Religión y Creencias
Espiritismo
¿QUÉ ES EL ESPIRITISMO?
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Consideraciones Primeras.
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Antecedentes Históricos.
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Las primeras investigaciones.
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Hipolitte León Denizard Rivail (Allan Kardec)
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Aspecto Filosófico.
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Aspecto Científico.
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Conclusión.
1-CONSIDERACIONES PRIMERAS
Cuando en cualquier medio social, ya sea en el trabajo, entre amistades, en los medios de comunicación, en las ciencias o en las diversas corrientes espiritualistas, se oye hablar de espiritismo, los comentarios son siempre similares, y desgraciadamente, totalmente desviados de la realidad.
Se tiene la idea general de que el espiritismo es un mero pasatiempo, una distracción de personas excesivamente crédulas que se distraen evocando espíritus para satisfacer sus caprichos personales, y esto en el mejor de los casos.
Para muchas otras, el espiritismo constituye un problema para la salud mental de los que a él se dedican. Ya sea porque consideran que las manifestaciones espíritas son producto del subconsciente del ser humano, que acepta como real aquello que no deja de ser simplemente producto de una actividad mental incomprendida, o bien, y esto aún existe, en la idea religiosa de que es el diablo el que se manifiesta en ese tipo de fenómenos.
Con el presente artículo no pretendemos convencer a nadie, ni por supuesto, cambiar la forma de pensar en relación al espiritismo de aquellos que así piensan. Lo que pretendemos únicamente, es ofrecer una visión de lo que es el espiritismo, nacida del conocimiento del mismo.
Intentaremos por lo tanto, hacer un repaso por los momentos más importantes en relación al surgimiento del espiritismo, veremos las investigaciones que se hicieron, las conclusiones a las que se llegaron y las consecuencias de todo ese trabajo. Analizaremos lo que no es espiritismo, y terminaremos situando al espiritismo en su contesto, es decir, como un fenómeno cultural basado en hechos concretos, perfectamente identificados, y que tiene la finalidad de ayudar al ser humano en su proceso de crecimiento espiritual, todo esto usando la racionalidad, el análisis personal de cada uno de sus principios y la libertad absoluta para admitirlos o no.
Así mismo, y buscando ese proceso de crecimiento espiritual del ser humano, el espiritismo no usa talismanes, sortilegios, rituales místicos, formulas cabalísticas… Presenta el proceso evolutivo como resultante de dos factores: La comprensión y el esfuerzo propio para superarse, factores que se encuentran presentes en cualquier proceso de realización, ya sea dentro del campo espiritual o dentro de los logros o las conquistas propias de las realizaciones sociales, científicas, culturales, religiosas o morales.
Ahora bien, si el espiritismo es realmente una doctrina filosófica, científica y ético moral1, ¿Por qué se tiene de él una imagen tan distorsionada?
A este respecto voy a dar únicamente mi opinión personal.
Cuando surge el espiritismo, el 18 de Abril de 1857 con la publicación en París del Libro de los Espíritus, se inicia igualmente un proceso de crítica a la nueva filosofía que emerge. Este fenómeno es natural y ha estado presente en la historia de la humanidad.
Cualquier idea nueva ha visto el azote de la crítica en sus inicios. Esto es lógico y positivo, porque si una idea tiene una base racional, por más que se le critique, por más que se le censure o se desvirtúen sus principios, siempre marchará hacia delante. Mientras que aquellas ideas que no tienen una base racional, caen ineludiblemente por la marcha del progreso. Sin embargo, la crítica destructiva que busca ridiculizar en base a principios falsos, siempre ofrece una visión distorsionada a aquellas personas que no se molestan en buscar.
Así pues, y dado que uno de los principios del espiritismo es la comunicación entre los hombres y los espíritus, (que no son sino los hombres cuando no tienen ya el cuerpo físico) se debatió mucho sobre ese principio, se elaboraron teorías para explicar este fenómeno, unas a favor de la idea de los espíritus, otras en contra, y tomando el punto por la doctrina, el principio por la enseñanza global, se pasó a considerar que el espiritismo era única y exclusivamente el fenómeno de la comunicación con el plano espiritual, olvidando que esto simplemente una de sus ideas, como lo son la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, la reencarnación, la pluralidad de mundos habitados, la necesidad de una vivencia moral basada en el bien para la conquista de la felicidad, la importancia de conocimiento para guiarnos por la razón etc.
Por otro lado, existen muchas personas que dedican a la comunicación con el mundo espiritual, ya que la mediúmnidad es un fenómeno natural que está presente en la humanidad, pero lo hacen sin ninguna orientación y respeto por el fenómeno, con un desconocimiento total de lo que implica la mediúmnidad y la responsabilidad que entraña. Pero desgraciadamente, muchas de estas personas se llaman a sí mismas espiritistas sin serlo, porque ninguna de ellas conoce el espiritismo.
El espiritismo no tiene nada que ver con rituales esotéricos, con echadores de cartas, con adivinación del futuro, con evocación de los espíritus para fines personales, con misas de ningún tipo, con echadores de la buena ventura, con curanderos, ni con ninguna de estas prácticas que, necesario es decirlo, el propio espiritismo condena.
Ese es el objetivo de este artículo, mostrar que el espiritismo nada tiene que ver con todo eso. Que por el contrario es toda una filosofía que tiene algo que ofrecer al ser humano, que en medio de una época convulsionada por los valores inmediatistas del materialismo, donde la única valía del ser humano está en lo que tiene, en lo que representa socialmente, se puede, desde el análisis y la racionalidad, mirar para dentro de uno mismo y descubrirnos como espíritus eternos buscando la plenitud, y que esta plenitud, lejos de estar en las posesiones que se tienen, se encuentra en los que interiormente vivimos, es decir, en lo que somos.
2-ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Cuando miramos la historia de la humanidad desde sus inicios, podemos observar que las ideas básicas del espiritismo han existido desde siempre. Ideas como la comunicabilidad de los espíritus, la inmortalidad del alma, la reencarnación, la existencia de Dios etc., han estado presentes en el seno de todas las culturas, y servido de base para la mayoría de las religiones, si no en todas, al menos si en las más importantes.
Por ejemplo, en la India, encontramos en los Vedas el culto de la Inmortalidad del alma y la reencarnación. Leemos tanto en los libros sagrados de la Indica, como dentro de su idiosincrasia y escasos conocimientos en cuestiones mediúmnicas, ya creían en la inmortalidad del alma y en la posibilidad de un intercambio entre los hombres y los espíritus: Veamos un texto de uno de sus libros sagrados. “Al comenzar el día, el jefe de la familia, a la vez padre y sacerdote, encendía la llama sagrada sobre el altar de tierra para las ceremonias, invocando a los Asuras o Espíritus superiores, y a los Pitris, almas de los antepasados, que rodean a los asistentes y se asocian a sus preces”. Así, pues, la creencia en los espíritus se remonta a las primeras edades del mundo.
Krishna, rodeado de sus discípulos, iba de ciudad en ciudad divulgando sus ideas. "El cuerpo -decía-, envoltura del alma que ha hecho de él su morada, es una cosa finita, pero el alma que lo habita es invisible, imponderable y eterna. La suerte del alma después de la muerte constituye el misterio de los renacimientos”.
En Egipto, igualmente encontramos las ideas de la comunicabilidad de los espíritus, de Dios, de la inmortalidad del alma y de la reencarnación. En los símbolos jeroglíficos, se han encontrados las enseñanzas que eran transmitidas a los iniciados, vemos que nos dicen: “En cuanto al espíritu del hombre, su destino tiene dos aspectos: cautividad en la materia y ascensión a la luz. Las almas son hijas del cielo, y su viaje es una prueba. En la encarnación pierden el recuerdo de su origen celeste.”
En Grecia, la idea la inmortalidad del alma, de la reencarnación y de la comunicabilidad de los espíritus, hacía parte de las ideas de los iniciados y pensadores. Filósofos como Pitágoras, Platón, Sócrates, enseñaron la existencia del alma y la reencarnación.
En la Galia volvemos a encontrar la doctrina Druídica, que nos decía: "Para vosotros, las sombras no se entierran en los sombríos reinados de la Ereba, sino que el alma vuela para animar a otros cuerpos en mundos nuevos. La muerte no es más que el medio de una larga vida”.
En el Cristianismo, la doctrina de la Inmortalidad del alma, de la reencarnación y de la comunicabilidad de los espíritus está presente. Bellos paisajes evangélicos nos hablan de que el reino de los Cielos no es de este mundo, que nos es necesario nacer de nuevo para ver dicho reino y encontramos a Jesús, en el monte Tabor, junto con Moisés y Elías. Los discípulos le preguntan a Jesús si él era un profeta de la antigüedad y la razón de porqué las escrituras decían que Elías debía de venir primero en clara alusión a Juan el Bautista, confirmando con total claridad que creían en la reencarnación.
Como vemos en estas líneas, las ideas de la Inmortalidad, la comunicabilidad de los espíritus, la existencia de Dios, la reencarnación, han estado presentes en las creencias de las más importantes culturas de la historia de la humanidad. Nos queda, lógicamente, la pregunta:
¿Qué podemos deducir de ello?
Para muchos, estas ideas son producto de la superstición, de la necesidad que tiene el ser humano de atribuir un origen sobrenatural a aquello que no conoce.
Es cierto que si miramos las ideas que las culturas antiguas tenían al respecto de la inmortalidad, de la comunicabilidad de los espíritus, de Dios…, todas ellas están cargadas de un fuerte contenido místico, milagroso y sobrenatural. Pero si miramos las ideas que esos mismos pueblos tenían sobre fenómenos que hoy se consideran totalmente naturales, como los fenómenos meteorológicos, los fenómenos químicos, los fenómenos eléctricos y luminosos, etc., veremos que la explicación que daban de ellos no tenía otro origen que la superstición, el milagro y lo sobrenatural.
De esto se desprende que las culturas primeras, al no tener elementos para analizar estos fenómenos, desconociendo las leyes que los producen, no podían explicarlos, recurriendo al milagro y al poder de los Dioses para dar respuestas que no podían dar por los medios de la lógica y la razón. Lo mismo sucedía con los fenómenos de orden espiritual, los atribuían igualmente a lo sobrenatural, a lo divino y a lo milagroso.
Por nuestra parte, consideramos que el hecho de que esas ideas se encuentren en todos los pueblos, en todas las culturas y en todas las épocas de la humanidad, significa que tienen una base real, y que nuevas investigaciones irán poco a poco confirmando lo que de cierto y errado tenían esas ideas.
Nos cabe en esta época ir separando la paja del trigo, ir diferenciando lo que hace parte de la superstición nacida del desconocimiento de los fenómenos naturales, de lo que hace parte de la explicación racional y lógica de esos fenómenos.
Si la ciencia, por ejemplo, ha visto en la alquimia el producto de una concepción errónea de los fenómenos químicos de la materia, y ha conseguido una explicación más clara y coherente con la realidad de esos fenómenos mediante la química, y ha procedido así en relación a todas las ramas del saber, ¿por qué razón no hace lo mismo delante de los fenómenos de origen espiritual? ¿Por qué no investigarlos con los elementos necesarios, y llegar a conclusiones antes de catalogarlos como imposibles y destituidos de razón? ¿Por qué atribuirlos al pensamiento mágico de las culturas primitivas, y no considerarlos como fenómenos naturales que hay que estudiar?
