Historia


Ernesto Zedillo Ponce de León


CENTRO DE BACHILLERATO TECNOLÓGICO industrial y de servicios no. 75

Especialidad

Mecánica Industrial

Materia

Historia de México

Trabajo

Sexagésimo Segundo Presidente de México

8 de Enero de 2001

ÍNDICE

Presentación..........................................................................................1

Índice...................................................................................................3

Introducción..........................................................................................4

Datos Generales.....................................................................................5

Biografía...............................................................................................6

Sucesos Del Sexenio..............................................................................8

Acontecimientos Del Sexenio................................................................18

Opiniones Después Del VI Informe........................................................23

Sucesor De Zedillo...............................................................................26

Caricatura...........................................................................................27

Conclusiones.......................................................................................28

Bibliografías........................................................................................29

INTRODUCCIÓN

Tras ser investido Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, el Dr. Ernesto Zedillo Ponce de Leon, el 1 de diciembre de 1994 (el periodo abarca del 1 de diciembre de 1994 al 30 de noviembre del año 2000), Ernesto Zedillo sucede en el cargo a Salinas de Gortari, enfrenta una crisis económica, pero sobre todo económica; pues una vez iniciado su mandato el peso se devalúa drásticamente con lo que se inicia un clima de recepción económica, desempleo y descapitalización de las empresas.

Se elabora el plan nacional de desarrollo de recuperación económica, este propone el fortalecimiento de la soberanía nacional; busca la consolidación de un régimen de convivencia social basado en la ley aplicada a todos por igual mediante la justicia: así mismo buscará un desarrollo económico democrático y social para los mexicanos; finalmente el crecimiento económico deberá ser vigoroso, sostenido y sustentable en beneficio de todos los mexicanos, Zedillo se enfrentó a una crisis económica inmediata, cuando los inversores extranjeros y nacionales perdieron la confianza en un peso sobrevalorado, provocando, en pocas semanas, la caída de su valor en más de un 40% frente al dólar.

El préstamo económico realizado por Estados Unidos, con la ayuda de organizaciones internacionales y de otros países, proporcionó un alivio inmediato a los mercados financieros y al gobierno de Zedillo. Sin embargo, a partir de ese momento tuvo que enfrentarse a una vertiginosa subida de la inflación, a la disminución de la confianza de los inversores y, a los ojos de la mayoría de los economistas, a una recesión prolongada.

La voluntad de Zedillo también se vio desafiada por la creciente agitación social, alimentada por el declive de las economías de muchos mexicanos y por un nuevo movimiento revolucionario, el de los zapatistas, en tierras de Chiapas, al sur del país. Pasó a ser considerado, definitivamente, el artífice de la apertura política mexicana que permitió, en julio de 1997, la victoria electoral de Cuauhtémoc Cárdenas como jefe de gobierno del Distrito Federal en la misma fecha en la cual el PRI dejaba de poseer la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.

La prensa ha detectado que Zedillo adquirió una casa en la lujosa y exclusiva colonia Jardines del Pedregal cuyo valor asciende a $6´000,000.00 (aprox. 625,000 dólares). La oficina de la Presidencia justifica la compra; sin embargo, más de 40 millones de mexicanos viven en la miseria, la gente piensa que cualquier asesor debió recomendarle que no es el mejor momento para hacer ese ostentoso gasto (a los ojos de la pobreza es una bofetada a los más necesitados).

DATOS GENERALES

Ernesto Zedillo Ponce de León

Dr. Ernesto Zedillo Ponce de León

(1951-????)


 Sexagésimo Segundo Presidente de México

Lugar de nacimiento: Distrito Federal
Lugar de fallecimiento: ?
Causas del fallecimiento: ?

Estudios: Economista, Doctor en Economía
Rango Militar: Ninguno

Gobiernos: 1 de diciembre de 1994.

Tiempo de gobierno: 6 años

Edad al arribar al poder: 43 años
Edad al dejar el poder: 49 años
Edad al fallecer: ?

Cargos: Secretario de Educación Pública con Carlos Salinas de
Gortari.

Datos relevantes de su gobierno:          En diciembre de 1994 se generó una drástica debacle
                                                                económica llamada "El error de diciembre", aún cuando
                                                                el presidente y su Secretario de Hacienda, Serra Puche
                                                                son Doctores en Economía (no por Universidades Me-
                                                                xicanas).
                                                                A cuatro años del levantamiento armado del EZLN las
                                                                negociaciones no vislumbran solución inmediata.

Deportes favoritos: Fútbol, ciclismo, caminata y béisbol.

Color favorito: Azul.

BIOGRAFÍA

Economista y político mexicano, presidente de la República (1994-2000). Hijo de Rodolfo Zedillo Castillo y Martha Alicia Ponce de León, nacido en la Ciudad de México el 27 de Diciembre de 1951. Se crió en la ciudad de Mexicali, en la frontera con Estados Unidos. Asistió a escuelas públicas y estuvo activo en gobierno y periodismo estudiantiles. A la edad de 14 años, regresó a la ciudad de México.

Compañero y amigo de Luis Donaldo Colosio y uno de los más estrechos colaboradores del Presidente Carlos Salinas de Gortari.

Ernesto Zedillo está casado con Nilda Patricia Velasco Núñez (que fue su alumna) y son padres de 5 hijos: Ernesto de 18, Emiliano de 13, Carlos de 11, Nilda Patricia de 8 y Rodrigo de 6.

El joven Zedillo fue un estudiante brillante, lo que le ayudó a llegar a la Capital a estudiar en el Instituto Politécnico Nacional. Para finalizar sus estudios en 1969. Posteriormente estudió en la Universidad de Yale (habla inglés muy bien), con una beca del gobierno mexicano, y se licenció y doctoró en ciencias económicas. Trabajó en el Banco Central de México, donde consiguió una valiosa experiencia en política económica, durante los años posteriores a la crisis de la deuda mexicana de 1982.

  • 1969. Estudia la Licenciatura en la Escuela de Economía del Instituto Politécnico Nacional. Fue uno de los alumnos más brillantes y la carrera de cinco años la terminó en tres.

  • 1969. Auxiliar de auditoría en el Banco Nacional del Ejército y la Armada.

  • 1971. Ingresó en el PRI en 1971, donde desempeño diversos cargos en el Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales. (IEPES).

  • 1973. Recibió una Beca para estudiar en la Universidad de Bradford, Inglaterra.

  • 1974. Recibe una Beca para la Universidad de Yale, Estados Unidos, donde permaneció cuatro años, obtuvo dos grados de maestría y el doctorado en economía.

  • 1983. Es Nombrado director del Fideicomiso para la Cobertura de Riesgos Cambiarios. (Ficorca).

  • 1987. Pasa a ser subsecretario de la desaparecida Secretaría de Programación y Presupuesto (SPP), hasta el término del sexenio de Miguel de la Madrid.

  • 1988. Inicia el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y es nombrado Titular de la Secretaría de Programación y Presupuesto.

  • 1992. Ante la desaparición de dicha dependencia, es designado Titular de la Secretaría de Educación Pública. (SEP).

  • 1992. En noviembre de este año renuncia a la SEP y es nombrado por Luis Donaldo Colosio como coordinador de su campaña política.

En 1988 entró a formar parte del gabinete del entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari, como secretario de Programación y Presupuesto, cargo que ostentó durante cuatro años. En dicho cometido, colaboró en la redacción de un plan nacional de desarrollo y en el establecimiento de una política económica que redujo la habitualmente alta tasa de inflación de México, hasta cifras de un sólo dígito.

Durante los dos últimos años de la presidencia de Salinas, Zedillo fue secretario de Educación y desempeñó un importante papel en la descentralización del sistema educativo federal, devolviendo el control a los gobiernos de los estados, contrarrestando de este modo la influencia del poderoso sindicato nacional de maestros.

Miembro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se mantenía en el poder desde 1929, Zedillo fue identificado con un grupo de jóvenes tecnócratas que tuvo enfrentamientos con los jefes más viejos del partido por su apoyo a las medidas de reforma económica, entre ellas, la privatización de empresas públicas y la reducción de aranceles comerciales con otros países, apoyando la aprobación del Tratado de Libre Comercio Norteamericano (TLC), también conocido como NAFTA.

En marzo de 1994, director de la campaña proselitista de Luis Donaldo Colosio (el candidato del PRI a las elecciones presidenciales que iban a celebrarse en el mes de agosto de ese año) al ser asesinado.

Tras el asesinato, Zedillo fue designado nuevo candidato del PRI. Ernesto Zedillo fue el Candidato suplente del PRI debido al cobarde homicidio de Luis Donaldo Colosio el 23 de marzo de 1994.

Detrás de conceptos democratizadores y de autonomía, en México se está regresando al caciquismo regional que propició en el país millones de muertos en la Revolución.

La opinión popular duda de la capacidad política del Presidente para afrontar los graves problemas políticos, sociales y económicos.

En una carrera a tres bandas por la presidencia, Zedillo tuvo que enfrentarse a la dura oposición de un adversario tradicional, el Partido de Acción Nacional (PAN), partido conservador de centroderecha, encabezado por Diego Fernández de Cevallos, y a la del recién creado Partido de la Revolución Democrática, de centroizquierda, encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas. En agosto de 1994, en las elecciones presidenciales, que algunos han considerado las más limpias de la historia de México, Zedillo fue elegido presidente de la nación.

SUCESOS DEL SEXENIO

A fines de 1994 principios de 1995, el gobierno de Ernesto Zedillo recibió su bautizo de fuego. En unas cuantas semanas sentimos que el país podría naufragar. Del triunfante discurso salinista pasamos, sin mediación, a una descarnada realidad que nos hizo recordar otro mes de enero, el de 1983, y su cumplida promesa de austeridad. De la oferta de bienestar social, tantas veces difundida a lo largo de la campaña del candidato priista a la presidencia de la República, transitamos a la petición de sacrificio en bien de la nación que nos hizo el Ejecutivo Federal. Y por si esto fuera poco, la paz en el país seguía amenazada por un conflicto guerrillero no resuelto, por una guerra civil en ciernes y por agudas dificultades poselectorales que desafiaban los poderes regionales y federales. El orden establecido seguía en cuestión, pero ahora más amenazado que nunca por el quiebre financiero que sufría el país.

