Literatura


El Principito; Antoine de Saint-Exupéry


“El Principito” como

Reflejo de la vida de

Antoine de Saint-Exupéry

“El Principito” como Reflejo de la Vida de

Antoine de Saint-Exupéry

A través de la presente Investigación Literaria, se intentará demostrar cómo la vida de Saint-Exupéry influyó en el desarrollo de El Principito, incluso, si es posible, demostrar que el Principito y el piloto representan, respectivamente, al Antoine de Saint-Exupéry adulto y al Antoine de Saint-Exupéry niño.

Para hacer más clara la investigación se intentará lograr el objetivo mencionado, analizando los capítulos por separado:

1.Dedicatoria

A primera vista la dedicatoria no nos ofrece grandes datos sobre nuestro tema a investigar, pero con un poco de investigación y de lectura entre líneas es posible encontrar información de gran importancia: Es necesario recordar que cuando Saint-Exupéry escribe esta dedicatoria, en 1942, Francia se encontraba absolutamente bajo el yugo opresor del nazismo y sucede que Leon Werth, a quien se le dedica el libro, era judío, por lo que, al igual que el resto de sus correligionarios, estaba siendo víctima de persecuciones y torturas.

Es por esta razón que se refiere a Werth como una persona que ”tiene hambre, frío y necesita ser consolada”, con lo que tenemos una primera característica de Saint-Exupéry: la vida lo obligó a declararse antinazista, al punto de convertirse en piloto de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, lo que lo marcaría por el resto de su existencia.

2.Capítulo I

El primer capítulo del libro comienza con un relato de la infancia del narrador que, como después sabríamos, era piloto.

Este relato no nos dice nada que nos haga pensar que Saint-Exupéry está intentando reflejarse en el piloto, hasta que dice “Entonces, tuve que elegir otro oficio y aprendí a pilotear aviones. Volé a muchas partes del mundo, y la geografía, es cierto, me sirvió mucho para diferenciar a primera vista China de Arizona”.

Como sabemos, Saint-Exupéry era piloto, oficio con el cual “tuvo oportunidad de recorrer por el aire casi todo el mundo”. Después, Saint-Exupéry dice que el oficio que adoptó le permitió conocer muy de cerca a la gente seria y a su mundo, pese a lo cual no mejoró la opinión que de ellos tenía.

Lo anterior también es otra identificación de Saint-Exupéry con el piloto, ya que la fama obtenida por él como escritor y como piloto le permitió estar “... en contacto con mucha gente de todos los niveles, desde el aristócrata al simple mecánico, desde los escritores más en boga a gente que apenas sabía leer y escribir”.

3.Capítulo II

Este capítulo es uno de los más importantes en el libro ya que es aquí cuando se produce el encuentro entre el piloto y el Principito. Pese a lo emocionante que debiera ser este episodio, el capítulo parte de una manera bastante pesimista: “Así, pues, viví solo, sin tener con quién hablar verdaderamente...”.

Sobre lo anterior es importante detenerse un momento y aclarar que este sentimiento de soledad es absolutamente verdadero y tiene directa relación con la vida Saint-Exupéry y no es en absoluto producto de la imaginación o creatividad del galo escritor. De hecho, Saint-Exupéry, “al escribir estas líneas siente muy hondamente su propia soledad: está exiliado, lejos de su patria y de los suyos, y bastante alejado del corazón de los mismos que le rodean”.

Después de esa introducción presentada por el autor, entra en acción por primera vez el Principito. “¡Por favor... dibújame un cordero!” son las cinco palabras que el Principito dice a modo de carta de presentación y que aparentemente no nos dicen nada, pero la verdad es que son de gran importancia: como todos sabemos la versión original de El Principito es en francés. En este idioma hay dos maneras de decir “por favor”: la primera, y la más común es s'il vous plait, mientras que la otra es s'il te plait. La diferencia entre ambas es que la primera se usa con personas que se tratan de “usted” y la otra es para personas que se tutean. Ahora bien, en la versión en francés, el Principito dice “s'il vous plait”(el modo formal), para después cambiar el modo y tutear al piloto, es decir, al darse cuenta el Principito quién era el piloto, lo empieza a tutear, como si lo hubiera estado esperando o como si supiera de quién se trataba.

