Biología, Botánica, Genética y Zoología


Enfermedades infecciosas o virales


Rabia

Infección contagiosa, aguda, del sistema nervioso central, producida por un virus específico que penetra en el organismo a través de la mordedura de un animal. Todos los animales de sangre caliente son susceptibles de padecerla. En los seres humanos el periodo de incubación varía desde tres semanas a 120 días con una media de entre cuatro y seis semanas. La rabia es casi siempre mortal cuando no se administra la vacuna.

El virus de la rabia se transmite a los seres humanos por la mordedura de un perro infectado; pero, en una zona donde la rabia está presente, la picadura de cualquier animal puede ser sospechosa. Los síntomas de esta enfermedad aparecen después de un periodo de incubación de diez días, e incluyen fiebre, dificultades respiratorias, espasmos musculares y, en una etapa posterior, un miedo irracional al agua. La muerte llega, casi de forma inevitable, entre los tres días y las tres semanas después de la aparición de los síntomas. Por este motivo, el mejor tratamiento es la prevención mediante la vacunación del animal

  • En el Hombre

Al final del periodo de incubación la zona de la herida ya cicatrizada se inflama y es dolorosa, y los tejidos locales pueden estar entumecidos. La depresión y la ansiedad son frecuentes. Esta fase inicial dura unos dos días. En la siguiente fase, el periodo de excitación, el paciente se vuelve irritable e hipersensible; con una actitud general de terror, intensificada por la aparición de dificultad para respirar y tragar, y una sensación de estrangulación, causada por contracciones espasmódicas del diafragma y laringe. El paciente tiene mucha sed pero sufre espasmos de la laringe cuando ve agua o incluso cuando se menciona, de ahí el nombre original de la enfermedad, hidrofobia (del griego, hydor, `agua'; phobos, `miedo'). Durante esta fase son frecuentes los vómitos, la palidez y la fiebre de 39 °C. En la boca y garganta se acumula una secreción espesa de moco, y el individuo expectora con frecuencia o intenta toser. Esta fase dura de tres a cinco días y por lo general finaliza con la muerte por una crisis convulsiva o por insuficiencia cardiaca o respiratoria.

  • Sintomas   

- Fiebre baja, 102 F(38,9°C) o inferior.

- Dolor en el lugar de la mordedura

- Aumento de la sensibilidad en el área de la mordedura

- Dificultad para deglutir (las bebidas producen espasmos de la laringe) o dificultad para ingerir líquidos

- Inquietud

- Excitabilidad

- Espasmos musculares

- Convulsiones

- Insensibilidad y hormigueo

- Pérdida de la función muscular

- Pérdida de la sensibilidad en un área del cuerpo

- Babeo

- Ansiedad, estrés, y tensión

- Reflejo de Babinski positivo

  • Tratamiento 

Se recomienda limpiar bien la herida con agua y jabón y buscar asistencia médica profesional en caso de haber sido mordido por un animal. Así mismo, se debe intentar reunir la mayor cantidad de información posible acerca de dicho animal. Igualmente, se recomienda ponerse en contacto con las entidades encargadas del control de animales para confinar el animal, observarlo y hacer los exámenes respectivos si se sospecha la presencia de esta enfermedad.

Se necesita, además, limpiar cuidadosamente la zona afectada y retirar objetos extraños (desbridamiento) de la herida. Las heridas por mordedura de animales usualmente no se deben suturar. Si hay riesgo de rabia, se puede dar una inmunización pasiva con inmunoglobulina o inmunización con una vacuna.

  • Pronóstico

Si la inmunización se suministra dentro de los dos primeros días después de la mordedura, con frecuencia se puede prevenir la rabia. Hasta la fecha, en los Estados Unidos nadie ha desarrollado la enfermedad una vez que se ha vacunado oportuna y adecuadamente.

En cuanto aparecen los síntomas, pocas personas sobreviven a la enfermedad y la muerte se presenta por insuficiencia respiratoria en los primeros 7 días después del inicio de los síntomas.

  • Prevención 

La prevención depende de la puesta en práctica de las siguientes medidas de salud pública:

- Vacunación de los perros cada dos años en áreas de los Estados Unidos donde se presenta la rabia en animales salvajes

- Evitar el contacto con animales desconocidos para uno

- Vacunación de ciertos viajeros o personas con ocupaciones en las que exista un alto riesgo de resultar infectado

- Disposición de cuarentena para perros y otros mamíferos importados, en los países en donde no se presenta la enfermedad .