Los desafíos del nuevo periodo

El 1 de enero de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional puso en cuestión el orden político construido en los dos últimos sexenios: el liberalismo social. La realidad política nacional había engendrado una coyuntura que posibilitó un cambio substancial en los tres principales pilares que sostienen el sistema de dominación en México: presidencialismo, esquemas corporativos de control social y partido de Estado.

La posibilidad tenía un plazo: el 21 de agosto de 1994, día de la elección presidencial. Las fuerzas políticas de oposición, con el EZLN a la cabeza, pensaron que los comicios de agosto marcarían el inicio de un real tránsito a la democracia, impulsado por un gobierno de transición electo por la voluntad ciudadana a través del voto, que terminaría por desmontar los viejos estilos de ejercer el poder en México.

En efecto, el breve e intenso periodo inaugurado con la coyuntura del día 1 de enero de 1994, habría de terminar con la elección presidencial. Sólo que los resultados electorales, lejos de afirmar a un gobierno de oposición encargado de la transición a la democracia, parecieron devolverle al gobierno salinista y a su partido la cuestionada legitimidad al orden establecido. Sin embargo, por más que se quisiera, el orden impuesto a través del nombrado liberalismo social, ya no podía ser el mismo. La realidad política le iba a exigir al nuevo gobierno cambios importantes al orden construido por las dos anteriores administraciones, empeñadas, desde 1983, en facilitar el tránsito del país a la modernidad. Tres grandes acontecimientos así habrían de mostrarlo:

  • El mantenimiento de la insurgencia armada en Chiapas, ahora complicada con una fuerte resistencia civil a los resultados de los procesos electorales locales y con un cada vez más polarizado enfrentamiento entre poseedores y no poseedores de tierra en la región.

  • La profundización de la crisis en el centro del poder, expresada el mes de noviembre en el asesinato del líder priista José Francisco Ruiz Massieu.

  • El agotamiento de una política económica que mostró con la devaluación del mes de diciembre su incapacidad para llevar a buen término el cambio estructural que requería el país en su aventura globalizadora.

  • A fines de 1994 principios de 1995, el gobierno de Ernesto Zedillo recibió su bautizo de fuego. En unas cuantas semanas sentimos que el país podría naufragar. Del triunfante discurso salinista pasamos, sin mediación, a una descarnada realidad que nos hizo recordar otro mes de enero, el de 1983, y su cumplida promesa de austeridad. De la oferta de bienestar social, tantas veces difundida a lo largo de la campaña del candidato priista a la presidencia de la República, transitamos a la petición de sacrificio en bien de la nación que nos hizo el Ejecutivo Federal. Y por si esto fuera poco, la paz en el país seguía amenazada por un conflicto guerrillero no resuelto, por una guerra civil en ciernes y por agudas dificultades poselectorales que desalaban los poderes regionales y federales. El orden establecido seguía en cuestión, pero ahora más amenazado que nunca por el quiebre financiero que sufría el país.

    En esta situación de agobio económico y político, el gobierno iniciaba el nuevo periodo enfrentando los mismos retos que dejó sin solución el periodo anterior, sólo que ahora los desequilibrios sociales creados exigían con más fuerza de soluciones rápidas:

  • Reformular, o consolidar, la política económica delineada desde 1982 por el Fondo Monetario Internacional. Esto es, modificar, o aceptar, el hecho de que el desarrollo de la economía nacional descanse, en lo fundamental, en los procesos reprivatizadores y en el capital extranjero golondrina; en la temerosa y poco comprometida inversión especulativa del capital transnacional que, según mostró la devaluación de diciembre, no sólo no ayudó a fortalecer el aparato productivo nacional, sino que además, desequilibró la estructura financiera del país obstaculizando su inserción en los esquemas globalizadores impuestos por el mercado mundial.

  • Fortalecer, o debilitar, el viejo Estado autoritario apoyado en un sistema presidencialista excluyente. Apoyar el inicio, o combatirlo, de un verdadero tránsito a la democracia, una reforma política de fondo que vaya más allá de la exigencia ciudadana por hacer creíbles y contables los procesos electorales. Que ataque frontalmente la estructura del Estado hasta hacerla congruente con el régimen jurídico que, teóricamente, debería normar el funcionamiento de nuestras instituciones: equilibrio de poderes y República Federal. Esto es, limitar, o mantener, el poder presidencial; liquidar, o sostener, el esquema corporativo como instrumento de control social y desaparecer, o conservar, el binomio partido-Estado.

  • Continuar definiendo, autoritariamente, los contenidos del proyecto nacional del nuevo Estado que desde 1983 se construye, o impulsar la participación real de partidos políticos y organizaciones sociales en la discusión sobre la idea de organización social que se quiere para el país. Nos referimos en concreto a la voluntad política del nuevo gobierno para aceptar, o rechazar, la posibilidad de confrontar realmente con la sociedad las reformas que unilateralmente se han realizado al texto constitucional en favor del modelo económico impuesto desde hace cuando menos dos sexenios.

  • Terminar con el conflicto armado en Chiapas por medio de soluciones políticas que den respuesta satisfactoria a las demandas esenciales del EZLN, o insistir en arreglos asistenciales apoyados en la fuerza militar, aceptando el enorme riesgo de una guerra sin tiempo en el sureste mexicano que amenace con extenderse a otras regiones del territorio nacional.

  • En suma, al igual que el 1 de enero de 1994 -pero con más urgencias que entonces - la realidad política del país vuelve a exigirle al gobierno mexicano en enero de 1995, cambios de fondo al sistema de dominación en México.

    Cambios que tienen que ver con la transformación de la vertical estructura de poder existente en el país, con la apertura de la clase política que desde hace más de medio siglo se apoderó de la lucha por el poder, con la eliminación de conductas y comportamientos que terminaron por consolidar una cultura política excluyente, y, principalmente, con la aceptación, rechazo o reformulación de las herencias doctrinarias que legó la Revolución Mexicana, fuente de consenso y legitimidad de los gobiernos priistas.

    El nuevo periodo vuelve a expresar la posibilidad de cambios trascendentes en el sistema político mexicano, o de reforzamiento de su carácter autoritario y centralista. Veamos.

    La crisis del modelo económico neoliberal

    Inesperadamente, cuando toda la atención política del país se encontraba centrada en la agudización del conflicto chiapaneco, el día 21 de diciembre la prensa nacional publicó la noticia de que los integrantes del Pacto para el Bienestar, la Estabilidad y el Crecimiento habían acordado ampliar en un 15% la banda de flotación del peso. En dicho informe se explica que "...los llamados a la violencia que ha hecho el EZLN han creado un clima de incertidumbre que obstaculiza el desenvolvimiento económico de México." La finalidad de la medida, explicaría después Jaime Serra Puche en su carácter de Secretario de Hacienda., ”...es aseguramos que los hechos recientes en el estado de Chiapas no afecten el buen funcionamiento que hemos venido observando en la economía. El problema financiero del país tenía como única causa la posibilidad de que resurgiera el conflicto armado en esta entidad, y, en consecuencia, el culpable era el EZLN que había rechazado el ofrecimiento de solución del Primer Mandatario.

    La credibilidad del discurso oficial se puso de inmediato en cuestión: por la simplista explicación del desastre financiero que se avecinaba, porque se supo que el documento dado a conocer supuestamente por los miembros del pacto no llevaba las firmas de las partes, y porque desde este primer día, ante lo evidente, se trató de minimizar el hecho, ni los funcionarios públicos ni los miembros del partido oficial se atrevieron a señalar como devaluación el fenómeno ocurrido.

    Al día siguiente quedó claro que la crisis financiera estaba fuera de control. Ya no fueron los encapuchados chiapanecos los causantes de la inseguridad cambiaria. El Banco de México y la Secretaría de Hacienda hablaron ahora sí de devaluación y la atribuyeron a los desequilibrios de la balanza de pagos. Los integrantes del pacto volvieron a reunirse, reconocieron la inutilidad de la ampliación de la banda de flotación para detener el proceso especulativo en los mercados financieros, y decidieron que la oferta y la demanda de divisas determinara libremente el tipo de cambio. El peso entró en libre flotación y la economía mexicana comenzó a dislocarse.

    La situación económica del país era ya alarmante y sus efectos políticos no tardaron en hacerse sentir. El día 29 de diciembre, en un mensaje a la nación, el presidente Zedillo reconoció la gravedad de la crisis y tomó como primera medida para enfrentaría la creación de un Programa de Emergencia Económica con tres objetivos fundamentales: "reducir el déficit en la cuenta corriente a un nivel sanamente financiable, crear las condiciones para una pronta y sana recuperación de la actividad económica y del empleo, y hacer que el efecto inflacionario de la devaluación sea lo más reducido y breve posible para evitar que la economía caiga en una espiral inflacionario." Le aceptó además su renuncia al secretario de Hacienda, lo hizo culpable inmediato de la situación y consideró que no era el indicado para " ... concertar, integrar y poner en ejecución el Programa de Emergencia Económica con la eficacia y credibilidad que reclaman las circunstancias...” Por último, aprovechó la ocasión que le brindaba este mensaje a la nación para marcar una sana distancia del mandato salinista al hacerlo responsable del quiebre financiero que sufría el país.

    A partir de este momento, el problema prioritario fue buscarle una solución inmediata a la crisis financiera. Igual que en 1976, 1982, 1986 y 1987, el recurso para salir del atolladero fue el gobierno de los Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional. El riesgo, por demás conocido después de casi 20 años de "apoyo", lo constituía el hecho de tener que aceptar la continuación de un modelo económico que, después de tanto tiempo de aplicación, había mostrado su incapacidad para lograr el cambio estructural de la economía nacional: incentivar los procesos reprivatizadores, reducir el déficit, el gasto y el empleo en el sector público, apoyar la liberación de precios y reforzar el control de los salarios. Pero como, de acuerdo a la experiencia, de tales medidas no ha resultado un mejoramiento del aparato productivo nacional, todo hace suponer que el saldo comercial de la balanza de pagos continuará siendo deficitario y, seguramente, se pensará que con la inversión improductiva de capital extranjero podrán cubrirse las saldos negativos de esta cuenta nacional.

