Imagen, Audiovisuales y espectáculos
Fahrenheit 451; Truffaut
FARENHEIT 451
Fitxa tècnica
Direcció: Francois Truffaut.
Any: 1966. Color.
Duració: 112 min.
Títol original: «Fahrenheit 451». USA.
Intèrprets: Oskar Werner (Montag), Julie Christie (Linda/Clarisse), Cyril Cusack (El capità), Anton Diffring (Fabian), Jeremy Spenser (Home amb el "Apple"), Bee Duffell (La dona del llibre), Alex Scott (I) (Persona del llibre "La vida de Henry Brulard"), Michael Balfour (Princep del llibre "Maquiavelo"), Anna Palk (Jackie), Ann Bell (I) (Doris), Caroline Hunt (Helen), David Glover (Persona del libro "Pickwick Papers"), Gillian Lewis (Anunciant de TV), Roma Milne (Personalitat de TV).
Guió: Jean-Louis Richard. Basat en la novel·la homònima de Ray Bradbury.
Biografia de Ray Bradbury
Ray bradbury va néixer el 22 d'Agost de 1920 a Waukegan, Illinois. Va ser un nen extraordinariament imaginatiu i propens a patir malsons i fantasies aterradores, que després va desanvolupar en els seus escrits. Als dotze anys va començar a escriure 4 hores diaries. Durant la Gran Depressió es va traslladar amb la seva família a Los Angeles, on es va graduar al 1938 a Los Angeles High School. La seva educació acadèmica va acavar aquí, però va continuar formant-se pel seu compte fins que al 1943 es va convertir en un escriptor professional.
La seva obra més coneguda és FARENHEIT 451 (1953) una antiutopía en la que els llibres estàn prohibits i un grup secret de “llibres vivents” s'esforcen per transmètrer de boca en boca l'antiga cultura.
Bradbury no només es novelista, també ha escrit innumerables guions de televisió, asatjos i poemes. La seva preocupació com a escriptor no només es centra en qüestionar-se el tipus de vida actual, també s'adentra en el regnat de lo fantàstic i meravellós amb un estil poètic i a vegades provocatiu.
Bradbury pren freqüentement el racisme com a tema central dels seus relats, així com la guerra atómica i, com a FARENHEIT 451, la censura i la tecnología. La seva preocupació profunda pel futur d'una humanitat necessitada de les màquines, és un altre dels temes que es poden veure freqüentement en els seus relats. També reflexen algunes de les ansietats més característiques de l'Amèrica actual, como el desig d'una vida més que senzilla i llunyana de la moguda de la modernitat o de la por a lo alié o extranger. Tampoc és extrany trobar com a tema preferit de Bradbury la por a la mort.
Al 1988 va ser nombrat Gran Mestre Nebula.
Biografia de François Truffaut
François Truffaut (1932-1984), director i crític de cinema francés, nascut a París el 6 de febrero de 1932. Juntament amb Godard, Chabrol y Rohmer va ser un dels més clars representants de la nouvelle vague (`nova onada') moviment de cineastes que es van plantejar fer cinema d'autor, en el que fossin ells, encara que amb pressupostos baixos, i no la indústria cinematográfica, els qui tinguessin el control de las pel·lícules realitzades. Després d'una infància problemàtica, va deixar l'escola als 14 anys, passant després per la pressó al desertar del Exèrcit, i va portar una vida atzarosa marcada per la seva afició al cinema. Va rebre l'encàrreg del seu amic André Bazin, d'escriure a la revista de cinema Cahiers du Cinéma que aquest dirigía. Truffaut va fundar al 1957 la productora Les Films du Carrosse. Les seves pel·lícules són una combinació bastant eclèptica, a vegades encertada, de comèdia, patetisme, suspens i melodrama. Entre d'altres pel·lícules se'n destaca Fahrenheit 451 (1966), basada en l'obra homònima de l'escriptor nordamericà Ray Bradbury. El seu homenatge a la realizació cinematogràfica, La noche americana (1973), va rebre l'Oscar a la millor pel·lícula extrangera, i el seu homenatge al teatre, El último metro (1980), va tenir un gran èxit. Si de la seva etapa como a crític li va quedar el sobrenom de enfant terrible, al convertir-se en un dels estandarts més agressius de la crítica parisina, el seu llibre d'entrevistes amb Alfred Hitchcock és un clàssic. Truffaut va morir a Neuilly-sur-Seine, França, l'octubre de 1984.