Esta ha sido la labor del espiritismo delante de los fenómenos y leyes espirituales. Ha estudiado todos esos fenómenos, y en base a los hechos que ha podido observar, ha obtenido las consecuencias que de ellos se desprenden. Lógicamente no ha dado respuestas absolutas y definitivas, porque el espiritismo es una doctrina que nace con las investigaciones de Allan Kardec y sus compañeros del Centro Parisiense de Estudios Espíritas, pero no se queda ahí. En las ideas de Kardec tenemos la base para desarrollar nuestros conocimientos en relación al mundo espiritual, y a partir de esa base, continuar creciendo en relación a estas ideas.
Me quedo, para terminar este artículo, con la frase de Kardec: “El Espiritismo marcha al ritmo del progreso y nunca quedará rezagado, porque si nuevos descubrimientos le demuestran que está equivocado en algo o si se revelase una nueva verdad, él habrá de rectificarse”.
3-LAS PRIMERAS INVESTIGACIONES
Aunque los fenómenos mediúmnicos y los principios básicos del espiritismo forman parte de la naturaleza y por eso han existido siempre, en toda ciencia hay un momento en que el ser humano se pregunta las razones por las cuales sucede algo. Ese momento es la parte más importante en el desarrollo espiritual del hombre, tanto a nivel intelectual como a nivel moral, ya que hace que se pase de la oscuridad a la luz, de la ignorancia al conocimiento.
Uno de los ejemplos más conocidos de esto es la famosa caída de la manzana que observó Newton. Lógicamente manzanas habían caído siempre, pero fue Newton quien, al ver el fenómeno, se preguntó las razones por las cuales la manzana caía hacia el suelo y no hacia otro lado.
Lógicamente ese paso al que nos referíamos, no se da de súbito. Es necesario mucho estudio y valor para ir superando los contenidos cognitivos de una época, puesto que el ser humano se resiste siempre a la llegada de nuevos conocimientos. Es como un miedo a lo desconocido, como un sentimiento de seguridad en los conocimientos actuales y de inseguridad hacia lo nuevo. Pero afortunadamente siempre hay hombres y mujeres valientes que han dado ese paso, que han roto los prejuicios de su época, y a riesgo de su reputación, se han adentrado en la investigación de los nuevos conocimientos, contribuyendo, de esta forma, al progreso de la humanidad. Esto ha estado presente en todas las ramas del conocimiento y existen casos muy conocidos por todos, que confirman lo que anteriormente decíamos.
Con los fenómenos mediúmnicos ha pasado lo mismo. El proceso de investigación de los mismos ha tenido sus precursores, sus héroes y también, como no podía ser de otra forma, sus mártires. No podemos en este breve artículo hacer mención a todos, consignando aquí simplemente los hechos más relevantes que llamaron la atención de personas serias y respetadas, que no dudaron en exponerse públicamente al confesar que aquellos fenómenos extraños y sin explicación eran producidos por los espíritus.
Pero veamos como se desencadenaron estos hechos:
La historia sitúa la noche del 31 de Marzo de 1848 como el inicio de las investigaciones en materia de Mediúmnidad.
Esto ocurrió en una casa de una honrada familia de granjeros llamada Fox, en un pueblecito llamado Hydesville, del estado de Nueva York. La familia estaba compuesta por los padres y dos niñas. Las niñas se llamaban Margarita, que contaba con 14 años, y Catalina de 11 años. Tenían otros hijos que no vivían en la casa, pero una hija mayor, de nombre Lea tomó parte de los fenómenos que dieron lugar al nacimiento del espiritismo como doctrina filosófica.
Los fenómenos consistían en ruidos, principalmente golpes. Los ruidos no tenían una causa verificable y conocida, pero parece que no incomodaban mucho a la familia Fox. Fue a mediados de marzo de 1848 cuando crecieron en intensidad, lo que hizo que la familia empezara a alarmarse, sobre todo las niñas que se negaron a dormir solas. Lo primero que hicieron los padres fue investigar las causas de los ruidos. El padre observaba un lado de la puerta y la madre otro, mas era imposible descubrir cual era la causa que producía dichos ruidos.
Pero fue la noche del 31 de Marzo del año mencionado cuando un hecho vino a dar un giro importante a la cuestión. La pequeña Catalina desafió a la extraña fuerza a que repitiera los golpes que ella producía con los dedos. El resultado fue positivo, y los golpes reproducían el número de chasquidos que la niña hacía aun cuando la petición se había hecho con palabras tímidas e indecisas. Aquí radicaba lo importante del fenómeno: “La causa que producía los golpes debía ser inteligente”.
Además de inteligente, la causa debía ver y oír, incluso más allá de los límites de una persona, puesto que sin estar presente en el cuarto, reprodujo el número de golpes que Catalina producía con los dedos sin que estos hicieran ruido. Esto alertó a la madre, que hizo algunas preguntas, cuyas respuestas fueron totalmente desconcertantes, puesto que revelaban un conocimiento de la vida privada de los Fox.
La señora Redfield, vecina de los Fox fue llamada, y su sorpresa fue mayúscula cuando comprobó que las respuestas que obtenía a preguntas de su vida íntima y privada eran exactas. Esto atrajo la curiosidad de los demás lugareños, que acudían a ver el extraño fenómeno, formando lo que puede llamarse el primer comité de investigación en materia de Mediúmnidad.
Todas las medidas de fraude fueron verificadas. Se comprobó que no había nadie escondido por la casa, y se apartaron a las niñas para confirmar que ellas mismas no realizaban el fenómeno con algún extraño procedimiento. Los golpes seguían produciéndose para asombro de todos los que allí acudían.
Le cabe a Isaac Post, un cuákero de Rochester, el honor de haber diseñado el procedimiento de comunicación con estas inteligencias extrañas. Este procedimiento consistía en la asignación de un número de golpes a cada letra del abecedario, lo que permitió que aunque lentamente, se pudiera conversar y obtener información precisa de la causa de esos fenómenos. Gracias a estos diálogos se supo que la causa de los golpes eran los espíritus y que estos no son sino las almas de los hombres cuando han abandonado el cuerpo físico. En el caso en cuestión, y según la información que se pudo extraer de las conversaciones con el espíritu que producía los fenómenos en la casa de los Fox, él había sido un Buhonero que afirmaba haber sido asesinado en la casa para ser robado, y su cuerpo fue enterrado en el sótano.
Lo importante de estos fenómenos no fue el mensaje, sino en fenómeno en si. A raíz del precedente creado en Hydesville y del informe presentado por el comité de investigación, muchas personas dirigieron su atención a fenómenos similares que se sucedían en diversas partes del mundo, demostrando que estos fenómenos tenían un carácter natural pero desconocido. Lo importante ahora era verificar cual era la causa real que los producía.
Poco a poco los investigadores se fueron dando cuenta que la causa del fenómeno no era la casa de Hydesville, ni ninguna casa o lugar en concreto. La causa eran las propias personas. Todo parecía indicar que algunas estaban dotadas de un poder o fuerza extraña que permitía que los ruidos, movimientos de objetos… se produjeran, a estas personas se les designó con el nombre de médiums, que es una palabra suyo significado es intermediario, mediador, ya que de alguna forma eran intermediarios entre los hombres y los espíritus.
El movimiento surgido en Hydesville comenzó a ampliarse a diversas partes del mundo, y personas notables y mejor preparadas que los lugareños de Hydesville se hicieron eco del fenómeno. Solo por citar algunos, mencionamos a William Crookes, Arthur Conan Doyle, Alfred Rusell Wallace, el juez Edmons o Camille Flammarión. Todos ellos hombres respetables, de ciencia, que investigaron los fenómenos de forma desinteresada y desapasionada, convenciéndose, muchas veces a su costa, de la existencia de los espíritus y de su influencia en el mundo físico o corporal.
Citamos, por ejemplo, el caso de Sir Willian Crookes. En su caso, el dedicarse a investigar el espiritismo fue motivado por el deseo de demostrar el engaño que en él se encerraba. Que Crookes se dedicara a investigar los fenómenos de orden mediúmnico era, para todos sus colegas científicos, el final de dichos fenómenos, ya que el asunto iba a ser investigado por una de las mentes mas brillantes de su época, por lo que unos embaucadores incultos no podrían engañar a mente tan brillante. Veamos las palabras del propio Crookes:
“Se ha echado en cara a los hombres de ciencia haberse negado durante mucho tiempo a llevar a cabo una investigación científica sobre la existencia y naturaleza de hechos afirmados por tantos testigos competentes y dignos de crédito, los cuales han venido inútilmente reclamando un libre examen donde y cuando se quisiera de esos hechos. Por lo que a mí se refiere, concedo demasiado valor a la investigación de la verdad y al descubrimiento de cualquier hecho nuevo de la Naturaleza, para negarme a esa investigación, bajo pretexto de que choca contra el parecer general”.
Después de 4 años de investigación, llegaría a la conclusión de que los hechos son reales y ajenos a todo truco o medio mecánico. Reproducimos exactamente parte de sus palabras: “Conociendo las numerosas teorías que se han dado, sobre todo en América para explicar aquellos ruidos, los he comprobado por todos los medios posibles e imaginables, hasta que me he convencido de que se trata de verdaderos hechos objetivos, ajenos a todo truco o medio mecánico”.
¿Cómo reaccionó la sociedad científica? Nuevamente negando todo y ridiculizando todo. Crookes, que era una mente brillante para la ciencia, se había vuelto mediocre y deshonesto de repente, todo por afirmar que los fenómenos mediúmnicos eran reales. Como tantas veces, la ciencia oficial volvió la espalda a la investigación seria y concienzuda de la realidad espiritual. Ante esta actitud, William Crookes insistía en invitar a aquellos científicos que lo acusaban a las investigaciones realizadas por él, obteniendo siempre la misma respuesta, una cortés y formal negativa. La actitud de los que criticaban a Crookes era tan absurda y falta de criterio científico, que el propio investigador ppublicó las numerosas cartas dirigidas a Stokes, secretario de la Real Sociedad para que fuera a presenciar los fenómenos con sus propios ojos, sin embargo el ilustre secretario se negó a verificar por si mismo el fenómeno, prefiriendo negarlo y ridiculizar el trabajo de Crookes. En palabras de Conan Doyle, “Stokes se negó colocándose en la misma situación de aquellos Cardenales que se negaban a contemplar los satélites de Júpiter a través del telescopio de Galileo”.
Como Crookes, muchos otros enfrentaron la burla, la crítica mordaz de compañeros que anteriormente los habían admirado. Ello motivó que muchos abandonaran las investigaciones, pero también muchos no desfallecieron y ofrecieron a la humanidad una de las mayores conquistas que se haya hecho nunca. Estamos convencidos de que todo aquel que estudie sin prejuicios, -sin la falsa superioridad de quien haciéndose eco de una ciencia que niega sin haber comprobado antes, sin el desdén con que se miran estos fenómenos-, quien estudie, decíamos, las obras e investigaciones de estos valerosos científicos, se convencerá de que las pruebas a favor de la inmortalidad del alma y la posibilidad de un contacto entre los espíritus y los hombres es una realidad perfectamente demostrable.
No quisiera terminar este artículo sin hacer una mención sobre esas investigaciones que resulta muy importante para entender los diferentes resultados que se obtuvieron.
