Música


Felix Mendelssohn


REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

FUNDACIÓN CONSERVATORIO VICENTE EMILIO SOJO

BARQUISIMETO

Felix Mendelssohn

“El Poeta de las Canciones sin Palabras”

Alumnos:

Mayo 2003


INDICE

INTRODUCCIÓN

Es difícil definir qué fue el romanticismo. Su carácter revolucionario es incuestionable pues supuso una ruptura con una tradición, con un orden anterior y con una jerarquía de valores culturales y sociales, en nombre de una libertad auténtica. Se proyectó en todas las artes y constituyó la esencia de la modernidad. Para los clasicistas la belleza dependía, en forma subjetiva, de los objetos (regularidad, orden, proporción, etc.), más que de la sensación que producen éstos en quien los contempla. La belleza, en consecuencia, habría de proporcionar un estado de placer sereno, fruto del orden y la proporción, como ocurre con el arte griego. El romántico en cambio, concibe para sí y en sí mismo un alma que experimenta intensamente el amor por la naturaleza, que se consume en sus emociones y en sus dolores, y que en el fondo siempre se busca a sí misma en todo lo que hace.

Es difícil hablar del romanticismo sin hablar del poeta inglés George Gordon (Lord Byron), del nacionalismo europeo o de la música de Felix Mendelssohn-Bartholdy. Junto a Franz Peter Schubert (1797-1828) y Robert Schumann (1810-1856) conforma el triunvirato de compositores que responden por completo a la estética de su tiempo y de su circunstancia. El amor, la melancolía, el mundo de los sentimientos, así como una incomparable pasión por la naturaleza son algunas de las ideas que rigen las composiciones de los artistas catalogados como románticos.

Muchos biógrafos no dudan en afirmar que el arte de Bach tiene que ser tomado en consideración para poder comprender el de Mendelssohn, otros sin embargo, se encuentran en él influencias de Haendel, Mozart y Beethoven. No obstante, su música tiene un sello personal que lo caracteriza y lo sitúa dentro de los compositores más identificados con la corriente romántica.

A Nietzche se le atribuye esta expresión: “la música de Félix Mendelssohn es la música del placer por todo aquello que el pasado nos ha legado”.

Pero dejemos que nuestra investigación nos muestre los aspectos más interesantes de este compositor llamado por muchos “el poeta de las canciones sin palabras”, frase que se desprende de la inexistencia de las éstas en la música, en la cual todo es sonido, y si las hay, acuciosidad auditiva hace la traducción.


UNA FAMILIA NOTABLE

Felix Mendelssohn-Bartholdy vio la luz en Hamburgo el 3 de febrero de 1809. Su padre, Abraham Mendelssohn, era un banquero bien conocido en esa ciudad. Felix era el segundo de cuatro niños; Fanny, la mayor, Felix, Paul y Rebecca. su madre Leah -mujer de mente muy brillante- era una pianista con profundos conocimientos de la literatura alemana que enseñó los rudimentos musicales a su hijo. Su verdadero nombre era Jakob Ludwig Felix Mendelssohn-Bartholdy, nieto del famoso filósofo judío Moses Mendelssohn. Felix adoptó su segundo apellido, Bartholdy, cuando la familia recibió una herencia de un hermano de su madre con este apellido.

Aunque la familia Mendelssohn era de origen judío, pronto se convierten a la fe cristiana, bajo el protestantismo. Cuando las tropas francesas entraron en Hamburgo en 1811 la familia entera de Mendelssohn escapaba a Berlín, donde todavía existe el banco fundado por Abraham. La comprensión más grande del arte y de la música prevaleció en casa de los Mendelssohn; La educación de los cuatro niños fue confiada a profesores privados distinguidos: Heyse, el padre del poeta Paul Heyse, dando lecciones en ciencia general; Ludwig Berger en el piano, Carl F. Zelter en teoría y composición y Rosal en pintura. El mismo Felix era un pintor excelente.

Felix había tomado breves clases de piano en París con Marie Bigot, alumna de Beethoven. De sus profesores se destaca Carl F. Zelter, quien lo preparó en la teoría musical. Zelter será el que le presente a Goethe en 1821, iniciándose así una amistad a la que sólo puso fin la muerte. Los estudios musicales de Mendelssohn se completaron con las lecciones de violín que recibió de Carl W. Hennig.

