Literatura


El misterio del eunuco; José Luis Velasco


CAPÍTULO 1

Había tormenta y Hantal Idrissi estaba preocupado por su hijo Fernando porque era tarde y no llegaba, de repente llamaron la puerta y era Fernando que se habia retrasado porque se había quedado jugando a las tabas. Entraron dentro de la casa y Hantal felicitó a su hijo porque había cumplido catorce años y Fernando le dijo que le prometió que cuando cumpliera los catorce le diría dos secretos, uno era que porque siendo musulmán se le ha enseñado la religión católica y el otro era que le enseñaría una cueva secreta. Hantal le dijo que él no era su verdadero padre, que sus padres eran unos cristianos que le dejaron en la calle, con una manta y una bolsa que decía “El niño se llama Fernando, somos pobres y ya tenemos otros nueve hijos, no podemos darle de comer, le dejamos al borde del camino para que alguien le recoja y lo eduque en la fe de nuestro señor Jesucristo.”

Después de esto se fueron hacia la cueva, en ese instante llamaron a la puerta que había en el jardín.

CAPÍTULO 2

Hantal abrió la puerta y eran unos militares que se llevaron a él y a Fernando para el alcázar. Hantal pensó que algo grave pasaba allí.

Una vez en el alcázar Hantal y Fernando vieron que en una habitación cerrada se encontraba un eunuco del califa y un tipo llamado Rodrigo. El califa le explicó a Hantal que era su eunuco favorito porque era el eunuco que el había amado desde que tenia dieciocho años y también porque servia y guardaba su favorita en el harén a Bouchra.

CAPÍTULO 3

El eunuco se hallaba muerto con una daga clavada en el pecho. Sacaron a Rodrigo de la habitación para contarle lo que había pasado pero este no quiso hablar porque le costaba la vida. Hantal le preguntó que si había sido el pero el lo negó , dijo que se había quedado dormido mientras ocurrió el crimen, dijo que cuando se despertó llovía mucho y aterrorizado vio el cuerpo de Hemné Sudri con la daga clavada en el pecho lo primero que hizo fue intentar escapar pero el cerrojo estaba cerrado, entonces buscó la llave por todos los rincones de la habitación incluso en la ropa del eunuco pero no se encontraba allí. Hal-Halken le preguntó que si tenia algo en contra de Sudri pero este le contesto que no, un esclavo negro pidió permiso al emir para hablar este se lo concedió y el esclavo negro dijo que una vez oyó a

Rodrigo amenazar de muerte al eunuco. el califa preguntó que si eso era cierto y el le contesto que si pero que solo era una forma de hablar.

El califa le dijo a Hantal que podría andar por el alcázar con total confianza, excepto por el harén que para visitarlo le tenia que pedir permiso, en cuanto a Rodrigo sería apaleado con el rigor que indica la ley.

Un funcionario le di a Hantal un salvoconducto que le permitía moverse por todas las estancias del alcázar, menos las cámaras del tesoro, los archivos secretos y el harén.

CAPÍTULO 4

Entonces Hantal y Fernando fueron para aquella habitación era una habitación con pocos muebles y una ventana a la izquierda, al fondo a la derecha habían tres almohadones y en el centro de ellos una mesita baja con un pastel que le faltaba la mitad, al otro extremo había un mueble con una cajita que contenía pintura amarilla que llevaba Sudri (el eunuco) en la frente y en las puntas de los dedos.

Después Fernando y Hantal se fueron para su casa con la caja con la pintura, la daga, el pastel y la llave que se encontraba fuera de la habitación. Hantal probó el pastel porque suponía que tenía narcótico y le dijo a Fernando que se iba a dormir y que no se asustara.

CAPÍTULO 5

Al mismo tiempo que esto ocurría, los militares del califa se hallaban en la puerta de la joven Sulaima para llevársela prisionera al harén. ( Sulaima era la prometida de Rodrigo). A la mañana siguiente Hantal y Fernando se despertaron, salieron al jardín y le dijeron a Huki que no volverían en todo el día y si alguien iba a buscarles, le dijera que no sabía donde estaban. Se va a casa de Rodrigo, y ve a éste tumbado de la paliza que había recibido la noche anterior y le pidió a la madre de Rodrigo que le dejara un almirez y un poco de vinagre, lo juntó todo y se lo puso en las heridas para que le calmara los dolores, también mezcló agua con miel, hojas de sauce y cabeza de adormideras más el vinagre y le dijo que eso le calmaría el dolor y le ayudaría a cicatrizar la herida. Luego le dijo que le creía con lo del pastel que era verdad que tenía narcóticos que él lo probó y también se quedó dormido. Después le preguntó que le dijese ese asunto secreto que no le podía revelar, que atenía a su honor y al del califa y que de ese tema no hablaría más, después de esto Hantal la dio su daga y Rodrigo le dijo que estaba dañada, que el pomo de la empuñadura estaba machacado como si le hubiesen golpeado con un martillo y Hantal le dijo que en ese caso se la quedaría unos días más, que todas las mañanas irá a curar sus heridas y le mantendrá informado sobre el asesinato, se fue a su casa y se acostó.