    En este marco de exigencias y necesidades, el día 3 de enero de 1995, los sectores integrantes del Pacto firmaron ante el Ejecutivo Federal un Acuerdo de Unidad para Superar la Emergencia Económica (ver Recuadro l). Igual que en 1983, la austeridad y el realismo de la economía volvieron a ser el componente principal del discurso oficial. La esperanza de recuperación se había esfumado. Se aplazó, de nueva cuenta, la promesa presidencial de empleo, salario y recuperación de las condiciones de vida de la población.

    Para fines de este primer mes del año, se hicieron un poco más explícitas las condiciones de la banca y del gobierno de los EUA para otorgar los créditos que se requerían para evitar la quiebra financiera del país. De acuerdo a la opinión del secretario del Tesoro de los EUA, Robert Rubin, además de que el empréstito de 20 mil millones de dólares concedido por EUA sería garantizado con las facturas de la venta de petróleo mexicano, las exigencias impuestas por el FMI y por esta secretaría serían, en lo esencial, las siguientes: control sobre el crecimiento del crédito interno, sobre el circulante monetario, sobre el déficit fiscal y sobre la contratación de préstamos foráneos, así como por la implantación de las medidas requeridas para fortalecer la independencia del Banco de México. Y en un terreno más político se insinuó, ahora en voz del secretario de Estado norteamericano Warren Christoper, que la asistencia económica a México incrementaría la cooperación en otros renglones de las relaciones bilaterales como inmigración y narcóticos.

    Pero esto sólo era una parte del problema, la otra, más obscura, tenía que ver con la forma particular como iban a aplicarse estos recursos. Según informes de la Secretaría de Hacienda, de los principales créditos adquiridos por el gobierno federal vencerán en este año 26 mil millones de dólares en Tesobonos y 18 mil en Certificados de Depósito, cuentas pendientes que, ante la falta de divisas, resultaban impagables. Era por demás claro el destino de los préstamos, y ante el hecho, coincidimos con la contundente afirmación de un reconocido intelectual norteamericano: "El rescate financiero aprobado para México está diseñado para proteger a los ricos de la disciplina del mercado.

    En efecto, ante la descontrolada huida de capital a lo largo de 1994, con particular énfasis en los tres últimos meses del año, el déficit de la cuenta corriente se incrementó, a tal punto, que las deudas a corto plazo contraídas por el gobierno federal a través de tesobonos y cetes resultaron impagables. Otra vez volvieron a expresarse los efectos perversos del modelo económico escogido para que México transitara a la modernidad. El capital especulativo que cubría el permanente déficit de la cuenta corriente, fue, como todo capital con esta orientación, una inversión de fabulosas ganancias pero de enormes riesgos para la economía del país. Su evidente divorcio del aparato productivo hizo que huyera al momento en que se desmejoró el clima político nacional. Más aún, no sería descartable la hipótesis de que buena parte de este capital fugado, de origen nacional, haya tenido la intención política de presionar al nuevo gobierno desestabilizando económicamente al país. Después de todo, las contradicciones al interior del centro del poder seguían latentes.

    A pesar de lo inesperado del fenómeno devaluatorio, no debió ser del todo sorpresivo. La realidad económica había dado varias señales de alarma ignoradas por funcionarios y políticos. A fines de 1993, ante la incertidumbre por el rechazo o la aceptación del TLC por parte del Congreso de los EUA, los especialistas hablaron de la posibilidad de un derrumbe económico parecido al de 1982. Sin embargo, se decía, la economía podría resistirlo, no en balde se contaba con una reserva de divisas de más de 20 mil millones de dólares, y un fondo de contingencia, creado con el importe de la venta de paraestatales, que sobrepasaba los 30 mil millones de dólares. Ya nunca supimos como fue -nunca se informó- de que manera se agotaron estas reservas, aunque no resulta difícil suponerlo: el proceso de fuga de capitales se inició el día 1 de enero de 1994 y fue aumentando su caudal conforme se enrarecía el ambiente político nacional. El déficit comercial dejó de ser cubierto por el capital especulativo y comenzó a ser salvado por las reservas federales.

    En suma, todo indicaba que el macropréstamo en nada iba a beneficiar a la economía nacional. Su objetivo era otro: proteger el capital invertido en el mágico mundo de la bolsa, aunque para ello se hipotecara el país y, como siempre, serán los trabajadores quienes terminen pagando la aventura especuladora de los dueños de las grandes fortunas improductivas.

    Por lo demás, el aparato productivo en México, a excepción hecha de los grandes consorcios por lo general representantes de la empresa transnacional, continua esperando la prometida transformación de fondo que le permita ser competitivo en los mercados globales. El tan mentado cambio estructural, eje del tránsito a la modernidad y objetivo prioritario de los dos últimos gobiernos, sigue siendo una promesa.

    Todavía hoy, continúa siendo acertado el diagnóstico que en 1991 elaboró la Secretaría del Trabajo acerca de la situación de la industria nacional. En él se afirmaba que existe una gran brecha de niveles y tasas de crecimiento de la productividad en nuestro país y las economías con las que México compite en los mercados internacionales. Son varios los elementos que se señalan como causas directas de esta situación de desigualdad, destaca el alto grado de heterogeneidad en la planta productiva consecuencia de las diferentes condiciones de acceso al capital y a la tecnología y, por tanto, diferente calificación de los recursos humanos, diferentes condiciones de trabajo y diferentes formas de inserción al mercado.

    Aunado a lo anterior, la falta de competitividad de la industria nacional tiene mucho que ver también -se dice en el documento- con la importante presencia del esquema de protección creado por el patrón de acumulación anterior: industria aislada de la competencia externa; mercados regulados, sobreprotegidos y concentrados, y un Estado regulador de la economía con su política de subsidios y con el manejo artificial de los mercados. Y si a todo esto le agregamos la generalizada falta de interés del sector privado para desarrollar la ciencia y la tecnología; los graves rezagos educativos; el limitado impulso a la capacitación y, básicamente, la inexistencia de un ambiente social que favorezca el impulso a la productividad (remuneración adecuada y condiciones aceptables de vida y de trabajo para el asalariado y su familia), es fácil entender el por qué de las deficiencias de competitividad internacional de la industria mexicana y lo alejado que se encuentra aún el país de una conciencia colectiva de la productividad que cristalice los nuevos postulados de la calidad total.

    El comportamiento de algunos indicadores macroeconómicos ilustran con claridad esta situación. Según se observa en el Cuadro 1, es a partir del gobierno salinista cuando el modelo económico, que hasta 1988 no encontraba rumbo, termina por pervertirse. Es cierto, durante el largo periodo observamos un acelerado crecimiento de la inversión extranjera en nuestro país, sólo que, de 1983 a 1988, fue aplicada totalmente y de forma directa al aparato productivo nacional, y aunque los resultados no fueron espectaculares, parecía existir al menos la intención de hacerlo crecer. Con Salinas de Gortari la situación cambia de manera por demás radical. A partir de 1989 la inversión extranjera comienza a tomar el rumbo de la especulación. Para 1991 es ya 3 veces más grande que la inversión directa, en 1992 casi cuatro veces más y, para 1993, del total de la inversión extranjera en el país, más del 70% lo constituía el capital financiero, el que juega a la ganancia fácil, sin riesgo, en el mercado bursátil.

    Cuadro 1

    Inversión extranjera: 1983-1993

    (millones de dólares)

    Año Directa De cartera Inversión total

    1983 460.5 460.5

    1984 391.1 391.1

    1985 490.5 490.5

    1986 1,522.0 1,522.0

    1987 3,247.6 3,247.6

    1988 29594.7 2,594.7

    1989 39036.9 493.3 3,530.2

    1990 2,633.2 1,994.5 4,627.7

    1991 41761.5 12,742.5 17,504.0

    1992 4,392.8 18,010.8 22,403.6

    1993 49990.0 24,431.0 33,331.0

    Fuente: Banco de México, Indicadores de Comercio Exterior.

    Elaboración propia

    Si, como muestra el Cuadro 2, la inversión directa del capital extranjero creció en 10 años poco más de 10 veces, la inversión de cartera -así se nombra eufemísticamente a la especulación- creció, en la mitad de tiempo, casi 50 veces más. Con estos datos, bien puede uno explicarse los acontecimientos de fin de año como resultado de una economía que no creció conforme a las expectativas del mercado, y del comportamiento de un capital trasnacional, improductivo y avorazado, que logró ganancias fabulosas, sin destino cierto, en el muy corto plazo.

    Cuadro 2

    Inversión extranjera: 1983-1993

    (índices de crecimiento)

    Año Directa De cartera Inversión total

    1983 100 100

    1984 85 85

    1985 106 106

    1986 330 330

    1987 705 705

    1988 563 563

    1989 659 100 767

    1990 572 404 1,005

    1991 1,034 2,583 3,801

    1992 954 3,651 4,865

    1993 1,084 4,953 7,238

    Fuente: Banco de México, Indicadores de Comercio Exterior.

    Elaboración propia.

    Cuando a lo largo de 1994 fueron desmejorando las condiciones políticas del país, el capital especulativo no arriesgó, simplemente se fue. Y como la economía resultó incapaz de generar las divisas que exigía este modelo económico pervertido -de permanente déficit comercial antes cubierto por la inversión extranjera de cartera- la devaluación del peso no se hizo esperar, lo mismo que la urgencia gubernamental por conseguir dinero fresco para pagar las obligaciones inmediatas.

    Esta situación la ilustra el Cuadro 3: si de 1983 a 1988 el saldo de la balanza comercial fue positivo, de 1989 a 1994 no sólo se transforma en negativo, sino que el saldo rojo de esta cuenta nacional crece un 500%, como resultado, según muestra el Cuadro 4, de un crecimiento desequilibrado de las importaciones en relación a las exportaciones. Mientras éstas crecen más del 100% promedio anual, las primeras van mucho más allá del 200%, y en los años de Salinas, en especial 1992 y 1993, crecen casi 7 veces en relación a 1983. Qué mejor dato que este para explicar la dependencia de una estructura económica con escasa capacidad de competencia internacional.

