Filosofía y Ciencia


El problema del humanismo en E. Fromm y H. Marcuse; Diego Sabiote Navarro


.El objetivo del presente trabajo es ofrecer una recensión sobre el libro “El problema del humanismo en E. Fromm y H. Marcuse” de Diego Sabiote Navarro, estructurado en tres partes, una primera sobre Erich Fromm, la segunda sobre Herbert Marcuse y una última en la que conocemos la confrontación. Mi trabajo se estructurará de manera muy similar a la estructura del libro original, para seguir unas pautas de orden y coherencia, con el objetivo de lo que se pretende explicar, pero sin dividirlo en capítulos para ofrecer una versión más compacta e intentar establecer una relación entre todos los puntos a modo de resumen.

La primera parte:

Erich Fromm, cuyo desarrollo intelectual estuvo muy influenciado por sus circunstancias históricas y sociales, como son las dos guerras mundiales, la terrible experiencia del exilio, la implantación de formas sociales, políticas y económicas de nuevo orden. Así como sus teorías y su forma de pensamiento también se vieron influenciados por las mismas.

El hecho de haber nacido en el seno de una familia judía le hizo conocer el Antiguo Testamento en gran profundidad, aunque no todas sus partes le llamaban la atención de igual forma, como por ejemplo la idea da paz universal y armonía. Aunque se separa en 1926 del círculo (del cual había obtenido gran influencia de autores como Ludwig Krause, tradicionalista, Salman B. Rabinkow, un hombre comprometido con el socialismo y Nehemiah A. Nobel , que logró un equilibrio entre el misticismo judío y el pensamiento humanista occidental) su pensamiento no logra deshacerse nunca del todo de la influencia del judaísmo, es más su obra siempre ha estado empapada de las enseñanzas bíblicas (como camino indiscutiblemente clarificador del problema y cuestión del humanismo) pero analizadas desde un punto de vista secularizado. Es decir, su pensamiento es una unión de hechos históricos y religiosos, ya que según el autor, la religión ha de perdurar con el fin de que el hombre pueda adquirir su equilibrio, pero lo que habrá que plantearse, es si la religión contiene elementos humanísticos o es una tendencia a la dependencia llena de autoritarismo.

Tras haber visto los horrores, la irracionalidad, la crueldad de la Primera Guerra Mundial, en su segunda década de vida, Fromm comienza a preocuparse por descubrir que es lo que lleva a las masas a actuar con tal irracionalidad, es pues en este punto cuando encontramos su unión, o mas bien, su influencia de Marx (en el aspecto socio-económico) y Freud (en el psicoanalítico) para, citando palabras textuales: “comprender las leyes que gobiernan la vida del individuo y las leyes de la sociedad”

Nuestro autor, cree encontrar el lugar y el momento idóneo para llevar a cabo sus estudios de aproximación entre el materialismo dialéctico y el psicoanálisis de Freud en la Escuela de Frankfurt (Dirigida por Marx Horkheimer, los pensadores de la cual se enfrentan contra los totalitarismos tales como el fascismo o el estalinismo e intentan, en cierto modo, salvar al hombre de la alienación de la tercera revolución industrial), que se llevan a cabo en la línea de intentar descubrir el porqué, en un contexto revolucionario, no se suceden las previsiones de Marx de revolución, sinó al contrario, nos encontramos con gran pasividad por parte de la sociedad que aceptaba su situación con gran resignación, mediante el psicoanálisis de Freud.

La subida al poder de los nazis (año 1933) provoca la salida al exilio de la Escuela de Frankfurt, ya que la mayoría de sus componentes eran judíos y con ideología marxista . Mientras tanto Fromm va alejándose del pensamiento Freudiano ortodoxo, su ruptura total, la vemos en su obra El miedo a la libertad, en la cual crítica el, según Fromm, gran error de Freud: que entiende al hombre de una forma biologista, libidinal, mientras que Fromm lo ve desde una perspectiva interrelacional, que él denomina como “carácter social”. Este alejamiento del pensamiento Freudiano va acompañado por el consiguiente acercamiento a la obra de Marx, de la cual encontramos gran influencia en ésta misma obra, El miedo a la libertad. Pero pese a este alejamiento del Freudismo ortodoxo, el autor nunca llega a separarse totalmente del pensamiento de Freud ya que su obra (la de E. Fromm) se basa en la actitud crítica hacia diversas doctrinas renunciando al compromiso con un solo dogma.

Pasamos a analizar al hombre en sí según Fromm. Lo qué significa ser hombre no basta explicarlo con la definición fácil, sino que debemos adentrarnos en la propia naturaleza humana, a lo que se dedica precisamente la Ciencia del hombre.

El hombre vive su vida y no es vivido, como el animal, debido a que posee la razón, hecho que lo separa de la naturaleza y le hace tomar conciencia de sí mismo, a la vez que lo convierte en un extraño, un extraño que se ha alejado de su “patria” que es la naturaleza. Sabe de su importancia, pero a la vez se da cuenta de sus limitaciones, aquí nos encontramos con las “dicotomías de su existencia”, (problemas de sus existencia que jamás dejará de plantearse), las que le llevan a intentar buscar soluciones, es decir, a vivir, a relacionarse con los demás y con el medio…En esta lucha por encontrar soluciones a sus dicotomías, Fromm encontrará cinco necesidades básicas del hombre para alcanzar la plenitud:

-La relación: Son muchas las formas en las que en hombre puede terminar con sus soledad, pero para el autor, las más importantes son las “relaciones simbióticas”, las considera como negativas, porque disminuyen la libertad individual y las “relaciones amorosas”, entendidas de un modo muy amplio, que no dificultan la independencia y la integridad individual, es decir gozan de gran libertad (satisfacen plenamente al hombre). Además implican una “orientación productiva”, es decir, activa, creadora. El narcisismo constituiría su polo opuesto.