CAPÍTULO 6

Al día siguiente Hantal se despertó muy pronto y se fue al alcázar, dijo que quería hablar con los eunucos, éstos fueron bajando de uno en uno y le contaron todo lo que sabían sobre cómo era Henmé. Henmé vigilaba a Bouchra. Despues de hablar con unos cuantos, y escuchar que todos decían lo mismo Hantal dice que no quiere hablar con nadie más entonces se marcha y se va. Cuando iba por la calle de camino a su casa, había mucha gente empujándose porque había llegado el general Yamal al-katib con sus soldados de la guerra, un tipo viejo los llama y les dice que fueran a la taberna de Huzail y que allí les diría lo que Hantal estaba buscando toda la mañana en el interrogatorio de los eunucos. En la taberna de Hukail el viejo le contó sabía donde vivía un hombre que estimaba a Sudri de todo corazón y le dijo que vivía en la calle de las palomas y que era prestamista.

CAPÍTULO 7

Hantal le dijo al esclavo negro que se fuera y este obedecióHantal y Fernando salen de la taberna y van a casa de Samuel, las luces están encendidas por lo que suponen que debe de estar en casa, tocan al timbre pero no les abren, dan la vuelta para tocar a la puerta de atrás y se la encuentran abierta, entran a la casa y había una habitación toda revuelta en la que estaba Samuel muerto y Hantal empezó a buscar por los cajones alguna cosa que le sirviera de ayuda para el caso, encontró una carpeta que contenía hojas de color púrpura que sólo se utilizaban en al alcázar, la abrió miró las hojas y estaban escritas en el idioma esclavo, por lo que no entendía nada, así que cerró la carpeta y se fueron a casa, por el camino estaba lloviendo, cuando llegaron a casa de Hantal abrió la carpeta y las primeras hojas estaban borradas y solo quedaban algunas palabras sueltas.se lo llevaron para su casa e intentaron descifrarlo y pensó que alguien del alcázar lo podría descifrar.

CAPÍTULO 8

Hantal fue a buscar al califa, pero el funcionario que le atendía a Hantal cuando iba al alcázar dijo que estaba harén con sus esposas y no sabía cuando iba a salir de allí. Cuando estaba en el harén él califa hacía poesías y alguna de sus mujeres la tenía que terminar. El califa hizo una poesía y la amada de Rodrigo la terminó y el califa ordenó que le trajesen un vestido nuevo y algunas alajas para ella.

Después de esto Hantal se hallaba en su casa dando vueltas de un lado paraotro pensando quien pensando quien le podía traducir ese texto a su idioma de repente se frenó en seco y pensó que su amigo el sabio Ben Barra se lo podría traducir y entonces este se fue para su casa.

CAPÍTULO 9

Una vez en la casa de Ben Barra este les dio de beber y Hantal le preguntó que si le podría traducir el cartapacio que era de gran importancia y que nadie lo debía saber, Ben Barra le dijo que se pasara dentro de dos y se lo haría gratis. A los dos días Hantal se llegó a la casa de Ben, él no estaba pero uno de sus esclavos le entregó el carpatacio y unas hojas con la traducción envueltas en un paño atadas con cintas lacradas. Hantal se fue para su casa corriendo impulsado por la impaciencia. Cuando llegó a su casa llamó a Fernando y se metieron los dos en la cueva para leerlo. Fernando empezó a leer la letra pequeña de Ben Barra…

CAPÍTULO 10

Decía: me hicieron un eunuco cuando solo tenía dieciocho años también dijo que después de un tiempo lo llevaron a Córdoba al alcázar y allí conoció al príncipe al-Haken y se hizo muy amigo de él. Pero lo que más le interesó a Hantal fue lo siguiente: Hemné Sudrí era sobornado por Bouchra para que dejara entrar en su habitación a un hombre que no era el califa y Henmé Sudrí un día se puso a espiar para ver de quien se trataba y vio que era Rodrigo y le dijo a éste que fuera a su habitación para hablar de ello, después de leer esto Fernando se paró y dijo aquí acaba, y Hantal se puso de mal humor porque después de esto se cometió el crimen y no estaba escrito, lo cual no solucionaba nada. Entonces los dos llegaron a la conclusión de que el asesino era su amigo Rodrigo.