    Cuadro 3

    Balanza comercial: 1983-1994

    (Millones de dólares)

    Año Exportaciones Importaciones Saldo

    1983 22,312.0 8,550.9 13,761.1

    1984 24,196.0 11,254.3 12,941.7

    1985 21,663.8 13,212.2 8,451.6

    1986 16,031.0 11,432.4 4,598.6

    1987 20,656.2 12,222.9 8,433.3

    1988 20,565.1 18,898.2 1,666.9

    1989 22,842.1 25,437.9 (2,595.8)

    1990 26,950.3 31,090.0 (4,139.7)

    1991 27,120.2 38,184.0 (11,063.8)

    1992 46,195.6 62,129.4 (15,933.8)

    1993 51,886.0 65,366.5 (13,480.5)

    1994 38,861.0 50,985.5 (12,124.5)

    Total 339,279.3 348,764.2 (9,484.9)

    Fuente: Banco de México; Indicadores de Comercio Exterior.

    Elaboración propia.

    Para agosto de 1994 el déficit de la cuenta comercial sobrepasó los 12 mil millones de dólares, déficit que no podía ser cubierto ya, ni por las agotadas reservas federales, ni por el capital financiero trasnacional invertido en la bolsa, que, en franca huida, le buscaba mejor resguardo a la voluminosa y rápida ganancia obtenida en los dorados años del salinismo.

    Nos dicen que la crisis es de liquidez, por tanto pasajera, que muy pronto la inversión del empresario extranjero volverá a alimentar los mercados bursátiles. Es probable que así sea, pero ... ¿A quién le importa? ... ¿A quién le sirve?

    Cuadro 4

    Balanza comercial: 1983-1994

    (índices de crecimiento)

    Año Exportaciones Importaciones

    1983 100 100

    1984 108 132

    1985 97 155

    1986 72 134

    1987 93 143

    1988 92 221

    1989 102 297

    1990 121 364

    1991 122 447

    1992 207 727

    1993 232 764

    1994 174 596

    Fuente: Banco de México, Indicadores de Comercio Exterior.

    Elaboración propia.

    El conflicto chiapaneco en la encrucijada

    El 9 de febrero, de manera por demás inesperada, el presidente Zedillo decidió girar órdenes de aprehensión contra los recién desenmascarados líderes del EZLN, con el subcomandante Marcos a la cabeza. Dichas órdenes tenían que ser cumplidas en la Selva Lacandona, dentro del territorio considerado zapatista, por agentes de la PGR que apoyarían el cumplimiento de sus instrucciones en la fuerza de los contingentes armados del Ejército Mexicano destacados en la región. Los motivos de tan sorpresivo decisión tuvieron que ver -según el mensaje del Primer Mandatario a la nación- con el descubrimiento por parte de la PGR de dos arsenales, uno en el DF y otro en Yanga, Ver., con armas destinadas al Ejército Zapatista. La interpretación oficial del hecho, apoyada en las presuntas declaraciones de los detenidos, fue la siguiente: mientras el gobierno de la República realiza sus mejores esfuerzos para lograr una paz negociada -expresó el presidente Zedillo- el EZLN se prepara para extender el conflicto más allá de las fronteras de Chiapas.

    La declaración presidencial sacudió políticamente al país. El problema económico engendrado por la devaluación del peso en diciembre, los conflictos poselectorales en Tabasco y Chiapas, la discusión sobre el diálogo nacional para impulsar la reforma del poder y las expectativas causadas por los avances en la investigación del caso Colosio, pasaron a un segundo plano de importancia. Las consecuencias del hecho se percibían como graves. Veamos.

    Dejando de lado los formulismos jurídicos y atendiendo al razonamiento político, el mensaje a la nación del presidente Zedillo el día 9 de febrero sólo pudo ser interpretado como una declaración de guerra al EZLN. En cierta medida, y de no ser por los acontecimientos ocurridos después de la devaluación del peso, tal decisión parecía congruente con su concepción del conflicto. No olvidemos que Ernesto Zedillo, desde sus tiempos de candidato a la presidencia de la República, siempre pensó que la solución al problema de Chiapas era social y reducida a ese espacio geográfico. Hasta donde recordamos, nunca hizo mención a los reclamos políticos que articulan las demandas sociales del EZLN. Más aún, ya como presidente electo, ignoró el hecho de que cualquier posibilidad de paz en la región tenía que ir de la mano con la transformación radical del ejercicio de la dominación en la entidad, con la supresión de arcaicas formas de poder caciquil que impiden cualquier tránsito posible a la democracia. Resultaba evidente que, más que llamados abstractos a la negociación, se requería de una auténtica voluntad de paz que necesariamente tendría que pasar, en ese momento, por la renuncia de Eduardo Robledo Rincón al cargo de gobernador del estado de Chiapas.

    No fue así, como ya sabemos, el presidente Zedillo, haciendo caso omiso del acelerado proceso de resistencia civil que se vivía en la región, decidió sostener al candidato priista a la gubernatura de la entidad. Y no sólo eso, llevó su apoyo al extremo de ser testigo de honor en su toma de posesión, acto que, vale la pena recordarlo, fue realizado en medio de las bayonetas. El Primer Mandatario le había apostado a la guerra para solucionar el conflicto guerrillero en la entidad. Las consecuencias políticas fueron inmediatas, a partir de este momento el estado de Chiapas se partió políticamente en dos: dos territorios, dos gobernadores, dos ejércitos y una sociedad al borde de la guerra Civil.

    En esta peligrosa situación de incertidumbre estábamos, cuando un no deseado acontecimiento vino a crear condiciones políticas nuevas que volvían a abrir posibilidades de solución al conflicto en Chiapas. A partir del anuncio devaluatorio del peso mexicano, la mano dura del poder se suavizó. Y no era para menos, ante la presión política que levantó la inconformidad de todos los sectores sociales afectados por la crisis financiera, ante la enorme pérdida de credibilidad del gobierno de la República -del anterior y del nuevo-, y ante la urgencia por buscar soluciones en el extranjero -léase Estados Unidos- que aliviaran la falta de liquidez de la economía nacional para enfrentar sus compromisos, el Ejecutivo Federal prefirió distender los diferentes frentes políticos que anunciaban posibles desbordes sociales. Frente a la inesperada e inquietante presencia de una crisis económica que amenazó desde el inicio con salirse de control, el Ejecutivo decidió no polarizar los conflictos sociales.

    Así, contrariando sus primeras acciones, fue reconfortante observar como la administración zedillista tomaba medidas realmente encaminadas a solucionar el conflicto chiapaneco, acciones que entonces parecían buscar la paz. Primero fue el anuncio del EZLN de que aceptaba dialogar con el gobierno. Ese mismo día el Ejército Mexicano recibió la orden de retirar tropas de dos municipios en el territorio zapatista. Y al día siguiente, después de una audiencia con el Presidente, el titular de la Secretaría de la Reforma Agraria declaró: "Con el propósito de resolver a fondo el problema agrario en Chiapas serán fraccionadas las propiedades que excedan el límite establecido por la ley y que esconden latifundios utilizando fraudulentamente las formalidades legales", y de las informaciones que proporcionó resultó que a partir de ese día se iniciaría el reparto de 31 mil 139 hectáreas a campesinos chiapanecos.

    Al día siguiente, en correspondencia a la acción del gobierno, el EZLN comunicó el repliegue de sus fuerzas de los puestos de avanzada en 8 municipios, y reafirmó además su disposición de crear las condiciones necesarias para una tregua estable que "facilite -declaró el subcomandante Marcos- un diálogo serio y responsable." El 15 de enero se realizó la primera entrevista de los representantes del gobierno y del EZLN, de la cual surgiría un acuerdo de cese de hostilidades por tiempo indeterminado. Y dos días después, ante el presidente de la República, las principales fuerzas partidarias del país iban a firmar Los Compromisos para el Acuerdo Político Nacional, inicio de un diálogo orientado, según expresó el Primer Mandatario, a impulsar la reforma del poder.

    Acuerdo que suponía, entre otras cosas, una solución política al conflicto postelectoral en Chiapas.

    Por supuesto, hubiera sido inocente suponer que todo marchaba sobre ruedas y que la tan ansiada paz en la región estaba a la vuelta de la esquina. No, no era así, y qué mejor ejemplo al respecto que el conflicto entre poseedores y desposeídos de tierra, que, lejos de amenguar, arreciaba. 0 la resistencia de los poderes locales a aceptar una solución política negociada al conflicto postelectoral en la entidad. Sin embargo, era difícil imaginar entonces que pocas semanas después el presidente Zedillo iba a abandonar sus promesas de concertación para incursionar por el camino de la guerra.

    Es cierto, desde la formalidad jurídica, la decisión adoptada por el Ejecutivo Federal respondía a derecho. Pero no menos cierto fue el carácter selectivo con que el gobierno aplicaba la ley. De inmediato surgieron preguntas que, como siempre, quedarían sin respuesta: ¿por qué no se actuaba con el mismo rigor contra todos aquellos que al menos en el último año habían violentado el Estado de Derecho en el país? ¿por qué se permite la violencia organizada de ganaderos, finqueros y comerciantes chiapanecos a través de guardias blancas?, ¿y los transgresores electorales?, ¿y los asesinos de Colosio y Ruiz Massieu?, ¿y ... ? Fue obvio. La decisión presidencial era política. Su carácter legal conforme a derecho sólo una máscara de pretendida legitimidad. El Primer Mandatario de la nación le había declarado la guerra al EZLN y los riesgos eran muy grandes. No sólo el del combate armado con su caudal de muertos y heridos, también el de una posible escalada de violencia en contra de organizaciones sociales opositoras o, en general, contra todos aquellos que actúan y piensan diferente.

    Pero si la decisión implicaba riesgos, más inquietud causaba no saber de los motivos que habían impulsado al Ejecutivo a tomarla. Era presumible que la determinación presidencial tuviera que ver con los recientes préstamos que la banca internacional y el gobierno de los EUA otorgaron a México. Aunque más influyó de seguro el hecho que, desde la óptica del poder, no era posible aceptar por más tiempo que una porción importante del territorio nacional viviera fuera del orden constituido, la imagen de debilidad que este tipo de situación provoca podría tener altos costos políticos para un gobierno recién formado. Y si a lo anterior agregamos la presión que seguramente ejerció el sector empresarial sobre el Presidente de la República, o quizá las preocupantes advertencias de los asesores militares, o la insistencia de la jerarquía eclesiástica para resolver el conflicto y castigar a los culpables, incluyendo al obispo Samuel Ruiz, podríamos suponer las razones de tal comportamiento. Esto sin olvidar que también desde su propio partido, el PRI, los apoyos a su gestión comenzaban a ser condicionados.