-Trascendencia: El hombre que se encuentra en este mundo, no desea permanecer en él de forma pasiva, tal y como lo hacen los demás seres, por tanto necesita rebasar este rol de algún modo, nos encontramos con dos; la creatividad o la destructividad, como polo opuesto, que se sucede cuando no puede satisfacerse la necesidad de crear, pero que es totalmente nociva para el hombre, porque al contrario que la creatividad, que conduce a la felicidad, la destructividad conduce al sufrimiento, principalmente para el propio destructor.

-Arraigo: Desde la ruptura con la naturaleza hasta la humanización completa, el hombre ha de pasar por numerosas fases de nacimiento (nacer a cada instante), e individualización, que pueden ser llevadas mejor mediante la solidaridad, su trabajo, el amor, que permiten al hombre volverse a unir con el mundo, pero esta vez ya no de un modo primario, sino de forma libre e independiente.

-Identidad: Este concepto lo relacionará Fromm con la individualidad propia característica única del ser humano.

-Marcos de orientación: El hombre siente la necesidad de reestablecer el camino que lo separó de la naturaleza (Dónde está y qué debe hacer?), necesita por tanto de una estructura orientadora, entre las cuales destacan los modelos religiosos, pero tanto los modelos ateos como los teístas tienen un factor común, la necesidad de encontrar marcos de orientación mediante los cuales la existencia cobre sentido.

Como hemos podido observar la visión antropológica del hombre de Fromm contrasta con las teorías más relevantes del siglo veinte. El modelo de Fromm da una imagen total del hombre pero dividiéndolo en diferentes niveles: el fisiológico (lo poseen todos los seres vivos) y el espiritual o psíquico (único de la especia humana).

El humanismo, tema principal y eje central sobre el cual gira este libro no es algo exclusivo de las sociedades contemporáneas, sino que ya estaba presente en las grandes culturas del pasado, por tanto, según Fromm, era necesario un trabajo de reinterpretación para adaptarlo a la sociedad del momento.

Comenzamos por la investigación de esta tradición humanista en la religión, entendemos por religión, cualquier sistema de pensamiento y acción compartido por un grupo que de al individuo una orientación y un objeto de devoción.

Para el autor, el gran problema de la religión desde el siglo dieciocho fue que se centraba exclusivamente en la negación o verificación de la existencia de Dios, en lugar de centrarse en el hombre. Fromm afirma que la esencia de la religión, debería ser el hecho de tomar a Dios como referencia, e intentar ser una proyección de él. Existen dos tipos de Religiones por tanto, las autoritarias y las humanistas, las primeras se basan en la impotencia, obediencia y asentimiento, mientras que las del segundo tipo se centran en lograr la fuerza, la autorrealización , la convicción se basa en la propia experiencia. Sin embargo, este concepto de religiones humanistas no fue entendido por ciertos autores de los dos últimos siglos, un claro ejemplo de éstos es el propio Freud, el cual afirmaba que la fe en Dios prolonga la dependencia infantil, ocasionando una personalidad neurótica.

En el campo de la moral, el autor afirma que los grandes fundamentos de la moral los encontramos en la Ética clásica, (que él denomina Ética humanista) que ha sido deformada y manipulada a lo largo de la historia. Dentro de su interdisciplinidad uno de los puntos más importantes para Fromm es el del antropocentrismo, “el hombre como medida de todas las cosas”, no necesita de ningún ser trascendente o autoritario. Otra faceta de gran importancia es su universalidad, es decir, tiene una proyección hacia todos los seres humanos, no como las éticas inmanentes, que están al servicio de las sociedades. No obstante, Fromm no defiende ciegamente todas las facetas de la moral clásica, puesto que considera algunos de sus puntos como menos importantes.

En cuanto a la Filosofía respecta, ha pasado por períodos de gran fertilidad, véase la Grecia Antigua, el Renacimiento, la Ilustración y el pensamiento progresista del siglo diecinueve, en cuanto a los objetivos humanistas se refiere, no obstante debemos tener en cuenta que los movimientos más antihumanistas se desarrollan entrelazados con los mejores momentos y pensamientos humanistas, por ello, para Fromm, ser fieles al pensamiento humanista que recibimos del pasado constituye en gran reto para el hombre actual.

Fromm se dedica con especial interés a los temas bíblicos en cuanto a su estudio del humanismo se refiere, pese a que su postura ante el Antiguo Testamento es la de un no creyente, cree que las orientaciones humanísticas desde el siglo dieciocho tienen su base en la Biblia. Las razones de esta convicción son tales como que el concepto bíblico de Dios no es un concepto estático (El Dios del antiguo testamento es un Dios diferente al del Nuevo Testamento y el concepto de Dios ha ido evolucionando a lo largo del tiempo hasta llegar al punto de no ser definible). El concepto bíblico del hombre afirma al hombre como parte de la divinidad de Dios, ya que está creado a su imagen y semejanza, por tanto ambos conceptos son inseparables, hecho que hace imposible el camino hacia la deshumanización, ya que Dios no conduce al alejamiento de sí mismo sino todo lo contrario. Es decir, Fromm intenta converger dos elementos; La divinización del hombre ( en cuanto a que está creado a imagen y semejanza de Dios) y la humanización de Dios. El concepto bíblico de historia según palabras del propio Fromm “El tiempo mesiánico es la respuesta histórica a la existencia del hombre. Puede destruirse a si mismo o avanzar hacia la realización de una nueva armonía.

Hombre y sociedad:

El estudio del hombre y el de la sociedad constituyen los dos grandes pilares sobre los que se basa el pensamiento de Fromm. según el cual, la sociedad actual puede ser considerada enferma patológicamente. El hombre posee, lo que el autor denomina un “carácter social” (compartido con los individuos de su cultura y que le permite actuar según el momento y la sociedad lo requiera).

En cuanto a la relación de hombre y sociedad se refiere, Fromm sintetiza las posiciones de Marx (que afirma que cualquier cambio social es expresión de la transformación económica) y Freud (que lo explica desde el plano psicológico), el carácter social es intermediario entre la estructura económica y las ideas que están presentes en una sociedad.

