Ética y Moral
Eutanasia
ÍNDICE
Pág. 1 - Índice
Pág. 2 - Prólogo
Pág. 3 a 4 - ¿Qué es la eutanasia?
Pág. 4 a 5 - Clases de eutanasia
Pág. 5 a 6 - Tipos de eutanasia activa
Pág. 6 a 8 - Tipos de eutanasia pasiva
Pág. 8 a 9 - ¿Cuándo un enfermo es
terminal?
Pág.10 a 11 - Tratamientos paliativos
Pág.11 a 12 - Los cuidados paliativos son un
derecho
Pág.13 a 15 - La eutanasia, de actualidad
en España
Pág.15 a 16 - Jack Kevorkian
Pág.17 a 21 - Eutanasia frente a las
religiones
Pág.21 a 22 - Casos expuestos por la iglesia
Pág.23 a 25 - Ramón Sampedro
Pág.26 a 27 - Testamento de Ramón
Sampedro
Pág.28 - Hipócrates y la eutanasia
Pág.29 a 31 - Condición legal
Pág.32 a 33 - Preguntas éticas levantadas
con la eutanasia
Pág.34 - Batalla política sobre la
eutanasia
Pág.35 a 36 - Desarrollo histórico
Pág.37 - Opinión pública
Pág.38 - Opinión personal de Raquel
Berrio
Pág.39 - Opinión personal de María
Herruzo
PRÓLOGO
“...el derecho de nacer parte de una verdad: el deseo de placer. El derecho de morir parte de otra verdad: el deseo de no sufrir. La razón ética pone el bien o el mal en cada uno de los actos. Un hijo concebido contra la voluntad de la mujer es un crimen. Una muerte contra la voluntad de la persona también. Pero un hijo deseado y concebido por amor es, obviamente, un bien. Una muerte deseada para liberarse de un dolor irremediable, también. Ninguna libertad puede estar construida sobre una tiranía. Ninguna justicia, sobre injusticia o dolor. Ningún bien positivo, sobre un sufrimiento injusto...”
Ramón Sampedro
Estas letras han sido obtenidas del libro Cartas desde el Infierno, que de voz de Ramón Sampedro fue escrito por sus amigos; y han sido colocadas al comienzo del trabajo en recuerdo suyo.
LA EUTANASIA
La eutanasia es una realidad, de casual actualidad, que es difícil de precisar sin entrar en el campo de lo ético. Etimológicamente quiere decir “muerte dulce” o “buena muerte”. Del griego eu = bueno, dulce; thanatos = muerte. El término ha evolucionado, hasta alcanzar el significado de : acto de acabar con la vida de otra persona, a petición suya, con el fin de minimizar su sufrimiento.
Por supuesto, esta descripción no es del todo correcta, precisa de matices. Cuando nos referimos a acabar con la vida de otra persona, no queremos decir asesinar; hablamos de un término sinónimo, recogido en el derecho español como “auxilio al suicidio” o bien “homicidio suicidio”. Aunque entre ambos existan diferencias:
- Auxilio al suicidio : cooperación al suicidio de otra persona. Se comprenden dos aspectos, el auxilio necesario (ayuda mínima para llevar a cabo el suicidio), como el no necesario (participación sin el requerimiento del suicida), quedando excluidos los actos de ejecución directa de la muerte por imperativo de la propia ley, que constituye con ellos el delito de homicidio-suicidio.
En conclusión, nos referimos a una ayuda que, como primera idea tenía el llevar a la muerte al suicida, pero que no llega a finalizarse, no ejecutándose su muerte.
- Homicidio- suicidio : el que lleva su auxilio al suicidio hasta el punto de darle muerte, cometiendo, desde cierto punto de vista, un homicidio con el consentimiento de la víctima, puesto que da muerte a otro y éste consiente, por lo que es costumbre titular este grupo de casos con el nombre de homicidio consentido, aceptable con la reserva de que debe quedar perfectamente en claro que no se trata de aquel consentimiento que aporta la víctima cuando, resignada su suerte, ofrece el cuello al verdugo, sino que hay algo más de lo que sugiere la elocución usual de homicidio consentido, a saber, que el sujeto pasivo no solo “consiente”, sino que demanda, pide, la muerte. Existe un móvil común en estos casos, la piedad, denominándose también “ homicidio piadoso” u “homicidio por compasión”.
En consecuencia, queremos decir que, a diferencia del auxilio al suicidio, el homicidio- suicidio llega a ejecutar la muerte del suicida, confirmándose además, el pleno deseo de morir por su parte; por ello, se juzga al cooperador en base a una actuación cuyo fundamento ha sido la piedad hacia el suicida.
El Derecho Español también recoge el término, respecto a lo penal, de la eutanasia:
- Eutanasia : Hecho comprendido como una variante del homicidio- suicidio, diferenciándose del término anterior, en que la eutanasia no precisa de la confirmación de la petición de muerte por parte del fallecido. Se puede actuar en base a ella de forma autónoma, considerando individualmente (excluyendo el pensamiento u opinión social) la situación del afectado (sufrimiento irreversible, estado terminal, posible muerte indigna...), en conclusión, abreviar padecimientos de carácter intolerable al enfermo.
Encontramos un término que, rompe los esquemas anteriormente citados por la eutanasia, es la ortotanasia.
- Ortotanasia : es el hecho de dejar que la naturaleza actúe por su libre cauce, es decir, que si un enfermo sometido a un fin irreversible, muere, sea de forma natural. La tecnología y la acción en general de las demás personas, quedan al margen del sujeto. Este principio, está muy vinculado al Cristianismo.
Esta exposición, tiene como fundamento el hecho de aclarar la eutanasia en sí, respecto a otras circunstancias que, de forma similar, pueden confundir su correcto significado; más concretamente, es lo sucedido con la eutanasia pasiva, que puede confundirse con procedimientos terapéuticos que no son eutanasia.
CLASES DE EUTANASIA
La eutanasia se puede presentar esencialmente, de dos maneras, como métodos de aplicación.
- Activa : proceso de ejecución, de efecto directo e inmediato, que tiene como principal consecuencia la muerte del afectado. Hay múltiples métodos para llevarla a cabo ( ingestión o inhalación de tóxicos, inyección letal, etc). Inicialmente, el paciente no tiene padecimiento o sufrimiento físico durante su administración, ya sea por estado de inconsciencia o porque la aplicación, carece por completo de dichos efectos. En general, este método de aplicación es el conocido como “ hacer morir”.
- Pasiva : opción de suicidio asistido, basado en la aplicación paulatinas de sustancias tóxicas (pasivo en el tiempo); o bien, participar en el suicidio asistido, retirando o dejando de aplicar una ayuda esencial para el afectado, tales como respiradores, válvulas, goteros, e incluso con la inanición y la deshidratación. Este medio para la suministración de la eutanasia, es más lento y agonizante, aunque en la mayoría de los casos, el paciente, por su situación patológica no sea consciente de sufrimiento alguno (estado vegetativo o de coma, semi-inconsciencias, etc). Este método es más conocido como: “dejar morir”.
Otro tipo de eutanasia es respecto a la voluntad de quién se refiere, a la hora de practicarla. Puede ser:
- Voluntaria : cuando el paciente, siendo totalmente consciente de sus facultades, y pudiendo usarlas en su totalidad, deja claramente patente su deseo de dejar de seguir viviendo en unas condiciones que carecen de dignidad, tranquilidad, felicidad, sosiego, paz espiritual, y en conclusión, que le privan de la felicidad que cualquier individuo debe tener.
- Involuntaria : este caso se produce cuando, ante un cuadro médico irreversible, de inconsciencia o falta de facultades mentales mínimas y en algunos casos agonizante e irremediable, el médico o grupo médico, junto con la opinión de los familiares, deciden sobre un enfermo el practicar o no, un método eutanasico, que acabe con su vida, de forma indolora, tal que el enfermo no sea consciente del tránsito entre la vida y la muerte. Dicho método puede ser activo o pasivo, según sea más apropiado.
!Ahora bien, debemos dejar claro cierto aspecto: desde el punto de vista legal, la eutanasia siempre implica necesariamente, una situación indecorosa, de padecimiento y sufrimiento insoportable, que carezca de medio capaz de aplacarlo. No es imprescindible la opinión del enfermo; se puede llevar a cabo un proceso eutanásico tras haber analizado la situación del enfermo, y haberla considerado apta.
TIPOS DE EUTANASIA ACTIVA:
La eutanasia activa, la conocida como “hacer morir”, puede aplicarse de muy diversas formas. Hay quien opina que tiene cierto paralelismo con la pena de muerte y sus aplicaciones; pero evidentemente, todos sabemos que las razones por las que ambos tipos de ejecución se pueden dar son bien distintos.
- Inyección letal : con este procedimiento, se consigue de forma rápida, que el paciente fallezca. Se suministran dosis exactas de sustancias letales, como el cloruro de potasio, que produce un paro cardiaco en el enfermo; este método se suele practicar en individuos semi- inconscientes o inconscientes, debido a la exaltación nerviosa que en el organismo se genera. Se conocen algunos casos en los que, se suministraron inyecciones de “aire” en vena, produciendo un traumatismo cerebral por la presencia directa de gases (los que componen el aire); es una muerte un más agonizante y lenta.
- Inhalaciones gaseosas : este tipo de eutanasia activa es, tal vez de las más “dulces” o “agradables” que se suministran a pacientes conscientes y semi-inconscientes. Aquí, el enfermo mediante una mascarilla buco- nasal, inhala en primer lugar (en algunos casos) un gas, anestesiante, y posteriormente, un segundo gas, de carácter tóxico, por ejemplo, monóxido de carbono, cianógeno (carbono y nitrógeno) o dosis muy densas de anhídrido carbónico (rara vez se suministra este gas), que producen una muerte serena al paciente.