Los cuatro niños Mendelssohn demostraron un talento decidido para la música. Fanny resultó una gran pianista y compuso varias piezas musicales, entre ellas: Tres romanzas para violín y piano, Op. 22 y Trío en Sol menor, Op. 17; Rebecca se destacó en el canto, y Paul tocó el violoncello. Sin embargo, la excepcionalidad de Felix atrajo la atención general y aunque el padre prudente consultó a Cherubini en París en 1825, en cuanto a la carrera futura de Felix la opción de su vocación en aquella época había sido hecha ya. La buena posición económica de su padre permitió inclusive contratar una pequeña orquesta integrada por músicos excelentes con quienes Felix podría ensayar sus composiciones instrumentales, ¡Qué privilegio para un compositor tan joven!

Otros huéspedes famosos en la casa de Mendelssohn era el pianista y director de orquesta, Carl Von Weber, y los dos filósofos Hegel y Humboldt; así Mendelssohn creció rodeado por los primeros representantes de la vida intelectual de su país.

Según sus biografías Felix era un encantador de seres. A los dieciocho años ya poseía la tolerancia, la cortesía y el brillo de un hombre cultivado del mundo. Amaba la vida al aire libre y tenía de hecho una pasión especial por el agua según lo demostrado en tres de sus obras: La cueva de Fingal, Meerestille y Die Schone Melusine. Era también un jugador de billar experto, bailaba exquisitamente y en todas partes fue admirado e imitado.

SUS INICIOS MUSICALES

En 1818, a los nueve años de edad, Mendelssohn está ya en condiciones de realizar su debut pianístico, y aunque la interpretación de este instrumento era considerada muy importante en su medio social, Felix encontró más satisfacción en la composición, estudios que afrontó seriamente a partir de 1819 recibiendo lecciones de teoría musical y composición con Carl Friedrich Zelter.

Precisamente, a solicitud de Zelter, Mendelssohn se inicia en la composición de una serie de Sinfonías para Cuerdas demostrando una sólida formación y un claro dominio del lenguaje clásico y barroco para un muchacho que no alcanzaba aún los quince años de edad. De esta misma época datan varios conciertos para piano y para violín, que muestran un misma adscripción al clasicismo vienés.

En 1825 la familia Mendelssohn se traslada de nuevo a Berlín, convirtiéndose su residencia en el principal salón cultural de la ciudad, y posiblemente de toda Alemania. En 1827 Felix ingresa a la Universidad de Berlín, asistiendo a las clases de Hegel.

Bajo entrenamiento cuidadoso de Zelter, Felix se convirtió en un contrapuntista experto y escribir una fuga en el estilo clásico severo era para él juego de niños. A los diecisiete años estaba ya en la cumbre de su energía creativa y escribió entonces la obertura inmortal de El sueño de una noche de verano para la obra de Shakespeare.

TRIBUTO DE MENDELSSOHN A BACH

A Mendelssohn le correspondió rescatar en gran parte a Bach; La Pasión según San Mateo de Bach no se hubiera reestrenado si no hubiera sido por su tesonero empeño de sacarla de su tumba. El oratorio dormía y quizás para siempre pero Mendelssohn se dedicó a recuperar pentagramas perdidos. En 1829 a la edad de veinte años dirigió el oratorio en la Singakademie de Berlín, iniciando con ello el interés moderno por la música de este compositor. Y fue tan delicado ensalzar la gloria de Bach que haber logrado lo que siempre se propuso —el rescate— trazó los rasgos de su madurez.

El reestreno de La Pasión según San Mateo tiene una enorme trascendencia histórica -visto ésto desde nuestros días- ya que sienta un precedente que marcaría el futuro de la interpretación barroca. La influencia del arte de Bach en la producción de Mendelssohn, es una cuestión que debe ser tenida en cuenta para la comprensión cabal de su lenguaje. Muchas obras de Mendelssohn lo toman como modelo: Paulus (1836), Lobgesang (1840), así como motetes, cantatas y composiciones corales. Sin embargo, su oratorio más famoso, el Elías (1846), no se inspira tan directamente en el creador barroco, desde su técnica de escritura ni desde su devenir dramático.

Mendelssohn quiso rendir tributo de una manera especial a J.S. Bach, el gran cantor de la Escuela Thomas en Leipzig, y decidió erigirle un monumento en la ciudad en la cual había trabajado tanto tiempo. Emprendió entonces una serie de conciertos con música de este compositor, y los ingresos fueron dedicados a la estatua de Bach. El primero fue dado en la iglesia del St. Thomas. Era un concierto de órgano. Mendelssohn interpretó entre otras, la Fuga en Mi bemol, el Preludio y Fuga en La menor, y la Passacaglia en Do menor, con sus veinte variaciones.

