Educación y Pedagogía
Escuela como institución cerrada
La escuela como institución cerrada
La relación escuela - comunidad ha sido seleccionado como una de
las líneas de trabajo a seguir.
Esa selección se basa en la apreciación de que muchas de nuestras escuelas
mantienen, a veces, vínculos débiles, poco eficaces con la comunidad de la que
forman parte y que requieren, por eso mismo, ser repensados y mejorados en el
marco de la planificación institucional. Debe quedar claro, como premisa básica
para todo lo que decimos que la relación sostenida, profunda y provechosa con
la comunidad no es una elección aleatoria que pueda hacerse desde la escuela
sino que hace a su razón de ser y, en definitiva, tanto como el hecho de educar,
no puede estar ausente. Esa relación es cada vez más un requisito para cumpla
con el rol que socialmente se le ha asignado.
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Qué se entiende por comunidad
Es habitual oír hablar entre los educadores de "comunidad". Nadie pone en
duda la importancia y necesidad de una estrecha vinculación entre la escuela y
la comunidad local. Esta idea está presente en todos los discursos educativos,
se considera como una tarea más que las escuelas deben desarrollar y que, en
muchos casos, asumen, aunque a veces ni siquiera se parte de una reflexión
seria -personal o grupal- sobre qué se entiende por comunidad y cuál debería
ser el sentido de ese vínculo. Es posible, inclusive, que coexistan en una misma
institución distintas definiciones de la relación entre la escuela y su comunidad o,incluso, discursos que se contradicen con las acciones.
En este contexto entenderemos por “comunidad” al conjunto de la población que habita en la misma localidad en la que está ubicada la escuela. Es decir, los
pobladores de la vecindad. Como algunas escuelas prestan servicios a
comunidades vecinas -sea porque reciben alumnos de esas localidades o
porque realizan en ellas algún trabajo de extensión- la comunidad, en esos
casos, puede ampliarse e incluir a las poblaciones de esas localidades.
Con certeza, este conjunto de personas será muy heterogéneo en varios
aspectos, puesto que incluirá a productores agropecuarios que trabajan con
escasos recursos, propietarios de grandes extensiones de tierra, empresarios
agrícolas o ganaderos, industriales, comerciantes, peones de campo, obreros y
empleados, amas de casa, maestros, estudiantes, etc. Esta complejidad puede
multiplicarse aún más si la unidad educativa está localizada en la periferia de un
centro urbano.
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En todo caso, se trata de personas y grupos con algunos
intereses comunes y otros diferentes y, en algunos casos, hasta opuestos.
Algunos autores, en la búsqueda de definiciones más operativas, se refieren a
los intereses comunes como elemento que define una comunidad. En este
sentido, los elementos que hasta aquí hemos considerado -el espacio en el que
transcurre la vida cotidiana de las personas y las interacciones que se dan entre
ellas en función de sus intereses- serían insuficientes para decir que existe una
comunidad. Otros autores prefieren hablar en este caso de grupos estratégicos
dentro de la misma comunidad local.
En realidad, en el proceso de vida cotidiana que transcurre en el mismo
escenario geográfico, las personas entran en relación en procura de satisfacer
sus necesidades y se organizan de determinada manera para lograrlo. Sin
embargo, no todas las formas de organización implican solidaridad e intereses
comunes.
Puede ser que los intereses de un grupo no coincidan necesariamente con los
de otros grupos que viven en el mismo espacio geográfico y con los que
interactúan cotidianamente. Es claro que pueden descubrirse intereses comunes
pero en general serán intereses en los que los diferentes grupos que componen
esa comunidad van a tener posiciones específicas relativas. Esto es así en tanto
toda comunidad es siempre espacio de consensos y de conflictos.
Comprender esto en la vida de las comunidades es fundamental para generar proyectos comunitarios.
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Por su parte, cuando se habla de “comunidad educativa” se hace referencia a
todas las personas que componen la unidad educativa: docentes, directivos,
alumnos, padres de alumnos y personal no docente.
De esto se deduce que hay actores que pertenecen a ambas "comunidades" y
otros que no. En el caso de que los padres sean miembros de la comunidad
local, la escuela puede a través de ellos, encontrar un canal privilegiado para
vincularse con ella.
La escuela y su contexto local
La relación entre escuela y comunidad puede concebirse también como un
intercambio entre la institución educativa y su contexto. En rigor, la institución se
explica -es decir, adquiere significación- en relación con el medio social en el que
actúa. Ese medio condiciona, facilitando o dificultando, su accionar cotidiano. En
la escuela el contexto está presente en todo momento: demandas de los padres,
apoyos de grupos o instituciones locales, conflictos, etc. Todo esto puede llevar
a la escuela a modificar, deliberadamente o no, sus cursos y estilos de acción.
