Historia
El Poblamiento americano
PROYECTO
DE TRABAJO
SOBRE
"El poblamiento americano"
Integrantes:
Bárbara CALETTI
Demián GALLITELLI
Belén LOPEZ
Martín MAIGNON
Gabriela MALDONADO
6º Grado - Colegio Suizo Jaques Dalcroze
Buenos aires, agosto de 1994
INDICE TEMATICO
Introducción.................................................. 1
Los olmecas................................................... 3
Los mayas..................................................... 7
Los aztecas................................................... 11
Los incas..................................................... 15
Los chibchas.................................................. 20
Otros pueblos de América del Norte............................ 23
Otros pueblos de América del Sur.............................. 30
Algunas culturas del actual territorio argentino:
- Los guaraníes............................................... 34
- Los mapuches................................................ 36
- Los diaguitas............................................... 37
Conclusión.................................................... 40
Bibliografía.................................................. 41
INTRODUCCION
El poblamiento americano fue el resultado de un proceso que se desarrolló, en su fase más importante, entre 30 000 y 10 000 años antes de Cristo. El resto humano más antiguo que se ha encontrado tiene una antigüedad aproximada de 21 000 años. Fue hallado en unas cavernas de Perú.
El antropólogo norteamericano de origen checo Alex Hrdlicka (1869-1943) sostuvo la teoría del origen único del hombre americano. Este científico afirmaba que el puente para el poblamiento
de América fue lo que hoy es el Estrecho de Bering que, hace miles de años, era un istmo -o paso estrecho- de tierras que luego cubrieron las aguas, pero que por entonces unían Siberia y Alaska.
Este antropólogo, al establecer el origen asiático del hombre americano, destacó que no hubo una sola migración, sino varias oleadas sucesivas. También analizó las características más o menos comunes entre el mongólico y el amerindio: color amarillento de la piel, escasa barba, pelo negro, lacio y rígido, pómulos altos, parte superior del párpado plegado a la nariz, ojo ligeramente inclinado hacia las sienes, etc.
Según opinan diversos etnólogos, estos pueblos asiáticos abandonaron sus lugares de origen debido a profundos cambios climáticos que provocaron la aridez de las tierras que habitaban. Los animales se desplazaron hacia el este en busca de alimentos y los grupos humanos cazadores lo hicieron detrás.
El antropólogo francés Paul Rivet (1876-1958) fue, en cambio, el principal expositor de la teoría del origen múltiple del hombre americano. En su opinión, existirían similitudes étnicas entre los amerindios y distintos pueblos oriundos del otro lado del Océano Pacífico. Según esta teoría, América habría sido poblada por tres grupos distintos de emigrantes:
- los mongólicos, que sería el grupo más numeroso;
- los australianos, quienes habrían ingresado a América por el sur, con una escala previa en la Antártida, estableciéndose luego en la Patagonia;
- los malayo-polinésicos, llegados a través del Océano, con escala en la isla de Pascua.
Esta teoría del origen múltiple es la que cuenta en la actualidad con mayor número de defensores.
En cuanto al nombre de «indios» con que se designó a los pobladores americanos, proviene de la errónea suposición de Colón de haber llegado al Asia cuando arribó a América. Pese al error, el uso siguió consagrando esa denominación. En la práctica y por un largo período, las tierras americanas conservaron del mismo modo entre los europeos la denominación de «Indias Occidentales», estableciendo así la diferencia con «las Indias» originarias. En la actualidad, se prefiere designar a los primeros habitantes del Nuevo Mundo con el término más apropiado de amerindios.
LOS OLMECAS
La cultura olmeca es considerada la base de la que derivaron todas las culturas de los pueblos de México y Centroamérica. Su civilización se desarrolló entre el 1300 y el 200 antes de Cristo, en las costas del Golfo de México. Las ruinas de más importancia que hoy se conocen de antiguos centros olmecas se ubican en las localidades denominadas Tres Zapotes, San Lorenzo y La Venta.
Practicaban la agricultura y construyeron las primeras grandes ciudades de la región. La riqueza de sus tierras hizo que contaran que con una gran cantidad de productos muy preciados para consumir y comerciar, tales como diversos cereales, cacao, caucho, minerales como jade y turquesa, metales como oro y plata.
Su religión
El jaguar fue el símbolo más importante de su religión. Lo consideraban el rey de los animales y la encarnación de Dios. Estaba relacionado con la tierra, el agua, la fertilidad y la abundancia. Según una de sus leyendas, ellos mismos descendían de la unión entre un jaguar y una mujer. Lo representaban con rasgos felinos y humanos a la vez. Cuando lo hacían con las fauces abiertas, éstas representaban la puerta del cielo por la cual el sol debía pasar para su nacimiento o su puesta.
Su cultura
Practicaron con verdadera maestría el arte de la escultura. Sus creaciones incluyen desde pequeñas y estilizadas figurillas de jade hasta inmensas cabezas de piedra. Estas cabezas, que representaban un típico rostro olmeca, fueron construidas con bloques de piedra que pesaban de 20 a 50 toneladas. El transporte de estas piezas debió ser una tarea sumamente compleja, ya que los yacimientos de basalto de donde extraían el material para esculpirlas se encuentran a gran distancia de los lugares donde las instalaban.
Por estar en una región de clima cálido, los olmecas no necesitaban complicadas viviendas de piedra. La mayoría del pueblo vivía en casa sencillas de adobe o ramas llamadas «jacales».
