuando "a las puertas del siglo XVIII “...el comercio clandestino era el más difícil de controlar, particularmente, el de carnes y pescados. Tanto que en 1698, el Cabildo dispone por bando que los comerciantes deben vender sus mercaderías en la Plaza Central, asimismo cuando repite en 1759 que obliga a la imposición de los productos, pagando su impuesto respectivo".
El autor además, señala que "el metálico, agente dinamizados de la economía, sale de la zona para cubrir el déficit de la balaza comercial del El autor además, señala que "el metálico, agente dinamizados de la economía, sale de la zona para cubrir el déficit de la balaza comercial del partido y del reino". Que la ciudad de La Serena sin una población numerosa que estimulara el crecimiento de la producción y el comercio, sin dinero que agilice la circulación de los bienes y la reinversión, el posible desarrollo económico quedaba sujeto a la fortuna de encontrar un venero de oro, plata y cobre que saque de su letargo a todas las actividades básicas.
Tras una larga discusión se lograría establecer un mercado regular - o "La Recova" - el comercio informal, hacia 1789, y en 1795 se levanta el edificio que lo acogería.
5.2.- Cronología de hitos importantes : Marcan el desarrollo de la ciudad, durante el siglo XVIII los siguientes sucesos :
1719 : A. Frezier levanta el plano de la ciudad
1730 : Se inicia el proceso de fortificación con muros, en 1731 sólo hasta el lado sur, dirigió las obras Tomás de Sierra y Solares.
Acaece terremoto que contribuye el desmejoramiento de la calidad e imagen urbana de la ciudad y sus términos.
1731 : El Hospital se traslada a San Miguel de La Chimba, al otro lado de la Quebrada de San Francisco.
La Chimba es considerada en el proyecto de fortificación su entrada sur está en la calle La Merced, origen de La Portada.
1744 : Su población se cuenta en unos 1.790 habitantes más los pobladores de sus contornos.
1759 : Se levanta la Parroquia de Santo Domingo, se levanta otro plano de la ciudad.
1767 : Los Jesuitas son expulsados, su iglesia pasa a los Agustinas.
1778 : A 3.494 efectivos se eleva su población.
1787 : Desaparece el Corregimiento de Coquimbo o La Serena (Indistintamente se aluden ambas denominaciones), es reemplazado en su denominación por el Partido. El Corregidor es llamado ahora subdelegado mientras que los cabildos matienen su estructura espacial.
1789 : El gobernador del reino, don Ambrosio O'Higgins, visita La Serena y dispone la construcción de obras públicas entre las que destacan el empedramiento de las calles principales, el levantamiento de un nuevo edificio para la institución edilicia del cabildo, habilitación de una revoca (mercado), forestación de áreas estéticamente mal ornadas, el fomento de la industria de azúcar y tabaco.
Pedro Rico diseña y traza nuevos planos para la ubicación de los edificios de gobierno, a su vez, verifica el cumplimiento de las instrucciones de 1788 sobre conservación de recursos forestales.
1791 : Se incorpora el sector de La Pampa a los términos de la ciudad para el uso agrícola, mientras el Cabildo los cede (estos terrenos) en comodato al Sargento Mayor José Gorostiaga a cambio de que este trabaje nuevas acequias, hasta la Quebrada de Peñuelas y parcele los terrenos.
CONCLUSION
No es fácil avanzar una consideración muy exacta sobre el tema aquí tratado, sin embargo, nos tomaremos el riesgo, señalando como de entrada que si bien conocemos los hechos como ocurrieron en la medida de lo posible, ellos necesitan de una herramienta que los sopese o evalúe, para ajustarlos a una adecuada reconstrucción e interpretación de los procesos de los cuales forman parte, esta es la crítica, generada en los albores de lo que hemos denominado el siglo de la Ilustración.
