Literatura


Entre visillos; Carmen Martín Gaite


  • FICHA TÉCNICA

  • Autora: Carmen Martín Gaite

  • Título: Entre visillos

  • Editorial: Destino

  • Lugar: Barcelona

  • Año de edición: Vigésimo quinta edición, febrero 2002

  • CONTEXTO HISTORICO CULTURAL DE LA AUTORA Y DE LA OBRA

  • Entre visillos; Carmen Martín Gaite
    Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925 - Madrid, 2000) fue una de las figuras más importantes de las letras hispánicas. Su éxito se respaldaba tanto en la crítica como en el público. Entre visillos, Retahílas, El cuarto de atrás son algunas de sus obras más importantes. Recibió premios de la talla del Nadal, el Nacional de Literatura, el Nacional de las Letras, o el Anagrama de Ensayo.

    Carmen Martín Gaite nació en Salamanca el 8 de diciembre de 1925. Se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde conoció a Ignacio Aldecoa y a Agustín García Calvo. En esa universidad tuvo además su primer contacto con el teatro participando como actriz en varias obras. Colaboró en varias revistas como Trabajos y Días en Salamanca y Revista Nueva en Madrid. Se trasladó a esta ciudad en 1950 y se doctoró en la Universidad de Madrid con la tesis Usos amorosos del XVIII en España. Ignacio Aldecoa, cuya obra estudiaría posteriormente, la introdujo en su círculo literario, donde conoció a Josefina Rodríguez, Alfonso Sastre, Juan Benet, Medardo Fraile y Jesús Fernández Santos y Rafael Sánchez Ferlosio, con quien se casó en 1954. De esta manera se incluyó en la que sería conocida como la Generación del 55 o Generación de la Posguerra.

    Escribió su primer cuento, Un día de libertad, en 1953, aunque confiesa escribir desde los 8 años. Comienza su carrera literaria con El balneario obteniendo en 1955 uno de los premios literarios de mayor prestigio en España, el Café Gijón. Tres años después presenta la que sería su obra señera, Entre visillos, al Premio Nadal, ganándolo.

    Escribe dos obras de teatro, el monólogo A palo seco en 1957, que fue representado en 1987, y La hermana pequeña en 1959, rescatada en 1998 por el director de teatro Ángel García Moreno y estrenada el 19 de enero de 1999 en Madrid.

    Durante la década de los sesenta continúa cultivando la narrativa, con obras tan importantes como Las ataduras (1960) o Ritmo lento (1963), pero es en los setenta cuando vemos la versatilidad de Martín Gaite. Publica sus dos ensayos sobre el proceso contra Macanaz además de su tesis, recopila su poesía en A rachas (1976), y una de sus obras cumbre, la novela Retahílas, sale a la luz en 1974. También a esta década debemos su primera recopilación de relatos, Cuentos completos. Su faceta periodística se caracteriza por su etapa de redactora en los comienzos de Diario 16.

    Su matrimonio con Rafael Sánchez Ferlosio duró unos años antes de acabar en separación, en los cuales tuvieron 2 hijos, de ellos su hija Marta, a quien dedicó el cuento La reina de las nieves, falleció antes que ella.

    Entre otros logros, Martín Gaite destaca por haber sido la primera mujer a la que se le concede el Premio Nacional de Literatura con El cuarto de atrás en 1978, y por haber ganado en 1994 el Premio Nacional de las Letras por el conjunto de su obra. Fue una de las personas más, y mejor, premiadas del mundo de la literatura; obtuvo el Príncipe de Asturias en 1988 compartido con el poeta gallego José Ángel Valente [1929-2000], el Premio Acebo de Honor en 1988 como reconocimiento a toda su obra, el Premio Castilla y León de las Letras en 1992, Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 1997, Pluma de Plata del Círculo de la Escritura otorgada en junio de 1999 y cuya ceremonia fue retransmitida por videoconferencia a través de Internet, algo sin precedentes, hasta aquel momento, en el mundo literario. Con su ensayo Usos amorosos de la posguerra española recibió en 1987 el Premio Anagrama de Ensayo y el Libro de Oro de los libreros españoles. Esta obra dispara sus ventas, y desde entonces las obras de Carmen Martín Gaite están siempre entre las más vendidas en España, siendo espectacular su éxito en la Feria del libro de Madrid, donde solía ser su obra de cada temporada la más vendida de la feria.