Los hombres se rapaban la cabeza y usaban vestidos de fibra de corteza de árbol y sandalias de hule.
Las ciudades que construyeron los olmecas eran, en realidad, grandes centros ceremoniales, y sólo ciertas personas podían habitarlos: las familias de nobles y gobernantes con sus sirvientes, los sacerdotes, los contadores de historias, los comerciantes. El resto de la población, dedicada principalmente a la agricultura, vivía en los alrededores.
Además de edificios dedicados al gobierno y a la religión, en las ciudades había canchas en las que los olmecas practicaban juegos de pelota.
Los historiadores suelen suponer que otras culturas, previas a la civilización azteca, que florecieron en el actual territorio de México, heredaron rasgos de la cultura olmeca y los difundieron en regiones más vastas. Tal el caso de la cultura teotihuacana, que floreció entre los años 200 antes de cristo y 1000 de nuestra era, muy cerca de la actual ciudad de México, o el de la cultura mixteca, que se desarrolló entre los años 500 y 1200 de nuestra era, en la zona de Oaxaca, en el suroeste de México.
LOS MAYAS
Los mayas fueron una de las primeras civilizaciones precolombinas. Se desarrollaron desde el año 300 hasta el 1400 de nuestra era. Ellos habitaban lo que hoy es la Península de Yucatán, el Istmo de Tehuantepec, Guatemala y Belice.
mapa/figura
Su arte fue tan extaordinario en sus obras monumentales, cuyo ejemplo es la pirámide de Tikal, como en las delicadas artesanías de barro y oro. Otras grandes ciudades fueron las ciudades de Chichén Itzá, Palenque y Tullum.
El comercio, facilitado por un notable sistema de carreras fue una de sus actividades más importantes. También, el cultivo de la tierra. Los cultivos principales eran de maíz, frijol, ají, zapallo, tomate, mandioca.
figura
Los mayas adoraban muchos dioses, eran politeístas; Chac, dios de la lluvia; Itzamo, dios del cielo; Ixchel, de la luna, etc. Los dioses también tenían sus ceremonias rituales, como por ejemplo, las de los sacrificios humanos. En su mayoría sacrificaban a esclavos. Algunos dioses eran buenos y otros nefastos, y regían su vida cotidiana.
La sociedad
Los mayas no integraron un Estado centralizado. Toda ciudad constituía un núcleo político independiente dirigido por un jefe absoluto, llamado «halach uinic», que ejercía su cargo con carácter hereditario asistido por un consejo de nobles y sacerdotes y por los «batab», que gobernaban los territorios provinciales.
La sociedad se caracterizó por una estricta división social entre:
• La nobleza, que constituía el estamento del que provenían funcionarios y sacerdotes
• Los comerciantes, que gozaban de determinados privilegios
• Los artesanos y campesinos, integrados al segundo grupo
• Los esclavos, reclutados entre los prisioneros de guerra o los condenados por delitos graves.
Los mayas realizaban sacrificios cotidianamente. Se hacían por decisión del sacerdote, máxima autoridad, para venerar a los dioses. Los consistentes en ahogar hombres, mujeres y niños en los estanques sagrados servían para evitar las grandes calamidades y las intensas sequías.
Este pueblo tenía un sistema de escritura basado en jeroglíficos. Los hacían a mano, con pinceles, y utilizando tintas de varios colores. Así realizaron libros o códices, utilizando un papel muy fino hecho con corteza de árbol en forma de tiras. Inventaron un sistema de numeración sobre la base de puntos y barras. Y, lo que es más llamativo, habían inventado el cero.
Historia
La civilización maya abarca dos períodos históricos bien definidos:
1. Imperio antiguo (siglos IV al X), que se extiende al sur de México, en Guatemala y Honduras
2. Imperio nuevo (siglos X al XV), centralizado en la península de Yucatán.
La cultura maya fue en decadencia a partir del 900. Al respecto se han emitido distintas hipótesis: cambios de clima, terremotos, epidemias, invasiones extranjeras, enfrentamientos internos, etc.
LOS AZTECAS
Los aztecas fueron los últimos en llegar a la región de la meseta central de México. Ellos fundaron la capital de su civilización, Tenochtitlán, hacia el año 1325 de nuestra era.
Tenochtitlán estaba ubicada en una isla, en medio de los lagos que ocupaban en esa época el centro del Valle de México. A su alrededor, los aztecas habían hecho un sistema de diques y canales para evitar inundaciones.
Desde 1376 -fecha de la elección del primer monarca azteca- hasta 1520 -en que se produce la guerra con los conquistadores- este pueblo aumentó su dominio en la región sobre la base de una confederación integrada por tres ciudades: Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba, cuyo poderío se extendió por el centro, sur y parte del este del actual territorio mexicano.
En la época de su último jefe, Moctezuma (1502-1520), los aztecas llegaron a su máximo esplendor. Sin embargo no eran una nación en el sentido moderno de la palabra: faltaba una verdadera unidad cultural, lingüística y social. Dentro del imperio, los pueblos sometidos debían pagar fuertes tributos, las sublevaciones eran frecuentes y el estado de guerra casi permanente.
El monarca («tlacatecuhtli», señor de hombres o de guerreros) era elegido por un consejo de grandes señores. Como jefe supremo ejercía funciones militares, civiles y religiosas, pero su cargo no era hereditario.