En lo referente a la bibliografía, ésta por el mismo carácter de nuestra investigación llegó a ser muy extensa, y por lo mismo no se alcanzó una acabada consulta de la gran masa ante nosotros presente. Se agradece al profesor de Historia de América de nuestra carrera, el facilitar de su fondo personal los artículos que permitieron una comprensión general de los procesos y fenómenos a nivel colonial americano. También muy especialmente, se agradece al profesor de la cátedra de Historia de Chile por ser la guía necesaria, ya que sin sus valiosas acotaciones no podría haber fijado claramente el camino a seguir durante la investigación, y los objetivos de la misma.
Quedaron sin consulta un buen número de obras y artículos de principal y fundamental conocimiento, entre ellas Les mecanismes de la vie economique dans une societé coloniale : Le Chile (1680 - 1830)" de Marcello Carmagnani, Fundación de ciudades en el Reino de Chile de . Acevedo y otros (1986), El cabildo de La Serena (1678 - 180) de D. Amunátegui del Solar (1928), y otras más.
Respecto al trabajo mismo, podemos creer que tras breve relación, habrá quedado meridianamente claro el marco histórico dentro del cual se desarrollaron los procesos inclusivos de los que Godoy Urzúa mencionaba en su obra, entendiendo por tales el efecto recíproco que se produce entre los distintos factores considerados, social, político, económico, inclusive sus fundamentos filosóficos.
Podemos asimismo inferir, que las transformaciones nacen o se gestan a partir de una serie temporal de fenómenos coyunturales que afectan la estructura social, en respuesta a otros de índole económico, lo cual conduciría en la dialéctica histórica, a una transformación de la organización política de dicha sociedad.
Las decisiones en este orden de cosas en función del principio de que las realidades originan conceptos, y estos a su vez producen realidades nuevas, se manifiestan en el siglo XVIII - desde el punto de vista de la monarquía ilustrada - en un enfrentamiento al problema del gobierno colonial americano, y que a lo largo del siglo XVIII busca recuperar su preponderancia económica y política tras los conflictos bélicos en los que se vió envuelta elladurante ese período, y hasta el final del mismo y principios del XIX.
Parte de su recuperación la logró gracias a la capacidad controladora - o centrípeta - que instituyó en su burocracia, y en la política de desarrollo urbano, fundacional y poblacional, al tiempo que requería de ambas estructuras una funcionalización en pos de conseguir el "bien común", que no era otro que el de fortalecer su autoridad y riqueza, encauzando una reorganización del órgano social, es decir, el logro dirigido de la estructura humana no considerada hasta hace poco en la ordenación jurídica, y que lentamente se torna productiva, a la vez que se reconocen a sí mismos como un nivel de la jerarquía social que es nuevo, y ésto sólo lentamente
Mientras el crecimiento demográfico, causado por una estabilidad interna (declive de la Guerra de Arauco y sustitución por el sistema de Relaciones Fronterizas)., y el mejoramiento de las condiciones económicas, este busca un mejoramiento de la calidad de vida, cosa que se logra en el medio urbano, dado el complejo de instituciones y relaciones puestas al servicio de quienes, con su trabajo y esfuerzo, podrían accesarse determinados bienes y servicios básicos.
No obstante, se percibe el cierre o el estancamiento de la movilidad social, de lo que resulta una estamentación de la sociedad (para algunos investigadores hay la denominación de castas sociales) en función de un factor pigmentocrático que define con su sello un carácter contradictorio dentro de los principios ilustrados de la época. Tal fenómeno lo ha expresado Gonzalo Vial C. en lo que él ha denominado "los prejuicios sociales de fines de siglo XVIII" y se manifiesta también en la Pragmática de 1776 sobre matrimonios, los perjuicios de sangre, los oficios llamados viles.
Y sin embargo, se nota el renacer de la vida urbana, en todos niveles del quehacer de las ciudades y villas del siglo XVIII.