En todo inicio, una ciencia tiene sus dificultades. Muchos procedimientos de investigación se ven posteriormente inadecuados y hoy se sabe que la misma presencia del observador ya puede condicionar el resultado de los fenómenos, y esto si nos referimos a los fenómenos de la mecánica cuántica.
En materia mediúmnica, los fenómenos son producidos por espíritus. Los espíritus no son sino que nosotros mismos cuando ya no tenemos el cuerpo físico. Por lo tanto, dichos fenómenos no están sujetos a la voluntad del médium ni del investigador. Los fenómenos se producen si los espíritus quieren que se produzcan, y si ellos no quieren, por más que sean redoblados los esfuerzos de los médiums o de los investigadores, ellos no aparecerán. En los inicios de la investigación mediúmnica, uno de los errores mas graves que se cometió fue la profesionalización de la Mediúmnidad. Los médiums se hicieron profesionales y cobraron por las sesiones. Esto trajo un perjuicio muy grande a las investigaciones, ya que si un grupo de personas pagaba por presenciar un hecho y éste no se producía, se sentían estafados.
Los médiums se vieron fuertemente presionados para obtener resultados y muchos deshonestos recurrieron a trucos o trampas para simular los fenómenos. Esto desgraciadamente habló muy fuerte en contra de las investigaciones serias, puesto que se pensó que si habían mentido en una ocasión, también lo habían hecho en otras. Esta objeción no tiene ningún valor si analizamos las condiciones en las que se hicieron las investigaciones, pero para el que quiere negar algo es un filón inmenso.
Hoy gracias al espiritismo, se sabe que la Mediúmnidad es una facultad que tiene una finalidad positiva para el hombre, y que su uso solo debe hacerse de forma gratuita y sin ningún propósito fútil. Son muchos los médiums que han obrado de forma totalmente desinteresada y desprendida como para que la presencia de algunos embaucadores pueda ser considerada por aquel que desee conocer la realidad de estos hechos.
Otro de los graves errores cometidos en estas primeras investigaciones, fue el desconocimiento total de muchos de los investigadores. Hoy sabemos que la mediúmnidad obedece a un proceso de sintonía entre el espíritu y el médium, y que es sumamente necesario el recogimiento, la concentración y un ambiente de serenidad y tranquilidad para que el intercambio con el mundo espiritual se produzca de forma fluida y segura, pero esto era ignorado por muchos investigadores, que mas que investigadores fueron aventureros en una tierra que desconocían por completo. Hay registros históricos de estas investigaciones que causan estupor en los espíritas.
Por ejemplo, algunos ataban las muñecas y pies de los médiums con tal fuerza, que al terminar la reunión los médiums aparecían con las muñecas y tobillos sangrando. Otras veces obligaban al médium a desnudarse delante de los investigadores y lo vestían con una especie de camisa de fuerza, y otros llegaron al extremo de pasar un hilo por los orificios de las orejas de las mujeres médiums y lo ataban a la silla, sellándolo después para evitar cualquier movimiento o fraude. En estas condiciones no es de extrañar que los resultados fueran pobres o nulos, puesto que se estaban ignorando claramente los principios elementales para que los resultados pudieran ser positivos.
De todas formas, y a pesar de los múltiples errores y torpezas cometidas en este periodo, los informes y resultados obtenidos apuntan claramente a la realidad de las manifestaciones mediúmnicas, que confirman que somos seres inmortales, que continuaremos viviendo después de que nuestro cuerpo muera y que los seres queridos que hemos perdido no han desaparecido para siempre, y día vendrá que volveremos a reunirnos con ellos.
4- HIPOLITTE LEON DENIZARD RIVAIL (Allan Kardec)
De todos los investigadores y personas que se ocuparon del estudio de los fenómenos mediúmnicos, le cabe al Sr. Rivail el privilegio de haber sido quien mejor ha observado, analizado y llegado a las conclusiones finales que hoy componen el espiritismo.
Mientras muchos investigadores realizaron pruebas exhaustas, investigaciones interminables con la única finalidad de confirmar si el fenómeno se produce o no, el Sr. Rivail, una vez observado el fenómeno y comprobado su autenticidad, dio un paso más en el proceso de investigación, y se preguntó por las consecuencias que este descubrimiento podía tener para la humanidad.
Muchos criticaron y critican a Kardec de no actuar científicamente a la hora de tratar con los fenómenos mediúmnicos. En mi modesta opinión Kardec sí actuó con espíritu científico. Es verdad que las obras de otros investigadores, aportan un carácter científico en cuanto a la posibilidad de confirmar la realidad de los fenómenos mediúmnicos y sobre la causa de estos, pero Kardec comprendió que estos fenómenos no obedecen a leyes físicas y mecánicas, ya que la causa es una inteligencia libre, que posee una voluntad. Para estudiar esa inteligencia no se pueden aplicar patrones similares a los que se aplican cuando el objeto de estudio obedece a leyes físicas y predecibles.
Kardec fue científico cuando comprendiendo lo arriba indicado. Supo observar las diferentes características que presentaban esas inteligencias, las consecuencias de los actos en la vida espiritual, los procesos por los cuales esas inteligencias se comunican con los hombres, el cómo nos influyen y un larguísimo etc. Él nunca aceptó lo que los espíritus decían sin antes someterlo a un control férreo, a un análisis minucioso y a una confirmación por la experiencia. En este aspecto Kardec superó a todos los investigadores de la época, los que se quedaron en el efecto mientras que él se remontó a la causa y las consecuencias.
Pero vamos a conocer mejor a este hombre que pasó a la historia como el codificador del espiritismo.
Hyppolyte Leon Denizard Rivail nació en la ciudad de Lyón, Francia, el día 3 de octubre de 1804. Su familia era Católica y hasta la edad de 12 años cursó los primeros estudios en su ciudad natal. Posteriormente, para completar sus estudios fue enviado a Yverdon, Suiza, al Instituto de Educación Pestalozzi, donde se convirtió en discípulo destacado del célebre Pedagogo Enrique Pestalozzi.
Gran parte de sus antepasados se habían destacado en la magistratura, pareciendo que el joven Rivail había de seguir el mismo rumbo de sus mayores, pero sus inclinaciones vocacionales fueron las ciencias y la filosofía, pero fundamentalmente la pedagogía.
Rivail estudio en profundidad las ciencias como la física, la química, la biología, la geografía, la astronomía y hasta realizó estudios de medicina, aunque en esta última no se sabe con certeza si llegó a licenciarse. Era también un filólogo distinguido que conocía a fondo y hablaba correctamente el inglés, el italiano, el español, el holandés y el alemán, además de su lengua natal. Hizo traducciones para el francés de varias obras de educación y moral.
Finalizado sus estudios regresó a Francia y se dedicó a la labor educativa. En 1824, con 20 años, publicó su primer libro: “Curso Práctico y Teórico de Aritmética, según el Método de Pestalozzi, con Modificaciones”. Con este libro se convirtió en Francia en la mayor autoridad en lo referente al método educativo de Pestalozzi. Este libro se siguió reditando hasta 1876.
Seguidamente siguió dedicándose plenamente a la educación, lanzando varios libros sobre pedagogía.
Fundó el Instituto Rivail, donde se estudiaba todo lo correspondiente al arte de formar a los hombres, principalmente en la educación moral, que era la que más le preocupaba y la única, en su opinión, que hace del niño un ciudadano justo y un hombre de caridad.
En el año 1831, la Academia Real de Arrás lo premió por un trabajo presentado en concurso titulado: ¿Cuál es el Sistema de Estudios más en armonía con las necesidades de la época?
En ese mismo año publica su gramática francesa clásica, una obra didáctica en la que demuestra poseer sólidos conocimientos de las lenguas latina, griega, gálica y las neorrománicas, afirmando su reputación de profesor emérito.
Otros libros fueron publicados posteriormente como fruto de su capacidad de educador. No haremos mención de todos ellos ya que la finalidad de este artículo es narrar como llega a dedicarse a los fenómenos mediúmnicos y a la codificación del espiritismo. Hemos hecho mención de sus logros académicos principalmente para presentar a Rivail tal y como era, un hombre profundamente culto y respetado por la sociedad ilustre de Francia, lejos de ilusiones e interesado principalmente en el estudio de la verdad, viniera esta de donde viniera.
Corría el año 1854 cuando Rivail oyó hablar a su amigo Fortier de las mesas de los fenómenos mediúmnicos. Veamos la conversación:
–“He aquí una cosa extraordinaria, no solamente se hace girar una mesa magnetizándola, sino que se la hace hablar, se la interroga y ella contesta”.
-“Esto, -respondió Rivail- es otra cuestión. Yo creeré en ello cuando lo vea y se me haya probado que una mesa tiene cerebro para pensar, nervios para sentir y que puede convertirse en sonámbula. Hasta entonces, permitidme que no vea en ello más que un cuento para niños”.
Es interesante destacar la postura de Rivail. Lejos de dejarse llevar por la ilusión al respecto de estos fenómenos, desea verlos y que se le ofrezcan las explicaciones pertinentes para su comprensión. Con este espíritu va a afrontar sus observaciones y estudios del espiritismo más adelante.
Pero no fue hasta el año siguiente, es decir, 1855 cuando Rivail asiste a una reunión mediúmnica, en la casa de la señora Plainemaison. A Rivail le había sorprendido anteriormente el carácter serio, formal y racional del señor Patier, funcionario público de amplia consideración. Él le habló de los espíritus y de las sorprendentes respuestas que daban a sus preguntas. Ante la seriedad del señor Patier, Kardec decide asistir a una de estas reuniones que cambiaría su vida y darían inicio a una nueva filosofía: El espiritismo.
Allí, en la casa de la señora Plainemaison asistió Rivail a su primera reunión. Veamos lo que dice al respecto:
-“Fue allí donde presencié por primera vez el fenómeno de las mesas giratorias que saltaban y corrían, y ello en condiciones tales que la duda era imposible.”
Pero allí también fue donde conoció a la familia Baudin, que lo invitó a las reuniones familiares que hacían, invitación que es aceptada por él. Más adelante transcribimos sus palabras sobre sus impresiones de estas reuniones.
-“Fue allí donde hice mis primeros estudios sobre Espiritismo, más fundamentados sobre las observaciones que sobre las revelaciones. Apliqué a esta nueva ciencia, como lo había hecho siempre, el método experimental. Jamás senté una teoría preconcebida. Observaba con atención, comparaba, deducía y sacaba conclusiones, de los efectos me remontaba a las causas mediante la deducción y el encadenamiento lógico de los hechos y admitiendo la viabilidad de una explicación solamente cuando podía resolver ella todas las dificultades inherentes al problema…
…Ese es el procedimiento que utilicé toda mi vida, a partir de los veinticinco o veintiséis años. De entrada comprendí la gravedad de la investigación que emprendía y entreví en esos fenómenos la clave del oscuro y controvertido problema del pasado y el porvenir de la humanidad, la solución y la respuesta a todas mis búsquedas. Se trataba de una revolución completa en las ideas y las creencias, por lo tanto, debía actuar con circunspección y no a la ligera, ser positivista y dejar los ideales de lado para evitar afirmaciones ilusorias.”