El primero de los componentes que crean el carácter social que pasaremos a explicar es el componente económico, más en concreto la sociedad capitalista, una sociedad en la cual impera la competitividad el consumo desenfrenado y la lucha por sobrevivir, en una sociedad en la que todo el beneficio acaba en manos de los capitalistas, que son los que obtienen mayor beneficio y la distribución económica queda totalmente desequilibrada en cuanto al esfuerzo que presenta el obrero y la remuneración/beneficio que obtiene. Además, se trata de una explotación anónima, las empresas al ser tan grandes han perdido el rasgo personal, el trabajador no es sino uno más de la cadena productiva. Para Fromm las formas de explotación que sufre el obrero en el siglo diecinueve son mucho más inhumanas que lo que podían ser en la Edad Media, es decir, en el sistema Feudal, porque al fin y al cabo se establecía entre el amo y sus vasallos una relación de mutuas obligaciones, el vasallo estaba obligado a ofrecerle su mano de obra y el resultado de ella, pero al mismo tiempo el amo debía responder de sus vasallos.

El capitalismo, como podremos imaginar cuenta con numerosos efectos enajenadores, aquí comenzamos a ver presente el componente psicológico. Antes de nada, explicaremos mediante palabras textuales del autor, que entiende por enajenación: “Entendemos por enajenación un modo de experiencia en la que la persona se siente a si misma como un extraño. Podría decirse que ha sido enajenado de sí mismo. No se siente a si mismo como centro de su mundo, como creador de sus propios actos, sino que sus actos y las consecuencias de ellos se han convertido en amos suyos, a los cuales obedece y a los cuales quizás hasta adora”. Y porqué se sucede dicha alienación? Pues se debe a la división del trabajo, el trabajador se encuentra en contacto solo con una parte del producto, nunca con el producto en sí ya creado, su papel es totalmente pasivo, se siente una parte más de la máquina y eso le hace caer en un proceso de abstracción, hasta el punto en el que él mismo llega a ser sujeto de su abstracción, lo que provoca que no pueda conocer su propia realidad que se encuentra abstracta. Marx establece un paralelismo entre la enajenación y la idolatría, porque el ser humano acaba adorando lo que él mismo ha creado.

La enajenación, además, no solo hace referencia al hombre, sino también a las cosas que consume, de las cuales no sabe nada, solo conoce su funcionamiento, pero desconoce totalmente porque leyes se rige, por tanto nuestra forma de relacionarnos con los objetos vuelve a ser abstracta.

En definitiva, a causa del sistema económico el hombre acaba siendo un extraño para si mismo, está enajenado.

La solución al enajenamiento del individuo de la sociedad industrial la encontraríamos en la sociedad socialista, pero viendo un ejemplo práctico (el sistema soviético) podremos darnos cuenta de que de la teoría a la práctica se observa un gran cambio.

La explotación del proletariado desembocó en la solidaridad de los explotados, naciendo así el movimiento socialista. Los dos ideales básicos del socialismo, el internacionalismo y la paz, se vieron truncados con la Primera Guerra Mundial, según Fromm la causa de este fracaso debemos buscarlo mas allá de la traición personal de algunos líderes, debemos buscarla en la economía y la política.

El socialismo surgió como reacción a la explotación sufrida por el proletariado y como modelo alternativo a la sociedad capitalista. La revolución entrañaba un cambio esencial por el cual lucharon los líderes socialistas europeos, pero el capitalismo siempre logró interponerse. Sin embargo en la Revolución de Octubre se abrió la posibilidad de tomar un nuevo camino hacia el tan ansiado socialismo, pero terminó fracasando. Y sucedió todavía algo más grave, Stalin acabó con la revolución socialista en nombre del socialismo. Es decir, el socialismo acabó convirtiéndose una vez más en capitalismo por culpa de los sujetos que estaban en el poder, las diferencias entre clases se fueron haciendo nuevamente mayores y las personas transformándose otra vez en sujetos de producción totalmente alienados, el sistema se tornó de nuevo altamente industrializado.

Precisamente en la URSS podemos darnos cuenta de cómo el pensamiento de Marx se convierte en ideología. El elemento central del socialismo Marxista es el hombre, el cual debe utilizar el socialismo como medio para la realización humana, para superar la enajenación y encontrar la esencia humana, es decir, la creación de condiciones para que el hombre sea libre. Los elementos esenciales de su ideología socialista expuestos en El capital son: Consideración de la vida humana como el valor supremo, protesta contra las fuerzas enajenadoras del hombre, reconocimiento de las cualidades hombre como la razón, la independencia y la solidaridad, y supeditación de todas las cosas con objeto de su realización.

La sociedad se encuentra sumida en una gran crisis de orden social y humana, el hombre no constituye nada más que una parte del sistema, no se preocupa tanto por el tema de la pobreza como por verse envuelto dentro del engranaje del inmenso sistema, de haberse transformado en un autómata, cuya vida carece totalmente de sentido en la aparente sociedad del bienestar. Creemos también que la ausencia de una fuerte opresión política significa la conquista de la libertad, pero, nada más lejos de la realidad, la sociedad se encuentra en medio de una crisis no tanto económica como humana. Si el problema del siglo diecinueve era que Dios había muerto, en la actualidad el que ha muerto es el hombre, que corre grave peligro de convertirse en un autómata.

Esta crisis constituye una gran preocupación en la obra de Fromm, así como también lo había constituido en la de pensadores anteriores o contemporáneos (Burckhardt, Baudelaire, Proudhon, F. Tannenbaum, L. Mumford, S. Freud, A. Einstein…)

La respuesta, la solución de Fromm al problema del hombre pasa primero por dejar claro que el hombre es una totalidad, no se le puede entender seccionadamente y por tanto tampoco se le pueden dar soluciones parciales a su problema.