No existe conclusión posible sobre el mundo urbano, por cuanto nos lo impide su extraordinario dinamismo interno, y sus múltiples relaciones con su entorno, más cuando hallamos esas huellas perennes y las seguimos en el tiempo, podemos creer en una reconstrucción de nuestra sociedad actual y recoger su heredad con el fin de interpretarlos y transformarlos y plantear, en fin, una perspectiva nueva.
Por último, necesario es decir que, sin la historia se hace en la ciudad, ésta se haga también en la historia.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Nota: se han incluído las posibles ubicaciones de algunas obras para poder acceder con mayor facilidad a ellas, dentro de nuestra Universidad; en el Museo Arqueológico y la Biblioteca Municipal de nuestra ciudad.
Simbología: ULS= Universidad de la Serena; EMG= Campus Enrique Molina Garmendia; UCN= Universidad Católica del Norte, Sede Coquimbo, Campus Guayacán; FG ó CG= Fondo ó Préstamos Generales; AD ó RES= Alta Demanda ó Reserva; HM= Hemeroteca; MALS= Museo Arqueológico de La Serena; BMLS= Biblioteca Municipal de La Serena
La combinación de las letras y los números indican la posición dentro de la sección referida.
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Bravo Lira, B (1986) “Historia de las instituciones políticas de chile e Hispanoamérica” pág.72.
Idem, pág 74.
Idem, pág. 75.
Godoy Urzúa, H. (1984) “La cultura Chilena”, pág.168 Bravo Lira, B. (1986) ob. cit.
Grimberg, C. (1985) “Historia Universal”, pág. 93 ss., tomo 21.
Idem, ob. cit. tomo 22, pág. 61 ss.
El investigador alemán Horst Pietschmann, ha clarificado en forma exacta la raíz verdadera de ésta institución, proponiendo una hipótesis que responde a un proceso político paralelo en Francia como en España. En la primera, no obstante, ésta evolución se aceleró hacia inicios del siglo XVII, porque según ha comprobado allí los gobernadores de provincia y muchos otros cargos administrativos se habían hecho venales, lo cual significó una disminución del poder real y ya no pudo imponer su voluntad frente a éstos propietarios de oficio, fenómeno que ocurrió en España hasta fines del siglo XVII. Véase en: Antecedentes Españoles e Hispanoamericanos de las Intendencia, Horst Pietschmann, Anuario de Estudios Americanos volúmen XL 1983 (pgs. 359-372), Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Sevilla España.
Nótese que al avanzar la época la mayoría de los cargos de la burocracia estatal serán sevidos por un número creciente de peninsulares, imbuidos de las ideas de la ilustración, de origen vasco-navarro (fundamentalmente) y de Castilla (en menor proporción), según ha notado Godoy Urzúa (1984, ob. cit, pág. 156).
Grimberg, C. (1985), ob. cit, pg. 104, tomo 22.
Bodini C-C. H. (1985) “Geografía Urbana” pg. 213.
Sobre el concepto de “urbanización, que es el proceso de adquisición de caracteres urbanos”, ha sido interpretado de tres formas por lo geógrafos:
1. Más comúnmente se le considera como un fenómeno demográfico de concentración creciente de la población en lugares definidos estadísticamente como urbanos más grandes - formando “aglomeraciones urbanas”-. Esta concentración es el resultado de la inmigración procedente de las áreas rurales y de las diferencias en las tasas de fecundidad y de mortalidad que existen entre ambos ámbitos. Los estudios de urbanización demográfica, a menudo señalan los contrastes existentes entre los países en el ritmo y pautas temporales de redistribución de la población; la urbanización se define a veces de forma más laxa como el nivel de concentración de la población, en vez de atender a sus cambios.
2. Una segunda interpretación relaciona la urbanización con los cambios sociales y económicos inherentes al proceso de industrialización capitalista. Las poblaciones y ciudades son necesarias para articular los intercambios y el comercio, y en tanto, concentraciones eficientes de los procesos interrelacionados de producción, distribución e intercambio. De ésta forma la urbanización estructural está ligada a la industrialización y a la evolución de “Sistemas Urbanos” complejos.
