Literatura
El silencio del asesino; Concha López Narváez
Titulo de la obra: El silencio del asesino.
Nombre de la autora: Concha López Narváez.
Ilustraciones: Rafael Salmerón.
Editorial: Espasa juvenil.
Fecha de la última edición: Abril, 2001.
Número de páginas: 143.
Ciudad y país: Madrid, España.
Concha López Naváez es una escritora sevillana: en esta ciudad estudió Filosofía y Letras, y se especializó en Historia de América. Tras algunos años dedicados a la enseñanza, pasó a escribir obras de literatura infantil y juvenil. Ha recibido varios premios, entre ellos el Lazarillo en 1984 y el C.C.E.I. en 1987. Su novela La tierra del Sol y la Luna (EJ 6), fue incluida en la Lista de Honor del IBBY en 1986 y en el año 1992 fue candidata al premio Andersen. Otras obras suyas publicadas por Espasa Calpe son La colina de Edeta (premio CCEI 1987) (EJ 10), Endrina y el secreto del peregrino (EJ 31) y El fuego de los pastores (EJ 71).
Ernest Morrison: Es un hombre de larga edad. Al nacer fue adoptado por una familia de Caxton. Él era un hombre que a primera vista inspiraba confianza y era respetado.
Cuando era lo suficientemente mayor, se fue a vivir a Twin Willows Manor.
Mary Addams: Era una persona que no le gustaba que le trataran diferante a pesar de su minusbalía. Siempre ha vivido en Wiggield al lado de las hermanas Stanford y todos sus amigos.
Comisario Ronald Todd: Era fuerta inspiraba confianza a primera vista. Vivía enamorado pero en silencio. Tenía el pelo muy corto y se emocionaba con facilidad.
Sauces: Arbol salicáceo de ramas erectas, hojas angostas, lanceoladas y sedosas, flores en amenito y fruto capsular (salix alba).
Poliomelitis: Enfermedad contagiosa originada por un virus que se fija en los centros nerviosos y produce atrofia de los músculos y parálisis.
Afanar: Entregarse al trabajo con solicitud.
Yacía: Estar un cadáver en la fosa o en el sepulcro.
Exhaustiva: Que agota.
Irritar: Hacer sentir ira.
Ernest Morrison se dejó vagar satisfecha mirada por el amplio y cómodo dormitorio y luego la dirigió hacia la ventana.
La luz se filtraba por entre las cortinas, una luz clara, de buena mañana. Parecía que, al fin, las molestas e interminables lluvias de días anteriores habían decidido marcharse.
Ernest Morrison permaneció durante algún tiempo en la cama porque no tenía razón para madrugar debido a que ya lo había hecho en días anteriores. Felizmente podía disfrutar de sus rentas, y estar tranquilo sin tener que dar explicaciones a su familia.
La vieja Ann Mac Nigan, su ama de llaves, a veces se quejaba de su desorden. A Ernest las quejas de la vieja Ann, le molestaban pero si no fuera por ella, en los años que se conocen, y tras la muerte de su mujer, Ernest estaría perdido.
La vieja Ann quiso saber sobre la muerte de Mary, su esposa, y Ernest con sequedad le contestó que no habría sufrido mucho: y de esta manera dio por concluida la conversación.
Sin embargo, con el paso del tiempo, las cosas se habían suavizado, y Ann y Ernest convivían de manera razonable, aunque ella todavía hiciera patentes sus desacuerdos, y a el sus protestas continuaran molestándole.
Ernest nunca le había dejado a Ann que se encargara del jardín porque lo quería hacer el. El jardín no era muy complicado porque era pequeño y las plantas no se mantenían solas.
Ernest salió de casa esperando el agradable canto de los pájaros. Cuando abrió la puerta se escuchaba el ruido de un taladro agujereando la acera. Y por esa razón, no tuvo más remedio, que irse al Dragón Arms.
El Dragón Arms era un sitio agradable y tranquilo que sin ser un club, cumplía todas sus funciones. Para Ernest, este bar, era como una casa para un hombre solitario y feliz.
Ernest, aunque Mary Adams muriera, era un hombre feliz porque siempre había deseado la tranquilidad.
En resumen, Ernest Morrison era un convecino ideal, al que todo el mundo le pedía opinión.
Y por esta razón, a la gente de Wigglield, les costó tanto admitir que era un frío y cruel asesino. Ernest seguía con su misma sonrisa y caballería, sin saber que en unas horas su vida iba a cambiar radicalmente.