Las soluciones económicas totalitarias, capitalistas y neocapitalistas no facilitan el desarrollo del hombre. Fromm, con su fusión del socialismo de Marx y Engels, las ideas socialistas de Owen, Fourier, Kropotkin, Landauer; Proudhon, etc. Esboza el socialismo del futuro, cuya finalidad es que el hombre dedique su tiempo a un trabajo que tenga sentido para el y que le permita sentirse unido y en armonía a los demás. Además deberá combinar un sistema de centralización y descentralización, en el que las decisiones sean tomadas de arriba abajo y de abajo a arriba. Ahora bien, es evidente que para que funcione este sistema propuesto por Fromm, deberá ir acompañado del consiguiente cambio político y cultural.

Fromm centra sus soluciones políticas en el hecho de que por mucha democracia que impere en cualquier país, si la sociedad esta enajenada y no posee criterio para la elección, no tiene opiniones ni preferencias, como va a elegir la persona que quiere que le gobierne, es decir, el problema ya no es la restricción al voto, como en épocas anteriores, sino la elección en un individuo totalmente desposeído de criterio y voluntad propia. Por tanto la solución que propone Fromm, sería la descentralización participativa, en pequeños grupos, que permitiría que la capacidad de decisión fluyese de abajo a arriba.

Culturalmente la sociedad industrial venció al hombre, la culturase convirtió en una forma de servir a la maquinaria social lejos de orientarse hacia el esparcimiento humano. Fromm afirma que talvez, una de las causas de la enajenación de nuestra cultura es la escasez de rituales seculares, es decir, en común con los demás miembros de mi sociedad, algo que me permitiría sentirme uno más.

Todos estos cambios por separado no servirían de nada, unos deben ir acompañados de los otros, formando un conjunto que llevarán a la solución total.

Por último, Fromm se referirá al humanismo radical como la capacidad del hombre para llegar a la armonía interior, la completa independencia y crear un mundo pacífico. A este movimiento pertenecen todos los que pretenden traspasar la prisión de su yo, sus separación con los demás y el mundo, los que combaten las formas idolátricas, los que anteponen la solidaridad humana, la lealtad a la vida, los que poseen sentimientos de amor, compasión, justicia …Así pues el único problema que queda por tratar es el del paso de una sociedad enajenada a una libre, Fromm decide que la única vía posible es la vía pacífica, lo cual no quiere decir que los cambios que se lleven a cabo no sean de naturaleza revolucionaria.

La segunda parte:

Herbert Marcuse nace en el seno de una familia judía arraigada, aunque no poseemeos abundantes datos sobre la influencia de la tradición judaica en su vida sus escritos/ obras están repletos de elementos místico-escatológicos (sobre el fin de la existencia, el juicio final) judíos, pero tratados de una forma altamente secularizada (Gran ejemplo de ellos es su obra Eros y civilización).

Formaba parte del partido Socialdemócrata, que abandonará unos años más tarde, pero, a diferencia de muchos socialdemócratas, Marcuse no se unió al Partido Comunista.

Durante su estancia en Friburgo, el tiempo en el que preparaba su tesis sobre Hegel, bajo la dirección de Heidegger, el autor concilia el pensamiento fenomenológico y el marxista., Hecho que no es bien visto por su maestro Heidegger, ya que las inclinaciones marxistas estaban en claro contraste con la posición política derechista del propio Heidegger. Así pues, Marcuse llega a la escuela de Frankfurt como un miembro más en 1933, coincidiendo con esto se vio obligado a exiliarse a Suiza, como los demás miembros de la escuela. En esta época de su vida Marcuse asimila perfectamente el pensamiento de la escuela y los conceptos de Horkheimer y va abandonando el vocabulario de Heidegger. Su obra más relevante, sin lugar a dudas dentro del período Frankfurtiano y como despedida al mismo es Razón y Revolución en el cual acaba con la falsa asociación que se hacia entre Hegel y el nazismo, a partir de esta obra, su pensamiento de irá tornando más independiente y se irá alejando del de la escuela, pero en su vida, nunca llegará a abandonar el carácter crítico de ésta. Esta nueva etapa del autor de desarrollará en el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Columbia y sus obras más importantes durante este periodo son:

-Eros y civilización (1955) Obra en la cual Marcuse ahonda en la teoría de Freud, lejos de las reinterpretaciones de los revisionistas, haya una tendencia crítica y revolucionaria, la faceta más provocativa de Freud, la que él denomina como la “tendencia oculta en el psicoanálisis”, con la que Marcuse pretende hacer una crítica contra la sociedad Americana.

-El marxismo Soviético (1958) El estudio sobre Freud desaparece por completo en esta obra, solo es citado una vez y de manera muy accidental.

-El hombre unidimensional (1964) De tono menos optimista, en esta obra Marcuse critica abiertamente a las “sociedades contemporáneas más altamente desarrolladas”, en las cuales impera el pensamiento positivista, el más apto para la manipulación, que es el verdadero respaldo hacia una sociedad unidimensional.

En sus demás obras, Ética de la revolución, Tolerancia represiva, El final de la utopía, Un ensayo sobre la liberación, Contrarrevolución y revuelta, Calas en nuestro tiempo y La dimensión estética no aporta nuevas ideas, sino que vuelve sobre las tratadas en sus tres obras principales, tales como: la unidimensionalidad, el control manipulativo, la represión, el autoritarismo, la positividad, etc.

Pasamos ahora al campo de la reflexión antropológica del autor, que puede ser considerada como una gran aportación al mismo campo, la antropología.

Para Marcuse, el hombre se constituye biológica, psíquica y socialmente por causas históricas, se centra en todos los momentos históricos que configuran o que han configurado al hombre, en este sentido. El autor se acerca más al método de análisis antropológico de Marx que de Hegel, pero en el que ahonda profundamente y del cual toma sus conceptos básicos es de Freud, pero no de forma incondicional, es más, reitero en que rechaza las reinterpretaciones revisionistas (como la de E. Fromm), sino que él no cae en el positivismo, que proclama una solución falsa pero fácil. Solamente podemos entender el psicoanálisis y la problemática que encierra si nos dedicamos a una lectura directa del mismo, lejos de erróneas interpretaciones revisionistas. La idea de Freud de la felicidad y la libertad es totalmente crítica, una severa crítica de la civilización occidental y paradójicamente un firme defensa.