    Cultivó también la crítica literaria y la traducción destacando en autores como Gustave Flaubert [1821-1880], Rainer Maria Rilke [1875-1926] y Emily Brönte [1818-1848], colaboró, asimismo, en los guiones de series para Televisión Española Santa Teresa de Jesús (1982) y Celia (1989), serie infantil basada en los famosos cuentos de la escritora madrileña Elena Fortún (1886-1952).

    Publica dos enormes éxitos de crítica y público, Lo raro es vivir en 1997 e Irse de casa en 1998, y en 1999 se publica y representa La hermana pequeña y recopila en Cuéntame, con la colaboración de la Emma Martinell Gifre, ensayos y cuentos escritos entre 1953 y 1997.

    En 2000 se le diagnostica un cáncer que cerca de mes y medio después acabará con su vida el 23 de julio en una clínica de Madrid. Es enterrada en El Boalo, donde residió sus últimos años en la casa familiar y donde están enterrados sus padres y su hija.

  • ANÁLISIS DE LOS ELEMENTOS DE LA NARRACIÓN Y DE LA TÉCNICA NARRATIVA

  • Argumento

    Esta historia transcurre en una ciudad de provincia. Mercedes, una chica de 30 años y sus amigas, se sentaron en el mirador de la casa de ésta para tomar chocolate con picatostes. Delante del mirador se ensanchaba la calle en una especie de plazuela triangular, por la cual pasaban las populares gigantillas de camino, para recorrer toda la ciudad. Mercedes tenía dos hermanas: Julia y Natalia (Tali).

    Julia lloraba porque su novio, Miguel, que estaba en Madrid y solo tenían contacto por carta, y Isabel, una amiga le consolaba. Apareció en la habitación Mercedes con Natalia, que tenia 16 años, era la pequeña. Siempre que Natalia estaba presente, salían a relucir los malos recuerdos, Mercedes siempre hablaba de su madre, que murió al dar a luz a Natalia, que nunca conoció.

    Para divertirse, solían ir todos al Casino, a bailar y seguir cuchicheando y que algún chico se fijará en ellas.

    Natalia nunca había ido, pero Gertru (su mejor amiga) quería presentarle a un chico, Manuel Torre. Le pintó los labios y la puso bien guapa para que causara sensación.

    Llegaron al Casino sobre las 8 y Ángel el novio de Gertru las esperaba en la puerta. Gertru los presentó y siguieron hacia el fondo del casino donde les esperaba Manolo Torre guardando mesa, el amigo de Ángel.

    Gertru y su novio fueron a bailar y Natalia y Manolo se quedaron en la mesa. Tras un rato éste la invitó a bailar pero ella se negó. Entonces viendo que no tenía nada que hacer se marchó, pagando las bebidas. Se fue a camelar a otra chica, Marisol, la nueva amiga de Goyita.

    Natalia al quedarse sola, dejó una nota a su amiga Gertru y se marchó a su casa. Antes de llegar al portal se paró y estando así su hermana Julia que se asomó al balcón la vio y le preguntó si quería pasear. Julia había llorado. Natalia le aconsejaba que se marchara con Miguel a vivir a Madrid y que no hiciera caso a la negativa de su padre y familia.

    Llega a la ciudad Pablo Klein, hombre reservado, observador, honesto y poco convencional. Iba buscando al director del Instituto, Don Rafael Domínguez, pero este acababa de fallecer. Se hospedó en la pensión América. Allí conoció a Rosa, una animadora del Casino, la que llevaba una borrachera impresionante. Subieron a la habitación de Rosa para ver unas fotos de su pueblo, pero ella se encontraba mal y se tumbó en la cama, él le quitó los zapatos y le echó la colcha y la tapó, y muy despacito y sin hacer ruido salió del cuarto.

    Pasados unos días fue a casa del difunto director a presentar las condolencias y presentarse. Le abrió la puerta Elvira, la hija de la que quedó prendado.

    Julia fue a confesarse al cura del pueblo. Ella le hablaba de las grandes tentaciones a las que estaba sometida continuamente en sus sueños y pensamientos y el cura le tranquilizó diciendo que ella siempre saldría victoriosa de sus pecados.

    De regreso a casa en la puerta, se encontró con Miguel su novio, fue una sorpresa. Se Fueron a pasear y a besarse a la orilla del río. Este le dijo que la quería. Al siguiente día marchó.

