Historia


Etiología de Fascismos


“ ETIOLOGÍA DE FASCISMOS “

INTRODUCCIÓN.

Todo intento por comprender la atracción que el fascismo ejerce sobre grandes pueblos, nos obliga a reconocer la importancia de los factores psicológicos. Pues se trata de una sistema político que, en su esencia, no se dirige a las fuerzas racionales de autointerés, sino que despierta y moviliza aquellas fuerzas “diabólicas” del hombre que creíamos inexistentes, o por lo menos, desaparecidas hace tiempo en la edad media o en las épocas antiguas. La imagen familiar del hombre en los últimos siglos, había sido la de un ser racional cuyas acciones se hallaban determinadas por el autointerés y por la capacidad de actuar en consecuencia. Hasta escritores como Hobbes que consideraba la hostilidad como fuerza motriz del hombre, explicaba tal fuerza como el resultado lógico del autointerés o egoísmo.

El hombre no solamente es producto de la historia, sino que también la historia es producto del hombre. La naturaleza humana, aún cuando es producto de la evolución histórica, posee ciertos mecanismos y leyes inherentes, cuyo descubrimiento constituye la tarea de la psicología.

La psicología social puede mostrar cómo la historia es producto del hombre, aunque considerando que éste es producto de aquella. Descubrir procesos psicológicos en el hombre en determinada época, puede ayudar a esclarecer el porqué de acontecimientos estremecedores como productos de un “ser racional”. Si mostramos resumidamente la psicología de uno de los fascismos más famosos e importantes para occidente del siglo 20, (el partido nacional socialista) estaremos en condiciones de entender cualquier otro fascismo o movimiento en contra de minorías ya sean raciales, sexuales, o políticas.

GENEALOGÍA DEL RACISMO.

Al hablar de los orígenes del racismo, la gente se sentirá perpleja al escuchar algo semejante. Se dirá que es un fenómeno individual, “psicológico”, o que es parte de la naturaleza humana y que es algo que no podemos cambiar. (me refiero a países de gente racialmente blanca). El entender la historia es un buen antídoto contra ese pesimismo. Si podemos mostrar que el racismo tiene un comienzo, (que es un fenómeno artificialmente creado por las condiciones sociales del momento), el argumento de que es parte de la naturaleza humana no podrá sostenerse. Si somos capaces de entender las condiciones que provocan el desarrollo de ideas racistas, estaremos en una reinante posición para que no pasen otra vez. Entender un poco de historia puede mostrarnos cómo las categorías raciales que aparentan ser tan evidentes, de hecho han sido inventadas y cambiadas a través del tiempo. Por ejemplo, en el Canadá, los irlandeses fueron alguna vez considerados como una raza diferente. Muchos británicos canadienses se preguntaron acerca de lo que la inmigración irlandesa significaría para la civilización en la colonia. Cuando arribaron los ucranianos por vez primera, por muchos en el Canadá no fueron considerados como blancos. Ahora son blancos.

En el mundo antiguo, las sociedades humanas desarrollaron una economía que producía más de lo necesario para sobrevivir por medio de la esclavitud, o por lo menos, por el trabajo forzado, siendo características comunes de los imperios antiguos que florecieron en África, Europa, el Medio Oriente, La India, China y las Americas. Pero es importante notar que la esclavitud no estaba organizada alrededor de la idea de raza. Prisioneros de guerra, criminales o pobres que no podían pagar lo que debían, eran en diferentes momentos esclavizados. También es importante notar que los esclavos normalmente en apariencia se diferenciaban muy poco de sus amos. No es que griegos y romanos, por ejemplo, no notaran las diferencias en el color; en efecto, las notaban, pero esas diferencias eran atribuidas generalmente a los diferentes tipos de climas: el sol ardiente había oscurecido la piel de los negros y enrizado su pelo por tanto calor, la gente pálida del norte carecía de luz solar.

Grupos particulares talvez se hayan sentido superiores en cierto momento, pero lo que ellos sintieron que los hacía diferentes, no era su color de piel.

Para la Europa de finales de la edad media y del renacimiento, las distinciones humanas importantes aún eran religiosas, no raciales. El primer contraataque europeo a los musulmanes, las cruzadas, estaban justificadas por un intento por liberar la tierra santa de los infieles. Cuando un poco mas de tres millones de musulmanes y mas de trescientos mil judíos fueron expulsados de España, después de la derrota del reino musulmán, la persecución aún era religiosa. Musulmanes y judíos podían escapar de la expulsión y persecución volviéndose a la religión de los nuevos conquistadores.