Según Freud “La historia del hombre es la historia de su represión”, tanto la represión social como la represión instintiva. Así pues diferencia dos principios: El principio de placer y el principio de realidad. El principio de placer sin restricción, choca con el hostil ambiente, por lo cual, el individuo, debe oponer resistencia a el, que queda reducido por el principio de realidad, al que esta subordinado todo el aparato mental, a excepción de la fantasía. En conclusión, el individuo debe renunciar a sus instintos naturales en pos de la estructura social (uno de los acontecimientos históricos más importantes en la historia del desarrollo del hombre), que debe encauzar hacia el trabajo. Freud aborda dos frentes, a través de los cuales explica al individuo reprimido, así pues, Marcuse lleva hasta el final las teorías inacabadas de Freud para explicar el origen del estado represivo de la civilización.

La estructura mental de un individuo, según Freud en su psicoanálisis, está formada por tres partes, el id, la parte más amplia y antigua, que solo se centra en la satisfacción de los instintos, de acuerdo con el principio de placer, el ego, que es una parte del id, intenta parar las tendencias instintivas del id, es decir, tiene una función protectora y el super-ego en su configuración goza de un papel importante la figura paterna, asó como las influencias sociales y culturales. Se dedica a establecer medidas represivas al ego, medidas que se tornan inconscientes, por tanto, el sentimiento de culpa, se torna también inconsciente. Estos procesos biológicos de formación del carácter del individuo según Freud, para Marcuse son procesos históricos, las medidas restrictivas no las introduce dentro del individuo el super-ego, sino la lucha por la existencia en la sociedad, el trabajo se convierte en la actividad primordial de los sujetos, dejando en segundo plano las necesidades placenteras, incompatibles con los principios de realidad, la libido se desplaza a favor que se transforme en algo socialmente útil y se desvíe su atención hacia el trabajo del individuo, que no solo le beneficie a él, sino a la sociedad.

Por tanto la dimensión erótica queda desplazada y va siendo sustituida por la gratificación social. En conclusión, el individuo realiza un trabajo que no le gratifica (un trabajo enajenado) y dedica su tiempo libre, en lugar de al ocio, a recuperar energías, con objeto de seguir trabajando.

En cuanto a lo que la constitución de una sociedad/ civilización reprimida se refiere, Freud rompe con el ahondado concepto del individuo autónomo, sino que él considera que la personalidad del sujeto es resultado de largos y complicados procesos históricos que se hayan reflejados en las capas que forman la sociedad. La psicología descubre que el individuo vive el destino universal de todos los seres humanos, la humanidad, es decir, la esclavitud y la dominación, que es herencia de nuestros antepasados arcaicos, es decir, el origen de la represión lo hayamos en el primer grupo humano, en el cual queda ya fijado el peso de la dominación para todas las generaciones venideras.

El hombre tiende a acabar con el padre del poder de su tribu o sociedad, parricidio, y consecuentemente viene el llamado sentido de culpabilidad, mediante el cual se vuelve a instaurar en el grupo un sujeto represivo, ha sido así a lo largo de toda la historia, en la vida y muerte de Cristo, en la persecución contra los herejes y rebeldes, la quema de brujas, en el hombre civilizado…ahora bien, en el caso del hombre civilizado, el objeto de poder ya no es asesinado, pero las bases del conflicto se muestran idénticas, en el cual, el hijo deja la familia, podríamos decir, para crear la suya propia, creando así un nuevo jefe.

Según Marcuse, el gran error de Freud en toda esta teoría fue el de considerar al principio de realidad inmutable. La lucha por la existencia obliga al individuo a de alguna manera intentar adormecer sus instintos, es decir a reprimirlos, algo no inherente a la naturaleza del hombre, que como explica Marcuse se debe a las condiciones históricas. La crítica que hace de Freud es por no haber sabido distinguir entre el aspecto biológico (al cual corresponde la parte más animal del hombre, en cuanto a su lucha con la naturaleza) y el sociológico (al que corresponde el desarrollo de los individuos en lucha contra el medio y contra ellos mismos) del ser humano (aunque también se debe tener en cuenta que ambos aspectos se encuentran en constante interacción y nos difíciles de separar). Por tanto viene la gran pregunta, ¿Es posible la creación de una civilización no represiva?, y también se cuestiona el hecho de si es posible o no una modificación de los instintos sexuales y agresivos. Para Freud sería inimaginable un mundo así, sin embargo para Marcuse sería posible una nueva civilización que viviese en paz y libertad, sin represión alguna “cuando se produjese un cambio cualitativo en el desarrollo de la sexualidad, que debe alterar las manifestaciones del instinto de la muerte”.

Cabe destacar según Marcuse el papel de la imaginación y la fantasía, que a diferencia de la razón, fueron las dos únicas facultades del hombre que no se encontraron reprimidas bajo el principio de realidad. Éstas se reflejan en el campo del arte y bajo su simbología podemos encontrar un mensaje de liberación.

Dentro de lo que es el concepto de sociedad reprimida, podemos encontrarnos con el de una sociedad y un pensamiento unidimensionales, el cual corresponde a las sociedades industriales (como bien había explicado en su obra: “El hombre unidimensaional”) que no dejan pie a la libertad y a los propios intereses del individuo. Dentro de lo que viene a ser una sociedad unidimensional nos encontramos con dos modelos:

-La sociedad unidimensional capitalista : La sociedad industrial actual/contemporánea tiene una tendencia hacia el totalitarismo, en la cual, la tecnología es utilizada no solo como instrumento de poder, sino como modo de controlar a la sociedad. El objetivo de la sociedad tecnológica es supeditar al individuo haciéndole creer que debe consumir más de lo que realmente necesita, es decir, crea necesidades falsas que corresponden más que a intereses individuales, a intereses sociales. Mediante estas falsas necesidades se exige la necesidad de producir y consumir, cosa que beneficia en exceso a la sociedad capitalista industrial. El sistema capitalista se respalda bajo el sistema democrático, el cual realmente, como dice el autor, es una farsa, ya que no defiende los intereses de la masa de individuos, sino los de las minorías gobernante

Una frase del propio Marcuse, que a título de ejemplo resulta muy clarificadora sería : “La gente se reconoce a sí misma en sus comodidades”.

