El empresario Dick Lyles amplía aún más mis concepciones sobre las mejores maneras posibles de llevarse bien con los demás, no sólo en el trabajo, sino también en la vida familiar, recreativa y hasta religiosa.
El “hacer que los demás se sientan más fuertes y no más débiles en mis interacciones con ellos” les da la confianza que requieren sus egos para que en cada encuentro demuestren ser realmente eruditos mundiales y útiles 100%; al dar lo mejor y esperanzándose en la elaboración de sus proyectos. De paso empuja al ascenso la calidad y producción de la compañía.
De alguna u otra forma muchas empresas utilizan este método con sus empleados, desde el personal operativo hasta los gerentes de alto nivel. Un buen ejemplo sería el tan popular “Empleado del mes” ; resaltando su esfuerzo, servicio, calidad y lealtad a la compañía. Al igual en las familias cuando los padres otorgan responsabilidades más comprometedoras a sus hijos, como el manejar su propio vehículo.
Personalmente es grato sentirse importante e imprescindible, por lo tanto conviene hacer sentir a los demás igual en sus proyectos; de tal forma la eficacia y la eficiencia estarán de la mano.
“Los camellos son buenos. De hecho los constructores de camellos de hoy, serán los líderes del mañana”.
Es mejor una muy buena mezcla de ideas magnificas para la planeación de un proyecto, que sólo escoger las de mi conveniencia. No quiere decir que en la empresa todos quedarán con una sonrisa (eso sería hipocresía), el fin es refinar todas las ideas para obtener como resultado aquella que pueda cumplir los requisitos del proyecto. Esto se resume en una frase muy conocida: “Dos cabezas piensan más que una” y sucesivamente.
En la mayoría de las ocasiones nos encontramos estancados en nuestra forma de pensar, no permitimos que fluya nuestra imaginación y por defecto medimos y juzgamos todo a nuestro entender.
Y es por lo susodicho que se crea el tercer secreto: “Evitar las trampas del pensamiento basado en dos valores excluyentes, porque muy pocas decisiones son opciones entre correcto y equivocado, o entre bueno y malo”.
Al momento de dar valor o juzgar se debe pensar, también, como el prójimo. ¿Qué sería de aquel empleado que por querer innovar en su labor exitosamente se le reprocha el haber roto los esquemas establecidos en 40 años?
Los tiempos cambian y las posibilidades de que lo visto mal sea bueno también. Hay que dar un buen análisis para poder valorar, ya sea positiva o negativamente.
Al logra “influir sobre el futuro, no sobre el presente o el pasado” estamos avanzando en gran magnitud. Todos queremos triunfar y seguir teniendo éxito. Es por lo mismo que hay que dejar el pasado en su pasado y no estancarnos en el presente. Aunque en mi teoría el presente no existe: sólo la actualidad, pero ese es otro tema.
Cada proyecto u objetivo planeado exitosamente lleva por fin de obtener el resultado positivo en el futuro. Es conveniente entonces basarse en ese fin y no en los obstáculos que se han tenido o aún se tienen.
Una compañía no avanza cuando sólo se preocupe por analizar qué pasó anteriormente. Si queda alguna duda notemos el lamentable ejemplo que vivimos en el país: todos los gobiernos se dejan manipular por la politiquería y se centralizan en criticar las funciones del gobierno anterior.
Si las tácticas expuestas son llevadas a cabo (un poco difícil) estoy un 95% segura de que la solidaridad y la armonía estarán siempre de la mano.
Sustanciosas y excelentes fórmula presenta Dick Lyles a través de la parábola donde involucra a un humilde entrenador de fútbol conocedor del éxito y un inteligente joven graduado con honores, pero desconocedor de las buenas relaciones humanas.
Albert, el joven, aprende cómo trabajar en equipo gracias a los 4 secretos de las fórmulas triunfadoras (que no son secretas) reveladas por el entrenador.
Para la ejecución de los 4 secretos hay que poseer la mejor de las disposiciones. Se debe tener un corazón limpio, pues no se admite hipocresía, soberbia, ambición ni incomprensión.
El hombre fue creado para habitar la tierra junto con los demás. Siempre estaremos necesitando compañía y no hay mejor forma de acoplar esa necesidad que haciendo lo mejor posible.
Los valores se han perdido en el octavo mar adentro, empero éstos secretos nos pueden ayudar a encontrarlos nuevamente, siempre y cuando lo apliquemos en la vida diaria en toda su plenitud.