Estas palabras de Rivail, cuando comenzó a interesarse por los fenómenos mediúmnicos, demuestran que no se deja llevar por ilusiones, que mira con prudencia estos fenómenos. Pero a la vez, demuestran cómo supo ver en ellos algo profundo y grave. Se trataba de la confirmación de que la muerte no es el final de la vida. Él ve en esto un asunto muy importante para la humanidad, y como emérito educador, se da cuenta de que tenía delante de si hechos que revelaban una importancia clave en la educación del ser humano. Es así, -comprendiendo la gravedad y la profundidad de lo descubierto-, que decide adentrarse en este campo nuevo para él y para la humanidad, con la seriedad del hombre prudente que busca la verdad y que desea que esa verdad se convierta en un elemento de progreso y educación humana.
El Sr. Carlotti, destacado lingüista, Taillandir, doctor en letras y más tarde miembro de la Academia de Francia, Tiedeman-Manthese, filósofo holandés y primo hermano de la Reina de Holanda, Antoine Léandre Sardou, profesor lexicógrafo y autor de varias obras escolares y su hijo Victorien Sardoy, entonces estudiante de medicina y más adelante miembro de la Academia Francesa, Pierre-Paul Didier, impulsor de la famosa librería académica y más adelante editor de las obras espíritas. Todos ellos, reconociendo la gran capacidad de análisis y síntesis de Rivail, le entregaron cincuenta cuadernos de comunicaciones diversas para que fueran estudiadas y catalogadas por él. Rivail tomó esos cuadernos y los estudió cuidadosamente, los catalogó, suprimió las repeticiones y puso en su lugar los dictados de cada sesión. A partir de aquel momento, y con ese material de base, decidió dar un nuevo rumbo a las reuniones en la casa de la familia Baudin. Veamos lo que escribe a ese respecto:
-“Hasta entonces las sesiones en casa del señor Baudin no tenían una finalidad determinada, decidí por ello darles un giro preciso y obtener respuestas que me interesaban desde el punto de vista de la filosofía, la psicología y la naturaleza del mundo invisible. Llegaba a cada sesión con una serie de preguntas preparadas y metódicamente ordenadas, las que siempre fueron respondidas con precisión, profundidad y de una forma lógica”
En el año 1856 Rivail asistió a reuniones mediúmnicas en la casa del señor Roustan, donde revisó y cotejó con otros médiums las preguntas obtenidas en sus reuniones con la familia Baudin.
Sin embargo Rivail no quedó del todo satisfecho con esa nueva revisión, por lo que decidió consultar con otros médiums, llegando a consultar algunos temas más espinosos con 10 médiums distintos. Una vez que todo estaba listo, publicó el resultado de sus investigaciones.
“El libro de los Espíritus” salió a luz el 18 de Abril de 1857, y Rivail firmó el libro con el seudónimo que lo haría inmortal: Allan Kardec. Esta edición, que constaba de 501 preguntas con sus respuestas se agotó en poco tiempo, pero una segunda edición no vio la luz hasta 1860, ya que fue en palabras de Kardec: “Enteramente refundida y considerablemente aumentada” hasta las 1018 preguntas con sus respuestas y comentarios que tiene en la actualidad.
Esto marca, históricamente, el inicio del espiritismo.
Muchos, desconociendo la sucesión de los hechos, piensan o pensaron que el espiritismo existía antes de Kardec. Esta es una afirmación completamente errónea. Lo que ha existido siempre es el fenómeno mediúmnico, que al ser una facultad humana se encuentra en todas las culturas y en todas las épocas de la humanidad. Sin embargo la ciencia que estudia estos fenómenos, los cataloga y define y extrae de ellos una aplicación para el ser humano, surge con Kardec. Es más, la propia palabra espiritismo, es un neologismo creado por él para definir la filosofía que emerge como consecuencia de sus investigaciones con los espíritus, ya que el nombre con el que se popularizó todo este movimiento antes de Kardec fue: Espiritualismo Moderno, pero Kardec consideró que la palabra espiritualismo ya tenía una definición bien caracterizada, y aplicarla a la nueva ciencia que surgía podría generar confusiones y diversos sincretismos, tan de moda hoy en día. Para evitar esto y dotar a la nueva ciencia de una identidad propia, creó la palabra Espiritismo, cuyo significado lingüístico vendría a ser: “Enseñanza de los espíritus”. Cuesta entender cómo desgraciadamente, se desvirtuó esa palabra hasta el punto de ser totalmente desconocida y mal interpretada en la época actual.
En los años siguientes publicó otros libros, a saber:
1861 – “El Libro de los Médiums”
1864 – “El Evangelio Según el Espiritismo”
1865 – “El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo”
1868 – “La Génesis, los Milagros y las Profecías según el Espiritismo”
Además publicó otros libros como: Instrucción Práctica sobre las Manifestaciones Espíritasen 1858, ¿Qué es el Espiritismo? En 1859 y El Espiritismo en su más simple Expresión, en 1862.En 1890, después de su desencarnación, apareció “Obras Póstumas”.
También fundó la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritasel 1 de abril de 1858 y la Revista Espírita en enero de 1858, la que dirigió hasta su desencarnación el 31 de Marzo de 1869.
En estos 15 años, Allan Kardec publicó 9 libros que encierran la base ideológica y doctrinaria del espiritismo. Además la publicación mensual de la Revista Espírita, órgano de divulgación y prueba de las nuevas ideas Espíritas.
Hoy, después de 155 años de la aparición del libro de los espíritus, podemos afirmar que excepto algunas ideas propias de la época y las diferencias lingüísticas naturales que hay, el libro de los espíritus sigue siendo tan actual como el primer día de su publicación, cabiéndonos a todos los que deseemos conocer el espiritismo, estudiarlo y meditarlo con el mismo espíritu con el que Kardec se aproximó al espiritismo, es decir, con un espíritu de análisis y criterio.
Terminamos con la siguiente reflexión:
“La fuerza del espiritismo reside en su filosofía, en el llamamiento que hace a la razón y al buen sentido”
Allan Kardec
5- ASPECTO FILOSÓFICO.
A la hora de abordar sucintamente el aspecto filosófico del espiritismo, recurrimos a la enseñanza anterior de Allan Kardec. En ella el codificado, hace mención a la importancia de la filosofía espírita, que se encuentra muy por encima de la simple fenomenología, la que tiene únicamente el valor de haber sido el medio por el cual se llegó a las conclusiones filosóficas, que son sin lugar a dudas, la fuerza y la base del espiritismo.
Pero antes de entrar en la base de la filosofía espírita, vamos a empezar por definir qué es filosofía.
La palabra filosofía viene del latín: philosophia, cuya definición sería: “amor por la sabiduría”.
La filosofía nos invita, por ello, al estudio de una serie de problemas fundamentales en relación a nosotros mismos y la vida, con la finalidad de tornar al hombre más sabio. Cuestiones como la existencia, el conocimiento o la verdad, son analizadas por la filosofía. También la belleza, la mente, el lenguaje o la moral entran en el campo de estudio de la filosofía.
Las preguntas relacionadas con nuestra esencia, es decir, con lo que somos, así como con nuestra transcendencia, son preguntas clásicas dentro del discurrir filosófico, las cuestiones: ¿Quiénes somos? ¿De donde venimos? ¿Hacia donde vamos? ¿Cuál es la finalidad de nuestro existir? Entrarían dentro del campo de las formulaciones filosóficas.
Sin entrar a hablar de filosofía y sus diferentes vertientes, -labor para la que no estamos suficientemente cualificados-, podemos considerar que la filosofía se distingue del misticismo, la mitología o la religión en que, mientras estas últimas adoptan posturas dogmáticas, inamovibles o tradicionales, la filosofía pone su énfasis en los argumentos racionales. Para abordar el fenómeno filosófico, es necesario plantearnos preguntas como el por qué, el para qué, o la finalidad de tal cosa, y llegar a conclusiones por medio del razonamiento, el análisis y la lógica.
La filosofía también se distingue de la ciencia, ya que la ciencia necesita datos empíricos. Para la filosofía las herramientas que nos permiten llegar a conclusiones son los análisis conceptuales, los experimentos mentales o la especulación, además de otros métodos de razonamiento. De todas formas, la filosofía no desconoce la importancia de los datos científicos.
Entrando de lleno en la cuestión de la filosofía espírita, vemos que ella nace de varios factores:
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En primer lugar de los fenómenos mediúmnicos. La propia existencia de esos fenómenos nos lleva a preguntarnos por la naturaleza de los mismos, y por medio de investigaciones empíricas en ese campo, se llega a la conclusión de nuestra naturaleza espiritual e inmortal.
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En segundo lugar, la revelaciones de los espíritus. En la práctica mediúmnica se obtuvieron respuestas precisas en relación a cuestiones existenciales. Todas esas respuestas fueron expuestas a un examen analítico, racional y lógico antes de ponerlas como bases filosóficas de la doctrina espírita.
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En tercer lugar, la universalidad del fenómeno. Se comprobó que los espíritus daban las mismas respuestas en diferentes partes del mundo y por médiums diversos que no se conocían entre ellos.
La base filosófica del espiritismo o doctrina espírita, se encuentra en el Libro de los espíritus, obra prima y esencial para el conocimiento del mensaje espírita. Posteriormente surgieron, primero de manos del codificador, y posteriormente de otros espíritas, desarrollos más amplios y profundos que han venido a complementar, desarrollar y evidenciar lo que está en germen en ese libro. Por lo tanto, tomamos como base el libro de los espíritus para hacer un esbozo general de la filosofía que los espíritus ofrecieron.
El libro de los espíritus se encuentra dividido en cuatro partes, cada una de ellas abordando temas relacionados de la enseñanza de los espíritus. Además, contiene una introducción donde se analizan los fenómenos que dieron lugar a la filosofía espírita, junto con una exposición dialéctica sobre la posibilidad o imposibilidad de dichos fenómenos. En la introducción, encontramos ampliamente evidenciado el carácter profundamente analítico y racional del espiritismo. En ella vemos que nada se da por sentado o descartado, que todo se analiza criteriosamente y que incluso se presta especial cuidado en el uso correcto de las palabras para evitar posteriores confusiones. Esa actitud racional es aplicada posteriormente a toda la obra, donde se plantean cuestiones que son respondidas por los espíritus invitándonos a la reflexión de las mismas.
El libro de los espíritus no es un libro que se deba leer de corrido. Es un libro sobre el que hay que meditar. Cada pregunta debe ser analizada y asimilada y lo mismo con la respuesta. El propio Kardec nos afirma en diversas partes de la codificación, que antes de aceptar una idea como verdad, debemos analizarla, razonarla y comprenderla. Solo de esta forma podremos asimilarla como parte de nuestra concepción del problema que estamos analizando. Esa es la esencia y el espíritu del espiritismo.
Una vez terminada la introducción, en la primera parte del libro de los espíritus, bajo el título de “Causas primeras”, se analiza la existencia de Dios y todo lo existente como consecuencia de su acción creadora. Surge así el primer punto filosófico del espiritismo, “La existencia de Dios”
La idea de Dios que plantea la filosofía espírita dista mucho de la idea antropomórfica que hasta la fecha se tenía de Dios. Para la filosofía espírita Dios transciende el concepto de hombre, por lo que no se puede considerar a Dios como persona. Por eso, Allan Kardec, en una muestra de profunda sabiduría realiza la pregunta: -¿Qué es Dios?, en vez de preguntar: -¿Quién es Dios?