El impacto del sistema de producción ha causado transformaciones en la clase trabajadora, los factores principales son:

Primero que la mecanización del trabajo reduce la energía física en pos de la habilidad mental y técnica. Segundo, en los establecimientos industriales, el numero de trabajadores separados de la producción aumenta. Tercero, los cambios en el sistema de trabajo modifican la actitud y la conciencia del trabajador. Y por último el conocimiento de la verdadera fuente de explotación desaparece tras la objetiva racionalidad.

Todas estas modificaciones en el proceso tecnológico tienen como consecuencia el aminoramiento del surgimiento de movimientos revolucionarios dentro de la clase obrera, por tanto la clase revolucionaria pasa de ser el proletariado industrial al proletariado rural.

Dentro de este tipo de sociedad unidimensional, el arte y el lenguaje publicitario se convierten en instrumentos de dominación.

-La sociedad unidimensional socialista: El resurgimiento de la clase capitalista a finales del siglo diecinueve y principios del veinte trae a su vez el incremento económico de las clases trabajadoras. Surgen entonces dos teorías que se oponen, la teoria reformista de Bernstein , según la cual la clase obrera podía mejorar su situación económica hasta llegar al socialismo y la teoría ortodoxa de Lenin, en abierta contraposición a la reformista, “La cadena capitalista debería ser rota por su eslabón más débil”.

En resumen, y poniendo como ejemplo el modelo soviético, podemos darnos cuenta de que en la sociedad unidimensional socialista el esfuerzo intelectual se convierte en cosa de unos pocos, y la vida privada y el ocio sirven como método para descansar del trabajo y para preparar el mismo. Por tanto la armonía entre los intereses individuales y sociales no queda ya en más que una promesa incumplida. Marcuse precisamente opina que los estados que se autodenominan socialistas al fin y al cabo no son más que una estructura de dos contrapuestos, administradores y administrados, que dista bastante de la idea principal de socialismo.

Por tanto como conclusión, deberíamos darnos cuenta de la sorprendente cercanía podríamos llamarlo, entre el capitalismo y el socialismo en cuanto a la tecnología como instrumento de dominación.

En cuanto al pensamiento unidimensional, nos encontramos en un contexto de derrocamiento del pensamiento dialéctico, esencia y existencia aparecen separadas y la lógica se separa también a su vez de la ética.

Las ciencias modernas se adhieren mejor a la tradición del universo formalístico que al dialéctico, por tanto, ambos modelos están asociados a dos momentos históricos, la era pretecnológica y la tecnológica, pero encontramos en ambas un elemento común, la sociedad transforma las relaciones del hombre con la naturaleza alterando así las bases de la dominación. En el mundo moderno hayamos una nueva racionalidad, técnica y científica, Marcuse sostiene que la ciencia y la ética son incompatibles y que tanto la ciencia como la técnica han nacido en una sociedad explotada y dominada. Ayudándome de una Frase del propio autor intentaré resumir el quit de la cuestión: “ La tela de araña de la dominación ha llegado a ser la tela de araña de la razón misma, y esta sociedad está fatalmente enredada en ella”.

El positivismo, más concretamente el neopositivismo se convierte en el pensamiento de la sociedad unidimensional. Entre el siglo dieciocho y la primera mitad de diecinueve la filosofía positivista estudiaba las relaciones sociales según el modelo de la naturaleza y bajo el aspecto de la necesidad objetiva y se consolidaba adoptando una metodología experimental. El neopositivismo adopta un papel de integración social, marca los límites de las ciencias, establece el estudio del lenguaje y ridiculiza los sistemas filosóficos que no se atienen a la metodología científica. En definitiva, que el neopositivismo se convierte en la filosofía idónea para la sociedad tecnológica unidimensional.

Ya que la transformación del mundo no se corresponde solo sustituir un sistema de dominio por otro, se debe dar un giro de 180 grados, debe haber un compromiso revolucionario. Para el autor la sociedad industrial es capaz de hallar y llevar a cabo ese cambio, pero con la dinámica correcta.

La Teoría Crítica, desarrollada en las primeras décadas del siglo diecinueve por la escuela de Frankfurt formada por Horkheimer, Adorno, Fromm, Benjamín y evidentemente Marcuse pretende adentrarse en la base de la sociedad para descubrirlas razones de la represión, dominación, el alto nivel de vida, la destrucción, la irracionalidad, etc. Pero se encuentra con el problema de que debe ofrecer unas alternativas al modelo actual para un óptimo desarrollo de las sociedades. La alternativa sería el camino de los individuos desde la falsa conciencia hacia la verdadera y desde los intereses propios e inmediatos a los verdaderos, este cambio solo se hace posible rechazando la positividad, el grave problema de la sociedad que la hace caer en el círculo vicioso en el cual se ve encerrada.

La Teoría Crítica amparaba a todas las fuerzas que se opusieran al sistema ya que la democracia era algo inexistente, únicamente se podían vislumbrar ciertas formas limitadas de gobierno democrático empapadas de desigualdad, la tolerancia jugaba un papel totalmente inverso al que significaba en sus orígenes. Por tanto apoyaban el derecho a la resistencia, la toma de conciencia de la tolerancia verdadera y liberadora, ahora bien, la revolución debía estar enmarcada en la racionalidad y el conocimiento de la sociedad que se quiere sobrepasar y a la cual se quiere llegar. Sin embargo, para Marcuse, no existe otra solución que la de la revolución violenta , ya que considera la violencia necesaria para asegurar formas de libertad superior a la actual pero contamos con el gran inconveniente de que las sociedades industrializadas se encuentran dentro de la unidimensionalidad represiva que les impide llevar a cabo los cambios pertinentes.