El contexto está en permanente transformación -en movimiento-, lo que produce
cambios en las condiciones generales de desempeño y en las demandas y
exigencias que se le plantean a las instituciones. La escuela, para mantener su
vigencia como institución, está obligada a procesar esos cambios. Este es un
desafío que enfrenta cotidianamente.
Podría analizarse a cada institución como ocupando una parcela del terreno
social que establece un cerco material y simbólico que la delimita y actúa como
continente y membrana que regula los intercambios con el "exterior".
4
Este cerco adquiere características diferentes según la institución, lo que permite determinar el grado de apertura o permeabilidad de una institución determinada.
Una institución puede ser más o menos abierta o cerrada de acuerdo con el
tratamiento que dé a las características y problemas de su contexto.
Cuando se dice aquí “tratamiento” no se hace referencia meramente a una consideración analítica, sino a la forma de procesar las cuestiones contextuales y reaccionar ante ellas.
En realidad las expresiones “institución abierta”/”institución cerrada”
definen una escala de posibilidades de interacción de la institución con su
contexto. Ambas expresiones se refieren a situaciones extremas que no es
posible encontrar en la realidad: una institución totalmente cerrada está
totalmente vacía de sentido o una institución totalmente abierta se diluye.
A medida que la institución va acercándose al extremo "institución cerrada", se
convierte en una fortaleza amurallada para defenderse de las transformaciones
del contexto, queda expuesta a la soledad, al desprestigio y va vaciándose. Amedida que va aproximándose al otro extremo se hace muy permeable y pierde
su especificidad, sus características se diluyen y se confunde con otras
instituciones.
En rigor, toda institución tiene necesariamente algún tipo de vinculación con su
contexto. Puede, en algunos casos, constituirse en una relación que aporte poco
y nada al enriquecimiento de la escuela ni al de la comunidad local. Pero la
escuela no puede dejar de “estar” en su contexto, aun cuando la "forma de estar
en él" sea desconociéndolo, dándole la espalda.4
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La relación de la escuela con su contexto debería atravesar toda la actividad
institucional y comprometer a todos los actores de la comunidad educativa. Cada
uno, desde la actividad particular que realiza, definida en función de su
contribución a la tarea institucional específica, se vincula con el contexto. Las
formas concretas de los diferentes actores de relación con la comunidad,
configuran el estilo institucional de esa relación.5
El siguiente cuadro tomado del libro “Las Instituciones Escolares Cara y Ceca”
presenta de un modo sencillo los tipos de estilos institucionales en cuanto a su
grado de apertura respecto de la comunidad y sus posibles consecuencias.
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4 Los alumnos y padres son una expresión de la comunidad local en la escuela, aunque
muchas veces ésta no se interese por conocer y comprender su cultura y sólo se preocupe por
"aplicarles " los programas oficiales.
5 Si entre los actores institucionales algunos valoran la cultura local y otros la rechazan o
desconocen, muy posiblemente la escuela asuma una actitud ambigua, no clara y difícil de leer
desde la comunidad. Esto hará estéril el esfuerzo de los actores de la comunidad educativa y
de la comunidad local para estrechar sus vínculos.
Otro ejemplo interesante es el de las escuelas que constituyen un equipo interno al que le
encargan la responsabilidad total de la relación con la comunidad local. En este caso es como si
se creara un patio o un vestíbulo, más allá del cual la comunidad local no puede pasar. Este
espacio de interacción "permitido" se traduce también en definiciones de cuestiones en las que la
población local puede interferir, cosas que puede hacer, asuntos de los que puede hablar y ser
escuchada, y otras cosas que no le están permitidas.