Después del surgimiento del poder europeo en el siglo 17, las fuentes de esclavos blancos comenzaron a disminuir y el estatus del esclavo comenzó a ser asociado con el de negro africano.

Ya que por la mitad del siglo 15, los portugueses intentaron romper el círculo musulmán navegando hacia el sur a todo lo largo de la costa africana. Con la esperanza de dar bríos a esta empresa, el Papa, autorizó la toma de tierras y de propiedades de todo sarraceno y pagano. La gente infiel que los portugueses encontraron a lo largo de la costa africana fueron, desde luego, negros. Antes de tomar cautivos, los portugueses estaban más interesados en darle la vuelta al África camino a la India y China. Cristóbal Colón, tristemente calculó erróneamente la circunferencia del globo, pero tuvo la suficiente suerte de llegar a las islas del Caribe. Los hombres que encontró, obviamente no eran cristianos y por tanto, podía hacer con ellos lo que fuera. Las tierras fueron proclamadas propiedad de España. La brutalidad con que los españoles trataron a los nativos por conseguir mas y más oro ha sido legendaria. La arrogancia europea tomó una forma religiosa. Esta nueva gente no tendría derechos por ser salvaje e incivilizada.

En 1519 Bartolomé de las Casas, un predicador Dominico que había estado en el nuevo mundo desde 1502, comunicó al rey Carlos V que las crueldades más atroces e inhumanas nunca antes vistas estaban tomando lugar en América. Argumentó que la política de esclavitud que había sido usada con los musulmanes que rechazaban la cristiandad, no debería aplicarse a los nativos americanos quienes nunca habían escuchado el Evangelio. Carlos V finalmente decidió abolir la esclavitud india en 1542; pero hubo tal cantidad de protestas en las colonias, que la ley fue revocada al siguiente año.

En 1550, Las Casas lidió con el jurista español Sepúlveda sobre la cuestión india, en un gran debate celebrado en la ciudad de Valladolid. Sepúlveda decía que los indios eran “pequeños hombres” y citó a Aristóteles para sugerir que algunas personas son “esclavas por naturaleza”. (sin embargo, Aristóteles se refería al carácter individual, no al supuesto carácter de grupos). En su intento por justificar la esclavitud india, Sepúlveda desarrollaba algo inusitado: sentaba las bases del moderno racismo; la idea de que algunos grupos de personas eran naturalmente diferentes, naturalmente inferiores. Cuando la economía europea ascendió rápidamente por todo el oro y la plata, una nueva fuente de mano de obra era necesaria. Como los portugueses habían estado comerciando por las costas africanas, tenían dominadas las rutas, y eventualmente, los humanos ahí residentes. Los negros en el continente americano fueron marcados como diferentes. Probablemente 15 millones de ellos fueron raptados del África; la más grande emigración humana en la historia.

En la época de la ilustración, el mundo natural se explicaba (entre otras teorías) valiéndose de la idea de la gran cadena del ser. De acuerdo a esta creencia, Dios creó todas las plantas y animales en una cadena de lo más bajo a lo mas alto. Los seres inferiores habían sido creados para servir a los seres superiores. Los animales usaban de las plantas y comen animales más inferiores, el hombre reina sobre todos los animales y Dios reina sobre todos los hombres.

Un inglés, el Dr. William Petty llegó con una idea nueva “mejor”, en un escrito dirigido a la sociedad real Británica en 1677, donde sostuvo que los llamados salvajes eran especies distintas e inferiores de la raza humana, localizados entre el hombre (blanco) y los animales dentro de la gran cadena. El biólogo sueco Charles Limnaeus atribuyó un carácter específico a cada raza, además, estableciendo cuatro colores básicos en orden descendente: Europeos blancos, Americanos rojos, Asiáticos amarillos y Negros africanos.

Con el rápido desarrollo de las ciencias, la ilustración se caracterizó por una creciente identificación racial entre europeos. Tradicionalmente, en el uso común, se referían a la raza francesa, la raza inglesa, etc. donde raza era sinónimo de nacionalidad. Sin embargo, ahora, los europeos y aquellos descendientes de europeos en las colonias, incesantemente comenzaron a llamarse a sí mismos “blancos”. Como la noción de humanidad se dividió en razas, la preocupación acerca de las mezclas raciales se incrementó obsesivamente. En 1613, un colono de Virginia John Roffle se casó con la princesa Pocahontas. Pero ocho años después, en 1621, Virginia censuró toda forma de matrimonio interracial. En las colonias españolas la no mezcla tomaba un cariz de dominación: después de varios años, los conquistadores no tendrían a quién dominar; la corona no tendría sino híbridos nacidos en el nuevo mundo arraigados a su tierra, a la América, y no a la España.

