Literatura


El mundo de Sofía; Jostein Gaarder


El mundo de Sofía es una novela que mezcla el aprendizaje (en este caso, de la Historia de la Filosofía) con el ocio y el placer que resulta del hecho de leer una obra artística literaria, y eso me ha parecido una idea buena y provechosa. Al menos a mí me ha servido de mucho la lectura de este libro.

La obra comienza presentando a la protagonista, Sofía Amundsen, una joven que vive su vida normalmente y que va al Instituto, es una adolescente de 15 años de edad. Todo comienza cuando recibe una carta cuyo mensaje son preguntas sobre el origen del mundo y cuestiones por el estilo. A partir de ahí, a Sofía se le abrirán las puertas de lo que es el interés por los misterios del universo, o dicho de otra manera, la Filosofía, irá aprendiendo más y más sobre este tema de la mano de un enigmático filósofo y comenzará a explorar la historia de la filosofía, desde Sócrates hasta Kierkegaard. Descubrirá que su vida no es lo que parece… El camino de Sofía a través de la filosofía la lleva a cuestionarse acerca del mundo, de su vida, de casi todo. Como suele suceder. Y eso la ayuda a descubrir la verdad acerca de su vida. En un punto, comienzan a llamarle la atención todos esos personajes de cuentos con los que se encuentra a menudo. Caperucita roja, los tres mosqueteros, cierto jinete enmascarado… todos indicios de su propia condición. Esos personajes van y vienen, aparecen y desaparecen constantemente ya sea en medio de sus viajes a los mas variados escenarios de la filosofía como a al salida del colegio, en el jardín de su casa. ¿Qué pasaría si sólo fuésemos simples personajes de un libro?. Esta cuestión es lo que Sofía Amundsen debe preguntarse mientras estudia la historia de la filosofía a través de un curso por correspondencia que nunca solicitó. Voy a hacer un resumen global de la obra:

Un día, al volver del Instituto Sofía comenzará a recibir unas extrañas tarjetas de felicitación y un correo, seguidos por varias páginas mecanografiadas sobre filosofía, dirigido a otra persona, una tal Hilde Moller ,una chica a la que no conoce, que curiosamente es una joven como ella, de su misma edad y cuyo padre también está ausente.

A partir de ahí, Sofía lee la historia de la filosofía y luego, influida por ella, usa los argumentos para discutir con su madre. Sofía se embarca en el estudio de la filosofía con Alberto Knox, un misterioso hombre de mediana edad, y descubre que ella no es más que la heroína imaginaria de una novela (llamada el mundo de Sofía) sobre la historia de la filosofía y cuyo estudio la hará penetrar en los secretos que envuelven a la hija del escritor.

El curso de Filosofía empieza con un ejemplo: todo es un misterio para nosotros que a la vez somos parte del enigma como si fuéramos un bicho que vive en la piel del conejo blanco que saca el prestidigitador del sombrero en medio de un circo, y el filósofo es el que intenta encaramarse en el pelo donde le ha tocado vivir para intentar ver.

Alberto resulta ser un tutor muy entretenido. No se limita a contarle a Sofía acerca de las ideas de tal o cual pensador. La lleva, en cambio, al mismísimo escenario en el que esas ideas aparecieron. Es particularmente ingeniosa la primera lección, en la que Alberto "cubre" a modo de reportaje de la CNN la condena y suicidio de Sócrates desde la antigua Grecia.

Pone un ejemplo en la página 20 de lo que es la filosofía, es mirar el mundo con los ojos de un niño

Después, el curso de Filosofía comienza por donde empezaron los filósofos griegos 600 años antes de Cristo, por la discusión de los mitos y la búsqueda de las “leyes de la Naturaleza”. Los filósofos se fiaron de la razón y expusieron sus ideas: los presocráticos sobre la naturaleza, Platón sobre las ideas eternas y sobre el Estado, Aristóteles sobre las distintas ciencias, la lógica, la ética, etc. Es simpático su repaso general de los griegos: explica a Demócrito con el juego del lego, a Platón con los moldes para hacer pastas y a Sócrates con el comodín de la baraja. Imágenes quizá personales que acercan a los autores.