    Pablo volvió a casa de Elvira, la hija del fallecido Director, con la excusa de pregunta si habían puesto un nuevo director en el Instituto. Él iba a ser el nuevo profesor de alemán.

    Conoció a Teo, el hermano de Elvira, a Emilio y a todos los amigos en el casino. Se hizo amigo de ellos y llegaron a apreciarle, sobre todo Emilio novio de Elvira.

    En una de las reuniones en casa de Yoni, hijo del dueño del Gran Hotel, se enteró que Elvira pintaba.

    Yoni, se hacia llamar así porque había vivido 10 meses en Nueva York con un chico. Era guapo, de pelo negro y de ojos azules.

    Otro día, dando un paseo Pablo, encontró a Elvira que estaba tumbada a la orilla del río. Estaba enamorado de ella y le pareció la más hermosa. Se acercó a ella, hablaron y después de un rato se despidió. Siguió bebiendo, entrando en varias tabernas.

    Al día siguiente la llamó para quedar. Se citaron a las 6. No había nadie en su casa su hermano y su madre habían ido al cementerio. Allí, le dijo que le gustaba. La besó y la estuvo besando hasta que se quedó respiración.

    Llegó una amiga y se separaron. Ella se puso colorada y le dijo que no se lo dijera a nadie. Ya en la calle decidió no volver a verla.

    Dando el paseo de un portal salió Emilio, que salía un rato después de estar toda la tarde estudiando, estaba preparando oposiciones a Notarias. Le dijo que era novio de Elvira.

    Después vino el guateque, estaban todos los amigos, Julia y su hermana Mercedes que se propaso bebiendo y estuvo muy pegadita a Federico Hortal.

    De regreso se discutieron las hermanas y Julia le dijo que le regalaba a Federico en tono despectivo. Mercedes sollozaba y a Julia le entró remordimiento de lo que había dicho. Ya en la cama le pidió perdón.

    Pablo, salía bastante con Emilio, se hicieron muy buenos amigos. Emilio siempre hablaba mil maravillas de él.

    Un día se presentó en casa de Elvira, se lo habían dicho muchas veces que fuera y aquel día se presentó. Estaban Teo, Emilio y doña Felisa. Elvira se quedó helada. El padre de Elvira lo quería mucho a Pablo y fue él quién lo recomendó para el puesto de maestro. Se pusieron a merendar y hablando, Teo dijo que porque no enseñaba su pinturas a Pablo, este hizo una critica y Elvira no contestó. Se fue a la habitación. Lloró y se quedó dormida, nadie la hecho de menos. Cuando marchaba Pablo la llamaron y salió a despedirlo, también Teo y Emilio se fueron con él.

    Cuando se fueron Elvira le dijo a su madre que se iba a casar con Emilio. Pronto regresaron Teo y Emilio y éste se quedó a cenar, Elvira no le quitó ojo de encima.

    Natalia tenía charlas con Pablo, su profesor de alemán y le explicaba cosas de su familia y alguna otra vez que otra le acompaña a casa.

    Le ponen una mesa camilla para que estudie en el salón ya que su habitación es muy fría. Gertru su amiga se prometía con Ángel, se hizo amiga de Alicia Sampelayo, la chica pobre, que no gustaba a su familia. El aire estaba revuelto, pues también Julia se quería ir ese invierno a Madrid con su novio. Natalia se había enamorado de Pablo.

    Un día, se encontró con Julia que iba sola, había reñido con Mercedes, que estaba de mal humor porque Federico, con el que había salido no le hacia mucho caso. Julia le decía que era un borracho y un idiota y que había ido con ella para tomarle el pelo. Había sido su amigo, ahora ya no. Natalia le explica que le van a traer una nueva amiga, la sobrina del comandante Petrita López ya que su amiga Alicia no les gusta.

    Le explicaba Julia que estaba decidida a marchar a Madrid, con permiso o sin permiso. Le pidió a Natalia que hablara con su padre.

    Anduvieron por las calles, de repente se echó a reír Julia, habían llegado al barrio chino; calles solitarias con farolas altas y casas de cemento de un piso o dos. Daba miedo. Salieron y al pasar por la calle del Correo, Julia se paró en el portal y le preguntó si quería subir a ver a Elvira y dijo que si.