Después del concierto Mendelssohn fue a Inglaterra a dirigir el gran Festival en Birmingham, en donde su Hymn of Praise fue estrenado. En esta ocasión la Reina Victoria lo invitó a que la visitara en su palacio. Una anécdota de esta visita cuenta que cuando Mendelssohn entró ella se disculpó por el aspecto algo desordenado del apartamento, y comenzó a ordenar los objetos con su propia mano, a lo cual Mendelssohn galantemente ofreció su ayuda.

MÁS DE SU CARRERA

A este punto el compromiso de su hermana Fanny con Hensel el pintor fue anunciado, y Felix se sintió profundamente afligido con la venidera separación de su hermana querida. Para distraer su mente Felix fue a Londres en donde realizó sus trabajos más importantes.

A la vuelta de Londres trabajó como director musical de la ciudad de Düsseldorf (1833-1835) y consigue el puesto de profesor de música en la Universidad de Berlín, lo que no le impide iniciar un viaje a Italia (1832) y a Francia, donde conoce a Frederick Chopin. Es en este viaje a Italia donde Mendelssohn haya la inspiración para la Sinfonía La Italiana, que habría de pasar a la historia como su mejor obra en este género. También en Italia compuso el Concierto para piano en Sol menor opus 25.

De vuelta a Leipzig, en 1835 es nombrado director de la orquesta de la Gewandhaus, a la vez que recibe un doctorado honorario por la Universidad de Leipzig. En la Gewandhaus, Mendelssohn reservará un lugar especial para la interpretación de las obras olvidadas de Haendel y Johann Sebastian Bach. A partir del año 1841 fue director musical del rey Federico Guillermo IV de Prusia.

SU MATRIMONIO

La muerte de su padre en 1835 precipitó la decisión de Mendelssohn de casarse con Cecile Heanrenaud, hija de un pastor en Frankfort, una belleza del tipo más delicado, entonces de diecisiete años de edad que ganó su corazón. Felix se había percatado de su pasión por ella, pero no se decidía a declarársele; en vez de ello, viajó a Scheveningen, Holanda, donde pasó un mes cavilando acerca de ese sentimiento. En una carta a su madre él escribe: "Enviaría con gusto a Holanda, y su mar al fin del mundo con tal de estar de regreso en Frankfort. Cuando vea esa muchacha encantadora de nuevo, espero saber si somos cualquier cosa o el uno para el otro”. En septiembre su suspenso termina, y su compromiso con Cecile fue anunciado formalmente. La belleza y amabilidad de su novia crearon una impresión universal favorable y, lo que más agradó a Mendelssohn fue la aprobación de su hermana Fanny, una vez que conoció a Cecile.

MENDELSSOHN Y SU OBRA

El Clasicismo Romántico de Mendelssohn

Siendo de origen judío, Mendelssohn fue un hombre de sólida formación académica y cultural (recibió lecciones de estética de Hegel); incansable viajero y redescubridor de antiguos valores de la música alemana. Este compositor se muestra como un consistente adaptador de los moldes tradicionales de la forma, a las nuevas tendencias, como lo es la incorporación del scherzo en sustitución del minuet clásico. Esta faceta se destaca en sus cinco obras producidas en su madurez; se adivina en ellas un gusto por viejos recursos como el de la fuga, por ejemplo que manifiesta una influencia directa de J.S. Bach.

A una cierta libertad formal se une un melodismo de corte netamente clásico, no exento de un irresistible optimismo.

Insígne y prolífico compositor

Desde el punto de vista estructural Mendelssohn utiliza las formas musicales clásicas con un lirismo, una elegancia y un lenguaje armónico que lo sitúa entre los compositores más conservadores de su época, más su romanticismo se aprecia con claridad en el uso del color orquestal y en su tendencia hacia una música programática que describe lugares, sucesos o personas. La obra de Felix Mendelssohn ha sido muy apreciada y muy criticada por el mismo motivo, la entrega sin reservas a la expresión del sentimiento más íntimo. Por ello, las generaciones posteriores pusieron un énfasis exagerado en los elementos románticos del compositor, llegando a desvirtuar gran parte de su obra, en especial, han pasado a la historia algunas interpretaciones del Concierto para violín en Mi menor, como uno de los mayores desatinos musicales. Junto con Chopin, Schumann, Schubert, Weber, Liszt y Brahms, es una de las principales figuras del romanticismo europeo.

