Literatura
Ética para Amador; Fernando Savater
Autor
Fernando Savater, filósofo y escritor, nació en San Sebastián en 1947. Desde muy joven ha manifestado su inquietud por el ámbito de las letras y el pensamiento. Ya en 1972 llamó la atención de los filósofos de nuestro país al publicar Nihilismo y acción y La filosofía tachada. En estas obras se apreciaban las influencias de Nietzche y E. M. Cioran. Por otra parte Savater manifestaba -y sigue manifestando- su empeño por innovar la forma en que discurre la reflexión en España.
Savater ha sido siempre una persona de ideas antiautoritarias, rozando el anarquismo. Esto le llevó a un periodo de exilio voluntario en Francia durante los últimos años del régimen de Franco.
En la actualidad, Savater, continúa ejerciendo esa actividad literaria que comenzó en su juventud además de impartir clases en las facultad de filosofía de las universidades de Madrid y de Euskadi. También lleva a cabo una labor periodística como articulista en “El País” y como director de la revista Claves.
Obras
Algunas de sus obras más importantes son Apología del sofista (1973), Apóstatas razonables (1976), Conocer Nietzsche y su obra (1977), La tarea del héroe (obra con la que conseguiría el Premio Novel de Literatura de 1981). Ha escrito novelas como Caronte aguarda (1981), Diario de Job (1983) y El dialecto de la vida (1985). También ha escrito algunos textos dramáticos como Último desembarco (1987) y varios ensayos de intención divulgadora como Política para Amador y Ética para Amador.
Capítulo I
De qué va la ética
Temas:
En primer lugar establece la ética como el saber más necesario para el hombre y muestra las dificultades que se presentan para dominarla con exactitud.
Comienza hablando de lo bueno y de lo malo proponiendo situaciones en las que habría que escoger entre una cosa u otra. Al principio muestra situaciones fáciles como saber si es bueno o malo beber lejía, tirarse desde un tercer piso, llevar una dieta de clavos y ácido prúsico... pero más adelante plantea situaciones más complicadas, situaciones en las que ya no está tan claro qué es lo bueno y qué es lo malo y habría por tanto que pensar seriamente en qué hacer. Es entonces cuando interviene la ética como ese “saber vivir” que nos permita acertar al tomar nuestras decisiones.
Por otra parte trata el tema de la libertad. Las personas somos libres, nuestra vida, al menos en parte, es resultado de nuestras decisiones, de lo que cada cual quiere que sea. Establece la diferencia entre los animales y las personas con el ejemplo de las termitas y de Héctor. Mientras que los animales actúan de una forma instintiva, están “programados” y no pueden actuar de otra manera, las personas por el contrario actúan según su voluntad, eligen dentro de lo posible y por eso decimos que son libres. No somos libres de elegir lo que nos pasa sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo. Es decir, yo no soy libre para elegir ni el día que nací, ni el lugar donde nací, ni los padres de los que nací, pero si que soy libre para obedecer o revelarme, para ser prudente o temerario...
Por otra parte, Savater, se sirve del ejemplo del filósofo romano para demostrar que los hombres no actúan de una manera determinada sin más remedio, sino que actúan según su voluntad.
Conclusiones:
Es necesario un saber que guíe nuestros comportamientos por el buen camino, que nos ayude a diferenciar lo bueno de lo malo en cada situación. Ese saber es la ética.
Como el hombre es libre, puede tomar decisiones por si mismo y, por supuesto, pude equivocarse al tomarlas; por ello, para no caer en ese error, necesita un “saber vivir” que le ayude a acertar.