Hantavirus

Nombre que reciben los virus del género Hantaanvirus, que forma parte de la familia Bunyaviridae (véase Bunyavirus); infectan a los vertebrados (animales con columna vertebral, incluido el hombre). A diferencia de casi todos los miembros de esta familia, que son transportados por mosquitos, chinches y pulgas, los hantavirus utilizan como vectores roedores específicos y se transmiten directamente de hospedante a hospedante por medio de la saliva, la orina o las heces cargadas de virus. El hombre se contagia por exposición a las excreciones secas de roedores infectados. Causan dos enfermedades humanas: fiebre hemorrágica con síndrome renal, que normalmente cursa con lesiones renales; y síndrome de malestar respiratorio agudo, que cursa con lesiones pulmonares.

Síndrome del malestar respiratorio agudo El síndrome del malestar respiratorio agudo es una de las dos enfermedades causadas al hombre por los hantavirus. El polvo de las heces de roedores infectados por el virus es arrastrado por el viento e inhalado. El virus penetra en los pulmones e inicia la infección. En el curso de una semana se declara un cuadro parecido al de la gripe seguido de acumulación de líquido y leucocitos en los pulmones, lo que provoca insuficiencia respiratoria y la muerte.© Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

Los hantavirus son esféricos, de 90 a 100 nanómetros (nm) de diámetro (1 nanómetro es una milmillonésima de metro). Están formados por una cápsula cubierta de púas que rodea tres unidades circulares de ácido ribonucleico (ARN) envueltas en proteína. Aunque recientemente se han identificado muchos hantavirus, su verdadero número y el potencial patológico que presentan son probablemente muy superiores a lo que ahora se cree.

  • Virus Hantaan

La primera enfermedad humana atribuible a una infección por hantavirus es la fiebre hemorrágica con síndrome renal, identificada a principios de la década de 1950 durante la guerra de Corea. Miles de soldados estadounidenses sufrieron una enfermedad misteriosa caracterizada por fiebre, dolores de cabeza, hemorragias e insuficiencia renal aguda. Pese a la abundante investigación, la causa no se descubrió hasta 26 años después, cuando en 1976 se aisló un virus nuevo llamado Hantaan en un ratón de campo de Corea.

La fiebre hemorrágica con síndrome renal es muy común en Extremo Oriente, sobre todo en China y Corea. Presenta dos exacerbaciones estacionales asociadas con la recolección del trigo en verano y la del arroz a finales de otoño. En estas épocas, las poblaciones de roedores que sirven de hospedantes al virus alcanzan su número máximo y los campos están llenos de polvo que contiene excrementos secos cargados de virus. La infección es mortal en aproximadamente el 5 o el 10% de los casos. Hay una variante más benigna causada por el virus Seúl y transmitida por las ratas; se ha observado en Japón, Corea, China y Estados Unidos, sobre todo en puertos de mar, donde las ratas son abundantes. Los síntomas son menos graves e incluyen nefritis o inflamación de los riñones.

  • Síntomas   

- fiebre

- escalofríos

- dolor muscular (mialgia)

- dolor de cabeza

- sensación de enfermedad general

- malestar

- tos seca

Debido al rápido progreso de los problemas respiratorios y a la alta tasa de mortalidad, el tratamiento se debe realizar en el hospital, frecuentemente en la unidad de cuidados intensivos.

Se practica oxígenoterapia y se regula con un control estricto de los gases sanguíneos. En casos severos, es necesario el soporte ventilatorio con un tubo o sonda endotraqueal y con un ventilador.

La terapia con ribavirina intravenosa es experimental y se está evaluando su eficacia.

  • Prevención   

Se recomienda no exponerse a la orina y excrementos de los ratones y otros roedores. Cuando se va de excursión o de campamento, se deben ubicar las tiendas en áreas donde no haya excrementos de roedores y evitar el contacto con sus madrigueras, tomar agua desinfectada y dormir en un piso cubierto y acolchado.

Mantener una casa limpia disminuye las posibilidades de contraer el hantavirus. Esto incluye limpieza de los lugares donde puedan hacer los roedores sus nidos y mantener una cocina limpia.

A las personas que tienen que trabajar en áreas de exposición potencial, se les sugiere tener en cuenta las siguientes recomendaciones difundidas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos:

- Cuando se visiten lugares deshabitados como cabañas, barracas u otro tipo de viviendas, se deben abrir las ventanas y puertas, salir del lugar y permitir que el lugar se airee durante 30 minutos.

- Se debe regresar al lugar y desinfectar las superficies, tapetes y otras áreas y luego salir durante otros 30 minutos.