Espontaneidad, delicadeza y mesura dominan la música de este extraordinario artista.

Sus tempranas y prodigiosas dotes operísticas, claramente influenciadas por Mozart, no se desarrollaron a pesar de una larga búsqueda de contenidos adecuados. Tal interés dramático quedó finalmente plasmado en sus oratorios así como en la obertura Ruy Blas, la música incidental para Antígona y sobretodo en la música para El Sueño de una Noche de Verano, en la que temas derivados de la obertura fueron adaptados a la partitura incidental.

De las obras para instrumentos solistas, las Canciones sin Palabras para piano combinan lirismo y virtuosidad de manera elegante y, por lo general, conmovedora. Con su énfasis en la claridad y la adherencia a ideales clásicos, la música de Mendelssohn muestra influencias equivalentes de Bach (técnica fugal), Haendel (rítmica y progresiones armónicas), Mozart (caracterización dramática, formas y texturas) y Beethoven (técnica instrumental). Sin embargo, desde 1825 desarrolló un estilo característico propio, a menudo enlazado a elementos literarios, artísticos históricos, geográficos o emocionales. De hecho, es sobretodo debido a este talentoso empleo de estímulos extramusicales que se le considera un compositor romántico.

A pesar de su incansable actividad como pianista, director y profesor, Mendelssohn fue un compositor prolífico. Su obra se compone de 12 sinfonías iniciales para cuerdas, 5 sinfonías, 5 oberturas, 2 conciertos para piano, 1 Rondó caprichoso para piano, 2 conciertos para violín, obras de cámara, gran cantidad de música para piano, donde destacan los 8 volúmenes de Canciones sin palabras (algunas atribuidas a su hermana Fanny), 2 oratorios, muchas canciones, fragmentos cantados para coro y música de órgano. Además 6 sonatas, 3 preludios y fugas, Andante y Variaciones en Re. Para teatro: Die Hochzeit des Camacho, Op.10, opera cómica(1825); Música incidental A Midsummer Night's Dream, Op.61 (1842); Die Heimkehr aus der Fremde, opereta, Op.89 (1829); Lorelei, opera inconclusa (1847).

Fundó en 1843 la Musikhochschule en Leipzig, siendo el primer conservatorio de música en Alemania con miembros tan distinguidos como Robert Schumann, Ferdinand David, y Joseph Joachim, a los que se unieron luego Clara Schumann, Niels Gade y Moscheles. De sus 5 sinfonías destacan la Sinfonía no. 3 Escocesa (1842) Sinfonía no. 4 La Italiana, en la que se nota el impacto que Beethoven dejó en Mendelssohn y la Sinfonía no. 5, Sinfonía de la reforma (1830).

UN ESPECIAL CONCIERTO PARA VIOLÍN

En 1838, Mendelssohn comienza a escribir su Concierto en mi menor para violín y orquesta opus 64, para terminarlo años más tarde; el concierto estaba dedicado al violinista Ferdinand David, gran amigo del compositor. Tal vez el tiempo tan largo que se tomó esta composición se debió a un período poco satisfactorio de su vida, ya que por presiones familiares aceptó una propuesta laboral del rey de Prusia, Federico Guillermo IV, por lo que debió mudarse con su familia a Berlín, ciudad que no le gustaba, a pesar de haber vivido en ella en su infancia y adolescencia.

En 1844 logró salir de el compromiso laboral adquirido y regresó a Leipzig: "el primer paso fuera de Berlín es el primer paso hacía la felicidad", escribió en carta a un amigo. Fue aquí donde Mendelssohn culminó el concierto para violín prometido a David, con quien fue comentando y analizando la partitura.

Este concierto es muy apreciado entre los músicos y los críticos. El no menos grande Yehudi Menuhin debutó con él a los siete años de edad ante más de 9000 personas. El musicólogo Honathan Kramer ha resumido de manera muy efectiva las virtudes de este concierto:

... se trata de una integración magistral de virtuosismo y musicalidad, lleno de líneas melódicas que brotan del violín aparentemente sin esfuerzo, y sin embargo explotan totalmente el potencial técnico del instrumento. [...] Es esta combinación de virtuosismo y lirismo la que ha hecho que el concierto sea apreciado por generaciones de violinistas y oyentes".

La obra presenta además algunos aspectos innovadores, como por ejemplo la manera en que se unen los dos primeros movimientos: a través de la prolongación de una de las notas del acorde final -sostenida por el fagot- que hace las veces de un puente sonoro. Otro detalle novedoso lo trae el hecho de que la cadenza para el instrumento solista no está pautada con libertades para la improvisación -como era de estilo-, sino que cada nota está escrita a conciencia por el compositor, que de esta manera se asegura un pasaje fuertemente ligado, desde el punto de vista melódico y rítmico, a la estructura general.