Esto viene a confirmar lo expuesto en la introducción acerca de que es posible de que las conversaciones entre el piloto y el Principito sean conversaciones entre Antoine de Saint-Exupéry adulto y Antoine de Saint-Exupéry niño.

4.Capítulo III

En este capítulo, el piloto se empecina en saber de dónde venía el Principito, sin embargo, este no contesta.

Se podría decir que este hecho es un primer indicio de que el Principito representa la infancia perdida del autor o de los adultos en general, infancia que todos han tenido alguna vez, pero que nadie sabe a ciencia cierta dónde está, y, lo que es más triste que todo, mucho menos sabe cómo traerla de regreso.

Posteriormente, cuando el tercer capítulo está por acabarse, Saint-Exupéry nos da otra muestra de que en esta obra no es más que el reflejo de su vida: el piloto le ofrece al Principito una cuerda para amarrar al cordero y así este no se pudiese escapar, a lo que el Principito contestó:

“-No es necesario. ¡El lugar donde vivo es tan pequeño!

Y, algo melancólico, agregó:

-Hacia adelante no se puede ir muy lejos”

Lo anterior es un reflejo de la vida de Saint-Exupéry ya que para él “no sirve de nada ir siempre recto si uno no sabe dónde va, si nada fuerte le impulsa a ir hacia algo, ya sea en busca de un pozo, de una estrella, de Dios”, y nótese que el que lo dijo fue el Principito.

5.Capítulo IV

En este capítulo también encontramos reflejos de la vida de Saint-Exupéry, que se presentan cuando se dan datos numéricos sobre el planeta del Principito, ya que “a las personas mayores les encantan los números”.

Aunque parezca rebuscado, en esta parte Saint-Exupéry está haciendo referencia a la “crisis de pedantería y erudición barata que asolaba las clases altas de principios del siglo XX”. De hecho en una carta a Rinette, decía que “lo oscuro es más tentador que lo claro. Entre dos explicaciones de un fenómeno, la gente se inclina instintivamente por la más culta. Porque la otra, la verdadera, es sencilla y deslucida y no pone los pelos de punta...”.

Esa falsa omnisciencia era detestada y aborrecida por Saint-Exupéry.

6.Capítulo V

En este episodio, aparecen los famosos Baobabs. Estos árboles no están en la obra sólo porque en el asteroide B16 los Baobabs fuesen peligrosos, sino más bien, adquieren un valor simbólico: los Baobabs son como la semilla del mal que se intromete constantemente en nuestra vida y que es necesario desterrar antes de que germine lo suficiente para hacer daño, de hecho, “es una cuestión de disciplina”.

Posteriormente, Saint-Exupéry, a través del piloto, admite que no quiere tener un tono moralista.

Esta confesión nos explica porqué el que habla de disciplina es el Principito y no el piloto, porque de haber sido al revés, El Principito, habría sido el típico libro infantil en que una persona aparentemente “sabia” deja una enseñanza a una persona con menos experiencia y, por ende, “menos sabia”, mas al decirlo el Principito, para el lector infantil es como si un amigo le estuviera dando un consejo.

7.Capítulo VI

“Ay, Principito, así comprendí, poco a poco, tu pequeña existencia melancólica”. Éste es el inicio del sexto capítulo.

Después de todo lo expuesto en el análisis de los capítulos anteriores, se podría decir que es aquí cuando Saint-Exupéry comienza a entender su propia infancia, infancia con la que se reencuentra en esta obra.

8.Capítulo VII

Este capítulo se inicia con la siguiente conversación, originada cuando el Principito le formula al Piloto una inocente pregunta:

“-Si un cordero come arbustos, ¿también come flores?

-Un cordero come todo lo que encuentra.

-¿Incluso las flores que tienen espinas?