Mientras más capaz parezca el mundo tecnológico para crear las condiciones idóneas para la pacificación, la mente y el cuerpo del hombre rechazan más la alternativa, se presentan más cercanos a la alternativa de la dominación, porque en cuanto surge una revolución que podría tratarse de liberadora, la sociedad actúa atajándola, como si de un peligro se tratase. A esto le llama nuestro autor contrarrevolución, de la cual existen dos tipos, la externa y la interna, que en definitiva persiguen el mismo objetivo: combatir la posibilidad de que la sociedad contenga todos los requisitos necesarios para ser libre.

A pesar de las trabas lo que se busca por tanto es la creación de un mundo a la hechura del hombre, un cambio socio-político-económico de una sociedad, en este caso, una sociedad capitalista para que se adapte a las necesidades de un hombre libre y la aparición de nuevas necesidades y satisfacciones del hombre, para que la vida ya no sea simplemente una lucha por la existencia, sino que de cabida al goce.

Otra faceta que debemos tener en cuenta para llegar a construir una sociedad nueva y libre es la de la recuperación de lo ético y lo estético, Marcuse basándose en las teorías de Kant, llega a la conclusión de que la dimensión estética y la erótica (el organismo entero es sexualizado, rompiendo así con la genitalidad) abren las puertas a la creación de una sociedad no represiva desde la que se hace posible el reencuentro del hombre consigo mismo y es totalmente ajena a los intereses del hombre dividido, se centra en los del hombre integral. Desde este punto de vista la ética y la estética forman parte de este proyecto revolucionario.

En cuanto a lo que el trabajo supone para el individuo y lo que debería suponer se han sucedido diversas opiniones/teorías a los largo de los tiempos, ejemplo de ellas son la de Marx que hablaba en sus trabajos sobre la alienación, la de Fourier que concibió el trabajo como placer, Schiller y Platón que transforman el trabajo en el libre juego de las aptitudes humanas…La teoría de Marcuse en el contexto de preparación de la revolución y de cambio de la estructura social engloba la faceta liberadora de Marx y Hegel, el goce de Freud, el pensamiento utópico de Fourier y la faceta lúdica de Schiller y Platón, a las cuales añade sus propias aportaciones y críticas e ideas que parecen conducir hacia metas concretas y posibles.

¿Cuáles serían por tanto la función de la técnica y la ciencia en la nueva sociedad de la revolución? Pues solo podrían servir a la libertad si cambiasen su rumbo actual ya que en una sociedad liberada el desarrollo de los conceptos científicos estría cimentado en una nueva experiencia en la que la naturaleza formase parte de la vida y que debería ser respetada.

Para Marcuse la nueva civilización, las nuevas sociedades, no encuentran cabida en sistemas culturales impregnados hasta la saciedad de positividad, por tanto ahonda en todas las teorías críticas hacia la positividad, llegando a la conclusión de que en la metapsicología freudiana y en el arte (impregnado de recuerdo del pasado el cual debemos recordar para que no vuelva sucederse una situación similar en la historia) se encuentra un nuevo camino orientado a luchar contra el principio de realidad represivo que ha configurado la sociedad.

La idea de Marcuse de que en una sociedad en la cual las fuerzas productivas disponibles puedan eliminar el hambre y la miseria es utópica, una utopía socialista, porque en una sociedad como la del momento, por primera vez en la historia se hacía posible el alcanzar dichas esperanzas debido al poder de la tecnología, pero tal y como era empleado se tornaba imposible. Es decir, Marcuse afirma que es una teoría utópica, pero que es un concepto histórico, es decir, que se mueve dentro de unas posiblididades reales.

La tercera parte:

Confrontación

Pasaremos a hablar primero en esta última parte, de las similitudes entres ambos autores. La primera de ellas sería el hecho de que ambos naciesen en el seno de una familia judía, ambos han alimentado el pensamiento “místico-religioso” y cultural que les había proporcionado sus orígenes judíos. Para ambos el pensamiento de Marx es el que contiene la chispa mesiánica, la cual ejerce un gran poder orientativo en el quehacer filosófico de ambos.

Tenemos claro pues, que ambos reciben gran influencia del hecho religioso mesiánico, pero cada uno lo interpreta de una forma según la lectura de la Biblia. Fromm se centra en la dimensión escatológica, mientras que Marcuse se dedica al mismo objetivo pero desde una vertienete diferente, la de la crítica de la idolatría científica.

Nos centramos ahora en analizar la influencia de Marx en ambos autores, que a diferencia de los que se llamaban marxistas, hacen una lectura de la doctrina de Marx distinta en su modo de entenderla y acercarse a ella, en conclusión, coinciden en que la genialidad de Marx consiste en unir la economía y sus repercusiones en relación al ser humano, más concretamente dentro del marco de la dialéctica. Así el concepdo de enajenación de Hegel toma concreción. Al fin y al cabo, el fin que perseguía Marx y el que prersiguen ambos autores (Fromm y Marcuse) es el mismo, La emancipación del hombre, la creación de un hombre libre en una civilización a su medida, al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la civilizaión.

Freud también constituye un punto importante en las teorias de sendos autores, ya que consideran su psicoanálisis como elemento fundamental para conocer y comprender al hombre, al ser humano, que debía tomar conciencia de su estructura y lo que habia en su interior, para dominarse y controlarse. Además el psicoanálisis unido al pensamiento marxista supone una gran aportación en cuanto al análisis de la subjetividad se refiere.

Es decir que en realidad el punto en el que más fuertemente convergen ambos autores y al que se debe el estudio de los ámbitos citados anteriormente es el estudio del hombre, el humanismo, sobre el cual Marx con sus factores que hacen ser al hombre alienado y Freud por ahondar en las capas más subjetivas del hombre habían hecho una gran aportación. Ya que se dedican al estudio del hombre, en una sociedad manipulada y deshumanizada, su principal objetivo será la crítica hacia la realidad socio.política-económica y buscar los orígenes y motivos de los desequilibrios sociales (conocer el porqué la sociedad va en contra de los intereses humanos). Dicha crítica se centra en el modelo de sociedad americana y el modelo soviético.