3. Por último, la interpretación de la urbanización conductual , descansa en la idea de que las áreas urbanas, especialmente las grandes urbes, son centros de cambio social; la transmisión de los elementos de cambio supone su “difusión” a través del sistema urbano. De esta forma, varios aspectos de las actitudes y del comportamiento están correlacionadas con la posición en la “distribución de ciudades por tamaños”. R.J.Johnson, et. al (1987) Diccionario de Geografía Humana ; Pag. 414. Veáse también: “Problemas de Investigación en Sociología Urbana”, Manuel Castells: Siglo XXI ediciones, 2° edición, Agentina 1972.
Podemos interpretar de este argumento, que en el proceso urbano del siglo XVIII, actuaron más claramente los primer y segundo factores, según se demuestra en el desarrollo de la investigación, claro está, guardando las debidas proporciones, procediendo a un cuidadoso análisis interpolado de las respectivas realidades.
Véase la obra de Ramón Gutiérrez (1983) “Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica”.
Lorenzo Sch, S. (1986) “Origen de la Ciudades Chilenas. Las fundaciones del Siglo XVIII”; “Concepto y Funciones de las Villas Chilenas del siglo XVIII” (1987)
De las obras consultadas véase a Marcello Carmagnani (1963) “El Salariado Minero en Chile Colonial. Mario Góngora (1960) “Origen del Inquilinaje en Chile Central”. Hernán Godoy Urzúa (1971) “Estructura Social de Chile”.
Morris, A.E.J. (1984) “Historia de la forma urbana:...”; Rosenav, H. (1986) “La cuidad ideal:,,,”; Giedion, S. (1982) “Espacio, tiempo y arquitectura; Gutiérrez, R. ob.cit. Guarda, G. (1978) “Historia urbana del Reino de Chile”; Bodini C-C,H. ob.cit.; Lorenzo S. (1987) ob. cit.
Revista “Geo-Espacios”, varios números (1-15) editados desde 1990 a 1997 por la Universidad de La Serena, respecto a las ciudades intermedias en América Latina. Desde una perspectiva geohistórica se analizan las evoluciones de ciudades como La Serena (G. Véliz, 1990: Nº1); Talca (E. González, 1990, Nº3); Chillán (D. Olave F. 1990; Nº 4) Valdivia (C. Varela, 1993,Nº6); Ovalle (E. González, 1994, Nº8); Puerto Montt (C. Varela, 1997,Nº13); en sus fases iniciales que se remontan al siglo XVIII o períodos cercanos, y lo cual representa un conjunto no despreciable de estudios de base, en lo referente a su distribución y consolidación.
De Ramón F. A. (1995) “Rol de lo urbano en la consolidación de la conquista:...” en Revista de Indias, Vol, LV, núm.24, Mayo-Agosto de 1995.
Lorenzo Sch. L. (1987) ob. cit.
Morales P., Fco. (1975) “Manual de Historia Universal. Tomo VI: Historia General de América”, pg. 961 Véase también Eyzaguirre, J.(1972) “Historia de Chile, pg. 250 ss.
Lorenzo Sh. L. (1986) ob. cit.; (1987) ob. cit. Guarda, G. (1978) ob.cit.
Carmagnani, M. (1963) ob. cit.
Lorenzo Shc. L. (1986) ob. cit, pg 34 ss. Guarda, G (1978) ob. cit., pg. 114 ss,
Carmagnami, M. (1963) ob. cit, pg. 28 ss.
Es una postura ya refutada por Mario Góngora (ob. cit.), quien destruyó la tesis aceptada de que la encomienda fue el origen del inquilinaje, para el caso de Chile. Valga acotar que el mismo autor señala una cierta flexibilidad para el caso del Norte de Chile, es decir, en los linderos de la ciudad de La Serena. Véase cap. 5, donde el autor explica que este fenómeno, no generalizado, se debió en parte al crecimiento de la población, que Carmagnani define como indígenas no encomendados.