    Lo preocupante era que, de esta combinación de factores, de cualquier manera se expresaba la figura de un Ejecutivo débil, obligado -o convencido- a avalar una clara tendencia de derechización de la sociedad. Y ante esto, sólo se podía contar con los destacamentos sociales que, desde la sociedad civil, luchaban por el tránsito democrático del país.

    Y esto fue lo que por fortuna sucedió. El fracaso de la acción punitiva del Ejército y de la PGR destinada a descabezar al movimiento zapatista, junto a importantes y frecuentes movilizaciones ciudadanas, y a decenas de desplegados de muy diversas organizaciones e individuos, a nivel nacional e internacional, obligaron al Ejecutivo, en unos cuantos días, a echar marcha atrás en su ofensiva militar disfrazada de acción judicial: la PGR ordenó detener la persecusión de los líderes zapatistas en contra de los cuales se había librado una orden de aprehensión. El presidente Zedillo le encargó a la Comisión Plural legislativa que buscara nuevamente entablar contacto con el subcomandante Marcos, y llamó al Congreso a un periodo extraordinario de sesiones para discutir y aprobar en su caso una nueva ley de amnistía. Y, lo sorpresivo, el 14 de febrero el gobernador del estado de Chiapas, Eduardo Robledo Rincón, solicitó licencia a su cargo.

    Un breve recuento de posibilidades

    De lo antes expuesto, y siempre en relación a los retos del nuevo gobierno en el periodo que comienza - señalados al inicio de este trabajo- podemos advertir, de manera provisional, las siguientes posibilidades:

    l. La política económica. Por las características que hasta ese momento -mediados de febrero- tomaba la solución a la crisis financiera de diciembre, bien se podía afirmar que era difícil un cambio sustancial al modelo económico impuesto desde 1983, explícitamente pervertido a partir de 1989. Así lo hace sospechar no sólo la enormidad de los préstamos obtenidos de la banca internacional y del gobierno de los EUA que han alargado nuestra deuda externa casi al infinito, sino además, y sobre todo, las condiciones económicas y políticas que sabemos y suponemos les respaldan.

    Por otro lado, a pesar del claro carácter de imposición extra nacional que el modelo tiene, parece que a los funcionarios públicos responsables de la política económica del país no les disgusta la propuesta, y no obstante los negativos resultados observados, inconvenientes hasta donde se ve para el desarrollo económico nacional en su esfuerzo globalizador, todo indica que, en lo esencial, el modelo continuará en activo.

    Nos referimos en concreto no sólo a lo obvio: la austera disciplina económica para los sectores más desprotegidos de la sociedad expresada en desempleo, contención salarial y desmejoramiento general de las condiciones de vida de la población. Hablamos además del abandono al aparato productivo nacional. A excepción hecha de los grandes consorcios industriales, comerciales y de servicios, gran parte de ellos de origen trasnacional, la empresa mexicana, en especial los pequeños y medianos establecimientos, poca oportunidad tendrán de competir en los mercados nacionales e internacionales. La productividad seguirá siendo discurso, la capacitación una promesa y el desarrollo de instrumentos tecnológicos propios una ilusión.

    Es factible que pronto nuestro mercado vuelva a ser apetecido por el comercio internacional, y que el sector industrial crezca a través de la inversión de capital trasnacional en la rama maquiladora por el enorme atractivo que supone una fuerza de trabajo barata -la más barata del mundo- que se ofrece como ventaja comparativa en la lucha por disminuir los costos de producción de un conjunto de mercancías destinadas a la competencia en el mercado internacional. Sin embargo, la particular forma en que se estructura la política económica nacional, indica que el grueso de la inversión extranjera de capital en nuestro país seguirá orientándose hacia el juego especulativo que ofrece el mercado bursátil, haciendo depender la solidez financiera del país de su sensible e impredecible comportamiento.

    Las posibilidades de revertir esta tendencia se reducen al fortalecimiento y definición de los movimientos sociales que en el último año se han constituido, más que los partidos políticos, en muro de contención al uso presidencialista y corporativo del poder, y a la forma como se resuelva el conflicto guerrillero en Chiapas. Pero por lo pronto, según expresión de los líderes empresariales del CCE y la Coparmex, la economía mexicana se encuentra paralizada.

    2. El conflicto armado en Chiapas. La incertidumbre política impide señalarle rumbos definidos de solución a los problemas planteados por el levantamiento armado del EZLN. Si bien es cierto que desde la perspectiva del gobierno la salida militar fue considerada y ejecutada nuevamente como opción única de solución a la crisis chiapaneca, no menos cierto fue que sus limitados resultados obligaron al poder constituido a retomar en la búsqueda de una negociación política, incrementándose con ello la sensación de debilidad que acompaña a la administración zedillista desde su nacimiento.

    Después de un año y más de conflicto, parece no entenderse que la inconformidad social que expresó a través de las armas el EZLN no puede terminar en la cómoda simplicidad de un acuerdo concertado que, apoyado en la fuerza del ejército, promete asistencia social. Sigue sin aceptarse un sin fin de evidencia que termina siempre por advertir que, sin negociación política, la paz social en la región no es posible, entendiendo por negociación política la explícita voluntad presidencial por impulsar cambios profundos al sistema político mexicano. Desde el gobierno se insiste en ignorar que una paz negociada exige de un verdadero tránsito a la democracia que sólo podrá iniciarse con la renuncia del gobernador recién electo, con la revisión del texto constitucional de Chiapas para otorgarle personalidad jurídica propia a las comunidades y pueblos indígenas, con la solución expedita al reclamo agrario en la entidad, con la inmediata reestructuración al aparato institucional encargado de impartir justicia, y con el llamado a un nuevo proceso electoral que legitime un nuevo poder estatal.

    La paz en Chiapas sigue en riesgo y amenaza a todo el país. La acción punitiva de los grupos de propietarios en el estado a través de guardias blancas, es enfrentada por un amplio movimiento de resistencia civil que cada vez más adquiere el perfil de una insurrección. La posibilidad de una guerra civil en la entidad con impredecibles consecuencias para la nación en su conjunto, depende del resultado de una negociación que no termina por concretarse.

    En este tiempo de coyuntura señalado por la incertidumbre, las posibilidades de paz en la región se ven bloqueadas por una serie de hechos que se constituyen en los retos inmediatos a enfrentar por el gobierno y el resto de actores sociales involucrados, si es que en verdad se desea superar la crisis que amenaza la estabilidad de la nación.

    Nos referimos en concreto a la urgente necesidad de acabar con la opción militar y el endurecimiento político en la relación gobierno-sociedad, como únicas soluciones posibles a la crisis política de Chiapas. Sin esto, cualquier llamado al diálogo resulta estéril. Sin la desmilitarización de Chiapas pierde sentido la renuncia del gobernador, la detención de órdenes de aprehensión contra los dirigentes del EZLN, la ley de amnistía y la participación de la Comisión legislativa plural. Si el gobierno de la República no recobra la credibilidad de buena parte de la opinión pública, no prosperará el diálogo por la paz. Las consecuencias podrían ser desastrosas.

    ACONTECIMIENTOS DEL SEXENIO

    • El Jefe del Ejecutivo, Ernesto Zedillo, da ultimátum por huelga en la UNAM " El Gobierno de la República quedaría sólo en espera del preciso mandato democrático de la mayoría universitaria para poner en acción otros medios legítimos del Estado, con el fin de restaurar el funcionamiento de la Universidad".

    • Varios cientos de miles de obreros marcharon el 5 de Mayo de 1999 por las calles en celebración del Día del Trabajo, y el presidente Ernesto Zedillo dijo que trataba de prevenir las crisis económicas que a menudo ocurren al concluir el mandato presidencial.

    El mandato de Zedillo concluye el año próximo y muchos mexicanos temen que los esfuerzos por impulsar la economía antes de las elecciones causen problemas económicos.

    El mandato de Zedillo se inició en 1994, con una espectacular devaluación del peso que todavía no fue superada.

    Zedillo también prometió esforzarse por mantener el crecimiento económico y combatir la inflación ``que devora los salarios de los trabajadores''.

    Los numerosos manifestantes que recorrieron las calles plantearon distintas demandas, a veces contradictorias.

    Los sindicatos oficialistas, que en los últimos años evitaron muchos desfiles del Día del Trabajo, expresaron apoyo a Zedillo pero demandaron mejores condiciones.

    Los sindicatos independientes atacaron la política económica liberal del gobierno.

    Los estudiantes en huelga de la Universidad Nacional Autónoma exigieron la eliminación de los aranceles de estudio.

    • El Presidente Ernesto Zedillo iniciará una visita de cuatro días a Nueva York, Estados Unidos, con el propósito de participar en la Cumbre del Milenio que se realizará en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU) a partir del 4 y hasta el 8 de septiembre.

    El Presidente Zedillo y su esposa Nilda Patricia Velasco viajarán a Estados Unidos a bordo del avión de la Fuerza Aérea Mexicana Presidente Juárez.

    • Avance en la descentralización y ampliación de la cobertura, pero estancamiento en el combate a las enfermedades de la pobreza.

    Este es el balance de la gestión del presidente Ernesto Zedillo en materia de salud, de acuerdo con las propias estadísticas del sector y el análisis de los especialistas Luis López Hermosa, integrante del equipo de transición de Vicente Fox en el área social, y de Federico Ortiz Quesada, secretario técnico de la recién creada Comisión de Salud Fronteriza México-Estados Unidos y profesor adjunto de la Universidad de George Washington.

    De acuerdo con el Programa de Reforma del Sector Salud 1995-2000, durante el sexenio que concluye, la cobertura de la seguridad social debió ampliarse para eliminar la duplicación en la operación de los servicios e introducir incentivos en la calidad de la atención.

    También debió incrementarse la eficiencia de la atención a la población abierta, a través de la descentralización de los servicios que prestan las instituciones que atienden a esta población.
    Asimismo, debieron otorgarse servicios esenciales de salud a la población actualmente no cubierta. Lo anterior, como objetivos generales.