    La vieron acostada porque le dolía un poco la cabeza, le preguntaron cuando se casaba y les dijo que pronto. Elvira empezó a preguntar cosas del Instituto y de los profesores e hizo bromas de ellos. Natalia se puso hablar de Pablo y dijo que lo conocía un poco.

    Al salir, Julia comentó que Elvira era una hipócrita, puesto que a Pablo lo conocía bastante y se pasaba el día metido con ellos en casa. Natalia no entendió nada.

    Llegó Petrita López. El 1º día fue antipática con ella. Era una pánfila, aparentaba una chica de rompe y rasga pero en realidad era muy tímida y ignorante. Ésta explica que el novio de Gertru es “un pintas” y que cuando va a Madrid vive con una señora extranjera. Petrita le aburría a muerte.

    Aquel día habló con su padre de lo de Julia. Le dijo que Miguel era un chico extraordinario. Su padre se quedó perplejo. No consiguió entenderse con él. Se echó a llorar, solo quería que le consolaran. Le había hablado de Gertru, Mercedes y Petrita, de cosas que le afectaban en el corazón, pero había sido incoherente. Le dijo que si tenía que ser una mujer resignada y razonable, prefería no vivir. Su padre le hablaba del dinero y la seguridad. Hablaba en tono seguro y satisfecho y creyó que la estaba convenciendo. Natalia le dio un beso en la frente y salió.

    Hicieron la pedida de mano de Gertru y Ángel. A la fiesta fueron las tres hermanas. La gente hablaba de todo, cuchicheaban, reían y empezó a dolerle la cabeza a Tali. Después Gertru la buscó y le enseñó los regalos. Sentadas en la cama escuchando música, Tali se echó a llorar.

    Pablo, seguía haciendo clases de alemán y Emilio iba a buscarle y le hacía confidencias de su noviazgo con Elvira. Esta le desconcertaba y no entendía nada. Emilio se convirtió en su mejor amigo, no le juzgaba, no le importaba que fuera mediocre o inteligente, solo veía su sinceridad. Las cosas con Elvira le iban mejor. Después de algún tiempo de no ir a la casa de Elvira, volvió. Ese día la vio poco pero lo suficiente para comprender que algo estaba aún pendiente entre ellos y que Pablo la volvía desear.

    Otro día Emilio fue a esperarla a la salida del Instituto y le dijo a Pablo que Elvira quería casarse enseguida, lo más tarde en primavera. Pablo no se daba cuenta y seguía sus visitas a casa de Elvira. Parecían una familia.

    Elvira estaba cariñosa con Emilio, le besaba siempre delante de él. Emilio le explicaba que cuando se casaran irían a vivir a una finca de sus padres, donde Elvira podría tener su estudio. Hacía planes de las cosas que iban hacer.

    Llegaron los exámenes de Diciembre y las vacaciones de Navidad. El Instituto estaba alborotado. Hizo el examen trimestral y se despidió. Una tarde paseando se dio cuenta de que la ciudad se le hacia aburrida, que le ahogaba; paró en la puerta del Casino donde había una exposición de escultura de Juan Campo (Yoni). Entró, Yoni estaba hablando con Elvira y se acercó a saludarles. Se puso a dar una vuelta y cuando terminó se fue a despedir, pero ellos también se iban y salieron los tres. Yoni les invitó a una copa en el estudio. Aunque Elvira dijo que no, insistió. Los cogió por el brazo. En el estudio Pablo no habló nada, se sentía incómodo y desplazado. Se despidió y Elvira hizo lo mismo.

    Empezaron a caminar sin rumbo y ella le cogió del brazo. Le preguntó que pensaba de ella, de lo de acompañarle. Pablo le contestó que normal, que ella era libre. Le soltó con rabia y le dijo que siempre se reía de todo y de todos, que se creía superior. Pablo empezó andar más deprisa. Le dijo que estaba loca y que solo decía tonterías. Elvira se echó a llorar. Pablo se disculpó y paró delante de su pensión, Elvira le volvió a coger del brazo. Ella le pidió de subir a su habitación y él le dijo que no. Con coquetería ella insistió, Pablo la zarandeó hasta hacerle daño y le dijo que era una insensata. Elvira se reía. Pablo le dijo que si subía a su cuarto no saldría hasta la mañana y empezó a empujarla hacia la escalera. Elvira le decía bruto. Lloraba, le dio un pañuelo y le dijo que se marchara a casa que no le diría nada a Emilio.