Tenía mas de 50 hojas. Sofía estaba en vías de hacer su propio libro de filosofía. No era ella la que lo estaba escribiendo, pero había sido escrito especialmente para ella.

En la etapa siguiente, que abarca desde el s. IV a.C. hasta el principio de la Edad Media, es muy interesante la postura de los cínicos, la verdadera felicidad es “¡que no me tapes el sol!”, y los estoicos como Séneca.

Viene ahora un capítulo dedicado a las corrientes filosóficas que tanto han influido en la moral de los siglos posteriores. quiero sacar algo de cada una:

  • Los cínicos: (Diógenes) dicen que el mundo material no es importante y que no debemos confiar nuestra alegría ni nuestra felicidad a cosas inconstantes, fortuitas y vulnerables como las que hay en el mundo. Dicen que no hay que preocuparse por el sufrimiento ni la muerte, tampoco por el de los demás.

  • Los estoicos: (Zenón de Elea, Séneca, Cicerón) creen que existe una ética universal por encima de las modas y de las diferencias geográficas, al igual que Sócrates. La naturaleza no está separada en materia y espíritu, sino compuesta de un solo elemento. Todos los procesos naturales siguen leyes inquebrantables, por tanto solo nos queda aceptarlos, de nada vale la queja.

  • Los epicúreos: reflexionan sobre como se debe vivir. Abogan por el placer y la huida del dolor. Epicuro entendía que a veces un placer inmediato puede traer malas consecuencias a largo plazo, lo llama efectos secundarios. Entre los que llama placeres están además de los sensuales la amistad o el arte.

La acción de la novela sigue avanzando con el misterio que para Sofía supone el personaje del filósofo anónimo, y para descubrirlo sale de acampada con su amiga Jorunn y entran en una cabaña donde ven un espejo y postales dirigidas a Hilde.

El siguiente paso en el curso de Filosofía es el cristianismo, que influyó en toda la Edad Media y ha contribuido de forma esencial a que seamos como somos.

Sugiere el autor que en el cristianismo se conjugan dos formas de ver la vida, la tradición griega y latina con la semita. La primera es visual, adoradora de imágenes. La semita oral y con una tradición de prohibición de imágenes que llega al Islam.

De ahí la cita de Goethe “el que no sabe llevar su contabilidad por espacio de tres mil años se queda como un ignorante” que aparece antes de empezar “El mundo de Sofía”, y con la que Jostein Gaarder quiere dar a entender que si no sabemos cuál es el camino que el hombre ha recorrido hasta el s. XX somos como el mono. En este momento la persona que le escribe sobre Filosofía se entrevista con ella, es Alberto Knag, y a partir de aquí los dos dialogan. Hablan de la Edad Media, San Agustín, Tomás de Aquino, etc. que fueron los filósofos de la iglesia. ¡También hubo una filósofa, Hildegarda de Eibingen!

San Agustín une el platonismo al catolicismo.

Es verdad que San Agustín piensa que Dios creó el mundo de la nada. Ésta es una idea bíblica. Los griegos tendían a pensar que el mundo había existido siempre. Pero él opinaba que antes de crear Dios el mundo, las "ideas existían" en los pensamientos de dios. Incorporó de esta manera las ideas platónicas en Dios, salvando así el pensamiento platónico de las ideas eternas

La idea de San Agustín es que ningún ser humano se merece la salvación de Dios. Y sin embargo Dios ha elegido a algunos que se salvarán de la perdición. Para Él, por lo tanto no existe ningún secreto sobre quién se salva y quién se pierde, ya que está decidido de antemano. Somos arcilla en la mano de Dios. Dependemos totalmente de su misericordia.