Para Fromm el concepto de enajenación es el que mejor define a los individuos de la sociedad capitalista y para Marcuse el mismo papel lo juega el concepto de unidimensionalidad, ambos apuntan a las relaciones de hombre, con su trabajo, con la cultura, el estado, con los demás y hasta consigo mismo, en definitiva que la sociedad industrial, tanto la capitalista cono la marxista están estructuradas de cara a servir a la explotación y la dominación en vez de al hombre.

Aun así ambas antropologías están impregnadas de optimismo y confianza en el ser humano hacia un posible cambio y liberación.

Así como podemos encontrar bastantes similitudes en el pensamiento y teorías de ambos autores, también encontramos puntos en los que discrepan uno del otro.

Como hemos comentado en el ámbito de las convergencias, ambos tienen como punto de referencia a Freud, pero la lectura interpretativa de cada uno es diferente, así como Fromm defiende una postura revisionista hacia las teorías de Freud, que considera demasiado simples en cuanto a la estructura del hombre se refiere, la cual se reduce a la sexualidad y la autoconservacióny opina que le falta explicar con más profundidad la forma específica de relacionarse el hombre con el mundo. Marcuse adopta un punto de vista totalmente divergente al de Fromm, él considera que el psicoanálisis ha sido objetos de una injusta depuración a anos de los neofreudianos, sostiene que las teorías freudianas deben ser leídas tal y como su autor las concibió. Pero Marcuse comete un gran error, construye una teoría totalmente contraria a la de Freud a base de sus propios escritos, esto es debido a su lectura e interpretación aislada.

También en el momento de definir los puntos que constituyen al hombre se distancian en cuanto a opiniones. Fromm nos ofrece una tercera vía a la hora de analizar al hombre, aparte de la biológica y los factores socioculturales, aquella que se refiere a las dimensiones que hacen del hombre un ser original, la forma en que el hombre se relaciona con el hombre y sus semejantes. Marcuse, sin embargo el hombre está estructurado en dos niveles bien diferenciados, el biológico-instintivo (permite ir más allá de los condicionantes y deformaciones históricas sociales y culturales hacia el hombre mas puro y originario)y el psíquico o espiritual (esconde más que revela la verdadera realidad última del ser humano).

Tras todas las situaciones analizadas y las conclusiones sacadas sobre el hombre y su contexto, tanto Fromm como Maruse llegan a la conclusión de la necesidad de una revolución, como sinónimo de liberación y humanización. Fromm, para este propósito opta por la vía pacífica, ya que según su opinión, el desarrollo de este cambio por la vía revolucionaria podría conducir a una gerra termonuclear o al desastre ecológico por ejemplo. Por tanto propone la realización de una revolución al estilo de la revolución Francesa, pero que en una sociedad más complicada como la de entonces no daría resultado, además ello conllevaría a la quiebra del sistema, así que a la vía a la que se une Fromm es la humanización del sistema ya vigente por medio de cambios revolucionarios gradualmente realizados.

Marcuse no rechaza ninguna de las posibilidades para cambiar la civilización, afirma que una vez que por medios legales no se ha conseguido nada se debe pasar a utilizar los medios extralegales, pero sin que se pierda de vista en ningún momento el fin de dicha revolución, además propone un proceso revolutivo muy largo, que duraría varias generaciones, el resultado de la cual corresponde en gran medida a la joven generación.

Las peculiaridades de Fromm en cuanto a Marcuse son:

Fromm salta de la psicología a la sociología y a la política y viceversa, haya en la psicología en punto más fuerte de referencia, el psicoanálisis se convierte en indispensable para la comprensión de la antropología, la ética, la sociología…La originalidad de Fromm se basa en su aptitud para tomar referencia de todo tipo de doctrinas y teorías, pero dentro de esta interdisciplinalidad el discurso frommiano es principalmente psicológico, porque impregna todos los materiales recibidos de interpretaciones psicológicas. Fromm adopta en cuanto a las religiones, una postura eminentemente crítica.

Pasamos a analizar los aspectos propios de Marcuse. Su crítica de la sociedad, pasa por la crítica del positivismo, imperante en las sociedades de la época, así como también realiza un crítica hacia la interdisciplinaridad, debido a que él considera que alimenta el positivismo.

Marcuse encuentra en el arte el mejor método para descalificar el modelo existente, “el mundo del arte nombra lo que de otra manera es innombrable”.

Conclusiones

Tras la lectura de este libro y diversos artículos sobre los autores sobre los que trata principalmente, he podido profundizar en las teorías para mí antes desconocidas de ambos autores, que se centran sobretodo en el problema del hombre. Así como terminar de entender ciertos puntos sobre el psicoanálisis de Freud que nunca antes había tenido ocasión de aclarar y también poder leer algo, aunque sea mínimo, sobre el pensamiento místico-escatológico judío, religión que me interesa bastante en cuanto a estudio.

He podido darme cuenta de que los problemas expuestos por ambos autores no distan en exceso de la realidad actual, salvando ciertas distancias evidentemente por el paso del tiempo y por el progreso, así como las soluciones propuestas podrían ser aplicables actualmente, aunque evidentemente, al igual que en su momento requieren de una gran concienciación social de la cual no gozamos.

En definitiva, que la sociedad actual ha avanzado mucho en cuanto al progreso tecnológico se refiere, pero en cuanto al problema de humanismo se haya estancada.

Datos Bibliográficos

Para realizar el presente trabajo he contado con la ayuda de:

-Evidentemente el libro sobre el cual debía presentar dicha recensión: “El problema del humanismo en E. From y H. Marcuse” (Diego Sabiote Navarro, Ed: Universidad Pontificia de Salamanca, 1983)

-Tomo III de la “Gran enciclopedia interactiva océano” (Ed: Océano)

-Artículo del Dr.C. George Boeree. (Traducción al castellano: Dr. Rafael Gautier):

<http://www.ship.edu/~cgboeree/frommesp.html> [Consulta 01-11-2006]

-<http://www.infoamerica.org/teoria/marcuse1.htm> [Consulta 01-11-2006]

XIV




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Enviado por:Noino
Idioma: castellano
País: España

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