    No durmió aquella noche y a la mañana siguiente hizo las maletas pagó la pensión y se fue a la estación, sacó el billete y se fue al bar a tomar un café, allí encontró a Natalia que despedía a su hermana Julia, su novio le había encontrado un trabajo en Madrid. Su padre no sabía nada. Le presentó a su hermana y desayunaron.

    Subieron al tren Julia y Pablo, cada uno en su compartimiento. Se asomaron los dos a decirle adiós. Le dieron la mano y Pablo le dijo que no volvería. Se quedó allí llorando viendo marchar el tren.

    Tema

    El tema principal es la vida de la comunidad de personas, y a partir de aquí, se demuestra que a pesar de la asfixia que produce una comunidad cerrada, donde todas las personas se conocen y están relacionadas de una forma u otra, sin ilusiones ni horizontes, enraizada en el patriarcalismo familiar, la aceptación del clasismo social, la represión de todo tipo de tema y la resignación a una vida reiterativa, el espíritu humano es capaz de romper estas trabas no sólo externamente sino internamente, en la madurez consciente de la pérdida o la renuncia del amor.

    En la novela de Entre visillos también aparecen subtemas, como por ejemplo la represión sexual, la familia patriarcal e independiente, la incomunicación, el amor, el papel de la mujer (feminismo de Carmen Martín Gaite), el inconformismo, la lucha entre el individuo y la sociedad, el paso de la infancia a la juventud, la España franquista…

    El tema principal no es un tema novedoso, ya que existen bastantes novelas con este tipo de tema, en el que se relata la vida o una etapa de la vida de un conjunto de personas en las que existe una relación entre ellas, y por lo tanto es un tema realista que es bastante común en las novelas.

    Estructura interna y externa

    Estructura externa

    Carmen Martín Gaite divide el libro en dieciocho capítulos enumerados sucesivamente, pero al mismo tiempo están agrupados en dos partes, la primera parte del capítulo 1 al 11 y la segunda del capítulo 12 al 18. En estas partes se alternan tres voces narrativas: Pablo Klein en siete capítulos, Natalia Ruiz que tras vivir en la ciudad escribe tres experiencias separadas por espacios en blanco en los capítulos 13 y 16, y un narrador omnisciente en 8 capítulos menos en los fragmentos iniciales del 1 y del 9.

    Estructura interna

    La estructura interna gira en torno a círculos concéntricos que van ampliando su significado y que relacionan personajes, espacios y significados temáticos: la familia, la ciudad, España… Es decir, intenta superar un fenómeno que se da en un núcleo localista para representar una forma de vivir de unos personajes que podrían darse en cualquier parte.

    Orden de la narración

    Desde el principio se da un tratamiento especial del orden en la novela. Si en el capítulo 1 Goyita ya ha sido vista en la iglesia, no es hasta el capítulo 2 donde nos enteramos de la legada de la chica de su veraneo en la provincia. El “flash-back” es evidente, la cual se repite a menudo en este ir y venir temporal (Pablo se entera de la muerte de Rafael Domínguez nada más llegar; Rosa se va en el capítulo 8, pero en el capítulo 9 todavía se oyen de su relación con Pablo y sigue presente en el capítulo 18), un ir y venir que se proyecta en los dos protagonistas: Pablo deja la ciudad asfixiante en busca de una vida mejor y Natalia se ha decidido a estudiar una carrera, fruto que supone el consejo de Pablo de que hable con su padre, aunque de momento no se haya atrevido a decirle nada (Pág. 230). El “flash-back” también es frecuente en Julia que imagina en el cine sus días de playa con Miguel hace tres años. Lo más importante de todo es que los Ruiz sólo hace tres años que viven en la ciudad, tras trasladarse de Valdespino (Pág. 228): el provincialismo ha cambiado a Miguel puesto que Natalia se atreve a criticarle su forma de ser y a decirle que “tu antes no eras así”(Pág. 229).