CAPÍTULO 11

A la mañana siguiente Hantal se despertó y cuando abrió la puerta del jardín se encontró con dos emisarios que llegaban desde el alcázar y traían un mensaje que decía que hoy al mediodía se iba a celebrar unas justas de caballeros y arqueros. Después Hantal les dijo a los emisarios que le dijeran al califa que asistiría, entró en casa, llamó a Fernando y le dijo que despertara rápido porque iban a Primero fue una lucha entre caballeros con lanzas. No podían herirse unos a otros, estaba terminantemente prohibido; pero de pronto, el caballero Walid ibn Abd alcanzó con su lanza a otro caballero, Madian ibn al-Tawil. El juego se detuvo y Walid fue mandado por el califa que lo encarcelara. A continuación empezó el concurso de arco. Habían venido arqueros de todas partes de España, pero resaltaba un zaragozano que se llamaba Mundir ibn Abd, que siempre daba en la diana. También había uno cordobés llamado Youssef ibn Rushd que no se quedaba atrás. Como finalistas sólo quedaron el zaragozano, y el cordobés. Los dos hicieron diana e la final, pero la flecha del zaragozano quedó unos milímetros más cercana al centro que la del cordobés. Mundir esperó en el centro del campo para ver si alguien del público se atrevía a desafiarle y apareció un hombre vestido de negro montado en un caballo negro también.

Decidieron alejar las dianas diez varas para que fuera más interesante y difícil, pero siempre quedaban empatados. Entonces el juez pidió que un muchacho del publico saliera a la plaza para tirar naranjas. De repente, Hantal se dio cuenta de que Fernando estaba ya abajo, con las dos naranjas preparadas para lanzarlas al aire; las lanzó y los dos arqueros atravesaron las naranjas con sus flechas. El juez decidió que esta vez sólo se lanzaría una naranja. Fernando se preparó y la lanzó con todas sus fuerzas. El ganador definitivo fue el hombre encapuchado. Por un momento Hantal creyó que ese hombre era Rodrigo, pero no podía ser porque Rodrigo estaba en las gradas; y al quitarse la capucha todos se dieron cuenta de que era el general Yamal al-Katib.

CAPÍTULO 12

A la mañana siguiente Hantal fue a la casa de Rodrigo, pero ya se había ido a la mezquita para ver como continuaban con las obras. Buscó entre toda la gente que allí se encontraba y divisó la figura de alguien muy parecida a la de Rodrigo, pero no era Rodrigo, era el general al-Katib. Éste le contó que hacía tres días que había llegado a Córdoba y por eso su entrada fue tan espectacular, porque le había dado tiempo a prepararse. Hantal se despidió de general y se puso a dar vueltas por allí. De pronto se encontró con Fernando y Rodrigo. Hantal le dijo Rodrigo que si seguía saliendo de casa lo único que podría haces es retrasar su curación. Hantal se puso a mirar detenidamente a su amigo y le dijo que su figura se parecía muchísimo a la del general al-Katib, que incluso los dos cojeaban de la misma manera; y se dirigieron a un bar, ese al que le llevó el esclavo negro, para hablar más tranquilos. Ya en el bar, Hantal lee el manuscrito detenidamente a Rodrigo y éste le convence de que él no era quien asaltaba el alcázar por la noche para visitar a Bouchra. Entonces fue cuando llegaron a una conclusión: Hemné no mentía en su manuscrito, había una figura masculina de hombros cargados y leve cojera que visitaba a Bouchra, pero no era Rodrigo. De repente unos golpes discretos laman a la puerta Hantal dijo que adelante era el esclavo negro Kuraish. Kuraish empieza a hablarle de Sulaima.

CAPITULO 13

Este empieza a contarle a Hantal, a Fernando y a Rodrigo; que, el califa está enamorado de Sulaima, la prometida de Rodrigo. Pero que ella, rechaza todos los regalos que el califa le ofrece. Posteriormente se marcha. Rodrigo salió corriendo detrás de él, y Hantal y Fernando salieron detrás de Rodrigo; pero no fueron capaces de alcanzarlo y lo perdieron de vista. Hantal y Fernando fueron para casa, cenaron y después se pusieron a buscar a Rodrigo pero no tuvieron suerte. Otra vez en su casa empezaron a sacar conclusiones. Sabían que Rodrigo no visitaba a Bouchra a escondidas que ese era el general al-Kabit.una vez acostadazos el joven Fernando no podía conciliar el sueño. De pronto, oye unos golpecitos en la ventana, se asoma y era Rodrigo que le pidió que le acompañase. Necesitaba la ayuda de Fernando, ya le contaría lo que sucedía cuando fueran de camino al alcázar. Y Fernando, sin saber porqué, se vistió y salió sin hacer ningún ruido para no despertar a Hantalpara saltar la tapia de su casa se ayudó con una cuerda que había allí. En lo alto de la tapia se encontraba Kuraish, que los estaba esperando.

