Educación y Pedagogía


Evolución del reglamento en voleibol


Características.

Introducción

Todas las disciplinas deportivas, desde que nacen hasta que se consolidan, van pasando por diferentes etapas, en las que se van sucediendo cambios en la reglamentación original hasta que queda definido su esqueleto, la estructura que le confiere carácter y peculiaridad (Ureña et al. 2000b).

Sin embargo, el voleibol de la última década parece ser un deporte en plena transformación, sujeto a modificaciones continuas y muy llamativas sobre la organización fundamental del juego, efectuadas, en la mayoría de los casos, en un período de tiempo relativamente corto (Ureña et al. 2000b).

Estos cambios no apuntan otra cosa que el esfuerzo de la F.I.V.B (Federación Internacional de Voleibol) para conseguir situarlo entre los deportes más destacados a escala mundial, "ofreciendo un buen espectáculo que esté acorde con las exigencias que el deporte moderno demanda" (Fraile, 1999).

El conocimiento de las reglas y su evolución nos posibilita un mayor entendimiento de este deporte, ya que "los cambios han afectado y afectan a las posibilidades, al arte y al estilo de juego en sí" (Berjaud, 1995; Fröhner, 1995). De este modo, la gran cantidad de modificaciones recientes determinarán, sin duda, la tendencia futura en el desarrollo del juego.


La evolución de las reglas

Si hacemos un análisis global de la evolución de las reglas, observamos que ésta ha sido especialmente importante en los últimos 10 años. En estudios que hacen referencia a la evolución de las reglas de juego en este sentido, encontramos que Berjaud (1995) analiza la influencia de las normas de juego en el desarrollo del mismo a través de dos factores: 1) Internos, que constituyen el juego en sí, la forma de jugar y la relación entre ataque y defensa; y 2) Externos, como las características de la superficie de juego, el balón, la supervisión de los equipos y del partido, la forma de puntuar y la administración de los tiempos. En cuanto a los primeros, la tendencia de las normas es limitar las opciones de ataque y favorecer las acciones defensivas, para aumentar la duración de las jugadas y su espectacularidad (Berjaud, 1995 y Santos et al. 1996). Con relación a los segundos, las normas tienden a favorecer el espectáculo de cara a los mass media, disminuyendo la duración total de los encuentros y ofreciendo espacios publicitarios para las televisiones (Berjaud, 1995; Santos et al. 1996; Giménez, 1999 y Fournier, 2000).

En otro estudio más reciente realizado por Ureña et al. (2000b) sobre la evolución de las reglas de juego desde 1947 a 1999, se observó que, de las normas implantadas, un 42% favorecían la defensa y un 9% favorecían al ataque. Estas últimas fueron todas establecidas en los primeros años dentro del período de configuración del esquema básico de juego, no volviendo a darse ningún caso a partir de los años 50. Se encontró también que las normas que incidían en el tiempo de juego representaban el 23%, mientras que, el 26% eran de carácter formal y no afectaban a la forma de jugar.

Sin embargo, a pesar de que en el voleibol se han ido modificando sus reglas desde sus orígenes hasta la actualidad, han sido los cambios producidos en los últimos tres años los que más han afectado a las características del juego, especialmente las reglas más innovadoras implantadas en 1998: la figura del "Líbero" y el "Sistema de puntuación".

En cuanto al Líbero, su función principal es defensiva. El objetivo de su creación es conseguir desequilibrar la supremacía del ataque frente a la defensa. El reglamento le impone una serie de limitaciones, entre ellas que la zona del campo en la que se desenvuelve debe ser exclusivamente la zaguera. En consecuencia, cuando abandona esta zona para pasar a la zona de ataque, debe ser sustituido por otro jugador. Luego, su creación ha implicado a los jugadores que, normalmente, intervienen en sus sustituciones: los centrales. Éstos, por tanto, sólo participan en el juego en la zona en que el líbero no puede hacerlo, la zona de ataque.