¿Cómo era posible que con las nuevas ideas científicas de la ilustración encuadradas en la teología cristiana que insistía en la unidad de la humanidad y en nuestra común ascendencia de Adán y Eva, se mantuvieran pensamientos racistas?

Los racistas se defendían de dos maneras: la primera fue la historia de Ham: este hijo de Noé había visto desnudo a su padre un día, así que lo maldijo y a todos sus descendientes a ser siervos por tal indiscreción. La otra estrategia era llamada pre-adamista, que sostenía que otros hombres habían existido antes de Adán; la teoría hablaba acerca de la historia de Adán , pero solo refería a la creación de judíos, hubo otras creaciones paralelas no mencionadas en la Biblia, pues ¿dónde habrían encontrado parejas los hijos de Adán?

Charles Darwin argumentaba que había variaciones en todos los animales causadas por los diversos medios cambiantes y aquellos mejor equipados para sobrevivir perduraban, los que no, sucumbían. Todas las especies, incluido el hombre.

Así, algunos grupos de personas eran menos desarrollados, cercanos a los animales. Por supuesto, los blancos fueron los más desarrollados. ¿Acaso no conducía Europa el desarrollo científico, militar e industrial en todo el orbe? W.F Edwards, thomas Arnold, Gobineau (referencia obligada para el partido Nazi) por nombrar unos cuantos, publicaron libros enormemente influyentes “probando” en la primera mitad del siglo 19, la superioridad de la raza blanca,

Uno de los más populares racismos científicos, fue el movimiento eugenésico, fundado por el primo de Darwin, Francis Galton. (que trabajó gran parte de su vida “probando” que los blancos, especialmente los ingleses y después los alemanes, eran más inteligentes que la gente de otras partes del mundo). Eugenesia, la ciencia de la mejor crianza, murmuraba suprimir la “sangre inferior” y las “razas enfermizas”. La eugenesia alcanzó gran reconocimiento en América y Norteamérica a principios de este siglo. (siglo 20). En 1924, Estados Unidos cambió su política de migración al restringir la entrada a cualquiera, excepto a europeos del norte o nórdicos: rubios de ojos azules. Incluso europeos del sur no eran considerados racialmente puros para el “país de hombres blancos”.

La “solución final” el holocausto nazi, no fue una aberración del pensamiento europeo, o un éxtasis momentáneo de locura, sino el lógico resultado de una larga historia de desarrollo de ideas racistas.

NAZISMO. (Una perspectiva psicológica)

Entre muchas cosas, la democracia permite mucho a la gente; las masas. Hasta antes del siglo 19 las masas estaban preocupadas mayormente en sobrevivir; guerras, hambrunas, enfermedades, etc. no les permitían desear demasiado. Su horizonte era mucho mas estrecho del de la masa (gente no intelectual) del siglo 20. El hombre de este siglo tiene mucho y desea aún mas. Trabaja ocho horas diarias y el resto de su tiempo lo gasta en el entretenimiento que le brinda el sistema. Va al cine, a la disco, compra ropa que “debe” de comprar, se siente bien con un celular, etc. Los medios masivos son un medio muy eficaz y sutil de influir en las opiniones de las personas. Este hombre, mira la televisión unas cuantas horas, viaja donde se le dice que se tiene que viajar, se viste como se le indica, habla y se comporta como los estereotipos, compra lo que le anuncian en la televisión (mayormente) o en el radio, o en el Internet aunque no lo necesite; trabaja-gana dinero-lo gasta, un círculo que repite a lo largo de su vida. No sabe cómo usar el tiempo libre y se angustia. Se siente vacío. Cuando está de vacaciones, al final, ya desea estar haciendo algo, aunque sea el monótono trabajo de siempre.

Desde el punto de vista psicológico, la disposición a someterse al nuevo régimen de Hitler parece motivada por un estado de cansancio y resignación. La democracia permite el surgimiento del fascismo por las mismas libertades que ofrece: pero el individuo solo y aislado, es el suelo fértil donde puede germinar.