    Espacio

    En Entre visillos además de la atmósfera provinciana, aparecen ya los temas que serán característicos de su producción, el conflicto de los espacios interiores, el descubrimiento en soledad del yo profundo, la experiencia del tiempo, el conflicto con la escritura (por ejemplo el diario de Natalia comentado con Alicia). La novela responde tipológicamente a una novela de “provincias”. Es un texto en el que predominan las mujeres jóvenes y sus trabajosas relaciones, en una ciudad que se exhibe en su paisaje, río, catedral, plaza, calles, lejanías. Nunca se la cita explícitamente, pero en ella se identifica Salamanca, con su catedral, Plaza Mayor...

    También los interiores tienen su importancia: el cuarto de Nati, desde el que se despliegan las primeras informaciones sobre noviazgos y costumbres, el Casino en el que se anudan y desanudan relaciones, el reducto de Yoni en el gran Hotel, con su punta de malignidad y decadentismo, la Pensión América... Entre todos destaca el cuarto del mirador, en casa de los Ruiz, lugar de reclusión y de fisgoneo, de “adentro” y de “afuera”, al mismo tiempo de observación y de recogimiento que centra y dispara, a la vez, la vida de las hermanas entrelazándolas a otras vidas. De entre ellas destacará, como sabemos, Pablo Klein, el extranjero en la ciudad que le es casi ajena así como el código de sus habitantes. En estos espacios interiores la mujer se siente recluida y la ventana representa una apertura hacia el mundo que condiciona un tipo de mirada: “mirar sin ser visto”. Para ello la técnica de la autora consiste en la reducción del número de espacios en que se sucede la acción que se corresponde con una mayor atención a la personalidad, reflexiones de los protagonistas. Ahora bien, en esta ciudad en que algunos espacios funcionan como elementos de conjunción (plaza de toros, casino), otros, de uso colectivo (por ejemplo, el margen del río) pueden volverse privados (encuentro de Pablo y Elvira, de Miguel y Julia, de Pablo y sus alumnas...).

    Tiempo

    Tiempo narrativo

    La novela de Carmen Martín Gaite dura un trimestre, desde el 12 de setiembre hasta vigilias de Navidad. Hay momentos en que el tiempo interno se avanza y vuelve hacia atrás, y hace referencias a tiempos pasados, es decir usa la técnica, como ya hemos comentado anteriormente del “flash-back”.

    Tiempo histórico

    La novela está enmarcada en la España de la posguerra de los años 50, caracterizada por la opresión de la conformidad de la vida de provincias y el papel adjudicado a la mujer desde un orden tradicional, la educación bajo el régimen franquista y las circunstancias políticas del momento.

    Los elementos que nos permiten determinar la época son: el torero Julio Aparicio substituye al “monstruo”, la moda de las rebecas o el flequillo “a lo Marina Vlady” (Pág. 39) vienen del cine...

    Tempo

    El ritmo de narración de la novela es un ritmo que no es muy lento ni muy rápido, es un ritmo bueno, que hace que el lector no se aburra y no se le haga amena la lectura, porque la autora describe los elementos justos para que el lector entienda lo que realmente interesa y no otros aspectos que no son importantes para el desarrollo de la lectura.

    Punto de vista

    El punto de vista es múltiple (exactamente triple); la visión es interna en lo que respecta a Pablo y Natalia como narradores. En cuanto al narrador en 3ª persona, debe considerarse, omnisciente, en el sentido de que su focalización es cero. Sin que pretenda una objetividad externa, puede considerarse omnisciente selectivo porque a menudo quiere mantenerse neutral en cuanto a juicios de valor: prefiere presentar lo que dicen y sienten los personajes. No abundan pausas descriptivas, no abundan descripciones físicas ni psicológicas de personajes; el narrador prefiere que los lectores vayamos conociendo a los personajes a medida que avanza la lectura.

    Personajes

    Hay cinco personajes centrales en la obra: Pablo Klein, joven educado en el extranjero que vuelve a su ciudad natal para hacer una sustitución en el instituto de la ciudad provinciana e impartir clases de alemán; Natalia Ruiz Guilarde (Tali), la joven adolescente de 16 años que escribe su diario; Elvira Domínguez, la chica de buena familia, a la que le gusta pintar y que se debate entre las normas sociales y su “liberalidad”, entre la seguridad matrimonial que le ofrece Emilio del Yerro y la aventura que supondría una vida con Pablo; finalmente, será necesario debatir si Julia, hermana de Natalia, que está en lucha permanente entre las reglas que su educación le han impuesto y las exigencias de un novio que tiene y vive en Madrid, al igual que Rosa, la vocalista del Casino durante las fiestas, pueden o no considerarse personajes centrales de la obra.