Respecto al sistema de puntuación, con el fin de reducir la duración de los partidos, la F.I.V.B. ha decidido suprimir lo que se ha identificado siempre como "cambio de saque", inaugurando la era de la "fase punto total" o "Rally Point System", en la que cada jugada vale un punto (Sistema de punto por jugada). "Cuando el equipo receptor gana una jugada, gana un punto y el derecho a sacar" (F.I.V.B., 2000).

El líbero, algunas características de su juego

Respecto a la incorporación del jugador denominado líbero, hay que recordar que con el se pretende equilibrar la relación ataque-defensa. Sin embargo, los estudios de Murphy (1999) y Zimmermann (1999) y las estadísticas oficiales de la liga italiana, referidas por Peña (2000), concluyen que esta función está teniendo más repercusión sobre la recepción del saque que sobre la defensa, con lo que se favorece el juego de ataque disminuyendo las opciones de puntuar del equipo que defiende (Ureña et al. 2001c). Además, hemos de tener en cuenta, que en los centrales se ha observado un incremento en su participación y, por tanto, el desarrollo de un papel más importante en el juego, que incide, exclusivamente en el ataque (Zhang et al. 2000). Por lo tanto, también esta nueva norma, estaría favoreciendo el Complejo I.

En un trabajo más específico, sobre la recepción del saque, referido al líbero, se observó que la participación de éste en la recepción era de un 32,9% frente al 50,8% de un receptor zaguero y el 16,3% de un delantero. Concluyendo este estudio que la figura del líbero no tiene una participación alta en el juego, ya que, al menos, en la recepción del saque no suponía ninguna variación del rendimiento en esta acción, ni en el resultado de la jugada (Ureña et al. 2000a, 2001a).

En un estudio reciente (González, 2001), en el que se detallan las características del líbero en competición se analizaron, entre otros parámetros, las acciones más características de este jugador durante su participación en el juego. Para ello se establecieron básicamente tres categorías: las acciones de media intensidad, las acciones de máxima intensidad y el número total de acciones. Dentro de las acciones de media intensidad se consideraron las siguientes acciones: desplazamientos de recepción, defensa, apoyo y bloqueo inferiores a dos metros y de intensidad submáxima. Adopción y abandono de la posición defensiva. Acciones técnicas de intensidad submáxima: saque y colocación en apoyo, recepción y defensa sencilla. En cuanto a las acciones de máxima intensidad estaban constituidas por: saltos de bloqueo, ataque, saque y colocación, desplazamientos de mas de 2 metros a alta velocidad, caídas y planchas. Por último el número total de acciones suponía la suma de acciones de máxima y media intensidad.

Pues bien, se observó, que el líbero realizaba durante todo el partido, en los 54 minutos en los que participaba en el juego, 358 acciones, de las que 347 eran de media intensidad y 11 de máxima intensidad. Es decir, que de todas las acciones que realizaba este jugador, el 97.8% eran acciones de media intensidad, y sólo el 2.2% eran de máxima intensidad. Esto significa que acciones como las caídas y planchas, de corte exclusivamente defensivo, eran realizadas en un número muy escaso por este jugador, lo que contrasta paradójicamente, con el objetivo con el que se implantó esta figura.

También se analizó el número de toques al balón que el líbero realizaba, con el fin de determinar su participación directa en el juego, y se observó que en los 2 minutos de permanencia en el campo antes de ser sustituido, sólo realizaba una media de 2 toques, en los 13 minutos que se encuentra en el campo en todo el set, realizaba 12 toques y en los 54 minutos que participa en el juego durante todo el partido, realizaba 49 toques. Estos datos, por tanto, parecen indicar que el líbero no tiene una alta participación en el juego, al menos de forma directa (González, 2001).