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De la página electrónica de la Pontificia Universidad Católica de Santiago. http://www.puc.cl/sw_educ/historia/america/html/2_2.html, se ha extraído (20 de Noviembre de 2000) el siguiente párrafo: “Para el siglo XVIII, en palabras de María Ángeles Eugenio, "nos encontramos ya con una estructura social perfectamente estratificada, pero no sólo en función de la riqueza de sus individuos, sino en función de lo que mayor trascendencia tuvo en la sociedad hispanoamericana: el color y la fisonomía de tales individuos; o sea, una élite de blancos o casi blancos y una masa de gente de color que, en términos generales, se denominó oficialmente castas ".
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Bodini C-C. H. (1985) ob. cit. pg. 34.
Fuente: http://www.puc.cl/sw_educ/historia/america/html/2_2.html, extraido el 20 de noviembre de 2000 )
Ob. cit.
Idem, pg.13
Idem, pg. 13
Acótese la profunda elaboración cultural que se constata a partir de las Siete Partidas, la obra del monarca Alfonso X “El Sabio” siglo XIII, y las ideas neoclásicas del Renacimiento -la reinterpretación de viejos moldes de los “castrum” medievales y las ideas neoplatónicas-; como asimismo la fuerte influencia de la Reconquista española, y el uso de los modelos de vidas que allí se dieron, según lo han anotado varios autores.
Bravo Lira B (1986), ob. cit., pg. 62-64.
Bravo Lira, B (1991) “Continuidad Política y representación del Pueblo de Chile, de la Conquista a la Ilustración (1541-1760)”. En revista de Estudios Histórico-Jurídicos, pg. 57-100
Lorenzo Sch. S. (1987) ob. cit.
Véase bibliografía de consulta.
Citada como resumen por Godoy Urzúa H. (1971) ob. cit. pg. 37-43. Publicado en la obra editada por Jorge Enrique Hardoy y Richard P. Schaedel: “El Proceso de urbanización en América desde sus orígenes hasta nuestros días”. Buenos Aires, Argentina. Editorial del Instituto, 1969, pgs. 261-299.
Idem, pg. 38
Godoy Urzúa, H. (1971) ob. cit.
Guarda, O.S.B., G. (1978) ob. cit. pg.14 Ramón Gutiérrez (1983) ob. cit. hace la misma alusión a este aspecto.
40 Guarda, O.S.B.,G (1978) ob. cit. pg.15
Gutierrez, R. (1983) ob. cit. pg. 222
Eyzagurre, J. (1972) ob. cit. pg. 240
Es decir, según la riquezq y el linaje (o nobleza) familiar; o la pigmentocracia que será muy fuerte hacia finales del siglo XVIII, y producirá lo que se podría denominar endogamia aristocrática, en las castas pudientes.
1962; citado por Santiago Lorenzo Sch (1986) ob. cit. pg. 19. También José Pérez García (1900) “Historial de Chile”
Pg. 19.
Godoy U.,H.(1971) ob. cit. pg.14
Lorenzo Sch. S (1986) ob. Cit pág. 23 ss..; cita a Mario Gongora (1951) “El estado en el derecho indiano. Epoca de fundación (1942 - 1570) Editorial Universitaria S.A. Santiago de Chile. Según este, en la colonización de Indias todo el sistema de justicia, administración e Iglesia queda ligado a la base urbana.
Según la definición dela moderna ciencia geográfica se califican de “asentamierntos-clave”
Guarda, O.S.B.G. (1978) ob. Cit pág 88 ss.
Guarda, O.S.B.G. (1969) ob. Cit.
Citado por S. Lorenzo (1986) ob. cit. pg. 30ss.