También debemos fijarnos en el hecho de que San Agustín fuera el primer filósofo, de los que hemos estudiado, que introdujo la propia Historia en su filosofía. La lucha entre el bien y el mal no era en absoluto algo nuevo. Lo nuevo es que esta lucha se libre dentro de la historia. En este sentido no hay mucho platonismo en San Agustín, sino que se encuentra firmemente plantado en la visión lineal de la Historia, tal como la encontramos en el Antiguo Testamento. La idea es que Dios necesita la Historia para realizar su "Ciudad de Dios". La Historia es necesaria para educar a los hombres y destruir el mal. O, como dice San Agustín: "La providencia divina conduce la Historia de la humanidad desde Adán hasta el final de la Historia, como si se tratara de la historia de un sólo individuo que se desarrolla gradualmente desde la infancia hasta la vejez”

En el Renacimiento, la ciencia se enfrentó con la iglesia: Giorcheno Bruno, Galileo, Copérnico… Igual, por ejemplo, que luego Newton o Darwin.

Para hablar del renacimiento, Alberto Knox se disfraza con un traje de época, para hablar de la edad media se disfraza de fraile. Para explicar el paso del tiempo hace una comparación con un reloj, las horas equivalen a los siglos. Sofía aguanta estoicamente estas veleidades.

Estamos hablando de didáctica, de como se explica a un adolescente lo que pasó hace mil años, lo que pensaron nuestros antepasados. ¿Necesita el adolescente estas veleidades? Yo pienso que no, que quién lo necesita es el adulto.

Descartes en el s. XVII volvió a empezar la Filosofía por su cuenta.

En el s. XVIII lo que predominó fue el empirismo: “adquirimos nuestras experiencias mediante los sentidos”, y ésa es la fuente del conocimiento humano (Locke, Hume).

Hume responde a Descartes que sus ideas son compuestas, es decir, que une conceptos y hace castillos en el aire. Como el que piensa en un caballo y en un par de alas y crea un Pegaso. Esta no es una idea simple, que recibimos de los sentidos. Hume era agnóstico y descarta así la idea de Dios:

Quizás también esté en nuestra idea de Dios el que sea un "padre severo pero justo", es decir, una idea compuesta por "padre", "severo" y "justo". Después de Hume, muchos críticos de la religión han señalado que el origen de esa idea de Dios puede encontrarse en cómo percibíamos a nuestro propio padre cuando éramos pequeños. La idea de un padre ha conducido a la idea de un "padre en el cielo", se ha dicho.

Decía que la idea de yo no es innata, el yo es una sucesión de impresiones como una película que une fotogramas y da una idea de sucesión. Cita al budismo que afirma la misma conclusión como dogma. Recuerdo que Borges en su libro sobre el budismo cita a Hume.

Un milagro es, según Hume, una ruptura con las leyes de la naturaleza. Pero no tiene sentido decir que hemos percibido las leyes de la naturaleza. Percibimos que una piedra cae al suelo cuando la soltamos, y si no hubiera caído, nos habría extrañado.

Pone un ejemplo muy simpático de lo que son las leyes. Dice que si un niño de dos años y un adulto ven una piedra que no cae, sino que queda flotando en el aire el adulto se sorprendería más. Luego lo que llamamos leyes es la costumbre de ver un fenómeno repetirse muchas veces. Ser empirista supone no creer que las leyes existen en sí, estar dispuesto a admitir que la realidad puede sorprendernos.

El ejemplo del niño pequeño que no se sorprende por un fenómeno anormal me recuerda a ET donde los niños llegan a intimar con el marciano.

A Espinosa le responde Hume que la moral no es una cuestión de razón sino de sentimientos.

Actuar responsablemente no equivale a agudizar la razón, sino a agudizar los sentimientos que uno tiene hacia los demás. "No va en contra de la razón el preferir la destrucción del mundo entero a tener un rasguño en un dedo", dijo Hume.

Hume está cercano al psicoanálisis en su concepción del mundo como hechos de los que no debemos sacar conclusiones, y en su énfasis en la sensibilidad como modelo ético.

Hegel crea el último sistema teórico. Es el último filósofo que quiere explicar el mundo.