- Dosis letales : en este caso, el paciente recibe de un segundo, o bien toma de su propia mano, una determinada cantidad de una sustancia tóxica. Se puede suministrar en enfermos semi- inconscientes o totalmente inconscientes, bien por sonda naso- gástrica, perforaciones abdominales (conductos gástricos directos) u oralmente; las más usadas son la sal del ácido cianhídrico (cianuro). En la antigüedad se usaba un veneno muy conocido, de origen vegetal, la cicuta, que es un alcaloide altamente tóxico.
TIPOS DE EUTANASIA PASIVA:
Como ya hemos mencionado anteriormente, las formas de aplicación en la eutanasia pasiva son más bien, formas de “no aplicación”; pues bien, lo que realmente se hace es dejar de aplicar un cuidado, o de suministrar un necesidad (no siempre básica). Es “dejar morir”.
- Inanición : consiste en dejar de suministrar alimento a un paciente. Se retiran goteros tanto de sondas naso- gástricas, como intravenosos y dietas orales; la mayoría de los casos son de carácter voluntario por parte del enfermo. Aunque es bastante inhumano como método de aplicación involuntaria, se ha dado en casos de estados de coma irreversible, tras haber sido valorados como más adecuados por parte del equipo médico. En repetidas ocasiones, los enfermos conscientes, se retiran habitualmente los goteros, dejan de comer o incluso se extraen las sondas alimenticias; siendo ellos mismos los que eligen este método de ejecución cuando la situación se legaliza. Además, es de los más lentos y agonizantes, pero con la asistencia del dolor se aplaca el sufrimiento.
- Deshidratación : este método viene, generalmente unido al de inanición. Como en el anteriormente mencionado, se retira una necesidad básica, el agua, al paciente. Las causas de la elección de dicho procedimiento son las mismas que en el de inanición, aunque también se han dado excepciones, aplicándose como eutanasia pasiva, en casos de coma irreversible. Es un método degradante y angustioso, por ello, suele venir acompañado de tratamientos sedantes, que mantienen al enfermo en un estado de semi- inconsciencia.
- Retirada de elementos mecánicos : otro hecho de carácter pasivo, y no siempre voluntario, es la retirada de elementos o maquinaria de ayuda al enfermo, como respiradores, sondas, controladores cardiacos, etc. Estos aparatos, inicialmente y en algunos casos no son necesarios, pero a medida que el enfermo va empeorando, se incorporan como tratamiento paliativo, y se hacen imprescindibles. Por ello, algunos pacientes deciden desde el primer momento no hacer uso de ellos, e ir degradándose de forma natural, tanto que, un enfermo podría respirar en perfectas condiciones con una traqueotomía, pero decide que no se le aplique; es por tanto su decisión un método eutanásico pasivo, que directamente no lo mata, pero que “le deja morir”. En la mayor parte de los casos por los que opta esta decisión, los enfermos que conocen su diagnóstico irreversible, desean morir dignamente, puesto que perecer estando enchufado a máquinas, y con tubos por todos los orificios naturales y artificiales del cuerpo, resulta denigrante y poco digno, sabiendo que el triste desenlace es el mismo. En los casos de coma irreversible o dependencia absoluta de una máquina, tal como un respirador, su retirada causa un efecto eutanásico activo, puesto que repercute directamente y en el momento sobre el enfermo, causándole la muerte instantánea.
- Retirada de tratamientos : otra opción, es dejar de suministrar las dosis transcritas como tratamiento a un paciente. No tomar unas pastillas diarias, o no poner la inyección de cada día, repercute paulatinamente sobre el enfermo, disminuyendo su calidad de vida, y por tanto aproximándole a la muerte. Esta decisión suele ser voluntaria, y además, es de las más practicadas, tanto legal como ilegalmente, incluso a escondidas del médico; cuando las dosis son tomadas de manos de los pacientes, de forma libre, son muchos los que tiran las suyas, o las esconden, causándose un mal lento y degradante pero que no produce dolor instantáneo.
- Aumento paulatino de una sustancia tóxica : este recurso es de carácter totalmente legal siempre y cuando, dicha sustancia tenga como prioridad otra función sobre el paciente, por ejemplo, ciertos analgésicos que, a la larga son venenosos para el organismo; en estos casos, los pacientes pueden ser conocedores o no de lo sucedido, pueden pedirlo o se le puede ser suministrado de forma involuntaria, en estados de coma o a imposibilitados mentales. Como ya hemos mencionado, este hecho queda muy habitualmente fuera del ámbito de la legalidad, pero pocas veces se ha penalizado, señalándolo como una actividad compasiva. Es sin duda el mayor representante de la eutanasia como tal, una “muerte dulce”.
- Evadir un cuidado extraordinario : este método pasa absolutamente desapercibido, puesto que en realidad, no es delito, tan solo es una circunstancia: por ejemplo, si un enfermo necesita una operación, que le prolongaría la vida algún tiempo más, el médico o el equipo médico, bien por carecer de los medios necesarios o porque no lo consideren oportuno (que no quiere decir no necesario), no la realicen y en consecuencia, el enfermo viva menos y tenga una peor calidad de vida. Este efecto es casi siempre involuntario, aunque suele decidirse junto con la opinión de los familiares.
! Este método está considerado al límite de la eutanasia, pudiéndose clasificar como un cuidado paliativo que persigue la tranquilidad del enfermo, aunque se reduzcan sus posibilidades, ante un posible riesgo innecesario.
¿CUÁNDO UN ENFERMO ES TERMINAL?
Precisar en medicina es muy difícil, y en muchos casos, poco fiable. Casi siempre que un médico ha de tomar una determinación, viéndose obligado a clasificar a un enfermo, como “terminal”, “irreversible”, etc, no podemos estar seguros de su decisión. Por ello son necesarios los criterios por los cuales, un médico llega a dichas conclusiones:
- Situación del enfermo : si actualmente el enfermo está considerado grave, dentro de los márgenes de alta peligrosidad de una enfermedad curable, no se puede determinar ningún estadio estable, y por tanto, se mantiene en observación. Pero si el enfermo lleva más de 96 horas en una misma situación, de una enfermedad incurable, pudiéndose considerar estable, aunque no se encontrase fuera de peligro, y si además, su estado es degradativo (empeorando), podemos determinarlo como “crónico” o bien “terminal”.
- Tiempo del tratamiento : cuando a un enfermo se le ha administrado un tratamiento por parte de su médico, con el fin de mejorar su estado, y no se han obtenido beneficios algunos tras aproximadamente seis meses, dicho tratamiento se abandonará, suministrando otro nuevo, que intente sencillamente, mantener el estado actual del enfermo. El propósito es aliviar no curar.
- Cambio repentino en el estado del enfermo : cuando un paciente considerado estable sufre un empeoramiento en un corto espacio de tiempo, pasando a estar grave y sometido a observación, el médico se ve obligado a cambiar el tratamiento y a reconsiderar a su paciente. En estos casos, el enfermo no alcanza mejoría alguna, y se suma a una larga cadena de empeoramientos continuos. Dichos pacientes suelen terminar con estados de coma o fallos cardiacos, y en lo más extremo, con muertes cerebrales. Desafortunadamente, estos aspectos son grandes desconocidos en el ámbito médico; en consecuencia, el equipo médico se ve expuesto a considerar a su paciente bajo un gran interrogante, por no ser conocedor de la próxima situación a la que puede pasar. Entonces, el paciente pasa a ser “terminal”, puesto que la curva de su enfermedad es claramente descendente e irreversible.
TRATAMIENTOS PALIATIVOS
Llamamos tratamientos paliativos a aquellos cuidados que, casi de por vida, mantienen a los enfermos terminales, en el mejor estado posible. Son contrarios, según algunos, a la eutanasia. Facilitan las cuidados básicos, asistencia psicológica y espiritual, acompañamiento del médico y por supuesto, los servicios de la nueva Unidad del Dolor, existente, por el momento, en escasos hospitales españoles.
Cuidados básicos : son aquellos que se deben dar a toda persona por el hecho de serlo, por lo que nunca pueden abandonarse, ya que responden a la consideración debida a la dignidad del ser humano. Son:
- Alimento- oral o por sonda naso- gástrica o gastrostomía. La nutrición parenteral total sólo debe administrarse cuando hay una razón curativa o paliativa clara, pero no parece razonable cuando se llega a una situación terminal.
- Hidratación- forma parte de las medidas paliativas, pues elimina la sed, contribuye a la estabilidad hemodinámica y, por tanto, contrarresta el malestar del paciente.
- Cuidados higiénicos- mantenimiento de la piel, medidas antiescaras, higiene de la boca, cambio de ropa de cama, limpieza, etc.
Asistencia espiritual y social : no se debe imponer una determinada conducta en este terreno, pero el médico, en el respeto de la libertad del enfermo del enfermo, debe ofrecer la posibilidad de recibir la asistencia espiritual que desee y la posibilidad de atender a obligaciones morales graves, como otorgar testamento, antes de recurrir a medicaciones que puedan privarle de la conciencia.
Asistencia psicológica : todo enfermo terminal, como tal, debe disponer de una ayuda siempre disponible a su deseo, que le sirva de apoyo moral para superar sus peores momentos, al respecto de su padecimiento. Este recurso es opcional, pero cuando el enfermo se obstina a llevar su enfermedad sólo, el médico debe incluir en el tratamiento dicho apoyo. Se suelen suministrar fármacos a los pacientes, que mejoren su bienestar emocional.
Acompañamiento del médico : además de la ayuda que pueda brindar un/ a psicólogo/ a, también es necesaria la del médico hacia su paciente. El enfermo ha de sentirse querido, y un carga o una simple responsabilidad del médico. Debe de haber humanidad y cariño en dicha relación (paciente- médico).