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Instituciones | Características de la institución | Rasgos de la conducción hacia el entorno | Riesgos o consecuencias |
C E R R A D A | La institución está replegada sobre sí misma. La relación con el medio, si la hay, es un subproducto. Es poco o nada sensible a las demandas y expectativas del medio. La institución pretende actuar en el medio sin ser influida por él. | Inaccesibilidad y exclusión; la distancia con el medio es el rasgo distintivo; Mantiene sólo circuitos de circulación internos sin feed-back con el entorno. Desconoce a los usuarios, su vínculo con ellos no contempla la noción de pertenencia ni la de participación. | Inadaptación Disfunción Pérdida de prestigio Autonomización exagerada de lo social. Desconocimiento de los contratos fundacionales Redefinición de los contratos obstaculizada. EN CASOS EXTREMOS LA INSTITUCION MUERE POR ENCIERRO. |
A B I E R T A | La institución regula su acción en una negociación permanente en la que redefine y explicita los términos del intercambio; La relación con el medio es uno de los aspectos que se incluyen en el proyecto institucional; Canaliza las demandas compatibilizándolas con sus actividades sustantivas; Asegura el establecimiento de intercambios permanentes y recíprocos. | Asocia al medio a su funcionamiento mediante la puesta en marcha de mecanismos de participación Siempre discrimina el sentido, objeto y carácter de la participación; Su preocupación articula: participación, actividades sustantivas y comunidad. | Adaptación. Renovación. Aprovechamiento de recursos. Reconocimiento de contratos fundacionales. Redefinición de los términos del contrato fundacional. EN CASOS EXTREMOS LA INSTITUCION DESAPARECE POR DILUCION. |
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Sectores sociales y demandas
De hecho, al relacionarse con su contexto, la unidad educativa "decide" -de un
modo explícito o no- privilegiar el trabajo con determinados sectores o grupos de
esa población. Es decir, atiende más a unos y, como consecuencia, desatiende a
otros. Es importante tener conciencia de esa opción porque consideramos a la acción educativa como un acto intencional. Si no fuera así, no sería posible
hacer una evaluación de las estrategias que la institución educativa desarrolla
respecto a la vinculación con la comunidad.
Puede suceder que la escuela no se haya planteado esta cuestión hasta el
momento en que un nuevo equipo directivo o un grupo de personas, o una
propuesta de evaluación institucional quiera conocer a qué sectores de la
comunidad ha servido la escuela hasta ese momento.
Es importante, entonces, que la escuela tenga en cuenta que las necesidades
sentidas como tales por los grupos de la población con los que trabaja pueden
no corresponder con lo que los miembros de la unidad educativa consideran
como los problemas más urgentes a tratar. Algunos sectores de la comunidad
demandan cosas que aparentemente no contribuirían a aliviar sus dificultades.
Dicho de otra manera, no parece haber demanda en relación con aquello que la
escuela considera las necesidades más urgentes de la comunidad. En este
caso, la demanda implica tener conciencia de la necesidad, aunque no se haya
identificado todavía claramente quién pueda satisfacerla. Puede inclusive
suceder que las demandas de la comunidad se presenten como globales, sin
que se haya desarrollado y formulado su dimensión educativa.
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No se trata de atender las demandas de todo tipo que recaen en la escuela, sino
de dilucidar claramente cuáles pueden ser atendidas considerando la función
específica de una institución educativa como institución de la comunidad. La
escuela debe cooperar con los grupos comunitarios en la identificación y
formulación de las acciones educativas necesarias para la satisfacción de sus
demandas, generando espacios de intercambio e interacción entre escuela y
contexto que respeten la especificidad de la escuela y le permitan aportar a la
construcción de futuros deseables para determinados grupos o sectores
sociales.
Hablar de futuros deseables para la comunidad y para la escuela implica
encontrar un punto de encuentro en la intencionalidad política de ambas
comunidades o de algunos de sus grupos internos, a partir del cual puedan
trabajar juntas. Y aquí la pregunta clave que debe formularse la escuela es cómo
se concibe a sí misma y, en función de ello, a qué proyecto sociocomunitario
debe aportar.
Esto se debe traducir en una propuesta de cambios en las formas de sentir,
pensar y actuar en la realidad social local y a partir de ella. Esta es la respuesta
que la escuela debería buscar para programar, desde su función educativa
específica, las formas de cooperar con la comunidad en su proceso de
desarrollo.8
La relación escuela/comunidad en el proyecto institucional
Es posible, aunque más no sea de un modo analítico, diferenciar dos modos o
dos ámbitos de relación escuela/comunidad. Uno de ellos se da cuando la
9
comunidad colabora con la propia tarea educativa de la escuela; el otro, cuando
la escuela colabora con la realización del proyecto de la comunidad o del de
alguno de sus grupos internos. En la práctica estos dos modos de relación están estrechamente unidos, aunque pueda predominar en algunos casos alguno de ellos.