- Se deben desinfectar los nidos y excrementos de ratones con una solución al 10% de hipoclorito de sodio (blanqueador) o con un desinfectante similar, esperar 30 minutos, recoger todo el material con guantes de caucho y colocarlo en bolsas plásticas, sellarlas y arrojarlas a la basura o incinerarlas, desechar los guantes y los utensilios de limpieza de la misma manera.

- Se deben lavar todas las superficies duras potencialmente contaminadas con hipoclorito o con solución desinfectante. Se debe evitar el uso de aspiradoras hasta cuando el área esté completamente descontaminada. Una vez que esto ocurra, se recomienda usar la aspiradora (las primeras veces) con adecuada ventilación. Las mascarillas quirúrgicas pueden brindar algo de protección.

Paperas

Es una enfermedad viral producida por el paramixovirus. Este virus inicialmente penetra y se multiplica en las células del aparato respiratorio para luego ser transportado por la sangre hacia todos los tejidos, teniendo predilección por las glándulas salivales siendo una de ellas la parótida, por esto se le puede aislar en saliva, también se le puede aislar en orina o en cualquier otro tejido. enfermedad infecciosa aguda causada por un virus que afecta sobre todo al tejido glandular y nervioso, y que se caracteriza por tumefacción de las glándulas salivares. La distribución de la enfermedad es mundial y a veces se presenta en brotes epidémicos. La incidencia más elevada se produce entre los 5 y 9 años, aunque se puede padecer a cualquier edad. Debido a que la glándula a la cual afecta con más frecuencia es la parótida, también se conoce como parotiditis epidémica. Afecta muy pocas veces a las gónadas, las meninges, o el páncreas.

Las paperas se trasmiten de persona a persona a través de gotitas diseminadas a partir del tracto respiratorio de personas infectadas, muy contagiosas. El periodo de incubación varía entre 15 y 21 días. Las complicaciones son raras, y un episodio proporciona por lo general inmunidad total, ya que sólo un tipo antigénico de virus produce la enfermedad. En los niños, los primeros síntomas suelen ser fiebre moderada, sensación de enfermedad y frío, pérdida de apetito, y sequedad de garganta, seguidos de dolor y tumefacción alrededor de los oídos y fiebre elevada. Estos síntomas suelen desaparecer a los 12 días. En el hombre adulto se produce la inflamación de los testículos en un 20 por ciento de los casos, aunque la esterilidad es rara. En los niños, la infección del nervio auditivo es causa en ocasiones de sordera, aunque esta secuela es también poco frecuente.

Quienes sufren paperas se suelen mantener en cuarentena. Sin embargo, muchos padecen una forma tan leve que no es detectable, aunque sí adquieren inmunidad frente a la enfermedad. A mediados de la década de 1960 se introdujo una vacuna preventiva, y su uso ha reducido mucho el número de casos.

  • Síntomas

Inicialmente aparece dolor y endurecimiento en la zona correspondiente a la glándula parótida (entre el lóbulo de la oreja y la mandíbula), generalmente debido a la inflamación de la zona. Característicamente el lóbulo de la oreja suele elevarse. La zona afectada tiende a ser dolorosa a la palpación e incluso con la administración de ácidos (limón, vinagre, etc...).

Tras el contagio, el aumento del tamaño de la glándula alcanza su máximo volumen a los 2 - 3 días. Generalmente primero se inflama un lado y en el transcurso de 2 días el otro lado; aunque puede solo ser en un solo lado. Suele además asociarse a fiebre generalmente menor de 40º.

El periodo en que suelen aparecer los síntomas es aproximadamente 3 - 7 días aunque esto es muy variable de una persona a otra.
Se debe tener especial cuidado con los adolescentes varones que están cursando con esta infección por el riesgo de desarrollo de orquitis y epididimitis. Esta complicación suele seguir a los síntomas de la parotiditis en un periodo de 8 días, con un comienzo brusco de fiebre, nauseas, dolor abdominal y testicular; su duración aproximada es de 4 días. Esta complicación puede asociarse con una disminución en la fertilidad.
Sin embargo, en las mujeres la inflamación de los ovarios no produce disminución de la fertilidad femenina.
Posterior al desarrollo de la infección, se crea una inmunidad o resistencia a la infección por este virus durante toda la vida.

  • Tratamiento

    En la mayoría de los casos esta enfermedad se autolimita y su tratamiento sólo consiste en mejorara los síntomas que se vayan presentando, básicamente mediante antitérmicos y antinflamatorios. El reposo en cama se deberá hacer según la necesidad. Con esta medida no hay datos estadísticos que demuestren una disminución en la tasa de complicaciones y por el contrario si puede resultar incómodo para el enfermo, por ello lo mejor es hacer reposo cuando se desee.