La sociedad
Estaba dividida fundamentalmente en dos estratos: los sacerdotes y los nobles, por un lado, y por el otro, los plebeyos. En el medio, se encontraban los artesanos y comerciantes. La unidad social más pequeña era la familia.
Varias familias formaban un «calpulli», que era una organización fundamental para la producción. La estructura social de la ciudad se sustentaba en 20 «calpulli», cada uno de los cuales elegía un jefe o «calpullec», cuya función consistía en proteger y defender su jurisdicción y en mantener al día el registro de las tierras pertenecientes al calpulli.
Otro importante funcionario, el «tecuhtli» era el encargado de dirigir las tareas policiales y el reclutamiento de los futuros guerreros, en tanto un sacerdote atendía todo lo relacionado con el culto religioso. Existía además un consejo de ancianos que asesoraba al calpullec.
Fue la cultura prehispánica que alcanzó mayor poderío económico y militar. La agricultura fue su actividad económica fundamental y el maíz, su alimento básico. La religión junto con la guerra fueron los pilares fundamentales de su brillante imperio.
Los mercados constituían grandes centros de intercambios. En ellos se concentraba toda la producción, a tal punto que su gran variedad, riqueza y colorido impresionaron vivamente a los conquistadores españoles cuando arribaron a Tenochtitlán.
La religión
Los aztecas adoraban a numerosos dioses. Eran politeístas, al igual que los mayas. En los dioses veían reflejadas sus ideas sobre la vida y los fenómenos naturales. Entre los más populares e importantes se encuentran el dios del Sol, Tonatiuh, y Meztli, la Luna; Huitzilopochtli, colibrí zurdo, dios principal de Tenochtitlán y deidad de la guerra; Quetzalcóatl, serpiente emplumnada, dios de los vientos.
Los aztecas tenían dos tipos de calendarios; uno se basaba en los movimientos del sol y se usaba para ordenar la agricultura. Tenía 365 días como el nuestro. El otro era un calendario ritual mágico y sagrado y según parece se guiaba por los movimientos de Venus.
Los templos se construían para adorar a los dioses. Estaban ubicados en el centro de la ciudad, frente al palacio real. Estaban hechos de piedra y argamasa, y cubiertos por fuera con figuras talladas en forma de pirámides con la cima plana. Cada 52 años se cumplía un ciclo del calendario azteca; con esa frecuencia ellos le agregaban a los templos principales una capa más y volvían a encender el fuego nuevo de la ciudad.
Los sacrificios
Al creer que los dioses regían las fuerzas universales era preciso que el hombre participara entregando su sangre como alimento de la divinidad a manera de compensación.
El sacrificio más común que efectuaban los sacerdotes, consistía en arrancar el corazón a la víctima, cuya carne después era comida. Había épocas consagradas a la inmolación de niños y mancebos. Se ofrendaban víctimas para solicitar de los dioses lluvias, buenas cosechas u otros beneficios considerados divinos.
LOS INCAS
Es muy difícil definir qué es mito y qué es historia en el origen de la civilización inca. Los cronistas hablan de la sucesión de trece emperadores, cuyas conquistas construyeron un imperio formidable que, a la llegada de los españoles, abarcaba los actuales territorios de Perú, Ecuador, Bolivia, el norte de Chile y el noroeste de Argentina.
Una de las leyendas más difundidas ubica el origen de los incas en Paccartambo, población cercana a Cuzco, de donde habían salido cuatro hermanos, hijos del Sol: Manco Capac, Ayar Auca, Ayar Cachi y Ayar Uchu.
El mito relata las hazañas de Ayar Cachi, tan hábil con la honda que con cada piedra que tiraba podía derribar una montaña o hacer un valle. Sus hermanos, envidiosos, lo encerraron para siempre. Finalmente sólo quedó Manco Capac, pues los otros dos se convirtieron en ídolos de piedra.
Manco, junto con su esposa y hermana Mama Ocllo, se detuvo en Cuzco, y en el lugar donde la fertilidad de la tierra permitió hundir un bastón de oro, construyó su casa, reservó el lugar para el futuro templo del Sol y creó la estirpe de los «incas», descendientes directos de Inti, el dios Sol.
La historia ha podido reconstruir aproximadamente los acontecimientos a partir de la llegada al trono del noveno de los 13 soberanos que sucedieron a Manco Capac: Pacachuti Yupanqui, que gobernó entre 1438 y 1471. De éste hasta su bisnieto Atahualpa
(último monarca, muerto por orden del conquistador español Francisco Pizarro en 1533), pasó un siglo, del que los cronistas españoles pudieron recoger numerosos relatos y tradiciones que permitieron luego saber cómo vivían los incas, cuáles eran sus costumbres y creencias.
La organización política
El término «incas» con el se designa a este pueblo ha perdido su sentido originario. «Inca» era el título del soberano del imperio que, por extensión, podía ser conferido a los miembros de su familia.
Como jefe absoluto del imperio, el Inca poseía poderes ilimitados: legislaba, era sumo sacerdote y comandante de sus ejércitos. Como descendiente del Sol, su persona era sagrada y ante él se debía estar descalzo en señal de sumisión. Su mujer principal era elegida entre sus hermanas y su rango era semejante al del soberano. Acompañaban al Inca, además de sus esposas y concubinas, todos sus parientes y los miembros de la alta nobleza. Su heredero era aquél de sus hijos a quien él considerase más capaz para el cargo, lo que provocaba luchas e intrigas entre los rivales en la sucesión.