A modo de conclusión podemos afirmar que los cambios reglamentarios descritos, fundamentalmente los más novedosos, han producido modificaciones importantes en la estructura y funcionamiento del juego. Por un lado, con la implantación del nuevo sistema de puntuación, la duración media de los partidos se ha reducido considerablemente, cumpliéndose de esta manera el objetivo pretendido por la FIVB. Sin embargo, también se ha visto afectado con esta norma el tipo de saque, que al ser más fácil ha favorecido el Complejo I.

Por otro lado, respecto al líbero, las funciones defensivas con las que se implantó esta figura, no parece que se hayan cumplido, sino que, por el contrario, su participación es más relevante en la recepción, favoreciendo, una vez más, el Complejo I.. Si bien, algunos autores señalan que los objetivos planteados para éste jugador se cumplirían más eficazmente si actuara exclusivamente en el Complejo II, defendiendo y/o bloqueando (Zimmerman, 1999; Montali, 1999).

En definitiva, parece ser que de forma no intencionada, los últimos cambios en el reglamento, lejos de favorecer el espectáculo equilibrando el ataque y la defensa, están favoreciendo el Complejo I. Sin embargo, hay que esperar a que el paso del tiempo permita una mayor asimilación de estas transformaciones y a que nuevas investigaciones nos informen sobre sus efectos.

El sistema de puntuación, consecuencias

Para favorecer la comprensión de la estructura y la dinámica del voleibol, y conocer de que manera ésta se ha visto afectada por las reglas anteriormente mencionadas, hay que decir que el desarrollo del juego se divide clásicamente en dos grandes fases. Por un lado el Complejo I o KI, protagonizado por las acciones que persiguen la obtención del punto cuando el saque está en posesión del adversario, también denominada fase de cambio o recuperación del saque. Por otro lado el Complejo II o KII, responsable de preservar el saque, es decir, conseguir el punto cuando el saque está en posesión propia.

En relación al complejo KI, debemos significar que la recepción del saque es el primer elemento de juego que tiene lugar de todos los que se producen en él. Supone el primer contacto que realiza un equipo para construir su ataque. La construcción de un ataque con éxito va a depender en primer lugar de una buena recepción del saque. Los sistemas de recepción son las estructuras que se utilizan para neutralizar el servicio procedente del campo contrario, y enviarlo al colocador en las mejores condiciones, de ahí que su rendimiento sea relevante para un equipo en el resultado final del partido (Ureña et al. 2001b).

En la década de los 80, los sistemas de recepción presentaban en el voleibol masculino un elemento estable, con un esquema unánime de dos receptores. Sin embargo, la introducción progresiva del saque en suspensión en la década de los 90 ha significado variaciones en los sistemas de recepción (Over, 1993), lo que ha llevado a utilizar sistemas con tres y hasta cuatro receptores. La eficacia que el voleibol masculino presentaba en la recepción del saque en la década de los 80 se ha visto perturbada (Gerbrands y Murphy, 1995; Alberda, 1995; Zimmermann, 1995; Fröhner y Zimmermann, 1996; Ureña, 1998a y Ureña et al., 1998b), debido a que el saque ha incrementado su valor como destreza final (Hurtado, 1998).

En el Campeonato del Mundo de 1994 se observó una mayor utilización del saque en salto, lo que significó un aumento del 20% en estos saques (Zimmermann, 1995) con relación a los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. Según las estadísticas oficiales de la F.I.V.B., 15 de los 20 mejores sacadores utilizaban el saque en suspensión.

Esta circunstancia ha dado lugar a que el juego se simplificara notablemente en el Campeonato del Mundo de 1994 (Zimmermann, 1995), ya que hubo menos situaciones complejas en el ataque y una mayor proporción de colocaciones altas (de un 5 a un 10% más que en 1992), así como una utilización mayor de colocaciones a zagueros en circunstancias no óptimas. Todo ello indica que las combinaciones de ataque tienden a simplificarse (Fröhner y Zimmermann, 1996).

