A finales del siglo XIX se publicaron los primeros estudios sobre la expresión gráfica de los niños. Esta actividad infantil había comenzado a ser objeto de análisis sistemáticos, en aquella época en la que también comenzó a desarrollarse la psicología científica. Debemos tener en claro que la grafología es el estudio de la evolución de la escritura de los párvulos hasta la adolescencia.
EL GARABATO: Esta etapa se divide en 3 como son: Garabato sin Control, Garabato con control y Garabato con nombre.
Garabato Descontrolado: Desde 3 años. El Niño Mueve su brazo hacia delante y hacia atrás sin fijarse en la dirección visual, usando hombro, codo y muñeca. Produce trazos impulsivos rectos o oblicuos, no pone mucha atención al dibujo o a lo que realiza, solo satisface su necesidad de pintar.
Garabato Controlado: Se caracteriza por el intento de dirigir la mano en la misma dirección de un trazo ya realizado para poder repetirlo, y por el entrenamiento en la realización de figuras cerradas. En este movimiento, el niño toma conciencia de la posibilidad de controlar el grafismo que está realizando.
Garabato con nombre: Es cuando el trazo adquiere valor de signo y de símbolo. El niño ya no dibuja por simple placer motor, sino con una intención; aunque el garabato no sufra en sí demasiadas modificaciones, el niño espontáneamente le pondrá un nombre. El mismo trazo o signo puede servirle para representar distintas cosas y también es posible que cambie en el transcurso de su tarea el nombre de lo que ha dibujado.
Los niños no están interesados en el dibujo que ellos realizan, a esta edad un circulo puede ser cualquier objeto, persona animada o como también algo inerte; por eso no es bueno preguntarle que ha dibujado o corregirle su dibujo, las etapas están relacionadas directamente con el desarrollo de su motricidad.
II. Etapa Preesquematica: Ha comenzado un método diferente de dibujo, es la creación consciente de la forma. Ahora el niño crea ciertas formas que tienen alguna relación con el mundo que lo rodea. Está tratando de establecer una relación con lo que intenta representar, esto origina en él una gran satisfacción. Generalmente, el primer símbolo logrado es un hombre.
Significado del color Durante la etapa de los primeros ensayos de representación, se despierta más interés y entusiasmo a través de la relación entre el color elegido para pintar un objeto y el objeto representado, así pues, un hombre puede ser rojo, azul, verde o amarillo, según como hayan impresionado los colores al niño. Las razones para que un niño preescolar seleccione un color particular para un determinado objeto, son diversas, cabe señalar: el estado emocional del niño en ese momento, la disponibilidad de la gama de colores, otras son de naturaleza puramente mecánica, es decir, puede ser que el color elegido sea más espeso y se corra menos, o que el pincel del color elegido tenga el mango más largo, o que el crayón elegido sea más grande o más pequeño, etc.
Significado del espacio Los dibujos de un niño en el primer nivel de la representación señalan un concepto de espacio muy diferente del que tiene un adulto. A primera vista, los objetos en el espacio tienden a estar en un orden un tanto caprichoso. No obstante, una observación más cuidadosa demuestra que el niño concibe el espacio como aquello que lo rodea. Es decir, los objetos aparecerán arriba, abajo o uno junto a otro, en la forma en que el niño los comprende, lo concibe como relacionado primordialmente consigo mismo y su propio cuerpo.
Motivación artística Toda motivación artística debe estimular el pensamiento, los sentimientos y la percepción del niño. Para que sea exitosa, la motivación debe hacer de la experiencia artística mucho más que una simple actividad, debe estimular en el niño la toma de conciencia de su ambiente y hacerle sentir que la actividad artística es extremadamente vital y más importante que cualquier otra cosa. También el maestro debe sentir que ésa es una actividad importante y él mismo debe ser una parte de la motivación e identificarse con ella. Cada tema de la motivación debe, por lo tanto, utilizar primero el dónde y el cuándo, luego el qué y por último el cómo.