Si se trata de una escuela media común, es posible que predomine la forma de
vinculación en la que la comunidad colabora con la tarea de la escuela, sea
activamente o como referente para la definición de la tarea educativa en ese
contexto específico. En el caso de la escuela agrotécnica, ubicada en un medio
en el que predomina el trabajo agropecuario, estas dos formas de relación deben ser por lo menos iguales en intensidad y hasta (se podría afirmar) con un ciertopredominio de la segunda, en la cual la escuela coopera -desde su especial enfoque educativo- con la concreción del proyecto comunitario.
El proyecto institucional debe incluir un modo de regular esos intercambios,
procurando asegurar que enriquezcan a la escuela y a la comunidad local,
resguardando que se garantice el cumplimiento de sus tareas específicas. 9
La atención de las demandas de la comunidad debe ser integral, es decir, debe
contemplar sus dimensiones económica, social, política y cultural. A fin de que
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8 De acuerdo a la concepción de proyecto sociocomunitario de la que se parte, una escuela
podrá definir la necesidad que los productores locales tomen conciencia de su contribución a la
riqueza y al poder político en el orden local, regional y nacional, que aprendan a utilizar otras
tecnologías, a gestionar de una manera más eficiente su producción, a buscar y utilizar
informaciones, a diseñar nuevas formas de organización del trabajo que les faciliten el acceso a
nuevos mercados. Ello le llevará a preguntarse de qué manera concreta puede contribuir la
escuela para que la población local logre esos aprendizajes y constituir esta preocupación en un
eje de trabajo que se corporeice en la planificación institucional.
9 Así, en la planificación didáctica además de las decisiones formativas que se tomen con
relación a la vinculación escuela-comunidad, también puede analizarse en qué medida los
proyectos productivos sobre los que se trabajará ofrecen una solución a problemas de la
localidad o la región: aprovisionamiento de insumos, nuevas formas de organización de la
producción, soluciones técnicas a las dificultades que enfrentan los productores, acceso al crédito
y a los mercados, procesamiento de los productos, etc. Los proyectos productivos pueden
proponer o no la participación de miembros de la comunidad, pero en ningún caso -si la escuela
pretende apoyar a un proyecto sociocomunitario - debería dejar de significar un avance en
materia de estrategias productivas para la localidad.
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éstas no se traduzcan en una simple yuxtaposición de aspectos, es importante
tener en cuenta que el hilo conductor de esa integralidad, en el caso de las
escuelas agrotécnicas, debe ser el trabajo productivo, como actividad
socialmente útil. Generar una propuesta educativa que privilegie los procesos
formativos en situaciones productivas concretas, posibilita no sólo focalizar esta
propuesta en el trabajo agropecuario sino también toda la producción de bienes
y servicios necesarios para la vida cotidiana de la población y en cómo
intervienen en ello las dimensiones sociales, culturales, económicas y políticas
del contexto.
Ahora bien, ninguna institución educativa puede plantearse una vinculación con
la comunidad local si no cuenta con un diagnóstico social y económico que
permita caracterizarla. Una herramienta de trabajo clave de la escuela es
disponer de un buen diagnóstico de situación de la localidad y, si fuera posible,
de la región y la provincia. Pueden darse distintas situaciones: diagnósticos
disponibles que pueden ser utilizados como insumo para el trabajo institucional,
diagnósticos que requieren actualizarse o complementarse o ausencia de
diagnósticos. Decidir qué hacer al respecto y cómo encarar la tarea para que la
institución cuente con esta información y su permanente actualización, puede
constituirse en una herramienta de trabajo pedagógico privilegiada.
Este diagnóstico es un insumo clave para programar las acciones institucionales,
formular los proyectos didáctico-productivos y desarrollar los espacios
formativos.
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Pero sobre trataremos más específicamente en otros documentos de
trabajo. Un buen diagnóstico será aquel que nos proporcione la información
precisa, necesaria y suficiente para establecer y llevar adelante líneas de
acción. El diagnóstico nos dice dónde y cómo estamos. Al mismo tiempo es
imprescindible tener claridad respecto a dónde queremos o podemos llegar y el o
los caminos más adecuados para hacerlo. Esto es ni más ni menos lo que todo
PEI deberá ineludiblemente contemplar.
La relación escuela-comunidad como estrategia educativa
Muchas veces, cuando se define el perfil del egresado de una escuela
agrotécnica, así como las competencias profesionales que lo conforman, se hace
alusión en varios sentidos a que sea capaz de actuar como agente de cambio en
su comunidad. Asimismo se ha planteado como un aspecto central en la
propuesta formativa que sólo se aprende haciendo y reflexionando sobre lo que
se hace.