Esto hará más agradable la enfermedad, desde el punto de vista emocional; el enfermo no se sentirá solo.
Unidad del Dolor : este dispositivo médico suministra dosis de analgésicos que palien el dolor de los enfermos. El tratamiento de dicha unidad es alternativo e independiente del dictado por el médico, aunque es el médico el que supervisa ambas posologías. Este nuevo servicio ha hecho más dignos los padecimientos, ya que permite sobrellevarlos sin el sufrimiento físico.
LOS CUIDADOS PALIATIVOS SON UN DERECHO
El cuidado de las personas mayores enfermas y del número creciente de pacientes con cáncer y enfermedades crónicas en fases avanzadas es uno de los retos de nuestro tiempo. Los múltiples y frecuentes problemas de enfermos terminales demandan una asistencia continuada y ponen a prueba a todos los niveles del sistema sanitario. Una filosofía común de la atención a estos pacientes debería ser dar prioridad a la calidad de vida, en ocasiones incluso por encima de la duración de ésta, evitando actuaciones inadecuadas conocidas como "encarnizamiento terapéutico". Recibimos continuas alusiones de estos enfermos a su deseo, no siempre respetado, de no sufrir, no ser engañados, ser tenidos en cuenta en las decisiones y ser tratados con cariño.
Dada la lógica orientación curativa y altamente tecnológica de los grandes hospitales, los sistemas de salud se han visto obligados a desarrollar programas asistenciales específicos para estos pacientes, basados fundamentalmente en potenciar el cuidado domiciliario y en el ingreso, cuando es necesario, en hospitales de media y larga estancia. Estos centros consiguen, cuando cuentan con personal especialmente formado y motivado, un cálido ambiente terapéutico de gran eficacia, añadiéndose a la satisfacción que generan un importante ahorro económico respecto a los hospitales de agudos. Evidentemente, las camas deben estar localizadas lo más cerca posible del núcleo familiar, por lo que se recomienda que se distribuyan equitativamente por áreas o regiones sanitarias. Además se requiere una estrecha relación con los equipos de atención primaria, encargados del soporte y cuidados del enfermo cuando está en su domicilio.
Entre los enfermos citados destacan los que se encuentran en fase terminal, con un tiempo de vida limitado entre dos y seis meses. En nuestro país atraviesan esta etapa terminal cerca de 150.000 personas cada año. El dato del elevado número de personas en esta situación no debería empañar la trascendencia y el carácter exclusivo e individual del periodo final de la vida de cada ser humano. La proximidad de la muerte aumenta el sufrimiento de los pacientes y de sus seres queridos. Al dolor físico y otros síntomas se añaden numerosos problemas emocionales, sociales y existenciales. Los profesionales sanitarios podemos también ser impactados por la vivencia de estas situaciones difíciles y, aun con la mejor voluntad, puede decirse que la mayoría no hemos sido entrenados para acompañar adecuadamente al enfermo y a la familia en estas fases.
Los cuidados paliativos representan la respuesta solidaria, científica y humana de la medicina actual a estas múltiples necesidades. La muerte es considerada, cuando se llega a este periodo terminal, como una etapa de la vida. Su dureza inevitable puede atenuarse cuando los profesionales sanitarios dedican sus esfuerzos a aliviar el dolor y otras molestias con atención a cualquier mínimo detalle de confort, a escuchar y responder honestamente a las preocupaciones del paciente, respetando sus decisiones, y a apoyar a los familiares a lo largo del proceso. La intención no es alargar la vida a toda costa ni acelerar la muerte como norma.
Muchos enfermos y familias nos han enseñado que, con estas premisas, es posible crecer, profundizar en la continua búsqueda del sentido de la vida. En numerosas ocasiones, los profesionales son testigos privilegiados de la vivencia serena de la fase final y del establecimiento de afectos y lazos entrañables. El sentido agradecimiento que reciben frecuentemente resulta altamente motivador, además de un antídoto frente al estrés profesional.
Para los médicos y enfermeros puedan ser eficaces y estar accesibles equitativamente para todos los enfermos, es preciso consolidar estas estrategias mediante una adecuada planificación sanitaria. Una reciente recomendación de la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa "afirma y protege el derecho de los enfermos terminales o moribundos a los cuidados paliativos integrales" de forma inequívoca. El Parlamento español, a su vez, ha instado al Gobierno a elaborar un proyecto de plan nacional que "garantice a los pacientes en fase terminal los cuidados paliativos en cualquier lugar, circunstancias o situación, dentro de las diferentes estructuras de la red sanitaria". Es urgente que estas solemnes afirmaciones se hagan reales en la práctica diaria.
La Administración y la sociedad en su conjunto tienen la honrosa responsabilidad de facilitar a las personas en fase avanzada y terminal de su enfermedad la posibilidad de una vida digna hasta una muerte digna. Este objetivo es, además de un derecho humano irrenunciable, un valioso indicador del auténtico progreso.
LA EUTANASIA, DE ACTUALIDAD EN ESPAÑA
Una vez considerado el enfermo como terminal y cuyos síntomas sean de clara agudeza, sin mejora alguna, la eutanasia puede pasar a la acción. Como ya hemos citado, el consentimiento del enfermo no es necesario en ciertos casos, puesto que puede haber constancia de la voluntad y petición por su parte. En vista de la demanda de enfermos de “testamentos orbitales” que dejen patentes sus deseos al respecto, muchos parlamentos están discutiendo el tema, que ha pasado a ser de máxima actualidad.
Actualmente, el Consejo de Europa recoge tres situaciones, en las cuales, la eutanasia pasiva es asumida:
- Muerte cerebral y dependencia de maquinaria para la vida artificial.
- Proceso irreversible que cuenta con la opinión del enfermo.
- Proceso irreversible que carece de la opinión del enfermo.
Durante los últimos días del mes de Abril del 2000, en España se ha levantado una gran polémica alrededor de la eutanasia. La situación surgió tras la propuesta de Ezquerra Republicana de Cataluña (ERC) para despenalizar la eutanasia activa. Pero se retiró la posible ley, ya que en una primera votación, el Parlament quedó en empate, y tras una segunda, se produjo una mayoría de tan solo dos votos más, en contra de la despenalización.
Ciertamente, el debate llevado a cabo en el Parlament se convirtió en un cruce de reproches entre grupos políticos que poco tuvo que ver con un debate ético sobre el derecho a una muerte digna; llegándose a considerar la propuesta de Ezquerra Republicana como una estrategia política.
Antes de iniciarse el debate, varios grupos contrarios a la eutanasia se habían manifestado en desacuerdo a la propuesta, calificando la eutanasia como “una forma de homicidio”. Alegando que “el carácter sagrado e inviolable de la vida humana no merece tal humillación”, y que “ la medicina actual dispone de curas paliativas destinadas a hacer más soportable el sufrimiento en la fase final de la enfermedad”.
Posteriores a la decisión del Parlament, se hicieron declaraciones tales como ésta, de asociaciones cristianas: “ ningún parlamento tiene derecho a legislar contra la vida humana”, calificando la votación de ilegítima. Estas asociaciones dicen que “ no se puede votar la aceptación de prácticas contrarias a los derechos humanos”, y plantean las curas paliativas como solución.
La polémica está servida. Encuestas realizadas en 1989 entre los facultativos del Colegio de Médicos de Barcelona (CMB), mostró una mayoría contraria a la eutanasia activa, pero que aceptaba la pasiva. Un 90% de los 344 facultativos consultados, con una media de 39 años, eran contrarios a la eutanasia activa, entendiendo por tal la acción médica que, en una situación irreversible, causa el fallecimiento del paciente.
Opuesta a esta opinión, los consultados se pronunciaron en mayoría favorables a la eutanasia pasiva, en las tres situaciones que el Consejo de Europa plantea como legales:
Muerte cerebral : 82% opinó que hay que dejar de aplicar los medios técnicos que mantengan la vida.
Proceso irreversible en el que el enfermo formule el deseo de no seguir viviendo : un 82% dijo que hay que aplicar tan solo tratamientos mitigadores del dolor.
Proceso irreversible en el que enfermo no puede pronunciarse: un 59% se mostró favorable a dejar de aplicar medios técnicos para el mantenimiento de la vida.
Sin embargo, este mismo sondeo reflejó que el 82.3% de los médicos, independientemente de la opinión al respecto de los supuestos, veían necesaria una ley para regular la práctica de la eutanasia (tanto de la pasiva como de la activa).
Un 96% considera necesaria que esa normativa debería también contemplar la objeción de conciencia por parte del médico, pudiendo negarse el médico a aplicar la eutanasia si es contraria a sus principios.
En consecuencia, obtenemos en gran parte de las encuestas mayorías contrarias a la eutanasia activa, pero a favor de la pasiva. Puede parecer una incongruencia, pero el simple hecho del tipo de aplicación (el método), va determinar su aceptación, aunque el fin sea el mismo. A simple vista, podemos pensar que porque los efectos sean directos e inmediatos (eutanasia activa) son más inhumanos e indignos, pero si mediante el método pasivo suministramos la misma muerte, ¿qué diferencia hay? Prolongar un hecho en el tiempo no lo hace más leve o menos dañino. La realidad es la misma.
Es curiosa la forma de tratar el tema en los distintos medios de comunicación, e incluso entre los mismos periódicos del país. Mientras La Vanguardia destacaba el secretismo que ha rodeado la votación en el Parlament, considerándola como una estrategia política; incluyendo las declaraciones de la presidenta de la Asociación de Estudios Bioéticos de Cataluña, que añade:
-“La vida humana no pierde valor ante la enfermedad ni ante la proximidad a la muerte”, y que califica así el hecho de despenalizar la eutanasia : -“supondría reconocer que existen vidas que no valen la pena, transmitir el mensaje de que en nuestras sociedades hay ciudadanos que, por sus circunstancias, es mejor que no existan”.