CAPÍTULO 14

Mientras avanzaban Fernando le preguntó a Rodrigo que donde iban y este le contestó que al alcázar. Rodrigo le explica a Fernando que va a llevarse a Sulaima, todo estaba pensado; tenían un plan que no podía fallarles. Fernando cuando oyó que se dirigían al alcázar se quedó parado y dijo que el no iba que habría muchos guardias y que los pillarían. Pero Rodrigo le agarró con fuerza el brazo a Fernando y el chaval siguió corriendo detrás de ellos. Llegaron a la fachada del alcázar y entraron por una grieta que había. Kuraish se quedó fuera.

La ronda de noche pasaba por la cancela, en la que comenzaba la escalera que llevaba al harén, cada media hora, el tiempo que tenían para subir, rescatar a Sulaima y volver a escapar de nuevo. La única dificultad eran los dos guardias que estaban en la cancela, la ronda de noche y un eunuco sordomudo. No había problema porque Kuraish se había enterado de que esta noche estaría arriba el hombre que visitaba a Bouchra. Eso era una ventaja, porque cuando venía a visitarla ese hombre, los pasillos quedaban libres y podrían pasar. Escondidos entre unos matorrales esperaron a que pasase la ronda de noche para salir ellos. Cuando el turno de noche pasó fueron arrastrándose por el suelo hasta que terminaba unos arbustos y empezaba una gran explanada en el suelo. Al fondo de los matorrales Fernando se tiró al suelo y empezó a emitir unos sonidos como quejidos ahogados. Rodrigo estaba muy cerca de él con una porra de metal recubierta de cuero. Los guardas se fueron por donde se emitían los sonidos. Uno de los guardas se llevó un buen porretazo por parte de Rodrigo mientras que Rodrigo le puso al otro una daga en el cuello mientras que Fernando lo ató con unas cuerdas. Subieron rápidamente las escaleras que daban al harén. Se encontraron con el eunuco y Rodrigo le dio un golpe en la cabeza como había hecho con los guardias anteriores y se fue a rescatar a Sulaima diciéndole a Fernando que se quedara aquí y que si el eunuco se levantaba que le diera otro golpe. De pronto, detrás de una cortina, Fernando escucha voces, un hombre y una mujer hablaban, no se les entendía de qué, pero pudo entender un par de palabras sueltas como muerto, mancha amarilla, o Svarog. Al instante vio aparecer a Rodrigo con Sulaima cogida de la mano. Nada mas pasar ellos por la cancela, pasó la ronda de noche sin inmutarse de ninguno de los movimientos de los tres asaltantes. Cuando pasaron de nuevo por la grieta de la muralla, Kuraish les estaba esperando fuera con los caballos; en uno, se montaron Rodrigo y Sulaima y se marcharon dándole las gracias a los otros dos por haberles ayudado. Y Kuraish llevó a Fernando a casa en el otro caballo. Kuraish le dijo a Fernando que le contase eso a su padre según crease conveniente.Estando Fernando en la habitación desnudándose para ponerse el pijama, algo cayó al suelo; era el pañuelo que había recogido, en él, con letras de oro había grabado un nombre: “Yamal al-Katib, general”. Ya no tenía duda de que era el general quien se veía con Bouchra a escondidas, pero ¿quién mató a Sudri? Y con esa pregunta en la cabeza, se quedó dormido.

CAPÍTULO 15

Cuando Fernando se despertó Hantal empezó a reñirle por lo que había hecho. Hantal era el responsable de Rodrigo, y si éste se escapaba a quien cogerían preso sería a él. Tenía que irse lo más rápido posible al alcázar para revisar de nuevo la habitación del crimen, antes de que el califa se enterase de lo que había sucedido esa noche.Antes de irse Fernando le enseñó el pañuelo que había encontrado y que demostraba que era el general quien visitaba a Bouchra y también le dijo lo que había escuchado de la conversación entre el general y Bouchra: muerto, mancha amarilla y no sería recibido por Svarog. Hantal se marchó solo para el alcázar.