Un alumno sólo puede aprehender la lógica de la producción vegetal y animal
participando en procesos concretos de producción, sólo puede adquirir
capacidades vinculadas con la gestión, a través del tratamiento de estos
aspectos de los proyectos didáctico-productivos. De la misma manera, para que
llegue a actuar como un agente de cambio en su comunidad, es importante que
realice actividades de este tipo durante su proceso de formación, con laorientación crítica de sus profesores.
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Esto es así básicamente porque se pretende una formación integral para un
futuro técnico que siempre se desempeñará en un contexto comunitario. Por ello
debe proponerse que adquiera las capacidades que le permitan analizar y dar
cuenta que su vida cotidiana y la de sus familias, como sujetos sociales, como
ciudadanos, se desenvuelve en un contexto signado por determinadas
relaciones sociales, económicas, culturales, laborales, productivas.
El tratamiento de la vinculación con la comunidad debe considerarse en las
escuelas agrotécnicas como una situación privilegiada de enseñanza y
aprendizaje, como una de las principales fuentes de construcción de
conocimiento. Por ese motivo, la participación de los alumnos en las actividades
formativas con tal finalidad, no se justifica sólo por la conveniencia de ampliar
sus márgenes de participación en la comunidad educativa: es una estrategia
clave para su formación integral.
La escuela articulada y su relación con otras instituciones de la comunidad
Toda escuela está inserta en una comunidad que presenta ciertas
particularidades relacionadas con necesidades y problemas específicos, con una
población con determinadas características, con distintas vinculaciones entre
quienes la conforman que fueron construidas a lo largo de su historia. Esta
realidad hace de cada comunidad un espacio absolutamente particular y
diferente de otros.
Esto que desde la teoría se presenta casi como ideal, implica para cada una de
las instituciones la necesidad de un aprendizaje acerca de quién es el otro con
el que se relaciona, cómo debe convocar a otros potenciales interesados en la
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problemática, cómo formalizar los acuerdos alcanzados, cómo elaborar
proyectos en común, qué tipos de proyectos podrían ser, cómo realizar un
seguimiento del proyecto.
Tradicionalmente, vincularse con la comunidad ha sido, para la escuela, “llamar
a los padres” de los alumnos. Una institución escolar que reduzca su relación
con la comunidad a la convocatoria de los padres de sus alumnos está en serios
problemas, ya que se empequeñece el horizonte y por lo tanto las
oportunidades.
La escuela ocupa un rol de suma importancia en el escenario comunitario y es
una de las instituciones que tiene más posibilidades para motorizar y poner en
movimiento procesos de articulación de acciones con actores y organizaciones
del contexto.
Esto es así por razones diversas. Destacaremos algunas:
• Muchas escuelas tienen un gran prestigio social en el seno de sus
comunidades y son vistas y sentidas por la gente como una “organización
comunitaria” más que como una institución pública o privada.
• Cuenta con algunos instrumentos y ventajas:
- tiene una población más o menos fija,
- posee una estructura administrativa,
- tiene llegada a muchas familias del lugar,
- tiene conocimiento de los problemas más frecuentes del contexto,
- tiene acceso directo a los adolescentes y jóvenes.
Así, a partir de su situación, la escuela puede ser convocante de otros actores de
diferentes formas, por ejemplo a través de los padres de los alumnos y de los
propios jóvenes. 14
Es igualmente importante que la escuela pueda ser percibida desde
la comunidad como “convocable” y más aún que efectivamente sea
convocada por otras instituciones de la comunidad.
Cuando es la escuela la que convoca es fundamental que pueda realizar un
buen diagnóstico de los recursos, programas, instituciones y organizaciones
que trabajan en la comunidad.
Además de la información acerca de los programas estatales que se
desarrollan, la escuela debe conocer las instituciones y organizaciones de la
comunidad que presenten o accesibles en el contexto.
En este caso es necesario, además de conocer a los posibles actores a
involucrar para la resolución del problema, tener claridad respecto a:
• ¿Para qué los vamos a convocar?
• ¿Cómo los vamos a convocar?
• ¿Qué les vamos a pedir?
• ¿Es igual el nivel de responsabilidad y de compromiso que cada uno de
estos actores pueden tener frente a este problema?
• ¿Qué nivel de participación tendremos y tendrán en el proyecto que
elaboremos en conjunto?
• ¿Cómo vamos a medir y a valorar las tareas que realicemos en
conjunto?
Todo esto lleva a que el rol de los directivos de las escuelas sea resignificado:
ser un buen director sobrepasa la idea del saber pedagógico en sentido
restringido y de la gestión institucional como administración de recursos.
