Literatura


Ensayo sobre la ceguera; José Saramago


“Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago.

Sólo una mente como la de José Saramago habría podido imaginar y narrar una historia tan sobrecogedora y emocionante como la que se nos presenta en “Ensayo sobre la ceguera”.El lector quedará totalmente sumido en una espiral de ceguera de la que tan sólo se librará una persona.

El mundo de ahora, este que nos rodea pero totalmente ciego, rodeado de una espesa niebla blanca, "como en un mar de leche” , será el escenario de fondo sobre el que se desarrollará la historia.

El niño estrábico, la chica de las gafas oscuras, el viejo de la venda negra, el primer ciego y su mujer, el médico y la única capaz de ver donde otros, teniendo ojos, no pueden; la mujer del médico, son los protagonistas de esta impactante ficción que devolverá la vista a más de un lector.

Una ciudad detenida, coches en mitad de la calle, aquí y allá, parados en cualquier sitio, o mejor dicho, en el lugar en el que su dueño perdió la vista. Grupos de ciegos recorriendo las calles en busca de algo que llevarse a la boca, en busca de una tienda que todavía no haya sido saqueada, tanteando y olfateando esas ahora desconocidas calles por las que otra vez, en un tiempo que parece tan lejano, pasearon tranquilamente al perro, o llevaron a sus hijos al colegio...

Las tiendas no volverán a abrirse para nadie, puesto que posiblemente ningún cliente aparecerá un buen día por la misma razón por la que el dependiente no irá a abrir. Quizá tuvo suerte y se quedó ciego en su casa, y en tal caso, como todos entenderán, no saldrá de ella por miedo a no poder encontrarla de nuevo. Alguna vez tendrá que salir sin embargo, seguramente cuando se de cuenta de que se le están acabando los alimentos y no va a poder pedir una pizza por teléfono, entre otras cosas, porque no hay línea.

Y entre todo este caos un rayo de esperanza, el de una mujer que puede ver, una mujer con ojos en un mundo de ciegos, en un mundo ciego.

Comienza la historia. Un coche detenido ante un semáforo en verde, y un hombre que gesticula en su interior gritando ”estoy ciego”. Un médico oftalmólogo que atiende en su consulta un extraño caso de ceguera nunca visto anteriormente y que esa misma noche pierde la vista. Tres pacientes del médico; un niño con estrabismo, una joven que padece conjuntivitis, y un viejo con cataratas que se encontraban en la consulta cuando llegó el primer ciego y que serán los siguientes contagiados de una epidemia de ceguera blanca.

En un tono frío y crítico, como ajeno, Saramago cuenta los infortunios a los que se habrán de ver sometidos los personajes y el resto de la humanidad para salir adelante, continuar, aunque sea al precio de convertirnos en fantasmas vagabundos, “ser fantasma debe ser algo así, tener la certeza de que la vida existe, porque cuatro sentidos nos lo dicen, y no poder verla” afirma uno de los protagonistas.

Un manicomio abandonado es el lugar elegido por el gobierno para aislar en cuarentena a los primeros infectados de esta ceguera epidémica.

El cómo se las arreglarán los internados para recoger y repartir la comida siempre escasa, que los militares, vigilantes tras las alambradas, les dejarán en teoría tres veces al día, es problema suyo, igual que aquellos que surgirán del egoísmo y de la maldad que desgraciadamente todos llevamos dentro. Desde la suciedad y podredumbre que tienen que soportar ya el primer día, hasta el robo y la violación a manos de un grupo de ciegos que se hacen con el control por la fuerza, la vida dejará de ser lo que conocían para convertirse en lo más inhumano y cruel que seamos capaces de imaginar.

Consiguen escapar de ese infierno cuando la ceguera arrasa con todo ser humano y no queda nadie ya para vigilarles, pero la vida perdidos en una ciudad que ha dejado de ser la suya no será mucho mejor, no queda nada que les pertenezca y la búsqueda de alimentos es lo único que mueve a los grupos de ciegos que deambulan por las calles.