El ABC señalaba el caso del doctor estadounidense Jack Kerkovian, del que más adelante hablaremos, como “un asesino de enfermos terminales”, y cuyo método ha sido diana de polémica, ya que facilitaba un artefacto a sus pacientes terminales y no terminales, mediante el cual, los propios enfermos se suministraban la muerte, bien inhalando gases tóxicos, como por tomas orales de sustancias letales.
O cómo el Diario 16 califica el hecho de despenalizar la eutanasia de “error dramático”.Tiñendo el asunto de pura discrepancia política, casi ajena a la circunstancia ética que realmente la rodea.
En cuanto a la eutanasia en la actualidad, cabe decir que, más del 80% de los casos en los que se practica, es a enfermos de cáncer. También al respecto de los métodos de aplicación. En la antigüedad ya se aplicaba, pero la tecnología la ha hecho evolucionar, como a casi todo, dando lugar a “eutanasia prenatal”, para fetos con malformaciones (aborto) o a recién nacidos deformes y sin probabilidades de vida.
Y como no, también encontramos grandes errores relativos a la eutanasia, que la consideran necesaria en “un programa de prevención de la superpoblación en países del tercer mundo”; tan solo es una hipotética teoría sin fundamento ético. Pues bien, si encaminamos la eutanasia hacia esos ideales, estamos muy equivocados. Ese no es el fin de esta actividad, la realidad es muy distinta.
JACK KEVORKIAN
Juicio al “Doctor Muerte”
Jack Kevorkian fue encontrado el 27 de Marzo de 1999 culpable por un jurado de Pontiac, Michigan, de asesinato en segundo grado tras inyectar una sustancia letal a Thomas Youk, un enfermo de multiploesclerosis, al que el médico mató delante de una cámara de video.
El veredicto fue parcialmente beneficioso para el doctor, ya que éste se exponía a un cargo de asesinato en premier grado y que podía ser condenado a cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional o de acotar la pena.
La jueza del caso, Jessica Cooper tuvo que decidir el tiempo que el “Doctor muerte” debía pasar en prisión. En Michigan, un asesinato en segundo grado incluye una pena que va desde 10 años hasta cadena perpetua, pero la magistrada tiene potestad para reducir la sentencia y suspender los años que desee.
Sentencia complicada
El médico no pareció demasiado afectado por el veredicto, porque durante el juicio dijo: “no me importa ir a la cárcel porque con 70 años tengo poco tiempo de vida”. La jueza puede decirse a dar un escarmiento a Kevorkian y condenarle a una pena de más de diez años de cárcel. Pero puede apiadarse y suspender la sentencia y pedir le que abandone su misión “de ángel de la muerte”a cambio de quedar en libertad.
Durante la semana que duró el juicio, la jueza limitó mucho la defensa de Kevorkian y le negó el derecho de presentar testigos.
El doctor se autorepresentó en el juicio contra el consejo de sus abogados y demostró que conocía el oficio de letrado de pasada. La jueza en varios momentos del juicio le recomendó que actuara, que presentara alguna objeción a los argumentos de la fiscalía.
El caso era un claro asesinato en primer grado y la fiscalía contaba con al prueba definitiva. Un video que el doctor Kevorkian filmó en Septiembre en el que inyectaba a Thomas Youk una sustancia letal. A pesar del video, el jurado no le encontró culpable de asesinato en primer grado, sino de segundo grado, un cargo menor. En otras tres ocasiones, Jack Kevorkian había sido absuelto del cargo de suicidio asistido y en otro juicio el jurado no pudo llegar un veredicto. Kevorkian expone que ha ayudado a morir a unos 130 pacientes desesperados.
Julio A. Parrado
! Este artículo ha sido extraído del diario El Mundo, del día 27 de Marzo de 1999.
!En la actualidad, Jack Kevorkian, se encuentra en presidio, cumpliendo la pena dictada por la jueza Jessica Cooper, en Michigan.
EUTANASIA FRENTE A LAS RELIGIONES
La Iglesia Católica Romana, la Luterana y la Episcopal han emitido declaraciones formales opuestas a la eutanasia y al suicidio asistido. Los grupos de fe Evangélica y Fundamentalista se cree que están también en desacuerdo con estas prácticas. La Asociación Unitaria- Universalista, un grupo liberal, emitió una declaración en 1988 a favor de la eutanasia, y si hay condiciones adecuadas, del suicidio asistido. Declaraciones similares han sido hechas por la Iglesia Unida de Cristo y de Iglesia Metodista. Las otras Iglesias parecen divididas en este punto. La mayoría de cuerpos religiosos no se oponen a la eutanasia pasiva que no es mas que dejar que la muerte se produzca de una manera “más natural”, sin aplazarla ni acelerarla.
Según la Iglesia Católica, el hombre como tal, no tiene derecho a quitar ninguna vida, ni siquiera la suya propia; puesto que Dios infunde vida, y tan sólo Él puede eliminarla.
Una persona que basa sus ideales religiosos en el Catolicismo, si se viese expuesta ante un caso de enfermedad terminal:
! Actuaría en consecuencia, no aceptando métodos tales como la eutanasia activa, ni el suicidio asistido. Recurriría a la Divina ayuda de Dios, que le haría soportar el dolor físico, que no emocional, el cual según sus creencias, es necesario.
Justificar esta actuación es casi imposible desde el punto de vista del ateísmo, que se basa en la lógica y no en ideales religiosos ante casos como este. No obstante, es la iglesia católica la que considera como principal responsable a todo aquel que es partidario del ateísmo; ya que un individuo ateo considera, bajo toda lógica, que el sufrimiento, el aguante y el sacrificio son innecesarios, que la vida de mártir es algo del pasado y por tanto volver a ello resulta absurdo. En contraposición, un católico reafirma estas ideas, replanteándolas como necesarias y fundamentales para una vida digna de Dios.
!Siguiendo los mandamientos divinos, y más concretamente el quinto (“No matarás”), nunca podría dejarse arrastrar por el impulso de huir del dolor acabando con su propia vida, hecho que no involucra en absoluto a los comunes; pero al ser fundamento de religión, no puede dejar de cumplir.
Entonces, ¿ es qué aquellos que basan su vida en una ideología completa no reflexionan ante hechos como este llegando a conclusiones individuales? Ciertamente no, pues se dejan arrastrar por la corriente impuesta, siendo meros autómatas heterónomos. Aunque algunas razones que exponen los católicos, tienen buena base, como que la eutanasia supone un regreso en cuanto a la valoración de la vida, que se prefiere acabar con el dolor en vez de luchar contra él. No siempre es aplicable esta razón, pues muchos enfermos están cansados de luchar y no tienen más salida que la eutanasia.
Razones en contra de la eutanasia por parte los católicos:
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Lo que realmente temen los moribundos no es el dolor físico, sino el abandono por parte de sus familiares y personas cercanas, además de la sociedad en general. Por tanto, si erradicamos esto, la eutanasia no es necesaria.
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Una correcta atención en hospicios y hospitales sería una alternativa a la falsa “necesidad” de la eutanasia. En la casa del enfermo o en la instalación en la que se encuentra, si lo atiende profesionales entrenados, en colaboración con los familiares, pueden facilitarle las mínimas necesidades físicas y emocionales.
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Buen funcionamiento del cuidado paliativo sería otra opción en contra de la muerte provocada del enfermo. Esta actividad no intenta prolongar el sufrimiento, sino hacer más humana la agonía del enfermo; la dignidad tiene cabida aquí.
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Otro aspecto es que la sociedad sepa afrontar sus responsabilidades. Un anciano, un moribundo, o un enfermo terminal son cargas sociales que se deben sobrellevar, de la forma más compasiva posible. No podemos eliminarlos como si de animales se tratasen; si una sociedad comete un hecho indigno, será la que sufrirá la peor parte.
La doctrina católica siempre ha mencionado a los más desfavorecidos en sus textos, infundiendo compasión y solidaridad hacia ellos; aunque no halla pasado de los textos. Eso la hace merecedora del reconocimiento a la labor de ayuda social, en hospitales, orfanatos... Todo aquel que obra bien basado en la palabra de Dios será bien recibido por aquellos que no crean en su ideal, pero que como seres inteligentes y racionales saben valorar lo moralmente correcto. Sin embargo, cuando la iglesia se obstina, y no da cabida al progreso y al desarrollo, se enquista y pierde todo lo que por un lado gana. Es triste pero cierto, que intelectuales con una clara vertiente católica sean contrarios a verdades aplastantes, como la necesidad de una ley que regule la práctica de la eutanasia.
En algunos casos la iglesia defiende que es inmoral la supresión del dolor y de la conciencia por medio de narcóticos, aunque hay excepciones, cuando no existe otra alternativa. Ahora bien, el concepto que se entiende por eutanasia es bastante erróneo; está calificada como “ una falsa compasión que alega evitarle al hombre el sufrimiento purificador y meritorio, no por medio de una ayuda caritativa y loable, sino por medio de la muerte, como si estuviéramos tratando con un animal irracional desprovisto de inmortalidad”. Citas como estas derrumban los buenos cimientos que algún día construyó la iglesia, y la hacen meritoria del peor de los calificativos por parte de los no creyentes.
Según ésta, el propósito del sufrimiento humano es ganar mérito. El dolor sobre todo el de los últimos momentos de la vida, asume un significado particular en el plan salvífico de Dios; en efecto es una participación de la Pasión de Cristo y una unión con el sacrificio redentor que Él ha ofrecido en obediencia a la voluntad del Padre. No debe pues maravillar si algunos cristianos desean moderar el uso de sustancias que alivien el dolor, aceptando voluntariamente una parte de sus sufrimientos, en asociación consciente a los sufrimientos de Cristo crucificado. Un cierto grado de dolor al final de la vida, nos permite seguir a Cristo hasta la misma cruz. esto según los cristianos no significa de ningún modo que halla que languidecer en agonía hasta el último momento de nuestra existencia, ya que el dolor mismo puede ser una terrible distracción (para el encuentro con Dios). Sin embargo, se necesita un equilibrio adecuado durante nuestras últimas horas entre el estar plenamente cocientes de lo que nos está sucediendo en nuestro camino hacia el “Calvario” y el grado de dolor que podemos soportar.