Gaarder cita esta idea de Colleridge. Borges la une a H. G. Wells.

Se refiere a la flor con la cual has soñado.

Por si de verdad hay un escritor que e inventa la historia sobre el padre de Hilde en el Líbano, de la misma manera que él se ha inventado nuestra historia...

De nuevo me remite a Borges. El tema aparece en un cuento de ficciones que se llama "Las ruinas circulares". ¿Es una preocupación general de todos los filósofos, la del sueño que se anuda? Son, sin duda preocupaciones tan ajenas a los problemas cotidianos...

Hegel plantea la idea de que las ideas son históricas, son ciertas en una época pero falsas en otra. Esta visión parece la de un sofista. Aplicada al mundo parece ridícula, pero aplicada a la moral parece una excusa para justificar los errores.

Existen dos visiones del mundo, la unitaria (Spinoza, Hegel) y la atómica (Leibniz, Kierkegaard).

Hay varias referencias en el libro al budismo. las parábolas que menciona de Buda ya aparecían en el libro de Borges, ¿Qué es el budismo?. En la página 464 aparece la parábola del hombre herido por una flecha, este no se para a pensar en la edad, aspecto etc. del agresor, sino que debe quitarse la flecha. Este planteamiento lo suscribe Kierkegaard.

Kierkegaard dice que hay una evolución en el hombre desde la actitud estética, luego a la ética y finalmente llega a la religiosa. Yo siempre he pensado que la evolución era a la inversa.

Marx y Kierkegaard escucharon las clases de Schelling. Kierkegaard hizo una tesis sobre Sócrates, y Marx sobre Demócrito y Epícuro.

Por "esencia" entendemos aquello de lo que algo consta, es decir la naturaleza de una cosa. pero, según Sartre, el hombre no tiene una naturaleza innata. Por tanto el hombre tiene que crearse a sí mismo. Tiene que crear su propia naturaleza o "esencia" porque esto no es algo que venga dado de antemano.
  

A Través de toda la historia de la filosofía, los filósofos han intentado da una respuesta a qué es el hombre, o qué es la naturaleza humana. Pero Sartre pensaba que el hombre no tiene una tal "naturaleza" eterna en que refugiarse. Por eso tampoco sirve preguntar por el "sentido" de la vida en general. Estamos, en otras palabras, condenados a improvisar. Somos como actores que entran en el escenario sin tener ningún papel estudiado de antemano, ningún cuaderno con el argumento, ningún apuntador que nos pueda susurrar al oído lo que debemos hacer. Tenemos que elegir por nuestra cuenta como queremos vivir

No existen valores o normas eternas por las que nos podamos regir. Precisamente por eso resultan tan importantes las elecciones que hacemos. Porque somos completamente responsables de todos nuestros actores. Sartre destaca precisamente que el hombre jamás debe eludir la responsabilidad de sus propios actos. POr eso tampoco podemos librarnos de nuestra responsabilidad amparándonos en que "tenemos que ir al trabajo", o que "tenemos que" dejarnos dirigir por ciertas normas burguesas sobre como debemos vivir. la persona que, de esta forma, va entrando en la masa anónima, se convierte en un hombre impersonal de esa masa. Él o ella se ha refugiado en la mentira de la vida. Porque la libertad humana nos exige poner algo de nosotros mismos, existir "auténticamente”

Seguimos con Sartre:

Si estás enamorada y estás esperando que tu amante te llame por teléfono, entonces "oyes" tal vez toda la noche que no llama. Captas precisamente el hecho de que no llama. Si vas a esperarlo al tren, y sale un montón de gente al andén sin que tú veas a tu amado, entonces no ves a todos esos otros. No hacen más que estorbar, no significan nada para ti. Incluso puede ser que te resulten directamente repugnantes, pues ocupan mucho espacio. Lo único que captas es que él no está allí.

Dedica el capítulo también a Simone de Beauvoir y a su libro, El segundo sexo.