Cultivar en la ladera de una montaña resultaba muy complicado, pero los incas lo resolvieron mediante enormes terrazas, con paredones de piedra, para retener el agua que llegaba de los arroyos a través de acequias y canales.
La base de la organización social era el «ayllu»: una comunidad de familias y la tierra que compartían para vivir y sembrar. La comunidad tenía supuestamente un mismo antepasado, al que le rendían culto, y una autoridad llamada «curaca». De la tierra común se otorgaba a cada padre de familia una parcela, llamada «chakra», para su cultivo. Otra porción era trabajada entre todos y su producto destinado a los enfermos e incapacitados. Otras se reservaban al emperador y su familia.
Para su administración, el imperio se dividía en cuatro partes. La suma de todo el territorio que abarcaban se llamaba «Tahuantisuyo», que quería decir «las cuatro direcciones» y éstas eran: Chinchasuyo, que abarcaba el norte de Perú y Ecuador; Antisuyo, que se extendía desde la cordillera hacia la selva amazónica, al este; Contisuyo, desde la cordillera hacia la costa, en el oeste; Collasuyo, que incluía el sur del Perú, parte de Chile y Bolivia y el extremo noroeste argentino.
Estas grandes regiones se dividían a su vez en «humanis» o provincias, y cada humani en varias «sayas», que a su vez se componían de ayllus.
La organización económica
En el imperio incaico no se conocía la moneda, ni los impuestos. Pero los campesinos estaban organizados para cultivar, en días prefijados, las tierras del Sol y del Inca.
También existía un régimen especial, llamado «mita» por el cual todos los hombres que tuvieran entre 25 y 50 años debían servir durante un cierto período al Estado, construyendo caminos, edificios, o trabajando en las minas.
Las comunidades rurales prosperaron debido a la práctica de la agricultura y la ganadería. Muchas eran las especies vegetales cultivadas para la alimentación, pero también para la medicina y para la industria (por ejemplo, para producir tinturas). Se hacían experimentos para producir nuevas variedades de algunos cultivos. Así, alcanzaron a tener 70 variedades de papa o cerca de 30 de maíz. Otros cultivos importantes eran la calabaza, el frijol, la batata, el pimiento, el maní, la coca.
La domesticación de la llama y la alpaca dieron un carácter único a la civilización incaica. La llama fue usada como animal de carga y alimento, y la alpaca, por su espeso pelo, para la industria textil. También cazaban vicuñas, con cuya lana elaboraban finos tejidos. Para la construcción de palacios, templos y otros edificios utilizaban grandes bloques de piedra, tallados y encajados. Las ruinas más famosas que se conservan son Macchu Picchu y la fortaleza de Sacsahuamán.
Los incas no escribían pero tenían un método para registrar datos, por medio de un «quipu»: una soguita de la que colgaban varios hilos. Con ellos se hacían nudos de distintos tamaños y colores que, según su ubicación, tenían significados diferentes.
Cuando llegaron los españoles, el imperio ocupaba más de tres millones de kilómetros cuadrados y lo habitaban entre 11 y 12 millones de personas.
La sociedad
La sociedad incaica presentaba grandes diferencias entre sus miembros. La nobleza estaba integrada por los familiares del Inca y los altos funcionarios del imperio. Constituían un grupo privilegiado cuyos miembros fueron llamados «orejones» por los españoles pues tenían las orejas deformadas por el peso de lujosos colgantes.
Los sacerdotes también constituían un sector privilegiado. A la cabeza de ellos se hallaba el «ruillac-umu», generalmente pariente cercano del Inca. Luego, en línea jerárquica, se encontraban los adivinos o «achic», los confesores o «ichori» y los magos.
Los artesanos y contadores gozaban de algunas facilidades. Los más aptos se desprendían de su ayllu y pasaban a depender directamente del Inca.
Los hombres adultos que tenían a su cargo el cultivo de la tierra, el cuidado del ganado constituían los «puric». Por debajo de los puric se hallaban los «yanaconas», clase de sirvientes hereditarios muy próximos a la esclavitud, e integrada por descendientes de pueblos rebeldes y de aquellos que habían cometido un delito grave.
La religión
Los incas, al igual que los demás pueblos precolombinos, eran politeístas. A sus dioses les atribuían forma y comportamiento humanos: se casaban, se peleaban, se amigaban. El más importante era Huiracocha, dios creador. Los dioses principales tenían que ver con fuerzas poderosas como la lluvia, el rayo o la tierra. Se les daba distintas ofrendas, según qué se pedía y a cual dios se formulaba el pedido.
LOS CHIBCHAS
El nombre «chibcha» no se refiere a la civilización sino a las lenguas habladas por un numeroso conjunto de tribus. Proviene de la frecuencia del sonido ch en esta familia lingüística, que ocupó el sur de América Central y la actual Colombia.
Entre los grupos que integraban este conjunto, fueron los «muiscas», habitantes de la altiplanicie colombiana, los que alcanzaron un mayor desarrollo cultural.
No hay datos ciertos sobre el origen de este pueblo. Algunas teorías los vinculan con los habitantes de México, otras los derivan de Centroamérica. Es posible que haya habido distintos orígenes.
La organización política y social
La organización política se estructuró sobre la base de dos jefaturas en distintos centros geográficos: el «zipa», en Bacatá (o Bogotá) y el «zaque», en Colombia Central.