Lo que los animales necesitan en sus últimos días es que los traten humanitariamente; lo que los seres humanos necesitan en sus últimos días es que los tratemos humanamente, es decir, como seres humanos dignos de respeto, ofreciéndoles nuestra compañía, dándoles ánimo para mantener su fortaleza y, cuando el dolor es grave, proveyéndoles lo mejor que la medicina puede ofrecer para aliviar su dolor. Pero no podemos tratar a las personas como animales, con la inyección lista para “ponerlos a dormir”. No, debemos respetar su dimensión espiritual y el plan de Dios para sus vidas.
Ya que el destino humano reside en manos de Dios, nosotros según la iglesia no tenemos ningún derecho a terminar con la vida de nadie, ni tampoco alargarla cuando es Dios el que dirige sus riendas. Tan solo, da lugar a controlar el dolor del que padece, haciendo su enfermedad más amena.
Entonces, el suicidio, ¿qué justificación tiene? Tal vez, aquellos que están inmersos en la depresión no han encontrado la razón por la que seguir viviendo; ante esto, la iglesia plantea una alternativa: el apoyo de la familia, conocidos y de la sociedad, son las soluciones de tristeza y soledad, que los enfermos moribundos necesitan para superar sus calamidades finales.
Resumiendo, sin la dirección de los principios bíblicos, muchas personas con una enfermedad mortal son impotentes. A veces ocurre la depresión y le parece el suicidio ser la solución.
El consuelo de la palabra de Dios - según la iglesia- nos dice que tenemos un propósito en la vida aún cuando sufrimos. La tecnología médica provee cuidar para los que sufren. Un paciente tiene el derecho de elegir hasta cuando ha de estar sufriendo, no obstante, no puede evadir totalmente ese sacrificio. Se plantean muchas alternativas a la eutanasia, debemos escoger aquel que más glorifique a Dios.
¿Cuáles son las auténticas razones que prohíben la eutanasia?
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Primero : La vida y la dignidad humana son bienes de los el hombre no puede disponer, y por ello el consentimiento que brinden en tal sentido, no legitima al homicida.
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Segundo : No es lícito que una persona se quite la vida, y por tanto tampoco lo es pedir a otro o consentir la propia muerte.
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Tercero : El riesgo de error en el diagnóstico médico supone otro punto en contra.
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Cuarto: El avance tecnológico y médico que surge a medida que transcurre el tiempo nos da una esperanza para seguir viviendo.
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Quinto: La ausencia de plena voluntad y el discernimiento que suele existir en tales circunstancias (enfermos terminales), puede tentarnos a recurrir a la eutanasia.
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Sexto: La aceptación social y legal de la eutanasia generaría, de hecho, una situación intolerable de presión moral institucionalizada sobre los ancianos, los discapacitados o incapacitados y sobre todos aquellos que, por un motivo u otro, pudieran sentirse como una carga para sus familiares o para la sociedad.
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Séptimo: La eutanasia es de por sí un grave mal moral, pues es contraria al significado de la vida humana, don y bien irrenunciable. Aun suponiendo que una despenalización dela eutanasia no llevara consigo peligros y efectos indeseados, el hecho mismo de quitar la vida a alguien, aunque sea a petición suya, sería siempre humanamente inaceptable.
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Octavo: La eutanasia solicitada por el enfermo lleva consigo la malicia del suicidio y de la cooperación con el suicidio. La aceptación social y legal de la eutanasia voluntaria arrastra consigo la eutanasia no voluntaria e incluso impuesta, es decir, el homicidio.
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Noveno: Que el sufrimiento se ilumina por la fuerza de la fe. La fe en la Vida Eterna nos permite vivir con serenidad y dignidad incluso cuando nos vemos confrontados con el sufrimiento o con la injusticia.
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Décimo: La verdadera compasión es la caridad, que no quita la vida. Morir mediante la eutanasia es morir dignamente. La fe, la esperanza y la caridad son los verdaderos caminos hacia la muerte buena y digna.
La condena de la eutanasia no significa que el Catolicismo aconseje el “encarnizamiento” o “ensañamiento” terapéutico. Una persona tiene derecho a nacer, y también a morir con dignidad. Por ello, si es moralmente obligatorio brindar a una persona los medios ordinarios de cuidado de su salud, no puede hacerse de la conservación de la vida un absoluto; y mantener artificialmente por medios extraordinarios y desproporcionados, un cuerpo humano con vida, cuando naturalmente debe morir; privando a la persona de una muerte digna.
Pero cuando se desconectan los aparatos de reanimación artificial a una persona, luego pasado un tiempo prudencial, no se la está matando, se la está dejando morir naturalmente. La diferencia es fundamental, y la iglesia Católica no a sabido apreciarla.
CASOS EXPUESTOS POR LA IGLESIA :
Ciertos sucesos de carácter extraordinario han servido de fundamento a la iglesia para demostrar que, la eutanasia, no es siempre la mejor salida. A continuación presentamos algunos de ellos:
Hubo un paciente de Salamanca, que cuyo médico le pronosticó que no llegaría a navidad, por un cuadro de insuficiencia renal. Por muchos años el médico recibió de su paciente terminal, una tarjeta de navidad.
También dramático fue el caso de aquel médico cordobés que dio dosis letal de cloroformo a su hijo, enfermo de difteria, precisamente el día anterior al anuncio del descubrimiento del suero antidiftérico, en 1994.
En Rosario, Argentina, se conoció en 1995 el caso de María Belén, bebé de 40 días internada con un cuadro de encefalitis agudo. Los médicos dijeron que no había nada que hacer, un neurólogo de Buenos Aires aconsejó “tirarla a la basura”, un profesional amigo se ofreció a ponerle una inyección para “ayudarla a morir”. Hoy María Belén tiene cinco años, y desde hace doce meses no sufre convulsiones, recuperó la vista y gran parte de la audición, come y juega con su hermano.
En Estados Unidos en 1990, una joven de 25 años, Nancy Beth Cruzan, permaneció en estado vegetativo durante ocho años, murió en diciembre de dicho año. Se le retiraron el agua y los alimentos que se le administraban por un tubo. Su caso no fue el único, en repetidas ocasiones se sucedieron de enfermos en estado comatoso o semicomatoso, causa de deshidratación e inanición.
También adquirió fama en EEUU, la muerte de Karen Ann Quinlan, en New Jersey, 1975. la joven tenía 21 años, y se encontraba en estado de coma por la ingestión masiva de drogas y alcohol, siendo su situación irreversible. Sus padres adoptivos solicitaron que se interrumpieran os tratamientos extraordinarios y se dejara a Karen morir naturalmente, y ante la negativa médica acudieron a los tribunales, que en segunda instancia autorizaron la desconexión del respirador; aún así la paciente continuó con vida por diez años.
En Bloomington, Estado de Indiana, se sucedió en 1982 el caso de “Baby Doe” un niño que nació con mongolismo y que el hospital dejó morir de hambre a petición de sus padres, a pesar de varias ofertas de adopción por parte de parejas interesadas.
Muy similar fue el de “Baby Theresa” (1992), en Fourt Lauderdale, Estado de Florida; la niña nació anencefálica, y se le querían extirpar los órganos antes de morir, mediante el método eutanásico de inhalación de cianógeno (carbono y nitrógeno). Finalmente la oposición ejercida por la Organización de la Defensa del Menor en dicho estado, no se llevó a cabo y la niña murió de forma natural y sin ser intervenida.
Un curioso aspecto de la iglesia respecto a la eutanasia es el paralelismo creado con el movimiento nazi. Por el simple hecho de que bajo la supresión hitleriana, se hubiera implantado “un programa de exterminio de vidas sin valor”, que ejecutaba a niños deficientes y ancianos inválidos administrando morfina o luminal, se piensa que el derecho que exigen actualmente los enfermos terminales a que los dejen morir, está relacionado; que el que está de acuerdo con la eutanasia, tiene algo de nazi.
EN CONCLUSIÓN :
La religión Católica juzga la eutanasia como una “salida fácil e inmadura” al hecho de afrontar la muerte con dolor. Justifica a su vez dicho padecimiento como una necesidad, que demuestra nuestra naturaleza humana.
EL CASO DE RAMÓN SAMPEDRO
En España un hombre tetrapléjico desde hace 30 años, llevaba más de 25 exigiendo a la justicia su derecho a poner fin a su vida con la eutanasia. El 12 de enero de 1998 murió y a los pocos días se descubrió, ante la conmoción de todo el país, que había fallecido tras un suicidio asistido con cianuro.
Sampedro llegó a la Comisión de Derechos Humanos para pedir que se escuchara su petición. Pero en España, así como en la gran mayoría de países del mundo, la eutanasia no es legal. Sólo en el norte de Australia, una ley federal permitió poner fin a la vida de los enfermos terminales, pero esta ley fue derogada a los seis meses de aprobada.
El caso de Ramón Sampedro abrió nuevamente el debate sobre un tema tan polémico. Hoy la justicia española está buscando a los amigos que lo ayudaron a realizar su deseo. En España, decenas de personas han iniciado una campaña por autoinculparse afirmando: “Yo también ayude a matar a Sampedro”, en abierta compasión por la lucha incansable de este hombre por alcanzar la
muerte.
¿CÓMO ORGANIZÓ SAMPEDRO SU MUERTE?