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Se requiere una versión mucho más dinámica y, sobre todo, articulada de ambos
saberes y la combinación de tres tipos de miradas: la escuela sobre sí, la
comunidad vista por la escuela y la escuela vista por la comunidad.
Esto no implica que la escuela pierda de vista su función social propia, enseñar o
que se convierta en un ente autogestionado sino que, en consonancia con esa
función social propia, pueda también atender otras necesidades que se
presenten, a partir del trabajo común con otras organizaciones de los diferentes
ámbitos.
Cuando la escuela articula con las organizaciones de la comunidad suele
encontrarse con una lógica institucional diferente a la propia pero, a la vez,
complementaria. Su pertenencia al sistema educativo la caracteriza por poseer
formas de gobierno y de conducción preestablecidas que pautan con precisión la
dinámica de su funcionamiento incluyendo el diseño de las actividades
curriculares, como así también aquellas no previstas con las que se intenta dar
respuestas a situaciones nuevas emergentes de la cotidianeidad escolar. A su
vez la escuela también reconoce una particular característica, una doble
pertenencia que la constituye y, a la vez, da sentido a su misión: forma parte de
la estructura del sistema educativo y pertenece a la comunidad local en la que se
halla inserta.
Articularse no puede significar pérdida de identidad. Cada actor social de una
comunidad tiene un rol específico y una misión que cumplir y es sólo desde allí,
desde el respeto por la identidad institucional y por el rol social y comunitario que
éste desempeña, que es posible lograr una articulación de suma, no de resta.
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Muchos de los problemas que hoy la escuela debe enfrentar pueden ser
abordados con mayor posibilidad de éxito en forma no sólo interdisciplinar sino
también interinstitucional.
Por ello, desde la escuela deben buscarse formas
distintas de asociación o articulación y participar en ellas con entusiasmo y
responsabilidad.
Al dar una mirada hacia fuera, la escuela puede encontrarse con diversos tipos
de instituciones y organizaciones. Por esto la escuela debe poder identificar
con quiénes es necesario establecer vinculación, de acuerdo a la problemática
específica que se presente y según lo que cada una de estas organizaciones
pueda ofrecer.
Una vez relevadas las instituciones y organizaciones comunitarias, es
recomendable concretar una reunión con cada una de ellas o convocar a una
reunión general para intercambiar información acerca de las acciones que cada
uno lleva adelante, de la metodología de trabajo que se utiliza y de las
expectativas que cada uno trae. Es importante que pueda explicitarse qué es lo
que cada uno necesita o pide, lo que podría llegar a recibir y lo que está
dispuesto a ofrecer o a poner en común.
Es probable que aparezcan objetivos, tareas o población-meta, posibles de ser
compartidos por algunas de las instituciones y que pueda acordarse algún tipo
de vinculación para trabajar sobre un problema específico.
Sin embargo, la vinculación que se establezca será sólo el punto de partida
para la construcción común de una relación, que sin duda se irá transformando
y resignificando a partir de la tarea emprendida.
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Las articulaciones son un ejercicio cotidiano que van desde el aprendizaje
individual, el de las relaciones interpersonales, hasta la institucionalización de
estos procesos, en los que ya el compromiso y la dedicación no es personal
sino que compromete a los grupos de personas que conforman a la institución.
Las articulaciones institucionales forman parte de un proceso que, como tal,
requiere de “ revisiones” y “recontratos” permanentes, en una suerte de ejercicio
evaluativo que posibilite respuestas reales y ajustadas a cada uno de los
problemas a encarar.
Trabajar en vinculación con otros actores sociales demanda conocer y
comprender lógicas institucionales diferentes a la propia. Conocer, comprender
y trabajar en común son partes de un proceso de construcción que implica
disposición, apertura y actitud de participación.
La posibilidad de generar redes multicentradas, compromete el esfuerzo de
cada uno de los actores sociales e implica para cada una de las instituciones la
necesidad de un aprendizaje acerca de quién es el otro con el que se relaciona,
cómo debe convocar a otros potenciales interesados en la problemática, cómo
formalizar los acuerdos alcanzados, cómo elaborar proyectos en común, qué
tipos de proyectos podrían ser, cómo realizar un seguimiento del proyecto.