    En los hechos, la población sin acceso regular a servicios de salud se redujo de 10 millones en 1994 a 700 mil en el 2000, al incluir a este sector de manera gradual al Paquete Básico de Servicios de Salud, de acuerdo con el reporte México Salud 2000, de la Secretaría de Salud.

    En tanto, el porcentaje de ocupación en hospitales para población abierta se incrementó de 56.7 por ciento en 1994 al 65 por ciento en el 2000, según el mismo documento.

    Sin embargo, este avance cuantitativo no se tradujo necesariamente en un mejor servicio, de acuerdo con los especialistas. "El pero es que se sigue cargando con los rezagos sanitarios de la implementación de programas de salud, enfocados más bien a la medicina curativa que a la preventiva", explica López Hermosa.

    "Es decir, continuamos viendo que los centros de salud tienen una carga muy importante de pacientes con daños a la salud que pudieron ser prevenidos. Hay una carga muy importante de lo que son las enfermedades de la pobreza".

    Ortiz Quesada, funcionario de la Secretaría de Salud, coincide: "hubo avances, pero no los suficientes. Este avance no se tradujo en una buena calidad (en la prestación de los servicios médicos) que se necesita".
    No obstante, ambos especialistas advierten que el avance, por pequeño que sea, es un buen avance.
    "El control que se dio sobre las epidemias del cólera y del dengue, sobre todo del dengue hemorrágico, y el programa que se dio sobre la cloración del agua potable, aunque parecen medidas aisladas y no de mucho relumbrón, inciden positivamente en la salud de la población, si se considera que cerca del 60 por ciento de las consultas que se dan a nivel del sector salud son en primera instancia por enfermedades prevenibles, como las gastrointestinales", resalta López Hermosa.

    • A unos meses de que concluya el sexenio de Ernesto Zedillo, especialistas reconocen los aciertos y plantean cuáles fueron los fracasos de la presente administración en lo referente al combate a la delincuencia.

    El primer año del gobierno zedillista constituye el despegue de los índices delictivos en el país. A unos meses de concluir el sexenio, especialistas evalúan los pasos positivos y definen los fracasos, en particular la ineficacia para perseguir crímenes y la impunidad de que gozan los delincuentes.
    El día que tomó posesión como Presidente de la República, Ernesto Zedillo se comprometió a reformar las instituciones encargadas de procurar justicia. "Es en ellas donde la incompetencia, la corrupción y la ruptura institucional son más frecuentes y de mayor daño para la seguridad de las personas", dijo en su discurso del 1o. de diciembre de 1994.

    Al año siguiente su administración enfrentó el incremento más alto en los índices delincuenciales de las últimas décadas. Una tendencia que, de acuerdo con especialistas, comenzó a la par de las crisis económicas de los ochenta y se disparó en 1995, durante el primer año de ejercicio gubernamental.
    El sexenio está a punto de concluir. Las medidas para hacer más eficiente el cumplimiento de la ley y el combate a la inseguridad y la delincuencia han sido diversas: se reformó el Poder Judicial, se puso en marcha el Programa Nacional de Seguridad Pública y se creó el Sistema Nacional de Seguridad Pública y la Policía Federal Preventiva. Se llevó a cabo la cruzada contra la delincuencia y se incrementó el presupuesto para combatir la inseguridad. También se efectuaron reformas para incrementar las penas corporales a delitos.

    Estrategias que buscan abatir un fenómeno reflejado en las estadísticas: Hasta 1998, en seis entidades se concentraba el 44 por ciento de los delitos de orden federal. Baja California ocupó el primer lugar con 9 por ciento. En todo el país la posesión de armas fue el delito de mayor comisión.
    Respecto al orden común, el delito más frecuente ha sido el robo: representa el 30 por ciento de los 100 ilícitos de este tipo.

    El Distrito Federal es la entidad con la mayor comisión de delitos de orden común: 9 de cada 100 se cometen en la capital.

    En cinco años hay casi 50 mil presos más. En 1994 había 86 mil 326. En 1999 eran 143 mil 642.
    Ahora, a unos meses de que concluya, especialistas reconocen los aciertos y plantean cuáles fueron los fracasos de la presente administración en lo referente al combate a la delincuencia.

    • La situación por la que actualmente atraviesa la agricultura mexicana se caracteriza por la descapitalización, falta de rentabilidad en la mayoría de productos, atraso tecnológico y una gran heterogeneidad en el desarrollo por regiones y tipos de productos.

    En el nuevo modelo económico que se pretende dar al país, el papel del sector agropecuario ha sido nuevamente subordinado al desarrollo de otros sectores, generándose un vacío en la política agropecuaria que deja a 30 millones de habitantes de zonas rurales sin expectativas claras de ingreso con el consecuente deterioro de la vida social mexicana.

    El efecto sobre los diversos sectores de la sociedad rural ha sido diferente, impactando de manera más severa al llamado sector social representado por pequeños agricultores minifundistas, quienes cada vez más se ven rezagados del desarrollo y cuyo futuro es incierto.

    Al abandonar la protección y el fomento de ese importante subsector, que representa el setenta por ciento de la superficie agrícola y el ochenta por ciento de los productores del país, se provocó un incremento acelerado de las importaciones agropecuarias y un aumento en el déficit de la balanza comercial, lo cual ha desestimulado la producción interna y el empleo rural.

    Además, el déficit de la balanza comercial se agravó en diciembre de 1994 con la devaluación de la moneda, situación que encareció en más del cincuenta por ciento el valor de las importaciones de productos agropecuarios.

    Lo anterior nos obliga a definir posiciones más activas en la determinación de políticas emergentes para el sector agropecuario, que reorienten las actuales estrategias gubernamentales. A continuación presentamos algunas reflexiones sobre aspectos importantes relacionados con la problemática general del sector agropecuario y el financiamiento rural.

    • Estadísticas e indicadores de organismos nacionales e internacionales dibujan un México marcado por la desigualdad social, económica, étnica y de género.

    Cuando Ernesto Zedillo rinda su sexto y último informe de gobierno, dejará para el recuerdo, en un archivo de computadora, su principal promesa de campaña.

    El bienestar para la familia no llegó en el sexenio que termina. Los mexicanos no sólo no alcanzaron el bienestar, sino que además éste se redujo en los últimos seis años. Así lo establecen indicadores internacionales elaborados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y difundidos en sus informes anuales sobre el desarrollo humano de los 174 países que la integran.

    Estos reportes -que miden el bienestar general de la población en función de una serie de factores que van desde la esperanza de vida hasta la libertad de expresión- bajaron a México dos peldaños en su clasificación y, de ser un país considerado con un alto desarrollo humano en 1995, ahora lo ubican como un país con un desarrollo humano medio en el 2000.

    Al inicio del sexenio zedillista, el PNUD colocaba a México en el lugar número 53 con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 0.842. La escala mide el bienestar completo y para todos con valor de uno (1). Seis años después, lo ubica en el lugar 55, con un valor de 0.784.

    Es decir, México se encuentra ahora más alejado de alcanzar un desarrollo equilibrado en un 21 por ciento, a gran distancia de Canadá, Noruega y Estados Unidos, que reportan los más altos índices de bienestar, con 0.935, 0.934 y 0.929 de IDH.

    Y aun cuando las cifras oficiales auguren un "cierre satisfactorio" de la macroeconomía en el último sexenio priista, sin previsibles crisis ni "errores de diciembre" por primera vez en los últimos 20 años, continúa pendiente la promesa de elevar la calidad de vida de las familias mexicanas, con mejores servicios públicos, de salud y de educación, con un mayor poder adquisitivo y con acceso a la cultura y a un mejor sistema de impartición de justicia y seguridad.

    En el discurso oficial, la educación vive uno de los mejores momentos de su historia, pero analistas de organizaciones civiles refutan esa aseveración y documentan con cifras las insuficiencias de la enseñanza que brinda el Estado.

    • En el discurso oficial, la educación vive uno de los mejores momentos de su historia, a lo que analistas de organizaciones civiles refutan esa aseveración y documentan con cifras las insuficiencias de la enseñanza que brinda el Estado.

    A su último año de gobierno, el presidente Ernesto Zedillo llega en medio de señales encontradas respecto a su programa educativo. En el discurso oficial, la educación vive uno de los mejores momentos de su historia. De acuerdo con análisis de organismos civiles, la enseñanza proveniente del Estado es insuficiente.

    Sólo en el IV y V Informe de Gobierno, Zedillo ocupó cerca del 20 por ciento de su discurso para hablar sobre los avances en materia educativa. Asimismo, el actual gobierno emprendió una campaña permanente para publicitar lo que consideró sus logros educativos.

    Todavía por televisión, la Presidencia de la República se anuncia reseñando con orgullo que "nueve de cada diez alumnos que salen de primaria ingresan a la secundaria". Se trata, dicen, de un "gobierno que trabaja para ti".

    Sin embargo, los ánimos optimistas del sexenio que concluye contrastan con el recuento elaborado en varios comunicados por el Observatorio Ciudadano de la Educación, que agrupa a más de 250 investigadores y académicos, y cuya evaluación arroja cifras como las siguientes:
    Más de 5.5 millones de jóvenes entre los 13 y los 17 años (54 por ciento del total en el país) están fuera del sistema educativo.

    El indicador global de la exclusión del sistema educativo, acumulado históricamente, es de 41 millones de adultos de 15 y más años que carecen de la enseñanza básica completa. La cifra, que representa 60 por ciento de la población adulta del país, sigue en aumento.

    El promedio nacional de escolaridad es de 7.7 grados: 20 por ciento de los más pobres no llega a cursar tres grados, en tanto que 10 por ciento de los más ricos alcanzan más de 12 niveles.

    El analfabetismo se ha reducido en términos relativos a lo largo de la última década. Actualmente es de 10 por ciento a nivel nacional, aunque con notables diferencias por regiones geográficas: es inferior a 4 por ciento en las entidades con bajos niveles de marginalidad como el Distrito Federal, Nuevo León o Baja California, pero se quintuplica en aquellas más pobres como Oaxaca, Guerrero o Chiapas.