La mañana transcurrió satisfactoriamente: un paseo hasta el campo de golf y un no menos apacible partido.
Ernest no era un gran jugador de gollini, lo quería ser; se conformaba con hacer unos cuantos pares y estaba contento.
Cuando acabó el partido, no se dirigió hacia su casa, sino que se fue al Dragon Arms, donde comía bien y esperaba a sus amigos de poner para echar unas partidas.
Esos compañeros eran el señor Williams que, ya retirado nos aconsejaba; el coronel Huges, auténtica gloria local por dirigir una cuadra y el señor Mac Pherson, director de la oficina local de Midlonds Banc; y algunas veces Ronald Todd, el comisario de policía.
Pero ese día, de los cinco que podían hacer su partida de poker, solo fueron tres porqué ni el comisario ni el doctor Williams aparecieron por allí.
El ruido de un coche patrulla detuvo la partida de poker. Era el sargento Taylor, al que le gusta el te solo, y el agente Smith, al que le gusta el te con una nube de leche.
El camarero Thomas comenzó a preparar los tes. Pero el sargento y el agente se dirigieron hacia la mesa de los jugadores de poker, y se llevaron a Ernest Morrison con ellos.
Ernest no hizo preguntas y le siguió.
Todos los de Dragon Arms se quedaron mirando. Cuando se alejaron comenzaron las preguntas:
<<¿Qué le ha dicho? ¿Por qué se lo llevan? ¿Qué pasa?...>>
Mac Pherson no contestó a ninguna de las preguntas, pero el coronel, que es muy “sabiondo”, dijo que el sargento Taylor le había dicho con voz de orden que le acompañara por las buenas, o por las malas. Y entonces todos empezaron a humillar al señor Morrison.
El comisario Todd no se levantó para recibir a Ernest Morrison como era evidente.
El comisario no estaba muy feliz porqué en esa mañana habían descubierto que Ernest enterró a Mary debajo de un árbol.
Ernest estaba muy nervioso y no sabía que hacer ni decir, y se puso a hacer película.
El comisario le hacía preguntas y Ernest le respondía con una respuesta, pero falsa.
Tras haber discutido, Ernest, como no sabía que decir, se inventó una historia que trataba de una pareja que entraron en su casa, cogieron joyas de Mary y por cualquier razón, el hombre mató a la mujer con las joyas de Mary.
El comisario tras oír esto, dijo que Maty llevaba muerta 20 años y que el doctor Williams y él lo habían reconocido.
Entonces, Ernest volvió a mirar al suelo y el comisario hizo un gesto de victoria.
Aquella mañana, cuando algo falló en los frenos de la excabadora y el operario que la manejaba perdió el control de la misma, Ann trabajaba apaciblemente en la cocina. La sobresaltó el impacto contra el muro, y observó, estupefacta, y como aquella máquina se acercaba a uno de los árboles. La máquina impactó contra el árbol. Mientras caía, Ann recordaba a Mary debajo del árbol, contando historias, que se inventaba, a sus amigos.
A Ann se le olvidó todo sobre Mary al ver al operario, que chillaba como si hubiera visto un monstruo.
En unos momentos, el Twin Williams Manor, se llenó de personas, vecinos cotillas, que miraban con asombro, el agujero que había dejado al caer el árbol. Ann bajó todo lo rápidamente posible al jardín. Estaba echando a todos los cotillas: apartándolos, chillándole... Hasta que llegó al agujero.
¡Oh Dios mío! Lo que todo el mundo miraba, no era menos que el aparato que tenía Mary en la pierna. Ann, al verlo, casi se cae de la impresión. Se sentó en un bando. Entonces fue cuando llegó el comisario, y se vio como Ann lloraba sin consuelo. Él la intentó consolar, pero cuando Ann le dijo que había matado a Mary fue a mirar el agujero y de la impresión se sentó al lado de Ann a llorar con ella.
Ernest en este momento estaba escondido detrás de su periódico.
Luego llegó el doctor Williams, para asegurar y llorar de que efectivamente, esa era Mary. Y también dijo, que la dentadura, era la misma que la de Mary: dientes en buen estado y con tres menos.
Ernest Morrison ingresó en prisión preventiva esa misma tarde, mientras que Wigglield hervía de asombros y murmuraciones.
Los que conocían a Mary, íntimamente, se sentían doloridos; los que conocían, superficialmente o ni siquiera la conocían, se sentían horrorizados y estupefactos y un grupo, numeroso, se sentía excitado, pensando en un pueble tan pequeño y que había pasado esto.