Los respectivos jefes eran autoridades tanto militares como religiosas cuyo trono no se heredaba de padres a hijos sino que el poder se traspasaba al hijo de la hermana. El gobierno de los territorios alejados era confiado a diferentes caciques nombrados directamente por el zipa o el zaque. Los funcionarios, los guerreros y los sacerdotes tenían privilegios respecto de los demás sectores y grupos sociales. La familia era poligámica, sobre todo entre las clases altas.
La organización económica
La agricultura constituyó la actividad principal de este pueblo. En terrenos llanos o en sencillas terrazas cultivaron maíz, papa, tomate de árbol, calabazas. Con el maíz cocido y fermentado fabricaban la «chicha», bebida alcohólica presente en fiestas y clebraciones. También es posible que hayan conocido el tabaco y la coca.
La abundancia de tierras fértiles posibilitó el establecimiento de un régimen de propiedad familiar de la tierra. No domesticaron ganado, pero se sirvieron de animales silvestres y peces.
Fueron buenos tejedores. El clima frío los obligaba al uso de prendas de algodón como mantas y ponchos, que estaban bien trabajados y teñidos.
La orfebrería produjo excelentes piezas. La abundancia de oro, que utilizaban puro o en aleaciones con otros metales, dio como resultado una excelente joyería con refinados diseños.
Los muiscas no obtenían todo el oro de su territorio. Mediantye un activo comercio, lo importaban de otras regiones canjéandolo por hamacas de algodón y cargamentos de sal.
La religión
La mitología chibcha se refiere a un creador, llamado «Chiminigagua», cuyo mensajero llamado «Bochicha» llegó a la tierra de los muiscas para crear las leyes, predicar virtudes y enseñar todas las actividades industriales. Otro mito se refiere a la diosa Bachué, pobladora de la tierra y protectora de las cosechas.
Uno de los ritos más populares de los chibchas fue la ceremonia llamada luego de El Dorado, que por sus características despertó la codicia de los conquistadores españoles.
La leyenda que los españoles difundirían después surge de un hecho real. Cada nuevo rey de Bogotá debía iniciar su reinado después de un período de abstinencia,m que culminaba con un acto solemne en el Lago de Guatavita. En medio de la expectación del pueblo, el futuro rey se dirigía en una balsa al centro del lago y allí, cubierto el cuerpo con polvo de oro que se untaba mediante sustancias vegetales, se sumergía en el agua mientras los miembros de su comitiva arrojaban al lago valiosos objetos de oro y cerámica. Cuando el nuevo rey salía del agua, el silencio se quebraba con instrumentos musicales y cánticos rituales.
Al conocer los españoles, por tradición oral, las características de la ceremonia, iniciaron numerosas expediciones en busca del país de El dorado, nombre con el que la ambición y la codicia de los conquistadores identificó la meta.
OTROS PUEBLOS
DEL NORTE DE AMERICA
LOS NAVAJOS
Los navajos habitaban la región sudoeste de los actuales Estados Unidos. Por su ubicación geográfica y por el menor grado relativo de desarrollo de su cultura, no tuvieron contacto directo con los europeos hasta bastante después de la conquista de México. Para entonces, su actividad principal era la cría de ovejas y cabras, animales introducidos en América por los europeos y que se reprodujeron libremente en vastas extensiones.
Las mujeres eran las responsables principales de las tareas de pastoreo de estos animales. También a los niños les enseñaban el oficio de pastor y desde muy temprano aprendían a cuidar rebaños formados a veces por cientos de animales. Los adultos consideraban que de esa manera los más pequeños conocían valores como la responsabilidad, la paciencia, y el respeto por el trabajo.
Para simbolizar el pasaje de ser niñas a mujeres, los navajos tenían un rito especial. Preparaban a las pequeñas con ropas de fiesta y las adornaban con collares, pulseras y anillos. La ceremonia duraba cinco días. Durante los primeros cuatro, las niñas debían amasar gran cantidad de harina, suficiente como para hacer una inmensa torta que se cocinaba en un gran hoyo en el suelo. Al amanecer del quinto día, las niñas corrían en dirección al sol, de espaldas al lugar en el que habían estado cocinando. Al regresar por el mismo camino, se las recibía como mujeres.
Los navajos fueron maestros en el arte del tejido en telar. Esta tarea también era desarrollada por las mujeres. Sus principales creaciones eran alfombras y mantas. Ellas mismas esquilaban las ovejas, cardaban e hilaban la lana. Para darles color, fabricaban tinturas sobre la base de raíces y vegetales de la región. Nunca un diseño era igual a otro y los tejidos tenían una trama tan perfecta que incluso impedían que el agua pasara a través de ellos.
Una leyenda cuenta que el arte del tejido lo aprendieron de una vieja mujer de la tribu que, a su vez, lo había aprendido de las arañas. Por esa tradición, durante muchos años, las tejedoras conservaron la costumbre de dejar un orificio en el centro de los tejidos para simbolizar una telaraña.
Los navajos no tenían sacerdotes del tipo que se conocen en otras culturas, pero sí existían personas importantes que eran los hombres cantores. Tenían la tarea de curar a los enfermos y lo hacían por medio de cantos sagrados que sólo ellos conocían.
LOS SIOUX
Los sioux vivían en las praderas centrales del actual territorio de los Estados Unidos. Era un pueblo nómade y guerrero. Su vivienda tradicional era el «tipi», una especie de tienda de campaña hecha con palos de madera y pieles. La persecución de los búfales salvajes, que por aquel entonces abundaban en la región, era una actividad muy importante. De este animal extraían la mayor parte de los recursos para la vida: la carne para alimentarse, la piel para vestirse y hacer sus viviendas, las astas para hacer armas.