El corte del cordón umbilical marca la independencia del recién nacido de la madre. Pero tal independencia solo es virtual, en un sentido funcional la criatura sigue formando parte de la madre; es ésta quién lo alimenta y lo cuida en todos los aspectos vitales. Eventualmente el niño considerará a la madre y a los objetos circundantes como entidades separadas de sí mismo. El proceso de individuación se refuerza por la educación; hay una entidad aparte de los padres que impone prohibiciones, y este es un factor importante para ahondar la distinción entre el “yo” y el “tú”. Cuanto más crece el niño tanto más tiende a buscar libertad e independencia. Este proceso tiene dos aspectos: primero, el niño se hace más fuerte desde el punto de vista físico, emocional y mental: se refuerza su yo y se hace más independiente. El otro aspecto de la individualización consiste en el aumento de la soledad. En la medida en que el niño emerge de su pequeño mundo, se da cuenta de su soledad, de ser una entidad separada de las demás. Esta separación crea un sentimiento de angustia e impotencia. Mientras la persona formaba parte integral de ese mundo ignorando las posibilidades y responsabilidades de la acción individual, no había nada que temer. Pero cuando uno se ha transformado en individuo, se encuentra solo y debe enfrentar el mundo en todos sus subyugantes y peligrosos aspectos. Surge así, el impulso de abandonar la propia personalidad, de superar el sentimiento de soledad e impotencia sumergiéndose en el mundo exterior. El precio que se paga es el abandono de la fuerza y de la integridad del yo.

Los intentos de evasión toman necesariamente un carácter de sometimiento, en el cual, no se elimina nunca la contradicción básica entre la autoridad y el sometido. Sin embargo, la sumisión no es el único método para evitar la soledad y la angustia: la relación espontánea hacia los hombres y la naturaleza, es la mejor manera que une al individuo con el mundo sin privarlo de su individualidad. Este tipo de relación la constituye el amor y el trabajo creador. De la cual, muchas religiones han hablado. Y de la cual no hablaré, por no ser el propósito de este escrito.

Parece que no existe nada más difícil para el hombre común que soportar el sentimiento de hallarse excluido de algún grupo social mayor. Para millones de personas el gobierno de Hitler se identificó con Alemania. Una vez que el Führer logró el poder del estado, combatirlo hubiera significado apartarse de la comunidad de los Alemanes; desde que fueron abolidos los demás partidos políticos y el partido nazi llegó a ser Alemania, la oposición al nazismo no significaba otra cosa que la oposición a la patria misma. En contraste con la actitud negativa o resignada asumida por la burguesía, las capas inferiores de la clase media, compuesta de pequeños comerciantes, artesanos y empleados acogieron con gran entusiasmo la ideología nazi, con su espíritu de obediencia ciega al líder, su odio a las minorías raciales y políticas, sus apetitos de conquista y dominación y su exaltación del pueblo Alemán y de la raza “Aria”. Todo lo cual ejerció en estos hombres una atracción emocional poderosa, los ganó para la causa nazi y los transformó en luchadores y en ciegos creyentes apasionados.

En el siglo pasado, (en Europa) la autoridad monárquica era indiscutible y al identificarse con ella, el miembro de la baja clase media adquiría un sentimiento de seguridad y orgullo. La autoridad de la religión y de la moralidad se hallaba profundamente arraigada. El individuo experimentaba la sensación de pertenecer a un sistema social y cultural estable, en el que poseía un lugar bien definido. En el periodo después de la primera guerra mundial, ésta situación cambió considerablemente. La decadencia económica de la clase media asumió un aspecto más pronunciado, viéndose acelerada por la inflación que alcanzó su máxima intensidad en 1923 y acabó con los ahorros de muchos años de trabajo. Con la crisis del ´29 las cosas empeoraron, y la clase media, apretada entre el proletariado y las clases altas constituía el grupo más indefenso. Los aspectos psicológicos agravaban la situación: como el estado y el régimen monárquico habían constituido el sólido suelo que la clase media había convertido en la base de seguridad psicológica de su existencia, su fracaso y derrota destruyeron su vida psíquica. Así, la clase media se fue haciendo mas y más amarga y resentida.

Esta creciente frustración social condujo a una forma de proyección que llegó a constituir un factor importante en el origen del nacional socialismo: en vez de darse cuenta que su destino económico y social no era mas que el de su propia clase, la clase media, sus miembros, lo identificaron con el de la nación. La derrota nacional y el tratado de Versalles se transformaron así en símbolos a los que fue trasladada la frustración existente, es decir, la que surgía de su decadencia social. Se ha repetido que el tratado otorgado a Alemania por las potencias vencedoras de 1918, fue una de las razones principales del surgimiento del Nazismo. La base del resentimiento contra el tratado de Versalles se hallaba en la baja clase media; el resentimiento nacionalista, no era otra cosa que una racionalización por la que proyectaba SU inferioridad social, como inferioridad nacional.