    La dieta es otro factor muy importante a tener en cuenta. Ésta debe ajustarse a la capacidad para comer sin tener dificultad. Si la ingesta es posible, no hay contraindicación para limitar la alimentación.

  • Prevención

    El mejor tratamiento es la prevención mediante las vacunas, cuya primera dosis se administra a los 15 meses y el refuerzo a los 6 años. En general esta vacuna no suele producir fiebre ni otras complicaciones. La vacuna induce defensas contra el virus en alrededor del 96% de las personas en quienes no ha habido un contacto previo con el virus.

Hepatitis

Inflamación aguda del hígado. Puede ser producida por una infección, habitualmente viral, por sustancias tóxicas o por fármacos. La sustancia tóxica que más daña el hígado es el alcohol: la ingestión excesiva aguda produce una hepatitis aguda, y la ingestión excesiva crónica produce en un primer momento un hígado graso, más adelante una hepatitis crónica y, por último, una cirrosis alcohólica. Los fármacos de eliminación o de metabolismo hepático pueden dañar los mecanismos bioquímicos de los hepatocitos —células hepáticas— originando una hepatitis aguda farmacológica y más adelante una hepatitis crónica similar a la de los tóxicos.

Muchos casos comienzan con pérdida de apetito, náuseas, incomodidad, vómitos y fiebre. Los fumadores pueden llegar a sentir asco al tabaco. A veces aparecen manchas y dolores en las articulaciones. Al cabo de 3 a 10 días la orina se vuelve oscura y aparece la ictericia (coloración amarilla de la piel). En una o dos semanas la ictericia llega a su punto más alto y tarda en desaparecer entre 2 y 4 semanas más, periodo que dura la recuperación.

En la mayoría de los casos, la hepatitis es causada por un virus, aunque también puede ser causada por el abuso de alcohol, medicinas (en especial anestésicos), gases tóxicos, venenos y por ciertas infecciones de bacterias, hongos o parásitos.

El virus conocido como hepatitis A (VHA) es el más frecuente. Produce un cuadro leve y cura por sí misma en unas semanas sin dejar secuelas. Entra por la boca, crece en los intestinos y se expulsa con las heces. Generalmente se contrae al comer alimentos que han sido contaminados a través de la materia fecal, o preparados por alguien que no se haya lavado las manos.

Otra vía de infección bastante frecuente es el consumo de marisco que provenga de aguas contaminadas con aguas negras.

La hepatitis B (VHB). El tipo B puede ser extremadamente grave e incluso fatal si no se toman las medidas adecuadas. También se llama hepatitis sérica, se transmite por contacto directo con sangre contaminada (por ejemplo, transfusión y pinchazos) y secreciones seminales (relaciones sexuales).

Los análisis de sangre previos a las transfusiones han reducido la incidencia de hepatitis sérica, aunque ahora es más frecuente por el contacto sexual, o entre drogadictos, por el uso de agujas contaminadas. Hay un tercer tipo llamado hepatitis que hasta hace poco eran conocidas como no-A no-B debido a la falta de conocimientos sobre ellas. Hoy día se conocen cuatro de este grupo:

- Hepatitis C (VHC): El 90% de los casos se asocia a transfusiones, son muy pocos los relacionados a relaciones sexuales y transmisión perinatal. Presenta una mayor tendencia a volverse crónica.

- Hepatitis D (VHD): El agente productor de este proceso requiere de la membrana fabricada por el VHB por lo que se asocia a esta, es decir, lo cuadros suelen reportados en portadores de la VHB. Se presenta principalmente entre los drogadictos.

- Hepatitis E (VHE): Presenta una transmisión a través del agua. Es la causante de epidemias en la India, Asia, África y México. Su proceso de curación es espontáneo.

- Hepatitis G (VHG): Es muy frecuente en U.S.A. creando cuadros de viremia que duran años. No genera enfermedades hepáticas importantes.

  • Síntomas


- Pérdida de apetito

- Náusea y vómitos

- Fiebre, cansancio y fatiga

- Dolores en las articulaciones

- Manchas en la piel

- Orina oscura

- Ictericia (ojos y piel amarillentos).

  • Tratamiento

No existe un tratamiento específico frente a la hepatitis, aunque se recomienda el reposo en cama hasta la remisión de los síntomas. El apetito suele volver a los pocos días. El enfermo no debe consumir alcohol ni drogas que se metabolicen en el hígado, por lo menos durante seis meses.

  • Cuidados

Permanezca en cama y trate de mantener un buen estado nutritivo. Una buena higiene puede ayudar a controlar el contagio. Lávese las manos cada vez que use el baño y antes de preparar o consumir alimentos. Los utensilios personales y de mesa pertenecientes al enfermo, deben ser separados del resto y hervidos durante 15 minutos. Sin embargo, el enfermo no necesita ser aislado.