Preguntar ¿Quién es Dios? Lleva implícita la respuesta. Quien se refiere a la persona que es, por lo tanto realizar esa pregunta es presuponer que Dios es una persona. La filosofía espírita plantea la pregunta: ¿Qué es Dios? Cuando planteamos la pregunta de esta forma no limitamos la respuesta, ya que la interrogación se refiere a la naturaleza, cualidad o cantidad de algo. Por lo tanto, Kardec preguntó sin limitar.
La respuesta de los espíritus vino de la misma forma: “Es la inteligencia suprema, y la causa primera de todas las cosas”
Tampoco aquí limitamos a Dios. Por lo tanto, para la filosofía espírita Dios es la inteligencia suprema y absoluta del universo, el creador de todo cuanto existe, sin fijarle los límites que las definiciones anquilosadas hacían de Dios, las cuales, mostraban en su concepto antropomórfico a Dios como si fuera un hombre que se alegra o entristece, que se molesta o se complace por nuestros comportamientos.
Posteriormente la filosofía espírita platea las pruebas que tenemos sobre la existencia de Dios. Las pruebas están por todas partes y basta observar todo cuanto existe para reconocer la presencia de una inteligencia generadora de todo.
La propia ciencia, para los espíritas, es la que mejor nos muestra la existencia de Dios. Kardec hizo célebre una frase que dice: “Los descubrimientos de la ciencia glorifican a Dios en vez de rebajarlo, y solo destruyen los conceptos absurdos y equivocados que se tenían de Dios” (No hemos reflejado la frase textualmente)
Para la filosofía espírita, Dios no actúa de forma milagrosa. El milagro no existe para el espiritismo. Dios es el creador de todo cuanto existe, pero su creación se basa en unas leyes que regulan todo el universo. Por lo tanto, cada ley descubierta por la ciencia, es un paso más para conocer a Dios, cada fenómeno explicado, nos aproxima un poco más a nuestro creador. Esta es la visión que ofrece el espiritismo de Dios, lejana, como puede verse, de un ser sobrenatural y antropomórfico que actúa por medio de milagros para hacerse ver.
Una vez analizada la existencia de Dios y la creación como consecuencia de su acción no milagrosa, sino por medio de leyes naturales, se pasa a la segunda parte del libro de los espíritus
En la segunda parte, cuyo título es: “Mundo espírita o de los espíritus” se plantea la cuestión de la naturaleza de los espíritus y las relaciones que hay entre los espíritus y los hombres. Tenemos el 2º y 3er punto filosófico del espiritismo, es decir, la inmortalidad y la comunicabilidad de los espíritus.
Para el espiritismo los espíritus somos nosotros mismos cuando hemos dejado el cuerpo, por lo tanto, la primera conclusión que podemos sacar de esto es que la muerte no es el fin de la vida. Muere el cuerpo, pero nosotros continuamos vivos. Como espíritus ya no tenemos el cuerpo, pero nosotros seguimos viviendo, y lo más importante, somos nosotros. Tenemos los mismos afectos, las mismas emociones, los miedos, las alegrías, los sentimientos, en definitiva, seguimos siendo los mismos pero sin el envoltorio material. Bajo este concepto de nuestra realidad como seres inmortales, la filosofía espírita aborda cuestiones como nuestro estado en el mundo espiritual y qué influye en él, la posibilidad de comunicarnos con el mundo corporal, la posibilidad de continuar aprendiendo y evolucionando como espíritus. Además, la filosofía espírita considera la posibilidad de volver a reencarnar de nuevo como un proceso de evolución constante, único medio para adquirir todas y cada una de las facultades que como espíritus podemos adquirir. La reencarnación se torna un punto importante y fundamental para la filosofía espírita, ya que solo mediante la reencarnación podemos entender las diferencias de carácter, evolución y vida de cada uno de nosotros delante de una justicia equitativa de parte de Dios. Sería el 4º punto filosófico de la doctrina espírita.
El espíritu y la vida espiritual no es algo abstracto y ajeno a la realidad para el espiritismo. El espíritu es la realidad misma de nuestra naturaleza, siendo nuestra naturaleza corporal simplemente transitoria, es decir, no tenemos un espíritu, sino que somos un espíritu. Los espíritus no son seres extraños y ajenos a nosotros, sino nosotros mismos, y por lo tanto su influencia en el mundo corporal hace parte de una de las leyes de la naturaleza. No hay nada de sobrenatural y extraño en las comunicaciones entre los encarnados y desencarnados, como no lo hay entre las comunicaciones entre dos personas que se encuentren distantes. De esta forma, la filosofía espírita desmonta el aspecto místico o sobrenatural de que están rodeados estos fenómenos, presentándolos como algo natural y mucho más común de lo que creemos.
En la tercera parte del libro de los espíritus, bajo el título: “Las leyes morales”, la filosofía espírita aborda la cuestión de las leyes que rigen al espíritu.
Hay leyes físicas que regulan los fenómenos de la materia, desde la materia densa hasta la que encontramos en los más diversos estados de agregación, y de la misma forma, existen leyes que regulan los fenómenos espirituales y morales. Desde esta premisa, la filosofía espírita aborda leyes como la ley de Adoración, desvinculándola de una simple adoración mística o religiosa, para pasar a tornarse una forma de agradecimiento interior a Dios por todo lo que tenemos. Esa adoración no es una imposición sacramental sin la cual no es posible la salvación, sino el efecto natural del ser humano de sentir respeto y gratitud por Dios, que nos ha dado todo, y la mejor forma de ejercer esa adoración es por medio de la ley del trabajo, que es presentada por la filosofía espírita como la herramienta esencial para el progreso, mediante la cual, cada uno tiene aquello que consigue para si mismo por su esfuerzo y trabajo, sin privilegios ni dones de unos hacia otros. Desde esta óptica, cada cual gana su posición espiritual por sus propios méritos, sin ser poseedor de dones o actitudes que no se merecen.
Presentando las leyes morales, la filosofía espírita irrumpe en el terreno de la ética y la moral, ofreciendo respuestas en relación a la ley de reproducción y la responsabilidad que todos tenemos delante de esta ley. Así mismo se contempla la ley de conservación como necesaria para nuestra subsistencia, mostrándonos la diferencia entre lo que es necesario y lo que es superfluo, a la vez que se hace un estudio sobre la ley de destrucción y la responsabilidad en que incurrimos cuando abusamos de esa ley.
La ley de sociedad, con las implicaciones del ser humano como gregario, es abordada por la filosofía espírita considerando que todos debemos colaborar y cooperar en el progreso social y colectivo, para que la ley del progreso se efectúe de forma segura y eficaz.
Pero nada de esto tendría sentido sin la ley de igualdad, que nos equipara a todos delante de la vida, sin privilegios concedidos a unos sobre otros. Esta ley de igualdad es analizada por la filosofía espírita desde la justicia de Dios, que a todos trata por igual, explicando las diferencias que observamos en el hombre como resultantes de las múltiples experiencias por las que cada uno hemos pasado como espíritus eternos. La ley de la reencarnación ofrece la visión clara y perfecta de esa justicia de Dios, que mediante la ley de libertad que nos concede a todos, nos hace constructores de nuestras propias vidas. Así pues, para la visión espiritista, no hay nada equivocado en la creación. Aquello que podemos considerar equivocado solo existe como tal por nuestra falta de ver el hoy como consecuencia de un ayer que nosotros mismos moldeamos.
Por último, la filosofía espírita nos habla de la ley de justicia, amor y caridad como la máxima conquista del ser humano, cuya finalidad es la adquisición de las virtudes necesarias para el cumplimiento de las leyes morales, que son, como todo, naturales y necesarias para nuestra vida.
La perfección moral, sin hipocresías ni rituales cabalísticos, nacida de la reforma íntima, será la que otorgará al ser humano la plenitud y la conciencia tranquila, único medio para la adquisición de la felicidad. De esta forma, la visión filosófica del comportamiento moral es fundamental en la doctrina espírita. (Más adelante haremos una análisis más pormenorizado de la moral espírita)
Por último, y para terminar este artículo, considerando que hay mucho que hablar y decir todavía en cuanto a las bases filosóficas del espiritismo, y que no podrá ser abordado en el presente artículo por exceder los límites del mismo, llegamos a la cuarta parte del libro de los espíritus, que con el título: “Esperanzas y Consuelos” nos habla de nuestro destino futuro, el cual estará vinculado inequívocamente a nuestro comportamiento moral presente. No hay cielo e infierno como lugares destinados al sufrimiento o al goce eterno. Lo que existe son diferentes estados de conciencia, y mientras más nos perfeccionemos más cerca estaremos de la felicidad, que lejos de estar fuera de nosotros, se encuentra en nuestra intimidad.
La filosofía espírita, utilizando el razonamiento, nos ofrece una visión integral del ser humano, que es creación de Dios con la finalidad del perfeccionamiento y la felicidad. Es una filosofía profundamente optimista y consoladora, que nos muestra que cada uno tendrá en materia de felicidad, aquello que haga consigo mismo, y por lo tanto tenemos en nuestras manos la posibilidad de ser felices, desde que trabajemos por ello. Así mismo, nuestros dolores y sufrimientos no son consecuencia de un destino injusto, de un azahar caprichoso. Ellos son consecuencia directa de nuestra falta de observación de las leyes morales y tienen la finalidad de hacernos aprender en el proceso del perfeccionamiento.
Remontándonos al inicio, cuando formulábamos las preguntas existenciales al respecto de quiénes somos, de donde venimos y para donde vamos, el espiritismo ofrece una respuesta nacida de la revelación de los espíritus y refrendada por el análisis racional de todos nosotros. Es por ello que podemos afirmar que el espiritismo es una doctrina filosófica, puesto que ofrece al ser humano una serie de respuestas en cuanto a su naturaleza, su existencia y la finalidad de su ser.
Obviamente no hemos agotado el tema. Será la lectura atenta del libro de los espíritus, junto con su reflexión, quien nos ofrecerá las herramientas para comenzar a penetrar en la filosofía espírita, que como dijimos al inicio del artículo y parafraseando a Kardec, es la fuerza del espiritismo.
6- ASPECTO CIENTÍFICO.
Llega la hora de abordar un tema crucial a la hora de determinar la verdadera naturaleza del espiritismo.
Que el espiritismo es una filosofía es cosa evidente, y como vimos, él aborda temas cruciales sobre el hombre, Dios y la vida. Pero cuando llegamos a la parte científica del espiritismo, o si se quiere, a la cuestión: ¿Es el espiritismo una ciencia? Las dudas son más que evidentes.
Aunque para los espíritas esté claro que tal y como dejó definido Kardec el espiritismo, él es una ciencia, muchos tienen dificultades en verlo como tal.
El problema radica en el objeto de estudio: El espíritu.
Esto sucede, porque el paradigma actual de la ciencia es un paradigma materialista. Bien es verdad que poco a poco surgen investigadores valientes que cuestionan ese modelo de pensamiento, pero las presiones dentro del círculo científico actual para intentar seguir manteniendo ese paradigma, pese a las evidentes contradicciones que tiene, no deja de ser un elemento disuasorio para aquellos que desean realmente el conocimiento de la realidad.
Aún así, hoy en día se define ciencia como el método por intermedio del cual podemos llegar al conocimiento de la realidad siguiendo una serie de pasos. A estos pasos se les designa como “método científico”.