. Formas y niveles de articulación entre la escuela y las organizaciones de la
comunidad Estrategias facilitadoras del proceso de vinculación/articulación
El término “red social” implica “un proceso de construcción permanente tanto
individual como colectivo. Es un sistema abierto, multicéntrico que, a través de
un intercambio dinámico entre los integrantes de un colectivo (familia, grupo de
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trabajo, barrio, organización tal como la escuela, el hospital, el centro
comunitario, entre otros) y con integrantes de otros colectivos, posibilita la
potenciación de los recursos que poseen y la creación de alternativas novedosas
para la resolución de problemas o satisfacción de necesidades. ".
La noción de red tiene dos características centrales:
�� Se trata de un sistema abierto, esto es, admite el ingreso, egreso y la
posibilidad de cambios de funciones de las individualidades que lo
componen.
�� Multicentralidad: modifica el paradigma de la pirámide (donde todo debe
converger partir de un único centro) y el del archipiélago (cada unidad
funciona aislada, sin conexión con la otra). Apela a la reciprocidad, a la
interacción a la diversidad de perspectivas.
Para pensar la noción de redes en la escuela. E. Dabas (1998) distingue con
fines analíticos la red interna en la que se despliega cada organización
educativa y sus unidades componentes (dirección, secretaría, espacio de usos
múltiples) y las redes externas a la escuela. Señala la autora que “el
fortalecimiento de la red interna es el primer paso para la ampliación de las
fronteras”13 Es entonces cuando los integrantes de las organizaciones
educativas comprenden la necesidad de conectarse con los diversos sectores y
colectivos del grupo social. “Surge entonces la pregunta: ¿en qué espacio se
concibe la escuela si no es en la misma comunidad?” (...) “De la menor o mayor cantidad y calidad de las redes de relaciones ha de depender la
debilidad o fortaleza de la escuela y, por lo tanto, de sus integrantes”
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En la dinámica de una comunidad la escuela juega un papel muy importante,
decisivo en muchos casos. Sin embargo, cuando la misma se aísla o se cierra, la
comunidad no detiene su marcha y sufre tener que prescindir de ella.
En realidad, se trata de pensar en la problemática que nos convoca desde las
diferentes perspectivas que la diversidad de las lógicas institucionales
presenta, sumándolas y potenciándolas, promoviendo la construcción de
puentes, generando redes o involucrándose en las ya existentes.
La educación de jóvenes en contexto de encierro es un complejidad dentro de otras complejidades, llena de tensiones entre cada uno de los integrantes, sean estos adolescentes, maestros, autoridades, asistentes de minoridad, personal técnico, profesores especiales, personal de maestranza, todos. Cada uno de ellos entra en tensión con todos los demás y con sus círculos cercanos. Siendo estos círculos parte de la complejidad.
Los alumnos que encontramos en la institución cerrada son jóvenes que en el transcurso de sus vidas, en general, han sido excluidos de los elementos básicos tales como: familia, educación, salud, alimentación y vivienda por nombrar algunos.
Respecto de la educación, esta no ha sido de equidad y calidad, ha sido vulnerado el derecho a la educación equitativa y de calidad por pertenecer a sectores excluidos de la sociedad sin que nadie (estado) se comprometa a través de políticas acordes a usar la educación escolarizada para que estos alumnos no pasen a ser parte de la matricula desertiva de la institución escuela y luego a la matricula de la escuela de institución cerrada.
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Observando esta problemática a través de la vida cotidiana y apoyándome fuertemente en las palabras de Ágnes Heller: “la vida cotidiana hace de mediadora hacia lo no cotidiano y la escuela es la preparatoria para ello”. Entonces se puede inferir que la educación escolarizada puede ayudar a que el alumno en condiciones vulnerables pueda superar ese tramo de su vida teniendo un proyecto de vida diferente.
Si el alumno de una institución cerrada logra el amalgamiento con la educación escolarizada puede llegar a proyectar una nueva visión de su vida una vez egresado de la misma.
La escuela que funciona en una institución cerrada es otro cumulo de tensiones. Por lo tanto tendrá que ver la habilidad y la formación de los educadores que allí se desempeñen, para poder articular en forma conjunta la educación de los alumnos internados, con las normas de seguridad que dicha institución cerrada postula de acuerdo a las leyes en vigencia.
El joven que llega a la escuela en contexto de encierro ve a ésta como otro castigo, por el contrario, debería verla como una oportunidad de poder cambiar el curso de su vida. El que así lo vea es responsabilidad no solo de los maestros, sino de las autoridades de ambas instituciones y de las autoridades superiores ocupadas de los lineamientos curriculares, y de las políticas educativas.