El Campeonato del Mundo de Voleibol de 1998, celebrado en el mes de noviembre en Japón, fue el último evento de ámbito internacional en el que se utilizó el sistema de puntuación tradicional. En el Equipo Nacional Español, que participaba en el mismo, se observó que el saque en suspensión potente suponía el 51,4%, el saque en apoyo flotante un 36,1%, mientras que en un 12,5% de los casos se utilizó el saque en suspensión flotante (Ureña et al. 2000a).

Esa misma temporada (98/99), la F.E.V.B. (Federación Española de Voleibol) aplica en el reglamento el nuevo sistema de puntuación. En un análisis realizado por Ureña et al. (2001b) durante el Campeonato Nacional de liga de esa misma temporada, se observó que el saque en suspensión potente supuso el 25,4% (51,4% con el sistema anterior), el saque en apoyo flotante el 59,2% (36,1% sistema anterior) y el saque en suspensión flotante el 15,4% (12,5% sistema anterior).

Estos datos suponen un punto de inflexión en la trayectoria que el saque ha definido en la última década, ya que aunque el saque en suspensión potente aumenta su eficacia, dificultando su recepción y, por lo tanto, la construcción de ataque, también es cierto que con el aumento de este tipo de saques ha aumentado en un 17% los errores en su ejecución (Zimmermann, 1995). Los riesgos que asume el saque en suspensión potente con el nuevo sistema de puntuación suponen un aumento en las opciones de punto. Fallar el saque significa dar un punto al adversario y además la opción de saque.

Cuando se inicia como deporte.

El voleibol fue creado en 1895 por William G. Morgan. Era entonces director de Educación Física en el Ymca de Holihoke, en el estado de Massachusetts, y había establecido, desarrollado y dirigido, un vasto programa de ejercicios y de clases deportivas masculinas para adultos. Se dio cuenta de que precisaba de algún juego de entretenimiento y competición a la vez para variar su programa, y no disponiendo más que del baloncesto, creado cuatro años antes (1891), echó mano de sus propios métodos y experiencias prácticas para crear un nuevo juego. Morgan describe así sus primeras investigaciones: "El tenis se presentó en primer lugar ante mi, pero precisaba raquetas, pelotas, una red y demás equipo. De esta manera, fue descartado. Sin embargo, la idea de una red parecía buena. La elevamos alrededor de 6 pies y 6 pulgadas del suelo, es decir, justo por encima de la cabeza de un hombre medio. Debíamos tener un balón y entre aquellos que habíamos probado, teníamos la vejiga (cámara) del balón de baloncesto. Pero se reveló demasiado ligero y demasiado lento; entonces probamos con el balón de baloncesto, mismo, pero era demasiado grande y demasiado pesado. De esta manera nos vimos obligados a hacer construir un balón de cuero con la cámara de caucho que pesara entre 9 u 12 onzas". Las reglas iniciales y los conceptos de base fueron establecidos: la MINTONETTE; primer nombre con el que se le había bautizado, había nacido. El profesor HALSTEAD llama la atención sobre la "batida" o la fase activa del lanzamiento, y propone el nombre de "Voleibol" Gracias al Ymca el juego del voleibol fue introducido en Canadá y en muchos países: Elwood S. BROWM en las Filipinas; J. Oward CROCKER en China; Frank H. BROWN en Japón, el doctor J.H. GRAY en Birmania, en China y en la India, así como por otros precursores en México, en América del Sur, en Europa, en Africa y en Asia. Los primeros campeonatos nacionales de voleibol tuvieron lugar en los Estados Unidos en 1922, y es en 1928 cuando se crea el USVA: la United States Volleyball Association. En 1938 se establecieron unos contactos internacionales entre Polonia y Francia. Desgraciadamente, la Segunda Guerra Mundial interrumpió las entrevistas. Solamente a finales de 1945 fue posible establecer nuevas relaciones. Por su parte, el doctor Harold T. Friermood, entonces miembro del Ymca y muy pronto secretario de la Usvba, intentó establecer otra vez las relaciones internacionales e hizo difundir algunas obras sobre el voleibol.