Repartió 11 llaves entre sus amigos. Y a cada cual le encomendó una tarea: uno compró el cianuro; otro lo analizó; el siguiente calculó la proporción de la mezcla; una cuarta persona lo traslado de lugar; el quinto lo recogió; el sexto preparó el brebaje; el séptimo lo introdujo en un vaso; el octavo colocó la pajita para que Ramón, imposibilitado del cuello para abajo, pudiera beberlo; el noveno lo puso a su alcance. Una décima mano amiga recogió la carta de despedida que garabateó con la boca. Y otra, tal vez la más importante, se encargó del último deseo de aquel hombre que quería morir: grabar en vídeo el acto íntimo de su muerte.
De esta manera abandonó el tetrapléjico Ramón Sampedro el mundo de los vivos el pasado 12 de enero, después de tres décadas de lucha incansable por el reconocimiento legal de la eutanasia.
Pocos días después, los forenses encontraron restos de cianuro en su cadáver. La noticia saltó a los medios. Los 11 amigos sonrieron. Ramona Maneiro, “Moncha”, también. El hombre al que había amado en los últimos dos años descansaba en paz.
Ramón y Moncha se conocieron un día de mayo de 1996 a través de una amiga común. Él nada sabía de esa morena que la visitaba un tanto nerviosa. “Hace tiempo que quería conocerte”, le dijo ella. Moncha lo vio en televisión el día que él cumplía 50 años de vida y 25 de exigencia del derecho a morir con dignidad, desde 1968, cuando un accidente le quebró la séptima vértebra y quedó postrado para siempre.
CONDENADO A VIVIR...
Acudió a la justicia. Pidió a los juzgados de Barcelona y La Coruña que le permitieran rechazar las sondas con las que se alimentaba, o que los médicos pudieran recetarle fármacos sin incurrir en un delito de ayuda al suicidio, castigado con penas de entre dos y cinco años de cárcel. Estos dos tribunales de primera instancia denegaron su petición; después recurrió, también sin éxito, ante las audiencias de Barcelona y La Coruña. La negativa del Tribunal constitucional a admitir uno de sus recursos de amparo lo condenaron a vivir.
A partir de ese momento fue consciente de que su muerte sólo podría ser clandestina, y que quienes le ayudaran a morir serían perseguidos por la justicia. Así que trazó un plan minucioso para protegerlos.
¿Con quién podía contar? Era el primer paso. “Yo pienso que un amigo, si es amigo, no me impondrá nunca sus convicciones por encima de las mías, porque entonces no habría respeto y amistad, sino dominación”, escribió Ramón en el libro Cartas desde el Infierno. Encontró 11 de estos amigos.
El segundo acto del plan --¿con qué puedo morir?-- tardó poco en resolverlo. Eligió el cianuro, un veneno relativamente fácil de adquirir, ya que está presente en plaguicidas, y que proporciona una muerte sin sobresaltos. El tercer y último paso consistían sólo en fijar la fecha. Ramón Sampedro quería que la Navidad de 1997 fuera la última. En ese momento comenzó la cuenta atrás.
Se alejó de su familia, en parte porque uno de sus parientes se oponía a que Ramón abandonará este mundo por voluntad propia, y en parte también para no implicar a otros familiares que sí mostraron disposición a ayudarle. Así que un día de noviembre la ambulancia inició un viaje sin regreso desde Porto do Son, su aldea natal, hasta Boiro, 25 kilómetros al sur, también en la provincia de La Coruña. Allí se instaló en un departamento alquilado.
Repartió las llaves y confió a cada amigo una parte del “trabajo”. Pocos días antes de morir se hizo con una cámara de vídeo para asegurarse de que sus últimos momentos serían filmados. En esta película --que la policía y un juez buscan-- Sampedro pregona a los cuatro vientos que está cumpliendo su voluntad, que es plenamente consciente de sus actos, que desea la muerte desde hace 29 años y que nadie debe ser culpado por ella.
Él sonríe a la cámara, mira con ojos tranquilos hacia el objetivo en el instante en que acerca sus labios al vaso mortal y anuncia que no quiere compasión ni llantos, puesto que se está cumpliendo su deseo, el deseo de un ser humano lúcido, consciente y adulto.
Ha dejado pocos cabos sueltos. Ninguno de los actos de los 11 amigos que participaron en su muerte puede considerarse un delito en sí mismo. Sólo la persona que grabó la muerte cuenta con jurisprudencia precedente a su favor (evitar el delito de coacciones) y en su contra (omisión del deber de socorro). Pero nadie en este círculo supo que hizo el otro, ni cuándo, ni cómo. Ni siquiera Ramona.
EL POLÉMICO VIDEO
Ahora Ramona está inculpada de una posible cooperación necesaria al suicidio. La jueza, Salomé Martínez, cree que pudo ser la última persona que vio a Sampedro con vida. Ramona abandonó el departamento de Boiro al anochecer del domingo 11 de enero. A las 23: 45 horas abrió la puerta a su hija, que regresaba de la discoteca, en su casa de La Ribeiriña.
A la mañana siguiente, su hermana Lupe encontró en Boiro el cuerpo sin vida de Ramón. En el testamento que el tetrapléjico dirigió a los jueces éste menciona el vídeo que recogió sus horas finales.
La policía judicial de la Guardia Civil española pensó en la persona más próxima al fallecido, y por eso registraron la casa de Ramona. No encontraron nada. Los guardias pasaron horas mirando a velocidad rápida el montón de cintas de los hijos de Ramona: actuaciones musicales, películas de Walt Disney, los documentales de naturaleza que tanto gustaban a Ramón...hasta que dieron con una película que ella guardaba en su habitación y sobre cuyo lomo había escrito Navidades del '97. La requisaron y se llevaron a Ramona detenida. Ese vídeo, según ella, sólo muestra escenas familiares y amigos celebrando la Nochebuena.
Ahora está en libertad sin cargos, aunque bajo la obligación de acudir al juzgado el primer día de cada mes. Su mayor preocupación sigue siendo su familia. La muerte de Ramón no la vistió de luto, ni le ha borrado la sonrisa. Ella dice que es feliz porque siente a Ramón junto a ella. Pero de pronto se pone seria y dice: “yo siempre he soñado con Ramón en cama, en silla de ruedas, con muletas, o llevándole en brazos. Sin embargo, la noche siguiente a su muerte lo soñé caminando, con brazos y piernas. ¿No es curioso?
Testamento de Ramón Sampedro
Srs. Jueces, Autoridades Políticas y Religiosas:
I
Después de las imágenes que acaban de ver; a una persona cuidando un cuerpo atrofiado y deformado - el mío - yo les pregunto: ¿qué significa para Vds. la dignidad?
Sea cual sea la respuesta de vuestras conciencias, para mí la dignidad no es esto. ¡Esto no es vivir dignamente!
Yo, igual que algunos jueces, y la mayoría de las personas que aman la vida y la libertad, pienso que vivir es derecho, no una obligación. Sin embargo he sido obligado a soportar esta penosa situación durante 29 años, cuatro meses y algunos días.
¡Me niego a continuar haciéndolo por más tiempo!
Aquellos de vosotros que os preguntéis:
¿Por qué morirme ahora -y de este modo- si es igual de ilegal que hace 29 años?
Entre otras razones, porque hace 29 años la libertad que hoy demando no cabía en la ley. Hoy sí. Y es por tanto vuestra desidia la que me obliga a hacer lo que estoy haciendo.
Van a cumplirse cinco años que -en mi demanda judicial- les hice la siguiente pregunta: ¿debe ser castigada la persona que ayude en mi eutanasia?
Según la Constitución española -y sin ser un experto en temas jurídicos- categóricamente NO.
Pero el Tribunal competente -es decir, el Constitucional- se niega a responder. Los políticos -legisladores- responden indirectamente haciendo una chapuza jurídica en la reforma del Código Penal. Y los religiosos dan gracias a Dios porque así sea.
Esto no es autoridad ética o moral. Esto es chulería política, paternalismo intolerante y fanatismo religioso.
II
Yo acudí a la justicia con el fin de que mis actos no tuviesen consecuencias penales para nadie. Llevo esperando cinco años. Y como tanta desidia me parece una burla, he decidido poner fin a todo esto de la forma que considero más digna, humana y racional.
Como pueden ver, a mi lado tengo un vaso de agua conteniendo una dosis de cianuro de potasio. Cuando lo beba habré renunciado -voluntariamente- a la propiedad más legítima y privada que poseo; es decir, mi cuerpo. También me habré liberado de una humillante esclavitud -la tetraplegia-.
A este acto de libertad -con ayuda- le llaman Vds. cooperación en un suicidio -o suicidio asistido-.
Sin embargo yo lo considero ayuda necesaria -y humana- para ser dueño y soberano de lo único que el ser humano puede llamar realmente "Mío", es decir, el cuerpo y lo que con él es -o está- la vida y su conciencia.
III
Pueden Vds. castigar a ese prójimo que me ha amado y fue coherente con ese amor, es decir, amándome como a sí mismo. Claro que para ello tuvo que vencer el terror psicológico a vuestra venganza -ese es todo su delito-. Además de aceptar el deber moral de hacer lo que debe, es decir, lo que memos le interesa y más le duele.
Sí, pueden castigar, pero Vds. saben que es una simple venganza -legal pero no legítima-. Vds. saben que es una injusticia, ya que no les cabe la menor duda de que el único responsable de mis actos soy yo, y solamente yo.
Pero, si a pesar de mis razones deciden ejemplarizar con el castigo atemorizador, yo les aconsejo -y ruego- que hagan lo justo: Córtenle al cooperador /ra los brazos y las piernas porque eso fue lo que de su persona he necesitado. La conciencia fue mía. Por tanto, míos han sido el acto y la intención de los hechos.