El Concierto fue finalmente estrenado en Leipzig, el 16 de setiembre de 1845 por la Orquesta Gewanhouse, bajo la dirección de Neils Gade, siendo el solista Ferdinand David. Esta obra forma parte de la mejor herencia que dejó Mendelssohn a la historia de la música, y le aseguró un lugar entre los románticos más sinceros y menos pretenciosos.

SU MUERTE

La desaparición física de su hermana preferida, Fanny, le afectó mucho; una vez que es avisado de su fallecimiento cae en una profunda tristeza y manifiesta: "se termina un gran capítulo, y ni el título ni el inicio del siguiente se ha escrito”. Dos meses después, estando en Leipzig, sufre un ataque apopléjico quedando inconsciente para nunca restablecerse; el 4 de noviembre de 1847 muere. Parecía como si un abatimiento general hubiera caído en la ciudad entera. Grandes carteles, anunciando su muerte, fueron fijados sobre las paredes y un entierro imponente ocurrió en el séptimo día de noviembre en la iglesia de Saint Paul. El féretro rojo fue llevado por sus amigos, Robert Schumann, David, Hauptmann, Rietz y Moscheles.

CONCLUSIONES

Felix Mendelssohn fue otro compositor amado de los dioses. No conoció jamás las privaciones de Mozart o Schubert. Apenas escogió el destino de la música, lo tuvo todo a su disposición para triunfar: maestros, academias, viajes. Si se compara la vida de otros músicos famosos - muchas veces Schubert no tenía con que comprar papel de música para anotar sus inspiraciones - Mendelssohn tuvo privilegios en una vida que fundió a dos aristocracias: la del talento y la de la estirpe social.

Por su juventud, su espíritu errante que lo llevó por toda Europa, y por el genio y el don melódico de su música, Mendelssohn encarna al romántico de su tiempo. Su lirismo conmueve; baste oír los arreglos pianísticos de su Rondó caprichoso compuesto en 1833. Su vocabulario se llena de quejas, y de sentimientos difusos.

Otra característica noble en Mendelssohn era su tratamiento con otros artistas, particularmente con aquellos que diferían musicalmente con sus ideas. Liszt fue sinceramente recibido por él en su primera aparición en Leipzig en 1840. Otra muestra de sincero aprecio de Mendelssohn ocurrió en 1843, cuando Berlioz llego proveniente de Weimar, a Leipzig. Berlioz sabía que sus ideas musicales divergían de las de Mendelssohn, y temía que su recepción por éste último estuviera algo fría. Por ello le escribió a Mendelssohn, y la respuesta que recibió fue: "todo lo que pueda hacer para que su estancia en Leipzig sea agradable, será igualmente mi deber y mi placer. Puedo asegurarle que usted será feliz aquí y estará satisfecho con los artistas y el público”

Componía, dirigía, montaba óperas, redescubría a Haendel y a Bach, viajaba a dar conciertos y amaba. Su música exuda ese ímpetu y esa sensualidad que era su vida. Una vez dirigiendo la Octava Sinfonía de Beethoven se emocionó tanto por la interpretación de la orquesta que al final exclamó: “Que hubiera yo dado si Beethoven pudiera oír su composición tan bien entendida y tan magníficamente interpretada!”.

Pero como todos los olímpicos, entregó su vida cuando apenas ni contaba 38 años. Es quizás el precio de la pasión.

BIBLIOGRAFÍA

Enciclopedia Labor. Tomo 7. La Literatura y la Música. Editorial Labor, Madrid. España. 1975.

El Mundo de la Música. Grandes Autores y Grandes Obras. Editorial Océano. España. 1980.

Grandes Obras de la Música Clásica. Fascículo 15. Revista Bohemia. Caracas. Venezuela. 1994.

Grandes Épocas de la Música Clásica. Fascículo 18. Revista Bohemia. Caracas. Venezuela. 1995

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Mendelssohn Felix http://personal.telefonica.terra.es/ web/coralcarmina/ mendelssohnbio.htm

Felix Mendelssohn, niño

Casa de la familia Mendelssohn

Mendelssohn en Londres

Cecile Heanrenaud

Caricatura de Mendelssohn -1835




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Enviado por:Genio
Idioma: castellano
País: Venezuela

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