Vacas Locas

Encefalopatía espongiforme bovina (EEB), enfermedad degenerativa del sistema nervioso que afecta al ganado vacuno, conocida popularmente como la enfermedad de las vacas locas. Fue identificada por primera vez en el Reino Unido en noviembre de 1986. Desde entonces hasta finales del año 2002 se registraron más de 182.000 casos en ese país. También se ha detectado la enfermedad en otros países europeos como Portugal, República de Irlanda, Suiza, Francia y Alemania, con mayor incidencia, y Bélgica, Países Bajos, España, Italia, Dinamarca, Luxemburgo, Austria, Eslovaquia, Eslovenia, República Checa, Finlandia, Grecia y Liechtenstein, con cifras menores. Los primeros casos en Alemania, Dinamarca y España fueron detectados en 2000; en República Checa, Italia, Japón, Austria, Eslovaquia, Eslovenia, Finlandia y Grecia en 2001; y en Israel y Polonia en 2002.

Se han descrito enfermedades similares en los seres humanos (la más conocida es la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob) y en otros animales, como el scrapie que afecta al ganado ovino y caprino, la encefalopatía espongiforme transmisible del visón o la encefalopatía espongiforme felina.

  • Causas

La enfermedad es causada por unas partículas proteínicas infecciosas que reciben el nombre de priones, y que son responsables de un grupo de enfermedades, conocidas como encefalopatías espongiformes transmisibles, que cursan con la degeneración del sistema nervioso. La proteína presenta una forma normal (PrPC) y otra anormal o infecciosa (PrPSC), con distinta configuración, que es la que origina la patología.

  • Sintomas

El periodo de incubación suele ser largo, normalmente de 3 a 5 años o más. Las vacas enfermas muestran falta de coordinación, temblores, dificultad para mantenerse en la posición habitual y un típico paso errático, así como cambios de comportamiento que van desde la falta de interés por su entorno, al abandono de los hábitos rutinarios o al desinterés por el agua y la comida. En general, las vacas parecen nerviosas y la producción de leche desciende. Finalmente los animales mueren y el examen post mortem muestra la existencia de orificios en el tejido cerebral que recuerdan la textura de una esponja (de ahí el nombre de espongiforme).

  • Medidas de Control

Para evaluar el riesgo de contagio de la EEB a humanos hay que tener en cuenta que el máximo potencial infeccioso parece ser el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal), ojos, amígdalas e intestinos. Según señala la OMS (Organización Mundial de la Salud), los músculos, es decir, lo que habitualmente llamamos carne, no transmiten la enfermedad. También se consideran seguros la leche y sus derivados, el sebo y la gelatina.

En el Reino Unido y en el resto de la Unión Europea se han desarrollado una serie de medidas destinadas al control y erradicación de la EEB, como son el establecimiento de la enfermedad de declaración obligatoria, el sacrificio e incineración de los animales enfermos, la prohibición de la alimentación del ganado vacuno con proteínas de origen rumiante y la prohibición del consumo humano de los materiales específicos de riesgo (MER) y su destrucción mediante incineración. En España deben retirarse y destruirse el cráneo, incluidos el encéfalo y los ojos, las amígdalas, la columna vertebral, excluidas las vértebras caudales e incluidos los ganglios radiculares posteriores, y la médula espinal de los bovinos de más de 12 meses de edad, y los intestinos, desde el duodeno hasta el recto, de los bovinos de cualquier edad.

Fiebre Amarilla

enfermedad infecciosa, no contagiosa, causada por un virus y caracterizada en los casos graves por fiebre alta e ictericia. En un primer momento se creyó que la fiebre amarilla era una enfermedad exclusiva del género humano, pero las investigaciones demostraron que afecta también a monos y otros animales. Se cree que los monos infectados en África y América tropical son la fuente principal de infección y que los mosquitos transmiten esa infección al hombre. Este tipo de enfermedad, que sólo aparece de forma esporádica en el hombre, se conoce como fiebre amarilla de la selva. Si la persona infectada se desplaza a una zona poblada, puede ser picado por especies semidomésticas de mosquitos, como el Aedes aegypti, que vive cerca de poblaciones humanas. Éstos se alimentan de la sangre humana y son los agentes transmisores principales en las epidemias de fiebre amarilla urbana.