IV
Srs. jueces, negar la propiedad privada de nuestro propio ser es la más grande las mentiras culturales. Para una cultura que sacraliza la propiedad privada de las cosas -entre ellas la tierra y el agua- es una aberración negar la propiedad más privada de todas, nuestra Patria y Reino personal. Nuestro cuerpo, vida y conciencia. -Nuestro Universo-".
"Srs Jueces, Autoridades Políticas y Religiosas:
No es que mi conciencia se halle atrapada en la deformidad de mi cuerpo atrofiado e insensible, sino en la deformidad, atrofia e insensibilidad de vuestras conciencias.
Ramón Sampedro
HIPÓCRATES
Aunque a simple vista nos resulte que, este histórico personaje poco tuvo que ver con la eutanasia, sin duda nos equivocamos. Hipócrates marco un hito en la medicina, con la formulación del “Juramento Hipocrático”. Él fue médico hace más de 2000 años, y llegó a distinguir dos grandes aspectos que, todo médico ha de cumplir:
- La función de curar y la de matar-
Desde aquel entonces, su entonces, todo médico se limitaba a curar a sus enfermos, a aliviarles sus males. No más. He aquí varias citas literales del Juramento de Hipócrates:
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Primun non nocere, “en primer lugar, no hacer daño”.
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“Nunca daré una droga mortal a nadie, si me la solicitaren, ni sugeriré este efecto”.
Pero hoy, cuando los médicos se gradúan ya no toman juramento hipocrático, puesto que con el pronunciamiento de la Corte Constitucional se dará vía libre a la eutanasia en pacientes terminales, cuando ellos así lo autoricen.
CONDICIÓN LEGAL ACTUAL DE LA EUTANASIA
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Canadá: El suicidio es legal, pero nunca un médico puede ayudar en él. Una ley para permitir la eutanasia podría crearse en el nivel federal y se aplicaría a lo largo del país. Hay un alto número de casos que involucran enfermos terminales que han buscado asistencia técnica para el suicidio. El Gobierno parece estar evitando discutir este punto.
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Estados Unidos: los ciudadanos en el estado de Oregon aprobaron la medida el 16 de noviembre de 1994 que legalizaba la eutanasia bajo condiciones limitadas, El “National Right To Life Committee” (Comité por el derecho nacional a la vida) obtuvo un interdicto de la Corte para demorar la implementación de la medida.
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El 7 de marzo de 1.996 la Novena Corte de Circuito de Apelaciones declaró anticonstitucional una ley de Washington que criminalizó al médico que ayudara a pacientes terminales. La corte mandada por una mayoría de 8 a 3 dijo que la ley infringía el derecho a la libertad y a la protección igual garantizada por el artículo 14 de la Constitución de Estados Unidos.
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“Ningún estado hará o impondrá leyes que abrevien los privilegios o inmunidades de los ciudadanos”.
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Los 30 Estados tienen sus leyes específicas que criminalizan el suicidio asistido. Este artículo solo es acatado por los territorios occidentales: Alaska, Arizona, California, Guam, Hawaii, Idaho, Montana, Nevada, N. -Mariana Islas, Oregon y Washington.
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La Corte dijo “Cuando los pacientes ya no pueden perseguir la libertad o la felicidad y no desean tener la vida, el rigor del Estado en vigor para mantenerlos vivos es menos obligatorio....Un competente mental, el adulto enfermo terminal, habiendo vivido aproximadamente toda su vida, tiene un interés fuerte en la libertad de elegir una muerte humana y dignificada en vez de ser reducido al estado de un niño - estado de impotencia, pañal, sosiego, incompetente”-. La decisión fue condenada por la Asociación Médica de Estadounidenses, la Iglesia Católica Romana. Los activistas del SIDA la recibieron con entusiasmo.
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El 3 de abril de 1.996 la Segunda Corte del Circuito de Apelaciones declaró anticonstitucional un estado de ley de Nueva York que criminalizaba al médico que ayudaba al suicidio a pacientes terminales. Un jurado de 3 jueces encontró que la ley infringe la protección igual garantizada en el artículo 14 de la Constitución de los Estados Unidos. Este reglamento únicamente afecta a 3 estados-. Connecticut, Nueva York y Vermont.
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El 18,de abril de 1.996 la Fiscalía General de la República del estado de Nueva York pidió que el reglamento se suspendiera por un tiempo corto, mientras el Estado apela la decisión a la Corte Suprema, esta ha decidido oír argumentos en enero de 1.997 y dar su decisión probablemente a mediados de 1.997.
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Australia: El territorio norteño pasó una ley el 25 de mayo de1.995 que se asintió el 16 de junio de 1.995. Permitir la eutanasia activa, bajo cuidadosos controles, en 1.999 cuando ciertos requisitos previos se hagan. Este territorio consiste en 1/6 de la masa terrestre de Australia pero sólo tiene una población de 168.000 habitantes. La ley comenzó como una cuenta de miembro privado Rights of the Terminally Ill Bill 1995 (Derechos del proyecto de ley de los enfermos terminales 1.995), patrocinado por Marshall Perron. Era rechazado por la Asociación Médica Australiana y una variedad de grupos de “Derecho a la vida”. Un voto de consistencia permitió que los miembros fueran libres para votar independientemente de la disciplina del partido. El nombre original se conservó. La ley se llama los Derechos del Acto del Enfermo Terminal. Fue puesta en marcha el 1 de julio de 1. 996, otros proyectos de ley están siendo introducidos en otros estados Australianos.
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Una encuesta conducida por Newpoll en Julio de 1.995 encontró que el 81% de los adultos australianos apoyan voluntariamente la eutanasia. Esta encuesta presenta un aumento frente al resultado de julio de 1 .994 donde se apoyaba con un 79%. Una votación por el Roy Morgan el Centro de investigación en junio de 1.995 mostró resultados similares: 78% a favor. Este presenta un aumento desde 66% en 1.986. Una votación separada mostró que el 60% de los doctores y el 78% de las enfermeras en Victoria favorecieron la eutanasia. Una votación adicional se tomó entre 6.500 congregaciones cristianas, representando 19 denominaciones. Ellos encontraron que 40%, se mostró de acuerdo cm el suicidio asistido para enfermos terminales, 30% se opuso, 30% no sabe, no responde. Entre creyentes más viejos el apoyo era más alto 50% de los sesenta en adelante.
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Bob Dent, de 66 años, fue la primera persona en aprovechar la nueva ley. Se había trasladado al norte como misionero de una Iglesia de Inglaterra (Episcopal Anglicana). Se llegó a desilusionar con la política dentro de la Iglesia y dejó su llamado para llegar a ser una construcción de estimación- Le diagnosticaron cáncer el 1.991 Y luego se convirtió al budismo. Escribió una carta diciendo “Si usted difiere con la eutanasia voluntaria, entonces no la use, pero por favor no me niegue el derecho”. Dijo que ningún grupo religioso debería exigir que se comportara con sus reglas y que aguantaría si el dolor fuese intratable e innecesario hasta que algún doctor en su omnisciencia decidiera que ya había tenido suficiente y aumentara la morfina hasta morir. En presencia de su esposa y el doctor, inició el proceso con una inyección mortal de droga.
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El reverendo Harry Goodhew, arzobispo anglicano de Sidney denunció el caso el 7 de octubre de 1.996, dijo "La forma moral de nuestra nación está bajo amenaza con la primera eutanasia legalmente sancionada en el norte, y así es la relación entre doctores y pacientes. Ahora se ha mostrado qué significa esto [...] los doctores son los que salvan vidas, pero bajo la ley norteña ellos también son quienes matan,... nosotros debemos sentir una congoja profunda de la esposa de quien murió, y también comprender el dolor humano que trajo esta conclusión en la vida de un hombre. Pero por estos hechos no se puede permitir que nos persuadan de que esta acción tuvo razón. El agravio es moral. Yo no puedo aprobarlo desde ningún punto de vista”.
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Un segundo enfermo terminal tuvo asistencia médica para morir el 7 de enero de 1.997. Era Janet Mills, 52 años, que sufrió de una forma rara de cáncer de piel que ocasiona su desintegración. El decano anglicano de Sydney, Boak Jobbins, dijo que esta muerte era otro día de vergüenza para Australia. Dijo "Claramente somos una nación que ha llegado al final de sus recursos... no tenemos más cosas para ofrecer al enfermo terminal, al anciano o al incapacitado fuera de una salida rápida con una aguja”.
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El 25 de marzo de 1.997 el senado australiano rechazó la ley de la provincia norteña. El voto fue 38 a 33. Esto convirtió al proyecto en ley, había sido ya aprobada por las condiciones más bajas. Esta acción viola la opinión pública. Además de los resultados encontrados arriba, una votación por toda la nación de enfermeras mostró que el 70% estaban a favor.
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Camboya: Un individuo al que se le negaba el perdón por matar presentó una demanda con la intención de borrar todas las referencias de la eutanasia en la ley de Colombia. La demanda petardeó. El 20 de mayo de 1997 la Corte Constitucional legalizó la eutanasia para enfermos terminales que han dado claramente su aquiescencia. Con una votación 6 a 3. Los jueces ahora tendrán que escribir una reglamentación y considerar cada caso separadamente.
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Holanda: La eutanasia en este país es ilegal. Sin embargo una ley aprobada en 1.993 exime a los doctores de ser acusados si:
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El paciente sufre un dolor inaguantable.
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EL paciente ha pedido repetidamente la muerte .
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Dos doctores están de acuerdo en el procedimiento
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Relativos son consultados
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Japón: El 28 de marzo de 1995 la corte del Distrito en Yakahoma encontró culpable a un doctor de asesinar a un paciente de cáncer terminal que esperaba morir en unos pocos días. Recibió una condena de dos años de prisión, que se suspendió. La corte entonces enunció cuatro condiciones bajo las que se permitiría la eutanasia en Japón:
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El paciente sufre un dolor físico inaguantable.