Fahrenheit 451. El llibre. Opinions
Opinió de: Antonio Pérez, 30 de Septiembre de 1998 (Arrea de Ci-Di de Fido)
“Como he dicho en otra ocasión, esta novela es todo un canto a la libertad. En la forma en que está escrita se ve que tiene sus añitos, pero no queda nada desmerecida gracias a la acción (en su justa medida) que contiene y a su lenguaje, muchas veces poético y lleno de metáforas, que te permiten tener multitud de visiones de lo que estás leyendo. Todo un clásico de la C.F. absolutamente recomendable. “
Opinió de: Guillermo Ravaschino
“Hay otro mundo y está en éste. La idea simple, genial, de Paul Eluard sirve para expresar, si se la invierte, la esencia de los mundos fantásticos más consistentes de la Ciencia Ficción. En esos otros mundos se intuye la presencia de éste. Sobre un universo infinitamente distante, Andrei Tarkovski montó un estudio pormenorizado de las relaciones entre las personas que postula al ser humano como naturaleza cambiada y cambiante (Solaris, 1971). Alphaville (Jean-Luc Godard, 1965) y 2001 (Stanley Kubrick, 1968) también buscan algo de este planeta en sus universos de ficción. Profundamente disímiles, estas películas comparten una preocupación: dotar al mundo que proponen de la suficiente complejidad y nexos internos como para que se imponga como una globalidad autónoma. Ahí está la base de la verosimilitud bien entendida. Por el contrario, el futuro que sugiere François Truffaut en Fahrenheit 451 (sobre la novela de Ray Bradbury) sólo porta buenas intenciones y una enorme, irremediable confusión.
El dato esencial de ese planeta que podría ser la Tierra es la prohibición de los libros, vigilada por un cuerpo de bomberos que en lugar de apagar los incendios los inicia, para reducir a cenizas ensayos y novelas. Los firemen (hombres de fuego) son los guardianes del orden social y actúan en virtud de denuncias de ciudadanos estimulados por siniestras campañas televisivas. Cierta frigidez en los rostros sugiere las generales de un mundo "feliz", insensible y acrítico.
Como se filmó con pocos recursos, el relato no apuntala, desde lo visual, la coherencia interna de ese universo ficticio. Pero son sus pretensiones socialmente críticas las que se van a pique más ruidosamente. Los firemen de Fahrenheit tienen apariencia de androides o de autómatas. Esto es: son harto chatos para emanar de ellos mismos los intereses que alimentan sus acciones... y sin embargo no aparecen instancias superiores en todo el desarrollo de la narración. Tampoco hay indigencia ni motivos de choque social a la vista; la librofobia aparece como un foco de paranoia aislado, inmotivado, de unos monigotes disfrazados de bomberos. La escenografía no es menos fantochesca que la línea argumental. La ambientación está dada confusamente, con ciertos elementos antiguos (teléfonos, navajas de afeitar) jugados en estilo retrofuture y otros incomprensiblemente "obsoletos" (una mecedora, por caso, es presentada como resabio del pasado).
Cuando la crítica social parece definitivamente archivada, el film deriva en un intento de homenajear a la literatura y sus apellidos ilustres. Un empalagoso desfile de planos detalle muestra las tapas de libros de Sade, Dostoievski, Cocteau, Turgueniev y muchos otros. Se diría que los libros necesitan cualquier homenaje -empezando por el de su lectura- antes que este regodeo autorreferencial de pasar revista en chorizo a nombres y portadas. Ya sobre el final aparecen los bookmen (hombres-libro), militantes de la literatura que, para mantenerla viva, memorizan los grandes textos. Cada cual tiene por nombre el del libro que lleva en su cerebro, y todos pasean por un bosque a modo de zombies, recitando las parrafadas célebres que se aprendieron de memoria. La existencia de este absurdo conglomerado de entes es aun más alienada que la de los mismísimos quemalibros... Una cachetada a la literatura y al cine, no muy diferente de la propinada a la poesía por Eliseo Subiela en El lado oscuro del corazón (Argentina-Canadá, 1992).
La ingenuidad desbordante, el empeño estéril por pronunciarse acerca de todo al punto de no decir nada convierten a Fahrenheit en un compendio de los vicios que suelen transitar las óperas primas más frágiles. A esa fecha, sin embargo, Truffaut ya tenía cuatro largometrajes filmados. Cuando se considera que el primero fue Los 400 golpes, una pregunta taladra la mente: Pour quoi, François?”
Opinió de: Kingsley Amis
“Fahrenheit 451. La temperatura a la que el papel se enciende y arde. Como 1984 de George Orwell, como Un mundo feliz de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización occidental esclavizada por los media, los tranquilizantes y el conformismo.
La visión de Bradbury es asombrosamente profética: las pantallas de TV ocupan paredes y exhiben folletines interactivos, unos auriculares transmiten a todas horas una insípida corriente de música y noticias, en las avenidas los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; y el cuerpo de bomberos auxiliados por el Sabueso Mecánico, rastrea y elimina a los disidentes que conservan y leen libros.
Fahrenheit 451 es el más convincente de todos los infiernos conformistas.”
Bibliografía
Http://www.edicionesminotauro.com
VVAA.Enciclopedia Encarta 1998.Microsoft Corporation.
Autor: Pracus
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Enviado por: | Didac |
Idioma: | castellano |
País: | España |