  • Síntomas

El periodo de incubación de la fiebre amarilla es de seis días. En los casos graves el inicio es súbito, con síntomas típicos como cefalea, dolor de espalda y fiebre. La primera fase se caracteriza por náuseas, vómitos y la presencia de albúmina en la orina. Después de la fiebre inicial, la temperatura se normaliza, pero entre el cuarto y quinto día vuelve a subir. Esta segunda fase está marcada por la ictericia, hemorragias en las membranas mucosas, vómitos de sangre (el vómito negro característico de la fiebre amarilla) y degeneración grasa del hígado, riñones y corazón. La destrucción de las células hepáticas produce acumulación de pigmentos biliares en la piel, lo que da nombre a la enfermedad. La muerte suele ocurrir entre el cuarto y octavo día desde el inicio. En los casos de recuperación espontánea, la convalecencia es corta, aunque la ictericia puede persistir durante algún tiempo. La enfermedad nunca es recidiva, ya que el primer episodio deja inmunidad permanente.

  • Prevencion

No existe tratamiento conocido para la fiebre amarilla. En 1939, el médico surafricano Max Theiler desarrolló una vacuna que confiere inmunidad ante la enfermedad. En la actualidad, sigue siendo necesaria la vacunación para todas las personas que viajan a zonas endémicas en esta enfermedad y otras partes del mundo.

Sida

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es responsable del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y ataca a los linfocitos T-4 que forman parte fundamental del sistema inmunológico del hombre. Como consecuencia disminuye la capacidad de respuesta del organismo para hacer frente a infecciones oportunistas originadas por virus, bacterias, protozoos, hongos y otro tipo de infecciones. La causa más frecuente de muerte entre enfermos del SIDA es la neumonía por Pneumocystis carinii, aunque también es elevada la incidencia de ciertos tipos de cáncer como los linfomas de células B y el sarcoma de Kaposi. También son características las complicaciones neurológicas, la pérdida de peso y el deterioro físico del paciente. El VIH se puede transmitir por vía sexual, a través del contacto con sangre, tejidos o agujas contaminadas y de la madre al niño durante el embarazo o lactancia. Tras la infección, los síntomas del SIDA pueden tardar incluso más de 10 años en manifestarse.

  • Desarrollo de la enfermedad

Desde que una persona se infecta con el VIH hasta que desarrolla el SIDA suelen transcurrir entre 6 y 10 años. El estudio de la evolución de la enfermedad puede realizarse a través de distintos marcadores de laboratorio o estar basado en la secuencia de aparición de las diferentes manifestaciones clínicas. Dentro de los marcadores bioquímicos se suele considerar el descenso de la cifra de linfocitos T CD4 que, hasta hace relativamente poco tiempo, ha sido la referencia principal para catalogar el estadio de evolución de la enfermedad. Desde 1996, la determinación de la cantidad de virus circulante en la sangre de la persona infectada, que recibe el nombre de carga viral, se ha convertido en el marcador más importante de la evolución de la enfermedad.

Alrededor de tres semanas después de la infección por el VIH, la mayoría de los pacientes experimentan síntomas pseudogripales como fiebre, cefalea, eritema, linfoadenopatías y sensación de malestar. Estas manifestaciones desaparecen al cabo de una o dos semanas. Durante esta fase, denominada fase de infección aguda, el VIH se multiplica a una gran velocidad, sufriendo diversas mutaciones genéticas. Al principio, se produce un descenso de la cifra de linfocitos T CD4 pero, al poco tiempo, las cifras normales se recuperan en respuesta a una activación del sistema inmunológico. Durante esta etapa los individuos son altamente contagiosos.

El paciente entra entonces en un periodo libre de síntomas (fase asintomática) cuya duración puede ser superior a diez años. Durante ésta, el virus continúa replicándose causando una destrucción progresiva del sistema inmunológico. El recuento de linfocitos T CD4 suele ser normal.

En la fase siguiente, denominada fase sintomática precoz, se desarrollan los síntomas clínicos de la enfermedad y es frecuente la presencia de infecciones oportunistas leves.

En la última fase, denominada SIDA o fase de enfermedad avanzada por VIH, aparecen las infecciones y tumores característicos del síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

  • Modo de transmisión

El VIH se transmite por contacto directo y para ello es necesario la presencia de una cantidad suficiente de virus. Esta proporción sólo existe en el semen y otras secreciones sexuales (flujo vaginal), en la sangre contaminada y, en menor cantidad, en la leche materna. El virus penetra en el organismo del individuo sano y entra en contacto con la sangre o las mucosas. Por lo tanto, el contagio del VIH se produce por vía sexual, sanguínea y de la madre al feto o al recién nacido.