-Sí, incluso las flores que tienen espinas.

-Entonces, las espinas, ¿para qué sirven?

(...)

-¿Para qué sirven las espinas?-insistió.

-Las espinas no sirven para nada, es pura maldad de parte de las flores.

-¡Oh...! ¡No te creo! Las flores son frágiles. Son inocentes. Se conforman con casi nada, se creen feroces con sus espinas...¿y tú crees que las flores...?

-¡No, no creo nada! ¡Te respondí cualquier cosa! ¡Yo me preocupo de cosas serias!

-¿Cosas serias? ¡Hablas como las personas mayores!”

A nuestro entender, Saint-Exupéry quiso mostrarnos con esto lo torpe que pueden ser los adultos en el trato con los niños incluso, pudiendo llegar a ser hirientes como en este caso, en que el Principito finalmente se pone a llorar. Luego esta torpeza es confirmada cuando el mismo piloto dice que para consolarlo “no sabía qué más decir”, lo que se debe a una razón muy simple y es que “el niño vive en un mundo diferente del de las personas mayores. Un mundo maravilloso en que puede pasarse en un instante de la risa al llanto y vuelta a reír. Por desgracia al envejecer se pierde esta espontaneidad y las risas y las lágrimas responden siempre a un acontecimiento perturbador concreto. De ahí, la torpeza de una persona mayor frente a un niño que llora”.

La verdad es que la solución la tenía dentro de él mismo, en el niño que todos llevamos dentro.

Además, sería importante mencionar que después de la conversación ya citada, el Principito compara al piloto con un “señor gordo y colorado” que sólo sacaba cuentas, se pasaba el día diciendo que era un hombre serio y nunca había olido una flor.

Curiosamente, en el desarrollo de esta investigación, al toparnos con fotos de Saint-Exupéry, ha sido posible verificar que él, físicamente, era un hombre gordo y colorado.

9.Capítulo VIII

Este es, sin duda, uno de los más bellos capítulos de la obra.

Aquí Saint-Exupéry habla de una de una flor, una flor especial que él ama con sus virtudes y defectos, pero en realidad no es una flor a lo que se refiere sino que a las personas que son especiales para cada uno. Esas personas con las que uno crea lazos y una dependencia mutua que hacen que uno no pueda estar sin esa persona y viceversa, sin importar cómo sean éstas.

“Por supuesto no han faltado los que han dicho que la flor podía simbolizar a Consuelo Suncín, la mujer de Saint-Exupéry”.

10.Capítulo IX

El noveno capítulo marca el inicio del relato del camino que hace el Principito hasta llegar a la Tierra.

Este capítulo toma un cariz verdaderamente triste tras la despedida de la flor con el Principito. Aquí la flor se da cuenta de todo el tiempo que había perdido en pedir que la protegieran, que la regaran, etc. y que nunca usó en decirle al Principito cuánto le quería y lo importante que él era para ella. Se lamentaba de haberse dado cuenta de ello tan tarde, porque el Principito estaba a punto de emprender un largo viaje del que ni él mismo sabía si volvería. Es por esta razón que la flor le pide al Principito que se fuera luego e hiciera menos largo su tormento.

Esa incertidumbre de no saber si habrá regreso de un viaje que se inicia era conocida muy de cerca con Saint-Exupéry. “Así ocurría con los pilotos de línea que salían para cumplir su misión, sin saber si volverían”.

Probablemente, la escena vivida entre el Principito y la flor no es más que una representación de las tantas despedidas que debió soportar Saint-Exupéry con, su ya citada esposa, Consuelo Suncín.

11.Capítulo X

En este episodio, el Principito inicia su recorrido por los asteroides 325, 326, 327, 328, 329 y 330, hasta llegar finalmente a la Tierra.

En el primero había un rey que amaba ser la única y más suprema autoridad de su planeta. Era un rey absolutista pero que, a pesar de ello, daba órdenes justas ya que como él mismo decía, el poder se basaba en la razón.