Capítulo II
Órdenes, costumbres y
caprichos
Temas:
En este segundo capítulo se vuelve a mentar la idea de libertad. Savater se centra en la idea de la imposibilidad de elegir lo que nos pasa (haber nacido tal día, de tales padres, en tal país...) frente a la de elegir lo que hacer en consecuencia de lo que nos sucede (ser prudente o temerario, obedecer o revelarse...) Es decir, no podemos elegir lo que nos pasa pero si que podemos actuar frente a ello. De la misma manera que yo no puedo elegir haber nacido en España o no, pero si que puedo elegir entre emigrar a otro país o quedarme en mi país natal. Un ejemplo muy bueno es el que ponía Aristóteles, el de un capitán de un barco que a causa de una tormenta se vio obligado a elegir entre arrojar la carga por la borda o arriesgar su vida y la de su tripulación para salvar el cargamento. El capitán no era libre de decidir que la tormenta le fastidiara, pero si que era libre para actuar consecuentemente y tratar de hacer aquello que a él le pareciera más adecuado.
En el resto del capítulo, Savater, se dedica a establecer los motivos por los que actuamos. Al principio establece tres tipos de motivos:
*Órdenes: Aquello que alguien nos manda que hagamos.
*Caprichos: Aquello que realizamos “sin motivo aparente”, simplemente porque nos apetece, porque nos da la gana.
*Costumbres: Lo que se suele hacer a menudo, aquellos gestos que se repiten casi sin pensar, o también aquello que suele hacer todo el mundo a nuestro alrededor.
Las órdenes y los caprichos son algo que “viene de fuera”, que se nos impone sin pedir permiso a diferencia de los caprichos que es algo que sale de nuestro interior.
Por último, el autor vuelve a retomar la idea del capitán del barco y muestra que ninguno de los motivos anteriormente citados (caprichos, costumbres u órdenes) puedan regir su comportamiento de una manera aceptable. Entonces, ¿habrá otros motivos?.
Conclusiones:
Las personas no podemos elegir lo que nos pasa, pero si que podemos actuar frente a ello.
Necesitamos unos motivos, unos valores que nos ayuden a comportarnos de la manera adecuada en cada ocasión.
Capítulo III
Haz lo que quieras
Temas:
Vuelve a reflexionar sobre el tema de los motivos. Mediante ejemplos, muestra que los tres que había citado en el capítulo anterior (órdenes, costumbres y caprichos) en algunas situaciones son insuficientes. Por ejemplo: “¿debo votar al político que considero mejor para la mayoría del país, aunque perjudique con su subida de impuestos mis intereses personales o
apoyar al que me permita forrarme más a gusto y los demás que espabilen?” En esta situación no bastarían ni órdenes ni costumbres para decidir qué hacer y los caprichos no son en este caso un buen motivo.
Siguiendo el hilo de lo anterior, el autor, comienza a tratar el tema de la libertad. Muestra que cuando ni órdenes, ni caprichos, ni costumbres son motivos suficientes es cuando nos toca elegir y decidir a nosotros y esa posibilidad de decidir lo que hacer es la libertad. Pero esa libertad consiste además en darse cuenta de lo que se decide, en pensar dos veces lo que se hace y no dejarse guiar tan sólo por los caprichos, las órdenes y las costumbres.
Savater muestra la libertad como un atributo de las personas adultas, no de los niños porque mientras que estos últimos actúan dejándose llevar por los caprichos, las costumbres y las órdenes los adultos tratan de hacer su propia vida, de tomar decisiones y no vivir simplemente la vida que otros han inventado para uno.
Por último comienza a hablar de lo bueno y de lo malo. Plantea la dificultad de diferenciar una cosa de otra. Insiste que la base de esa dificultad se debe a que no existe ningún reglamento fijo puesto que los juicios respecto a lo bueno y lo malo varían según las circunstancias. Como no hay ningún reglamento fijo, nada que nos ayude a elegir de forma aceptable entre lo bueno y lo malo finalmente la propuesta de Savater es “haz lo que quieras”. Una propuesta que según él es la misma que ofrece la propia ética.
Conclusiones:
Las órdenes, los caprichos y las costumbres no son suficientes para determinar nuestras acciones.
La capacidad y el hecho de ser un ser racional es lo que le permite al hombre ser libre.