El antiguo sentimiento propio de la clase media de impotencia, de angustia y aislamiento del todo nacional y de la destructividad que resultaba de esta situación, no constituían la única fuente psicológica del nazismo. Los campesinos estaban resentidos con los acreedores urbanos a quienes debían, mientras los obreros se sentían contrariados y desalentados por sus constantes retiradas políticas posteriores a las victorias iniciales de 1918, bajo el efecto de una dirección que había perdido toda iniciativa estratégica. La gran mayoría de la población cayó presa de la insignificancia individual y de impotencia.

Estas condiciones psicológicas no constituyeron por sí mismas la causa del nazismo, pero si representaron la base humana, el campo fértil sin el cual no hubiera podido desarrollarse.

El hombre, por instinto de conservación, tiende defenderse de un mundo agresivo. Necesita seguridad, necesita relacionarse con otros, o con algo, identificarse con otras personas que compartan algo de sí mismo. Del tal suerte, intenta desesperadamente evadir la independencia.. Un mecanismo de defensa es el consistente en suprimir al yo individual para fundirse con algo o alguien exterior. Las formas nítidas de este mecanismo pueden observarse en la tendencia compulsiva hacia la sumisión o la dominación; esto es, en el masoquismo o en el sadismo. Los masoquistas exhiben una tendencia marcada con respecto a poderes que le son exteriores, hacia otras personas, instituciones, o lo que sea. Opuestas a las tendencias masoquistas están las sádicas, donde el deseo de hacer sufrir o ver sufrir a los demás es apremiante. En el fondo, las dos tendencias no están en contradicción, sino que las dos son maneras de eliminar la inseguridad tan tortuosa, inconsciente, haciéndose parte de otra persona. El sádico sufre cuando no tiene su objeto de sometimiento, y el masoquista necesita obsesivamente estar sometido a alguien o a algo. Las personas en general, tienen ambas tendencias, pero lo importante es determinar en qué grado. Y el grado puede aumentar por medio de la situación social.

En lugar de decir sadomasoquismo, Erich Fromm utiliza la frase “carácter autoritario”. Al mismo tiempo, las personas de la sociedad actual reaccionan casi siempre conformándose al ambiente que los envuelve. El individuo deja de ser él mismo, adopta por completo el tipo de personalidad que le proporcionan las pautas culturales, y se transforma en un ser exactamente igual a todo el mundo. El individuo se halla dispuesto a someterse a aquellas autoridades capaces de ofrecerle seguridad y aliviarlo de la duda.

Las clases bajas de la clase media con un carácter fuertemente autoritario fueron quienes votaron por Hitler. Acogieron la ideología nazi, con su espíritu de obediencia ciega al líder (masoquismo) su odio a las minorías raciales y políticas (sadismo) sus apetitos de conquista y dominación y su exaltación del pueblo alemán. (sentimiento de pertenencia).La respuesta referente a los motivos de la profunda influencia ejercida por la ideología nazi, ha de buscarse en la estructura del carácter social de la baja clase media o de la clase humilde. Hay ciertos rasgos que pueden considerarse típicos: su amor al fuerte, su odio al débil, su hostilidad, su avaricia y su ascetismo.

Los movimientos Neonazis no tienen diferentes orígenes: sus miembros pertenecen a las clases bajas (y muchas veces ignorantes e incultas) quienes se sienten inermes ante la oleada de inmigrantes en busca de trabajo. Sienten la xenofobia (sentimiento de pertenencia a un grupo), su amor a un líder (masoquismo) y su odio a esas minorías de inmigrantes (sadismo). No son capaces de mirar, o no quieren mirar, que si sus países no sometieran tanto a los del tercer mundo, esta gente del tercer mundo, no tendría necesidad de buscar otro país para vivir. La religión también constituye un refugio contra la soledad , la duda y la inseguridad. Dicho sea de paso, los motivos de que personas racionales se sometan a sectas con prácticas absurdas, pueden buscarse en los efectos psicológicos que ha producido el sistema capitalista.

FIN.

Fromm, Erich; Ética y Psicoanálisis.

Edit. Fondo de Cultura Económica.




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Enviado por:Daniel Venablo
Idioma: castellano
País: España

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