La ventaja que obtenemos de actuar de forma metódica a la hora de descubrir la realidad es que los resultados tendrán una base, la forma de estudiarlos será programada y los resultados responderán a la experiencia. Además, estos resultados serán presentados de forma clara y organizada. Por lo tanto, la ciencia será ese conjunto de técnicas y métodos que se utilizan para alcanzar el conocimiento. El vocablo ciencia proviene del latín “scientia” y significa: “Conocimiento”.
El concepto de método científico va cambiando gradualmente, a medida que el progreso de las ciencias se va acrisolando. Lo que antes era “el método científico” hoy ha cambiado a “Métodos Científicos”, y esto es porque poco a poco los científicos se están dando cuenta que los métodos de investigación no pueden ser rígidos, sino flexibles, y que no es igual investigar una reacción química que a un ser humano, por ejemplo. De esta forma, se han ido haciendo progresivamente divisiones y subdivisiones en cuanto a las diferentes ciencias que existen.
Sin entrar a valorar esas divisiones, lo que sería salirnos de la finalidad esencial de este artículo, nos vamos a quedar con la clasificación que hizo el epistemólogo alemán Rudolf Camp, que dividió a las ciencias como:
Formales: No tienen contenido concreto, como la lógica y la matemática.
Naturales: Su objeto de estudio es la naturaleza, por ejemplo la Biología, la Química o la Geología.
Sociales: Se ocupan de aspectos de la cultura y la sociedad, como la Historia, la Economía y la Psicología.
A medida que se han ido dividiendo las diferentes categorías científicas, han ido surgiendo diferentes métodos de investigación dependiendo de la modalidad de ciencia a la que nos referimos, aun así, los métodos científicos deben cumplir con varios requisitos, como reproducibilidad, es decir, la capacidad de repetir un experimento en cualquier lugar y por cualquier persona, y la falsabilidad, es decir, que una teoría podrá ser situada frete a pruebas que logren contradecirla.
Ante esto, cabe analizar, dentro del marco de los pasos dados por los investigadores iniciales, fundamentalmente por Kardec, cuales son las bases del conocimiento que ofrece el espiritismo y determinar si estos pasos se encuadran dentro del método considerado científico.
El primer paso es la observación. En todas las épocas de la humanidad han existido los fenómenos naturales, sin embargo, hay un momento en el que hombre se pregunta: -Esto que sucede así, ¿por qué sucede así? Es el proceso de la observación. Observar científicamente no significa solamente ver el fenómeno, mirarlo, contemplarlo. Es preciso preguntarnos las causas. Es lo que hicieron los primeros investigadores, a partir de los fenómenos de Hydesville que narramos anteriormente en este trabajo. Todos ellos se preguntaron la causa de estos fenómenos. ¿Por qué se producían? ¿Qué o quién los producía? ¿Cuál era la finalidad de los mismos? Y así una serie de preguntas sobre las que empezar a trabajar. Todas estas preguntas las podemos encontrar en las diferentes obras espíritas, y en concreto las podemos ver en la introducción del Libro de los Espíritus. Por lo tanto, el primer paso del método se cumple en relación al espiritismo.
El segundo paso es hacer una descripción detallada del fenómeno. En otras palabras, observarlo detenida y concienzudamente. Ver claramente cómo y de qué manera se produce, las diferentes modalidades en las que se presenta. A este respecto Allan Kardec hace acopio de un espíritu científico en su obra: El libro de los médiums. En esta obra encontramos la descripción detalla de las diferentes modalidades del fenómeno mediúmnico. La forma de clasificar los fenómenos de Kardec demuestra el método y la seriedad con que enfrentó su tarea de codificar el espiritismo.
Para clasificar los fenómenos, después de amplias observaciones, llegó a la conclusión que éstos se englobaban en dos grandes grupos. Los fenómenos físicos y los fenómenos inteligentes. Dentro de cada grupo, existían diversos tipos de fenómenos, por ejemplo, dentro de los fenómenos inteligentes encontramos la psicografía, psicofonía… Posteriormente la clasificación continuó, y se observó que cada modalidad presentaba diversos grados, encontrando dentro de la mediúmnidad de psicografía, por ejemplo, la que es intuitiva, semiconsciente y mecánica.
Pero ahí no acaba la clasificación. Kardec supo encontrar más características dentro del fenómeno a estudiar, es decir, la mediúmnidad, y vemos como dedica un capítulo del libro de los médiums llamado: “Médiums especiales” para continuar con su estudio metódico y profundamente científico de la mediúmnidad, llegando a catalogar 71 variedades diferentes dentro del fenómeno mediúmnico. Por lo tanto, el espiritismo cumple con el segundo paso del método científico.
Las hipótesis para explicar el fenómeno. Si vemos con atención el capítulo IV de la primera parte del libro de los médiums, podremos observar una descripción clara y detallada de todos los sistemas que existían hasta ese momento para explicar el fenómeno mediúmnico. Esos sistemas, no dejan de ser las diferentes hipótesis que iban surgiendo para intentar explicar el fenómeno. Por lo tanto el espiritismo no se forma en base a una idea preconcebida. El propio Kardec hace las reflexiones oportunas en relación a las hipótesis surgidas, comparándolas con los resultados obtenidos en la observación de los fenómenos mediúmnicos para descartar aquellas que no pueden explicar el fenómeno satisfactoriamente. Además, las compara entre si para ir descartando poco a poco aquellas que no responden satisfactoria mente a sus necesidades de investigación.
La experimentación controlada para comprobar las hipótesis. En este aspecto es donde más se critica que el espiritismo sea una ciencia, ya que la experimentación dentro del campo de la mediúmnidad no puede hacerse como si tratáramos con fenómenos físicos. Los fenómenos físicos responden a leyes mecánicas, que una vez conocidas son predecibles, por lo tanto, se puede anticipar el resultado a través de la aplicación de las leyes que intervienen en el proceso. En cuanto a la mediúmnidad, la investigación se hace con los espíritus, que son seres inteligentes, libres, que tienen una voluntad propia y podrán decidir en todo momento como actuar. Por lo tanto el método experimental clásico no podrá ser usado para comprobar y estudiar la mediúmnidad.
En la época actual, cuando nos encontramos en el año 2013, se ha superado el concepto clásico de ciencia, mediante el cual solo un método de experimentación era válido. Estamos en una verdadera revolución de ideas y conceptos, e infinidad de estudios científicos han abandonado el método clásico de la experimentación, suprimiéndolos por otros más acordes con los fenómenos observables.
Un ejemplo de ello son las ciencias sociales, cuyo objetivo, o al menos uno de los objetivos más importantes que tienen, es conseguir una mayor comprensión del ser humano como individuo y ser social.
Por ello, para realizar un estudio profundo del comportamiento humano, fue necesario crear diferentes espacios científicos donde trabajar independientemente sobre cada tema, y de este modo surgen la psicología, la antropología, la economía, la sociología…, las cuales estudian el comportamiento dentro de un contexto cultural. Se trata de realizar una observación imparcial y juntar datos que ayuden a entender el asunto y sacar conclusiones lo más objetivas posibles.
Por lo tanto se está haciendo una diferencia básica entre las ciencias exactas y las humanas. En las primeras, cada vez que quiere repetirse un evento para realizar su comprobación se puede hacer a través del método hipotético-deductivo, sin embargo, en las ciencias humanas es imposible repetir los fenómenos, porque los elementos que interfieren son sociales, temporales e inteligentes, y no pueden suceder de idéntica manera jamás. Esto hizo que las ciencias sociales desarrollasen un método científico distinto, que es el método cualitativo, en el cual se recogen datos de un entorno y se comparan con otros tomados en otra circunstancia o en otro entorno, para conseguir llegar a una conclusión certera de estadísticas sociales y culturales de un pueblo o conjunto de individuos.
Por ejemplo en antropología se aplica un método científico llamado “observación participante” cuyo creador fue Bronislaw Malinwski. Con dicho método consiguió entender cómo vivían los pueblos primitivos de las islas que se encuentran en Australia del norte. Este método consistía en observar lo máximo posible, participar en aquello que los colonos le permitían, discutir nuestras hipótesis y experiencias con todos los nativos que podamos. De esta forma se estaría poniendo en práctica un método científico dentro del campo de la antropología.
Por lo tanto, y con esto llego la conclusión que pretendía al extenderme dentro del campo de la experimentación, la ciencia es la metodología que permite acercarse al conocimiento a través de la realización de una determinada cantidad de pasos. El conjunto de estos pasos se denomina método y, de acuerdo al tipo de conocimiento que se quiera llegar, será necesario utilizar uno u otro método, según corresponda.
De esta forma, tratar científicamente con la mediúmnidad no puede ser una experimentación donde los fenómenos se repitan iguales si son iguales las condiciones en que se producen, ya que estos resultados variarán puesto que el objeto a estudio es un ser individual e inteligente, con un comportamiento propio que podrá decidir, en todo momento como actuar o incluso si desea hacerlo o no.
Pero esto no implica que el fenómeno no sea cuantificable, tanto en cantidad como en cualidad, y es lo que Kardec, junto con sus compañeros de la Sociedad de Estudios Espíritas de París realizó, para llegar al último paso del método científico, que no es otro que el de elaborar una serie de leyes universales que explican el fenómeno, como podemos observar en su trabajo: “El libro de los médiums”
Todo el libro es resultado de una profunda y detallada investigación del mundo espiritual.
No queremos extendernos más. El objetivo de este artículo no es mostrar los diferentes aspectos científicos del espiritismo, sino analizarlo en su parte científica y determinar que, como Kardec afirmó, él es una ciencia.
7- ASPECTO MORAL
Después de hablar de forma rápida de los aspectos filosófico y científico del espiritismo, pasemos al tercer aspecto, el que completa el triángulo doctrinario que ofrece el espiritismo. El aspecto Moral.
Abordar el aspecto moral del espiritismo desde una visión racional es muy importante, ya que la cuestión moral está muy vinculada al fenómeno religioso, pero no solo al fenómeno religioso, sino también al fenómeno social, cultural, psicológico y humano, por lo que la moral es un concepto mucho más amplio y profundo de lo que podríamos ver a primera vista.
Pasamos pues, a un análisis del significado del concepto “La Moral”, para intentar ubicarlo dentro del contexto de la doctrina espírita.
La moral son las reglas o normas que rigen la conducta ética de los seres humanos. Esta conducta debe estar en concordancia con el medio social, familiar e íntimo en el que el ser humano vive. Esa es la definición actual de La moral, aunque en un primer momento, y desde una visión etimológica, la palabra moral viene del latín “Mores”, que significa “Costumbres”. Las costumbres pueden ser buenas o malas, y cupo a la Filosofía moral, determinar qué costumbres, y en él último de los casos, que conductas se podían considerar buenas y cuales no lo eran, definiendo a las primeras como conducta moral y a las segundas como conducta inmoral. Si hablamos de amoral, estaríamos haciendo alusión a la conducta que dentro de una perspectiva moral fuera neutra.
Sobre este aspecto, el espiritismo tiene una definición bastante clara sobre lo que es la moral. En la pregunta 629 del libro de los espíritus, Kardec hace esta pregunta:
-¿Qué definición puede darse de la moral?
-La moral es la regla para portarse bien, es decir, la distinción entre el bien y el mal. Está fundada en la observación de la ley de Dios. El hombre se porta bien cuando todo lo hace con la mira y para el bien de todos, porque entonces observa la ley de Dios.