    Las desigualdades por regiones reaparecen en el acceso a los diferentes niveles escolares: en las entidades con bajos niveles de marginalidad, los porcentajes que logran inscribirse en la secundaria, la educación media superior y la superior son 87, 42 y 18 por ciento, respectivamente. En los estados con alta marginalidad se reducen a 72 para secundaria, 32 para educación media y 11 para superior.
    También en la distribución de los recursos hay grandes desigualdades: el gasto total en educación por habitante de 4 a 24 años es en promedio de 3 mil 144 pesos en las entidades más avanzadas, de 2 mil 386 pesos en las de desarrollo intermedio y de sólo mil 999 pesos en las de alta marginalidad.
    En números redondos, los saldos rojos de la educación básica al concluir el sexenio son 430 mil niños que abandonan las escuelas primarias antes de aprobar el sexto grado. Casi 3 millones no terminan este ciclo en los seis años previstos y 260 mil egresados de sexto ya no se inscriben en la enseñanza secundaria. Además, 360 mil jóvenes desertan de la secundaria y poco más de un millón, el 22 por ciento de la matrícula, no logran concluirla en los tres años programados.

    La mayoría de los niños y jóvenes tiene acceso a los niveles básicos, pero solamente 17 de cada 100 jóvenes en la edad correspondiente cursan la educación superior.

    • El Presidente Ernesto Zedillo Ponce encabezó la ceremonia conmemorativa del primer centenario

    de la Procuraduría General de la República.

    El Presidente Ernesto Zedillo Ponce afirmó que en los últimos tres meses de su mandato de ninguna manera "bajaremos los brazos", y resaltó que, especialmente la Procuraduría General de la República (PGR), que tiene a su cargo responsabilidades en la lucha contra el crimen

    En el marco de la ceremonia conmemorativa del primer centenario de la PGR, Jefe del Ejecutivo agregó que el Procurador Jorge Madrazo Cuéllar dice, con toda razón, que la tarea por delante es todavía larga, sinuosa, difícil, pero, también hay pasos en varios aspectos.

    También dijo que comparte la confianza con Madrazo en que más pronto que tarde la sociedad empezará a percibir resultados concretos de todas las acciones, algunas de carácter sistémico, otras coyunturales, que a lo largo de estos años se han emprendido para fortalecer a la PGR.

    • El Presidente Ernesto Zedillo destacó la consolidación de la Procuraduría General de la República (PGR) durante su sexenio, con particular acento en la independencia para perseguir la criminalidad al margen de presiones extra legales.

    "Hoy el País tienen una mejor base jurídica para perseguir las distintas formas de criminalidad que mucho daño han causado a la convivencia social en nuestro país", dijo Zedillo al hacer un recuento de las reformas legales que en materia penal ha promovido su Gobierno.

    En el discurso que pronunció en la ceremonia de investidura Doctor Honoris Causa en el marco de la conmemoración de los 100 años de la PGR, el Mandatario se refirió también al fortalecimiento de un Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el que la Procuraduría ocupa un lugar destacado.

    El Jefe del Ejecutivo informó que de 1997 a la fecha, los recursos destinados a la seguridad y a la lucha contra el crimen se incrementaron en 300 por ciento.

    También expuso que para proteger a la PGR de presiones extralegales impulsó una serie de reformas con el propósito de establecer una clara separación que evitara cualquier conflicto de interés en la relación entre el Procurador y el Presidente de la República, de manera que el primero ya no fuera consejero jurídico del Gobierno federal.

    El Presidente Ernesto Zedillo Ponce afirmó que en los últimos tres meses de su mandato de ninguna manera "bajaremos los brazos".

    • Hay un cambio notorio en la política federal hacia Chiapas, un endurecimiento que los partidarios del zapatismo interpretan como el preludio de un baño de sangre. Sin embargo, hay elementos para creer que se equivocan y que el túnel en que se ha metido ese conflicto permite advertir luces cercanas. Ojalá.

    Durante muchos meses, el gobierno apostó a que el asunto se pudriera y que sus protagonistas se hicieran viejos. El presidente Ernesto Zedillo lo confesó a un periódico extranjero cuando dijo que había esperado a que los zapatistas se cansaran. Esa política del avestruz la practicó con una severa tenacidad el anterior secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet Chemor, quien abandonó todo intento de negociación y dejó hacer a las bandas paramilitares con resultados conocidos, como el desplazamiento de numerosas comunidades indígenas y numerosos hechos de violencia entre los que sobresale la matanza de Acteal.

    Para los hombres del poder se trata de aislar políticamente a los zapatistas y enseñarle los colmillos al EZLN. Toda negociación está precedida de una demostración de poder, y no hay que olvidar que la fuerza es la otra cara de la política. Así ha ocurrido en Corea y en Vietnam, en El Salvador y Guatemala o en el México de 1995, cuando los zapatistas aceptaron ir a la mesa de negociaciones y se lograron algunos resultados, aunque por lo visto sin la necesaria solidez. En unas semanas puede repetirse esa historia, y quizá, más allá de lo lamentable de sus saldos inmediatos, sea para bien del país, pues lo que está de por medio es una paz digna y justiciera.

    • Analistas de la UNAM consideraron que la mayor deuda que deja Ernesto Zedillo es en bienestar para la población.

    El Gobierno de Ernesto Zedillo inició con crisis y terminará sin resolverla, señalaron analistas del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
    Entre los saldos que dejará pendientes, señalaron, están: un peso sobrevaluado, un déficit externo de la balanza de pagos, una abultada deuda externa e interna, y dependencia de las exportaciones y la inversión especulativa.

    OPINIONES DESPUÉS DEL VI INFORME

    • La tolerancia fue el signo de los seis años del Gobierno que encabezó el Presidente Ernesto Zedillo, según lo expresó el Mandatario al rendir a los mexicanos el último informe de su administración.
      "No creo que la represión sea solución a los conflictos sociales", expresó el Jefe del Ejecutivo, quien en su mensaje político -que presentó ante el Congreso de la Unión y miembros de su Gabinete- se definió como un político liberal y creyente de la tolerancia.

    Explicó que a lo largo de su mandato prefirió la tolerancia en la búsqueda de soluciones a los problemas, antes que adelantarse y optar por el camino de la fuerza y la represión, y aseguró que en el periodo comprendido entre 1994 y el 2000 trabajó para estar cerca de todos los grupos del País.

    Zedillo sostuvo que fue respetuoso de la crítica que libremente se ha expresado y que aún cuando informó a la Nación de todas las decisiones que tomó, supo aceptar el peso de la responsabilidad que esto conlleva.

    "En todo momento he procurado hablar con la verdad a la gente", dijo al expresar la confianza que, aseguró, siempre ha tenido en los mexicanos.

    • El Presidente de la República, Ernesto Zedillo, destacó que en su administración se le dio gran importancia al rubro de la educación, por ser esta base fundamental del desarrollo social.

    Destacó la creación del Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa), el cual ha demostrado su eficacia para la erradicación de la pobreza.

    En el marco de su VI Informe de Gobierno, El Jefe del Ejecutivo destacó que ha dedicó mayor atención a la política social y que se ha destinado un mayor presupuesto a la educación, por lo que subrayó que una de cada siete escuelas ha sido construida en este sexenio.

    Detalló que ha aumentado la proporción de los niños jóvenes que ingresan a la primaria, los que la concluyen e ingresa a la educación superior y comentó que el subsidio creció 32 por ciento en términos reales.
    A su vez, señaló que los recursos para la ciencia y la tecnología aumentaron casi 45 por ciento.

    Zedillo resaltó la creación y desarrollo del Sistema Nacional de Competencias Laboral y de becas. En tanto, aclaró que se multiplicaron tres veces y media los desayunos escolares.

    Además, destacó la labor del Ejército Mexicano, como institución y como ayuda en casos de desastres nacionales.

    • El presidente Ernesto Zedillo Ponce de León defendió una vez más las políticas y acciones que tomó su gobierno después que estalló la crisis financiera en diciembre de 1994 -que propició la devaluación inmediata del peso.

    En el marco de la lectura del mensaje de su Sexto (y último) Informe de Gobierno, el Mandatario mexicano agregó que gracias a esas políticas y acciones el país salió de la crisis y retomó su crecimiento y desarrollo.

    Zedillo, quien el próximo 1 de diciembre entregará el poder a Vicente Fox Quesada, indicó que mientras la economía crece, la inflación acumulada anual ha ido a la baja y ya es inferior al 10 por ciento.

    Para él, el dato más alentador ha sido el de la creación de empleos. La tasas de desempleo, dijo, es la más baja desde que se llevan los indicadores, mientras los salarios se recuperan desde 1997, aunque la economía ha tenido que lidiar con turbulencia del exterior.

    También insistió que la economía no tendrá sobresaltos durante el cambio de gobierno y que hay condiciones para que seguir creciendo, mientras México se ha convertido en una verdadera potencia exportadora.

    Además, expresó que la tolerancia fue el signo de los seis años del gobierno que encabezó el presidente Ernesto Zedillo.

    "No creo que la represión sea solución a los conflictos sociales", expresó el Jefe del Ejecutivo, quien en su mensaje político -que presentó ante el Congreso de la Unión y miembros de su Gabinete- se definió como un político liberal y creyente de la tolerancia.

    Explicó que a lo largo de su mandato prefirió la tolerancia en la búsqueda de soluciones a los problemas, antes que adelantarse y optar por el camino de la fuerza y la represión, y aseguró que en el periodo comprendido entre 1994 y el 2000 trabajó para estar cerca de todos los grupos del país.

    Zedillo sostuvo que fue respetuoso de la crítica que libremente se ha expresado y que aún cuando informó a la Nación de todas las decisiones que tomó, supo aceptar el peso de la responsabilidad que esto conlleva.

    "En todo momento he procurado hablar con la verdad a la gente", dijo al expresar la confianza que, aseguró, siempre ha tenido en los mexicanos.

    • El Presidente de la República, Ernesto Zedillo, manifestó que México vive como nunca antes la democracia y aseguró que no debe ejercerla un grupo de partido o de personas, sino el conjunto de los ciudadanos.

    El Jefe del Ejecutivo dijo que tras un largo proceso que comprendió luchas cruciales de nuestro pueblo, contamos con todos los elementos que integran una democracia moderna, como resultado de la voluntad ciudadana, que logró la alternancia política.