El gran problema de este rey era que no tenía súbditos, ya que su minúsculo planeta estaba habitado sólo por él y al parecer por una rata vieja.

A nuestro entender, este capítulo es una sátira de las monarquías europeas, muchas de las cuales, aún en esa época, pensaban que el poder de los reyes era de origen divino y por lo tanto debía ser obedecido por todos.

Es necesario recordar que Saint-Exupéry era francés y por consiguiente, estaba impregnado de todo ese espíritu libertario, democrático e igualitario de la Revolución Francesa, lo que hacía que, para él, el poder monárquico y sus fundamentos rayaran en la ridiculez.

12.Capítulo XI

El decimoprimer capítulo habla de las experiencias vividas por el Principito en el segundo planeta.

Al igual que el primer planeta, éste estaba habitado por una sola persona. Esta persona se caracterizaba por ser extremadamente vanidosa.

Saint-Exupéry fue víctima de la envidia de muchos de sus compañeros de trabajo, quienes lo tildaron de vanidoso, después de lograr la fama en 1932, con la publicación de su segundo libro, por lo que es posible establecer que Saint-Exupéry introdujo este capítulo para mostrar a todos sus ofensores cómo eran realmente los vanidosos, que tanto abundaban en esa época y, a la vez, demostrar lo equivocado que estaban sus detractores.

Sin duda, donde mejor hace esta definición es en su obra Ciudadela, donde dice que la vanidad “siempre se me presentó no como un vicio, sino como una enfermedad... La vanidad es ausencia de orgullo, sumisión al populacho, humildad innoble. Pues buscas al populacho para que te haga creer en tus frutos...”.

13.Capítulo XII

En este capítulo visita el tercer planeta, donde se encuentra con un bebedor.

El Principito, con esa inocencia que lo caracteriza intenta comprender las razones que llevaron al bebedor a convertirse en lo que era, sin embargo no halló respuesta lógica. Por el contrario, encontró una muy ilógica ya que el bebedor le dijo al Principito que la razón por la cual bebía era que quería olvidar la vergüenza que le ocasionaba el beber.

Se podría decir que con esto, Saint-Exupéry quiso mostrarnos, a través de la inocencia de un niño, lo malo e ilógico que es el beber.

14.Capítulo XIII

Este capítulo marca el encuentro del Principito con un hombre de negocios que no hacía más que sacar cuentas todo el día.

En un primer momento, se podría pensar que este hombre de negocios era el hombre al que hace mención el Principito cuando se pelea con el piloto por el asunto de la flor. Sin embargo la redacción de la edición oficial de este libro no permite pensar tal cosa:"El cuarto planeta era el de un hombre de negocios”.

En todo caso, este hombre de negocios es de esas típicas personas que se preocupan de las cifras, los números, los cálculos, etc. y que no aprovechan las cosas lindas de la vida. Por ejemplo, el gran objetivo final de la vida del hombre de negocios es contar constantemente sus estrellas, sin preocuparse de lo bellas e importantes que estas pueden ser.

Este tipo de personas siempre fue aborrecido por Saint-Exupéry. De hecho eran consideradas por él personas que eran capaces de llevar a cabo un razonamiento lógico, pero que dicho razonamiento sólo les daba como fruto frases sin contenido.

15.Capítulo XIV

En el decimocuarto capítulo, el Principito llega a un planeta más chico que cualquiera de los otros que había visitado. De hecho sólo cabían en él su único habitante, un farolero, y un farol.

El farolero llevaba una vida mísera ya que su oficio le obligaba a tener poquísimas horas de sueño.

Esto se debía a que en este minúsculo planeta, los días no duraban más de un minuto, por lo tanto sólo tenía para dormir medio minuto.

Lo anterior no fue siempre así. Antes los días eran más largos en este planeta, entonces cuando caía la noche, el farolero encendía el farol y tenía toda la noche por delante para dormir, hasta que amanecía y debía despertar para apagar el farol. El problema empezó cuando el planeta comenzó a girar más rápido.

Todo este incidente del farolero tiene varias significados.