Y otra vez en mitad del desamparo la esperanza, y un escritor que aún sin ver sigue escribiendo y que dirige unas enigmáticas palabras a la mujer del médico cuando esta le confiesa su secreto, el de unos ojos que nunca dejaron de ver, ”no se pierda, no se deje perder”, le dice besándole las manos.

Una jauría de perros devorando el cadáver de un ciego muerto en mitad de la calle, una iglesia repleta de imágenes de santos con vendas blancas en los ojos y trazos de pintura del mismo color en los cuadros, tres mujeres desnudas lavándose y riendo bajo la lluvia, calles repletas de basura y de excrementos tanto de animales como de humanos, hombres violando a mujeres hasta matarlas, un niño ilusionado con unas zapatillas que tal vez nunca pueda ver pero iguales a las que siempre soñó, una mujer que llora desconsoladamente por haber olvidado darle cuerda al reloj, son algunas de las imágenes de las que el lector podrá disfrutar gracias a esta fascinante novela sobre el género humano.

Para terminar, otras palabras de uno de los personajes que dejan traslucir el sentido con el que José Saramago ha escrito esta novela, el de convertirse en una llamada de atención sobre la verdadera ceguera que la humanidad padece, la de la luz; “Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos. Ciegos que ven. Ciegos que, viendo, no ven”.

Opinión personal sobre la obra.

“Ensayo sobre la ceguera” es una fascinante obra que como el propio libro nos dice, alerta sobre la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron. El personaje de la mujer del médico es el encargado en este caso de cuidar del resto, puesto que es ella la única con ojos en esa ciudad de ciegos.

Admiro su valor, su amor, y esa fuerza de voluntad que le hace tan grande y tan humana como para no quedarse ciega cuando todos los demás lo hacen y como para conservar la cordura a pesar de todo lo que está obligada a ver.

Personalmente no me gusta mucho el estilo narrativo de Saramago ,tan frío e indiferente, pero he de reconocer que le da al relato cierto toque de veracidad. Me ha gustado bastante esta novela ya que es muy atrayente, desde el principio, con el primer caso de ceguera atrapa al lector en una espiral de sucesos que te impide dejar el libro por la mitad, además de vez en cuando, por medio de alguno de sus personajes, Saramago introduce alguna de esas frasecillas por las que hace tan interesantes y didácticas sus obras.

¿Por qué?, ¿por qué la mujer del médico es la única que no padece esa extraña ceguera?, ¿por qué se contagia y por qué es blanca?, son algunas de las preguntas que surgen tras haber leído la novela.

Me dijeron que la mujer del médico es la única que no huye de la ceguera y por eso no se queda ciega pero hay muchas personas que tampoco huyen y también se contagian, así que esa no podía ser la razón, la mujer del médico tiene miedo como los demás, sin embargo eso no la hace abandonar a su marido o huir, afronta con serenidad cada situación y por el camino ayuda al que puede. Además, en una parte del relato, un escritor le dice que no debe dejarse perder como queriendo decir que si ella puede ver, es porque es la única persona con la humanidad que le falta al resto de los seres humanos.

Supongo que la ceguera es blanca, no porque no veamos nada, sino porque vemos tantas cosas que hemos perdido la razón y no somos capaces de ver lo que realmente debería importarnos ver. Estamos ciegos sí, pero de luz y de sin razón.

Y al final, la palabra “veo” como la más repetida, tal vez todo fue una broma del destino, o talvez alguien intentó abrirnos los ojos para que pudiéramos contemplar todo lo que nos rodea.

Creo que me hubiera gustado mucho más el libro si hubiera terminado sin un final, si se hubieran acabado las hojas sin más y Saramago lo hubiera dejado todo así, abierto a la imaginación (y al escarmiento).




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Enviado por:Nune
Idioma: castellano
País: España

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