DE PRAGA A PARIS

En 1946, con ocasión de un partido internacional entre Checoslovaquia y Francia en Praga, bajo el impulso de la Federación Francesa de Voleibol, se organizó una reunión en una cervecería. Fueron invitados el presidente de la Federación Polaca, M. WIOKYLLO Y MM. LIBAUD, BABIN Y AUJARD por parte de Francia; HAVER, STOLZ, SPIRIT, CABALKA, SZERENETA, KROTSKY y PULKRAB por parte de Checoslovaquia. Se decidió organizar un Congreso Constitutivo en París para 1947. El Sr. LIBAUD y la Federación Francesa fueron encargados de poner en pie esta organización y de ayuda.

Anecdotarío

En el ciclo escolar 1992-1993, cuando trabajaba en clase directa en la Escuela Primaria "Francisco Giner de los Ríos", ubicada en el Sector Cuauhtémoc logré conjuntar un buen equipo representativo de voleibol femenil de la escuela. Era un grupo de 10 niñas con las que empecé a trabajar cuando ellas estaban en 4to. Grado. En un principio no les gustaba mucho el voleibol, se quedaban a entrenar porque sus maestros o sus padres les obligaban, pero poco a poco y gracias a un llamativo programa de inducción e integración, fueron encontrando el placer en éste.

Cuando pasaron a 5to. Grado ya eran buenas voleibolistas y estábamos compitiendo por los primeros lugares, primero de la zona y después, del sector.

Lo relevante de todo esto, es que para que formaran parte de cualquier equipo deportivo para representar a la escuela, debían acatar un reglamento interno que personalmente había implementado. Uno de los puntos de él era que los niños y niñas deberían tener un promedio mínimo de 8 en sus calificaciones totales; y si no lo tenían, no podían pertenecer a ningún equipo de los que yo dirigía.

En cierta ocasión, dos niñas que formaron parte de ese grupo bajaron del promedio requerido, estábamos en la etapa de intersectores de voleibol, compitiendo contra otras delegaciones en Ciudad Deportiva; estas niñas del promedio bajo tuvieron que dejar temporalmente el equipo, sus padres, preocupados, me pidieron que las aceptara nuevamente, con la promesa de que recuperarían el promedio solicitado. Me mantuve en la postura de respetar los reglamentos internos del equipo y no entraron a la competencia... ¡Nos eliminaron en esa etapa distrital!.

Las niñas recuperaron sus calificaciones y al año siguiente, debido al buen promedio, la escolta de la escuela fue íntegramente formada por alumnas que estaban en el grupo de voleibol. Padres, maestros y niños estaban fascinados con el equipo y esto sirvió de motivación para que muchos otros estudiantes quisieran formar parte de él o de otros equipos representativos de la escuela.

Con todo esto, queda demostrado una vez más que la Educación Física, puede servir para formar grandes deportistas con un excelente nivel académico; en esa ocasión fue la escolta, pero puede reflejarse en cualquier otro ámbito de su vida, dado que los pequeños o grandes triunfos van dando confianza y seguridad en el educando.

Estoy consciente de que un maestro de Educación Física, no es un entrenador, pero el deporte no tiene por qué estar peleado con la materia. El formar un grupo especial y darles un poco más de atención que al resto de los alumnos, no significa que se descuide la tarea principal con todos. Ese "entrenamiento" extra que se le da, siempre es en las horas que se destinan especialmente para ellos; el deporte sirve como una motivación grande para que los niños gusten de hacer ejercicio con los beneficios fisiológicos y psicológicos que esto acarrea y que todos conocemos de sobra.




Descargar
Enviado por:El remitente no desea revelar su nombre
Idioma: castellano
País: España

Te va a interesar