Primero, simboliza todo lo que fue la revolución social del siglo XX, en que el mundo empezó a girar cada vez más rápido y se hizo mucho más impersonal, lo que se vio principalmente en el mundo proletario en que la opresión del hombre por el hombre era algo de todos los días y se mantuvieron los mismos tratos que se le daban a los trabajadores de los siglos anteriores, pero que hacían un trabajo infinitamente menor.

Otra interpretación que se le ha dado a esto de las consignas es que representan la ocupación nazi en Francia, en que los galos debían obedecer las órdenes del Führer, aunque, por supuesto, nadie quería hacerlo.

Por último, la otra explicación que este capítulo ha tenido es una de un carácter personal en la vida de Saint-Exupéry, que radica en que cuando niño, él pasó gran parte de su infancia “en Saint Maurice de Rémes, en una pequeña casa señorial. Todas las tardes cuando empezaba a oscurecer, el guarda rural, con su percha y su escalera, subía calle arriba para encender uno tras otro los faroles de petróleo”.

16.Capítulo XV

En el decimoquinto capítulo, el Principito llega a un planeta habitado por un geógrafo. Este encuentro tiene una doble connotación para el autor: la primera está en que Saint-Exupéry de niño debió seguir clases de geografía, las cuales aborrecía. De hecho era algo torpe en esta materia. Esta opinión de la geografía no cambió sino hasta que se hizo piloto de línea y redescubrió esta disciplina.

El segundo vínculo que tiene Saint-Exupéry con el geógrafo es que él “trasladó a su geógrafo algunos de los rasgos del jefe de escuadrilla que tuvo en Orconte”. Este jefe de escuadrilla no sólo tiene incidencia en El Principito, sino que también en su obra Piloto de Guerra, donde dice que “(el jefe)me interrogará. Me contemplará con una paciencia temible, esperando que le dicte las verdades primeras. Se habrá armado de una hoja de papel y una estilográfica para no perder ni una sola gota de elixir...”, lo que calza matemáticamente con la descripción que da el propio geógrafo de su oficio.

Este es el último planeta que visita el Principito antes de la Tierra.

En este momento, es nuestro deseo hacer una reflexión sobre lo que quiso decir Saint-Exupéry con los habitantes de cada planeta. A nuestro juicio, el autor quiso representar en cada uno de estos seres los diferentes tipos humanos que existen dentro de las personas adultas. La conclusión obtenida por el Principito en cada uno de los planetas fue una sola: Los adultos son personas muy raras.

17.Capítulo XVI

En este capítulo, el Principito llega al séptimo planeta de su recorrido. “El séptimo planeta fue, pues, la Tierra”.

Aquí se hace una comparación entre la Tierra y los otros planetas visitados por le Principito en cuanto a dimensión, habitantes, etc., por lo tanto es bastante fome, y nos deja poco o nada para nuestro objetivo principal.

18.Capítulo XVII

En este episodio se empiezan a relatar las experiencias vividas por el Principito en la Tierra.

Primero se dice que en realidad la humanidad ocupa un espacio muy reducido en La Tierra.

Lo anterior fue incluido por Saint-Exupéry porque durante la Segunda Guerra Mundial, el gran problema táctico que debió enfrentar Francia fue la baja densidad demográfica en las zonas limítrofes con Alemania, a lo largo de todo el Rin y los alrededores de las ciudades de Alsacia y Lorena, lo que hizo muy difícil a los franceses defender la frontera.

Después de esta introducción, el piloto prosigue con el relato de las experiencias del Principito. La primera impresión del Principito fue que se había equivocado de planeta, porque al llegar a la tierra no vio ningún hombre. Fue entonces cuando dice, “¿Dónde están los hombres?”.

Esta misma pregunta se la hizo Saint-Exupéry cuando sufrió el accidente antes citado en un desierto africano.

Después de toda la gente extraña que conoció el Principito en sus viajes, el primer ser que demostró tener algo de cordura fue nada más y nada menos que una serpiente.