- Contagio por via sexual: El virus presente en los flujos sexuales de hombres y mujeres infectados puede pasar a la corriente sanguínea de una persona sana a través de pequeñas heridas o abrasiones que pueden originarse en el transcurso de las relaciones homo o heterosexuales sin protección (preservativo) de tipo vaginal, anal u oral.En los países occidentales, el mayor número de casos debidos a las relaciones sexuales se ha producido por transmisión homosexual, a diferencia de lo que sucede en países en vías de desarrollo, donde el mayor número de contagios se debe a la transmisión heterosexual, aunque su incidencia como forma de contagio del SIDA está aumentando en todo el mundo. En España, por ejemplo, el contagio heterosexual (27%) supera el homosexual (13%).

- Contagio por vía sanguínea: El contacto directo con sangre infectada afecta a varios sectores de la población. La incidencia es muy elevada en los consumidores de drogas inyectadas por vía intravenosa que comparten agujas o jeringuillas contaminadas; en España es la principal vía de transmisión (52%). El riesgo de contagio del personal sanitario en los accidentes laborales por punción con una aguja o instrumento cortante contaminado con sangre infectada es del 0,3%. La transmisión del VIH a personas que reciben transfusiones de sangre o hemoderivados es muy improbable gracias a las pruebas que se han desarrollado para la detección del virus en la sangre. Su incidencia es casi nula para la administración de gammaglobulina y/o factores de coagulación.

- Contagio madre a hijo: Finalmente, la madre puede infectar a su hijo a través de la placenta en el útero, durante el nacimiento o en el periodo de la lactancia. Aunque sólo un 25-35% de los niños que nacen de madres con SIDA presentan infección por VIH, esta forma de contagio es responsable del 90% de todos los casos de SIDA infantil. Este tipo de transmisión tiene una incidencia muy elevada en el continente africano.

  • Infecciones oportunistas y tumores

En muchas ocasiones, los enfermos con SIDA no fallecen debido a la infección por el propio virus, sino como consecuencia de la aparición de infecciones oportunistas o de algunos tipos de tumores. Las infecciones se desarrollan cuando el sistema inmunológico no puede proteger al organismo frente a diversos agentes infecciosos que están presentes de forma habitual en el medio ambiente y que en circunstancias normales no provocan enfermedad. La aparición de alguna de las diferentes infecciones oportunistas, llamadas enfermedades definitorias del SIDA, junto con el descenso de la cifra de linfocitos T CD4 es lo que determina el diagnóstico clínico de la enfermedad.

La infección oportunista más frecuente en pacientes con SIDA es la neumonía debida a Pneumocystis carinii, protozoo que suele encontrarse en las vías respiratorias de la mayoría de las personas. Es habitual la asociación del SIDA con la tuberculosis y otras neumonías bacterianas. En la última fase sintomática de la enfermedad la infección por Mycobacterium avium puede causar fiebre, pérdida de peso, anemia y diarrea. Ciertas infecciones provocadas por bacterias del tracto gastrointestinal también pueden cursar con diarrea, pérdida de peso, anorexia y fiebre. También son comunes, durante las fases avanzadas, las enfermedades causadas por distintos protozoos, especialmente la toxoplasmosis del sistema nervioso central.

Las infecciones por hongos también son frecuentes en pacientes con SIDA. La infección mucocutánea por Candida albicans suele ocurrir en fases tempranas y anuncia el inicio de la inmunodeficiencia clínica. El Cryptococcus es la causa principal de las meningitis que desarrollan los enfermos de SIDA.

Las infecciones virales oportunistas, especialmente las debidas a herpesvirus, tienen una incidencia muy alta en los pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Los citomegalovirus, miembros de esta familia de virus, infectan la retina y puede provocar ceguera. Otro herpesvirus es el virus de Epstein-Barr, que se ha relacionado con la aparición de linfomas (tumor de las células sanguíneas). La infección por el virus herpes simple, tanto tipo 1 como 2, también es frecuente, provocando lesiones perianales y alrededor de la boca muy dolorosas.

Muchos pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida desarrollan, además, tumores. Los más comunes son los linfomas de células B y el sarcoma de Kaposi. El linfoma es una manifestación tardía de la infección por VIH y se desarrolla cuando la función de defensa del sistema inmunológico está muy alterada. Puede afectar a cualquier órgano, principalmente al sistema nervioso central. El sarcoma de Kaposi es una neoplasia multifocal que se caracteriza por el desarrollo de nódulos vasculares en piel, mucosas y vísceras. Es una manifestación precoz de la infección por VIH y puede aparecer con recuentos normales de linfocitos T CD4. Es la neoplasia más frecuente en pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana y es habitual la aparición de lesiones cutáneas de color rojo o púrpura. También es típica la afectación directa del sistema nervioso por el virus VIH, lo que da lugar a un cuadro de demencia-SIDA (encefalopatía por VIH).

