Roma La escultura romana: el retrato y el relieve histórico.
El arte escultórico romano, a semejanza del griego, posee un carácter antropocéntrico, pues su centro sigue siendo el hombre. Pero a diferencia del artista griego, el romano busca plasmar los rasgos físicos de una persona determinada. Frente a la belleza ideal de Grecia, Roma se centró en un realismo práctico, que llevó a dos grandes temáticas de la escultura: el retrato y los relieves históricos.
Aunque la temática diferencia con claridad a Roma de Grecia, en cuanto a la técnica empleada sucede lo contrario. Los escultores romanos heredaron las técnicas helenísticas presentes en Grecia. Las proporciones ideales y el delicado tratamiento de los paños siguieron presentes aunque de una manera más realista. A Roma le interesaban los servicios prestados, no la belleza.
En cuanto al retrato, eran dos los tipos de obras escultóricas básicas en Roma: uno de carácter público, al servicio del Estado y del poder y otro destinado a las grandes familias, de naturaleza funeraria (imagines maiorum).
En el caso de que fuera el Estado el que encargaba las esculturas, se empleaban modelos de retrato que representaban la importancia que para el Estado tuviera el personaje en cuestión. Surgieron así los retratos togados, que representaban a los cónsules y emperadores en su actividad como legisladores del Imperio. Si la escultura se dedicaba a los triunfos militares de los emperadores, estos se representaban, bien montados a caballo o bien al frente de sus tropas. Surgieron así, las denominadas esculturas ecuestres y las esculturas militares.
Si eran particulares los que encargaban la escultura, la finalidad cambiaba. Las familias buscaban guardar para la posterioridad un retrato que guardaba sus rasgos. Surgieron así los bustos y los retratos de familia, que mantenían la tradición funeraria de conservar las máscaras de los antepasados.
El cliente no solo condicionaba el tipo de retrato sino que el material empleado. Así, si era una escultura honorífica que se instalaría en un lugar público, su utilizaba el bronce y el mármol quedó relegado a los retratos encargados por particulares.
El relieve histórico siguió la misma línea que el retrato, aunque su objetivo no fue plasmar los rasgos de una persona sino narrar los hechos ocurridos en un momento crucial de la historia de Roma. La diferencia fundamental entre los relieves griegos y los romanos, fue la evolución negativa de la técnica romana, hasta convertir los rostros en máscaras inexpresivas que repetían una y otra vez el mismo modelo y el deterioro de la proporción de las figuras y de la factura de los paños. Por último, la técnica empleada en los relieves para dar mayor profundización también empezó a degradarse hasta perderse por completo.