Esta inferencia está hecha a partir del comentario hecho por este animal acerca de la soledad, en que dice que “también se está solo entre los hombres”.

Esto hace clara alusión a la falta de comunicación existente entre los hombres, producto de lo agitado que es el siglo XX. Esta falta de comunicación era de gran preocupación para Saint-Exupéry.

19.Capítulo XVIII

Este escueto capítulo nos sigue contando las experiencias por las que pasó el Principito hasta encontrar un hombre.

Lo único que pasa en este capítulo es que el Principito se encuentra con una flor que critica a los hombres de que son soplados por el viento ya que no tienen raíces.

Con lo anterior, Saint-Exupéry critica a sus miles de compatriotas que tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial arrancaron cobardemente a América, de hecho, en Tierra de Hombres se refiere a estos hombres como “plantas sin raíces”.

20.Capítulo XIX

El camino del Principito en busca de algún hombre prosiguió.

El Principito se encontró con una gran montaña la cual escaló con el fin de ver desde lo alto el planeta por entero y así encontrar hombres. Una vez arriba sólo vio las puntas de otras montañas. Gritó para ver si alguien le contestaba. Entre otras cosas gritó, “Sean amigos míos, estoy solo”. Esta frase simboliza, sin duda, la soledad que sintió Saint-Exupéry cuando su avión se precipitó a tierra en el desierto.

Después de preguntar varias veces por alguien desde la cima de la montaña, se cansó de que lo único que le contestara fuera el eco y desilusionado dijo que los hombres siempre “repiten lo que se les dice”.

Esta conclusión obtenida por el Principito tiene un trasfondo político que radica en la desagradable sorpresa que se llevó Saint-Exupéry en una visita realizada a Alemania en febrero de 1939, poco tiempo antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial(septiembre de 1939), en que percibió el grado de hipnotismo al que estaban sometidos los alemanes, en que todo lo hacían según la voluntad del Führer.

21.Capítulo XX

En el vigésimo capítulo, el Principito, después de todo lo recorrido encuentra los caminos que lo llevarían donde los hombres.

Estos caminos hacia los hombres no son calles, avenidas, rutas ni carreteras, sino que una forma metafórica de mostrarnos que son el inicio del proceso en que dejamos de lado nuestra infancia, para pasar a ser adultos y dejamos de verlo todo como un niño.

Es por esta razón que el Principito encuentra que las flores del jardín de rozas eran iguales a la flor de su planeta que él tanto apreciaba.

Es decir, todo este asunto de la desilusión de la roza representa a todos adultos que cuando miran hacia su infancia ven lo insignificante que ahora son esas cosas que antes los hacían feliz y se dan cuenta que de tenerlo todo, pasan a no tener nada.

22.Capítulo XXI

El vigesimoprimer capítulo es, sin duda, el más famoso e importante capítulo de este libro y quizá el de toda la obra de Saint-Exupéry.

Es aquí donde aparece el afamado zorro que da su sencillo secreto: “Sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”. Pero después hablaremos de ello.

Partamos por la presencia del zorro en el libro. La verdad es que Saint-Exupéry no eligió que este personaje fuera un zorro por simple azar, sino por un hecho que también tiene que ver con su vida: en el lugar en que cayó su avión en el desierto había otro acompañante aparte de su mecánico. Nada más y nada menos que un zorro.

Ahora veamos lo de la domesticación. “Cuando Saint-Exupéry era jefe de la base de Cabo Juby, intentó domesticar un zorro”, lo que nos da más datos de cómo influyó la vida de Saint-Exupéry en la obra.

Posteriormente vemos que el Principito le pide al zorro que sea su amigo, porque él se sentía muy solo en este mundo desconcido por él que era el de las personas adultas. Con esto Saint-Exupéry nos quiere contar la soledad y tristeza que le causaron la muerte y el distanciamiento de sus más cercanos amigos, producto, principalmente, de la Segunda Guerra Mundial.

Por último, sería importante que nos detengamos un momento en la confesión que hace el zorro al Principito acerca de cómo se puede ver la verdad de las cosas.