Se refería a la mujer. En nuestra cultura se la ha convertido en "el segundo sexo". Sólo el hombre aparece como sujeto, y la mujer se convierte en un objeto del hombre. De esta manera, se le quita la responsabilidad de su propia vida.

Ella tiene que reconquistar esta responsabilidad. tiene que recuperarse a sí misma y no sólo atar su identidad al hombre. Porque no es sólo el hombre el que reprime a la mujer.

Al no responsabilizarse de su propia vida, la mujer se reprime por si misma.

Se puede decir entonces que la acción de la novela transcurre en dos vertientes distintas: por un lado, la acción de lo que le ocurre a la protagonista; por otro, la historia que nos cuenta el profesor de Filosofía, que es la parte dedicada al aprendizaje. Un aprendizaje entretenido y que, además, se ve motivado por el misterio que provoca saber que después de aprender cosas nuevas sobre algo provechoso como es la Filosofía, poco a poco se nos irá desvelando el misterio que rodea a la acción de lo que pueda ocurrirle a Sofía, la niña protagonista. Aunque yo me atrevería a decir que el verdadero protagonista de “El mundo de Sofía” es el lector del libro. Él es quien aprende, él es quien disfruta y él es quien desvela la intriga de la historia.

En esta novela se nos marca el proceso de una chica que va asumiendo su identidad al descubrir la capacidad humana de hacerse preguntas sobre sí misma y sobre todo lo que le rodea. De ahí su interés por la Filosofía.

A lo largo de la novela, Sofía irá desarrollando su identidad a medida que va ampliando su pensamiento a través de las enseñanzas de su profesor filósofo: porque la Verdad es mucho más interesante y más compleja de lo que podría haber imaginado en un principio.

La trama en la que Sofía vive sus misteriosas aventuras mantiene en vilo al lector hasta el final. La ficción va de la mano del misterio: todo ocurre a partir de situaciones fantásticas que comienzan a pasar en la vida de una niña de 14 años. Y de pronto, existen dos niveles de la realidad: uno donde se mueve el lector y otro donde habitan los espíritus. A lo largo del libro se va quedando un sabor racionalista en los labios del lector.

Pero me ha sorprendido que Gaarder, que con su libro pretendía hacer una obra didáctica para enseñar Filosofía, haya mezclado la Historia de la Filosofía con una historia imposible, de lo desconocido… Debe ser para atraer más la curiosidad de los jóvenes, no lo sé; en cualquier caso la mezcla no está mal hecha para mi gusto.

En “El mundo de Sofía” la magia se desliza por entre las diferentes concepciones del mundo de los grandes filósofos y cuando el lector está metido plenamente en el cuerpo de la obra, llega un momento en que no sabe ni dónde está parado, pero ese tipo de desconcierto es el que conduce al asombro, tan necesario para filosofar.

Me ha gustado mucho la obra. Llegué con mucho interés al final, al día del decimoquinto cumpleaños de Hilde, y el regalo prometido que era un libro, el libro que tenía en mis manos, “El mundo de Sofía”, un regalo con el que se puede crecer. A partir de ese momento era Hilde quien leía el libro de Filosofía.

Pienso que es una experiencia gratificante leer una novela de aventuras para aprender una materia que con tan mala pinta aparece muchas veces como es la Filosofía. Siempre me ha gustado mucho la literatura, y me parece una gran idea utilizarla para aprender diversas materias. Creo que se debería dar más importancia y tiempo a leer libros como éste y menos a aprender de memoria los temas.

El noruego Jostein Gaarder a lo largo de seiscientas treinta y tres páginas nos lleva de la mano desde los mitos hasta el doctor Freud, desde Aristóteles hasta el Big Bang. Si bien el libro está dirigido a jóvenes en edad de adolecer, los que creemos haber llegado a la adultez lo disfrutamos enormemente. De hecho, en Europa, el tiraje ya pasa del millón de ejemplares y ha sido traducida a más de quince idiomas.

Al menos yo he aprendido mucho leyendo este libro: aprender resulta fácil, divertido, y además motiva mucho.










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Enviado por:Vito
Idioma: castellano
País: México

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