    Pablo se debate entre tres mujeres y a las tres deja. Esta relación deja de lado a Julia y da protagonismo a Rosa, que está presente hasta el final (Pág. 254), aunque desaparezca de la historia a mitad de la novela. De todos modos Julia tiene una evolución, porque al final decide ir a Madrid, y por tanto, podría ser la protagonista. No sólo algunos de los personajes principales mantienen relaciones con otros y se convierten en eje en torno al cual giran personajes de menor entidad, sino que también cada personaje resulta un prototipo (Rosa encarna la fatalidad; Julia, la indecisión y represión; Elvira, la volubilidad burguesa; Yoni, la veleidad; Mercedes, la hipocresia resentida; etc.), por lo que si bien es cierto que algunos tienen evolución y otros resultan eje alrededor del cual giran otros, de modo que debemos deducir que los verdaderos protagonistas son Natalia y Pablo.

    Existen unos grupos nucleares de personajes muy significativos y de gran entidad. El primero, la familia Ruiz, aglutinada en torno de Natalia (Tali) y sus hermanas mayores, de carácter patriarcal: hace sólo tres años que viven en la ciudad provinciana (antes vivían en Valdespino), pero ya ha cambiado el carácter. Mercedes (Merche), la hija mayor, reconcomida y mandona, a los 29 años (Pág.222) se la considera una solterona y representa el resentimiento, la amargura y unas necesidades reprimidas que estallan en su turbulenta relación con Federico Hortal y rompe los moldes de lo respetable que se esforzaba por mantener. Julia, la hermana mediana de 27 años (Pág. 74), parece que al final se independiza cuando se marcha en el tren con destino a Madrid para encontrarse con Miguel, su novio que trabaja en cosas de cine, y rompe los moldes del patriarcalismo burgués que el Sr. Ruiz, viudo, se esforzaba por mantener con ayuda de su cuñada y la servidumbre. No ayuda a la felicidad tampoco el hecho de que, nueve años antes del nacimiento de Natalia, el único varón de la familia naciera muerto (Pág. 22). Natalia (16 años, dos meses más que su amiga Gertru) representa el ingenuo descubrimiento de la vida y del mundo hipócrita de los mayores a la vez que la perplejidad de sus propios sentimientos sin acabar de entender por falta de madurez la renuncia sacrificial del profesor hacia ella; de modo que su aprendizaje amoroso lo vivirá más como una pérdida que como un enriquecimiento.

    El segundo lo compone la familia de Elvira Domínguez, que parece más abierta y moderna, quizá por la intelectualidad del padre, profesor de enseñanza media y director del Instituto (recién fallecido al empezar la relación), o por la liberalidad de su esposa Lucía. Elvira ha estudiado en el instituto y no en colegio de monjas como las chicas de las familias acomodadas; a ella y a su hermano mayor Teo se les respeta la afición por la plástica.

    De distinta edad de Mercedes, pero conformando un mismo tipo de mujer, resulta Goyita Lucas (hija de don Gregorio y hermana de José Mari y de Pilintín), enamorada de Gregorio Torre, que podría considerarse el tercer círculo familiar de la novela. Frente a Merche o Isabel Segarra, Goyita representa todavía la ilusión.

    Un cuarto círculo estaría formado por las amigas de Tali, donde toma vital importancia el mundo de la mujer. Gertru (16 años), que tiene hermanos solteros y una hermana casada a disgusto de la familia, Josefina, se va a casar con Ángel, teniente de aviación más de 10 años mayor que ella, el cual es capaz de considerar que, si está dispuesto a casarse, no necesita estudiar más. El aviador adopta el papel de maestro y dueño de la chica. Ella se entrega de manera total y absoluta al mundo de los adultos. En ese círculo cabrían más amistades (Isabel Segarra —dos años de noviazgo epistolar con Antonio (Pág. 18) para dejarlo, Toñuca, Marisol —la chica madrileña—, León...), pero, existe entre estas un quinto círculo, el de las clases más menesterosas, como la familia de Alicia Sampelayo, mal vestida, con dificultades de aprendizaje. En su casa hay desorden y ruido; a menudo tiene que ayudar a su madrastra en la peluquería. Un mundo bien distanciado del de Natalia al igual que el de la cupletista animadora del Casino provinciano, Rosa, una chica a la que se acercará tiernamente el profesor Pablo Klein con lo que le bastará para enamorarla.