Éstas son, sin lugar a dudas, las más importantes líneas de la obra que nos dejan una enseñanza que por desgracia la humanidad no ha puesto en práctica. Muy por el contrario, se ha dejado llevar por las influencias materialistas de estereotipos externos, dejando de lado lo más importante, que va por dentro, y que es invisible a los ojos.

23.Capítulo XXII

Siguió pues el Principito su deambular por el mundo de los hombres, pero sin olvidar el consejo del zorro, lo que le permitió que, a pesar de estar rodeado de hombres, él siguió pensando, actuando y siendo un niño.

Fue así como llegó donde un ferroviario. Después de conversar un rato con este sujeto acerca de dónde van las personas, sus objetivos, etc., el Principito llegó a una conclusión que fue que sólo los niños saben hacia donde van.

Saint-Exupéry introdujo esto en la obra porque él sentía que los niños eran los únicos que eran capaces de permanecer fieles a sus ideales.

24.Capítulo XXIII

En este capítulo, el Principito se encuentra con otro hombre. Este hombre era un vendedor de pastillas que quitaban el deseo de beber, con lo que se ganaban cincuenta y tres minutos, utilizables en lo que uno quisiera.

A nuestro entender, Saint-Exupéry quiso, con esto, hacer una nueva reflexión acerca de lo rápido que estaba girando el mundo, con lo que se complementa lo expuesto en el análisis del capítulo XIV.

25.Capítulo XXIV

El vigesimocuarto capítulo es muy especial ya que en este, por primera vez, el piloto entendió rápidamente lo que quería decir el Principito.

Esto le causó especial felicidad al Principito lo que se ve cuando el piloto nos dice, “sus labios entreabiertos evocaban una sonrisa”, después de que el piloto se iba diciendo a sí mismo,”lo que veo aquí sólo es la corteza. Lo más importante es invisible”.

Se podría decir que esa sonrisa significa que con esto, el Principito sintió la satisfacción del deber cumplido.

26.Capítulo XXV

En este capítulo, el Principito y el piloto, después de haber encontrado un pozo, se dispusieron a obtener de éste agua para beber.

Al piloto le sorprendió lo bien hecho que estaba el pozo. Él iba dispuesto a encontrar uno de los típicos pozos del Sahara que no son más que profundos hoyos en el suelo, pero se encontró un pozo como los de pueblo. Lo raro era que el pueblo más cercano estaba a miles de kilómetros de distancia.

Después de esta reflexión proporcionada por el piloto, el Principito le dice a éste que ese lugar estaba muy cerca del lugar al que llegó a la Tierra y que estaba a punto de cumplirse un aniversario de su llegada a la Tierra.

El piloto, atando cabos, comenzó a tener la misma sospecha que nosotros tuvimos al iniciar esta investigación(ver análisis de los capítulos II y III). De hecho, el piloto le preguntó al Principito si todo eso estaba preparado, a lo que el Principito no contestó, y, como todos sabemos, el que calla, otorga.

27.Capítulo XXVI

El vigesimosexto capítulo es lejos el más triste de todos los de la obra. Ni más ni menos, se trata de la despedida y partida del Principito, al menos en cuerpo.

Después de todo lo expuesto en el análisis de los capítulos anteriores, no nos cabe duda que esta despedida simboliza el momento en que las personas sufren el divorcio de su infancia con respecto de sus vidas, es decir, simboliza el fin de la niñez, que da paso a la adultez.

Ese fin o paso es descrito como una larga agonía, en que ninguno de los dos quería separarse del otro, pero sabían que debían hacerlo para seguir con el curso normal de las cosas.

En todo caso quedaba el consuelo parcial de que en cualquier momento que el piloto quisiera, esa infancia podía ser invocada, sólo que no se volvería a presentar en cuerpo, sino que sólo en alma.

Un detalle fundamental que nos permite afirmar esto es cuando el Principito le dice al piloto que “pareceré muerto, pero no será cierto”, sólo se iría muy lejos.

