Literatura


El palacio Japonés; Jose Mauro de Vasconcelos


Todos nos hemos sentido cansados y abatidos en algún momento de nuestras vidas por situaciones y hechos que no podemos controlar, y esto nos hace sentir temerosos, temerosos de lo que no sabemos, con incertidumbre hacia lo que no conocemos, tratando de buscar alguna tabla de salvación a la cual aferrarnos y que nos brinde seguridad...

Ese sentimiento que muchas veces nos esconde de la realidad y nos aleja (o nos hace ciegos) de los problemas y conflictos que no nos atrevemos a enfrentar por temor a sufrir, a salir lastimados, sin darnos cuenta que esto nos lastima aún más pues nos hace vivir con apatía y negativismo sin poder disfrutar la vida con sus altibajos, pues como no hay mal que dure 100 años tampoco las cosas buenas son para siempre, pero esto no significa una condena a la infelicidad, al contrario, es una propuesta a poner al mal tiempo buena cara, y al buen tiempo una mejor bienvenida, es simplemente enfrentar nuestra realidad (sea agradable o no) con una sonrisa.

Aún las realidades más duras, como la muerte de nuestros seres queridos o el advenimiento de la propia son realidades que todas las personas debemos enfrentar en algún momento. La muerte es una de las pocas cosas que con absoluta certeza podemos decir que es inevitable y casi con la misma certeza podemos decir que cada vez que esta se aparece cerca nuestro nos infunde zozobra, pero quizás podríamos mejorar esto si tomamos también esta realidad con optimismo, y la aceptamos como un hecho natural, como lo dice el libro de José Mauro de Vasconcelos, “El Jardín Japonés” cuando el pequeño príncipe Tetsuo le habla a su amigo Pedro diciéndole:

“- Para mi existen sólo dos flores importantes, Pedro. Ellas están en mis manos.

Presentó la mano izquierda cerrada y la entreabrió delicadamente.

- Esta, la flor blanca de la vida.

Levantó la otra mano.

- Y esta, la más linda de las flores. La más oscura, la más tranquila: la flor de la muerte. Sus pétalos están forrados de terciopelo suave y negro, para amparar con cariño a la flor de la vida.”

Yo opino igual que el autor en teoría porque en la práctica se vuelve difícil ver a la muerte como una flor bella; siendo honesto debo admitir que como toda persona naturalmente me siento triste al pensar en ella y es por eso que creo firmemente que mientras sigamos viviendo debemos acumular virtudes y felicidades en vez de tristezas y angustias, ya que si tenemos una vida hay que vivirla, y sólo de nosotros depende como lo hagamos. Para eso debemos pensar en los momentos buenos que pasamos y ver las cosas lindas y positivas que nos rodean.

El autor nos ha dado a través del personaje, un punto de vista que puede beneficiar a quien lo lea dependiendo de su predisposición para tocar abiertamente un tema usualmente triste y doloroso, pues su intención es dejar ver que la muerte no es una realidad lúgubre, sino que él se la imagina más bien como un mundo lleno de magia y belleza.

En el libro, Pedro, que es el personaje principal, se prepara para recibir a la muerte a través de personajes y lugares (todos obra de su imaginación, pues aunque el autor no lo diga da a entender que él sufría de esquizofrenia) que se le presentan para guiarle en esta transición, como cuando se encontraba muy grave por una enfermedad y de pronto ve al príncipe Tetsuo que lo conduce a un palacio de oro, y al llegar allí le enseña la flor negra y le dice:

“- La flor negra de la ternura, Pedro. Esa, nosotros la conservaremos siempre.

Se abrazó largamente a las piernas de Pedro. Y Pedro debió arrodillarse para recibir el rostro del Príncipe amado contra el suyo.

  • Pedro, yo soy esa flor.”

Debo resaltar que si yo me encontrase en esa situación me sería muy difícil enfrentar esta realidad, pero terminaría aceptándola y dejaría que las cosas tomen el curso natural que deben en vez de rebelarme contra este hecho inevitable, pero buscaría prolongar lo más posible mi vida.

En la novela se puede ver una fuerte conexión con la realidad pues aunque nos hable de un mundo fantástico se demuestra que todo es producto de la psique del protagonista, y el autor nunca deja de lado la realidad que se encuentra latente siempre; a su vez nos da varios mensajes a través del libro como por ejemplo, el más resaltante de todos, el optimismo frente a la muerte que se puede apreciar en muchas oportunidades en el transcurso del libro.

La obra me resultó muy buena porque se divide en dos capítulos bien diferenciados en el estilo de narración, el primero, que habla de la flor de la vida resulta alegre y agradable, en cambio el segundo, en el que se habla de la flor de la muerte el autor utiliza una narración más oscura y triste, exceptuando el desenlace, en el cual se vuelve a ver el estilo del primer capítulo. En general se puede apreciar la utilización del realismo en todo el relato, pues su narración describe un mundo donde se notan las imperfecciones del ser humano, y del ambiente que le rodea.

Recomiendo esta obra porque nos brinda una perspectiva distinta sobre la muerte, una visión que podría resultar más tranquilizante, además posee el mismo estilo utilizado en otros textos del autor.




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Enviado por:Violeta Colman
Idioma: castellano
País: Paraguay

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