No hay ningún reglamento fijo que nos permita diferenciar entre lo bueno y lo malo, es decir, hay varios puntos de vista respecto a ello; por eso debe ser cada individuo quién decida lo que el mismo debe hacer, “cada cual debe construir su propio camino”.
Capítulo IV
Date la buena vida
Temas:
Comienza retomando el tema de la libertad, centrándose en la última idea del capítulo anterior: “haz lo que quieras”. En esta primera parte del capítulo, el autor, se dedica a aclarar esta idea. Insiste en que no tenemos más remedio que ser libres, porque siempre tendremos que decidir lo que queramos, siempre tendremos que crear nuestro propio camino.
Por otra parte establece la diferencia entre los caprichos y hacer lo que se quiera. Un capricho es hacer lo primero que se te venga en gana, que no es ni mucho menos lo mismo que hacer lo que se quiera. Aclara esta idea con la historia de Easú y Jacob. Easú decide tomar lentejas como un capricho que se le pasa en ese momento por la cabeza, pero no se detiene a pensar que el trato que hace con su hermano Jacob (cederle el derecho de primogenitura) no es realmente lo que le conviene para su futuro.
“Haz lo que quieras” no quiere decir que haya que hacer eso, sino hacer lo que tu mismo decidas pero después de haberlo meditado, después de haberlo pensado y razonado. Entonces la diferencia entre un capricho y hacer lo que se quiera es que lo primero no exige uso de razón mientras que lo segundo sí.
Más adelante, Savater, establece la equivalencia entre “haz lo que quieras” y “date la buena vida”. Es decir darse la buena vida es hacer lo que uno quiere. Por otra parte afirma que la ética es el intento racional de averiguar cómo vivir mejor.
En la última parte del capítulo de dedica a reflexionar acerca de la dependencia del ser humano como individuo respecto de la sociedad. Nadie puede prescindir de la sociedad porque todos necesitamos la compañía, el apoyo, la cultura... y todo eso lo obtenemos de ella. Con el ejemplo de Kan muestra claramente esa dependencia. Kan (un personaje imaginario de una película)
Era un hombre rico, con todas la posesiones materiales que siempre deseó. Mientras vivió utilizó a las personas como cosas, como medios para conseguir más dinero y poder. Murió en la soledad dándose cuenta de que todo lo que tenía no le servía de nada si la sociedad no le trataba como persona.
Conclusiones:
Lo que verdaderamente vale es la sociedad: la familia, los amigos...; el dinero y demás posesiones materiales no sirven de nada sin la sociedad.
Para “darse la buena vida” hay que “dar la buena vida” puesto que según tratemos a los demás así se nos tratará. Si queremos recibir el bien, tendremos que sembrarlo y aunque no siempre lo recibamos no debemos por ello sembrar el mal.
Capítulo V
¡Despierta Baby!
Temas:
En la primera parte del capítulo se vuelven a mentar las anécdotas de Easú y de Kan. Savater señala que ambos querían darse la buena vida pero que se confundieron en su forma de conseguirlo. El error de Easú fue que sacrificó demasiados aspectos importantes de su vida, la simplificó más de lo debido. El pensar que la muerte le llegaría pronto fue la causa de esa simplificación, que no es nada compatible con la complejidad de la vida.
Por otra parte, el error de Kan fue su ambición y su obsesión por acumular dinero y otras posesiones materiales. Una ambición y una obsesión que le llevaron a tratar a las personas como si fueran cosas .
A partir del error de Kan, establece las diferencias entre las personas y las cosas. La diferencia principal es que de las cosas sólo se pueden obtener más cosas, mientras que las personas pueden ofrecernos algo que no podemos obtener más que de ellas: amistad, respeto, amor...
En lo que resta de capítulo, el autor, establece la primera condición ética. Esta indispensable condición consiste en estar decidido a no vivir de cualquier modo, es decir: estar convencido de que no todo da igual aunque antes o después vayamos a morirnos. Es aquí donde introduce la moral como ese código que ayuda a comprender por qué ciertos comportamientos nos convienen y otros no. Es decir, la moral nos ayuda a diferenciar lo bueno de lo malo.