Las familias formaban clanes gobernados por un jefe elegido entre los guerreros más valientes. Cazaban el búfalo de un modo muy particular: se disfrazaban con pieles de zorros para poder acercarse y lanzarle flechas.
Una de las tradiciones sioux que más asombraron a los europeos que entraron en contacto con ellos era el rito del «calumet» o «pipa de la paz». Quienes fumaban esta pipa eran los varones adultos y generalmente lo hacían alrededor de un fuego. La ceremonia se practicaba en ocasiones especiales, por ejemplo cuando debían tomar decisiones acerca de la guerra, celebrar tratados con otros pueblos, o recibir algún visitante de importancia.
Las danzas tenían un gran valor para el pueblo sioux. Estaban presentes en todas las ocasiones trascendentes de la vida, tales como el nacimiento, el casamiento o la muerte de un miembro de la comunidad, o la declaración de guerra a otra tribu.
Al cumplir los 6 años, los niños eran iniciados en los secretos de la danza por un hechicero.
Para comunicarse a la distancia, los sioux utilizaban un particular sistema de signos. Tenían un código para el día, con columnas de humo, y para la noche, con flechas encendidas. De acuerdo a la cantidad y la frecuencia, éstas expresaban distintos mensajes.
LOS IROQUESES
Los iroqueses habitaban en la región de los grandes lagos en la zona fronteriza entre los actuales territorios de Estados Unidos y Canadá.
Fueron un pueblo agrícola, aunque variaban con cierta frecuencia las tierras de labranza. Durante los períodos de siembra y cosecha, habitaban en unas aldeas con viviendas construidas de madera y corteza de olmo. Las aldeas estaban empalizadas a su alrededor y en ellas vivían varias familias.
Cada aldea tenía como autoridad un consejo formado por los hombres mayores. Pasada la época de la cosecha, dejaban la aldea para internarse en los bosques a cazar o cerca de los grandes lagos a pescar.
Las mujeres eran las encargadas principales del trabajo agrícola. Organizadas en grupos dirigidos por una mayor y experimentada, sembraban maíz, legumbres y cultivaban cítricos. También se dedicaba a la extracción de una sustancia de ciertos árboles, que era muy dulce, con la que fabricaban almíbar.
Entre los iroqueses destacaba su organización política. Los pueblos de esta cultura formaban una confederación constituida por diferentes tribus: los mohicanos, los cherokees, los cayugas, los hurones, los oneidas, los tuscaroras, etc. El máximo órgano de gobierno de la conferderación era un consejo común formado por los jefes de cada una de las tribus y donde cada uno de ellos tenía un voto.
Desarrollaron avanzados métodos para la elección de autoridades y para la toma de decisiones. Frente a las cuestiones más importantes, la regla del consejo era tomar las decisiones por unanimidad. Este sistema avanzado de acuerdos que habían desarrollado para resolver sus propios asuntos, también fue puesto en práctica con los europeos -franceses e ingleses- que llegaron a sus territorios. Este fue uno de los motivos por los cuales pudieron mantener su autonomía durante un largo período luego de la llegada de los blancos.
Los iroqueses tenían 6 festivales religiosos cada año, con largas jornadas de oración y agradecimiento a las fuerzas de la naturaleza.
LOS ESQUIMALES
Los esquimales llegaron a la región costera ártica de América del Norte hace varios miles de años, desde Asia, a través del Estrecho de Bering.
Eran un pueblo nómade y demostraron una capacidad admirable para adaptarse a una naturaleza tan inhóspita, con temperaturas inferiores a los 50 grados bajo cero y una noche polar que dura seis meses.
Su organización social era de tipo comunitaria y desconocían la propiedad privada. Formaban pequeños grupos familiares y entre tres o cuatro de estos grupos compartían las tareas y los bienes.
Este pueblo se llamaba a sí mismo «innuit», palabra que en su idioma quiere decir precisamente «el pueblo». El nombre de esquimal proviene de otros pueblos y significa «comedores de carne cruda».
El «iglú» era la vivienda que los esquimales utilizaban durante el invierno. Lo construían usando bloques de nieve congelada como ladrillos. Levantaban paredes formando un círculo inclinado hacia adentro a medida que subían. Revestían el exterior con nieve desmenuzada para hacerlo más resistente. En la actualidad, siguen construyendo ese tipo de viviendas en temporadas de caza, o para albergarse durante las travesías.
Las actividades más importantes de los esquimales eran la caza y la pesca. Las presas más importantes eran las focas y morsas. También capturaban zorros y osos polares. Las armas que usaban eran arpones, arcos y flechas.
La carne de los animales les proporcionaban el alimento y con las pieles, las mujeres confeccionaban toda la vestimenta y el calzado.
El perro se convirtió en un compañero valioso e inseparable de los esquimales, a partir de su introducción en América por los europeos. Además de utilizarlos para la caza, las manadas de perros eran las que los trasladaban a través de largas distancias tirando de los trineos.
Para protegerse de los fuertes fríos, untaban su cuerpo con grasa de foca. Se bañaban poco, para evitar que la humedad, con tan baja temperatura, les agrietara la piel. Para calentar e iluminar sus viviendas, fabricaban lámparas de un mineral llamado esteatita. Como combustible, usaban aceite de foca, y musgo seco como mecha.