  • Tratamiento

El tratamiento de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana comprende el empleo de fármacos que inhiben la replicación del VIH, así como los tratamientos dirigidos a combatir las infecciones oportunistas y los cánceres asociados.

En general, el tratamiento antirretroviral está indicado cuando la carga viral es superior a 5.000-10.000 copias/ml, pero existe una tendencia actual a iniciar el tratamiento de una forma precoz para intentar suprimir la replicación viral lo antes posible. Existen distintos fármacos que actúan en fases diferentes del ciclo de replicación viral (análogos de los nucleósidos, inhibidores no nucleósidos de la transcriptasa inversa e inhibidores de las proteasas).

En el ciclo vital del virus hay un proceso fundamental, denominado transcripción inversa, que consiste en la conversión del ácido ribonucleico (ARN) viral en ácido desoxirribonucleico de cadena doble (ADN). Esta actividad es llevada a cabo por la enzima transcriptasa inversa. Un grupo de medicamentos antirretrovirales, denominados análogos de los nucleósidos, inhiben la acción de esta enzima; entre éstos se encuentran la zidovudina o AZT, la didanosina o ddI, la zalcitabina o ddC, la estavudina o d4T, la lamivudina o 3TC y el tenofovir. Aunque los análogos de los nucleósidos interaccionan con la enzima de conversión del retrovirus, también pueden reaccionar con las enzimas responsables de la síntesis del ADN de las células del organismo, lo que puede hacer que resulten tóxicos y ocasionen distintos efectos secundarios potencialmente graves como una debilidad muscular ascendente progresiva (síndrome de Guillán Barré), neuropatía periférica, anemia, trombopenia y neutropenia.

Un segundo problema asociado al uso de los análogos de los nucleósidos es la aparición de formas resistentes a la acción de estos medicamentos, debido a la facilidad del virus para realizar mutaciones y a su alta tasa de replicación, sobre todo en las primeras fases de la infección.

Actualmente se considera que el tratamiento más eficaz para luchar contra el VIH es la combinación de tres medicamentos, dos análogos de los nucleósidos (inhibidores de la transcriptasa inversa) y un inhibidor de la proteasa. Aunque estas combinaciones pueden dar lugar a importantes efectos secundarios, cuando se usan con precaución es posible reducir los niveles del virus en sangre (carga viral) hasta cifras prácticamente indetectables. La carga viral debe determinarse de forma periódica entre 1 y 6 meses. En la actualidad, están llevándose a cabo ensayos clínicos de terapia intermitente con resultados esperanzadores.También puede emplearse una combinación de dos análogos de los nucleósidos, inhibidores de la acción de la transcriptasa inversa, junto con un inhibidor no nucleósido de esta enzima (nevirapina, delarvidina). La nevirapina fue el primer medicamento de este tipo.Los científicos continúan investigando el desarrollo de nuevos fármacos que actúen a otros niveles del ciclo de replicación del virus. Algunos estudios concentran sus esfuerzos en estimular la respuesta del sistema inmunológico del paciente, mientras que otros guardan la esperanza de encontrar una vacuna eficaz que además se enfrenta a la dificultad añadida de la gran variabilidad genética del virus.

  • Métodos de prevención

El conocimiento de las vías de transmisión del VIH permite adoptar medidas que eviten la extensión del virus en la población. En las relaciones sexuales coitales con sujetos infectados el método más eficaz de prevención es el empleo correcto de preservativos. En los casos de consumidores de drogas hay que evitar compartir el material que se utiliza para la inyección intravenosa. Para reducir la incidencia de la transmisión por accidentes laborales en el personal sanitario es conveniente el empleo de instrumental desechable adecuado, así como de guantes y gafas protectoras. En cuanto a las mujeres infectadas en edad fértil es muy importante que reciban toda la información disponible respecto a la posibilidad de transmitir el VIH al feto, y por tanto de la conveniencia de adoptar las medidas necesarias para evitar un embarazo (véase Control de natalidad). La transmisión del virus a través de la leche de la madre contraindica la lactancia materna, por lo que se recomienda la lactancia artificial.

En muchos países se están llevando a cabo con éxito desde hace algunos años grandes campañas informativas y educativas con las que se pretende modificar las conductas de riesgo relacionadas con la transmisión del VIH. Desde aquellas puramente informativas referentes a las vías de contagio del VIH y los métodos para evitarlo, hasta programas en los que se ofrecen agujas y jeringuillas a los toxicómanos para evitar su reutilización.




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Enviado por:Negrita
Idioma: castellano
País: Chile

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