Conclusiones:
Las personas dependemos de la sociedad, necesitamos compañía, respeto, amistad, amor... algo que sólo ella nos puede ofrecer.
Debemos estar decididos a no vivir de cualquier modo y estar convencidos de que no todo da igual aunque antes o después vayamos a morirnos.
Capítulo VI
Aparece Pepito grillo
Temas:
Comienza el capítulo afirmando la obligación de tener conciencia, de no ser imbécil. Más tarde muestra las cinco maneras de ser imbécil:
El que cree que no quiere nada, dice que todo le da igual y vive en perpetuo bostezo o siesta permanente.
El que cree que lo quiere todo.
El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo y se dedica a imitar a los demás o a llevarles la contraria.
El que sabe lo que quiere y por qué lo quiere pero lo quiere con poca fuerza y al final siempre acaba haciendo lo que no quiere, dejando lo que quiere para mañana.
El que quiere con fuerza y ferocidad en plan bárbaro, pero se ha engañado a si mismo sobre lo que es la realidad y termina confundiendo la buena vida con aquello que va a hacerle polvo.
Savater afirma que hay que tratar de evitarlas, aunque en realidad resulte bastante difícil. Lo que él llama “buena vida” es realmente eso, conseguir no ser imbécil. Para conseguirlo hay que tratar de prestar atención y esforzarse todo lo posible por aprender. Lo que hay que hacer entonces es tener conciencia y tener conciencia consiste en:
a) Saber que no todo da igual.
b) Estar dispuestos a fijarnos en si lo que hacemos corresponde en lo que de veras queremos o no.
c) A base de la práctica ir desarrollando el buen gusto moral, es decir, hacer las cosas bien y de la manera adecuada.
d) Aceptar nuestra libertad y la responsabilidad de las consecuencias de nuestros actos.
Después de estas consideraciones, el autor, se dedica a recapacitar sobre el egoísmo. Defiende el egoísmo en el aspecto de querer lo mejor para nosotros mismos, siendo lo mejor “la buena vida”. Pone los contra- ejemplos de Calígula, Kan y Ricardo III; tres personajes que fueron egoístas pero se destrozaron a sí mismos por ser “imbéciles” y no darse cuenta de que lo que realmente era bueno para ellos.
Más tarde abarca el tema de la conciencia y los remordimientos. Considera los remordimientos como el castigo de darse cuenta de que uno está actuando mal, de que uno está boicoteando con sus actos lo que en realidad quiere ser. Los remordimientos provienen de nuestra libertad porque si no fuéramos libres no podríamos sentirnos capaces de nada puesto que nosotros no lo habríamos decidido. De estas consideraciones surge la idea de la responsabilidad, de tomarse en serio la libertad. Lo que decidimos hacer en cada situación, tiene unas repercusiones en el futuro y como no hay marcha atrás en lo que se refiere a nuestras acciones, por nuestro bien, deben ser las adecuadas. Por eso cada cual con sus decisiones es responsable de sus acciones ya sean buenas o malas.
Por último, señala la incompatibilidad de la responsabilidad con el autoritarismo. Considera a los partidarios del autoritarismo como los partidarios de lo irresistible. Algo que según él no es más que un invento para huir de la responsabilidad que nos impone la libertad.
Conclusiones:
La libertad implica una gran responsabilidad puesto que todo lo que decidimos tiene unas repercusiones en el futuro.
Hay que procurar en todo momento tener conciencia de lo que se hace y aceptar la responsabilidad de las consecuencias de nuestros actos.
