Salud


Exploración urológica


Exploración Física Urológica

Introducción

 

Durante la consulta urológica, los especialistas del Instituto realizan una exploración física completa y concienzuda, dado que se trata de un componente esencial de la evaluación de los pacientes con enfermedades urológicas.

Aunque para muchos médicos sobrecargados de trabajo resulta tentador fiarse de las pruebas de laboratorio y las pruebas de diagnóstico por la imagen, la exploración física a menudo simplifica el proceso y permite al urólogo seleccionar los estudios diagnósticos más apropiados. La exploración se realiza en una camilla, en un ambiente tranquilo, confortable y privado.

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Inspección visual

 

La inspección visual ofrece al urólogo una visión general del aspecto del paciente, sirve para apreciar la palidez de la anemia o el color amarillento de la ictericia, se puede valorar el estado nutricional del paciente. La caquexia (delgadez extrema) es un signo frecuente del padecimiento de un tumor, la obesidad puede reflejar anomalías endocrinológicas. La ginecomastia (aumento del tamaño del pezón en el hombre), puede reflejar un hábito alcohólico o el tratamiento endocrinológico previo por cáncer de próstata. Los edemas de los miembros inferiores pueden reflejar la existencia de cardiopatías, fracaso renal, síndrome nefrótico u obstrucción de los linfáticos retroperitoneales por algún tumor. La inspección permite además valorar los caracteres sexuales secundarios.

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Exploración del abdomen

 

Tras una inspección general del cuerpo, se suele explorar el abdomen en busca de crecimiento del hígado o del bazo, se palpa la aorta y se obtiene mucha información sobre las características y el contenido del abdomen, valorando la presencia de hernias u otras anomalías.

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Exploración de los riñones

 

Los riñones son órganos con un tamaño similar al del puño, que se sitúan en el retroperitoneo, la parte posterior del abdomen, a los lados de la columna vertebral. Normalmente el urólogo utiliza sus dos manos, una por delante y otra apoyada en la espalda, bajo las costillas, para explorarlos. En condiciones normales no es posible palpar los riñones, excepto en niños y mujeres muy delgadas, por lo que cuando se consigue tocar algún riñón, conviene descartar la presencia de quistes o tumores renales. El hecho de no palpar ninguna masa renal no la descarta, ya que en personas obesas o corpulentas los riñones resultan difíciles de tocar.

En los recién nacidos, los riñones se pueden palpar fácilmente entre el dedo índice y el pulgar del explorador. Si se observa un aumento de tamaño renal en un recién nacido, la transiluminación con una linterna puede permitir distinguir una lesión quística, con contenido líquido, de una lesión sólida o tumoral.

En ocasiones, la auscultación del abdomen permite escuchar soplos producidos por patología de las arterias renales.

La presencia de hipersensibilidad cutánea puede servir para distinguir entre el dolor de un cólico nefrítico y el dolor que produce en su fase inicial una erupción por herpes zoster.

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Exploración de la vejiga

 

La vejiga normal no se puede palpar en el adulto a no ser que contenga al menos 150 mL de orina. Cuando la vejiga está muy llena, generalmente porque el paciente no puede orinar, se puede llegar a hacer visible como un abultamiento en la parte inferior del abdomen. Generalmente se sabe mejor si la vejiga está llena percutiendo sobre la parte baja del abdomen, ya que normalmente el sonido que se obtiene es mate, y no hueco como el que se obtiene cuando la vejiga está vacía.

En ocasiones se realizan exploraciones bimanuales de la vejiga bajo anestesia. Una mano palpa el abdomen y con un dedo en el recto del varón o la vagina de la mujer se intenta palpar la vejiga en busca de tumores u otras lesiones.

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Exploración de la próstata: tacto rectal

 

El tacto rectal se debe realizar a todo hombre mayor de 40 años que acude a una consulta urológica. Puede detectar cánceres potencialmente curables, tanto de la próstata como del recto.

El paciente puede estar tumbado, de pie o de rodillas sobre la camilla con los codos apoyados. En el instituto preferimos la posición tumbada, por resultar más cómoda para el paciente.

El urólogo se coloca un guante y aplica un gel lubricante en el dedo índice, que se introduce con cuidado en el recto. Esta exploración permite valorar el tono del esfínter anal, si existen hemorroides, fisuras o fístulas de ano y palpar la próstata en busca de nódulos duros (sospecha de cáncer) o zonas fluctuantes (sospecha de infección con pus). También se obtiene una estimación del tamaño prostático.

Generalmente la perspectiva de someterse al tacto rectal produce miedo y angustia en muchos pacientes, ambos totalmente infundados, ya que es una exploración indolora que se suele realizar en quince segundos. Cuando se omite el tacto rectal, se corre el riesgo de dejar de diagnosticar un tumor potencialmente curable. Como dicen los urólogos, más vale meter el dedo que meter la pata.

Aproximadamente el 25% de los pacientes con tacto rectal sospechoso tendrán un cáncer de próstata, y en ocasiones, un tacto rectal no detecta focos de cáncer microscópicos o de pequeño volumen. Si se palpa un nódulo sospechoso en la próstata deberá realizarse una biopsia de próstata.

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Exploración del escroto y los testículos

 

El escroto es un saco fláccido que contiene los testículos y los cordones espermáticos. La pared escrotal está formada por la piel y una capa de músculo subyacente. Los testículos normalmente tienen forma oval y miden aproximadamente 6 cm de longitud y 4 cm de ancho. El escroto tiene glándulas sebáceas y pelo y por tanto no es raro observar cuadros de foliculitis o quistes sebáceos. Los testículos se deben palpar suavemente con las puntas de los dedos de ambas manos. Una zona dura en el interior o en la superficie del testículo se debe considerar un tumor hasta que no se demuestre lo contrario. Sin embargo, las lesiones más externas, que afectan el epidídimo casi siempre son benignas. La transiluminación con una linterna puede ayudar a diferenciar entre una lesión quística (hidrocele) o sólida (tumor).

Durante la exploración testicular es esencial descartar la presencia de hernias inguinales, tanto en posición tumbada como de pie. Para ello se introduce el dedo en el conducto inguinal y se pide al paciente que tosa, si se palpa el aumento de presión en el conducto inguinal, se diagnostica la hernia.
El cáncer de testículo es el tumor más frecuente en los hombres jóvenes, también aumenta su frecuencia a partir de los 60 años de edad. Generalmente se presentan como nódulos no dolorosos, por lo que es conveniente adquirir la costumbre de auto explorar los testículos una vez al mes, y ante la sospecha de un nódulo o zona dura en el testículo, es preciso consultar al urólogo rápidamente.

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Exploración del pene

 

La exploración del pene permite evaluar su anatomía y la presencia de enfermedades cutáneas y otras alteraciones patológicas. Si el paciente no está circuncidado, debe retraerse el prepucio para examinar el glande.

Normalmente se comienza observando el pene, la posición del meato uretral y su calibre, las características de la piel del pene y el glande y se palpan los cuerpos cavernosos para detectar la presencia de induraciones o placas. Si existen alteraciones cutáneas, como ocurre frecuentemente en las enfermedades de transmisión sexual, en ocasiones la mera inspección del pene sirve para establecer el diagnóstico y orientar el tratamiento.

 




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Enviado por:Albinoch
Idioma: castellano
País: México

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