    En lo que respecta a los personajes masculinos cabe destacar a Pablo Klein, protagonista con Natalia y voz narrativa dominante de la obra, en relación con la de Natalia y la del narrador omnisciente selectivo. Klein es el que viene “de fuera”, el que mejor ejemplifica el contraste de sociedad cerrada de la España franquista, la de provincias, con la apertura intelectual, con el exterior, y quien hace reaccionar a todos cual buen catalizador. Se relaciona con todos, sin hipocresías, incluso con Rosa, la animadora del casino, personaje típico con apariencia de mujer fatal pero buena chica (capaz de enamorarse del primero que la trata bien), pero no acepta el juego epidérmico cuando Elvira le propone subir a su habitación. Pablo no sólo acabará abandonando la ciudad asfixiante, sino que también renunciará a su amor por Natalia.

    Emilio, en cambio, el enamorado de Elvira, encarna algo típicamente femenino: la entrega amorosa a través de la servidumbre. En algún momento le confiesa a Pablo que llega a perder su propia identidad a causa de su amor. Todo va encaminado a que Elvira se case con él aunque eso no sea sinónimo de correspondencia. Lo que le importa, por su parte, es la posesión que el matrimonio significa para él; por parte de ella, la seguridad que no le puede ofrecer Pablo. En cambio, Yoni, Juan Campo, el artista oficial, es otro prototipo típico. El dinero de su padre al que llama Viejo Cerdo le permite viajar a Nueva York, conocer mundo y volver a su ciudad para instalarse en ella y dedicarse a esculpir y a disfrutar con sus amigos. Su homosexualidad, como la de su hermana Teresa, son detalles secundarios para sus amigos, que también disfrutan y abusan de las invitaciones a fiestas, música y alcohol.

    Estilo

    Podemos hablar de un cierto perspectivismo en la obra puesto que cada personaje entiende el mundo a su manera y de un cierto contrapunto (acciones simultáneas sin aparente relación se desarrollan en perfecta armonía).

    En cuanto al lenguaje consigue reflejar de una manera convincente el lenguaje hablado tanto por las zonas más educadas de la sociedad, como por las menos cultivadas. El habla es creíble porque refleja fielmente el uso coloquial de la lengua. Es más evidente en los personajes femeninos porque su lenguaje se aparta de la norma culta que rige el habla de los personajes masculinos. Ejemplos de ello son: “Mira que eres faenista” (Pág. 16), “Está incapaz, no se le puede hablar” (Pág. 221); “Es que se han portado muy mal conmigo, ¿sabes? Las dos, también Toñuca. Ya te contaré” (Pág. 118). El lenguaje desempeña un papel decisivo como percepción del mundo individual. Natalia se enfrenta a su entorno social poniéndose a escribir, instrumentalizando así el lenguaje con miras a buscar su identidad.

    La retórica está siempre en función de la expresividad lingüística, y en este caso, por ser una novela primeriza de la autora ratifica su caracterización como “voz de mujer” en el panorama de las letras castellanas de su tiempo.

  • CONCLUSIONES Y VALORACIÓN CRÍTICA DE LA NOVELA

  • La novela de Entre visillos tiene un argumento interesante, pero que en algunos momentos se puede hacer aburrida y monótona, ya que depende de la parte y lo que en dicho momento suceda puede ser más aburrido o más “divertido”. Los momentos que más me han gustado son los que Pablo Klein aparece como narrador ya que dichos capítulos son más dinámicos y no tan monótonos.

    El tema de la novela no es muy atractivo, ya que normalmente las novelas que tratan dichos temas son normalmente bastante parecidas y lentas, pero en éste caso la aparición de Pablo Klein mejora el interés por la novela.

    Referente a los personajes se puede destacar que son bastante interesantes porque son muy humanos y viven igual que podrían convivir y pensar en la realidad.

    Yo pienso que el desenlace es muy triste, y podría ser diferente, porque el lector nunca espera que acabe así, ya que durante toda la novela el lector se mete en la piel del protagonista Pablo Klein y nadie, desde mi punto de vista, espera un final así.

    Entre visillos ..........................

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    Enviado por:Gerardci
    Idioma: castellano
    País: España

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