La mayoría de las personas no podían creerse como un hombre tan bien vestido y educado era un asesino de sangre fría.
Las muestras de Ann, confirmaron que los restos de cuerpo eran de Mary Adams.
El comisario, Ernest y el defensor de Ernest; se reunieron para ver si Ernest confesaba.
El comisario, no paraba de hacer preguntas, pasear e irritarse; el defensor, hacía preguntas para ayudarle; el señor Morrison, se comportaba de una manera extraña, y no decía ni una palabra: ¿Será una estrategia?
El día en que comenzó la visita oral, un variopinto y expectante público se agolpaba en la puerta de la audiencia. Ronald Todd se sentía temeroso porqué había mucha gente; pero no podía echarles, porqué era normal que en Wigglield, que no pensaba nada, todo el pueblo se interesara.
Cuando Ernest entró en la sala, los murmullos se callaron. El señor Morrison, a pesar de estar rodeado de dos policías seguía siendo un hombre atractivo.
El fiscal Bernnan estaba muy orgulloso, porque ese caso, dijera lo que dijera Ernest, ya era suyo.
El defensor, estaba tan nervioso, que parecía que era él el acusado: nervioso, se le caían los papeles.
El juicio comenzó con una pregunta del fiscal, preguntando que cuando y donde había conocido a Mary Adams. El contestó, que hace diez años y en la estación de Londres; y que ya no se acordaba de nada.
Entonces el fiscal llamó a Emma Stanford para sabes más detalles.
Emma comenzó diciendo que ella y su hermana gemela, eran muy amigas de ella. Continuó diciendo que Mary, le había contado hace dos años, que había conocido a un chico muy amable, que le había ayudado a subir y bajar al tren, como muchos otros. El chico se sentó con ella durante todo el viaje y no pararon de hablar. Él le dijo que posiblemente se volverían a ver, porqué él hace la ruta muchas veces. Y también le dijo que estaba muy ilusionada.
Emma acabó diciendo que Mary no paraba de hablar de él. Entonces Ernest y Emma se cruzaron las miradas; Emma no se lo podía creer, pero le dio la impresión de que a Ernest le hacía gracia cuando hablaba.
Claire Stanford era una mujer alta y reposada. Mientras caminaba hacia el estrado, el comisario Todd, la miraba asombrado de su belleza.
Claire, una vez en el estrado, explicó lo mismo que su hermana, pero añadió que se volvieran a ver por segunda vez, una tarde de martes en la estación. Esa vez no fue coincidencia; Morrison la estaba esperando.
Claire dijo que Mary le dijo, que esa vez hablaron del trabajo, y que a és le iban a ascender de puesto. No hablaron del presupuesto de Mary, ni que si Mary moría, el que tenía su dinero ya tenía todo pagado.
También contó que se volvieron a ver dos días más tarde, y que a partir de ahí se estuvieron viendo todos los martes y jueves durante un mes, hasta que a Morrison le cambiaron de ruta.
A partir de ahí solo se veían en Londres, y como eso era poco, Morrison comenzó a venir a Wiggield.
Finalmente dijo que cuando bino a Wiggield, a ella y a su hermana, les pareció que por fin había encontrado a su hombre de los sueños.
Ann Mac Nigan era la siguiente en subir al estrado.
Mientras caminaba, el comisario todavía miraba asombrado.
Una vez allí comenzó a contar que ella era su mayordomo desde que ella solo tenía un mes.
La familia Adams, para ella, era como suya y tras la muerte de sus padres, Ann era su nueva madre. Dijo que Mary se lo contaba todo menos algunas cosas. Contó también que ella conoció a Morrison quince días antes de la boda. Ella no le había visto antes porqué los fines de semana iba a cuidar a su madre.
Cuando la conoció dijo que no sospechaba nada de el. El quería casarse muy rápido y después compartir bienes.
Dijo también que ella llamó a su trabajo para preguntar, así era.
A los dos meses de casarse, Morrison tenía que ir dos o tres años a vivir a Brasil. Mary le dijo que se iba con el y que iba a pagar lo que hiciera falta; Ernest tras ella insistir aceptó.
Contó que en ese desacuerdo discutieron y por eso Ernest aceptó.
Era el turno del defensor, y le hizo contar que Ernest se comportaba normalmente. Él, mientras lo contaba, se reía, que Mary no estaba feliz, estaba muy feliz. Y acabo preguntándose a si mismo, ¿por qué tenia él tantas prisas por casarse?
Claire Stanford tuvo que volver a subir al estrado para testificar. Ella no estaba conforme pero lo hizo.