Capítulo VII
Ponte en su lugar
Temas:
Al comienzo se dedica a reflexionar sobre el trato entre las personas, algo que interesa a la ética. Para ello se sirve de la actitud de Robinsón Crusoe al descubrir las huellas de un ser humano en su isla desierta. Plantea la duda ante cómo comportarse con esa persona a la que nunca antes había visto. ¿Debía tomarle por amigo o enemigo? Finalmente acaba llegando a la conclusión de que seguramente si Robinsón le tomara en principio por enemigo este acabaría haciendo lo mismo, por lo tanto según se trate a los demás así se nos tratará a nosotros. También expone el ejemplo de Marco Aurelio, un emperador romano que ante cómo tratar al los demás tenía bastante claros dos conceptos: que quién roba, miente, traiciona... no deja por ello de ser humano y que la mayoría de nuestros comportamientos y gustos los copiamos de los demás. Lo que es lo mismo dependemos de los demás, dependemos de la sociedad.
Como consecuencia de todo lo que se venía ya diciendo Savater llega a la conclusión de que “hay que y tratar a los demás como personas” y eso consiste en intentar ponerse en su lugar, tomar en cuenta sus derechos, comprender sus razones, participar en sus pasiones y sentimientos... en definitiva: respetarlos, apreciarlos y amarles un poco. Todos compartimos un mismo interés, el de ser reconocidos por los demás como humanos, el de dar y recibir trato de humanidad. Un trato sin el que no puede haber “buena vida”.
Por último Savater concluye que tratar a los demás como personas no es más que obrar con justicia, reconocer los derechos de los demás.
Conclusiones:
Todo individuo depende de la sociedad, de ella obtiene su cultura y prácticamente todo lo que tiene. Por ello como necesitamos a los demás debemos tratarles bien, procurar que sean felices, respetarles y apreciarles.
Toda persona necesita ser tratada por los demás como humana y por eso debemos mantener ese trato con los demás, porque nosotros también lo necesitamos. Es decir, si no tratamos a las demás como humanos, ellos harán lo mismo con nosotros y ambos saldremos perjudicados.
La “buena vida” consiste en conseguir que los demás nos respeten y traten como humanos. Entonces, si aquello que damos recibimos, lo que debemos hacer es “dar la buena vida” para poder así “darse la buena vida”.
Capítulo VIII
Tanto gusto
Temas:
En primer lugar, Savater, considera el actual uso de las palabras “inmoral” y “moral” restringidas por lo general a temas que tienen que ver con el sexo. Aclara que el sexo en si no tiene nada de inmoral, de la misma manera que el placer sexual.
Una de las funciones importantes del sexo es la procreación, por ello el sexo impone una gran responsabilidad. Pero no por ello quiere decir que este deba limitarse exclusivamente a una función procreadora.
Más adelante considera las causas del miedo al placer. La principal causa es que los placeres nos gustan demasiado y a veces puede resultar difícil controlar el apetito que producen.
Ese miedo al placer es el causante de que en varias ocasiones se considere inmoral.
Tras esto, Savater emite una dura crítica hacia los puritanos a quienes considera como los calumniadores profesionales del placer.
Después establece las diferencias entre el uso y el abuso de los placeres. La principal diferencia es que cuando utilizas un placer enriqueces tu vida y esta te gusta cada vez más. Sin embargo cuando abusas de un placer este te va empobreciendo la vida, llegando incluso a sólo interesarte el placer.
El capítulo acaba con unas reflexiones sobre la finalidad del placer: la alegría. Es decir, el placer debe producir alegría. La templanza consiste en eso, poner el placer al servicio de la alegría; en no pasar del uso del placer al abuso. Por el contrario existen la abstinencia y la prohibición para aquellos que piensan que lo que les produce placer puede ser malo y en vez de intentar usarlo bien prefieren que se lo prohíban desde fuera para que así su voluntad tenga que hacer menos ejercicio. Estas no son más que formas de cobardía y de miedo a enfrentarse a la realidad.
Conclusiones:
El placer no es malo ni inmoral, el placer es algo bueno de lo que hay que disfrutar pero sin llegar al abuso.
El placer produce alegría siempre que se le dé un buen uso. Si se abusa de él no produce más que destrozos a nuestra propia persona.