Una de las expresiones características del arte de este pueblo son sus bellísimas esculturas. Están hechas de hueso, marfil o piedra labrada. Representan escenas de la vida diaria, de la caza, o a los animales de la región. La perfección y realismo que muestran es sorprendente.
OTROS PUEBLOS
DE AMERICA DEL SUR
LOS JIBAROS
Los jíbaros habitan una zona que comprende parte de Ecuador y de Perú, al pie de la ladera esta de los Andes, y parte de Brasil, en la naciente de la cuenca amazónica. Durante mucho tiempo este territorio permaneció inexplorado. Por desconocimiento, se identificó a los jíbaros con brutales cazadores de cabezas.
La naturaleza selvática del territorio que ocupaban les proporcionaba en abundancia sus medios de vida. Los hombres se ocupaban de la caza, la pesca y de las relaciones con sus vecinos. Las mujeres trabajaban la tierra cultivando yuca y maíz, y criando algunos animales.
Vivían en tribus formadas por varias familias relacionadas entre sí por algún parentesco. Las familias conservaban su autonomía, y solamente en caso de guerra con otras tribus elegían un jefe en común.
Los jíbaros reconocían a dos seres superiores: «Yus», que representaban el bien, y «Yhuanchi», que representaba el mal. Yhuanchi es la causa de las enfermedades y las desgracias. Cuando un jíbaro quería comunicarse con él, se internaba a ayunar en la selva por varios días.
La mala fama que antiguamente tuvieron los jíbaros entre las poblaciones de origen europeo se vincula a la costumbre de esta cultura de reducir las cabezas. Esta costumbre estaba relacionada con sus leyes: era un método de castigo que utilizaban con los propios miembros de su pueblo cuando, por ejemplo, cometían delitos graves. Entonces mataban al delincuente, le cortaba la cabeza y la reducían al tamaño de una naranja.
El arma más importante de los jíbaros era la cerbatana. La construían con listones de corteza de árbol y su extensión variaba entre uno y dos metros. La fabricación de una buena cerbatana pdía llevar un mes de trabajo. En su punta colocaban filosos dardos hechos con dientes de piraña a los que le agregaban veneno.
Los aborígenes del Amazonas
Desde hace miles de años y hasta hace no mucho tiempo, los pueblos que habitaban en el corazón de la selva amazónica convivieron armoniosamente con la naturaleza de la cual formaban parte. Sus actividades principales, como la caza y la pesca, la recolección de frutos silvestres y algunos cultivos, se han visto alterados en los últimos años. Desgraciadamente, la progresiva destrucción de su hábitat, algunas veces en nombre de un mal entendido desarrollo, ha puesto en riesgo no solamente a la selva, sino también a su propia existencia.
Uno de los pueblos más importantes de la cuenca amazónica es el de los «kayapó». Los kayapó creen que el universo está compuesto por círculos de igual diámetro, puestos unos sobre otros. Entre círculo y círculo hay un espacio que permite flotar. Uno de estos círculos es la Tierra, otro el cielo, otro el Sol y la Luna. A la vez, la Tierra está formada por varios círculos más; en el del medio viven ellos y los demás pueblos indios.
Los kayapó, además de dar un significado religioso particular a cada animal, desarrollan algunos ritos especiales. Los varones, para adornarse, se colocan una especie de disco de madera en el labio inferior, que van agrandando a medida que crecen. Las mujeres, también para embellecerse, pintan diariamente de colores sus cuerpos con pinturas que ellas mismas fabrican.
MAPA GRANDE
ALGUNAS CULTURAS
EN EL TERRITORIO DE LA
ACTUAL ARGENTINA
Los guaraníes
Los guaraníes se establecieron en lo que hoy es el sur de Brasil, este de Bolivia, Paraguay y nordeste de la Argentina. Se cree que llegaron a la región de Misiones en el año 1000. En el siglo XVI, cuando llegaron los españoles, eran aproximadamente 1.500.000, y habían alcanzado un grado importante de desarrollo.
Abarcaron tanto territorio que su lengua, el guaraní, fue adoptada por varias tribus para comerciar y comunicarse entre sí.
Su organización social
Cada aldea o «tekoa» tenía un jefe llamado «tuvichá». En general, era el hombre más prestigioso. Para organizar a su aldea, tenía que valerse de su poder de convencimiento, ya que dar órdenes no estaba permitido. Algunos de ellos se hicieron famosos por sus habilidades y se convirtieron en líderes de varias aldeas. Cuando uno de ellos moría, lo sucedía uno de sus hijos o el más capaz de la familia.
Los «payés», médicos hechiceros, también tenían mucha influencia. Eran una especie de sacerdotes que se encargaban de los problemas espirituales y de las prácticas religiosas.
Los guaraníes vivían en la selva. En esas regiones, la siembra es muy dificultosa: lascopas de los árboles evitan que los rayos del sol penetren. La tierra fértil es sólo la primera capa y las frecuentes lluvias dejan el suelo inservible. Sin embargo, este pueblo se adaptó muy bien a ese ambiente y se convirtió en un gran horticultor: los guaraníes cultivaban sólo una parcela o huerta con lo indispensable para vivir. Elegían el lugar y realizaban la tala y quema necesarias para posibilitar sus cultivos. Tiraban abajo los árboles más altos y luego prendían fuego al terreno. Una vez que quedaba libre, sembraban y plantaban.