Lorenzo Sch., S. (1986) ob. Cit. Pág. 36 ss. ; Guardia O.S.B. G ( 1978) ob. Cit. Pág. 182 ss.
Acuerdo de consejo de Indias Madrid, 29 de Abril 1703, AGI Chile 67.
Lorenzo Sch. S (1986) ob. Cit. Pág. 39.
Johnston, R.J. et al (1987) ob. Cit. Pág. 414
Idem. ob. Cit. Pág. 414. Louis Wirth (1938) “Urbanism as a way of life”. Según explica, en los lugares urbanos, la complejidad de la organización económica y social y la división del trabajo fragmentan la vida individual. La interacción es transitoria y superficial, reemplazando la firmeza de los vínculos de la familia, parientes y la comunidad de las zonas rurales. Así, la desorganización social con la que el identifica los lugares urbanos es consecuencia de su tamaño, densidad y heterogeneidad.
Véase pie de página 45 de este trabajo; se insiste que en el imaginario español, la ciudad fue concebida como núcleo fundamental de asentamiento y organización institucional.
Lorenzo Sch. S (1987) ob. Cit. Pág. 94; cita al corregidor de Aconcagua Pedro J. Cañas Trujillo (1778) que dirige carta al gobernador Agustín de Jáuregui (C.G. 94).
Lorenzo Sch. S 1956 Ob. Cit.
Carmagnani, M. (1963) ob. cit. y M. Góngora (1960) ob. cit.
Guarda, O.S.B., G. (1978) ob. cit. pg. 134.
Eyzaguirre, J. (1972) ob. cit. pg. 249 ss.
Bodini c-c. H. 1985 Ob. Cit. Pág. 19. Véase allí "Avance de fronteras" y "Proceso de Urbanización Territorial", y pie de página 10 de este trabajo
Bodini C-C-. H (19859 Ob. Cit. Pg. 27 - 28
Ob Cit. C.F.R.
Observación establecida también por Alvaro Jara en Guerra y Sociedad en Chile : La transformación de la Guerra en Arauco y la Esclavitud de los Indios". Ed. universitaria 1981. Santiago, Chile. Este historiador plantea su tesis por medio de una filosofía de guerra y la profunda influencia de la actividad militar en la formación de la sociedad chilena. Asimismo por Gabriel Guarda, O.S.B. (1978) ob. Cit., en el aspecto urbano arquitectónico, para la construcción de las viviendas y edificios (formas, materiales, funciones)
Gutierrez, R. (1983) ob. cit.
Carmagnani, M. (1963) ob. cit., cap. 3 pgs. 33-48. Y Cobo C., G. (1994) “la Serena: imágenes de su historia”, pg. 54.
Cobo C., G. (1994) ob. cit. , pg. 60.
Idem, ob. cit., pg. 59-60.
Idem, ob. cit., pg. 60.
Guarda, O.S.B., G. (1978) ob. cit. pgs. 210-211
Cortés O., H. (1982) “La Recova Serenense. 1689- 1981”, pgs. 5-8
Idem, Pag. 6, cita a Ruggiero Romano : Una economía Adonial" pag. 31
Según Moraga, F (?), La Serena y su tiempo
UNIVERSIDAD DE LA SERENA
FACULTAD DE CIENCAS SOCIALES Y ECONÓMICAS
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA
AREA DE HISTORIA
"EL FENÓMENO URBANO EN EL REINO DE CHILE. SIGLO XVIII
MODELOS DE VIDA Y GOBIERNO REGIO DURANTE LA MONARQUÍA ABSOLUTA"
CATEDRA : "EL SIGLO DE LA ILUSTRACIÓN
Y LA FORMACIÓN DE LA REPÚBLICA DE CHILE (1680 - 1810)".
FECHA : 27 DE NOVIEMBRE DE 2000.
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Enviado por: | El Histórico Serenense |
Idioma: | castellano |
País: | Chile |