28.Capítulo XXVII

En este último capítulo se muestra el desenlace psicológico que sufrió el piloto, que finalmente termina pensando como el Principito.

Con esto, Saint-Exupéry nos quiere decir que es perfectamente posible rescatar dentro de cada uno de nosotros el alma de niño que alguna vez habitó nuestro cuerpo, nuestra corteza.

A modo de conclusión, es nuestra intención decir con satisfacción que el objetivo trazado al inicio de esta investigación se ha cumplido a cabalidad, tras todas las contundentes pruebas recopiladas.

Es decir, podemos establecer que en muchos pasajes de la historia, el Principito el piloto representan a Saint-Exupéry niño y adulto, respectivamente. Sin embargo, hay tantos otros en que tal representación no se dio, por lo que no somos capaces de decir que durante toda la obra, el Principito y el piloto representan a los ya mencionados, o sea no es posible establecer una ley general en este aspecto.

En lo que sí es posible hacerlo es en el aspecto de la influencia de Saint-Exupéry en la obra. Basta con leer un poco esta investigación para darse cuenta que la obra entera está llena de simbolismos, reflejos y semejanzas con la vida del autor.

Si pensamos que el objetivo principal era ver lo de la influencia de la vida de este literato en la obra, podemos concluir que sí se cumplió el objetivo.

por Eugenio Valladares Bonet

Bibliografía

  • Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones.

  • Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito, Notas y Traducción de Joëlle Eyhéramonno”. Enrique Sainz Editores, S.A. - México.

  • “Revista de Libros de El Mercurio”, N° 577 del 27 de mayo de 2000.

Op. Cit., pág. 5.

Op. Cit., pág. 8.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito, Notas y Traducción de Joëlle Eyhéramonno”. Enrique Sainz Editores, S.A. - México, nota 2, página 123.

Op. Cit., nota 3, pág. 123.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones, página 9.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito, Notas y Traducción de Joëlle Eyhéramonno”. Enrique Sainz Editores, S.A. - México, nota 4, página 123.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones, página 10.

Op. Cit., pág. 16.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito, Notas y Traducción de Joëlle Eyhéramonno”. Enrique Sainz Editores, S.A. - México, nota 11, página 124.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones, página 17-18.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito, Notas y Traducción de Joëlle Eyhéramonno”. Enrique Sainz Editores, S.A. - México, nota 13, página 124.

Op. Cit., nota 13, pág. 124.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones, página 22.

Op. Cit., pág. 24.

Op. Cit, pág. 26-27.

Op. Cit. Pág. 28.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito, Notas y Traducción de Joëlle Eyhéramonno”. Enrique Sainz Editores, S.A. - México, nota 20, página 125.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones, página 28.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito, Notas y Traducción de Joëlle Eyhéramonno”. Enrique Sainz Editores, S.A. - México, nota 21, página 125.

Op. Cit., nota 22, pág. 125.

Op. Cit., nota 24, pág. 125.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones, página 44.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito, Notas y Traducción de Joëlle Eyhéramonno”. Enrique Sainz Editores, S.A. - México, nota 26, página 125.

Op. Cit., nota 29, página 125.

Op. Cit., nota 29, página 125.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones, página 57.

Ver introducción.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones, página 59.

Op. Cit., pág. 59.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito, Notas y Traducción de Joëlle Eyhéramonno”. Enrique Sainz Editores, S.A. - México, nota 34, página 126.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones, página 63.

Op. Cit., pág. 63.

Op. Cit., pág. 72.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito, Notas y Traducción de Joëlle Eyhéramonno”. Enrique Sainz Editores, S.A. - México, nota 40, página 126.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones, página 78.

Op. Cit., pág. 78.

Saint-Exupéry, Antoine. “El Principito”. Dolmen Ediciones, página 88.

'El Principito; Antoine de Saint-Exupéry'




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Enviado por:Eugenio Valladares
Idioma: castellano
País: España

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