    México vive como nunca antes la democracia gracias a las luchas de los mexicanos que nos precedieron y a nuestra propia generación, reconoció, por lo que crea responsabilidades y retos.

    La de él, dijo, es entregar una administración limpia, transparente y ordenada. La de los legisladores es realizar su tarea con visión de largo plazo, para resolver los problemas que aquejan a México con lealtad a la Nación

    México debe seguir su marcha hacia un desarrollo pleno, mencionó, y el primer reto es consolidar la democracia alcanzada y trabajar para las tareas pendientes.

    Pidió que la democracia sea nuestro sistema de vida, porque vale mucha por sí misma, aunque no es la solución de todos los problemas, sino un mecanismo para resolverlos.

    Sirve, afirmó, para preservar la unidad nacional para seguir enfrentando y derrotar al crimen, la corrupción y la injusticia.

    Demandó Impulsar las reformas y transformaciones para asegurar el crecimiento dinámico y sostenido de la economía, para vencer a la pobreza y la desigualdad de oportunidades. La amenaza de la violencia no pude se una recurso legítimo para el desarrollo socia, enfatizó.

    Para que la democracia sirva a esto, es necesario que prevalezca el diálogo sobre el monólogo y destacar el acuerdo sobre el desacuerdo.

    • La lucha contra el crimen organizado y la inseguridad es uno de los pendientes del sexenio 1994-2000, pese a los esfuerzos que las autoridades dedicaron a ese rubro, reconoció "con pena" el Presidente Ernesto Zedillo.

    Al rendir el último informe de su administración, el Mandatario explicó que pese a los logros obtenidos en algunos rubros los pendientes que deja en otros le hacen estar insatisfecho con lo realizado y consideró adecuado reconocer "lo mucho que está por hacer para llegar a la meta que todos deseamos".

    Antecedido por un prolongado aplauso a las Fuerzas Armadas, el Mandatario inició un recuento de lo realizado para combatir la inseguridad, tarea para la que aumentó en más de 300 por ciento los recursos que se destinaban y que también derivó en la creación de la Policía Federal Preventiva.

    "Nunca estuvimos con los brazos cruzados", resumió el Mandatario, quien pese a admitir los rezagos en la materia, dijo que en el futuro podrán verse resultados alentadores que garanticen la seguridad de los mexicanos.

    • El Presidente de la República, Ernesto Zedillo, afirmó que gobernó con pleno respeto a la división de poderes y al Federalismo, siempre percibiendo el salario que la Cámara de Diputados ha aprobado para su ejercicio.

    Zedillo envío un mensaje con el que manifestó su preocupación por ejercer la Presidencia alejado del paternalismo, mal que tantos problemas le ha provocado a México, sentenció.

    Dijo que será un ex Presidente que tendrá que trabajar para el bienestar de su familia, luego de dejar el cargo que ostenta. Zedillo hizo un recuento de los logros y espectativas de su gestión.

    • Burócratas inconformes que protestaban en la esquina de las calles Sidar, Robirosa y Congreso de la Unión acordaron en la noche apostarse a un costado del lugar en donde mantenían un plantón, para dejar libre el acceso por donde arribó el Presidente Ernesto Zedillo para rendir su VI Informe de Gobierno en el Palacio Legislativo de San Lázaro.

    Con la llegada de los granaderos para acordonar el lugar los manifestantes decidieron retirarse al acordarlo con las autoridades, aunque su retiro registró empujones y enfrentamientos físicos con los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).

    El incidente no pasó a mayores mientras que, por otro lado, a las 19:15 horas, la Comisión Parlamentaria encargada de la recepción al Presidente Zedillo salió del recinto de San Lázaro para abordar un autobús oficial hacia Palacio Nacional.

    En tanto se esperaba que alrededor de las 19:30 horas el Primer Mandatario del País hiciera su arribo al Palacio Legislativo para rendir su VI Informe de Gobierno, mientras a las 19:02 horas su familia arribó al lugar y su esposa Nilda Patricia llegó en compañía de sus hijos Emiliano, Cristóbal, Ernesto y Nilda, quienes formalmente vestidos entraron aprisa al recinto parlamentario.

    Durante la administración zedillista, en materia de salud se registró un avance en la descentralización y ampliación de la cobertura, pero estancamiento en el combate a las enfermedades de la pobreza.

    • Luego de su último informe de Gobierno, las corrientes críticas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ratificaron su decisión de entablar un juicio político contra el Presidente Ernesto Zedillo y presentaron un texto que entregarán a la Cámara de Diputados endilgándole calificativos como "presidente débil", "político de bajo perfil" e "incapaz".

    En conferencia de prensa, integrantes de "Corriente Crítica" y "Democracia 2000", resumieron el sexto informe de Zedillo como un "elogio a la mediocridad", lo calificaron con cero en su actuación política y destacaron que el Presidente merecía ser enjuiciado políticamente y expulsado del partido por dejar un país más empobrecido, con crímenes sin aclarar y con funcionarios involucrados en casos de corrupción.

    "No es Zedillo el demócrata que definen los palabreros de Los Pinos. No es el estadista que califican los que se van continentalmente con el siglo de la política internacional. No es más que un gris, anodino y mediocre político que el 1 de septiembre (día de presentación del informe) hizo el elogio de la deslealtad y el vituperio.

    "Por otra parte la pérdida de la Presidencia fue consecuencia de una endémica y errática conducción política que hoy se ve sustituida por la hambruna de la ambición política de (los líderes del PRI)", dijo el texto que presentaron los priístas.

    SUCESOR DE ZEDILLO

    Vicente Fox sucede a Ernesto Zedillo

    El 1 de Diciembre de 2000 al terminar el periodo sexenal del Dr. Ernesto Zedillo Ponce de Leon fue sucedido por el actual Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos Lic. Vicente Fox Quezada.

    Ernesto Zedillo reconoció el triunfo electoral de Vicente Fox; y desde el 3 de Julio de 2000 cuando se dieron a conocer los resultados de las elecciones Ernesto Zedillo se comunicó con el entonces Virtual Presidente Electo Vicente Fox para manifestarle la absoluta disposición del Gobierno que presidió, a fin de colaborar desde ese día y hasta el 1 de Diciembre de 2000 en todos los aspectos que sean importantes para el buen inicio de la próxima administración federal".

    El Lic. Vicente Fox Quezada es el primer Presidente de la República que pertenece a un Partido Político de la oposición. Después de 30 años de dictadura durante el gobierno de Porfirio Díaz y después 70 años de que el país fue gobernado por el mismo partido político aunque con diferentes nombres; primero fue Partido Nacional Revolucionario (PNR), luego Partido de la Revolución Mexicana (PRM), y actualmente Partido Revolucionario Institucional (PRI). Las elecciones del 2 de Julio de 2000 son consideradas actualmente por la mayoría de los críticos y la sociedad como las más democráticas de la historia. Hoy gobierna al país el Lic. Vicente Fox Quezada que pertenece al Partido Acción Nacional (PAN).

    CONCLUSIONES

    Al iniciar el gobierno de Ernesto Zedillo se enfrentó a una crisis económica inmediata, cuando los inversores extranjeros y nacionales perdieron la confianza en un peso sobrevalorado, provocando, en pocas semanas, la caída de su valor en más de un 40% frente al dólar. Pero se elaboraron planes para nivelar un poco la economía mexicana pidiendo apoyo a otros países.

    Durante el gobierno de Zedillo hubo cambios algunos para el bien del pueblo y otros para el bien de los ricos. El país se enfrento contra el FOBAPROA y después contra el ahora llamado IPAB.

    En el sexenio de Zedillo también se atentó contra la paz del país, ejemplos muy claros son los levantamientos armados en el estado de Chiapas y las matanzas de civiles en el mismo lugar. Pero Zedillo no solucionó el problema en Chiapas solo mantuvo una aparente calma.

    También se realizaron protestas estudiantiles en la capital del país, una gran parte de estudiantes de la UNAM se declararon en huelga y algunos otros organismos se les unieron. El problema se solucionó después de un largo periodo en el que no se realizaban actividades escolares en las diversas instalaciones de la UNAM, actualmente se reanudaron las clases pero la reputación de dicha Universidad bajo demasiado.

    La inseguridad en el país entero pero principalmente en la capital fue un gran problema que no se combatió con eficacia la mayoría de las ocasiones, pero también hubo algunos pocos aciertos por parte los encargados de impartir “justicia”. El narcotráfico es un gran problema en el país.

    La educación en el país fue muy recalcada en los informes de gobierno de Zedillo, pero en realidad muchos jóvenes abandonan la escuela por falta de recursos, para ponerse a trabajar y algunos se deciden por partir hacia los Estados Unidos de América a seguir el “sueño americano”. Y los que se quedan no encuentran trabajo por falta de estudios.

    En el periodo de gobierno de Zedillo no se avanzó con eficacia para mejorar los servicio de salud, ni se disminuyó la gran pobreza que existe en México.

    En el gobierno de Zedillo se comprobó que la democracia es posible en el país, en 1997 Cuauhtémoc Cárdenas candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) ganó las elecciones para Jefe de Gobierno del Distrito Federal, y en el 2000 Vicente Fox candidato del Partido Acción Nacional resultó electo Presidente de la Republica.

    Pero al final Zedillo logró estabilizar un poco el país, a comparación de la situación en la que lo entrego Carlos Salinas. Pero aún en la actualidad una minoría vive rodeado de lujos producto de la corrupción e injusticia, mientras una gran parte vive en la total miseria.

    BIBLIOGRAFÍAS

      • Enciclopedia Encarta 2000

    Microsoft

    Multimedia

    Tercera Edición en Español

      • Enciclopedia Universal 2000

    Micronet

    Multimedia

    Tercera Edición

      • Noticias Terra

    http://www.terra.com.mx/noticias/

    Internet

      • Presidentes de México

    http://www.presidentesdemexico.net/zedillo/

    Internet

      • Centro de Estudios Políticos y Constitucionales

    http://www.cepc.es/

    Internet

    26




    Descargar
    Enviado por:El remitente no desea revelar su nombre
    Idioma: castellano
    País: México

    Te va a interesar