Capítulo IX
Elecciones generales
Temas:
En primer lugar establece las relaciones entre la ética y la política. La finalidad que ambas persiguen es la de vivir bien. La ética pretende elegir lo que más nos conviene y vivir lo mejor posible. La política persigue el objetivo de organizar lo mejor posible la convivencia social, de modo que cada cual pueda elegir lo que le conviene.
Pero existen también diferencias entre ambas, la ética se ocupa de lo que uno mismo hace con su libertad, mientras que la política intenta coordinar de la manera más adecuada y provechosa lo que muchos hacen con sus libertades.
Más tarde establece las condiciones que debe reunir un orden público deseable:
La libertad. Debe ser respetada al máximo. En consecuencia la responsabilidad de los actos y omisiones de cada uno también deberán ser consideradas con importancia.
La justicia: Las personas deben ser tratadas como personas. Consiste en reconocer los derechos del otro, de considerar sus intereses de la misma manera que se consideran los propios; en fin, de reconocerle su dignidad.
La asistencia. Una comunidad política deseable debe proporcionar ayuda a los que sufren o a los que tienen alguna incapacidad.
Pero, además de estos requisitos, toda sociedad política debe también cumplir unas exigencias mínimas que son los derechos humanos. Unas exigencias que, por desgracia, en muchos casos todavía no son más que pura teoría y nunca se llevan a la práctica.
En la última parte del capítulo Savater se dedica a recapacitar sobre los problemas que hoy tiene el mundo. Afirma que esos problemas no pueden ser resueltos más que de forma global. Problemas como el hambre, el subdesarrollo económico y educativo, los sistemas o regímenes políticos que oprimen a su población, el derroche de dinero y ciencia en armamento, la superpoblación, la contaminación del medio ambiente, el racismo...
son algo común a toda la humanidad y por ello es el conjunto de todos los hombres quién debe decidir cómo resolverlos.
Conclusiones:
“Quien tenga la preocupación ética de vivir bien no puede desentenderse de la política”. Es decir, la política debe ser el medio para que la sociedad pueda vivir bien y por eso nos interesa a todos.
Los problemas de la humanidad deben ser resueltos por todo el conjunto de la humanidad.
Dentro de la sociedad, la obligación de todo individuo es la de reconocer y respetar la dignidad de los demás individuos.
Temas principales del libro:
*La libertad. Es uno de los temas sobre los que el autor se dedica a reflexionar durante la mayor parte del libro. Es considerada como la posibilidad que los seres humanos tenemos para elegir nuestro camino.
*La buena vida. Me atrevería a decir que este es el verdadero propósito del libro. Todo lo que se trata en el libro se puede relacionar con ella, todo va encaminado a conseguir darse la buena vida, es decir conseguir vivir lo mejor posible. La ética queda establecida como el medio para saber lo que hacer para darse la buena vida.
Conclusiones:
Los seres humanos, por el hecho de ser seres racionales, somos libres. Nuestra capacidad para elegir y decidir nuestro propio destino es nuestra libertad y esa libertad nos exige a la vez una responsabilidad que consiste en tratar en todo momento de actuar de la manera adecuada.
Para conseguir vivir lo mejor posible, para conseguir “darse la buena vida” hay que procurar que los demás también vivan lo mejor posible, es decir “hay que dar la buena vida”. Porque no hay que olvidar que la sociedad somos todos y para que todos estemos bien la sociedad ha de estar bien.
Bibliografía
Enciclopedia interactiva Encarta 98
Ética para Amador
Índice
Página
Autor y obras....................................................1
Capítulo I......................................................2-3
Capítulo II.....................................................4-5
Capítulo III....................................................6-7
Capítulo IV.....................................................8-9
Capítulo V...................................................10-11
Capítulo VI..................................................12-13
Capítulo VII.................................................14-15
Capítulo VIII...............................................16-17
Capítulo IX..................................................18-19
Temas principales del libro, conclusiones y bibliografía......20
ÉTICA PARA AMADOR
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Enviado por: | Delfin |
Idioma: | castellano |
País: | España |