Contó que Mary Adams hizo su testamento a nombre de Ernest Morrison porqué él también se lo hizo.
También dijo que trasladó dinero a Brasil.
El defensor intentó liarla y lo consiguió pero la juez le advirtió que no siguiera.
Mientras ella bajaba, el señor Mac Pherson juraba decir la verdad y toda la verdad. Dijo también que al cabo de los diez años, el señor Morrison vino con los papeles de defunción de la señora Adams y le dieron lo que le pertenecía.
De nuevo era el turno de Emma Stanford, que contó que Mary le hizo despedirse la tarde anterior a su marcha.
De madrugada Emma se asomó por la ventana y vió Ernest cargando las maletas y llevando a Mary en brazos, cuando a ella nunca le habia gustado.
Era el turno de Claire, y lo único que dijo es que ella no tenía ni idea hasta que no se lo dijo Emma.
Era el turno de Ann Mac Nigan, que contó que para ella era extraño que se fueran un sábado de madrugada.
También le pareció extraño, que Morrison contratase un taxi de fuera de Wiggield.
Siguió contando que cada mes llegaba un cheque con su dinero y una postal de Mary, hasta que empezaron a retrasarse y acabaron no llegando.
Finalmente dijo que Ernest Morrison no avisó de su llegada el viernes por la tarde, pero si le hubiera avisado, ella estaría allí porqué su madre había ya fallecido. Dijo que la tierra estaba removida cuando volvió.
Ahora en el estrado estaba Jonathan Bruce, ex compañero de oficio de Morrison.
Contó que conocía bastante al señor Morrison, y no le habrían ascendido. Y si hubiera sido así no lo hubieran mandado a Brasil por no tener contactos.
Susan Park, vivía con sus padres y sus tres hermanos mayores; Morrison fue adoptado nada más nacer.
Al irse de casa Susan trabajó en el teatro y de taquillera; Ernest fue perdiendo dinero en un negocio.
El comisario dijo que la mujer que vivió en Brasil fue Susan. Tras morir, Ernest volvió a Wiggield.
El fiscal reconstruyó los hechos.
La juez, antes de hacer condena, preguntó a Ernest si quería decir algo. Él contestó que no había matado a Mary y poseía pruebas para demostrarlo pero habían de trasladarse a Twin Willows Manor.
La juez tras pensárselo, aceptó su petición.
Una vez allí, Ernest mandó cabar a los policias debajo del sauce que había quedado.
Uno de los policías se detuvo y encontraron unos restos de huesos humanos.
Ahí tenéis a Morrison. Dijo.
El señor que todos creían conocer como Ernest Morrison, era otro asesino con parecido físico al de Ernest.
Se llamaba Peter Marlowe.
Contó que había conocido a Ernest hacía diez años, en un tren cuando volvía de Brasil.
Ernest le invitó a tomar algo por la noche en Tiwin Willows Manor y él le asesinó. Enterró su cadáver bajo el sauce izquierdo, después dispuso de todo el fin de semana para averiguar cosas sobre la vida de Ernest gracias a los documentos que había en la casa.
Unos días después de que condenaran a Peter Marlowe a 35 años de prisión, Claire Stanford y el comisario Todd, paseaban por el cementerio juntos.
Se dieron cuenta de que se amaban y comenzaron una larga amistad.
Es un libro entretenido y, para mi guste, me hubiera gustado más que tratara de cómo se desarrolla la historia, primero, y después el juicio.
Este libro no esta bien elegido. En el colegio o instituto, lo que se tiene que hacer es enseñar a convivir y después, las diferentes materias. Si este libro hubiera tratado sobre la vida de un asesino, después de haber pasado todo lo que se cuenta en esta, incluyendo la condena a los padres de los alumnos, les gustaría mas, porqué de esa manera, habría hecho recapacitar a más de uno.
Lo que me intriga mucho del libro es saber si a ocurrido alguna vez en la vida. Yo creo que nunca a pasado cosa semejante; pero si ha pasado, me gustaría saber donde ocurrió.
Se que de los libros, en la mayoría de ocasiones, no se sacan segundas partes. Pero en este libro, pienso, que podrían sacar una continuación, que tratara de cómo le va la vida a Peter Marlowe, si vive, después de cumplir condena.
Al leer esta novela, me ha dado cuenta de que se puede hacer un resumen sin muchas dificultades por dos razones:
1-Tiene un vocabulario fácil de entender.
2-Los sucesos se explican sin rodeos.
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Enviado por: | Fenix |
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