Llegó de nuevo a la habitación donde se había producido el asesinato del eunuco y le pidió a al-Daula, el guardia que custodiaba la puerta de la habitación, que trajera a un sirviente. Esta vez se dio cuenta de que los azulejos de la viga que había en la habitación, estaban rotos, y que esa rotura había sido producida por la daga. Un eunuco le explicó quien era Svarog. Hantal salió corriendo para su casa y se metió en la cueva con Fernando para ordenar las pruebas que tenían. Le ordenó a Huki que si venían los soldados del califa a buscarle, que no le abriera, que dejara que derribaran la puerta del jardín.Hantal le dijo a Huki que era libre, le dijo que ese era el premio por su fidelidad durante tantos años. Le dio muchas veces las gracias a Hantal y también le dijo que él se quedaría en esa casa hasta la muerte. Unos guardias fueron en busca de Hantal dando golpes en la puerta con cierto tono de violencia. Cuando Hantal abrió la puerta se encontró por lo menos con quince guardias y le dijeron que le ordenaba el califaque se lo tenía que llevar a su presencia, Hantal dijo que su hijo también iba y uno de los guardias le contestó que de su hijo no tenían ninguna orden sobre él así que podría ir.

CAPÍTULO 16

Cuando Hantal y Fernando llegaron a la sala donde se había celebrado el juicio de Rodrigo, ya estaban allí el califa, el general al-Katib y veinte ceñudos arqueros que rodeaban el salón.Le pregun´to que donde estaba escondido el mozárabe pero Hantal le dice que no sabe donde está. El califa le dice a Hantal que Rodrigo se había escapado y que tenían que meterle en la cárcel. Pero Hantal desea decir algo antes de que se lo lleven para las mazmorras. Primero preguntó que por qué había tanto arquero en la sala que si él era tan peligroso, después más serio dijo que lo que iba a decirle le dolería mucho. Y le dice también que Hemné Sudri murió por amor y lealtad a su califa.y le dijo al califa que necesitaba a tres personas para revelar lo que debería saber. Estas personas eran el general al-Kabit, el esclavo Kuraish y la favorita del califa Bouchra. El califa dijo que Bouchra no bajaría, Hantal insistió pero el califa le volvió a contestar que no. Hantal le explica al califa que se lleva cometiendo desde hace más de ocho meses una vil traición contra él. Hantal saca el cartapacio que escribió Hemné Sudri y se lo enseña al califa. Después de que lo leyera Fernando le cuenta que Sudri en la oscuridad confundía la figura del general con la de Rodrigo. También sacó el pañuelo que Fernando había encontrado en la escalera anoche y se lo dio al califa. Hantal demostró que era el general al-Kabit y no Rodrigo porque su hijo ayudó a Rodrigó en su aventura de levarse a Sulaima. El esclavo negro también lo afirmó. De pronto, el general le ordena a los arqueros que apunten al corazón del califa. Al-Katib pretendía hacerse con el trono y con Bouchra matando al califa y a todo el que le estorbase para ello. En pocos momentos había amenazado a de muerte a todos las personas que allí se encontraban. Y apareció Rodrigo y cogió al general del cuello amenazándole con clavarle la daga si no ordenaba a sus arqueros que tirasen las armas. El general accedió y vinieron los soldados fieles del alcázar. Al general lo llevaron a las mazmorras.

CAPÍTULO 17

El califa, decepcionado, reconoció los méritos que había hecho Rodrigo, pero aún le quedaba una duda, ¿quién había matado al eunuco? A lo que Hantal respondió rápidamente, el eunuco se había suicidado para que pareciera que lo había matado Rodrigo, y así éste recibiera su merecido sin que el califa se enterase nunca de lo que había sucedido. Lo que Sudri no sabía era que quien entraba por las noches en la habitación de Bouchra era el general.

Dos días mas tarde Hantal celebró una comida en su casa con Ben Barra, Rodrigo y Sulaima. Hantal hizo que Huki también se sentará en a mesa.

Cuando todos se marcharon, Hantal bajó a la cueva y Fernando e acompañó. Le recordó la promesa que le hizo, la de que irían a buscar a sus verdaderos padres. Y Hantal le responde que sí, que se tomará un descanso de unos dos meses y que irían a buscar a sus padres. Finalmente Fernando se abraza al cuello de Hantal mientras que este estrechaba contra su cuerpo al valeroso muchacho rubio de los cabellos revueltos.




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Enviado por:Juanmi
Idioma: castellano
País: España

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