El estado de resiliencia de los alumnos internados es otra de las posibilidades que se pueden explotar desde la institución escuela para trabajar el proyecto de vida futuro sin que caigan nuevamente en el delito.
Otro punto a tener en cuenta es la equidad y la calidad en la educación.
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Al referirme a estos términos estoy hablando de dar a cada uno lo que más necesita y no a todos lo mismo, trabajando de tal forma que quién más necesite sea quién más reciba, para fortalecerlo y hacerlo más fuerte a nivel personal y social. Estas demandas están ligadas con la formación ciudadana, que se vinculan directamente con la democracia y con la equidad.
EL MENOR INFRACTOR Y LOS DIFERENTES CONTEXTOS
Los diferentes contextos que he tenido en cuenta para este trabajo son: la familia, la institución cerrada y la institución escuela.
La familia como primera educadora y formadora está cada día más disgregada. Estos jóvenes tienen generalmente como referente a su madre, sus vivencias son de familias no típicas, el entorno social que los rodea es de carencias vitales tales como casa habitación, agua potable, desagües, medicina, educación, necesidades básicas que no son satisfechas. Son jóvenes que en general no han pertenecido a la sociedad que los rodea, muchos de ellos incluso han sido excluidos desde antes de nacer. Acentuándose esta problemática a partir de los años `80 y profundizándose hacia los ´90 donde el gobierno tiende sus políticas hacia el neoliberalismo, dejando profundas heridas económicas, sociales, educativas y de salud entre otras, a gran parte de la población.
Por otro lado tenemos a la institución centro cerrado, que está dentro de lo que se define como institución total (GOFFMAN; 1998).
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La finalidad de ésta es tener el control de cada uno de los jóvenes allí internados, mantener el control, vigilar visitas, conversaciones, recreación, educación, etc. El Ser humano pierde su condición de sujeto para pasar a ser objeto. Muchas veces son humillados privándolos de todo derecho, siendo que el derecho que pierden al cumplir una pena es el de deambular (pierden la libertad), pero todos los demás derechos deberían quedar intactos. Sin embargo en la práctica son despojados de los mismos.
Finalmente la institución escuela dentro de la institución cerrada. Aquí hay un cumulo de tensiones por ser dos instituciones que trabajan con el joven desde distintas perspectivas, una para hacer cumplir una sanción y la otra para orientarlo en un proyecto de vida partiendo de la educación escolarizada.
Estos jóvenes han sido excluidos desde temprana edad y sus condiciones de vida han sido excluyentes para terminar en un centro cerrado cumpliendo, ó a la espera de cumplir, una pena por el delito cometido. Bien lo dijo Tenti Fanfani, 2007, “las condiciones de vida de la exclusión hacen estragos en el proceso de subjetivación de los jóvenes”. “…se ha roto el lazo entre el presente y el futuro…”
Por lo tanto la escuela que funciona dentro de una institución total ha de ser el medio para incluir a estos jóvenes y enseñarles que son sujetos de derecho y valorarlos como tal.
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EL ALUMNO DE LA INSTITUCIÓN CERRADA
El alumno que llega a la escuela que funciona en una institución cerrada posee características psicológicas, intelectuales y sociales bien definidas.
La variable psicológica, donde la motivación está representada por los saberes prácticos enfrentados a los saberes escolarizados, junto a una carga de ansiedad muy importante. La inteligencia emocional se encuentra caracterizada por una muy baja autoestima, desvalorizando los saberes adquiridos y el pensar en su futuro.
Dentro de la variable intelectual se observa que la memoria y el proceso de memoria respecto a su experiencia personal lo hacen agresivo, lo que dificulta llegar a una buena relación docente alumno.
Respecto al proceso de pensamiento, la mayoría llega con pensamiento concreto, pero les resulta difícil el pensamiento abstracto, sufren de fatiga intelectual (distráctiles), el horizonte temporal está relacionado con la edad, nivel intelectual y condiciones de vida.
Por último la variable social, identificada por el fracaso reiterado (cambio de escuelas), se presentan rebeldes ante las normas, se resisten al cambio (muy arraigados a su cultura), no tienen acceso a movilidad social, y sufren preocupaciones tales como: laborales (trabajo informal), familiares (familias no convencionales), y económicas (necesidades básicas insatisfechas).
Los jóvenes que llegan a la institución escuela en estas condiciones presentan el YO deteriorado por todas las profanaciones sufridas. Estos individuos pasan a sentirse marginales por ellos mismos.
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Enviado por: | Agó |
Idioma: | castellano |
País: | España |