Los espíritus y Kardec definieron claramente la postura de la moral espírita. Ella se basa en la observación de la ley de Dios, y esa ley Divina que regula el comportamiento del hombre tiene por base el bien común, lo que sería, en otras palabras, el destierro del egoísmo.
Sin embargo, Kardec entendió muy bien las enormes dificultades que tiene el ser humano para portarse de acuerdo a una conducta ética y moral, y por eso mismo, continúa en el mismo capítulo del libro de los espíritus profundizando en el concepto del bien y el mal.
Gracias a los diálogos que por intermedio de la mediúmnidad tiene con los espíritus que acompañan y orientan sus trabajos, llega a la conclusión de que el ser humano tiene en sí mismo los elementos para distinguir el bien del mal, pero que muchas veces por orgullo puede confundirse a la hora de apreciar su comportamiento. Ante eso, pregunta a los espíritus la mejor manera de no equivocarse a la hora de apreciar el bien, y ellos le contestan claramente que si miramos lo que nos gustaría que nos hicieran a nosotros, y actuamos con los demás de la misma manera, no nos equivocaríamos jamás.
Pero ante esta cuestión, surge un problema, y es la moral delante de nosotros mismos. Kardec vuelve a preguntar a los espíritus, con otras palabras, que si miramos por los demás, en una acción que podría llamarse de solidaridad, puede que nos descuidáramos a nosotros mismos, ¿Dónde ubicar ahí la moral? Y los espíritus enseguida responden con una alusión física: Necesitamos comer para sobrevivir, la alimentación es una cosa necesaria, pero si comemos de más, nos indigestamos.
En esta clara respuesta la moral espírita se perfila con claridad meridiana, todos tenemos el deber de cuidarnos a nosotros mismos, pero eso no implica que nos olvidemos de los demás. La reciprocidad y la solidaridad son las bases de esa moral.
Una vez que se define la característica de una conducta moral, Allan Kardec hace un profundo análisis de las diferentes leyes morales que el espiritismo contempla, y de la misma forma que emplea un espíritu de clasificación y orden para la parte filosófica y científica del espiritismo, utiliza esa cualidad para definir y clasificar las leyes que rigen la conducta moral en base a la ley de Dios.
Ya hablamos de ello cuando hicimos referencia al aspecto filosófico del espiritismo, pero volveremos a insistir en el tema, a riesgo de ser repetitivos, debido a la importancia que tiene en el espiritismo el aspecto moral.
Las leyes morales, según la taxonomía de Allan Kardec, pueden dividirse en 10, y son las siguientes:
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Ley de Adoración
Es un deber estar agradecidos a aquellos que nos benefician, por lo mismo, la gratitud a Dios, que nos ha dado todo, es un deber moral del ser humano.
La palabra adorar tiene varios significados. Adorar sería amar mucho a… Desde el punto de vista religioso, adorar significa rendir culto.
¿Cuál de estas dos posturas contempla el espiritismo delante de Dios? Como sabemos, el espiritismo es una doctrina racional que busca el fondo por encima de la forma, por lo tanto, el culto que rendimos a Dios no es en ningún momento un culto ceremonial ni litúrgico. El culto, desde la visión espírita, es el amor, consecuente del agradecimiento, que debemos sentir hacia Dios. Solo desde esta visión podemos entender la adoración a Dios, como un acto de reconocimiento y agradecimiento íntimo hacia él.
La adoración externa, para el espiritismo, nada significa, y si tiene algún valor, es cuando está acompañada por el pensamiento.
De la Adoración llegamos a la oración, que en el espiritismo tiene un significado profundo y totalmente ajeno al concepto de rezo. Orar es elevar el pensamiento a Dios o a los buenos espíritus en un acto de recogimiento y sinceridad, y nunca una acción repetitiva de un texto supuestamente sagrado. De esta forma, la oración encuentra cabida en el alma, pues está acompañada por el sentimiento.
Sobre esto, escribía Amalia Domingo Soler, y con sus palabras terminamos esta ley:
Para rogar al eterno,
yo no encuentro necesario,
entrar en un santuario,
que la costumbre fijó.
Cuando el alma dolorida
no encuentra a su mal consuelo,
le basta mirar al cielo,
¿Hay templo más grande? – ¡No!
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Ley del trabajo:
El trabajo es la forma de conseguir algo. Solo por intermedio del trabajo es que llegaremos a conquistar las cualidades de los espíritus puros. Para el espiritismo el trabajo no es un castigo impuesto por Dios a los hombres como algunas religiones presentan, sino una herramienta para el crecimiento y el desarrollo humano, tanto a nivel individual como a nivel colectivo.
Para el espiritismo es una ley moral, porque todos somos responsables delante de la vida de lo que hacemos, y la pereza es un mal para nosotros mismos, ya que si nos acomodamos a ver la vida pasar, sin una acción clara en nuestro progreso y en el progreso colectivo, la propia inacción será nuestro propio castigo pues serán atrofiadas nuestras cualidades por falta de uso. Por lo tanto, el trabajo se constituye una bendición de Dios.
Pero si tenemos la obligación de trabajar, tanto físicamente como moralmente, también tenemos el derecho al descanso. El hombre tiene que buscar el equilibrio entre ambos para aprovechar su existencia.
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Ley de Reproducción
Aquí hace el espiritismo un análisis de la necesidad de la reproducción para la perpetuidad de la especie. Es por lo tanto una ley natural. Desde esta perspectiva, ya en el año 1857, el espiritismo habla con total naturalidad de la sexualidad, en una época donde las religiones eran profundamente castradoras en materia de sexo. A este respecto, Kardec hace mención sobre el celibato y la importancia de este en el progreso moral del hombre, a lo que los espíritus contestan que nada tiene de meritorio, y que si se hace por egoísmo no solo no es meritorio, sino que es perjudicial. Aún así, establece que el abuso de las facultades sexuales conlleva graves problemas para el ser humano, y establece la monogamia como condición natural de los hombres y las mujeres.
En cuanto a la responsabilidad delante de la vida, cada uno será responsable por el mal que haga y por el bien que haya dejado de hacer, por lo tanto, aborda la cuestión del control de la natalidad, bajo la base de que el ser humano puede tener el control de dicha natalidad, siempre que ese control esté reglamentado por la necesidad y no por el egoísmo.
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Ley de Conservación.
Sobre esta ley, el espiritismo manifiesta que todos tenemos el instinto de conservación. Es por lo tanto una tendencia natural luchar por nuestra propia vida. La tierra provee de lo necesario para todos los hombres, pero el egoísmo, la ambición y la falta de solidaridad hacen que mientras unos viven en la abundancia, muchos mueran en la miseria. Esto es obra del hombre y solo él mismo puede solucionarlo. La educación sobre este aspecto es muy importante para el espiritismo.
En cuanto al goce de los bienes materiales, el espiritismo establece que todos tenemos derecho de buscar el bienestar, pero cuando ese goce se vuelve vicio, estamos atentando a la ley del equilibrio, y como consecuencia generamos un desequilibrio social e íntimo. Saber superar las pasiones y las tentaciones, en la búsqueda de nuestro perfeccionamiento moral, dando más importancia a las emociones que a las sensaciones, es síntoma de madurez espiritual. Por otro lado, la comprensión exacta de lo que es necesario y lo que no lo es no deja de ser una asignatura pendiente para todo ser humano.
En cuanto a las privaciones voluntarias o autocastigos impuestos por sentimientos de culpa, no tienen ningún valor moral y por lo tanto no son necesarias. Solo la práctica del bien y el deseo de ayudar a los demás constituye un elemento real de progreso.
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Ley de destrucción:
Puede parecer, y de hecho lo hace, que la ley de destrucción no cabe dentro de las leyes morales. Cuando hablamos de destrucción, nos viene a la mente imágenes relacionadas con guerras, terremotos, catástrofes etc.
Lo cierto es que la destrucción hace parte de la vida, y bien vista, es un proceso de reforma, de progreso y de crecimiento. Actualmente, en las ciencias de la educación se habla de un concepto muy interesante, que es desaprender. Este concepto implica la “destrucción” de nuestros paradigmas para la adquisición de otros nuevos. Por lo tanto la destrucción bien vista contribuye al progreso de la humanidad.
Es necesario, tanto material como espiritualmente la destrucción, vista desde una óptica de renovación para la construcción de cosas nuevas, generalmente mejores que las antiguas. Por lo tanto, la destrucción como tal es neutra.
Pero, ¿Cuál ha de ser nuestro comportamiento de cara a esa realidad?
Para el espiritismo hay dos tipos de destrucción. La que viene de forma natural, y que hace parte de una planificación superior, -como sería, por ejemplo, la renovación de las culturas-, y otra que es originada por el orgullo y el egoísmo del hombre.
La primera es ajena a su voluntad y por lo tanto debe adaptarse a ella. De nada vale negarnos a aceptar las fuerzas inconmensurables de la naturaleza, ellas están ahí presentes y lo estarán siempre, pero podemos paliar sus efectos si aprendemos de ellas, si organizamos nuestras vidas en la prudencia, el equilibrio y la rectitud. De esta forma, conseguimos extraer algo positivo de esa ley natural, y gracias a ella, conseguimos evolucionar rápidamente.
En cuanto a la segunda, las que son originadas por nosotros mismos, el progreso moral, a nivel individual y social, se irá encargando de desterrarlas. Las guerras, los asesinatos, la polución, la falta de sensibilidad con las personas carentes, y un larguísimo etc., hacen parte de los asuntos pendientes de solucionar por el ser humano. La propuesta espírita es una propuesta de responsabilidad ante nosotros, la sociedad, la naturaleza, aprendiendo a respetarnos, a respetar al prójimo y cuidar el medio ambiente
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Ley de sociedad
Todos somos seres gregarios. Todos pertenecemos a una sociedad de la que necesitamos, y a la que tenemos el deber de contribuir. El espiritismo considera que la vida en sociedad es profundamente necesaria para el progreso del individuo y de los pueblos, por eso establece la necesidad de vivir en sociedad, participando de la cultura de nuestra época y aportando nuestro granito de arena a la evolución social.
En relación a la ley moral del hombre delante de la sociedad, el espiritismo nos invita a contribuir con nuestro trabajo, no solamente con el remunerado, sino también con nuestro aporte solidario. Por eso para el espiritismo la vida en aislamiento no es un mérito moral, porque si es verdad que no se hace nada malo, tampoco se realiza el bien. La familia es, por lo tanto, valorada por el espiritismo como el primer núcleo social y en el que nuestros deberes de gregarios están presentes.
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Ley del progreso
La ley de progreso es una ley natural a la que todos estamos subordinados. Por más que nos empeñemos en no progresar, la evolución hace parte de nuestra vida. El hecho de vivir ya genera progreso en nosotros pues nos otorga experiencia, aunque momentáneamente pueda dar la sensación que las experiencias son perturbadoras, estas a la larga nos enseñaran, pues aprenderemos como no debemos comportarnos.
Se cuenta de Edison, cuando buscaba afanoso como conseguir la luz eléctrica, hizo múltiples intentos sin ningún resultado. Cuando un ayudante le sugirió que abandonaran el proyecto, ya que habían realizado mil intentos sin conseguir nada, Edison le dijo: -Hemos conseguido algo, ya sabemos mil formas de cómo no se hace.