La llegada de los españoles tuvo en este caso consecuencias poco comunes. Quienes se asentaron en la región no fueron conquistadores sino la orden religiosa de los jesuitas, que establecieron en la zona sus «misiones» (de allí el nombre de la provincia argentina). Los jesuitas ayudaron a los guaraníes con nuevas técnicas de cultivo, lo cual permitió a este pueblo continuar desarrollándose durante un largo período.
Los guaraníes eran también excelentes cazadores y pescadores: tapires, pecaríes, osos hormigueros, iguanas y muchísimas aves estaban entre sus piezas más buscadas. Utilizaban distintos métodos como el tiro con arco y flecha, la lanza y trampas hechas con lazos colgados de los árboles con los que capturaban a los animales por las patas.
Para trasladarse grandes distancias, solían navegar los ríos de la región utilizando canoas construidas con las cortezas de los árboles, y también armando balsas con cañas.
Los mapuches
Los mapuches se establecieron en la zona de las actuales provincias de Mendoza y Neuquén a fines del siglo XVII, procedentes del sur de Chile, y a raíz de la ocupación de sus antiguas tierras por parte de los españoles.
Varios siglos antes, hacia el 1400, y bajo el mando del legendario cacique Caupolicán, habían detenido la expansión del imperio incaico hacia el sur, a la altura de la actual capital chilena.
Sus actividades más importantes fueron la caza, la recolección y, luego, el traslado y comercio de ganado a través de los pasos cordilleranos. Tuvieron una gran influencia sobre la cultura de todos los pueblos de la región.
Reconocían a un dios, «Nguenechén», relacionado con la abundancia y la prosperidad, y a otro, «Pillán», asociado a las catástrofes naturales. Las principales ceremonias eran el «awn» o entierro, y el «ngillatún» o rito de la fertilidad. Las «machis», especie de hechiceras, jugaban un papel muy importante y eran las encargadas de curar a los enfermos, luchar contra las brujerías y los espíritus maléficos, y hacer adivinaciones.
Trabajaron la plata con maestría, hacían diversos adornos como aros, vinchas, prendedores, pinches y pectorales. Los tejidos en telar, mantas y ponchos fueron otras de sus principales artesanías.
Sus descendientes actuales siguen distinguiéndose por la habilidad para el telar. Las mujeres mantienen esa tradición, con lana hilada por ellas mismas y en algunos casos teñidas con anilinas vegetales o minerales. También se conservan algunas de sus habilidades para el trabajo de la madera, con la que solían hacer utensilios cotidianos tanto como instrumentos musicales de uso ritual.
En algunas de sus festividades, jugaban a «la chueca», que se conservó durante mucho tiempo con este nombre castellano. Tenía cierto parecido con al hockey y se practicaba con pelota de madera y palos curvos. Se juega en equipos y consiste en que cada uno de éstos haga pasar la pelota a través de una línea.
Actualmente, la mayor parte de la población mapuche vive, bajo difíciles condiciones, en «reservas», tierras entregadas por el gobierno. Su economía se basa principalmente en la actividad ganadera.
Los diaguitas
Los diaguitas eran, en realidad, un conjunto de distintas tribus: pulares, quilmes, cafayates, yocaviles, tc., a quienes los incas llamaron «diaguitas», que quiere decir «serranos».
Ocuparon el noroeste argentino (lo que hoy es Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y parte de Tucumán). Su principal alimento era el maíz, y lo cultivaron en una zona llena de dificultades: el que ocupaban era un territorio montañoso y árido. Construyeron terrazas en las laderas de las montañas y sistemas de riego.
Producían más de diez variedades de maíz, con las que elaboraban sus comidas y también una bebida alcohólica, la chicha, la misma que era conocida en toda la región andina. Eran buenos alfareros. Modelaban la vajilla de todos los días con arcilla cocida en fogones y hacían otras más finas, para ocasiones especiales, decoradas con figuras de animales y símbolos religiosos. Con lana de llamas, alpacas y vicuñas, tejían ponchos, polleras o túnicas.
Los diaguitas tenían hábitos sedentarios. Vivían en poblados fijos, donde podían habitar hasta tres mil personas. Algunas eran verdaderas fortalezas, llamados «pukará», donde se refugiaban en caso de invasión. Levantaban las casas con el sistema de «pirka», o sea de paredes de piedras irregulares. Las solían rellenar con pedregullo y tierra para darles mayor solidez y capacidad de aislamiento ante las temperaturas extremas de la alta montaña. En la zona de La Rioja construían sus viviendas con «quincha», una mezcla de paja y barro.
Por lo general, cavaban el piso de las casas por debajo del nivel del suelo. Así, ahorraban tiempo y material en la edificación de las paredes. Junto a las casas, había construcciones circulares de piedra para almacenar los alimentos.
CONCLUSION
Nosotros pensamos que todos deberían saber de qué cultura provienen, y no deberíamos destruir sus costumbres y tradiciones.
Todos deberían estudiar las distintas comunidades que existieron y que, algunas, seguirán existiendo.
Belén, Bárbara, Gabriela, Martín y Demián
BIBLIOGRAFIA
* Enciclopedia Escolar Ilustrada Billiken
* ZETA, A., Historia. Cuarto Curso, AZ Editora, Buenos Aires, 1988.
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Enviado por: | Barbara Caletti |
Idioma: | castellano |
País: | España |