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La muerte es inevitable e inminente
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Se han tomado todas las medidas posibles para eliminar el dolor
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El paciente ha expresado claramente su consentimiento.
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El juez Matsuura dijo que la acción del Dr. Tokunag no reunió todas las condiciones, discutieron que el paciente no había hecho expresiones claras sobre su dolor físico ni había dado su consentimiento. La acción del doctor no se puede considerar eutanasia y representa una terminación ilegal de la vida del paciente.
PREGUNTAS ÉTICAS LEVANTADAS POR LA DISCUSIÓN SOBRE LA EUTANASIA
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Un gran porcentaje de pacientes terminales sufren de dolor intratable y/o experimentan una intolerabilidad hacia su pobre calidad de vida. Ellos, más bien, preferirían que su vida termine en vez de que continúe hasta que su cuerpo muera. ¿Se les debe dar asistencia?
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El suicidio es un acto legal que teóricamente cualquiera puede practicar. Pero una persona que está terminalmente mal, está en un hospital o es incapacitada no puede ejercer esta opción. En efecto, ellos están siendo discriminados. ¿Debe dárseles la misma opción de suicidio que la gente sana de fuera tiene?
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Muchos grupos de fe, como el cristiano y el judío, creen que Dios da vida y por lo tanto sólo él debería quitarla. Entonces el suicidio sería considerado como un rechazo a la soberanía de Dios y a su plan de amor. Ellos sienten que nosotros somos mayordomos de nuestras propias vidas, y el suicidio no debería ser una opción. Este es un factor importante para una persona que considera la eutanasia y que es a la vez miembro de uno de estos grupos religiosos. Sin embargo, parece fundamentalmente injusto utilizar un argumento religioso para decidir política y públicamente. Hay un número considerable de adultos, con sus creencias religiosas, que toman la eutanasia como una opción moral deseable en algunos casos. Hay también muchos secularistas, ateos, agnósticos, etc, que activamente difieren de tal argumento religioso.
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Muchos grupos de fe creen que el sufrimiento humano puede tener un valor positivo para el enfermo terminal. Para ellos el sufrimiento puede ser una oportunidad divina para aprender o purificarse. Algunas menciones romanas católicas dicen que los cristianos prefieren que se modere el uso de analgésicos, a fin de aceptar voluntariamente por lo menos una parte de sus sufrimientos y así asociar en sí mismos de manera consciente los sufrimientos de Cristo crucificado. Estas pueden ser sugerencias significativas para algunos creyentes cristianos. Sin embargo, estos parecen argumentos pobres para justificar la negación de la eutanasia a las personas que no comparten estas creencias.
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Mucha gente argumenta que el dolor experimentado por los enfermos terminales puede controlarse a niveles pasaderos mediante el tratamiento apropiado. Sin embargo diez millones de individuos en América del norte no tienen acceso a la salud pública adecuada, y tal control de dolor no está disponible para todos los enfermos. Las reducciones previstas al financiamiento de salud aumentan la posibilidad de sufrimiento de enfermos terminales y hará la asistencia más importante. También, para algunos, el dolor intratable no es la principal razón para que deseen morir, puede ser una pérdida de independencia, dignidad y capacidades.
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Al estar el suicidio asistido y/o la eutanasia disponibles alguna gente presionará a sus familiares para que acepten morir, esta presión puede ser muy sutil. Este es un argumento importante en favor de controles estrictos que confirmarían que un paciente no está siendo influido por otros.
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Alguna gente deseará morir porque sufren de depresión clínica. Otro argumento a favor de controles estrictos para confirmar que una asistencia solicitada por un paciente agonizante sea consciente.
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En una época cuando el financiamiento médico total se restringe y es continuamente reducido, ¿es comprometedor para la ética la aplicación de tratamientos sumamente caros a enfermos terminales a fin de extender sus vidas por unas pocas semanas en contra suya? El dinero usado en esto entonces no está disponible para el cuidado pre-natal, el cuidado del infante, etc. Con lo que se ahorrarían y mejoraría la calidad de las vidas a largo plazo para otros.
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Alguna gente argumenta que los pacientes se asustarían por que sus médicos los podrían matar. Este no es un interés valedero, sólo el paciente podría pedir la asistencia, El doctor continuaría trabajando para encontrar los deseos de sus pacientes.
LA BATALLA POLÍTICA SOBRE LA EUTANASIA
Los debates que se llevan a cabo sobre la eutanasia, generalmente terminan enredados por prejuicios morales, religiosos, emocionales, etc. Pero en realidad, sin cuestionar los diferentes puntos de vista la pregunta que se debe hacer es:
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A una persona que siente complemente mal, siente que su vida no es suficiente razón para vivir el dolor intratable, la pérdida de dignidad o la pérdida de algunas facultades, pide repetidamente ayuda para un suicidio, está consciente y no está en capacidad de fingir una depresión, ¿se le puede aplicar la eutanasia o asesorarla en su suicidio?
En los debates sobre la eutanasia no se debe discutir dos puntos:
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Si un enfermo terminal debe pedir la eutanasia, lo que siempre es una decisión personal, sino si la gente en general debería darle la elección para pedir su aplicación.
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Si se debería permitir el suicidio. En muchas jurisdicciones el suicidio es un acto legal y ha sido así por mucho tiempo.
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Si una persona saludable que está sufriendo un periodo de depresión se le debe dar ayuda para el suicidio. No se debe dar tal asistencia.
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Si se debe permitir que una persona de la familia pida la aplicación de la eutanasia, una petición así debe venir del enfermo terminal.
Por último, la eutanasia en una pregunta de elección: ¿se debe facultar a la gente para tener control sobre sus propios cuerpos?
Los grupos que se oponen al aborto son generalmente los que oponen también a la eutanasia, entre ellos se encuentran:
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Los grupos religiosos conservadores quienes se oponen a la libertad personal de elección en muchas áreas de la vida.
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Las asociaciones médicas que se dedican a salvar a alargar la vida y se sienten incómodos ayudando a la gente a terminar sus vidas.
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Grupos de incapacitados que tienen miedo de que la eutanasia sea el primer paso hacia la inclinación de terminar, sin su voluntad con las vidas de la gente incapacitada.
DESARROLLO EN LA HISTORIA DE LA EUTANASIA
A continuación se presenta una cronología de la eutanasia en la que se exponen diferentes hechos y casos relacionados con la eutanasia a lo largo la de historia.
1938
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Es fundada la Euthanasia Society of America (ESA) - Sociedad de Eutanasia de América -,
siendo su meta: legalizar el suicidio con la asistencia de un médico para los enfermos terminales.
1967
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Son presentados los testamentos vivos con el intento de promocionar la eutanasia.
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Es fundada la Euthanasia Educational Fund (EEF)
1970's
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Es fundada la Society for the Right to Die ( Sociedad para el derecho de morir)
1971
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Ana Karen Quinan. Primer caso donde se produjo compasión social respecto a la eutanasia.
1972
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Es Fundada la Euthanasia Educational Council
1978
- Es fundado Concern for the Dying
1980
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Es fundado el Hemlock Society por Derek Humphry.
1985-1986
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Casos importantes de las cortes que promocionan la eutanasia: Claire Conroy, Elizabeth Bouvia y Helen Corbett.
1986
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Se muere de starvación por orden de la corte en septiembre Paul Brophy.
1988
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Muestra el Roper Poll que el 58% de los americanos están a favor de legalizar la muerte con asistencia médica.
1990
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Ayuda a su primer suicidio Jack Kevorkian.
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El caso de Nancy Cruzan: la Corte Suprema decide que los pacientes tienen derecho a rechazar el trato médico.
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Muere Nancy Cruzan 12 días después sacar la sonda para alimentación.
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Muestra el Roper Poll que el 68% de los americanos están a favor de legalizar la muerte con asistencia médica.
1991
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Derek Humphry escribe el libro FINAL EXIT (LA SALIDA FINAL) que estuvo en “THE NEW YORK TIMES BEST SELLER LIST ” por 18 semanas.
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Ayuda a dos personas más a terminar con su vida el Dr.Jack Kevorkian.
1992
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En el estado de California, los votantes rechazan un propósito para legalizar la muerte con asistencia medica.
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Ayuda a terminar las vidas de 5 personas más Jack Kevorkian.
1993
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Muestra el Harris Poll que el 73% de los americanos están a favor de legalizar la muerte con asistencia médica.
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Los Países Bajos son de las primeras naciones industrializadas que autorizan legalmente la eutanasia.
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Ayuda a terminar con la vida de 12 personas más Jack Kevorkian.
1996
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Jack Kevorkian vuelve a actuar realizando su suicidio número 45.
1997
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Se presentan a la Corte Suprema dos casos de suicidio con asistencia médica.
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Se aprueba en mayo El Active Voluntary Euthanasia por la corte de Columbia Constitutional.
Partidarios por la eutanasia:
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Derek Humphrey
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Jack Kevorkian
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Janet Good
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Dr. Timothy Quill
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Dr. Phillip Nitschke
OPINIÓN PÚBLICA :
Se han hecho muchas encuestas, sin embargo los resultados varían según la pregunta precisa que se hizo, algunos resultados dan apoyo a la eutanasia, así en 1998 los datos eran los siguientes:
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60% en Estados Unidos
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74% en Canadá
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80% en Gran Bretaña
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81% en Australia
Tras una encuesta realizada en la ciudad de Algeciras, durante el mes de Abril del 2000, se reveló que, de la población algecireña encuestada (50 personas de 15 a 18 años), se mostraban claramente informadas del tema, y dieron los siguientes datos:
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Enviado por: | María Herruzo Ferrer |
Idioma: | castellano |
País: | España |