Por eso el espiritismo no se preocupa en hacer proselitismo, no está interesado en discusiones sin freno por la supremacía de los ideales. Para el espiritismo el campo de trabajo es ofrecer al hombre la doctrina que enseña, para que él mismo la estudie y analice, y si no le convence que continúe buscando hasta que encuentre algo que le satisfaga. Esto es así, porque sabemos que todo aquello que es verdad, que corresponde con una realidad natural, podrá ser censurado, podrá ser perseguido o incluso borrado, pero tarde o temprano se impondrá, y por eso mismo, se podrá adornar de la mejor forma posible una mentira, pero tarde o temprano la fuerza del progreso la rechazará de las conquistas del conocimiento.
Pero eso no significa que haya que quedarnos quietos esperando que el progreso llegue, ya que aunque es una ley natural, todos nosotros podemos contribuir para acelerarlo o retrasarlo, y que obviamente somos responsables de nuestro comportamiento delante de esa fuerza de crecimiento.
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Ley de Igualdad
Muy interesante es la propuesta espírita en cuanto a la igualdad. Por un lado comienza estableciendo una igualdad delante de Dios. Para Dios todos somos iguales, no ha dado a uno nada que no lo haya dado al otro. Pero si esto es así, ¿Cómo explicar las diferencias que hay entre los seres humanos? ¿Por qué hay los que desarrollan la inteligencia hasta límites inimaginables, mientras otros son incapaces de aprender las nociones básicas? ¿No estaría esto en contra de la ley de igualdad?
Ante esto, debemos considerar que si miramos el hombre en relación a una única vida, efectivamente debemos considerar que la igualdad natural no existe. Pero sabiendo como sabemos que el espíritu es inmortal, y que reencarna tantas veces como sean necesarias para ir cumpliendo su progreso, la igualdad se comprende de forma factible. Las diferentes aptitudes y actitudes corresponden a diferentes grados de progreso conseguido en el largo y lento camino de la evolución.
En cuanto a las desigualdades sociales, ellas son resultado de dos factores, de la desigualdad de aptitudes, y del orgullo y del egoísmo humano. Al tener distinto nivel de evolución, es lógico que no exista una igualdad social absoluta, pero esto no implica las profundas y desgarradoras desigualdades sociales, económicas, educacionales y culturales que existen en la actualidad, y que solo se pueden imputar al propio ser humano. El espiritismo condena, pues, esas diferencias y los abusos sociales que existen por doquier, e invita a los hombres a la práctica de la fraternidad, la solidaridad y la tolerancia, tanto entre individuos como entre naciones y pueblos.
Pero el espiritismo va a más. En el año 1857 Kardec establece la igualdad social del hombre y de la mujer, y ante la diferencia del organismo fisiológico y anatómico de hombres y mujeres, el espiritismo proclama que esa diferencias solo hace parte en relación a la vida material, pero que a nivel espiritual esa diferencia no existe, ya que un espíritu puede reencarnar siendo hombre o mujer indistintamente y dependiendo de las experiencias que deba aprender. Establece que la diferencia del organismo somático hace que las aptitudes puedan ser distintas, pero que en ningún caso debe haber una supremacía de un sexo sobre otro, alentando a la necesidad de la emancipación de la mujer como un referente del progreso de una civilización.
Por último establece la igualdad ante la muerte, delante de la cual, todos recibiremos de acuerdo con nuestras obras, sin ser tenidas en cuenta posiciones sociales, religiosas, culturales, intelectuales… sino la forma de comportarnos en la vida.
Por lo tanto, respetar al otro como igual nuestro hace parte de la estructura moral del espiritismo.
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Ley de libertad.
¿Qué sería de la humanidad sin la libertad? Ella ha constituido, sin lugar a dudas, uno de los avances más grandes en la sociedad actual. Hoy se reconoce el derecho a ser libre de todos los hombres.
Sin embargo, ¿la libertad que tenemos es absoluta?
A este respecto el espiritismo nos dice que no, puesto que en el momento que estamos con otras personas, existen unos derechos que debemos respetar. Por eso mismo, nuestra libertad acaba donde empieza la libertad de los demás.
¿Qué quiere decir esto? Que es verdad que somos libres, y que debemos sentirnos libres, pero que no podemos hacer uso de esa libertad para dañar a los demás, ya que de lo contrario la vida se tornaría imposible y las relaciones humanas de basarían en la ley del más fuerte, que al final de cuentas, es quien tendría la libertad.
Por lo tanto, el espiritismo es claro a este respecto, y nos propone que si es verdad que somos libres para actuar, somos en todo momento, responsables de lo que hacemos, y habremos de acatar las consecuencias.
En cuanto a la libertad de pensamiento y de conciencia, el espiritismo establece que es un derecho, y nadie puede en sana lógica, atentar en contra de la libertad de pensamiento de otro ser humano.
Por lo tanto, el espiritismo condena claramente la esclavitud, no solo la esclavitud física que ya es poco frecuente, al menos con las características atroces de siglos pasados, sino también la esclavitud moral y psicológica, exhortándonos al respeto profundo a los demás.
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Ley de Justicia, Amor y Caridad
Llegando a este punto, tenemos una visión retrospectiva y rápida de las bases morales del espiritismo, pero aún así, falta la más importante. La ley de Justicia, Amor y Caridad.
Para el espiritismo el cumplimiento de esta ley lleva implícito el cumplimiento del resto, porque –por ejemplo- no podremos ser justos sin tener un sentimiento de igualdad y sin respetar la libertad de los demás. Si amamos, estaremos cumpliendo las demás leyes morales. Por eso mismo, el espiritismo potencia el amor y la caridad como las dos virtudes que más nos aproximan a la perfección.
Hemos hecho un repaso de las leyes morales para establecer que la moral que presenta el espiritismo no es una moral imprecisa, donde abundan las palabras y no los conceptos claros. Como hemos podido ver, Kardec y los espíritus que guiaron sus trabajos ofrecieron una moral activa, que no se queda en la forma, en la liturgia o en los rituales. Que no busca aparentar sino ser, porque la apariencia podrá engañar al resto pero no enriquecer a quien la usa. Es espiritismo aborda las cuestiones íntimas y de relacionamiento con las demás personas, y en base a eso, establece una conducta ética, que nunca podrá ser impuesta a nadie, ya que solo mediante la comprensión y el sentimiento, podremos actuar en nuestra renovación interior hacia mejor.
Una vez que Kardec comprende la visión profunda del espiritismo y logra sacar del fenómeno mediúmnico la estructura doctrinaria, filosófica y moral que constituyen el espiritismo, hace una pregunta profundamente relevante:
Pregunta 625 del libro de los espíritus:
-¿Cuál es el tipo más perfecto que Dios ha enviado al hombre para servirle de modelo y guía?
-Contemplar a Jesús.
Así pues, y según la enseñanza de los espíritus, Kardec hace un estudio profundo de Jesús a través de los evangelios, y de ese estudio y bajo la orientación de los espíritus, publica el tercer libro de la Codificación, que es el Evangelio según el Espiritismo.
Encontramos, en el Evangelio según el espiritismo, un desarrollo de la moral que el espiritismo presenta. ¿Pero en qué consiste esa moral? ¿Para qué un nuevo libro si ya existían los evangelios originales? ¿Si la moral de los evangelios era la misma que la del espiritismo, porqué el evangelio según el espiritismo si ya existían los otros?
El propio Kardec responde a esas preguntas. Es verdad que la moral genuina de Jesús se encuentra en los evangelios, pero por la época en la que Jesús habló, no pudo decir todo y lo que dijo hubo de hacerlo por parábolas, era necesario ofrecer una explicación a esas enseñanzas morales, adaptarlas a la época actual y aplicarlas a las diferentes circunstancias de la vida para que ellas pudiesen ser comprendidas por todos.
Así pues, el espiritismo bebe de las fuentes de los evangelios para extraer su esencia, y mostrarnos una moral sin subterfugios, sin ambigüedades y coherente con las enseñanzas de los espíritus. El Evangelio según el Espiritismo es un libro admirable, un libro de consulta diaria, que nos ayuda en nuestro crecimiento moral y espiritual, y que ofrece las enseñanzas de Jesús bajo la visión de la óptica espírita.
Ahora bien, y entramos aquí en un tema caliente sobre el que no voy a extenderme, ¿puede ser considerado el espiritismo una religión? ¿No presenta una moral basada en las enseñanzas de Jesús de Nazaret?
Ante esto, no voy a intentar justificar mi opinión al respecto, pues se ha escrito mucho sobre este tema. Pero considerando las características generales de las religiones, creo poder afirmar, con un profundo respeto hacia los que ven el asunto de otra manera, que el espiritismo no puede verse como una religión, pues la noción de culto, ritual, iglesia, sacerdote, jerarquía institucionalizada, dogma etc., tan común en todas las religiones, no está presente en el espiritismo, que es una filosofía que toma la moral que enseña Jesús para ofrecernos un derrotero de vida, y la presenta de una forma racional, analítica y libre de liturgias, sacramentos y confesiones de fe, tal y como la presentó el propio Jesús en su lúcida conversación con la mujer Samaritana.
8- CONCLUSIÓN
Como hemos podido ver a lo largo de este trabajo, el espiritismo representa una filosofía con una base científica y unas consecuencias morales. No era la finalidad de este artículo explicar todo lo que abarca la doctrina espírita, ya que para ello sería necesario un espacio mucho más amplio que el que hemos utilizado. Muchos temas han quedado sin mencionar, pero creemos que hemos cumplido con el objetivo que nos pusimos al realizar este trabajo, que era el presentar lo que es el espiritismo, para definitivamente, llegar a las conclusiones de lo que no es.
Como dijimos, el espiritismo no es nada de lo que la ignorancia y la superstición le atribuye. Es verdad que la imagen que se tiene del espiritismo en los medios sociales es muy distinta de lo que en realidad es. Las causas ya las hablamos y no las reiteraremos, pero creemos que era un deber moral realizar un pequeño y humilde trabajo de síntesis como este para publicarlo en nuestra Web, con la finalidad de ofrecer al lector que así lo deseara, una visión objetiva del espiritismo.
Como dijimos, no pretendemos convencer a nadie. El mismo espiritismo tiene como punto capital de su doctrina el análisis y la argumentación lógica de todo, invitándonos a la aceptación de aquello que se adecue a nuestro raciocinio. Pedimos si, una apertura mental en las ideas, libre de los preconceptos sociales, en la certeza que solo mediante una postura analítica y no acrítica, sino basada en la imparcialidad, la humanidad caminará rumbo al conocimiento de nuestra verdadera naturaleza.
torresfernandez73@gmail.com
1 Doctrina es un conjunto de enseñanzas, principios o posiciones basadas en un sistema de principios o conocimientos.
-Se llama doctrina, a un conjunto de enseñanzas, instrucciones, postulados y opiniones que se poseen he imparten al respecto de un determinado tema, ya sea político, social, religioso, filosófico, científico o de diversa índole. Es en este contesto en el que se encuentra la definición de la palabra doctrina vinculada al espiritismo. Así pues, el empleo de término Doctrina Espírita, hace alusión al conjunto de enseñanzas de que se compone el espiritismo, y como ese conjunto de enseñanzas está basado en el razonamiento, el análisis de los fenómenos mediúmnicos y las enseñanzas dadas por los espíritus, sería correcto clasificar al espiritismo como una doctrina filosófica, científica y ético moral. (Nota del autor)
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Enviado por: | Juan José Torres |
Idioma: | castellano |
País: | España |